Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[53] ฿‡ CENA A LA ITALIANA ‡฿

La caja de la droga de Noah Folen.

¿Se te antojan unos takis fuego?

¿Pizza con Piña o tortura para Blue?



Me cambié el pijama por unos vaqueros negros cargo, acompañado de un jersey de rayas azules oscuro y cuello alto. Y por supuesto mi maquillaje y Jordans de bota blancas.

Triana nos llevó en coche al sitio, porque íbamos bastante apurados con el tiempo.

Resultaba que Noah había pedido mesa en uno de los mejores restaurantes italianos de pizzas de todo Ángora.

Él había optado por un atuendo un poco más elaborado que el mío. Una camisa blanca de encaje con flecos. Con un chaleco de cuero marrón oscuro sin mangas. Que le quedaba perfectamente ceñido a su cuerpo. Y unos vaqueros campana.

Bajo la luz de la farola sobre nosotros, su pelo perfectamente peinado se veía hermoso. La sensación dentro de mí era igual a la del primer día.

Observé como el coche de Triana se manchaba con su brazo fuera para despedirse. Sonreí respondiéndole, abracé mi cuerpo hundiendo mi cara en el cuello del chaquetón, hacía demasiado frío.

—¿No estás helado? -le pregunté a Noah, ocultando mi cara en aquel cuello de plumas.

Negó y me tendió la mano. Me desprendí de un brazo sintiendo el frio volver a esa parte de mi cuerpo y agarré la suya.

Estaba más caliente que una sauna en medio del desierto, será cabrón, incluso congelado vivo seguía ardiendo. Sonrió y me abrazó para darme calor, con sus manos en mi nuca. Me dio un tembleque y Noah frotó mi cuerpo.

—Que friolero eres —Apoyó su barbilla en mi cabeza y la besó. —. ¿Entramos?

Afirmé y me separé, a él le costó quitar sus manos de mí.

Los alrededores se sentían muy calmados. Grandes edificios, escaparates brillantes de tiendas cerrados, y muchos coches aparcados.

El lugar de la cena era el único bloque con vida, con la gran parte de sus paredes llenas de vidrieras y carteles. Con un gran cartel con el nombre en la zona superior. Desde fuera se veía bastante vacío.

Entramos y mientras esperábamos a que nos atendieran mi miedo ya no era el frío, sino que mi padre apareciera de nuevo como en el bar. Estábamos relativamente lejos de casa.

Cogí aire y me relajé. Noah me miró preocupado y cogió mi mano dándole de nuevo calor.

Un camarero nos llevó a nuestra mesa. Era una apartada de todas las otras, bajo un foco de luz amarilla. Y junto a un ventanal con vistas al aparcamiento y cielo despejado.

Los asientos eran uno de estos que parecen sofás, uno en frente del otro con la mesa en el medio.

La verdad agradecía el calor que hacía ahí, y ese maravilloso olor a pizza que era una fantasía.

¿Acaso era este el tan esperado paraíso?

Me deslice hasta sentarme en mi asiento. Noah me imitó.

—Esto es increíble. —Admiré todo quitándome la chaqueta para más comodidad.

—Por eso lo elegí.

Volví mi mirada a él, pero el mismo camarero volvió con la carta. Entonces ambos sonreímos prestando atención.

—Gracias, buen hombre —Noah se adelantó por ambos. El camarero nos sonrió feliz y se fue. Noah juntó nuestros pies bajo la mesa. —. ¿Qué quieres? Pide lo que sea.

La verdad no tenía ni idea. La carta era demasiado extensa. Llena de platos y pizzas.

—Sí que es difícil, sí -me leyó la mente —. Bueno, ¿pues qué quieres para beber? —me miró por encima de la carta. —. ¿Sidra rosa? Te gustará.

«¿Era buena idea? Teniendo en cuenta los últimos acontecimientos en los que decidimos tomar alcohol los dos juntos. Meh, supongo que sí.»

—Sí tú lo dices. ¿Pero ese tipo de cosas no salen muy costosas?

Noah puso su dedo en sus labios y movió la otra mano de arriba abajo.

—Shh, tranquilo. Te lo mereces, y no, no es para nada costoso. No te preocupes de verdad, conservaré todos mis órganos.

Reí negando.

Después de una pequeña charla con nuestro super amable y atento camarero, él nos recomendó varias pizzas.

—Si en algún momento quieres otra bebida pídemelo, no pases pena. Yo lo pido por ti.

Afirmé, sí me daba algo de vergüenza ir a pedir algo la verdad.
Probé aquella bebida color rosada que Noah me había prometido que estaba buena. Y la verdad es que era lo mejor que había probado con alcohol hasta el momento, y siquiera llevaba licor. Así que, el ganador es, redoble de tambor. ¡La sidra rosa, señores!

Noah me miró raro y luego a los alrededores. Y me señaló.

—¿Le conozco de algo?

Lo observé demasiado confundido, enseguida miré la copa. Noah negó mordiéndose el labio y se inclinó para llegar a mi oído.

—Sígueme el rollo, hagamos como que no nos conocemos.

Volvió a su sitio y me siguió señalando con una ceja alzada. Sonreí y lo miré dejando la copa.

—Blue... —Me quedé pensando en si decir mi apellido o no. Negué y extendí mi mano. —. Blue a secas.

