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[57] ฿‡ IN NOMBRE DEL PADRE ‡฿


Probador para tres personas, por favor.

Daba la casualidad de que Triana tenía  una segunda vivienda de campo a tres horas en coche de aquí. En la parte baja de la isla, justo a las afueras de Sant Isis. Lo mejor por ahora era que hiciéramos las maletas y nos largáramos cargando leches de aquí.

No era lo más seguro y acertado. Dado que fuéramos a donde fuéramos Víctor nos iba a encontrar. Pero una casa con un gran jardín era un buen escenario por si se liaban las cosas y había que luchar para defendernos.

Sin embargo, la idea de abandonar lo que se había convertido en nuestro nuevo hogar, me revolvía el estómago.

Noah me había obligado a quedarme reposando en la cama, mientras él empaquetaba todo en cajas y alguna que otra maleta. Ver el cuarto igual de vacío como el primer día que llegamos me trajo demasiados sentimientos encontrados.

Me incorporé y cansado de no hacer nada, atraje con mis poderes la maleta que se encontraba en la otra punta del habitáculo. Al abrirla Noah me tiró una miradita desde el armario.

Tenía miedo de que pudiera hacer algún movimiento brusco al levantar algo y que me hiciera más daño. Si bien era cierto que era una quemadura común, no sabíamos cómo los poderes de Triana afectaban realmente a las personas. Ella nunca los había usado contra nadie.

—Pásame algo de ropa para que la coloque.

Noah bo me hizo caso y se sentó a mi lado. Por las energías que trasmitía se me subió el estómago a la garganta. Nunca lo había visto así. ¿Qué estaría pasando por su cabeza?

—¿Podemos hablar un momento, por favor?

Me acerqué con el rostro comprimido de confusión, afirmé.

—Verás —Tomó aire y se acercó más —, ahí fuera, han ocurrido muchas cosas. Mi cabeza se ha llenado de demasiados sentimientos. Quizás alguno que otro erróneo —Tomó aire y negó. —. Y quería pedirte perdón por levantarte la voz cuando ha ocurrido lo de la copa de antes. Pude haber actuado de otra forma, debería. —Buscó mi mirada —. Y no puedo soportar dejar eso así, sin pedirte disculpas. Debo de hacerme responsable de mis errores.

Eso me dejó sin respiración. Casi no recordaba a lo que se refería, estaba todo demasiado confuso. Como una neblina negra.

Tomé su mano y lo miré.

Por alguna razón aquella conversación se sentía la más seria que había tenido en mi vida.

Y mira que había tenido conversaciones serias.

—Yo siento no haberte hecho caso, el alcohol no ha solucionado nada. Sólo, todo ha ido a peor. Me puse agresivo y era algo que yo tampoco debí de haber hecho.

Bajé mi mirada avergonzado.

Había tratado como el culo a la única persona que me había sabido amar. Esos recuerdos volvían poco a poco a mi mente.

Noah acunó mi rostro para que lo mirase. Yo no podía, le había fallado, en cierta parte todo había sido mi culpa.

Me empeñe en que el alcohol se iba a llevar todo ese enfado y tristeza. Pero tan solo me convertí en lo que más juré destruir.

Comencé a jugar con el dobladillo de mis calcetines. Sin prestarle atención a nada.

—Eh, Mimado, sonríe anda. No pasa nada de verdad. Nuestra primera pelea de pareja. Sería malo si nunca hubiera una.

Se me escapó una sonrisita, y él me rodeó rápido, evitando mi clavícula. Cerré los ojos y me tomé unos segundos para respirar hondo.

—Pásame ropa para que te ayude, anda.

Beso mi mejilla y se levantó.

—¿Mejor? —me hizo un okay con el dedo para que le respondiera.

Afirmé con una sonrisa.

Él se dio la vuelta y me dejó sobre la cama un montón de ropa.

—¿La separo o ya te da igual? —Lo miré con una sonrisa, con algo de esa tristeza en el cuerpo.

Noah se paró serio de brazos cruzados, mirándome como si acabara de preguntar cuánto era dos más dos. Solté una verdadera carcajada que me causó algo de dolor en la quemadura.

—¿Me estás preguntando si separar nuestra ropa interior después de todos estos días?

No pude evitar emanar otra risa, él respondió lanzando sobre mi cara otro montón de ropa. Me la quité de encima y moví mi pelo para lograr ver algo.

