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[45] ฿‡ EL GATO DE LA MANCHA EN LA NARIZ ‡฿


¿Un sueño o una visión?

O la llorona

O un demonio


Resultaba que había algo muy importante que no me había contado, por vergüenza. Cada diez días debía de transformarse en un animal por una hora completa, ¿qué pasaba si tardaba más días o no lo hacía?, simplemente.

Moría.

Y después de esa hora inmediatamente, en un periodo de menos de cinco segundos, debía de tomar de su inhalador. ¿Qué ocurrirá si no lo hacía?

Moría.

El día que le tocaba hacer esto fue el día del baile de iniciación, y con todo el lío y caos además de estar conmigo en algo así como un conflicto no había podido. Tenía un complejo tan grande que no se había atrevido a contármelo. Por eso recién se había encontrado tan mal como los últimos días al estornuda.

Me encerré un segundo en el baño del cuarto, necesitaba asimilar.

Necesitaba asimilar el peligro de la situación. Una lágrima abandonó mi ojo en cuanto cerré la puerta. Me tapé con las manos la cara y me desahogué intentando hacer el menor ruido posible por él. Por mi culpa Noah estaba así de mal, mis rodillas impactaron con el frío suelo del tenue baño y solté un grito de culpabilidad e impotencia contra las palmas de mi mano. Mi pecho subía y bajaba con dolor pero no me podía quedar ahí llorando mientras Noah me necesitaba ahí fuera.

Me levanté con la ayuda del lavamanos y tragué fuerte acompañado de un sollozo. Me eché agua por la cara y me miré al espejo a esos ojos azules ahora rojos, mi cuerpo temblaba y estaba completamente blanco. Dejé emanar un largo suspiro y salí fuera.

Estaba tumbado en la cama y me siguió con la mirada. Su piel estaba mucho más pálida y bajo sus ojos se dibujaba unas profundas ojeras. Sus ojos aún conservaban esa luz pero no esa felicidad.

Me sonrió y me dio el inhalador azul. Puse una mueca de dolor y solté un quejido, dejé el objeto sobre la mesilla y me senté a su lado. Quería abrazarlo por si era la última vez que lo veía, pero no podía, si lo hacia lo iba a dañar más. Así que acerqué mi cabeza a su pecho y mi cuerpo tembló.

Inspiré el moco que amenazaba con caer, me separé y eché mi pelo para atrás con mis mejillas y nariz rojas por el agobio. Preparé el temporizador y lo miré.

Afirmó.

Me tumbé en la cama y se arrastró hasta estar sobre mí.

-Me pondré bien. - me dijo al ver mi estado - No va a pasarme nada. - cogió mi mano y sentí mi garganta arder.

—¿Le doy? —se puso cómodo y se acurrucó sobre mí.

—Dale, y no te preocupes mimado no me voy a convertir en un mamut y te voy a aplastar.

Sollocé haciéndolo sonar como risa y otra lágrima abandonó mi ojo.

Inicié el temporizador y él volvió a ser el gato de anoche. El pelaje de su frente donde se dibujaba la cara de un gato y el movimiento de su cola de derecha a izquierda rápidamente.

Respiré hondo, me había prometido que después de eso estaría como nuevo. No exactamente enseguida, aseguraba que el dolor después del inhalador y durante la noche eran insoportable. Pero que mañana estaría bien.

Él se durmió y apagué las luces excepto las guirnaldas del techo y luz de estrellas. No tener que levantarme para hacer las cosas eran lo mejor del mundo, y todo gracias a la telequinis.

Acaricié su cabeza con suavidad tapándome y miré el contador, cuarenta y cinco minutos. Nunca le hubiera creído a nadie que me hubiera dicho que estaría haciendo esto.

«Cuando el peque viera esto se olvidaría por completo de su odio hacia Noah»

—Noah. —susurré, se podría decir que me quería asegurar de que siguiera con vida, pero en verdad me aburría y como no hablara con alguien me iba a dormir.