—Noah Folen, un placer Blue a secas —Estrechó mi mano con la suya llena de anillos. —. ¿Y viene mucho por aquí? No te había visto nunca. De ser así me acordaría.

Me aguanté la risa, y le seguí el juego.

—No, la verdad. Es mi primera vez aquí.

—Ya decía yo que no olvidaría a alguien como usted.

Solté una carcajada cerrando los ojos, y él bajó su brazo fuerte al sillón, frustrado.

Atrapó mis pies con los suyos y los atrajo a él.

—Cada vez aguantas menos esto de fingir.

—Pues no fijamos —dije con un aire gracioso rojo, por el calor —. Actuemos como nosotros y disfrutemos. Ya podemos hablar de cualquier cosa -Ladeé mi cabeza. —. Bueno, de cualquiera no.

«No era plan de hablar del orfanato aquí.»

Afirmó alzando la cabeza.

—Oye, y eso de encontrar a tus verdaderos padres. ¿Sigue en pie? Me gustaría ayudar en la investigación.

Cierto, ese pequeño detalle.

—Creo que lo necesito, quizás ellos me puedan ayudar de alguna forma —Lo miré. —. Pero, ¿qué hay de ti? Noah. ¿Tú no quieres? Quizás tengas una gran familia, quién sabe.

Noah miró la copa mientras la movía y negó.

—Dudo mucho que me trajeran de fuera como a Triana. Ya sabes que dijo que a muchos los llevaron cuando eran muy pequeños como tráfico de personas. Pero yo nací en el orfanato, estoy seguro. Y no pienso volver por alguien que no me tubo con cariño —Dejó la copa y me miró tomando aire. —. Yo siento que a tú eres de fuera, porque planeaban contigo algo muy grande.

Tenía razón, aunque aún no lo sabíamos todo a la perfección.

—Entonces encontraremos a los míos.

Sonrió y afirmó, él creía en el plan.

—Pero, ¿qué hay de nosotros?

Lo miré asustado.

—¿Qué quieres decir?

—Cuando todo acabe. Viviremos juntos en nuestra propia vivienda, y todas esas cosas, ¿verdad? Con una mascota o dos. Con el renacuajo. Invitaremos a la rubia loca a ver pelis todas las noches. Pasaremos estas navidades los tres juntos...y... —Suspiró mirando fuera. Hizo un mohín y arrugó las cejas. —. Ya sabes, todas esas cosas.

—No sé si aguantaré con el Hippy chiflado hasta navidades. A lo mejor me divorcio antes.

Noah estiró de mis pies con los suyos y me lanzó una mirada asesina bebiendo de la copa. Le saqué la lengua y me crucé de brazos.

Miré a la puerta donde no había nadie pero yo sentía que sí. Tenía miedo de que la música ambiental y todo se detuviera de nuevo, como aquel día en el bar. O de que me ataque con una visión, que me haga soltar mi aura y tengamos que huir de ahí. Estropeando toda la sorpresa de Noah.

Mi cara de agobio tuvo que ser tan descriptiva que Noah se levantó y vino a cogerme de los hombros. Miró a donde yo, y luego a mí.

—¿Visión? Blue.

Cogí aire y negué.

—No, pero y si él... —Señalé la puerta.

Noah la miró de nuevo y luego volvió a mí con una explosión sería.

—No va ha venir Blue, estamos rodeados de gente. Si al volver te da miedo por el tema de andar solos. Triana ya ha dicho que nos puede venir a recoger. Es normal que te sientas así. Pero estamos juntos. Vamos a seguir hablando y verás como se te olvida todo. —Me abrazó fugazmente besando mi cabeza, y volvió a su asiento.

El camarero dejó los platos sobre la mesa mientras yo me recuperaba cogiendo aire.

—Choca, mi chico. —Alzó la mano sobre el humo que emitían las pizzas.

Unas mariposas resolvieron mi estómago al escuchar "mi chico".

Ahora estaba más calmado. Le respondí el saludo y cogí un trozo de pizza y él otro.

—Sabes, pensé que el Peque no regresaría —Sonreí al recordar lo de hoy. —. No sabes lo feliz que me ha hecho verlo.

-Lo sé, Blue. Yo también me he alegrado —Me señaló —. Prometo y juro hacerme su amigo. Si Noah no puede lo hará michi Noah -Dobló su brazo sacando músculo. -. ¿Y qué te contó?

—Él no mucho, pero yo sí —Sonreí notando mis mejillas rojas. A él se le iluminaron los ojos. —. Me dijo que Triana le cae mucho mejor que tú.

Él suspiró llevando sus manos a su cara echando la cabeza para atrás. Solté una carcajada.

—Debes estar bromeando.

Negué mordiendo la porción. Estaba demasiado buena para ser real. Creo que nunca había estado comiendo la verdadera pizza.

—Si te pude conquistar a ti. Me ganaré el corazón de ese renacuajo, versión tuya de hace nueve años. Todo esto es porque no me conoce.

—No es tan fácil Chiflado. Ese niño es el demonio de Tasmania cuando alguien pasa más tiempo conmigo que él.

—Bueno —Alzó sus manos. —, pues os pagaré un retiro con lo que sobre de la cena. Y le enseñaré a ese niño que la comida se comparte.

Casi me atraganto bebiendo manchando todo de sidra rosa. Patee su pie con botas y él se escondió bajo sus brazos actuando.