Nunca pensé que hacer la maleta con Noah fuera a ser tan complicado. El tío era un maniático del orden. Casi me arranca la cabeza por no colocar todo por colores complementarios. Y por no doblar de forma exacta unos pantalones.

Así que me dediqué a guardar el resto de cosas que quedaban en una caja. Y una vez acabado todo, me tumbé de nuevo en la cama para cerrar los ojos por unos minutos. El pecho me escocia y la cabeza me iba a estallar.

Entonces Triana apareció en el umbral de la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, haciendo que sus rosadas mejillas resaltaran. Algo tramaba la rubia.

Me la quedé mirando y le saqué la lengua. Ella entró dentro de la habitación y se tiró a la cama junto a mí. Noah se giró asustado por el estruendo que hizo. Y al ver a Triana volvió a respirar.

—Mierda —Ella se intentó colocar. —. Si se me sale una teta no me juzgues, yo no elegí tener estos melones que parece que respiran solos.

Sonreí ayudándole a colocarse bien. Apoyó su cabeza en la parte no quemada de mi pecho. Coloqué su pelo y baje mi barbilla hasta apoyarla en su cabeza.

—Pero si se nos olvidaba una rata. —Noah se acercó a Triana para cogerla.

Ella le puso el pie en la cara furiosa, pero Noah lo logró esquivar de milagro. Yo la rodeé de los hombros para apaciguarla.

Noah regresó y se tumbó horizontal entre los dos.

—Te vas a ir andando tú solito. —Triana abrió los ojos amenazante.

Él se hizo el sorprendido con una mano en el pecho y me miró, buscando apoyó. Yo alcé los hombros.

—Te jodes.

—¡Toma! —Ella comenzó a reír haciéndole burla.

Noah cogió rápido la almohada para intentar darle un cojinazo, y ella comenzó a gritar como un T-Rex, sin defenderse.

Así que me tocó quitarle el cojín a Noah y darle a él.

—Parece que tenéis cinco años mentales. Al final me voy yo a pie.

—Ni hablar, os calmais los dos —Nos señaló. Frunció el ceño mirándonos. Bajó un momento a los pies de la cama y cogió su ordenador, volvió a donde estaba, dejando el aparato en sobre su estómago para que los tres lo viéramos. —. Hice una presentación de “Razones por las que ir a mi casita de campo”. Y esperad porque la de “Reputation historia” está en proceso.

—¿Tu cerebro de ratón de laboratorio llega a tanto? —susurró Noah, ella le echó una miradita juzgona.

Sonreí y volví a pasar un brazo por encima de ella, dejando el otro sobre Noah. Ella se había estado sintiendo bastante mal por haberme hecho daño antes. Nunca antes le había pasado, y le dolía que hubiera sido yo. Y además, sabía que la idea de mudarnos no nos hacía mucha gracia.

—Empecemos hijos míos, tendremos tres horas de viaje para introduciros al maravilloso mundo Swifte —Paso la diapositiva a una con flores y corazones —. La casa tiene un gran jardín con piscina climatizada. Sólo imaginad las posibilidades, picnics a todas horas, la paz de la naturaleza. Montaremos muchas fiestas sin molestar a los vecinos. Además de espacio de sobra para hacer el tonto.

—Y también por si mi padre nos quiere enterrar vivos.

Noah me soltó una colleja tan rápida que ni la vi venir.

—Calla y no interrumpas a la señorita, hombre.

Triana sonrió poniéndose roja, y cogió mi mano para hacerme sentir mejor. Pasó a la siguiente diapositiva, esta estaba decorada de cubitos.

—Tengo una tele grande para jugar al Minecraft, Just dance y por supuesto pero no menos importante ver los video clips de mi mujer.

—¿Taylor también va incluida en la casa o como? —Preguntó Noah.

Ella cerró el IPad y se llevo las manos a la cara. Se las quitó estando toda roja y alzó los hombros.

—A lo mejor la he secuestrado y obligado a ser mi esposa. Haremos citas dobles de esas.

—¿Y por qué esperar sentados? Vámonos —Noah se levantó y agarró a Triana del brazo arrastrándola para luego querer hacer lo mismo conmigo.  —. De tanto hablar de ella me han dado ganas de conocerla.

La casa se sentía muy vacía y sola después de sacar casi todo. En el parking hacía demasiado frío, sobretodo a esas horas de la madrugada.