Atraje los post-its cuadrados y un rotulador gordo rojo, y en uno escribí "" y en otro "no". Los pegué en la cama y Noah se despertó.

Bueno, michi Noah.

-¿Es verdad que los gatos siempre caéis de pie? - miré los papeles esperando su repuesta, pero no la hubo, y temí que en ese momento michi Noah me saltase a la cara y me destripara. Bajé mi labios y cejas y lo miré con los ojos entornados - Vamos - le animé, no había nada mejor que hacer.

Señaló que no y me tumbé de lado y él pegado a mí.

—¿Y qué hay de las siete vidas? —volvió a señalar que no —. ¿Y eso de que escucháis todo más fuerte? —Esta vez señaló que sí y yo me quedé pensando en más cosas mirando al techo, giré mi cabeza y susurré —. ¿Estás mejor? —Volvió a señalar el sí y no pude evitar sonreír achicando mis ojos bajo aquella luz de estrellas de colores.

Michi Noah retomó su sueño esta vez sobre el peluche de conejo. Me acerqué a él - Así de fácil te olvidas de mí.

«No te puede responder imbécil.»

Puso su cola sobre el post-it de sí y entonces le cubrí con la sábana "enfadado" Y acto seguido me calcé mis pantuflas y me fui a la cocina a por agua.

En el pasillo escuché un maullido y me giré con la ceja levantada. Noah corrió hacia mí y se sentó esperando a que lo cogiera. Reí con los labios y lo cargué en brazos.

Cada vez que el cronómetro estaba más cerca de la hora mi corazón se aceleraba más.

«Él ya lo ha hecho muchas veces solo y no le ha pasado nada.»

Dejé de hacer levitar la pequeña pelota que había sido mi único entretenimiento en los últimos quince minutos hasta ahora. Volví a mi ser pasando mi mano por mi pelo y retiré la pelota que había caído sobre mí. Me senté en la cama sin dejar de mirar el cronómetro y comencé a agitar a Noah alternando la vista entre él y ese maldito cronómetro.

Extendí mi mano cogiendo el inhalador azul y me preparé.

Tres, dos...

Noah me arrancó el inhalador como una bestia usándolo desesperado echándose a un lado, seguí con la mirada y los segundos antes de hacerlo su cara se mostró literalmente cadavéricos. Inspiró poniendo los ojos en blanco y recobrando su tez. Me quedé paralizado, Noah inspiró otra vez de aquel aparato apoyando su mano en la cama y empezó a toser, pero una tos que no pasaba desapercibida.

—Noah. —por fin me acerqué a él y acuné su cara.

Negó e intentó coger aire pero apretó los dientes y sus ojos mostraban dolor, auténtico dolor. Quité su pelo de su cara y él tosió de nuevo llorando.

Giré mi cabeza hacia el vaso de agua extendiendo mi brazo, pero él me cogió y me acercó a su lado.

Negaba cogiendo aire por la boca exageradamente y por fin me miró. Sus ojos verdes estaban rojos por las lágrimas y apoyo su cabeza en la pared y siguió cogiendo aire. Atrapó mi muñeca y me hizo poner la mano sobre su pecho.

Sobre su corazón.

«¿Eso era humano?»

Lo miré confundido y asustado con el ceño fruncido y él sonrió apenado.

Pero entonces empezó a toser en otro ataque de tos, saltando de la cama en dirección al baño tropezando a cada paso y con el inhalador en la mano. Lo seguí rápido y él comenzó ha hacer arcadas angustiado llevando sus manos a su pecho con una expresión de dolor. Y sólo comenzó a respirar hacia dentro.

—Noah. —la voz casi no me salía y todo me daba vueltas. Sentía mi corazón latir y vibrar por todo mi cuerpo, me era imposible moverme.

