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[55] ฿‡ PENSAMIENTOS DAÑINOS ‡฿


"En el fondo nos quiere"

El alcohol son tiritas contra las voces para Blue.

Blue ya estaba sobrepasando unos niveles inhumanos, era muy tarde y mal momento para tanto alcohol. Así lo único que iba a conseguir era no pegar ojo en todo la noche. Y al día siguiente convertirse en un zombi.

Le había dejado beber porque estaba conmigo y en la casa. Y porque la única manera de aprender de algo era viviéndolo, él vería que eso no era una forma de escape.

—Blue, ya —Me levanté del sofá y me dirigí a donde estaba de pie, con una nueva copa en la mano. Lo sujete de los hombros haciendo que me mirase. Sus ojos estaban rojos, incapaces de fijarse en una cosa en específico. —. Ya se terminó el escape. Esto no va a acabar bien.

—Nooo —cerró sus ojos frustrado. Me miró y junto sus manos temblorosas. —. Porfa, sólo un poco más.

Negué —Ni pensarlo. Ya vas suficiente mal. —Alcé la mano para quitarle la bebida pero él me lo impidió. Con un aire violento.

—No me lo puedes negar. No estoy haciendo daño a nadie.

Apreté los labios conteniendo el aire. Y volví a intentar alcanzar la copa.

—Créeme cuando te hablo que sí. Te estás haciendo mucho daño, Blue, mucho.

Me miró perplejo, con las cejas arrugadas y la boca medio abierta. Aproveche y en un movimiento rápido le arrebate ese veneno. Por suerte no tenía mucha fuerza, pero sí reflejos.

—¡Noah! —intentó cogerlo pero lo alce en el aire. —. ¡No me lo puedes quitar!

—Blue —musité firme, no me quería enfadar. Sabía que él no era consciente de sus acciones y palabras.

Miraba el vaso con la mano medio alzada. Me observó con unos ojos cristalizados y trago saliva. Tenía miedo de que pudiera llegar a ponerse agresivo de verdad, el alcohol no ayudaban a tener serenidad. Y más con él y sus poderes.

—Dámelo, Noah. —su tono de voz cambió por uno que nunca había o pensaba escuchar.

Volví a negar sin bajar la guardia.

—Blue, he dicho que no.

—¡Noah, maldita sea! —Sus ojos se desbordaban mirándome, suplicantes —. Te lo pido por favor, Noah, regrésame el vaso —Negué y el apretó los labios —. ¡Noah! —exclamó tan fuerte que retumbo dentro de mí.

Alcé mi altura acercándome a él.

—¡Blue cálmate! —mi grito le hizo retroceder. Dando un bote en el sitio.

—¡Noah! —suplicó —. Lo necesito. —aseguró con una voz rota.

Negué.

—¿¡Y qué piensas hacer cuando el alcohol ya no te haga efecto, las drogas, Blue, de verdad?!

Se hizo una bola temblando, y enseguida me arrepentí de mis palabras y mi tono.

Paso a mirarme con la mandíbula tensa y esos ojos azules sobre mí. Fueron segundos pera para mí se convirtieron en horas.

—¡Noah! —gritó, se puso de cuclillas con las manos sobre su cabeza, rasgando su garganta con otro grito. Se alzó más rápido de lo que esperaba intentando coger el vaso. Lo que me hizo dar un traspié derramando algo del interior. —. ¡Que me lo devuelvas!

—¡Blue te he dicho que no! A dormir y punto.

Me miró más furioso aún. Su aura hizo el intento de salir, y me fijé en cómo su puño iba directo a la pared. Rápido dejé el vaso sobre la mesa, y lo rodeé echándole para atrás.

—Eh, eh, eso no, relájate —Tuve que hacer mucha fuerza porque me arrastraba con él —. Blue, nos vas a hacer daño. —Mi pelo no me dejaba ver por lo que estaba perdiendo puntos.

De inmediato y por arte de magia dejó de hacer fuerza y cayó al suelo. Aproveché y cogí el vaso saliendo de ahí corriendo.

—¡Noah no me dejes! —Se intentó levantar llorando pero sus piernas no tenían fuerza. Por lo que cayó al suelo.

Y con el corazón en la garganta no miré a atrás. Fui directo a la cocina conteniendo las lágrimas y culpa.

Tiré el alcohol por el fregadero.  Apoyándome en él tomando aire.