Esperaba a Noah apoyado en la puerta metálica con la mochila a los hombros, y los cascos al cuello. Bajé mi mirada y acaricié la quemadura envuelta en el vendaje.

Noah me sorprendió apareciendo por la puerta. Alcé la mirada para observarlo con el puf naranja en brazos.

—Casi nos dejamos lo más importante, después de mí, claro. Naranjito tiene que venirse a conocer a Taylor.

Apenas le pude reír su broma, el dolor de cabeza ya me empezaba a molestar. La luz de ese lugar era demasiado potente.

Noah se acercó y acarició mi espalda, donde estaba esa cicatriz. Se agachó y besó mis labios. Cuando se separó nos llevó al interior del parking, cerrando la puerta metálica, provocando un eco nostálgico. Como un lamento de todos los recuerdos que volvíamos a dejar atrás. Tomé aire temblando y seguí caminando sin mirar atrás.

Pusimos el puf en los asientos traseros, junto a la ventana. Me pasé al asiento junto a él y no pude evitar tirar sobre aquel asiento naranja la mitad de mi cuerpo. Sin ni siquiera ponerme el cinturón.

—¿Seguro que estás bien? —Noah se apoyó de pie en el fuselaje del coche, con las manos en alto, dejando colgarse.

Afirmé hecho un zombi. Él también asintió y fue con Triana al maletero. Escuchaba sus voces pero no sus palabras. De la nada una sonaba más fuerte y daba un bote, a consecuencia del cansancio. De pronto la voz de Noah se me hizo más cercana, y entró al coche con una almohada y manta de Taylor. Triana no se perdía un detalle.

Cerró la puerta y suspiró.

—¿A caso quieres morir o planear hacia la luna del coche, y matarme a mí de un infarto? —Estiró del cinturón de seguridad y me lo abrocho. —. ¿Te roza en la quemadura?

Negué abrazado a mi nueva almohada naranja, cerrando los ojos.

Triana también entró al asiento del piloto, poniendo la calefacción y música muy baja.

—De acuerdo mis niños —Se giró —. En el asiento del copiloto tenéis los bocadillos que os hice, dulces y esas porquerías. También agua y refrescos en la nevera portátil. Lo que queráis cogerlo.

—¿También traes un elefante, Dora la exploradora? —Noah sonrió tapándonos a ambos.

—Muy gracioso. —Le respondió poniendo el contacto del coche.

Las luces se apagaron y me quité las zapatillas. Me daba igual llenar el coche a olor de pies. Noah me imitó tirando las suyas más brusco. Cogió mis piernas y las subió a los asientos, para después hacer él lo mismo, puso la almohada en la puerta y se dejó caer.

—¿Les sirve si pongo styles a modo de nana? —susurró Triana.

—Adelante. —le susurró de vuelta Noah.

Subí más la manta abrazando mi cuerpo, y me pegué al respaldo hecho una bola. Temía que por el movimiento me cayera al suelo, a pesar de llevar el cinturón de seguridad.

Taylor sonaba demasiado bajo. Por lo que él único sonido que destacaba era el del motor. Cuando salimos del parking las luces de las farolas pasaban creando momentos de mucha luz. Hasta que dejamos la ciudad atrás y todo fue oscuridad.

Dormir en un coche era más complicado de lo que me imaginaba. Me dolía el culo y espalda. Encima el movimiento y ruido no me dejaban dormir.

Triana nos miró por el retrovisor, pero su cara fue de espanto al no ver a Noah debajo de la sabana. Se giró rápido y volvió al retrovisor para mirarme.
Alcé la sabana y le mostré a Michi Noah echo una bola de pelo a mi lado. Para él era fácil.

—Nunca pensé que fuera tan literal.

Alcé mis hombros y cejas muerto de sueño.

—Te acostumbras.

Nos volví a tapar acariciando su cabeza mientras miraba por la oscura ventana.

Hubo un momento en el que dejé de oír la música y caí dormido. No soñé con nada, no hubo pesadillas, ni tampoco visiones. La bestia se había ido a dormir. Estaba en una nube de confort, la manta, el calorcito, y aquel puf.

Recuerdo despertar medio dormido y ver a Noah en su lugar ya siendo él. Dormido boca arriba con la cabeza sobre su almohada, la boca abierta, y sus piernas extendidas por detrás de mí.

Me pude fijar en el reloj, las cinco de la mañana.  Acomodé de nuevo mi cabeza en el hueco que había dejado en el puf, y volví a caer.