Se dejó caer, más bien cayó al suelo del baño junto al retrete, abrazándose a sí mismo mientras agonizaba.

Me tiré de rodillas junto a él sintiéndolas estás arder, pero su dolor era mayor, e hipé aguantando el pánico.

Pero ya estaba entrando en él.

«Por favor, haz una de tus bromas, lo necesito.»

No dijo nada solo se apoyó en la pared rojo, pero al menos su respiración se iba modulando y la tos empezaba irse. Cerró los ojos mirando hacia arriba y respiró hondo, luego puso una mueca de asco y se acercó al retrete para escupir y luego volver a la pared. Me acerqué arrastrando mis rodillas con mi columna recta y acuné su rostro con mis temblorosas manos. Me miró de nuevo sonriendo pero con una cara de estar abatido, un pequeño tic azotó su cuerpo pero al menos sus verdes ojos tenían esa luz de siempre.

Besé fuerte su mejilla y lo abracé sin pegarle mucho a mí, para dejarle respirar.

«¿Y esto lo tenía que pasar siempre solo? »

¿Estará bien tete?, La voz aguda del peque resonó en mi cabeza.

—Estoy bien —dijo en un susurro Noah. —. ¿Me ayudar a levantarme?

Me aparté de él y cuando lo vi y reconocí su voz no pude evitar que una lágrima cayera por mi ojo y de inmediato tape mi rostro cogiendo aire temblando e hipando.

Me había paralizado, del puto miedo. Esa enfermedad le hacía daño de verdad, mucho daño. Y yo no había hecho nada para ayudarle.

—Hey —a él se le rompió la voz y se arrastró con el culo hasta estar cerca de mí, me rodeó con los brazos. Carraspeó. —. Lo has hecho muy bien, estoy bien de verdad, mírame. Cansado pero bien, es normal.

Negué pero él me quitó las manos de la cara, me miraba con una expresión serena y con los labios rectos y ojos clavados en mí, la luz de la luna le daba en el rostro, estaba frío y aún temblaba un poco. Sacó la lengua y sonrió ampliamente con la dentadura.

Hice una mueca de amago de llorar y cogí aire.

—Me he asustado.

—Ya, no es fácil de ver. Hoy te estamos poniendo bueno de sustos eh —Acarició mi mejilla quitándome las lágrimas. —. ¿Volvemos a la cama?

Afirmé y me levanté, cogí su mano y él se levantó, rodeó mi cuello y lo cogí en brazos caminando hasta la cama mientras sujetaba sus piernas.

Lo dejé en su sitio y pasé por encima suya para ir al mío, al menos ya estaba más tranquilo.

Me tenía que dejar de poner tan nervioso, esto ya no era el orfanato. Ya nadie "corría peligro"

Noah agitó el inhalador y se tapó con el blanco edredón.

—¿Lo quieres probar? Sabe a rayos pero es como si miles de viento furiosos se volarán por tu garganta.

—Pero te lo voy a gastar.

—No seas bobo, tengo tres más en la mochila.

—¿Y cuánto dura cada uno?  —pregunté mientras se me cortaba la respiración.

Levantó los hombros y miró al techo tumbándose. Yo me eché a su lado y giré mi cabeza para mirarlo.

—Cada uno unos, seis meses.

«Eso eran menos de dos años de vida.»

Me senté mirándolo a los ojos y sentí ese ardor y dolor en mi garganta.

—No pienso quitarte días de vida.

Sonrió achicando los ojos y apretó el inhalador pulverizando el aire de su medicamento.

—¡Para! —me tiré encima suya y le baje el brazo.

-Hazme caso, no va a pasar nada. La fórmula de esta cosa es como la que usa la gente con asma - ladeó su cabeza y arrugó sus labios - No tan igual.

—Por favor, no me mientas para hacerme sentir bien.

Se acercó a mí y colocó un mechón tras mi oreja - Te lo juro, nunca te mentiría con esto. ¿Cuándo lo he hecho mimado?

