Osmir El Quebrantador De Reyes
Hace cinco años el reino de Neruma entro en conflicto con el reino de Treiss, iniciando por una disputa por comercio ya que el rey Greynor se negaba a comerciar el potenciador único en su clase con el cuál los magos de ese reino podrían lidiar con sus múltiples problemas, innumerables soldados se alistaron para apoyar a su rey Alphirion quien fue insultado al ser rechazado por Greynor al ofrecer una gran suma monetaria y una alianza más cercana.
—¡Elfos preparen sus armas! ¡Una marcha al sendero de la muerte fue invocado! ¡Nuestros pasos nos traerán la esperanza que nuestro reino necesita! — proclamaba el orador del rey elfo desde lo alto de los muros del castillo.
Los guerreros se preparaban dándole filo a sus armas, sus magos no se quedaban atrás alistando sus conjuros y protecciones, se congrego el ejercicio más grande formado por elfos, semi-humanos y bestias con conciencia, todo parecía el inicio de otra gran guerra pero el rey de Neruma no hizo lo mismo, el no llamo a sus nobles, ni a sus magos o sus paladines dotados con la conexión al Axis Vitae, solo hizo traer a un solo mago en una misión encubierta para detener al rey elfo antes de iniciar la guerra. Se escabullo entre la noche en presencia de miles de hombres capaces y competentes, penetró en el castillo sin necesidad de la violencia, el engaño era su compañero subiendo a los niveles de mayor seguridad para lidiar con su encargo.
—Dos manos, una se oculta de la otra para bailar, mientras la otra ejecuta el mandamiento de la muerte — se escuchaba en los pasillos del castillo del rey elfo — el pastor es noble de día, de noche es presa de sus deseos. Bestias rugen, la ignorancia tiembla y los hijos se contentan.
La sala del rey se abrió con violencia dejando entrar al intruso cantor, el gobernante de casi dos metros de piel amarillenta como todos los elfos, su iris revelaba su origen no tan alto en la cadena natural de su especie al ser de un color ámbar, en el lado izquierdo de su rostro tenía una larga cicatriz que abarcaba desde su mejilla hasta su frente, aquel era un vestigio de una cruel batalla del pasado pero se mantenía con una pigmentación rojiza como si fuese reciente, su largo cabello castaño llegaba hasta los hombros dónde su capa le cubría, dos personas estaban con el rey, un espíritu del bosque de iris castaño de corto cabello pero bastante alborotado, sumado a su descuidada barba y marcadas ojeras tenía un aspecto terrible pareciendo un mendigo metido en una armadura azul con bordes dorados, instintivamente saco su espada, la otra persona era una mujer de bellas facciones pelo dorado, iris esmeralda únicos de la clase alta de los guardianes del bosque, llevaba un vestido verde pálido con incrustaciones de diamantes las cuales formaban estrellas y en su vientre una luna llena, estos se vieron doblegados ante un dolor en sus oídos, dejando a Alphirion sin refuerzos. El cantico de dolor y confusión demostraba ser inútil contra la máxima autoridad del reino de Treiss, quien invoco desde el suelo su arma un cetro de plata con detalles de oro los cuales parecían truenos y un cristal en la cima donde una energía se mantenía atrapada.
—¡Heraldo de Neruma has cometido un grave error! ¡Te enfrentas al longevo Alphirion! ¡Quien le fue dada la bendición de la paz por parte de los antiguos elementales! — advirtió el monarca quien dejó caer su capa azul, dejándole con su armadura ligera de tono plateada, tan cuidada que podía verse el reflejo de su alrededor, un imponente escudo de un inmenso árbol grabado en su pechera brillaba de un color dorado.
Osmir llevo una mano a su garganta de inmediato sus labios dejaron de rezar el cantico del caos pero la voz se mantenía solo dando como cambio el brillo de una extraña marca en su palma.
—Lo sé, se muy bien quien es usted y sus increíbles dotes y hazañas, conozco su camino, el del trono y al heredero legítimo — hablaba mientras el coro seguía a sus espaldas.
—Me siento alagado mago suicida — Alphirion golpeó el suelo con su vara.
Un rugido irrumpió la noche, una fuerza se abrió camino por la estructura abriéndose paso entre las piedras con un poder tremendo, en menos de tres segundos la energía encarnada dio de lleno desde arriba al mago sin embargo Osmir salió ileso del ataque.
—No existe duda de por que fue elegido por esta nación en ausencia del verdadero soberano — hablaba manteniendo su postura y con orbes con pentagramas a su alrededor.
—¡¿Qué clase de magia es esa?! ¡Nadie se mantiene vivo tras ello! — el monarca estaba confundido, le era imposible tal resultado.
—La ideal para lidiar con usted — tras su declaración se materializaron tres lanzas hechas de pura fuerza mágica, estás tenían largos filos con dos crestas filosas un palo de un metro y medio, estás emanaban dicho poder en un color azul, pese que sus orbes eran de un verde esmeralda.
—¡No alardees frente al rey mago! — bruscamente movió su arma en dirección a las grandes ventanales.
A su vez Osmir también hizo una seña pero fue lanzado por la fuerza de Alphirion rompiendo los cristales y cayendo al vacío de la noche, todo esto ocurrió al mismo momento en que las lanzas fueron a darle muerte al señor de los elfos, una fue más rápida que las otras con esta oportunidad decidió probar suerte deseando ver si realmente eran una amenaza, impulsado principalmente por su ego. Invocando la fuerza del alma de su cetro creo muros de fuerza mágica invisibles pero cuando el arma azul tocó el primer muro solo incremento su velocidad pasando como si nada los obstáculos.