—Blue —Una voz lejana se metió en mi cabeza —, Blue Parckson, ¿sigues vivo? —Algo me movió un poco y me vi obligado a abrir los ojos.

La luz del amanecer casi me deja ciego. Solté un quejido llevando mis manos a mis ojos. Vaya, de nuevo a seguir la luz.

Noah imitó mis sonidos burlón.

—No te rías sinvergüenza.

—Me rio contigo no de ti.

—Noah —el tono amenazante de Triana se dejó oír en el asiento del conductor.

—¿Hemos llegado? —Miré desde abajo a Noah que ahora tenía mis piernas encima. Él negó. —. ¿Pues a no ser que un desastre natural atente sobre mi vida. No me despertéis.

—¡Tsunami! —exclamó Triana.

—No cuela, es matemáticamente imposible.

—Venga Blue. Me voy a mear encima y Triana también. No te podemos dejar en el coche si no queremos acabar entre rejas. Además, hemos parado en unos almacenes de ropa. Necesitamos algo para esta noche.

Abrí los ojos y miré el reloj, las ocho y media, los volví a cerrar.

—Sólo he entendido que te meas.

Después de ser arrastrado por un hippie con el pelo despeinado acabé dentro de aquellos almacenes de ropa. Por las horas estaba casi vacío.

Triana nos había comentado que esta noche empezaban las fiestas del pueblo de Iris. Y como no teníamos nada de ropa adecuada, ahí estábamos.

Os lo tengo que admitir, me costó demasiado no caerme del sueño mientras Noah escogía las prendas. Hasta que pudimos entrar a los probadores. Donde me deje caer sobre la silla.

—¿Qué te parece? —Noah posó con una falda larga.

Alcé mi brazo y con el dedo le indique que diera media vuelta.

—Te hace buen culo.

Noah se puso rojo y me vino a atacar. Pero yo no tenía fuerzas para juegos

—¡Hablo en serio! Nunca me he atrevido con algo así.

—Yo también hablo en serio, Noah —Alcé las cejas —. Te queda de puta madre. Lleva tu nombre escrito.

Extendí los brazos y se la coloqué bien.

Esa falda era demasiado Noah para ser verdad.

Me levanté de aquella silla evitando caerme por el sueño. Alcé los brazos y rodee a Noah. Él sonrió y no lo rechazo.

—Te ves hermoso, Noah —Me separé y rodeé su cintura. —. Me gusta mucho como te queda, es tu estilo completamente.

Llevó sus manos sobre las mías, rojo como un tomate. Acunó mi rostro y bajó su sonrisa.

—Noah, hablo en serio. Mírame a mí. Parezco más que nunca un vagabundo.

Sonrió acariciando mis mejillas.

—Te tenemos explotado con el sueño que llevas.

Alguien abrió la cortina y no me dejó acabar. Triana entró con las manos sobre sus ojos y un mono rojo de lentejuelas que se ajustaba a su cuerpo.

—¿Estáis encuerados?

—No, tranquila, puedes mirar. —le respondí.

Ella retiró sus manos de sus ojos, con una gran sonrisa. Modelo con las manos en su cintura dando vueltas.

El mono no era lo único que brillaba.

Me volví a sentar en mi sitio apoyado a la pared.

—Me encanta, es alucinante. —Noah le hizo la aprobación.

Ella lo miró con una sonrisa de oreja a oreja.

—Verdad que sí —Se miró en el espejo. Arrugó los labios y cejas en una expresión graciosa. —Me hace buenos melones.

Razón no le faltaba.

—Así vas a ligar con todas las chicas del pueblo.

Triana alzó una ceja.

—Pues no era obvio.

—Chicos, era máximo tres prendas, no personas.

Noah alzó los hombros mientras Triana se veía en el espejo jugando con peinados.

—A las malas decimos que somos un trío. —habló la Rubia.

Noah le hecho una miradita y la señaló.

—El que hace los chistes aquí soy yo, Chispas.

Ella posó su mano en su cadera.

—¿De veras, dónde lo pone?

Unos pasos fuera los hicieron callar. Triana se agachó con sus manos en la cabeza.

—Al final nos echan a patadas. —susurré.

Noah me miró negando.

—No tienen motivos. —Rodeó el brazo de Triana y la levantó.

—Si nos echan les llenamos el estacionamiento de papel higiénico, como en las películas.

Noah me señaló, obviando la mala idea de Triana.

