Capítulo 15: El primero en caer
Es una calle un poco solitaria. Solía mirar todas esas familias felices; esas mujeres con sus hijos y esos hombres arrodillados para jugar, ahora todo es de otra forma. He terminado a las 12:30am en la calle 14, observando un desolado paisaje y pensando en aquello qué fue. Vivo muy lejos de aquí, pero es una calle bastante linda y después de cinco tragos de whisky, aquí he acabado. Las casas que se encuentran en esta calle son lujosas y la mayoría pertenecen a personas importantes en el pueblo, exceptuando a Richard Fuol, él recibió una gran herencia y con eso compró la casa. Recuerdo que cuando llegué aquí hace bastante tiempo, al primero que vi, fue al alcalde en su casa, calle 14, casa 22; después de todo, un policía nuevo en un pueblo pequeño no era algo común.
Al llegar a su casa, me abrió la puerta con una cálida sonrisa. Sus manos presentaban-aunque aún los presenta-unos temblores, su traje le quedaba un poco corto a las mangas. En lo personal, no me gustan las corbatas, he de aceptar que, a James, le lucía usarlas. Me invitó a entrar. No recuerdo mucho de esa noche, supongo que estaba muy cansado por el viaje desde "Yellow Skies" y no sé que hice luego de salir de la casa del alcalde, de todos modos, no es algo que me vaya a preocupar.
¿Qué hago aquí a esta hora? Debo irme a casa, tengo que levantarme muy temprano y no conseguiré dormir. No debería de estar pensando en cosas sin relevancia a mitad de la calle 14. Estoy apunto de irme, cuando escucho unos gritos en una de las casas. He pensado que pudo ser mi imaginación, estoy un poco pasado de tragos. Me quedo estático por unos segundos y aún así vuelvo a escuchar gritos provenientes de una ventana. Me acerco lentamente, con mucho cuidado, a lo lejos puedo ver como una figura negra escapa entre la oscura niebla. Trato de correr hacia aquello que escapa de mí, mis piernas no son muy veloces, soy ligeramente tolerante al alcohol, por lo que hace estragos en mi cuerpo. Veo que esa sombra se aleja cada vez más y sé que no podré alcanzarlo, así que decido rendirme. Vuelvo mi atención a la casa y llamo a la puerta, nadie contesta. Intento abrir, sin embargo, está cerrado. Visualizo por la ventana y lo que veo es algo perturbador, algo que no esperaba encontrarme en esta noche.
- ¡Es él! -grito con sorpresa-. Yo sabía que esto ocurriría.
No me sentía nada bien, aunque mis sentidos no fallaron, mi corazón no sentía nada bueno. Desde adentro, aún se escuchaban gritos de horror. Trataba de ayudar y de entrar, no podía. Rompí el cristal al colocar una tela en mi mano. Él se encontraba allí, yo no tenía idea de qué hacer con esa situación, me acerqué y me dijo sus últimas palabras.
—Fue ella, Mary Louise, collar rosa —susurra con la última gota de vida que le queda.
— ¿Eso que quiere decir? —pregunto a un cadáver.
Me levanto de allí y tomo un teléfono. Marco el número de Amelie-se encuentra registrado en el celular de James-y cuando contesta me da una sensación de alivio.
— ¿Amelie? Necesito que vengas de inmediato a la casa de James —cuelgo y llamo una ambulancia. Espero que llegue pronto y que James, pueda vivir. Él no solo es el alcalde sino que es alguien importante para ciertas personas, por ejemplo, su madre. Luego del paso de 10 minutos, escucho un auto y lo que esperaba que fuera la ambulancia, termina siendo Amelie. Ella me mira con asombro. Por un momento se arrodilla y llora a su lado. No sabía que Amelie sentía algo por él.
—Te lo llevaste —dice mientras llora—, al fin me liberaste. Gracias Dios. ¡Cuantas noches recé para que se fuera! —ríe de una forma macabra.
En cuestión de segundos llega la ambulancia para ayudar a James. Lo levantan en la camilla y lo colocan dentro del auto. Yo me pierdo un poco y comienzo a gritarles.
— ¡Rápido! ¡No ven que se está muriendo!
Me subo a la ambulancia y escucho a uno de ellos decir:
—Hora de la muerte: 1:02am. Señor Andrews, lo llevaremos a la morgue, de seguro el doctor Miller lo atenderá.
Bajo de la ambulancia y me aferro a lo único que tengo cerca. Abrazo a Amelie. Sus brazos me cobijan y terminan de reconfortarme. Puedo escuchar el silencio de la dulce agonía. No sufro por que sea cercano a James, sino por que una persona murió esta noche y su asesino escapó. Me separo de Amelie.
—Tenemos nuestro primer caso —digo firmemente—James merece justicia. Ve a dormir y a las 6:30am te espero en mi casa.
—Está bien.
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