—¡Cometí un error! — se percató tarde del plan de Osmir, el arma le tocó explotando al hacer contacto.
El cuerpo del rey se mantenía en una sola pieza pero con múltiples laceraciones cutáneas, su armadura recibió el daño quedando hecha añicos y sus prendas carcomidas por el fuego, aún conmocionado recibe de lleno la otra lanza en su pecho, en esta ocasión no explotó pero sintió como le arrebataba algo de su ser, la tercera ya era esperada así que uso su cetro para empujarse a un lado, al salir fuera de la ruta de colisión la lanza dio un giro y ganó fuerza pasando por el costado izquierdo del gobernante para desaparecer al herirlo.
—Te costo la vida pero deberás estar feliz de haberme hecho sangrar — dijo presionando su herida y observando el ventanal roto.
Un terrible escalofrío recorrió la espalda de Alphirion al seguir escuchando el cantico de perdición, su escudero sangraba de los oídos y la mujer golpeaba su cabeza contra el suelo.
—¡¿Sigue vivo?! ¡Sobrevivo al primer ataque y ahora a una caída! — Alphirion creía haberlo medido desde el comienzo pero entendió que ello era con lo que contaba su contrincante — no bromeaba con conocerme.
Osmir volvió caminando por la pared exterior hasta meterse por la ventana por la que salió previamente, está vez acompañado con una orbe amarillenta.
—Supongo que ya te diste cuenta de magia — su mano seguía en su cuello siguiendo con el martirio del resto de personas.
—¡Pará tu magia! ¡Sé que eres un mero ladrón! ¡Pero esta otra magia no es la misma! — vocifero al percatarse que al estar cerca de los afectados por su anomalía se dañaban con mayor severidad.
—Si, mi as bajo la manga al final del día eres quien vela por tu gente y debes sucumbir por ellos — señaló el suelo dándole la indicación de tirar su cetro — además parece que la segunda lanza te dio de lleno.
—Me siento diferente tras eso ¿Qué me hiciste? — Alphirion soltó su arma y la pateo lejos de él.
—Esa magia es complicada y sus resultados pueden variar pero en una situación como está solo mejoraría mis posibilidades, verás le llamo VINDICTA y solo puedo usarla hasta ser golpeado por la magia de mi oponente lo cual es bastante desventajoso si el golpe es dado con la intención de asesinarme — explicó con calma, eso hizo molestar a Alphirion quien solo pensó en incapacitarlo para sacarle información — si ese es mi punto débil pero te lo dije, hice mi tarea y fue una apuesta muy favorable, uso la magia recibida para fijar el blanco, como dije los resultados son variables la primer lanza no es una lanza como te diste cuenta solo es una fuerza inestable técnicamente tu misma magia, la misma potencia.
—Eso hace una brecha para la segunda lanza — interrumpió el rey recordando su fallo.
—Si y es cuando se pone interesante por que dependiendo donde te dé es el porcentaje de magia robada — continuo con su explicación — si tienes suerte y solo te da en una extremidad se te retirara un treinta porciento de tu magia, si tienes mala suerte y te da en el torso puedes despedirte de un cincuenta porciento de tu fuerza y si realmente te va mal y da en la cabeza puedes despedirte de tu magia por un largo tiempo.
—Si eso me hubiera pasado la tercera lanza me habría matado al estar revestida de mi propia magia y eso explica por que no se detuvo la primera con los muros de fuerza, debió absorberlos dando como resultado el incremento en su ritmo — pensaba detalladamente sobre sus errores y escasos aciertos.
—¿Qué es lo que deseas? Si vinieras a asesinarme poco útil sería decirme de tu magia — no le quedó más remedio.
—Deseo que firmes un tratado de no agresión y disuelvas tu ejército — saco un papiro con dicho texto, el elfo no parecía muy dispuesto a cooperar — sino te puedo matar y dejar a la canción terminar con la vida de tus lacayos.
El monarca miro a la mujer con preocupación y volvió a mirar a Osmir con coraje.
—¿Qué tal si te doy una oferta? — el mago se vio interesado ante las palabras del mago.
Osmir se retiró tras terminar las negociaciones siendo reconocido por la Orden De Magos y el propio rey quien le entrego unas tierras en el norte de Neruma, al mismo tiempo se retiró de la institución mágica para pasar a gobernar dejándolo con el título de Osmir el Quebrantador de Reyes.
En la actualidad Darren y Osmir estaban por enfrentarse por los niños estando sobre la estructura envuelta en llamas, Edgardo era el único quien buscaba como bajar del peligroso sitio, mientras el cuerpo de Tod seguía siendo controlado por la otra entidad.
—¿Aún deseas lidiar conmigo? — se sentía bastante seguro de su posición al ser reconocido.
—Tu también deberías saber que no soy alguien que se asusté de la muerte — Darren libero dos orbes azules para iniciar la contienda.
—Osadas palabras fénix azul — declaró Osmir quien no demostraba intenciones defensivas tan solo extendió sus brazos para recibir el ataque — ¡Golpéame! ¡Atrévete a hacerlo!
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