—Noah —Triana entró de la terraza acercándose a mí. Cogió mi cara por los lados y se puso seria —. ¿Qué ha pasado Noah?

Reí irónico soltando un sollozo.

—¿De verdad no has escuchado nuestros gritos?

Rodeé sus brazos temblando.

Ella negó con la mirada puesta en mí.

—Noah, relájate y dime qué ha pasado. Sólo os dejé unos minutos solos.

Retiré la mirada, cerrando los ojos. Cogiendo aire, llenando mis pulmones de forma controlada. Sintiendo como mi cuerpo pesaba cada vez menos.

Ella llevó su pulgar a mi ojo y me quitó una lágrima.

—Ha sido por lo del alcohol, ¿verdad?

Afirmé y la miré de nuevo.

—Yo sabía que no iba a salir bien. Pero realmente, no me he sabido controlar ahí fuera —Alcé los hombros. —. Me debería de haber mantenido firme y sereno. Pero a mí también me pudieron los nervios. Le grité, y mucho. —Temblé de nuevo —. Tengo miedo de que se enfade conmigo, y con razón.

Triana negó.

—Ay, Noah. Pero no pasa nada hijo mío, me asustaste. Ven siéntate —Me dio la silla y me llenó un vaso de agua —. Espérame, no te muevas —Salió hacia el comedor donde estaba Blue. Bebí agua tratado de estabilizar mis sentimientos. Ella regresó a los segundos. Dejando a su paso ese aire de Mamá del grupo que se sentía acogedor.

—. De verdad, que sois como mis hijos —Se sentó delante de mí —. ¿Mejor con el agua? Mira, Noah. No pasa nada, es una simple pelea normal. No sé va a enfadar contigo, te lo juro.

Afirme.

—Ya, pero de igual forma, lo hice mal.

—¿Y? No todos somos perfectos. ¿O tú sí lo eres? Entonces, Noah —Posó su mano en mi hombro dándome calor. —. Sal ahí fuera, coge a ese manojo de emociones, id a la cama. Y preocúpate de que no le de por vomitar todo lo que se bebió.

Sonreí y la abracé. 

—No sé que haríamos sin ti, Rubia. Gracias por todo.

—No me las des loquito. Todo lo que sea por vosotros.

Acabé de recuperar fuerzas y salí al salón.

Como me dijo Triana, me senté en el sofá. Él no se había movido de su lugar e el suelo. Estaba con las piernas cruzadas haciendo círculos con el dedo en el suelo y siguiéndolo con la mirada.

Se le veía más apaciguado, eso me relajaba. El alcohol no le iba a hacer ningún bien a sus pensamientos. Me gustaría poder oírle y aconsejarle todo el día. Pero mis capacidades no eran las de un profesional.

Lo seguí con la mirada cuando él se intentó levantar. Por inercia extendí mis brazos para que no se diera el golpe de su vida contra el suelo.

<Ya lo que le faltaba. >

El pobre tampoco dormía bien por las noches, y todo en su vida era una bola de nieve montaña abajo.

Al dar un paso se tropezó dando muchos traspié, pero lo cogí al vuelo y él sólo se apoyó en el sofá.

—Hola guapo, me has dado un susto —susurré, cogiendo sus manos. Sus mejillas ardían más rojas que nunca, su cuerpo entero también ardía.

—Holaa —alargó la última letra, con un tono muy tonto y sin casi poder abrir los ojos —. Noah —susurró, subiendo su cuerpo sobre el mío con una rodilla a cada lado. Soltó mis manos y ahora era más alto que yo. Su pelo caía en cascada sobre mi rostro. Esos azules ojos ahora me miraban con luz propia, observando cada rasgo de mi cara. Entrelazo sus dedos en mi pelo dejando mi rostro libre.

—¿Qué intentas? —susurré.

Miró mis labios, luego a mis ojos y de nuevo a mi boca. Bajó su rostro y juntó nuestros labios de forma torpe. Cerré los ojos sin hacer nada pata avivar eso. No iba a dejar que eso fuera a más, por el simple hecho de que respetaba a Blue, y él no estaba en las condiciones.

Él bajó sus manos hasta mis hombros e intensificó el beso, sin llegar a controlarlo por el alcohol.

—Quiero hacerlo —su voz me saco de sitio. Lo miré confuso, él frotaba mi cara con su pulgar. Y me miraba suplicante. —. Como ayer, quiero hacerlo otra vez.

