Capitulo 1
—¡Cierra los ojos y no salgas pase lo que pase, Nela!
—¡Alice! ¡Ya estan aquí!
—¡Crucio!
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—¡MAMÁ!
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—Sí, la niña lo vio todo.
—Pobre pequeña, mira que ver a sus padres ser torturados hasta la locura.
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—¿Porqué no podemos estudiar juntos, abuela?—pregunto un niño con los ojos llorosos.—Yo quiero quedarme con Nela.
—Yo también quiero estar con Nev, abuela.—dijo Nela con los ojos rojos.—No quiero separarme de el.
—Lo siento, pero deben aprender a vivir separados. Dependen mucho el uno del otro.—explicó la anciana con pesadez.
—Pero...
—Sin peros.—interrumpió con rotundidad.—Es lo mejor.
—Entonces...¿nunca podremos ir a Hogwarts juntos?—pregunto Neville cabizbajo.
—Algún día.—prometió Augusta.
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Nela abrió los ojos, levantándose abruptamente de la cama. Respiro profundamente unos segundos y miro el reloj que colgaba de la pared de su cuarto, eran las seis treinta de la mañana y el sol apenas comenzaba a salir. Saco los pies de la cama, se colocó sus pantuflas y su bata por encima del camisón. Se estiro y paso la mano por su extremadamente lacio cabello, Nela siempre lo había detestado, no podía ni hacerse una coleta porque se desharía al instante. Camino hasta la ventana para ver el amanecer y con el ceño fruncido notó que su hermano estaba sentado a la lejanía en el prado. Confundida, decidió ir con el.
Los Longbottom vivían en una gran casa ubicada en lo alto de un risco, en la parte más alejada de Castle Combe, lejos del resto de la civilización y en convivencia de un gran prado. Aquella casa pertenecía a Augusta Longbottom, la abuela de Neville y Nela, quien se hizo cargo de ellos desde lo sucedido con sus padres.
Vivir con Augusta Longbottom no era fácil, la mujer tenía un caracter y manera de educar muy estricto y siempre parecía creer que tanto Nela como Neville eran un par de squibs. Su forma de ser no cambio, ni siquiera cuando estos fueron aceptados en sus respectivos colegios, demostrando que poseían magia. Habían vivido con ella desde que tenían cuatro años y aunque ambos la querían mucho, el caracter de Augusta afectaba mucho el autoestima de los hermanos.
Augusta siempre trato a Neville y Nela con mucha severidad, presionándolos para mantener el honor de la familia Longbottom. Siempre parecía estar decepcionada de que sus nietos no cumplieran sus expectativas, pues consideraba a Neville muy cobarde y blando y a Nela muy sentimentalista.
—Buenos días, mon frère.—saludó Nela sentándose a su lado.—¿Estas bien? ¿Por qué estas aquí solo tan temprano?
—Buenos días, hermanita.—saludó Neville con un ligero sonrojo.—¿Te desperté al salir?, lo lamento.
—No me has despertado, o quizá si. No estoy segura.—admitió Nela encogiéndose de hombros.—pero no importa, ¿Pasa algo?, solo vienes aquí cuando te sientes mal.
—Es que...en unas horas iremos a Hogwarts.—dijo Neville mirando la maceta entre sus manos. El tío abuelo Algie le había obsequiado por su cumpleaños una planta Mimbulus Mimbletonia recién traída de Asiria. Nela recibió un libro de psicología muggle.
—Lo se. Sera el primer año que estudiemos juntos.—dijo Nela con una sonrisa.—No pareces muy feliz, ¿no quieres que estudie contigo?
—No es eso, Nelly.
—¿Entonces?
Neville bajo el rostro, sonrojado y apretó más su maceta contra el. Parecía estarse debatiendo entre si decirle la verdad a su hermana o dejarlo así. Nela, pacientemente, espero a que terminara su conflicto interno, conocedora de que su hermano siempre le decía la verdad.
—No quiero que te juntes mucho conmigo cuando estemos ahí.—susurró Neville.
—Ya veo, ¿y eso porque, cariño?—pregunto Nela con tranquilidad, recargando su cabeza en su hombro.
