Capitulo 15
—Deberías descansar un poco, cariño.—opinó Harry viéndola con preocupación.— Eres demasiado bonita para estar así de desvelada.
—¿A quien le importa si soy bonita si fallo mis finales?—espetó Nela, estresada.
La relación entre Nela y Harry no podría decirse que había empeorado, pero tampoco que había mejorado. Estaban en una especie de limbo donde Harry intentaba recuperar del todo la confianza de Nela, quien aunque lo había perdonado, no significaba que se sintiera menos dolida por lo sucedido en la fiesta de navidad, donde cabe destacar, no le menciono que había sido acompañada por el Slytherin Blaise Zabini.
La época de exámenes estaba a la vuelta de la esquina y ahora Nela y Hermione se encontraban en la biblioteca estresadas, pues aunque pudieran memorizar todos los libros, nada de eso serviría si no los comprendían.
Harry, que se encontraba viendo el mapa del merodeador, revisando donde se encontrara Draco Malfoy, notó de pronto que la manchita con el nombre del platinado se movía hasta los baños del primer piso, justo donde estaba ubicada el fantasma de Myrtle la llorona.
—Las veo en la sala común, ¿de acuerdo? Iré un rato con Ron.—dijo Harry levantándose de la mesa.
—De acuerdo.—murmuró Nela, sintiendo como el chico besaba su frente.
—Oh, dile a Ron que en cuanto salga de aquí ire a ayudarle con su redacción de pociones.—dijo Hermione con una sonrisa cansada.
—Seguro, Hermione. Adiós, chicas.—les sonrió y se fue.
La relación entre Hermione y Ron había vuelto a la tranquilidad, pues despues de que Ron casi muriera asesinado por culpa indirecta del profesor Slughorn, Hermione y él habían vuelto a ser amigos, causando también el rompimiento de la relación entre Ron Weasley y Lavender Brown.
Nela estaba feliz por el hecho de que su amiga estaba feliz, pero eso no significaba que ella estuviera de acuerdo con la relación actual que tenía con Ron. El chico no le parecía el mejor partido para su amiga y no por su escasa fortuna o su poca astucia, sino porque era un chico apático, poco ambicioso y que siempre hacía sentir mal a Hermione.
Aunque su mayor problema para aceptarlo era el hecho de que su hermano, Neville Longbottom, estaba perdidamente enamorado de Hermione. El chico había estado ahí para Hermione todo el año, consolándola y apoyándola desde el momento en que Ron fue malo con ella, pero Hermione solo tenía ojos para Ron.
Un suspiro de cansancio afloro de los labios de Nela, frotándose la frente con ansiedad. Pensar en su hermano sufriendo por Hermione, y esta a su vez sufriendo por Ron la hacía sentir ganas de tirarse de la torre de Astronomía, sin varita y con dementores en el fondo.
Su hermano era un idiota por estar llorando a una chica que no le importaba él y su amiga era una tonta por estar con un chico que no sabía apreciarla, pero ella tampoco podía imponer sus opiniones. Ella solo podía brindar consejos y orientar, no dictar en sus vidas.
Dos horas despues, ambas volvían a la sala común, encontrándose con que sus compañeros estaban ahí reunidos, cuchicheando y Ron se acerco preocupado a ellas.
—Harry apareció hace un rato, completamente mojado y lleno de sangre, aunque no parecía la suya. Aún no regresa.—informó Ron y la preocupación invadió el cuerpo de Nela.
—¿Cómo que estaba lleno de sangre?—preguntaron ambas chicas alteradas.
Aquella tarde fue la más horrible para Nela, pues Ron les había contado con lujo de detalle como Harry había llegado empapado y lleno de sangre, con rostro alterado y que rapidamente le había arrebatado el libro de pociones de Ron y despues había salido apresuradamente de la sala común, sin decirle absolutamente nada a nadie.
Harry no regreso a la sala común hasta muy entrada la noche, donde llego ya seco, pero aún lleno de sangre. No quería hablar con nadie hasta estar limpio, por lo que, una hora despues, cuando bajo de su habitación bañado y arreglado, notifico a toda la sala común que estaba castigado, por lo que no podría jugar en el partido del fin de semana, pero eso no le importaba a Nela, claro que no.
Lo que a ella le importaba es que su novio estuvo a punto de matar a Draco Malfoy en los baños con un maleficio desconocido.
—¿Qué quieres que te diga? ¿Qué ya te había avisado?—dijo Hermione.
—Déjalo en paz, Hermione.—la reprendió Ron.
—Ya te había dicho que había algo raro en ese príncipe. Y tenía razón, ¿no?
—No, no creo que tuvieras razón.—repuso Harry, testarudo.
—Harry—dijo Hermione—¿Cómo es posible que sigas aferrándote a ese libro después de que el hechizo...?
—¡Deja de machacarme con el maldito libro! ¡Lo unico que hizo el príncipe fue copiar el hechizo! ¡No aconsejaba a nadie a utilizarlo! ¡Que sepamos, solo escribió una nota de algo que usaron contra el!—espetó Harry.
—No puedo creerlo.—replicó Hermione.— Te estás justificando...
—¡No estoy justificando lo que hice! Me gustaría no haberlo hecho, y no solo porque ahora tengo un montón de castigos por delante. Sabes muy bien que yo no habría empleado un hechizo como ése, ni siquiera contra Malfoy, pero no puedes culpar al príncipe, esas anotaciones eran para su uso personal, el no las divulgaba, ¿vale?