«Nunca, Hippy Chiflado, nunca »

Afirmé —¿Cómo demonios se utiliza esto?

Noah sonrió al verme con aquello en la mano sin saber cómo utilizarlo, dio un saltito.

—Te lo pones en la boca, le das para abajo y al mismo tiempo inspiras fuerte. —hizo una sonora y exagerada inspiración.

—Sé como se inspira Noah —cogí el inhalador y lo puse en mis labios, supongo que le hacía ilusión que sintiera lo que él. Apreté el botón y cerrando los ojos por inercia inspirando. La puta madre con los vientos furiosos, era como si miles de estalagmitas de hielo bajarán por tu laringe y pulmones —. Joder con los vientecitos. —dije ahogado y comencé a toser tapándome mi boca y girándome.

La risa dulce y contagiosa risa de Noah resonó por mis oídos y tosí mirándolo. Estaba apoyado en la pared con una sonrisa de oreja a oreja. El sabor metálico del medicamento empezaba ha hacerse presente.

La tos de Noah regreso y este se revolcó en un espasmo de dolor llevando su mano a su abdomen. Esta vez sí cogí mi vaso de agua y se lo tendí, lo cogió y bebió sorbos pequeños haciendo que su nuez subiera y bajara. Y cuando acabó, suspiro aliviado.

—Ha habido veces en las que he vomitado sangre. —me informó dejando el vaso en su mesilla.

Quise sonreír para que viera que lo apoyaba pero me salió una mueca de asco y dolor. Al ver que me quedé paralizado Noah cogió su inhalador de mi mano y se lo guardó en el bolsillo.

Acuné su cara rápido y besé sus labios esperando su respuesta. Él rodeó mi cintura poniendo una de sus manos en la parte baja de mi espalda haciéndome sentir un escalofrío y sonrió antes de atrapar mis labios.

Enrede mis manos en su pelo castaño ondulado y separé nuestros labios juntando nuestras frentes, mantuve mis ojos cerrados y él soltó mi cuerpo.

«No por favor. »

Me había hecho tan feliz que él se hubiera abierto conmigo y que hubiera confiado en mí.

—Gracias. Estoy orgulloso de ti. —susurré.

Sus manos subieron por mi cuerpo, rozando mi cicatriz de la espalda, hasta mi cara. Donde él empezó a acariciar lo poco que quedaba del moratón de mi ojo.

Sonreí ampliamente con una sonrisa dental y separó mi cara para poder verlo, también sonreía. Mirándome a los ojos con los suyos entornados.

—A ti —acarició mi mejilla. —, me salvaste la vida dos veces.

Amplié mi sonrisa.

«Iba a ser verdad que era un súper héroe como decía el peque.»

—Y tú a mí una.

Levantó los hombros arrugando sus labios sin soltarme la cara.

—Te la tendré que salvar otra vez.

Lo miré de arriba abajo y entonces puse cara de confundido.

—¿Cuándo te he salvado la vida dos veces?

—Cuando me avisaste del sabotaje del baile, y cuando me sacaste del orfanato —sonrió apenado pero con risa —. Te juro que ya no aguantaba más.

Sonreí apretando mis labios y lo abracé fuerte.

«La verdad de no ser por Noah mi padre me hubiera molido a palos en el bar. »

Noah apretó sus labios con una sonrisa pícara, y se tumbó en la cama a lo bruto dejando que yo estuviera arriba.

—Para. —puse mis manos en la cama para no caer sobre él, no era plan de asfixiarlo, estaba débil.

Noah bajó el brazo que había estado en mi cuello a mi coxis para que bajara sobre su cuerpo. Forcejeé y logré liberarme quedando echado a su lado, pero me lo llevé conmigo y ahora Noah reposaba sobre mí.

Sonrió como un tonto y se me enganchó al cuello y levantó su cabeza para mirarme.

—¿Quieres cenar? —le pregunté, a pesar de que sus grandes ojeras y rostro adormilados decían "apaga la luz y vamos a dormir"

Negó.

Entonces extendí mi brazo y apagué la luz de la mesilla y usé mis poderes de electricidad para apagar las guirnaldas de encima de la cama que colgaban del techo. Y toda la habitación quedó a oscuras.

«Llorona, por favor no te aparezcas »

Noah se movió como si pensara una tonelada, cansado, besó mi cuello quitando mi pelo de mi cara y se quitó de encima tumbándose echo una bola que se tapaba su cabeza con la almohada.

«Te duele la cabeza verdad.»

Me tapé también con el blanco edredón y parpadeé varias veces para adaptar mis ojos a la densa oscuridad de aquel cuarto, ¿de verdad que no podía haber un poder de visión nocturna? ¿Enserio papá?, levitar sí, pero un poder con el cual no te matarías en medio de la noche, por tropezarte con algo que misteriosamente se ha puesto en tu camino.

Junté mis pies con los de Noah para no sentirme tan solo en medio de ese tétrico espacio y tuve que volver a abrazar la almohada, porque Noah me había cambiado por un conejo.

Tenía ganas de ver que era lo que nos acecharía esa noche: mi padre, el peque, el demonio, un ladrón, mi aún no conocida suegra, el fantasma de Nick. Hagan sus apuestas. Solo espero que mi padre se haya ido temprano a dormir.

_______

En algún momento del limbo volví a sentir mi cuerpo, y una fría y fuerte brisa me despertó por completo haciéndome abrir mis ojos en toda su totalidad, acompañado de una gran bocanada.

Pero mis ojos no se pudieron mantener abiertos por mucho porque la luz del sol me estaba dejando ciego.

¿Qué estaba pasando? Me levanté y no exactamente de la cama, del suelo.

Miré el lugar donde había estado tumbado respirando únicamente por la boca y mirando a mi alrededor con mis ojos rojos y cristalizados.

Era un campo como el de esta mañana, solo que la hierba amarilla ahora me llegaba por los hombros. Me giré rápido con mi pelo despeinado por la fuerte brisa y miré a todas partes escuchando como el viento se abría paso entre la alta maleza.
Hiperventilaba, sentía miedo y angustia, cerré mis ojos.

—No es real, es una visión, es una... —abrí mis ojos y miré el lugar de nuevo, la fría brisa de cada vez era más fuerte y el cielo ahora era totalmente gris. Además mi ropa era blanca.

Extendí mis brazos mirándome y una lágrima bajó rápido mi mejilla.

Era un sueño, estaba seguro en un 99%. Caminé rígido con mi cabeza alta alineada con mi columna vertebral, pero está estaba en otra parte muy lejos de ahí. Sorteé la alta maleza y llegué a un llano con más de esa hierba amarilla. Y si la brisa antes era algo fuerte por estar a cubierto, ahora era el triple de peor.

Giré mi cabeza hacia la izquierda lentamente y vi a una mujer como la que dibuje, exactamente igual, sentada en una manta, con su pelo negro largo suelto siendo movido por la brisa. Leyendo una revista que por alguna razón no supe leer a pesar de que estaba en mi idioma.

También iba de blanco.

-¿Mamá? - susurré pero el viento se llevó mis palabras.

Arrugue mis cejas y miré al frente, ahora había un espejo de cuerpo entero. Se me subió el corazón a la garganta cuando vi mi reflejo. Nada de heridas, ni golpes.

Hice una mueca de dolor y querer llorar, cogí aire hipando. Agarré mi camisa y la levanté, no tenía cicatriz en mi espalda.

Todos los músculos de mi cara y cuerpo se relajaron. ¿Qué estaba pasando? Tampoco tenía mi tatuaje. Palpé mi cuello comenzando a llorar, no está, nada estaba, nada que me relacionara con mi pasado. Solo mis recuerdos.