—Es que...si lo haces pensaran que eres igual de rara que yo.—admitió avergonzado.
—Entonces seremos raros juntos.—resolvió Nela con una sonrisa, tomando la mano de su hermano entre la suya y Neville sonrió.
—Harry dice que el ha vuelto.—comentó Neville cambiando el tema.
—Voldemort, ¿eh?—Neville jadeo de miedo.—Calma, el nombre no hará que nos maten.—miro al cielo.—la época de paz esta llegando a su fin.
—¿Y que haremos ahora?—pregunto viéndola con preocupación.
—Ser valientes.—respondió Nela con firmeza.—No hay más opciones, no cuando somos de apellido Longbottom y nos traen tantas ganas de matarnos como al chico Potter.
Estuvieron ahí cerca de media hora, sintiendo la brisa y viendo el amanecer hasta que fue hora de levantarse. Nela se encargo de revisar su baúl y el de Neville, asegurándose de que todo estuviera en orden y de que no se les olvidara nada.
—Tu irás en el tren, Nev, pero a mi me enviarán por red flu solo para la ceremonia de selección.—explicó Nela cuando llegaron a King Cross.— Esta algo paranoica desde lo del regreso de Voldemort y no quiere que nadie me vea hasta que este segura en Hogwarts.
—De acuerdo, te veré ahí.—Neville besó su mejilla y cruzo el portal.
Nela pasó casi todo el día en la cocina haciendo unas galletas para Neville y ella, ignorando a su abuela que despotricaba contra el ministerio y diciendo lo mucho que le gustaría darle una patada en los testículos a Voldemort.
Cuando anocheció, Nela utilizo la red flu para aparecerse en el despacho de la directora McGonagall, quien la miró primero con sorpresa que rapidamente fue cambiada a una amable sonrisa.
—Es bueno saber que tiene puntualidad, señorita Longbottom. Soy la profesora McGonagall, por favor sígame, la llevare al Gran Comedor. Ya es momento de su selección.
—De acuerdo, profesora.—dijo Nela con una sonrisa.
Mientras caminaban desde el despacho de la profesora hasta el Gran Comedor, Nela contemplaba asombrada la estructura de Hogwarts, pensando internamente que definitivamente a Neville le había tocado mejor colegio que a ella.
Cuando ingresaron al Gran Comedor, cientos de miradas recayeron sobre Nela, quien los ignoraba mirando el cielo estrellado del colegio, el cual sabía, gracias al libro de Historia de Hogwarts, que era hecho gracias a la magia.
—Vaya, es muy guapa.—opinó Seamus Finnigan.
—Ni que lo digas.—dijo Dean soltando un silbido.
—Es cierto, es muy bonita.—dijo Ron codeando a Harry.—Esta más buena que las de aquí.
—¡Ronald!—Hermione lo miro airada.
—Es...hermosa...—murmuro Harry ligeramente atontado.
Harry nunca había visto a nada más hermoso que aquella chica de suéter azul que balanceaba su largo cabello conforme avanzaba. Era simplemente preciosa y en cuanto vio sus ojos azules, sintió que su respiración era errática.
Neville, quien se sentaba en la esquina, apretó con fuerza su tenedor y hizo su mejor esfuerzo por no gritarle a sus amigos. La profesora se coloco en el podio y dijo en voz alta:
—Longbottom, Nela.
Los murmullos se extendieron rapidamente por el Gran Comedor mientras que Nela se sentaba en el banquillo y justo en el instante en que el sombrero toco su cabeza, grito:
—¡Gryffindor!
La mesa rojo y escarlata aplaudió a forma de bienvenida. Nela rapidamente saltó del banquillo y con una sonrisa se acerco a Neville, sentándose delicadamente a su lado, enganchándose a su brazo.
—Al fin estamos juntos en Hogwarts, Neville.—dijo Nela.
—Juntos en Hogwarts, Nela.—dijo Neville.
Ambos hermanos se sonrieron, sin saber que a partir de entonces serían pocos los momentos en que estarían felices en el colegio.
¿Y hasta ahora que piensan de la historia?
Decidí publicarlo porque yo también estoy emocionada con la historia pero les comento que la siguiente actualización si será el día 8 de este mes. Los amo!
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