—¿Insinúas que vas a recuperar....?
—¿El libro? Pues claro. Mira, sin el príncipe nunca habría ganado el Felix Felicis, nunca habría podido salvar a Ron de morir envenenado, nunca...
—...te habrías labrado una fama de gran elaborador de pociones que no te mereces.—replicó Hermione con rencor.
—¡Basta ya, Hermione!—terció Ginny y Harry la miro agradecido.— Por lo que cuenta Harry, parece que Malfoy intentaba echarle una maldición imperdonable. ¡Deberías alegrarte de que él tuviera un as en la manga!
—¡Toma, pues claro que me alegro de que no le echaran una maldición—replicó dolida— pero tampoco puedes decir que ese Sectumsempra sea beneficiosos, Ginny! ¡Mira como lo esta pagando ahora! Y creo que por culpa de este incidente se han reducido las posibilidades de que ganen el partido.
—Vamos, ahora no finjas que entiendes de quidditch.—espetó Ginny.—Solo conseguirás ponerte en ridículo.
—De la misma forma en que te pones tu en ridículo al discutir con Hermione respecto a maleficios.—intervino Nela por primera vez con suma tranquilidad, mirando seriamente a Ginny.—Nadie mejor que Hermione puede saber las consecuencias de un maleficio mal empleado, en realidad, ¿qué no eras tú la primera en decirle a Harry que no era buena idea hacer caso a lo que dice un libro, basado en tu propia experiencia?— Ginny la miro con furia.— Tus sentimientos no deben nublar tu juicio.
Nela miro a Harry, quien ante su mirada, bajo el rostro avergonzado. Ella se acerco a el y lo tomó de las manos, a lo que el la sentó sobre sus piernas, escondiendo su rostro en su cuelo. Ginny miró la escena con el ceño fruncido.
—Ningún libro es malo.—dijo Nela mirando a Hermione, esta frunció los labios y Harry sonrió.— pero todos debemos tener el suficiente criterio para saber que usar y que no, en especial si desconocemos los efectos.— Hermione sonrió y Harry volvió a ocultar el rostro.— el daño ya esta hecho, no vale la pena que sigamos peleando por esto.
—¿Ahora nos dirás que hacer?—cuestionó Ginny con coraje.
—No.—respondió Nela, tranquila.—Yo nunca digo que hacer, pero doy las suficientes herramientas para que todos tomen sus decisiones. Ahora, ha sido un día muy largo.—miró a Harry y acarició su rostro.— Es mejor que todos vayamos a dormir.
Ginny fue la primera en levantarse, Ron le siguió y despues Hermione. Harry se quedó un rato aferrado a la cintura de Nela, quien acaricio su cabello. Se miraron y se dieron un dulce beso.
—Te quiero, Nela.
—Te quiero, Harry.
La semana paso lentamente, donde Nela acompañaba a Harry a sus castigos y le llevaba cena a la sala común para cuando regresaba. Parecía que todo volvía a estar bien y Harry solo quería besar a Nela cada que podía.
El sábado llegó y con ello el partido. Nela estaba feliz junto a Hermione, habían conseguido ganar el partido incluso sin Harry, Nela sabía que eso era muy importante para el. La puerta de la sala común se abrió y un rugido de júbilo se escapó por el hueco del retrato.
—¡Hemos ganado!—bramó Ron, que se le acercó a Harry dando brincos y enarbolando la Copa de plata.—¡Hemos ganado! ¡Cuatrocientos cincuenta a ciento cuarenta! ¡Hemos ganado!
Nela sonrió ante el entusiasmo de todos, pero la sonrisa desapareció al ver como Ginny corría hacía Harry con expresión radiante y decidida, y al llegar a su lado, le rodeó el cuello con los brazos y sin importarle nada, lo besó.
Antes de darse cuenta, Nela ya estaba saliendo de la sala común ignorando los llamados de Hermione y Neville. No supo cuanto tiempo estuvo caminando, pero cuando choco contra alguien, fue que se detuvo.
—L-Lo siento.—murmuró con la voz rota, reparando en que tenía el rostro empapado por sus lagrimas.
—Desearía encontrarme contigo en otra situación que no fuera contigo llorando.—opinó la persona.
Nela alzó el rostro y contemplo a Blaise Zabini mirándola con seriedad. Saco del interior de su túnica un pañuelo negro con sus iniciales bordadas en hilos dorados y se lo extendió. Ella lo tomó con pena.
—Nadie merece tus lagrimas, querida Nela. —dijo Blaise con seriedad.— Tú más que nadie debería saberlo.
—¡Nela!—exclamó Harry llegando hasta ella y frunció el ceño al ver a Blaise, sacando de inmediato la varita y este lo imito.—¿Qué haces con ella?—preguntó furioso.
—Ser un caballero, cosa que pareces no conocer, Potter.—se burló Blaise con una sonrisa de lado.
—Basta.—Nela se interpuso entre ambos.—Todos vámonos a nuestras salas comunes, no vamos a pelear en medio del pasillo.— ninguno le hizo caso.— ¡Ahora!—dijo con firmeza.
Los chicos bajaron las varitas sin dejar de mirarse con odio. Nela miro a Blaise y le sonrió levemente.
—Gracias, Blaise.
—Siempre es un placer, querida.
Sin esperara a Harry, Nela emprendió camino a la sala común, considerando seriamente en la posibilidad de tirarse de la torre de Astronomía sin varita y con dementores abajo...o al menos de volver a Beauxbatons.
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