—¡Detente! —grité frente al espejo con mi característico gesto de la mano, todos los dedos doblados salvo los dos antepenúltimos. Pero ningún poder emergió de mí.

Grite fuerte arqueando mi cuerpo hacia delante.

Abrí mis ojos como platos y bajé mi mirada a mi mano temblando.

Pum.

Ahora estaba en un río a unos metros de donde había estado antes y donde el agua me llegaba a las rodillas. El viento se hizo más intenso y golpeaba fuerte mi ropa y cara.

—Blue. —Noah cogió mi cara y me hizo mirarlo, yo seguí con mi mano elevada y con cara de horror.

«No digas que sabes que es un sueño, o todo se irá a la mierda.»

—¿Estás bien? —su voz me llegó distorsionada. Solo escuchaba mi corazón latir y lo sentía hasta en la pinta de mis dedos.

Mi padre interrumpió la escena metiéndose al río también, riendo y también de blanco, como Noah.

—¿Hijo? —bajó su sonrisa y se acercó.

Tragué saliva y me desprendí de Noah respirando acelerado por mi boca contra el fuerte viento. Lo miré fijamente sin llegar a tener una expresión en mi cara y sin poder hablar.

—Blue —él se puso a mi altura e intentó tocar mi rostro pero yo me aparté unos centímetros mirando sus manos y empezando a apretar el puño derecho del miedo y agobio. Otra lágrima recorrió mi mejilla —. ¿¡Blue!? —él me llamaba pero yo estaba en trance mirándolo a los ojos, aquellos que eran como los míos. Su pelo también estaba despeinado, sus ojos estaban al borde del colapso y sus tatuajes seguían ahí.

Negué mirando a mi alrededor con los ojos y sentí el calor de las lágrimas bajando por mi mejilla. Y de la sangre de mi mano resbalarse entre mis dedos cerrados en un puño, para acabar cayendo al río.

Puso su mano en mi hombro y luego subió a mi cara, la palpó y yo comencé a temblar de nuevo. Subí mi mano hasta la suya y le obligué a que me soltara. Bajé nuestras manos despacio y lo miré de arriba abajo.

—Abrázame. —pedí mirándolo fijamente.

—Hijo, no. ¡Cariño! —llamó a mi madre. —. Vamos a llamar a una .....

—¡Que me abraces! —grité volviendo a cerrar el puño clavándome las uñas en las heridas que me había creado.

Él extendió los brazos sonriendo, de verdad, y yo hipé, dejé de escuchar. Solo oía mi corazón y el viento se detuvo de golpe.

«Después de la calma va la tormenta. »

Cerré mis ojos y me dejé caer sobre él, pero antes de que pudiera abrazarlo se disipó juntó con todo y sentí que caía en picado al suelo.

_____


Salté de la cama sudando y dando bocanadas de aire. Y terminé abrazando el aire, hice una mueca y tapé mis ojos con mis manos llorando y absorbiendo el moco que caía por mi nariz.

Me levanté dando un traspié yendo al baño para no despertar a Noah con mi estúpido llanto. Cerré la puerta del baño dando una arcada mareándome. Conseguí tropezar con la bañera y caer dentro mientras un pitido ensordecedor reventó mis oídos. Tapé mis oídos echo una bola cerrando mis ojos.

-Mi plan está empezando a dar sus frutos - la voz de mi padre sonó en mi cabeza y pateé la bañera enfurecido.

«No me estoy volviendo loco»

Me levanté para apoyarme en el lavamanos y me miré al espejo, todo normal. Mi aura había salido por el sobresalto y suspiré hipando dejándome caer poco a poco al suelo abatido volviendo a mi ser.

Escondí mi cabeza en mis rodillas y me abracé a mí mismo.

