4
Una loba marrón le gruñia en demasía, mientras que su lomo totalmente crispado le avisaba que en cualquier momento le atacaría. Caminando lentamente hacia atrás trataba de alejarse de la loba cuando ella daba pasos hacia él, poniendo todo el espacio posible entre sus cuerpos.
La tensión podía sentirse en el ambiente, Jimin respiraba despacio para aminorar su imagen agresiva, mientras su mente maquinaba posibles escapatorias sin ser una realmente viable.
Estaba en total merced de la loba.
Sin embargo, un gruñido más bajo provino de su espalda, era casi infantil y muy bajito.
Un pequeño cachorro, se paró bajo lo que sería su madre y le mostraba los pequeños colmillos al intruso. Al notarlo, la loba marrón gruñó más fuerte, pero al cachorro, haciendo que este se encogiera y volviera al lugar sombrío de donde había salido.
Con el breve momento de distracción del animal, Jimin escaló el árbol y alcanzó una rama firme para cuando la loba se abalanzó hacia él y le sujetó fuertemente de la bota, sacándole un alarido de dolor al comprobar que su piel estaba siendo desgarrada por el peso que ella ejercía.
Aún con el dolor picandole desde el pie y subiendo por toda su pierna, sacudió la extremidad y azotó contra la madera el cuerpo.
Mareada por el golpe, la loba rápidamente volvió a la defensiva y erizo aún más el pelaje de su espalda, agachó un poco la cabeza para simular a aquellos que esperaban para arrancar en una carrera.
Su aliento pesado levantaba unas pocas partículas de polvo y flores secas con cada respiración. Sin embargo, no le atacaba.
Jimin la miró y con la garganta ya cerrada por el esfuerzo de sostenerse y el ardor que le recorría la pierna completa, intentó moverse y encontrar una posición para descansar aún sobre el árbol, pero en un error de cálculo, se sostuvo de una rama demasiado fina y la arrancó, perdiendo el equilibrio y apoyando por instinto la pierna sangrante, sacándole un chillido de dolor agudo.
Fue como una película que iba muy lenta; su mano de apoyo perdía la fuerza y su torso era arrastrado hacia el suelo en una caída que solo le auguraba terminar en las fauces jadeantes del animal.
No obstante, el golpe seco llegó, pero no el sartazo de dientes que estaba seguro le esperaría abajo.
Con el cuerpo quemandole y los pulmones rogando por aire, aun boca arriba, miró en dirección de la loba y su respiración, ya cortante, se aceleró al ver el animal en total sumisión ante una figura cubierta.
La mano huesuda asomándose por un costado de lo que parecía ser un gran abrigo de pelaje y tejido con hojas, mientras acariciaba la cabeza de la loba y dos pequeños cachorros hacían círculos emocionados a sus ocultos pies.
La conciencia le duró poco, pero en su mente se mantendrá de forma permanente el brillante de aquellos ojos antinaturalmente tintados en azul. Un azul brillante como una piedra preciosa y cautivante como el fondo del mar.
Aquellos ojos que le pertenecían a la leyenda que se moria por encontrar desde hace años, y que en ese instante, antes de caer en el pozo negro de tranquilidad, con quien conecto miradas y susurro un:
Te encontré.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro