Capítulo 10: Excusas para el jefe
A esta hora es muy cansado escuchar gritar a mi jefe desde su oficina, no puedo decir que es un mal jefe, solo que tiene una absoluta necesidad de gritar todo el tiempo. Trabajo para él hace mucho, no es malo, se esfuerza por ser un buen alcalde. Las personas en este pueblo aparentan ser perfectas y felices, sin embargo, cuando la fachada cae se ve la realidad.
Podemos empezar con James Harrison, sí, mi jefe. Él hace muchos años está enamorado de Amelie Deutch. Ella no lo ama. Su esposa murió y aun insiste en querer casarse con Amelie. Luego pasemos a Amelie, creo que no es recomendable que yo hable de ella. Su exesposo Howard, la engañó un millón de veces con Aremis Yeuxs, luego dejó a Amelie y se casó con Aremis. Se dice que su nueva amante es Vicky Temps, nada confirmado, solo rumores. Vicky tiene un esposo millonario llamado Eddie, nunca pasa con ella. Hace poco Eddie descubrió que Vicky tenía un amante, no dudó en perdonarla. Su amante era Arthur Miller. Este chico es odiado por Amelie, mucho, él le hizo algo muy malo en el pasado. Hay algo curioso, Arthur fue novio de Amelie en el colegio y rechazó a Vicky, ahora lo hace invertido. En fin, Jack es el exnovio de Amelie, aun dice que la ama. La golpeó tanto una noche que la hospitalizaron y ahí rompieron. No sé mucho acerca de Daniel Andrews, solo que su mejor amiga Anne está enamorada de él. Hay otros, pero ahora no recuerdo mucho, estoy muy estresada por todo esto.
—Lea, ven —dice mi jefe desde su oficina.
Me levanto y me dirijo a la oficina, está a tan solo unos pasos. Me colocó delante de su escritorio y lo miro a los ojos.
—Necesito que pongas en el calendario que mañana vienen Howard y Aremis para una cita de acuerdo al divorcio. —ordena Howard. Algo realmente interesante.
— ¿A qué hora señor? —pregunto.
—A las 10:00am, debe ser temprano.
—Está bien.
Me vuelvo a acomodar en mi trabajo, nunca hay nada interesante qué hacer, siempre es lo mismo. ¿Qué puedo hacer? es el único trabajo donde me contrataron, por que no tengo estudios ni experiencia. ¡Gracias Amelie! Arruinaste mi vida, mientras tú estudiabas para tu examen de danza. Tuve muchos problemas contigo, no eres buena y nunca lo serás. Quiero pensar que eras mi amiga y que tal vez, no buscaste hacerme daño. Tal vez me equivoco, lo hiciste apropósito. Puede ser esa la razón por la que te va mejor en la vida que a mí, esa puede ser la razón por la cual estudiaste danza, te hiciste profesional, estuviste casada y dos hombres están locos por ti. Yo por mi parte, tengo 30, no tengo estudios y ni un hombre en mi vida. Bueno, creo que tal vez sí lo hay, creo que estoy enamorada de Daniel Andrews, hemos estado saliendo y es muy lindo conmigo. Por fin, un hombre que no está detrás de Amelie. Sé que no soy como ella, puede que sea un poco gorda, bajita y todo eso, aun así creo que él se enamoró tanto como yo.
Luego de estas palabras, miro al frente y ahí está. Daniel Andrews de pie junto a la puerta. Su cabello es perfecto y su cara es simplemente preciosa. Te he estado esperando, mucho tiempo. Cabe la posibilidad de que seas el hombre que me quite las lágrimas o que pueda aumentarlas, nunca se sabe.
—Cariño, ¿está James? —dice Daniel mientras mira mi escritorio.
—Sí, pasa. Está en su oficina —digo y no puedo evitar derretirme ante su presencia. Daniel cierra la puerta y yo me acerco para ver que sucede. Coloco mi oreja en la puerta y la madera se siente muy fría.
—Harrison le di el trabajo —dice Daniel.
—Es hermosa ¿verdad? —pregunta James con voz de enamoramiento.
—Sí, se puede decir. No es mi tipo.
— ¿Lea si es tu tipo cierto? —pregunta de nuevo James.
Creo que me he sonrojado.
—No ¿ella? Jamás, por favor James. ¿Crees que tengo tan malos gustos? Es mi amiga y nada más. —contesta Daniel.
Escucho el sonido de mi corazón romperse y abro la puerta de la oficina con grandes ojos inundados de lágrimas que no dejan de salir.
—James, me iré temprano. Te veo mañana —con la mano derecha limpio mi rostro y luego salgo corriendo.
—Espera, ¡Lea! —fue lo último que escucho antes de irme, sale de la boca de Daniel.
No puedo pensar en otra cosa más que en que fui una completa idiota. ¿Cómo pude creer que alguien me amaría? ¡Te has visto a un espejo Lea! ¡Eres horrible! Creo que tal vez me lo merezco, eso me enseñará a no confiar y ser menos idiota la próxima vez. Estoy decepcionada de mí y por supuesto, de él. Nunca creí que todo fuera de esta manera, apenas si puedo creerlo y cada vez que esas palabras vuelven, más lágrimas inundan mi cara. Ya han pasado demasiadas lágrimas de este feo rostro. Estoy decepcionada de él. ¿Cómo pudo? Él sabía lo frágil que era y me quebró, por completo, sin ningún aviso y junto con mi cuerpo roto, se fue mi corazón.