<Oh, no, no. Eso sí que no compañero. >

<Ni por todo el dinero y cosas del mundo me aprovecharía de una cosa así. No era un enfermo. >

Negué, con mis manos en sus hombros.

—¿Qué hablamos ayer de esto? No puedo Blue, no así.

Echó para atrás su cabeza soltando un sonido de frustración.

—Pues haz una excepción —Se señaló con la mano. —. Además, te estoy dando permiso.

—Pero el problema somos tres, y no dos.

Arrugó mucho sus cejas mirándome como si estuviera hablando en otro idioma.

—El alcohol que llevas encima, amor.

—Tío —Volvió a arrugar sus cejas —. Estamos solos, y no voy tan pasado.

Miré a otro lado sujetándolo de la cintura por si se caía para atrás.

Por mucho que le hablase no me iba a entender. Pero al menos ya no gritaba.

Me cogió del mentón, girando mi cara pegándome a él. Y ahí estaba esa mirada que me debilitada. Esos ojos tan claros que hasta me podía ver reflejados en ellos. Y sus facciones únicas.

Cada vez que me acordaba que éramos novios una explosión de confeti invadía mi estómago.

—Porfa, Noah —susurró y besó mi mejilla dejando un beso lleno de mi gloss.

Subí mi pulgar a las comisuras de sus labios y retire el maquillaje que estaba por fuera.

Me incliné y dejé un beso rápido en estos.

—Que esto te sirva de consuelo.

Lo cargué en brazos mientras suspiraba, ya era hora de ir a la cama a descansar.

Abrí la puerta del cuarto sintiendo algo de frío. A mi paso fui encendiendo de forma manual las guirnaldas. Ojalá poder hacerlo como Blue.

Extendí el edredón y dejé a mi novio sentado en la cama. Por unos segundos se balanceó y con un pequeño empujón se tumbó.

Corrí a por el agua micelar con la esperanza de que no me hubiera quedado sin novio.

Efectivamente, al volver, me di cuenta de que cayó al suelo.

—Tranquilo, de tanto caerme ya estoy hecho de goma. —Se intentaba levantar pero volvía a caer.

—¿Qué te dije? —musité. Dejé todo sobre la cama para poder cogerlo. Se agarró de mis hombros muy fuerte intentando que sus piernas no temblasen.

—Voy muy borracho.

Soltó una mano para apoyarse en el colchón y así subir. Se arrastró hasta caer sobre la montaña de almohadas.

—¿Te hiciste daño?

Negó.

Miraba a la nada con los ojos rojos y húmedos. Con una expresión de babia total. Se abrazó a si mismo mientras su cuerpo estaba tapado.

Alternaba mi vista entre su cara y pecho para comprobar que seguía con vida. Una vez acabé de quitarle todo el maquillaje acerqué mi cara a la suya.

—¿También duermes con los ojos abiertos? —susurré, observado si había reacción. Cerró los ojos por unos segundos y los abrió de nuevo sin moverse.

Los nudillo de alguien inesperado sobre la puerta me sobresaltaron. Por parte de Blue, dio un gritito abrazándose a mi brazo.

Me lo despegué y caminé hacia la puerta. Solo esperaba no tener que salir corriendo por la ventana con un adolescente borracho en brazos. Las fuerzas no me daban para tanto.

Al abrir, me encontré con Triana en camisón negro de seda y un pijama rosa. Y como no, sus calcetines hasta las rodillas.
Corregí mi postura y le presté atención.

—¿Pasa algo, Rubia?

Ella sacó de su bolsillo una caja pequeña.

—Estaba pensando en que de aquí para adelante, si Blue sigue sin poder dormir… —Me dio la caja —. Estas pastillas le pueden ayudar. Ese niño tiene que dormir algún día bien.

Miré para atrás, para ver como Blue se peleaba con su sudadera.

Volví a Triana y cogí aire. Negué, ya había vivido una adicción a un medicamento. Y temía que a él le pasase lo mismo. No quería que viviera ese infierno.

—Triana, te lo agradezco. Pero creo que no es la mejor idea —Le devolví la caja —. De momento no, quizás en un futuro sí. Pero sólo si es necesario.

Ella afirmó.

—¿Estás mejor, Noah?

Eso me pilló de sorpresa. Sonreí y afirmé.