—Te voy a enseñar yo a ti otra cosa. Se llaman destra y sinistra —Alcé mis puños. —. Y te quieren conocer muy ansiosas.

Levantó sus brazos como en un atraco y sonrió.

—Vale, perdón. No volveré a comer delante de la gente pobre para que no se enfaden.

Afanculo. —susurré entornando mis ojos.

Él se inclinó hacía mí.

Cazzata. —dijo, abriendo mucho los ojos.

«Madona.»

Lo intenté atacar pero se volvió a sentar.

—¡Desde cuándo sabes hablar italiano! Estas cosas se dicen antes. —exclamé.

—Desde que la cuidadora de Liam nos enseñaba palabras por la noche. Pero las palabrotas las sé por Måneskin —explicó con una mano en la mesa mirándome con los ojos entornados. —. ¿Y tú? Mimado.

Levanté mis hombros.

—Cuando mi padre se enfada le da por hablar los cinco idiomas que sabe. Ahí si se aprenden palabrotas. Y solo sé insultos.

Noah soltó una risa, esa que suena a cuando alguien frota un cristal con un paño. Se me contagió y solté una casi sin sonido.

—¿Y ese hipopótamo con bronquitis?

«Nunca lo había oído reírse así.»

Negó.

—Estamos como cabras. —finalizó.

—¡Estas!, eso sonó como una foca siendo atropellada.

Soltó otra risa parecida rojo, llevado su mano a su rostro, tumbándose un momento de lado.

Conque la verdadera risa de Noah sonaba así. Este chico era una caja de sorpresas.

Me aguanté la risa rojo con una luz en los ojos, que no era la que nos alumbraba desde las alturas.

Negué esperando a que se recompusiera mientras comía más pizza. El queso se hizo hilos después de que mordiera.

Aquello estaba riquísimo, estaba tan calentita. Y ya apenas sentía mi resfriado. Los nervios fueron desaparecido junto con la risueña risa de Noah.

Él carraspeó colocando los múltiples volantes de su camisa. Lo miré alzando una ceja comienza, tenía prioridades, él no respondió y alcé los hombros.

Él hizo un gesto de girar su dedo pensativo, y luego mejoró su postura acercándose a la mesa. Me indicó un momento y él también comió. Ladeé la cabeza y lo miré serio mientras él sonreía con queso por sus labios.

Una eternidad más tarde, mi novio habló.

—Lo he estado pensando hoy y... Tenemos que pensar en un trabajo para ambos —levantó los hombros y una mano. —. Ser unos okupas no es uno.

Me quedé pensativo mientras veía a la nada. Luego soplé, era algo complicado. Ya que no habíamos tenido los estudios necesarios como la gente normal.

—Es algo difícil, ¿no crees? Para empezar no tenemos estudios

—Yaa, lo sé, lo sé  —Puso su mano al frente y me señaló. —. Diseño gráfico, me gusta para ti.

Ladeé mi cabeza de nuevo pensativo. Ahora lo señal yo, sonriendo.

—Cuidador de niños.

Casi se ahoga comiendo y negó mirando al techo.

—Definitivamente, me quieres ver muerto.

Hice un mohín afirmando.

—Pues botánico.

Hice referencia a la broma que me contó que le hicieron, aquel día que hablamos por primera vez en los baños del orfanato.

Me señaló dejando a la vista todos sus anillos, que me amenazaba al igual que si mirada.

—Hablamos en casa.

Hice un gesto de falso miedo alzando los brazos.

—No, por favor.

Se volvió a alzar estando más cerca de mí sobre la mesa.

—Pienso atarte a la cama y cumplir otro de mis sueños húmedos. —susurró sin apenas aguantar la risa.

Me crucé de brazos y lo miré con una ceja levantada.

Él sonrió pero enseguida volvió a estar serio, y mientras se sentaba puso sus dedos en sus ojos y luego en mí.

Le dio un bocado a la pizza y se quedó mirando al suelo. Golpeó mi pie sin expresión y puso voz ñoña.

—Era broma.

—Anda, no me digas.

Volvimos a nuestras posturas normales y el restaurante se iba quedando vacío.

—¿Te va ha apetecer hacer algo luego, o vas a tener mucho frío?

La verdad me quería ir a casa después de eso. De todas formas nada estaría abierto.

Negué.

—Pero, ¿sabes que sí me apetece?

Se recostó en el sillón con una mano en la mesa.

—Sorpréndeme.

—Unos takis fuego —Llevé mis manos a mi cara echándola para atrás. Mataría por unos takis fuego.

—¿Te gusta el picante?

Abrí mucho mis ojos volviendo a mi postura.

—Obvio, ¿a ti no?

Puso una cara de asco y negó. Estaba claro que no.

—Ya veo que tu gusto en patatas se asemeja al de tu vestimenta. —Se hizo una bola con una sonrisa antes de que le pagara una patada, "con cariño". De no ser porque estábamos en público lo hubiera electrocutado.

—Repítelo si tienes huevos. Que bien que los tuviste para huir con el del mal gusto en ropa y patatas.

—Auuu —Exageró el golpe que le di. Si estuviéramos en casa le ya le habría puesto ha hacer la croqueta en el suelo —. Ya verás lo que es tener huevos. —amenazó y se levantó a la barra.

Cuando nuestro camarero lo oyó y fue a por su pedido, Noah se giró y me miró cruzado de brazos, de forma amenazante.

