Lío
—¡¿Tu?! — rápidamente Darren señaló a la mujer quien aparentaba calma — ¡Te llevaste a mi aprendiz!
Apenas la señaló escucho un sonido metálico, percatándose de sus caderas, sus grilletes tenían grabados para limitar la magia esto sin dudas atrajo su atención.
—Date cuenta de tu situación mago bocón — le callo acercándose — sin dudas puedo ver el por que te llaman el “fénix azul”, una llama azul surge sobre tu cabeza, tus heridas son sanadas en poco tiempo sin dudas un hechizo grabado en tus huesos ¿O me equivoco?
—No te revelaré ninguno de mis secretos, lo último que deseo es volver a ser víctima de su mente en colmena — cruzo sus brazos en manera de protesta.
—Usar magia para banalidades es penado, pero resistirse solo agrava tu sanción — le explicó la maga observándole con atención.
—Déjame decirte que tú comunidad es bastante violenta — el mago intento ver alrededor de la maga esperando encontrar a Tod — ¿Dónde está el pequeño?
—No lo traje conmigo, no quise perturbarlo, mañana será un gran día para Tod — contaba la maga quien se sentó a un lado de Darren.
—¿Mañana? ¡¿Qué le harás?! ¡Debiste dejarme verlo! — se alteró el mago quien buscaba agarrar a quien usurpo a su aprendiz.
—Calma será lo mejor para él, no sé si lo viste pero tiene algo que lo vuelve difícil de manejar, una fuerza fuera de toda lógica por eso yo y el consejo decidimos unirlo al Mirindio — está noticia sacudió al peliblanco quien parecía que perdió toda su voluntad.
—Lo convertirás en un títere, su mente apenas se está estabilizando si pretendes extraerle todo lo que lo vuelve en alguien extraordinario corre el riesgo de volverse en un estático — dijo con una voz cansina asumiendo que todo lo que diría sería ignorado — ¡El no merece eso! ¡Yo me encargaré de él! ¡Solo déjenme ir!
—Tu sabes bastante bien que no irás a ninguna parte, si bien la pena fue ejercida tú eres una anomalía — declaró con una seguridad absoluta.
—¡No pueden retenerme! ¡Soy un emisario de la Orden De Magos! ¡Y ustedes están distorsionando las cosas! — reclamaba el hombre retenido ya fastidiado por las creencias de la comunidad del norte — ¡Basta de tanta tontería! ¡¿Su gran fuente de vida?! ¡Aquella que llaman Gal’hdor es una mal interpretación de todo su ser! ¡El Axis Vitae es un conjunto de almas, únicamente guiado por la voluntad colectiva inconsciente! ¡No es un ser omnipotente, ni mucho menos alguien dadivoso!
—Tu no sabes de lo que hablas, solo has sido adoctrinado por tu dichosa Orden grabando en tu cabeza como un cincel sobre la piedra, es algo penoso el caso — Felicia no dudaba en juzgar al mago con creencias diferentes.
—¡Ja! Te sorprenderías si supieras con exactitud mi relación con la Orden — una expresión de desagrado vino a su rostro pero prefirió mirar a otro lado ya que no deseaba hablar de ello con la maga.
—¿Tu? ¿Aquel mago que se pavoneaba por pertenecer a la Orden consiguiendo lo que deseaba? — le cuestionó sabiendo lo hecho en el pueblo — eso me es casi imposible de creer.
—Oye si estoy con ellos intentaré sacarle provecho no lo niego — renegaba descaradamente, pero entonces callo un instante para luego mirarle fijamente a la cara, en ese momento pudo ver algo que el mago siempre buscaba evitar exponer, sus sentimientos, su vulnerabilidad — la Orden no es perfecta, ni siquiera justa muchas veces deseo no volver, cada vez más siento como la institución mágica se degradado volviéndose únicamente una milicia sin darle importancia a sus miembros o la comunidad anteriormente establecida con el resto de las razas.
—Si realmente piensas eso deberías exponerlo a nuestro señor, tu visión no es muy diferente a la suya podría darte la oportunidad de unirte, ya no tendrías que ir con ellos —le aseguraba Felicia impresionada de ver esta grieta en el mago pero sin dejarla pasar.
—No, todos prometen y aseguran cosas que ni ellos mismos controlan, solo existe una realidad a esto y es que somos controlados por otros para conseguir un fin y tu líder no es diferente — le expuso Darren demostrando una inflexibilidad en su decisión — no busco a un maestro ni a quien seguir, solo a él niño, el es lo que necesito.
Felicia soltó un suspiro decepcionada por la respuesta del mago, con ello lo miro con lamento.
—Debiste buscar a otro, el niño es diferente a otros sus palabras están cargadas con pensamientos e ideas adultas, algo que me impresionó mucho incluso pareciéndome chocante pero creo saber que es por un intercambio entre ambas esencias casi demostrando que eso es lo que las unió en un solo cuerpo — Felicia contaba abiertamente sus ideas sin temer revelar alguna parte.
—Al inicio creí que era cosa de ser un alma en su segunda vida, pero poco a poco me di cuenta que no era así — el mago recordó como la posada donde estaban fue quemada por el fuego liberado por Tod.
—¿Cuál fue la conclusión a la que llegaron ustedes? ¿Un maléfico? ¿Un intento por reclamar su cuerpo? ¿Un demonio? — Darren no estaba seguro de lo que se trataba y no le venía a mal una segunda opinión.
—No estamos seguros, pero por el momento esta dualidad se mantiene equilibrada ninguna parece interesada por adueñarse del cuerpo, sin embargo puede que esté equilibrio se vea cambiado si el menor aprende a dominar la magia, por eso es mejor que busques a otro — el mago callo por un instante intentando asimilar está información.
