—¡Nela! ¡Nela! ¡Por favor, escúchame!— decía Harry siguiéndola por los pasillos.

En cuanto Nela Longbottom había regresado a su sala común, había sollozado y despues caído en un profundo sueño, tan profundo que casi pierde el tren a Hogwarts para el regreso a casa por las navidades. En todo ese trayecto no había visto ni una sola vez a Harry, y cuando a su casa llegaron las primeras cartas de este, Nela las tiró al fuego sin siquiera abrirlas.

Nela era una persona coherente, siempre había comprendido todo tipo de sentimientos en cualquier tipo de situación, eso es lo que la había hecho una gran psicóloga, sin embargo, también era humana y tenía derecho a demostrar sus sentimientos como mejor le conviniera, siempre y cuando no dañara a nadie.

Las cartas de Harry no cesaron durante las vacaciones, eran tan constantes que incluso el tío Algie y la abuela Augusta ya se tomaban la libertad de tirarlas, sabiendo que Nela haría lo mismo. Servían muy bien para avivar el fuego de la chimenea.

Ahora que regresaron a Hogwarts, Nela llevaba ignorando dos semanas los llamados de Harry y esquivando sus constantes intentos de acorralarla en el pasillo para intentar hablarle. Aquella tarde habían terminado las clases y Harry no tenía ningún castigo, por lo que logró acorralar a Nela en uno de los pasillos solitarios de la mazmorra despues de que la clase de Pociones con el profesor Slughorn hubo terminado.

—¡Nela!—jadeó Harry, llegando hasta ella, agitado, tomándola del brazo.

—¿Qué ocurre?—pregunto Nela con una fría tranquilidad que estremeció a Harry y ella lo miro con severidad al mismo tiempo que se zafaba de su agarre.

—Yo...discúlpame por haberte dejado sola en la fiesta de Slughorn—pidió notablemente arrepentido— es que cuando seguí a Snape y Malfoy los escuche hablando de una misión que le había encargado Voldemort a Malfoy y como este se enfrentaba a Snape porque no quería que interfiriera en sus planes. ¡Snape hasta le estaba ofreciendo ayuda! Corrí a contarle a los chicos y...

—Y olvidaste que ibas conmigo a la fiesta.—completo Nela.

—En verdad lo siento, Nela...—susurró Harry.

—Harry...no se si quiero seguir con esto.—confesó Nela desviando la mirada y cruzándose de brazos. La severidad había desaparecido de su rostro y ahora lo remplazaba una expresión de tristeza.

—¿Qué?—Harry la miro asustado.— No...

—...déjame terminar.—pidió Nela interrumpiéndolo.—En verdad me gustas Harry pero...para ti siempre esta primero los Weasley, el quidditch, tus amigos...incluso a Draco Malfoy y el profesor Snape que, se supone que los odias y que son tus enemigos, les dedicas muchísimo más tiempo que a mi.

»No digo que sea malo que antepongas a los Weasley y a tus amigos por sobre mi persona, claro que no, en realidad...lo entiendo. En verdad que sí. Despues de todo, ellos fueron como una familia para ti, puesto que...bueno, nunca tuviste una como tal. Pero no puedo seguir así.

»El año pasado creí que yo también te gustaba— admitió casi en un susurro— pero te besaste con Cho Chang y empezaste a salir con ella por un rato, así que decidí superar lo que sentía, aunque no funcionó. Este año empezó maravilloso, me dijiste que sentías lo mismo por mí, despues me besaste en el partido y nos hicimos novios—sonrió con tristeza—...¿pero en realidad somos novios?

»Yo te quiero mucho Harry...en serio. Me gusta ser directa porque así la gente puede entender realmente lo que pienso y siento...y lo que pienso y siento ahora mismo es que, si bien es verdad que ellos son tu familia, yo también merezco un poco de esa importancia que tu les das. Merezco un poco más de tu atención y de tu amor...merezco algunas veces ser tu primera opción...y si no puedes entender eso, lo mejor será que...

Pero las palabras de Nela murieron en su boca en cuento los labios de Harry se apoderaron de los suyos. Harry la tomó posesivamente de la cintura, pegándola a el y la hizo retroceder hasta chocar con la pared. 

La muchacha no estaba segura de cuanto tiempo llevaban besándose, pero era una realidad que en cuanto estaba entre los brazos de su chico, Nela Longbottom sucumbía profundamente. Así como también era una realidad que Harry se sentía en el cielo al tener a Nela consigo.

Se separaron lentamente. Nela tenía sus manos sobre el pecho de Harry, mientras que este recargaba su frente contra la de la chica y la abrazaba más contra él. Sus respiraciones eran agitadas y ambos mantenían los ojos cerrados hasta que comenzaron a abrirlos lentamente. El color verde choco contra el azul.

—Yo...—hablo Harry, agarro aire y continuo:— Se que no soy el mejor novio, en realidad estoy muy lejos de serlo. Tampoco soy el mejor prospecto para ser tu pareja, es decir, tu eres tan lista y yo...bueno, yo estoy en pociones solo porque a Slughorn le agrado mucho y porque considera un Aceptable como suficiente. 

»Soy grosero, desordenado, muchas veces arrogante y algo creído—admitió con seriedad— pero...siempre sentí que nadie me comprendía del todo. Pensé que a pesar de todas las cosas que hacía y de la gente que tenía a mi lado, no me entendían a pesar de todo. 

»Pero llegaste tú, tan bonita y risueña.—tomó el rostro de la chica entre sus manos y la miro con amor.— y me hiciste sentir demasiado feliz, tan contento y seguro como nunca. Fue como si me completaras por completo. Tú me haces sentir vivo, Nela...me haces sentir como si no fuera un monstruo.

»Puedes dejarme, Nela.—afirmó con seriedad.— pero no significa que despues no vuelva a luchar por ti, porque cariño...—acaricio sus mejillas y la vio fijamente a los ojos.— Nadie va a amar tus ojitos más que yo...soy el mayor imbécil del mundo, pero nadie te amara como yo.

Durante unos segundos, ninguno de los dos dijo nada. Nela lo miraba sonrojada, conmovida, aún algo molesta pero sobre todo sorprendida. Era la primera vez que escuchaba y veía a Harry actuar de esa manera. Es verdad que el chico era una de las personas más valiente que conocía, pero jamás lo vio nunca actuar tan serio y firme como cuando hablo respecto a sus sentimientos.

—Una más.—dijo Nela lentamente sin despegar la mirada de Harry.— Una más y juro que esta vez no lo tolerare, Harry. Porque te quiero, pero también me quiero a mí. 

—Prometo no arruinarlo más.

Dicho esto, Harry la abrazo con fuerza, y mientras Nela deseaba de corazón que todo saliera bien entre ambos, un hombre de cabello negro observaba la escena a lo lejos, en silencio, pensando en lo mucho en que ese chico se parecía a su padre, sucumbiendo ante una chica, hechizado, no por su cabello, sino por sus ojos.