—Voy a por algo para ti.

—No —Antes de que siguiera se fue. —… hace falta.

Triana sonrió y se puso de cuclillas delante de mí.

—¿Te duele la quemadura?

Negué.

—Sólo si la tocan.

Ella afirmó estando igual de risueña, pero con una tristeza en sus ojos

—Te quedaría bien un moño alto con eso.

Se giró y miró en el gran espejo.

—¿Tú crees? —Levantó su pelo como pudo.

Asentí.

—Quizás Noah te pueda ayudar. Lo mío es el maquillaje, no el pelo.

Triana me devolvió la mirada, se acercó y reposo su cabeza en mi hombro, rodeando mi cuerpo.

—Si estás cansada para lo de esta noche dilo y no vamos.

—Creo que podré sobrevivir.

Bajé la mirada, tenía los ojos perdidos, sin luz alguna.

—Triana —Posé mi mano en su brazo. —. Si es por lo de esta noche. No le hagas caso, sólo quiere hundirnos. Nos tienes a nosotros. Verte así es justo lo que busca ese cabrón.

Hizo una muecas queriendo llorar pero tomó aire y negó.

—A media hora hay un bar de carretera que hace muy buenos sándwiches. Os llevaré para tomar algo.

Sonreí evadiendo el tema de antes.

—Suena apetitoso, creo que ya no tengo sueño.

Parecía más animada.

—Ya acabamos pronto y sigues durmiendo —se levantó y me abrazó balanceándonos a los dos. —. Ay mi niño. Te tenemos malcriado.

También abrace su cuerpo.

—Ya volví, no sigan llorando.

Noah irrumpió en escena. Ella me dejó y se despidió de ambos para ir a seguir probándose ropa al probador de al lado.

Miré a Noah espachurrado contra la pares. Él sostenía una camisa azul oscura con dibujos de arañas blancas por todos lados.

—Me gustó para ti. Pruébatelo a ver que tal.

—Estoy cansado, Noah. —solté in quejido.

—No me seas mamón. Aunque sea por encima.

Se acercó retirando la percha de la prenda, alzando las cejas para que me levantase.

—¡Noah no seas duro con él! —Le advirtió Triana desde el probador de al lado.

—No seas metiche.

Su respuesta fue meter la mano por debajo sacándole el dedo.

—Anda, trae eso. —Le cogí la prenda y él me ayudo a levantarme.

Me quité la sudadera con algo de vergüenza por si alguien podría verme, y pensar “wow que le pasaría a ese chico, seguro que se siente avergonzado, que lastima.”

—¿Quieres que te tape? —Noah me leyó la mente haciendo barrera en la cortina.

Sonreí y negué.

—Sólo procura que esa cortina no se abra.

Alcé los hombros mientras vestía con esa camisa. Resaltaba mis claros ojos y acentuaba mi oscuro pelo. Noah entendió mi silencio y me observó feliz.

—A ver, una vueltecita, Mimado.

Lo hice mientras me abrochaba los últimos botones. Aparentemente era de mi talla. Y con unos buenos vaqueros y chupa de cuero hasta podría ir decente.

Giré mi cabeza y me miré la espalda.

—Me encanta, debo de admitirlo.

—¡Pues no se hable más, adjudicado al señorito de ojos bonitos —Noah dejo la cortina y cogió algo del montón de ropa, lo alzó en el aire como lo más preciado de este planeta —. ¡Calcetines de comida!

Solté una risa y lo abracé. A veces era como un niño pequeño con una chuchería.

—Te ves hermoso, Blue —Noté como me miró a través del espejo. —. Te quiero.

Sonreí y alcé mi mano para dejarla caer en un gesto demasiado llamativo.

No tardamos mucho más en salir de ahí con mil bolsas que metimos a presión entre el maletero, y los pies de los asientos traseros. En la tienda al final pude encontrar la chaqueta perfecta. Y en adición una libreta que a Noah le había hecho mucha ilusión, él decía que escribir era mejor con cuadros y anillas. Entonces se la regalé.

Y nada más llegar al coche me tiré de nuevo sobre el puf, volviendo así a dormirme en cuestión de segundos.

.......

Por aquí otro capítulo más. Estamos en racha.

Se vienen nuevos escenarios y nuevas cosas para el grupo.

No puedo esperar más a que lo leáis todo.

Un beso y feliz Navidad 🫶🏻

Bye Mimados 💕✨️

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