Luego de haber llorado demasiado y tener los ojos muy hinchados, alguien tocó mi hombro. Era Daniel, tratando de dar una explicación, ofreciendo una disculpa, algo que tal vez yo no quería creer. Mis lágrimas ahogaban mis oídos, sin embargo, mi corazón decidió que era hora de escucharlo.
—Mira Lea, entiéndeme. James y yo practicábamos algo que teníamos preparado para evadir nuestra...relación —su tono de voz bajó—no se puede entre empleados del mismo jefe y el nuestro es James. Cariño, no te enfades. Ven y dame un abrazo. Sabes que jamás diría eso de ti. Es solo que el jefe de policía me ha cuestionado eso y James solo quería protegernos, así que organizó una reunión con el jefe para así explicarlo todo y engañarlo. —se acerca a mí para abrazarme y yo lo evado. Estoy de espaldas a su pecho. Escucho su respiración en mis hombros.
—Está bien, cariño —me volteó y lo abrazó—es que tengo mucho miedo. Eres el único hombre que no se ha fijado en Amelie. Tengo miedo de perderte. Tengo una historia con ella.
— ¿Con Amelie? —se separa— ¿qué sucedió entre ustedes?
—No quiero rebuscar los recuerdos. Luego te cuento el resto.
—Está bien. ¿Qué tal si vamos a comer algo? —propone con entusiasmo.
Daniel asiente y nos dirigimos al bar Straight. Es un lindo lugar y no tenemos que preocuparnos por ver a Amelie o a Jack. Queda muy cerca y creo que es de verdad una cita. Una linda cita con el hombre que de verdad amo. La luz de este bar lo ilumina y en sus ojos puedo verlo. Él me ama tanto como yo a él. Nos sentamos y luego de eso pedimos la comida.
—Daniel, hace un rato hablaste de nuestra relación ¿puedes decirme que tipo de relación tenemos? —lo miro con intriga. Mi corazón se acelera.
—Pues, no te imaginas lo que siento por ti Lea, ha sido una semana maravillosa.
—¿pero? —comento segura de lo que digo. Sus ojos desvían mi mirada y sus manos juguetean sobre la mesa.
—Pero no estoy listo para una relación en este momento.
Por un momento creí que diría otra cosa, pero no. Ahí estaba él, rechazándome. Como siempre lo habían hecho ellos, los hombres.
— ¿Es por ti? ¿estás seguro? —cuestiono con un tono y unas facciones llenas de ira.
— ¿Por qué más?
—No lo sé, tal vez te enamoraste de alguien o quizá descubriste mi aspecto horroroso —contesto un poco insegura y con un tono débil.
Se levanta de la mesa y se coloca a mi lado, con sus manos sostiene mi rostro. Sus dedos acarician mi mejilla y pómulo. Su rostro se encuentra tan cerca.
—Jamás, eres hermosa y eres mi mujer indicada. Es solo que, no estoy listo aun, ¿lo entiendes?
—Sí.
Mi corazón está al 300% y mis manos tiemblan mucho. Creo que he reunido cada parte de valentía de mi cuerpo. Por sorpresa, lo beso. Sus labios se sienten complementados por los míos. Vamos a un ritmo y un compás perfecto. Al separarnos Daniel me mira de una forma extrañamente deseable y vuelve a su asiento.
— ¿Quieres que lo hablemos? —pregunto indiscreta, obviando la situación.
—Pues, creo que no hay nada de lo que hablar. Me besaste.
—Lo sé, aun tienes esa sonrisa en tu rostro —comento haciendo que sonría aun más.
—Te quiero, Lea.
—Yo a ti, Daniel.
Es casi irreal saber que alguien siente algo por mí. He esperado mucho tiempo por esto. Hace mucho soñaba con sus labios y su brazos rodeandome. No puedo creerlo. En lo que me distraigo, traen la comida.
—Lea, vamos, cuéntame sobre tus padres, que nunca hablas de ellos. —dice mientras come.
—Bueno, mis padres se llaman Stephen y Marie, son adorables. Los visito cada semana, soy su única hija. ¿los tuyos?
—Ok, mis padres son un desastre. Mi padre murió hace años por una sobredosis, era un adicto. Mi madre unos años después de un infarto. Estaba en el jardin y de pronto cayó. No tengo familia.
—Ahora me tienes a mí. —lo miro con ternura.
—Si, te tengo. ¿Algo más que deba saber? —pregunta.
—Adoro los poemas y amo leer. ¿tú?
—Pues yo, amo las novelas de misterio. ¡Ah! Juego fútbol americano.
Luego de varias preguntas y horas de charla. Salimos del Straight. Daniel tuvo una urgencia y tuvo que irse.Por lo que, en lo que voy caminando hacia mi casa, veo un hombre justo detrás. Temo lo peor, pero él me atrapa y al ver su rostro. Es Arthur.
—Suéltame —le ordeno.
Él se levanta y me deja. Su capucha negra en la noche no da la mejor impresión de quien pudiera ser. Estaba mojado en sudor y no quiero preguntar el por qué.
— ¿Qué quieres? —pregunto a Arthur en capucha.
—Escuché que querías hablar conmigo —contesta mientras me acerca a un callejón.
— ¡Ah sí! ya recuerdo —alzó mi mano y le doy una bofetada—arruinaste mi vida
—Yo no arruiné tu vida —se defiende.
—Sí, cuando Amelie te rechazó, hackeaste el sistema y borraste su solicitud a Olivia Teagarden, lo único fue que ¡no era su solicitud, era la mía!
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