La verdad que la broma de la cama de antes solo había batido más mi cabeza. Desde esta mañana, que pude pensar en algo fuera de matar a alguien, y desde hace unos días. Me replantee que quizás ya era el momento para dar, el paso.

«Tener relaciones.»

Noah volvió y me interrumpió con su venganza. Había pedido una porción de pizza con piña.

Tapé mi rostro apoyando mi brazo en la mesa, aguantando las ganas de pegarle una hostia ahí mismo.

—La madre que te parió, Noah —Al final si iba a recibir su par de ostias por su cumpleaños. Solo que veinticuatro horas atrasadas. —. Me das miedo.

—¿Yo? —exclamó sorprendido sentado en su sitio. —. ¿Qué hay de ti mimado? ¿Sabes lo que es estar leyendo en medio de la noche y que te levantes sonámbulo?

—¡Mentira cochina! —golpeé la mesa.

—Pero cómo vas a saberlo si estás sonámbulo. —Gesticuló con las mano.

—Ay, perdone —Levanté mis brazos —. Pues te tendrías que escuchar roncar —Me recosté e imité sus ronquidos muy exagerados. —. Así haces tú, y a veces parece que una bomba a caído sobre el tejado.

Sí roncaba, pero apenas era perceptible. Y le daba la razón en que era peor hablar en sueños o encontrarme parado en la cama a media noche.

Noah se hizo el ofendido.

—Nadie te obliga a compartir cama conmigo. —Se puso a imitarme supuestamente sonámbulo y balbuceó algo en una lengua inventada.

Solté una carcajada y él también pero como lo de antes.

—¿De verdad ronco?

Ladeé la cabeza con las mejillas ardiendo por la risa.

—Un poco, pero tranquilo. No te déjate solo para dormir.

—Perdona pero aquí el que necesita al otro eres tú, pero si parece que soy tu bolsa de calor en vez de un novio.

Alcé las manos.

—Solo juego las ventajas.

Levantó las cejas y volvió al trozo de pizza, si se le puede llamar así. Casi se me había olvidado que ese espécimen estaba sobre la mesa.

Noah fue el primero en probarla. Si le salía un tercer brazo u ojo saldría corriendo por patas, después de quemar el local.

La cara de Noah fueron más que mil palabras. Se aguantó una arcada y extendió la pizza.

—Toma —Me quería cargar el muerto a mí, rastrero. —, seguro que con tu gusto te gusta, o no. Realmente es asqueroso. No está ni en la carta. Por poco me echan por pedirla.

La cogí con miedo y le di un bocado. Noah me miraba con lo ojos arrugados como sus labios. Y ya lo entendía. La comida del orfanato era mucho mejor que esa mierda.

Noah rio al ver mi cara de sufrimiento, y me reclamó el trozo dejándolo a un lado.

—No comas más anda, sabe a rayos.

Afirmé.

—La comida del orfanato sabía mejor. —Le di un sorbo a la bebida para quitarme ese mal sabor de boca.

—Hey, te tengo algo -Se levantó y me señaló —. No te muevas, regreso enseguida. —Se dirigió a la barra donde esa vez el camarero le dio una caja azul bastante grande.

No pude evitar sonreír de oreja a oreja rojo, al verlo acercarse a la mesa con eso en las manos.

Noah enganchó una sonrisa achinando sus ojos, sus hoyuelos se marcaban más que nunca y sus cejas hacían olitas. Agarró una silla y puso la caja sobre esta.

—Te dije que te debía algo por lo de ayer. Y además nunca pudimos celebrar tu cumpleaños por capricho del destino y horario. Así que... —Levantó la mano sobre la caja colocando sus gafas que se caían por sonreír tanto. —, aquí lo tienes. Soy un hombre de palabra.

Eché para atrás mi cabeza, y por ende, mi pelo. Con las manos sobre la cara temblando.

—Noah...

—Shh —musitó, cogió mi brazo y me giró hacia la caja. Todo mi rostro dejó de ser pálido para pasar a ser rojo. Mi mano tembló y él la acarició poniéndose de cuclillas a mi lado. Me rodeó y dejó su cabeza unos segundos en mi pecho. —. Tú también te mereces un regalo por tu cumpleaños, Mimado. Te quiero mucho. No lo olvides nunca. Siempre voy a estar a tu lado, da igual de que forma o con que relación.

Lo miré de reojo y luego a la caja, que ponía "La caja de la droga". No sabía cómo reaccionar a esa situación, no estaba acostumbrado a ser tanto el centro de atención.

Destapé la caja y Noah guardo la tapa. Un olor a incienso de pino salió del interior con una llamarada de fuego. Mi talento por distraerme fácil me hizo detener la atención en la sudadera, perfectamente doblada, de color gris. Al sacarla vi su precioso estampado. En la espalda era un dibujo abstracto figurativo como los que yo solía dibujar cuando me aburría.

Me la puse oliendo fuerte y Noah sonrió desde abajo. Me sonreía rojo jugando con la tela de mi ropa.

Lo siguiente que me distrajo fue una funda de gafas, al abrirla me encontré con unas gafas de sol negras de lentes rectangulares. Solté una carcajada echándome para atrás. Nunca unas gafas me habían hecho tanta ilusión.

—Así nos dejaras de robar.

—Es justo lo que necesitaba —Me las puse con una sonrisa dental. —. No te veo un chorizo.