—No busco a otro aprendiz, yo hablé con Tod y le asegure una buena vida, no lo abandonaré — repito su voluntad sin flaquear en su meta.
—Si no les dices la verdadera naturaleza de tu visita o renuncias a la Orden De Magos ellos te buscarán un destino complicado al no poder morir — le aseguro Felicia sin ninguna alegría por esa peligrosa posibilidad — piénsalo bien.
—Tu deberías cuestionar a tu comunidad, lo que realmente busca, lo que hace por llegar a su cometido, su líder me es muy familiar — con esto dicho Felicia se retira de la habitación.
Darren miro los grilletes que le retenían, estos pese su grabado no parecían ser un problema para el mago.
Felicia al salir fue por un pasillo adornado con un tapete de piel hasta llegar a una sala con cuatro asientos, tres de ellos ya estaban ocupados por el líder de la comunidad Osmir, a su lado el tipo con cara de pocos amigos con el que Darren se encontró y el tercero era una mujer entrada en años cubierta por muchas pieles, de piel morena, tenía el rostro hinchado, a la par una expresión de eterna concentración, estos tres la miraron atentos a lo que diría.
—Como fue predicho revivo, su apodo resultó quedar a la medida, temo no me dijo mucho de su verdadera intención o de la Orden De Magos — mintió la maga con una tremenda naturalidad.
—Hiciste lo posible hija — le felicito la mujer sin abrir sus ojos — tememos que una nueva guerra inicie y nos quieran llevar al campo de batalla.
—Yo digo que mandemos un mensaje a la Orden, mandemos a ese mago mutilado, quizás no muera pero no se recuperará de ello — incitaba el hombre a la violencia, la mera mención de este castigo estremeció a Felicia quien no parecía dispuesta a seguir esa idea.
—No seamos unos bárbaros Rimerio, demostremos nuestra superioridad mandándolo de vuelta con la mente borrada — la maga propuso otra idea intentando repeler la horrible petición.
—Me inclino por la idea de sumarlo al Mirindio sería de un gran apoyo y eso podría incrementar la población, me atrevería a decir que podríamos competir con la Orden — dijo la mujer tocando entre si las delgadas y esqueléticas puntas de los dedos entre si.
—No Angora, no haremos una elección hasta estar seguros de su intrusión, en estos momentos se averigua los movimientos en el sur, con ello veremos cómo proceder — dejo en claro Osmir con serenidad.
—Si no se me necesita más me retiro — se retiraba Felicia al surgirle la necesidad de ver a Tod.
—Espera creo recordar que está próxima la unión del niño al Mirindio, quiero que Rimerio se encargue del menor hasta que llegue su momento, hazme el favor de darle la llave — está noticia paralizó a la maga quien no pudo decir nada para evitar su voluntad.
—Si así lo quiere mi señor — Rimerio se levantó para dar una reverencia y enseguida recibió la llave de parte de Felicia.
—¿Mi señor acaso duda de mi? — los tres presentes le miraron de manera acusativa.
—A decir verdad has estado demasiado tiempo en las afueras de la comunidad, eso nos hace dudar de tu lealtad — indico Osmir sin temor a las represalias que pudiera hacer — quiero que te sometas a unas evaluaciones de la madre Angora.
—Prometo no serán tan invasivas como para dañar tu mente — la señora buscaba calmar la intranquilidad tan clara por la que pasaba.
La mujer temblaba invadida por la frustración, se sentía burlada por sus líderes, su cabeza era un tormento sin embargo era empujada por otros motivos menos nobles estallando.
—¡No pueden hablar enserio! ¡Yo he entregado todo lo que está en mis posibilidades! ¡Incluso traje a un niño para la comunidad! ¡¿Aún así creen que yo podría ser peligrosa?! ¡Debí oponerme a su decisión de sumarlo al Mirindio pero creía en sus palabras! — Osmir y Angora se vieron interesados por las palabras usadas.
—¿Dudas querida? ¿Cómo llegas a dudar?! ¡¿Cuando te lo hemos dado todo a manos llenas? — la mujer mayor respondía disgustada ante el reproché enseguida comenzó a olisquear.
—R-retomaremos el tema en otra oportunidad — se apuro en decir la maga al ver cómo Angora olfateaba.
Todos callaron ante el insólito suceso, pero se vieron más apurados en lidiar con lo que realmente buscaban.
—¡Estúpido mago! — renegaba Felicia al andar con prisa por las calles sabiendo el escaso tiempo antes de que se percataran de lo sucedido, la maga tenía en su poder la llave donde estaba Tod — sería un asco que tuvieras razón, pero si no fuera así estaría yendo directamente a mi perdición.
La maga salió del área donde todos vivían dejando atrás los totems, hasta llegar al pie de la montaña dónde residía la comunidad, saco la llave la cual hizo que se dibujara sobre las rocas una puerta, estrellas resplandecían como un grabado hecho por aquel artesano mágico, antes de poder introducirla en la ranura se percató de una inusual presencia al dar la vuelta estaba Darren.
—¡¿Cómo es posible?! ¡Tenías sellos para limitar tu proximidad a Gal’hdor! — rápidamente oculto la llave detrás suyo, inmediatamente le vino una idea a la mente.
—¿Qué puedo decir? Estoy lleno de sorpresas — un orbe apareció a un lado del mago, ya estaba listo para entrar en batalla.
—¡Espera! Tenías razón ellos no son de fiar, necesito tu ayuda.
Las inusuales palabras de Felicia detuvieron a Darren.
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