Me he despertado al escuchar un golpe contra los barrotes. Creo que Paul está tratando de molestarme. Lo hace a menudo, espero salir de aquí por la noche. No puedo tolerar la idea del encarcelamiento, es para mí una tortura eterna. Se escuchan a lo lejos ruidos extraños, como quejidos en la oscuridad.

—Paul, deja de jugar —digo un poco asustado.

Camino de un lado a otro en esta inmensa oscuridad. Las rejas detienen mi paso. He pensado mucho en todo lo que ha pasado, lo he pensado. No sé qué hacer, estoy cansado de todo esto.

Vuelvo a escuchar varios ruidos. Y cuando miro hacia el frente. Paul está en el suelo, sangrando sin parar. No para de mirarme y me aterroriza. Un hombre se ve detrás, tiene una capucha. Intento ver su cara y aun así no puedo.

—Hola Howard. Has engañado a muchas mujeres en tu vida. Es hora de que pagues por cada una de ellas. Primero Amelie, luego Vicky, Aremis y todas aquellas que decidiste engañar. No puedes controlarte, aun así vamos a librar al mundo de ti. Es hora de tu muerte Howard.

Toma unas llaves y abre la celda. Entra y se coloca delante de mí.

—Mira, yo nunca quise lastimarlas, es más, yo las amaba. A Amelie la amé hasta que nos divorciamos y a Aremis la sigo amando. No me culpes por estar con ellas.

—Dame tu brazo —exije.

Acerco mi brazo y saca una navaja. Dibuja con ella: 2012-2015-2017. Yo sigo quejándome y gritando mucho. Luego toma su navaja y me rasga el abdomen. Dejando que toda la sangre y algo más salga de mi estómago. Siento inmenso dolor.

— ¡Dios! —caigo al suelo. Veo como la vida se escapa de mis ojos. Veo como mis brazos y pies dejan de funcionar.

El sospechoso sale de la celda. Se quita la capucha y es quien yo no había imaginado. Nunca podría haberlo pensado.