—Sí, desde luego que sí.

La abracé y besé su cabeza.

—Descansad los dos, anda. Mañana os hago yo el desayuno. —Se separó y fue a su cuarto.

Cerré la puerta y me giré para seguir con mi misión.

Al hacerlo me encontré conque Blue estaba hecho una bola con la sudadera, atrapado sin poder ver o moverse. Soltando quejidos intentando liberarse.

—Te vas a hacer daño, Blue. —Me dirigí en su ayuda antes de que se hiciera dañara de verdad.

—¡Noah, no veo! —intentó mover los brazos pero estaban hechos una bola. Entonces soltó una arcada demasiado real que me alarmó.

Corrí comenzando a desarmar el nudo.

Se la logré quitar con dificultades, tirándola a un lado. Él entornó los ojos por la gran magnitud de luz, comenzando a reír a carcajadas, abrazado a mí brazo.

Solté el aire que se había ido de mi cuerpo por el susto.

—A dormir de una vez por todas. —Lo señalé cuando se puso sobre mí con una sonrisa malvada.

Negó bajando su cabeza a mi pecho.

—Quiero hacerlo. —susurró levantando su cabeza para mirarme. Le costaba mantener los ojos abiertos y en su expresión se notaba el cansancio.

—Y yo quiero el consentimiento de mi novio Blue. No del monstruo borracho que he creado.

Puso los ojos en blanco soplando, tirándose encima de mí, sin ser consciente de que tenía un peso que cayó sobre mí como una bomba. Tragué saliva intentando respirar con normalidad.

—¿Crees que Víctor pueda vernos? —susurré peinando su pelo. Y bajé mis manos a  sus brazos desnudos que temblaban.

Esa pregunta me creaba pánico todas las noches. Sentirme observado y estudiado fuera donde fuera. Como en un pasado. Y sabía que él conocía la respuesta de sobra.

—Sabe donde estamos —Cerró los ojos y levantó los hombros. —. Quién sabe, siento que ya no sé nada de él.

Acaricié su cabeza para hacerle sentir que estaba ahí. Pero al ir tan borracho no asimilada ni la mitad de cosas de su alrededor.

Y cuando creía haber visto todo, Blue hipo y con eso su aura parpadeo. Aquello me hizo sonreír como un tonto. Esa cosa me fascinaba cada día más. Era auténtica mágica.

Una ráfaga de lo mismo lo atacó convirtiendo el cuarto en una discoteca de tonos azules. Cuando tuvo suficiente apoyó su cabeza en mi pecho temblando.

—Tengo frío. —balbuceo casi llorando.

En condiciones normales le habría dado una colleja y regañado por quitarse la sudadera antes. Pero estaba borracho y algo sonámbulo. Era posible que esta noche conociera las doscientas caras de Blue.

Me incorporé y agarré la sudadera.

—Ven quejica —Lo senté como pude apoyado en la pared. Y le puse la prenda. Al ponerle la capucha hipo habiendo los ojos por unos segundos en los que la habitación volvió a estar azul.

Me miró con esos ojos ahora húmedos y rojos al igual que su cara. Hizo una mueca y rompió a llorar. Se lanzó a mí abrazándome fuerte.

—Blue —susurré acariciando su cabeza. Besé fuerte su frente y nos tapé con la colcha. —. ¿Es por lo del sexo?

Negó muy rápido.

—No siento las piernas —soltó contra mi ropa y pecho —. Me duele la cabeza. Mis piernas, Noah. No tengo piernas —Levantó la cabeza rojo, mirando hacia atrás. Entonces volvió su mirada a mí con una expresión de terror. —. ¿Y mi cuerpo?

Sonreí negando, intentando no reír a carcajadas.

—Aquí, bobo. —Alcé la sabana y se lo enseñé.

Sopló hondo sollozando y se tiró de nuevo a llorar.

—¿Por qué todo da vueltas, Noah?

Me aguante la risa. Desde fuera se veía demasiado gracioso. Y mañana lo iba a ser mucho más. Acerqué mi boca a su oído y susurré.

—Creo que son los aliens.

—Ja —soltó demasiado gracioso —, pues que majos, oye —Sonrió como estúpido y saludó a la nada. —. Hola Alien. Yo soy Blue.

