Capitulo 17
Nela siempre creyó que nada sería más difícil que el hecho de vivir con el permanente recuerdo de la tortura de sus padres, sin embargo, desde la muerte de Albus Dumbledore, todo se había venido abajo, lo que hizo que Nela descubriera que en realidad la tortura de sus padres solo era una roca del gigantesco Iceberg que se avecinaba.
La muerte de Dumbledore trajo consigo la perdida de la fe sobre una posible victoria sobre Lord Voldemort, despues, la muerte de Rufus Scrimgeour empeoró la situación, pues aunque nadie lo dijera, era más que obvio que el nuevo ministro de magia, Pius Thicknesse, quien muy probablemente estaba bajo los efectos de la maldición imperdonable Imperio, no era más que una marioneta, un señuelo bajo las ordenes del verdadero líder: Lord Voldemort.
Se creo la Comisión de Registro de Hijos de Muggles, cuyo objetivo era obligar a los magos y brujas nacidos de muggles a registrarse en el ministerio debido a un supuesto estudio que afirmaba que solo las personas con al menos un antepasado mágico podían poseer magia, pero eso no era verdad. Nela sabía de muy buena fuente que eso era solo la fachada al público.
La realidad era que todo aquel que fuera al ministerio a registrarse, sería llevado ante un tribunal para un interrogatorio donde se le cuestionaría el como le "robaron" el poder de la magia a verdaderos magos. El verdadero propósito de esta comisión no era más que encarcelar y degradar a los nacidos de muggles, aunque nada menos se puede esperar de una comisión a cargo de la mismísima Dolores Umbridge.
Otro de los puntos más tensos era el hecho del regreso a Hogwarts. Ni Nela ni Neville pretendían volver a Hogwarts, iban a quedarse ahí en casa de su abuela, resguardados y listos para luchar cuando fuera necesario, pero esos planes desaparecieron cuando se nombro a Severus Snape, el asesino del profesor Dumbledore, como el nuevo director de Hogwarts y el ministerio declaró que sería obligatorio que todas las personas en edad estudiantil asistieran a Hogwarts, pero no podrían entrar si no era con sus respectivos certificados de estatus de sangre.
Algunos estudiantes como Dean Thomas, se dieron a la fuga, pues no tenían manera de falsificar su árbol genealógico y sabían que su futuro sería incierto si es que los atrapaban. Por primera vez en la historia, los mellizos Longbottom se sintieron agradecidos de ser Sangre Puras, pero al mismo tiempo se sintieron enormemente asqueados ante la horrible situación que se estaba viviendo.
El viaje en el Expreso de Hogwarts para el regreso al Colegio fue tormentoso, y fue también la primera vez que Nela quiso defender a su hermano y que este la detuvo. Todo sucedió cuando se encontraban sentados, tenía poco que el tren había empezado la marcha y los mortífagos aparecieron en medio del pasillo, era más que obvio que buscaban a Harry, quien ahora era nombrado como el Indeseable Número 1 y ofrecían una enorme cantidad de galeones por su cabeza. Neville, con una impresionante gala digna de un Gryffindor, se había parado ante ellos sin vacilar y dijo en voz alta y clara:
—Oigan idiotas.—los mortífagos voltearon a verlo.— El no esta aquí.
En cuanto el primer mortífago había dado un paso al frente, Nela se había levantado dispuesta a atacar, sin embargo, su hermano la había empujado, haciéndola caer debajo de la mesa y solo vio como ese mortífago le daba un fuerte puñetazo en el rostro a Neville, pero, para satisfacción de todos, Neville solo sonrió con arrogancia.
—¿Eso es todo lo que tienen?
Fue un verdadero milagro que no mataran a Neville Longbottom aquella tarde y por primera vez en su vida, Nela se dio cuenta que el más valiente de entre ellos dos era, sin lugar a dudas, Neville.
Al llegar a Hogwarts, fueron custodiados por mortífagos hasta ingresar a Hogwarts, donde se les administraba una poción para verificar que no tuvieran una poción multijugos encima y otra para hacerles la única pregunta importante: ¿Dónde esta Harry Potter?
Toda la estructura del castillo continuaba igual que siempre, el unico problema es que aquella calidez y sentimiento hogareño que siempre embriagaba tanto a sus antiguos alumnos como a los nuevos, ya no existía. Se había esfumado.