—Quizás porque no hace sol, hijo de mi vida. Venga. —Me dio una palmadita para que siguiera abriendo el regalo.

—Ya voy, ya voy. No te enfades abuelo. —Subí las gafas y las coloqué como diadema.

Noah se incorporó y colocó la capucha de la sudadera bien para luego peinar la parte trasera de mi pelo. Despeje la mesa para poder dejar todo ahí.

Retiré un poco del confeti negro y azul, logrando desenterrar lo que parecía un trozo de cartón. Al sacarlo y darle la vuelta vi que era un mini Noah de cuerpo entero en cartón.

Reventé a carcajadas sintiendo una punzada en el abdomen. Sólo podía señalar el objeto rojo y con lágrimas en los ojos. Noah logró aguantar con una sonrisa y levantó los hombros.

—Fue sugerencia de Triana. Hacer la foto ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida.

Solté una risa ahogada y tapé mi cara con mis manos llorando por la situación. Intenté decir algo pero la risa me hacía balbucear.

Noah me imitó de forma graciosa sonriendo.

—Mira que eres bobo.

—Oye —me quejé cogiendo el aire que había perdido. Miré la mini figura se Noah de nuevo. —, muy guapo, eh.

Movió la mano en el aire negando con las cejas arrugadas.

Lo siguiente que vi era una bote. Al sacarlo vi que era una vela con una etiqueta de un dibujo, hecho por Noah, de un campo nublado.

—Mira, huele. —Se volvió a inclinar quitando la tapa.

Aquello olía a pura hierva mojada. ¡Por todos los dioses! A lluvia, olía a una noche lluviosa de verano. Inspiré fuerte el aroma poniendo mis ojos en blanco de forma exagerada.

—Esto si es justo lo que necesitaba.

«Mi sueño hechorealidad.»

Como aún quedaban muchas cosas cosas dejé de esnifarme la vela y la aparté de mu vista para no caer en la tentación. No pensaba encender esa vela nunca.

Metí la mano en la caja y saqué un paquete muy pesado. Miré a Noah sorprendido, no sé si por lo bien envuelto que estaba o porque eso parecía una elefante embarazada de cuatrillizos

Rasgue el papel de dibujos animados para encontrarme con unos lápices de dibujo, que tenían pinta de ser más caros que toda mi vida.

Tapé mi boca en shock y Noah se levantó a abrazarme. Me rodeó los brazos pero yo estaba demasiado ocupado manteniendo mi posición. Hasta ahora había dibujado con lápices a los que se les rompía siempre la punta, por los que los tenía muy pequeños. Y siempre había soñado con tener uno de esos estuches de muchísimos colores con buena pigmentación.

—La madre que te parió —Se me rompió la voz por recordar mis noches frustrado porque no me salían bien los dibujos. Donde al final conseguí acostumbrarme y encariñarme con mis lápices truchos —, te voy a matar, te voy a matar. —Solo pude apoyar mi cabeza en él tomando aire abrazando mis nuevos lápices.

—Tranquilo, no te tomes la molestia -Besó mi frente. —. En clases me di cuenta del estado de tus lápices. Así que intuí que te haría ilusión tener unos así.

Al separarme el sostenía un paquete de la caja. Respiré hondo con el corazón al mil. Ahora era un para rayos de estímulos.

Mientras rasgada el papel con una mano Noah logró separarme de mis hijos. Cogió la caja y se sentó en la silla.

—No te creo. —mascullé, viendo el reproductor de CDs. Uno de mis propósitos de adquisición en la vida. Supongo que hoy tenía dos menos.

—Ya iremos a por cedes no te preocupes.

Dejé el aparato tapando mi rostro queriendo llorar. Solo podía imaginarme a mi yo pequeño viéndome feliz por lo que había logrado. Ilusionado porque por fin teníamos eso que tanto queríamos.

Noah me levantó y abrazó fuerte. Con una mano en mi nuca y otra en mi espalda.

—Puedes soltarlo, no pasa nada. Sabía que te ibas a emocionar. Así que no me haré el sorprendido.

Cogí aire temblando y giré mi cabeza apoyándola en su hombro soltando alguna cálida y salada lágrima.

—¿Lloras de felicidad? —Giró un poco su cabeza y acarició la mía.

—No te haces una idea. —balbuceé, cerré mis ojos fuerte temblando.

Beso mi mejilla como pudo y balanceo nuestros cuerpos con seguridad. Nos giró y me dejó a espaldas del restaurante ya vacío.

—Llora si lo necesitas, no pasa nada. Menos meas.

Solté un sollozo negando. Pasé mis brazos por su cuerpo para llevar mis manos a mi cara temblando.

—Blue —susurró cerca de mi oído —, el maquillaje. No has traído el delineador. Y no quiero un panda como novio.

Solté una risa y golpeé su espalda. Acaricié su cabeza y me separé volviendo a mi altura.

—Ese chiste si te ha hecho gracia, pero el del pis no.

Noah me miraba con esa sonrisa suya, con las mejillas rojas. Dejó caer una mano sobre mi cintura, rodeándola con delicadeza. Miró mis labios respirando nervioso y luego subió sus ojos verdes para mirar a los míos.

No puse resistencia, lo miré alzando la cabeza tomando aire, con varios mechones cayendo por mi frente. Él aprovecho y colocó su otra extremidad en mi espalda acercando mi cuerpo obligándome a dar un pasito. Sonrió y bajó su cabeza y cuerpo para besar mis labios. Envolviéndolos con delicadeza y calidez.