¿Por qué mi padre no podía ser así? ¿Por qué no podía él quererme aunque fuera un mínimo? Se suponía que era el único padre que tenía, no de sangre, al menos el único al que había conocido. Pero aún así llevábamos el mismo apellido.

Yo nunca me había portado mal con él y ¿por qué el conmigo sí?

«¡No lo entiendo!»

La puerta se abrió y levanté la cabeza cogiendo una bocanada de aire y apoyando mis manos en el suelo.

—Vaya —Noah sostenía una botella de alcohol en la mano y estaba, aparentemente, peor que yo —. Parece que hemos pensado en el mismo lugar para llorar. —dijo con una risa nerviosa.

—¿Qué te ocurre? —pronuncié seco levantándome, mi sueño y problemas ya no importaban. Él estaba peor, ¿por qué? Supongo que ahora lo descubriremos, pero estaba claro que sus intenciones eran beber.

—¿A ti? —preguntó cerrando la puerta y acercándose, él debió de ver los restos de lágrimas.

—Yo no importo, al menos ahora —cojeé algo cuando inicié a andar por, uno: se me había dormido la pierna y dos: mi esguince aún seguía ahí. Puse el pestillo en la puerta y le arrebate la fría botella dejándola en el suelo. —. Habla por favor.

Noah negó pero se puso a llorar escondiendo su rostro, dio un grito que me traspasó y heló mi sangre haciéndome sentir como los pelos se me ponían de punta, y se comenzó a ahogar con su llanto.

Me lancé y lo abracé haciendo que llorara más. No sé si eso le ayudaría, a mí por lo menos me gustaban los abrazos cuando entraba en crisis. Caminé para atrás arrastrando su cuerpo y me tiré de nuevo a la bañera con él encima. Solté aire entre mis dientes, maldita sea no esperaba que la gravedad iba a funcionar tan bien.
A cada respiración era un hipar, y de su garganta emergía el más puro de los dolores. Por un montón llegué a creer que se estaba dañado.

—Noah.

Se hizo una bola abrazándose e intentó gritar pero no tenía fuerzas, por lo que se quedó con la boca abierta.

—No puedo, no puedo, no puedo.

—¿El qué? —cogí su mano y él la apretó con fuerza. Hice un espasmo creyendo que me haría daño en las heridas, pero esas heridas solo existían en mi sueño.

-Liam - su voz estaba rota - Necesito contártelo, necesito hablar con alguien.

Mi corazón se puso al mil y mi respiración estaba ausente.

—Cuéntamelo —conseguí decir y lo miré a pesar de que él no lo hacía. —. Aunque no duerma. Nadie va a molestar, aquí estás a salvo.

Me miró a los ojos cogía aire rápido. Y afirmé hipando varias veces seguidas. Intenté ocultar mi cara de dolor por él, si los dos nos hundíamos nos íbamos ha ahogar.

Sequé su mejilla con mi sudadera y él rodeó mi muñeca, acarició esa parte y luego se volvió a abrazar a si mismo. Con una mano lo peiné y con la otra usé mis poderes para acercar un paquete de pañuelos.

Lo dejé a nuestro lado y abracé a Noah pegándolo a mí. Se quedó totalmente muerto contra mi cuerpo y sus piernas caían por fuera de la bañera.

-Esta bien, empecemos -balbuceó.

.........

Ahh, por fin nuevo capítulo 🐛🐛🐛

Está vez decidí poner el guión largo ¿Qué les parece?

¿Les gustó este capítulo?

¿Qué pasará en el siguiente? No os hacéis una idea. Yo aconsejaría que preparen unos buenos pantalones que no se caigan. Porque se viene 3 capítulos cargaditos.

Y uno de ellos narrado por Víctor (el 47) ¿De verda están preparado?

Porque yo no 🕴️

Se vienen lágrimas, como no.

Hasta el próximo.

Adiós mimamos Ángorienses.

Meme time 🥁🥁

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