En el lugar se respiraba una ansiedad, ansiedad por sobrevivir y por no saber que pasaría. La cena de bienvenida de aquella noche fue la peor. El cielo estrellado de siempre ya no existía, en su lugar solo estaba el triste y común techo. Los alimentos no fueron nada fantástico más que para la mesa de Slytherin, los únicos que parecían altivos y orgullosos ante toda esta nueva situación.
Aunque probablemente lo peor era que los hermano Carrow, Alecto y Amycus, eran los nuevos profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras y Estudios Muggles, esta última materia ahora consistiría en hablar de como eran estúpidos y asquerosos los muggles. Nela no pudo evitar pensar en lo horrible que debió ser la muerte de Charity Burbage, la antigua profesora de la materia, quien había "renunciado" públicamente a su puesto como maestra, situación que Nela estaba completamente segura que no había pasado. Era más que obvio que la pobre mujer había tenido un destino horrible.
Durante la cena, mientras todos comían en un silencio aplastante, a lo lejos, Nela compartió una mirada furtiva con Blaise Zabini, quien rapidamente desvió la mirada y ella se obligo a si misma a imitarlo. No sabía porque intentaba buscarlo, el chico era un mortífago. Ciertamente jamás se porto mal con ella y la ayudo en más de una ocasión cuando Harry fue un idiota, pero no debía olvidar que era un mortífago, lo que lo convertía en alguien sumamente peligroso y de quien era mejor estar lejos.
—Aunque, pensándolo bien...—razono Nela interiormente.— si Voldemort termina ganando la guerra, me convendría tener a un mortífago de mi lado para que no me maten.
Rapidamente borró ese pensamiento de su cabeza, ella a veces era demasiado Slytherin para su propio bien.
Terminando la cena, los alumnos fueron guiados por sus jefes de casa a sus habitaciones, sin embargo, los mellizos Longbottom se las arreglaron para programar una reunión con Luna Lovegood y Ginny Weasley, encontrándose en un pasillo solitario del tercer piso, donde usualmente nadie pasaba.
—Nadie sabe donde esta Harry, las cosas estan muy mal y es nuestra única esperanza.—comentó Luna, más seria de lo que nunca nadie la había visto.
—El esta bien. Estoy seguro de que esta luchando, algo esta haciendo que nos ayudará en la guerra.—afirmó Neville con una seguridad impresionante. Su rostro estaba serio y parecía un autentico líder.— pero mientras él hace su lucha, nosotros también debemos hacer la nuestra. Es momento de restaurar el ED.
—¿Será conveniente teniendo en cuenta la situación de Hogwarts?—intervino Ginny.
—No creo que haya demasiadas opciones.—terció Nela con seriedad.— Como dijo Neville, nosotros también debemos luchar y es cuestión de tiempo para que empiecen a cazarnos uno a uno. Debemos instruir a todos los que podamos en el arte del duelo y protegernos entre nosotros.
—Como te decía, Neville.—dijo Ginny con altivez, ignorando a Nela y remarcando el nombre del chico.— No estoy segura de que...
—Concuerdo completamente con mi hermana, Ginevra.—La cortó Neville con frialdad.— y si vas a estar actuando de forma tan infantil, quizá cometí un error al llamarte a esta junta.
—Yo también creo que Nela tiene razón.—apoyó Luna con una sonrisa. Ginny ya no dijo nada, guardo silenció y se cruzo de manos con una notable molestia en el rostro.
—¿Y entonces, que proponen?—cuestionó Ginny y los mellizos se miraron.
—La Sala de Menesteres será nuestro refugio, debemos repartir más galeones falsos a quienes sepamos que no nos traicionaran. Tambien deberemos mantener la esperanza en nuestros compañeros.—dijo Neville.
—Pero nadie sabe hacer esos galeones.—dijo Luna.
—Yo puedo hacerlos.—dijo Nela.— les informare cuando los tenga listos, mientras tanto nos reuniremos los mismos originales que eramos en un principio.
—Entonces, ¿lo haremos?—dijo Ginny.
—Sí.—dijeron los otros tres.
—Bien, Nela les informará por los galeones sobre la próxima reunión, mientras tanto esparzan la información con los que ya saben.
En cuanto los tres Gryffindor y la Ravenclaw se fueron y volvieron a sus respectivas salas comunes, Blaise Zabini siguió a una larga distancia a Nela Longbottom, cerciorándose de que nada le pasará y aunque estaba ocupado y muy estresado con todo lo que ocurría con Draco, decidió que sí o sí tenía que hacerse un espacio para cuidar de la chica.
No iba a permitir que mataran a la chica que amaba.
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