Me puse de puntillas y él se encorvo más. Dio un último beso a mis labios y bajó a mi cuello para dejar uno cálido y profundo. Dejando su cabeza ahí por unos segundos. Mi corazón se aceleró de una forma descomunal al sentir su rápida respiración sobre mí. El reflejo del ventanal me mostraba una amplia visión de la situación, y fuera de sentir vergüenza o miedo. Me sentí la persona más feliz del mundo, una que por fin se está a encontrando a sí mismo.

Después de unos segundos donde solo habíamos estado nosotros y cuatro paredes, recogimos todos los regalos para meterlos en la caja. Lo que yo desconocía era que mi maravilloso novio, tenía una sorpresa más. Si ya daba vergüenza que te contasen el cumpleaños feliz una persona. Imaginad que alguien diga al restaurante que es vuestro cumpleaños y haga que los camareros saquen una tarta con una bengala.

«No había pasado tanta vergüenza en mi vida.»

Después de todo eso ya se hizo demasiado tarde para tartas o pizzas con piña. El restaurante había cerrado sus puertas.

Y con temperaturas inhumanas caminábamos de vuelta a casa. Le había obligado a Noah a ponerse mi chaqueta, ya que yo tenía aquella sudadera.

Su mano y la capucha eran lo único que me mantenían el cuerpo protegido del frío. De nuestras bocas salía un humo que nos envolvía con cada hablar.

No había ni un alma por las calles, ni coches, ningún ser vivo o de motor. Alguna que otra ventana iluminada de amarillo eran la única señal de que la vida en Angora seguía ahí.

Noah miraba a los alrededores con la caja en una bolsa de tela, colgada del brazo mientras fumaba vaper. Lo miré con las cejas arrugadas.

—Ya sabes lo que estuvimos hablando.

Habíamos acordado en que intentaría dejar de fumar aquello por su salud.

—Ya, ya —susurró. —, tienes razón, lo siento. Pero no es tan fácil. Dame tiempo, por favor.

Asentí mirando al suelo. Acabar con algo así no debía de ser fácil.

Por cierto, aún no sabía como decirle lo del paso. Realmente me sentía listo y con ganas. Pero me daba demasiado vergüenza sugerir el plan, por llamarlo de forma familiar. Estaba listo, pero, ¿listo de verdad? De mente a medio camino, y de cuerpo, bueno, ni lo sabía la verdad.

Cuando quise acabar de discutir conmigo mismo ya habíamos llegado a aquel, tan familiar portal. Y lo bueno es que de una pieza.

—Aguanta, Blue, por favor —me tendió la bolsa de mi regalo, para que pudiera abrir la casa —. Las señoritas primero. —Sonrió haciendo una reverencia.

Pase al interior y el calor me abrazó dándome una bienvenida digna del Olimpo.

Al llegar a casa después de mil trillones de escalones después, nos encontramos con una nota de Triana. ¿Qué cómo sabía que era suya? Por los stikers de flores y bolas de discoteca.

"Voy en un santiamén. PD: Víctor no me ha secuestrado y obligado a escribir esto. Estad tranquilos, Taylor me acompaña. La voz, por supuesto. Bueno, se me acaba el papel. Os quiero mis niños ☆"

—Esperemos que sí vuelva, se quedo a mitad de contarme sobre la historia de Reputation. —Noah sonrió mostrando la nota. La guardó en la bolsa y cerró la puerta con llave.

La casa estaba mucho más cálida que la calle y portal. Se veía el pasillo de puertas tan solo iluminado por la pequeña luz amarilla de la entrada.

Dejamos nuestras chaquetas y zapatos en la entrada, para cambiarlos por los de ir por casa.

Noah bostezo detrás de mí mientras me dirigía al cuarto, entonces me abrazó por detrás retrocediendo mi paso, y haciéndome sentir un cosquilleo.

—¿Tienes sueño?

Negué y me giré para mirarlo chocando con la pared.

—¿Qué me dices de ti?

Se quedó pensando mirando a la nada con sus brazos sobre mis hombros. Negó haciendo una cara rara.

Lo observé con la respiración acelerada y los labios abiertos, con mis ojos azules perdidos en su rostro. Los suyos se dieron cuenta de mi lenguaje no verbal, inclinó su cabeza hundiendo sus cejas y acarició mi mejilla, haciéndola arder. Miró en esta dirección y no me lo pensé antes de volver a tener su mirada sobre mí.

Me lancé y atrapé sus gruesos labios con los míos, rodeando su cuello y hundiendo mis dedos en su pelo. Agarró mi cintura con las dos manos y me dirigí a su oído de puntillas.

—Estoy listo —susurré, con la respiración acelerada, todo mi cuerpo tembló. —. Quiero hacerlo contigo.

Noah dejó mi cintura y acunó mi rostro haciendo que lo mirase. Mis mejillas ardían en fuego y mi pulso en terremotos. Y esas mariposas en el estomago empezaron a chocar contra mi estómago con ira.

—¿Blue, estás seguro? Te puedo asegurar que es la última cosa que me hurgue hacer en este planeta. No lo tienes que hacer por presión, eso no. Yo te puedo esperar lo que haga falta. —susurró.