Solté una risa ahogada llevando mis manos a mi cara evitando comenzar a reír. Una lágrima cayó de mi ojo mientras reía en silencio. Necesitaba reír a carcajadas. Pero era muy tarde, y temía contagiarle la risa. O peor aún, enfadarlo y que me dejase frito.

—Mierda —soltó, seguido comenzó a incorporarse. La risa se me fue de golpe.

—Si me potas encima te pienso dar de cebo a tu padre mientras yo me creo una identidad falsa.

No pillo la broma de humor negro, y se siguió levantando. Hizo el gesto de ponerse una mochila a la espalda e intentó bajar de la cama.

—Eh, Mimado —Lo senté sujetando su brazo. —. ¿A dónde vas?

—Llego tarde Noah, me tengo que ir a mi cuarto.

Hizo fuerza, demasiada, y logró bajar al suelo. Negué y le acompañe rodeando su brazo.

—Blue, tu cuarto está aquí, vamos anda.

El alcohol le había afectado demasiado, y estar sonámbulo no le ayudaba. Temía que no fuéramos a dormir en toda la noche.

—Mi padre se va a enfadar —Intentaba separarse de mí. Sabía que estaba muy mal porque había dicho “mi padre” palabras que no había podido decir en todo el día —. Mañana nos vemos, te quiero. —Se giró con los ojos cerrados y comenzó a “andar” con los ojos cerrados.

—Ven, ven —Lo agarré de los hombros y le giré de nuevo en dirección a la cama. —. Por aquí, cariño.

Debo de admitir que me daba algo de vergüenza pronunciarlo en voz alta.

Cuando chocó con el colchón se puso a palparlo porque iba con los ojos cerrados. Y él sólito se tapó.

—Noah, vete. Te van a pillar, no quiero que te maten. —balbuceó.

—No te preocupes por mí —susurré en su oído y pasé sobre él para llegar al otro lado de la cama. —. Soy de hierro.

—Y yo de agua, no te jodes —murmuró contra la almohada y puso medio cuerpo sobre mí.

Respiraba calmado con los ojos cerrados. Le puse la capucha de la sudadera y comencé a masajear su cabeza. No se inmutó en lo más mínimo, y si no fuera porque estaba respirando pensaría que estaba muerto.

—¿Blue? —susurré parando mis gestos.

Ni respondió ni se movió. Su rostro ardía por culpa de todo lo que había ingerido. Me preocupaba la manera en la que comenzaba a manejar sus problemas.

—No sé si me escuchas, pero. Yo sé que es duro —susurré acariciando su cabeza. —. Todo por lo que estás pasando no es fácil, para nada ni para nadie —Silencio  —. Pero sabes que siempre voy a estar aquí, Blue. Quiero que sepas que voy a estar contigo de cualquier manera. Te voy a ayudar a soportar todo esto. A pesar de no poder darte los mejores consejos siempre.

Miraba a sus ojos con el corazón al mil, como si los fuera a abrir. Pero murmuró algo inteligible, aquello me hizo sonreír sintiendo mis ojos arder.

—¿Qué dices? —Me aguantaba la risa.

Él subió sus manos de forma torpe a mi rostro.

—Te amo —susurré cogiendo sus manos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. —. Te amo, Blue. Eres mi pequeña gran estrella azul.

Seque la lágrima que se escapó de mi ojo y lo cargué en brazos, para llevarlo al baño y lavarle la cara y dientes. No me costó mucho, teniendo en cuanta que lo había hecho miles de veces con Liam.

Nos miraba en el espejo con un sentimiento de nostalgia. Y las palabras de Tana vinieron a mi cabeza, de que algún día encontraría a alguien que me devolviera mi brillo.

Y ahí lo tenía, un pedacito del cielo, dormido entre mis brazos.

Después de un rato le puse un pijama limpio y moví la cama para pegarla al armario. Así me evitaría sustos a media noche, y él caerse.

Yo también me puse mi pijama improvisado, con unos calcetines de hojas de otoño. Al tocar la cama sentí la paz colapsar mi cuerpo.

Miré a Blue dormir, me alegraba que lo hubiera conseguido. Al meno iba a descansar después de tanto.

...........

Hola chicos, al fin volvieron las actualizaciones de Blue. Estoy muy contenta de volver por aquí.

Esté capítulo fue corto pero intenso.

¿A vosotros qué os pareció?

Nos leemos en el siguiente, os quiero mucho.

Bye Mimados <3

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