Intenté mandarlo a callar pero me temblaba la voz. Tragué saliva y desvié la mirada por unos segundos para relajarme.

—Quiero hacerlo, nunca he estado tan seguro de algo.

Afirmó y cogió mi mano guiándome al cuarto. Nos introdujo dentro y cerró la puerta con pestillo. Lo miré de pie con las piernas temblando y sin poder respirar

Fue encendiendo todas las guirnalda subiéndose a la cama y apagó la luz principal. Bajó de un salto frente a mí.

Acunó de nuevo mi rostro pero al sentir su tacto, temblé en el sitio cogiendo mucho aire, sentía mi corazón en cada punta de mi cuerpo. Noah asintió y alzó las manos. Tomé aire y me acerqué, él no se movió. Entonces tragué saliva y besé sus labios.

Caminó a la cama llevándonos a los dos. Me quedé de rodillas sobre el colchón y él sentado debajo de mí. Me hizo un okay con la mano y afirmé. Entonces beso mis labios de nuevo sin tocar aún mi cuerpo. Tan solo cogió nuestras manos y las juntó.

Separó su cabeza y me miró desde abajo, sus mejillas y nariz estaban rojas. Y sus labios dejaron escapar un suspiro.

—Tranquilo, ¿de acuerdo? Iremos muy lentos te lo prometo. Sólo se hará lo que quieras, y te avisaré de todo, en todo momento.

Cogí aire y apreté con fuerza su mano.

—Estoy muy nervioso.

Afirmó con una sonrisa.

–Tranquilo, es normal. Yo también.

Miré al techo cogiendo aire.

—Pero yo más.

Noah se echó para adelante y subió su cuerpo para mirarme.

—Lo sé, y es normal. Haré como que no estoy canalizando tus energías nerviosas por culpa de mi sexto sentido, provocando que me contagies tus nervios.

Solté una carcajada alegre.

Se levantó comenzando a desabrochar los botones de su chaleco. Me tembló la respiración y de nuevo mi corazón bombeaba furioso. Sabía que él iba a ser cuidadoso. Pero me daba pánico adentrarme a algo que no conocía.

Me quité la sudadera porque el calor y agobio, me estaban asfixiando. Soplé moviendo mi pelo, dejando la prenda a un lado con el pulso tembloroso.

—Blue —Noah me escuchó, se acercó sentándose a mi lado —, respira hondo, todo irá bien. Además —Movió la mano para quitarle importancia. —, la primera vez siempre sale mal, si se comparan con las otras. Los nervios son normales.

—Eso no ayuda. —Entorné mis ojos con el rostro rojo.

Él soltó una risa alzando los brazos, y se subió por completo a la cama. Lo seguí con la mirada, incorporando a su vez mi cuerpo para quedar apoyado en la pared de cojines.

—¿Abajo?

Me miraba con una rodilla a cada lado de mi cuerpo.

Soplé desviando la mirada.

—¿Tú que crees?

Afirmó y se fue acercando, sus pasos eran torpes sobre el colchón. Cuando estuvo lo suficiente cerca casi se tropieza y cae de lado. Apretó los labios y yo sonreí. Cogí su rostro y lo acuné, sin saber donde colocar mis dedos, como su fuera la primera vez que hacía eso.

Él cerró los ojos y dirigió sus labios a mi mandíbula. Al sentir su cálido y húmedo contacto di un bote en el sitio. Una vez bien posicionado, deslicé mis brazos por su cuello. Él giró su cabeza para estar más cómodo y bajó su cuerpo, haciendo que cada vez estuviéramos más cerca.

Subió la intensidad de sus besos, comenzando a succionar bajando por mi cuello. Cerré fuerte mis ojos cogiendo mucho aire.

—Espera. —La voz no me salió, fue como un último aliento. Él paró de inmediato y buscó mi mirada. Agarré las esquinas de mi camiseta para deshacerme de ella. Al ver esto, Noah comenzó a desabrochar los botones de su camisa. Bueno, intentó. —. Déjame, te ayudo.

—Es que me tiemblan las manos.

Solté aire por la nariz sonriendo.

Cuando acabé planté un beso lento en su cuello.

Cogió nuestras prendas y las lanzó sobre el puf para que no estorbaran. Me deslicé hasta estar tumbado por completo, cogí aire y doble las rodillas para tener a Noah más cerca. El sonrió con una goma de pelo entre los dientes mientras se quitaba los anillos dejándolos en la mesilla. Con su pelo recogido en una coleta, extendí mis brazos pasando mis manos por su espalda hasta sus hombros mientras él bajaba de nuevo.

—¿Más tranquilo, Blue? —Acarició mi mejilla.

—Estoy vivo, que ya es mucho.

Negó riendo y volvió a mí, a mi clavícula. Bajando por mi pecho dejando un rastro de cariño. Solté un suspiro cerrando los ojos y hundiendo mis dedos en su espalda. Cuando llegó a la zona baja de mí abdomen, beso con más profundidad, bajando el ritmo y cogiendo mi cintura.

Solté un gemido mordiendo mis labios, las piernas y brazos me temblaron, al igual que mi respiración. Doblé las extremidades que aún no rodeaban a Noah para hacerlo. Él regreso rápido a mis labios, pero no sin antes comprar que estaba bien. Iniciamos un juego de lenguas, donde su siguiente movimiento fue bajar su cuerpo juntando nuestras pelvis. Jadeé contra sus labios e incliné mi espalda provocando estar más cerca de la persona con la que iba a compartir muchas cosas esta noche. Él también soltó un sonido de placer, me separé y con miedo e inseguridad; rodeé su cuello para besarlo como él lo había hecho conmigo.

Suspiró cogiendo con delicadeza mi cintura, como si no quisiera que me fuera.

—Blue —gimió, y un escalofrío me invadió el cuerpo. —, espera, espera.

Me apartó tumbándome, lo seguí con la mirada y el rostro con marchas de diferentes tonos de rojo. Al levantarse le temblaron las piernas, se acercó a su mochila y sacó un condón.

—Espérate tú. —El miedo se notaba en mi respiración y tono.

—¿Aún no quieres que...

—Sí —Alcé la mano y cogí aire. —, pero aún no, por favor. Te lo pido.

Afirmó, alzó el paquete y lo dejó en la mesilla de noche. Bajó despacio y volvió a mí cuello.

Mucho rato después, duchados y con sábanas limpias. Descansaba sobre el pecho desnudo de Noah. Con mi pelo aún algo húmedo, y solo unos pantalones cortos. Él jugaba con mi pelo mientras me dedicaba a observar a la nada.

Esa noche no solo había sido de sexo. Nos habíamos quitado un peso de encima, junto con muchos prejuicios. Sobretodo eso.

Nuestra confianza había aumentado a niveles mayores. No había sentido tanto placer en mi vida, pero aquello no se parecía en nada, con aquellas cosas con las que fantaseaba en el orfanato. Nos habíamos equivocado en algunas cosas, en casi todas, pero desde luego no había sido incómodo.

Y sí, sí se hablaba en el sexo. Y no del tiempo, sino de como se sentía el otro en ese momento.

Y por encima de todo esto. Había sido un momento íntimo pata ambos.

«La mejor noche de mi vida.»

«Y Noah lo hacía de puta madre.»

—Blue —musitó Noah. Trayéndome de nuevo al mundo real. Supongo que es un adiós —, Blue, Blue, Blue... —Procedió a manosear mi cara para llamar mi atención.

Me incorporé rápido cogiendo su cara con una mano.

—¿Qué? —musité, con mis ojos azules clavados en él. Lo solté y me volví a acomodar encima suya, agotado.

—No me asesines, hombre. Que no estamos en una novela de bajo presupuesto —Bajó su mano hasta dejarla en mi coxis. —. ¿Estás bien?

—Peor que nunca. Pero oye, estoy vivo.

—Ja, muy gracioso. Lo digo en serio, Blue. —susurró, agachando su cabeza para buscar mi mirada.

—Y yo también —Silencio, levanté mi mirada con mis ojos rojos por el sueño. Él me observaba desde una posición tranquila —Sí, Noah —Afirmé —, estoy de puta madre. —Su cuerpo ardía tanto que me iba a cocer como no me quitase de encima —. ¿Cómo es posible que emitas tanto calor? Ni que fueras de Fuego, hijo mío. Que eres de Naturaleza.

Me quejé quitándome de encima y yendo a mí lado, que para mí suerte, estaba fresquito. Suspiré con una sonrisa tonta en la cara.

—Oye, Noah —me incorporé con el rostro algo comprimido por los nervios. —, ¿te puedo preguntar algo?

Él afirmó girando su cuerpo hacia mí.

Solté una risita nerviosa y dejé de mirarlo por unos segundos.

—Ayer mencionaste que desde hace un tiempo te llevaba llamando la atención.

Afirmó.

—. Eso quiere decir que te gusto desde entonces. —Alcé una ceja. Esa pregunta llevaba en mi cabeza desde entonces. Me picaba la curiosidad el saber si alguien había estado enamorado de mí desde tanto tiempo. Teniendo en cuenta que nunca me preocupé por lograr eso.

Noah negó apretando los labios.

—No exactamente así. Fue más como una llamada de atención, si te soy sincero.

—Supongo que eso es mejor que odiarme. —Alcé los hombros. Satisfecho con su respuesta.

—Blue escucha —lo miré —. Que conste que siempre fuiste mi debilidad. Como ese celebrity crush. Y cuando te sentaste aquel día en el comedor, simplemente vi mi oportunidad y fangirleé mucho. —Me señaló serio —. Pero ni te creas, Damiano te gana.

Alcé los brazos con una sonrisa que no sabía cuánto tiempo llevaba ahí.

—Eso ya parece más una respuesta de Noah Folen.

Sus mejillas estaban rojas y le había contagiado la sonrisa. Dejó de mirarme y se levantó hacia el armario.

—No te duermas solo con eso, hazme el favor —Me lanzó una sudadera que cogí al vuelo. —. No quiero te quiero aguantar malo y cojo mañana.

Le saqué el dedo mientras pasaba la cabeza por la prenda de ropa.

—Me la pongo porque no quiero más mocos, que conste.

—Duerme anda —se incorporó y besó mis labios de forma fugaz. —. No tengas pesadillas con Damiano.

—Lo intentaré.


.............................

Hola, Mimados.

Me alegra mucho estar de vuelta por aquí, y traerles un nuevo capítulo.

La verdad que estoy bastante orgullosa con como quedó todo.

¿A vosotros os gustó?

Espero que estén todos muy bien. Os quiero mucho y nos vemos en el siguiente capítulo ✨️

Bye, Mimados 🏢

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro