[44] ฿‡UN BAÑO DE AGUA FRÍA‡฿
—¿Podemos hablar?
«mierda»


La débil brisa movía mi pelo, mientras que el sol de tarde estaba dando de lleno en mi rostro trasmitiendo un calorcito que me estaba dejando tonto. El único sonido que se escuchaba eran los ambientales, Triana pasando las páginas de su libro y la respiración congestionada de Noah contra mi pecho.
Abrí mis pesados párpados para no dormirme, y por todos los Dioses. Esa estupida luz me había dejado ciego, y es que no podía ser más ridículo, las comparaciones eran odiosas. Pero me gustaba pensar que cada vez que hacía presencia era para algo bueno.
Me estiré sin moverme mucho por Noah. Este dormía sobre mi cuerpo con sus brazos extendidos en cruz, y una de sus piernas sobre la mía.
Miré a mi izquierda, y cogí un par de pequeñas flores de color blancas, que fui colocando una a una de manera cuidadosa sobre el pelo de Noah.
—Te va a entrar un bicho en la oreja. —le susurré a Triana acercando mi cabeza a ella.
Me miró con la ceja levantada a través del cristal de sus gafas para leer. Y sonrió al ver a Noah así, para luego seguir leyendo. Un libro el cual si no fuera por los post its lo confundirías con un ladrillo.
Era un ladrillo con estilo.
Coloqué un par de flores más sobre el pelo de Noah, y de la nada, y de gratis. Se levantó de golpe y porrazo dándome un susto de muerte.
No pude ocultar el grito de terror. Y esto solo pareció hacerle más gracia a Triana. Que reía por lo bajo roja.
—¿Qué haces? —balbuceó Noah, y movió su cabeza exageradamente.
Solté un suspiro para coger aire y no palmarla ahí mismo. Con una mano en el corazón.
«Vaya, sigo vivo, una pena. »
—¡Eso mismo te pregunto yo a ti! —exclamé dejando mi cabeza reposar en la mochila, Noah se volvió a tumbar sobre mí y me dio un beso en la mandíbula.
La verdad, estar tanto tiempo tumbado en el suelo estaba haciendo chillar a mis moratones y espalda. Así que agradecí que Mami Triana se hubiera traído un pequeño colchón inflable, esta mujer pensaba en todo.
Y pude respirar hondo una vez tumbé mi cuerpo en aquella maravillosa cosa.
La verdad que era más cómodo de lo que parecía. Simple pero funcional.
Ahora Noah fumaba vaper sentado a mi lado, mirando el paisaje ensimismado. Yo estaba completamente tapado hasta el cuello con la sábana del suelo.
Me detuve también en el paisaje. El horizonte estaba repleto de montañas y montañas, tan altas que algunas se perdían entre las nubes de la lejanía. Y cubiertas por un manto verde. Que a simple vista parecía césped o maleza. Pero que si te detenias podías ver como se trataban de miles de árboles.
Sin duda algo precioso, tanto que ni las fotos mi cuadros me habían logrado transmitir tanta paz.
El frío se había hecho cada vez más presente con el pasar de la tarde. Pero todo eso daba igual. Y es que no podía creer que por primera vez en mi vida iba a presencia el sol esconderse entre un horizonte de montañas. Como en esas pelis viejas del oeste. O esos cuadros que intentaba recrear siempre, sin mucho éxito según yo.
—Noah. —me incorporé sentándome y apoyando mi cabeza en el coche. Rompiendo así el silencio.
—¿Pasa algo, Blue? —Me miró preocupado leyendo mis pensamientos, y expulsor el humo dándome aquel aparato.
Se lo quité haciendo uso de este, y expulsando el humo hacia arriba, cerrando los ojos. No aguantaba más callarme esto.
—Sabes, estoy preocupado por el Peque, él... —Abrí mis ojos y moví mis manos sin ser capa de explicarme —. Él nunca había desaparecido por tanto o se había comportado así.
Noah tomó una pose diferente, atenta.
—No han pasado ni cuarenta y ocho horas desde la última vez —Se echó para atrás y me miró —Blue, no te calientes tanto la cabeza por eso. Además es un niño. Son así hazme caso. Volverá.
—Pero no tiene cinco años.
—Ya —hizo una pausa —, pero no puedes pretender educarlo como si en un futuro fuera a ser un adulto cuya actitud es una consecuencia de tus acciones.
Bajé mi cabeza, era verdad.
Atrajo mi cabeza al hueco de su cuello y acarició mi nuca bajando hasta mis hombros. Me obligué a cerrar los ojos y a disfrutar de aquel masaje.
—Volverá, ya lo verás. Ese renacuajo te quiero mucho, más que yo diría.
De la nada recordé la conversación entre nosotros cuando me corté el dedo. Y lo que él dijo a propósito de que mi padre ya lo odiaba mucho antes de que me conociera.
No era quien para obligarle a que me contara su pasado. Pero solo quería que él se animara a hablar un poco.
No lo iba a juzgar, si se trataba de echarle mierda a mi padre soy el primero en apuntarse.
Me separé haciendo que se quedara con la mano en el aire al no poder tocar mi cuello.
—Y a propósito de lo de mi padre —Tomé aire y la expresión de Noah cambió, ahora jugaba con el vaper entre los dedos —. ¿Por qué os lleváis mal? ¿No te ayudo cuando lo de...
Cerró los ojos y negó colocándose sobre el colchón. Por un momento pensé que iba a evadir el tema y que se iba a marchar.
—No es que le caiga mal, es simplemente que... —Hizo una pausa para mirar a lo lejos y luego volver a mí —, hubo un inconveniente. Olvídalo, no tiene importancia.
«¿Por qué te encierras tanto Noah? »
—Sabes que cuando quieras me lo puedes contar, Noah. De eso se ha tratado nuestra vida los últimos días.
Afirmó y tomó aire temblando. Me puse de rodillas y lo abracé fugazmente.
Volví a mi sitio colocando la manta y echándole un ojo a nuestra conductora. Seguía leyendo aquel libro tumbada sobre los asientos del coche.
—¿Alguna pregunta más oficial, Blue? —la voz de Noah me hizo prestarle atención.
«Si insistía, ahí vamos.»
Hice un mohín y alcé las cejas.
—¿Dije algo fuera de lo normal en tu cuarto?
Noah rio y negó poniéndose rojo.
—Si te soy sincero solo me acuerdo que intenté besarte toda la noche y que tú también —Negó con una sonrisa nostálgica —. Caídas por el suelo, alcohol, chistes de humor negro. Pero créeme que si me hubieras dicho algo te acordarías por mi respuesta.
Solté todo el aire que mis pulmones me permitieron y llevé mi mano a mi corazón.
«Menos mal. »
Noah me miró confundido, con el ceño fruncido.
—¿Acaso era un problema que te atormentaba a estas alturas?
Negué.
—. Ah —Me señaló. —, y créeme cuando te digo que mi intención era despertarte. La cosa es que fui a por un poco de helado. Y me dormí.
Solté una risa negando.
—Blue.
Me detuve y lo miré expectante. ¿Qué se traía ahora entre manos?
«Tengo miedo.»
Noah sonrió de forma perturbadora, tanto que no sabía si salir corriendo.
—¿Llevas algo de valor encima?
Saqué de mi bolsillo mi móvil y navaja, lo miré extrañado. Hasta que me cogió en brazos y se dispuso a caminar hacia el río. No puede ser cierto, no estaba para nadar ahora.
—¡Noah Folen! —grité pataleando encima de su hombro, no veía nada pero sabía que era cuestión de tiempo que acabara nadando —. ¡Las Jornadas, Noah, las Jornadas, por tu madre y existencia! —exclamé como si se me fuera la vida en ello. Porque se me iba.
—De acuerdoo, relájate chico bombilla. —Se paró en seco dando un giro e hizo caso a mí advertencia. Dejo los zapatos en el suelo y el frío traspaso mis calcetines.
—¡Noah! —me intenté incorporar pero él me tenía agarrado fuerte, quién diría que ese estúpido podía ser tan fuerte.
Y antes de que pudiera contactar más él me tiró al agua. Mi cuerpo bajo hasta rozas el fango del fondo. Se sintió casi como caer al vacío.
Salí a la superficie de un impulso con toda mi ropa pegada al cuerpo, y con el aire pasando como pequeños alfileres por todo mi ser.
Miré a Noah desde el agua. Queriendo saltar y ahogarlo en lo más profundo de aquel lugar.
Él reía en silencio desde la orilla.
—¡Estás muerto! —lo amenacé saliendo del agua pero en el momento en el que mis pies pisaron el barro de la orilla y lo noté entrar en mis calcetines, me frené. Por no hablar de que toda mi ropa estaba pegada a mi cuerpo. —. Si caigo enfermo te pienso escupir en la boca.
Solté una arcada y Noah rió con más fuerza.
—No tiene gracia. —saqué mi aura creando una bola de energía e intente dar otro paso, pero me salió otra arcada. La sensación del barro era horrible.
Su carcajada me hizo soltarle aquella bola azul que lo tiró al suelo haciendo que riera más.
Triana bajó la colina con una toalla casi al trote y Noah extendió la mano para que ella lo levantase.
—Triana ayúdame, oye mis plegarias rubia mia. —reía con el pelo por la cara.
Ella le dio una colleja como respuesta y se acercó a mí tapándome como si fuera un burrito. Y estiró de mí haciéndome dar ese paso que me daba asco.
Pasé de largo por el lado de Noah y él se levantó cogiendo mis zapatos del suelo.
—Blue, compañero de vida.
Me frené y lo miré enfadado. Él me abrazó aún con algo de risa y frotó mi cabeza.
«Bueno, lo perdonaré. Pero solo por ustedes, que conste que sigo enfadado»
Le di un puñetazo leve en el estómago y él hizo un espasmo de dolor sin soltarme.
—Perdón —dijo con voz ñoña.
Tosí y me tapé más con la toalla.
—Tú solo reza para que no caiga enfermo.
—Oye —Triana nos interrumpió —, ni se te ocurra quedarte con los calcetines puestos si no quieres morirte. —Me indicó desde lo más alto de la colina.
Noah me soltó y puso sus manos alrededor de su boca.
—¡Vale mamá! —gritó.
Ella bajó a toda velocidad la colina y se acercó a él señalándole.
—La próxima vez que te quiera matar no lo voy a separar de ti.
Subí al coche que ahora estaba hecho furgoneta y encendí el aire acondicionado, con mis poderes, y música que puse flojo.
Noah subió más tarde con su mochila y se quedó mirándome.
Me quité los calcetines y doble mis rodillas para poder secar mis pies. Comencé a hacer uso de mis poderes de viento mientras sentía la pesada mirada de Noah. Apoyé mi cabeza en mis rodillas y subí mi mirada hacia él.
Cuando termine pasé a secar mi pelo ahora azul con mis manos sin dejar de mirarle.
Él estaba apoyado en el asiento con una pierna extendida y de brazos cruzados. Me miraba sonriendo de lado y con la cabeza alta.
—Como si no estuviera. —dijo poniéndose más cómodo.
Le di un último secado a mi pelo y levanté un poco mis vaqueros para poder secar mi ropa interior. Dejé que mi barbilla reposará en mi pecho haciendo que mí pelo azul se pusiera por toda mi cara.
—¿Vas a tardar mucho en quitarte la ropa? —preguntó bromista.
Levanté mi mirada dejando de hacer lo que estaba haciendo y lo miré de reojo.
Él se levantó y se acercó de rodillas hasta mí. Se quedó frente a mí con su cabeza tocando el techo del coche pero mirándome.
Yo me incorporé más alzando mi cabeza y con mis ojos sin expresión y labios rectos.
Él me imitó y acercó su mirada, parecía estar muerto y sediento de sangre.
Su respiración chocaba en mi cara y su pelo también.
Solté una carcajada sin poder aguantar más y él emano una con los labios cerrados dejando escapar el aire por la nariz, dándose un coscorrón con el techo del coche.
Me tumbé comenzando a reír haciendo que mi aura parpadeará.
—Eso te pasa por subnormal. —dije sin aire. Con las manos rodeando mi estómago.
Noah se llevó la mano a la cabeza y se agachó para presionar el hueco de mis costillas.
Grité riendo intentando pararlo. Su cara y macabra sonrisa con mejillas rojas brillaba por culpa de mi aura. Le solté una pedorreta en la cara y me dejó tirado en el suelo mientras recuperaba el aire y mi ser.
—Anda, deja de reir y toma. —fue hacia su mochila y sacó un conjunto de ropa seca.
Alcé una ceja.
—¿Llevas siempre ropa seca en la mochila? —pregunté con mi pelo ya negro tumbado con mis manos sobre mi pecho, y con los dientes castañeando.
—Nunca se sabe cuando alguien se puede caer accidentalmente al agua.
Entrecerré mis ojos y me senté teniéndolo delante de mí sujetando la ropa.
—A lo mejor alguien es brutalmente atropellado por accidente.
Ignoró mi amenaza y cogió la toalla de mi espalda y me la puso encima junto con la ropa.
Me quedé quieto por unos segundos hasta que una punzada de frío me atacó por la espalda. Debía de vestirme rápido.
Noah se había pasado a uno de los asientos delanteros con el móvil, para darme intimidad y subido la música.
Comencé a desabrochar mi camisa empapada y la tiré a alguna parte de atrás, con la toalla comencé a secar mi torso y brazos sin dejar de mirarlo.
—¿Se te ha perdido algo Parckson? —Noah dejó el aparato a un lado y se giró apoyándose en el salpicadero.
—Que no hace falta que no mires, como si no nos hubiéramos succionado el alma.
Soltó una risa y miró al techo para luego volver a mí.
Me puse su camiseta de mangas cortas las cuales me llegaban a la altura de los codos, y era de Måneskin. De color beige, como todo su armario.
Luego me empecé a poner la sudadera que me quedaba de alguna forma enorme. Noah rebuscó algo en su mochila y cuando pasé mi cabeza por la sudadera me lo encontré de frente quitándome el maquillaje como solía hacer en el orfanato cuando lloraba.
Encendió la luz sobre nuestras cabezas para poder ver mejor y siguió retirando el maquillaje de mis mejillas. Me permití mantener los ojos abiertos y observarlo desde abajo. Sus verdes ojos estaban fijos en mi cara, hasta que se quedó mirando a mis dos océanos.
Dejó de limpiar mis mejillas y fue bajando su cabeza. Yo me quedé quieto y cerré mis ojos a la espera de sentir sus gruesos labios sobre los míos. Y cuando los sentí acuné su cabeza por los lados dejando que mis dedos pasaran a través de sus orejas.
Noah se acercó más y cuando creí que iba a empezar un juego de lenguas, dejó mis labios y bajó hasta mi cuello.
Suspiré echando para atrás mi cabeza y él comenzó a dejar besos lentos sobre mi piel. Sentí un golpe de calor y apreté mis labios. Llevé mi mano a su espalda metiéndolas entre la chaqueta y el corset aferrándome a su cuerpo.
Él se agachó más cogiendo mi mandíbula con ambas manos y levantando mi cabeza comenzando a succionar mi piel con sus besos acelerando el ritmo. Torné mis ojos y mis manos lo aferraron con más fuerza.
Lo único que se oía eran sus besos sobre mi cuello y mi agitada respiración. Aquello se sentía demasiado bien para ser real.
Dejó mi cuello separándose un poco y subió de nuevo a mis labios. Los suyos húmedos atraparon por unos segundos los míos para luego bajar de nuevo por mi cuello hasta mi clavícula teniendo que bajar mi sudadera.
Solté un gran suspiro y él aire por la nariz contra mi piel. Su fría mano se metió por debajo de mi sudadera y sus dedos acariciaron mi piel provocando que curvara mi espalda.
Entonces recordé que él me dijo que uno de sus sueños húmedos era hacerlo conmigo en un coche.
Apague la luz del coche y agradecí que los cristales fueran tintados. Me dejé caer tumbándome y él me siguió. Besó mi mandíbula lentamente mientras que con sus manos levantaba mi ropa. Se paró por unos segundos como esperando para ver si podía seguir.
Cogí su cabeza y la empuje abajo para que siguiera. Y en cuanto sus cálidos labios tocaron la parte alta de mi abdomen curvé mi espalda gimiendo haciendo estallar mi aura.
Recogí su pelo con mis manos y abrí mis ojos para mirarlo por unos segundos. Sus manos fueron bajando al mismo tiempo que sus labios, así hasta que llegó a mi pelvis.
Vi sus intenciones demasiado claras y no me sentía seguro para eso.
—Noah. —mi voz tembló y él paró de inmediato.
Bajó mi ropa y subió hasta poder verme. Estaba rojo al igual que yo. Y sólo podía respirar por la boca. Yo intenté recuperar la respiración por la nariz cerrando mis ojos y está me tembló un poco. Al igual que mis piernas.
Noah beso mi mejilla y echó para atrás mi pelo.
—Gracias. —dije, me aliviaba que él lo comprendiera.
—Es lo mínimo que debo hacer —Secó sus labios con su mano y luego mi cuello pasando sus manos por mi tatuaje de dos círculos juntándose a la mitad indicando mi facción, donde era el único. —. A que ya no tienes frío. Para que luego digas que no resuelvo.
Abrí mis ojos y lo miré fijamente.
«Razón no le faltaba »
Me senté y retiré los pantalones mojados por el chapuzón y me puse los suyos negros. De verdad ¿Por qué el culo no podía venir incluido con los pantalones?
-¿Te puedo hacer una pregunta? -susurró arreglando el cuello de mi sudadera.
Su tono y ojos que no podían siquiera mirarme me alternaron. Afirmé.
-Ya sé que dijiste que no querías hablar más de ello pero, ¿Qué tal tu brazo?
Posiblemente una luz se iluminó metafóricamente sobre mi cabeza. Con el lío de los últimos días el único dolor que había sentido había sido el de mi tobillo.
Y se me ablandó mi pequeño corazón negro como mi alma al ver que a él le importaba de verdad.
«No Blue, te ha succionado el alma por amor al arte. »
Me senté cruzando mis piernas junto a él y levantando mi manga comprobando que la herida comenzaba a cicatrizar. Sí me la trataba bien en un futuro no se notaría tanto.
Se la mostré dejando que aguantará mi brazo y sonreí para no preocuparlo.
-Esta curando genial. -me miró y luego a mi brazo soltando aire y las malas vibras. Luego acarició la pulsera naranja que me había regalado y me devolvió mi brazo para luego abrazarme.
Me dejé llevar oliendo su aroma y respirando hondo.
Unos golpes en la puerta del coche le hicieron a Noah extender su brazo sin dejar de abrazarme y abrió la puerta.
Triana nos sonrió de oreja a oreja y se abrazó a si misma -Si bajáis la colina podréis ver el atardecer. -señaló con la cabeza el cielo que comenzaba a ponerse naranja y un mechón rubio claro con reflejos castaños se puso por la cara de ella acariciando sus pecas.
Noah me miró con cara de ilusión y me soltó -Vamos, pero espera -se quitó la chaqueta y me la dio. -. Está calentita, ahí fuera hace frío.
Me la puse rápido pero él no dejaba de intentar arrastrarme -¡Voy! -le dije con cariño y busqué mis Jordans de bota blancas para ponérmelas.
-Deja eso. -me las quitó de las manos y se sentó dejando sus piernas colgar por el coche.
-Pero como pretendes que... -señalé mis pies vestidos únicamente con sus calcetines de dragones.
-Sube. -señaló su espalda.
Miré a mi alrededor, ¿de verdad? Míster impaciente se giró arrastrándome hasta él y me subió a su espalda a la fuerza poniendo mis brazos sobre sus hombros.
Lo rodeé con mis piernas que luego él cogió y la vida parecía diferente desde ahí arriba.
Ahora entendía porque mi padre se lo creía tanto.
Triana me rodeó con la manta blanca del suelo y yo la sujeté con ambas manos por delante de mí para que no saliera volando.
-¿Vienes? -le pregunté a ella.
Me negó. -Disfrutar ustedes, es vuestro momento
Noah bajó la colina como una bala y por un momento creí que nos íbamos a despeñar. Cuando llegó me dejé caer sobre el suelo.
Él se tumbó a mi lado y metió su brazo por debajo de mi cuerpo rodeando mis hombro. Me giré dejando reposar mi mejilla en su brazo y levanté mi mano entrelazando nuestros dedos.
Solo se escuchaba el río fluir, y el cielo ya estaba de colores más rojos y violetas.
Noah me levantó sentándome en el suelo y él se puso frente a mí. Abrió sus piernas para que me sentara y así lo hice rodeando su cintura con mis piernas.
Mi mirada no se podía desprender de aquel bello cielo. Y Noah quitó un par de pequeñas hojas que se habían pegado a mi ropa.
Apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos por unos segundos.
-Blue -Noah me meneó un poco y yo le presté atención. Se sacó uno de sus anillos y lo puso sobre su palma de la mano levantando las cejas, y he aquí otro monólogo de Noah. -Blue Alan Parckson Riuk Dostoyevski, ¿Te quieres casar conmigo?
Me hice el sorprendido llevando mis manos a mi corazón y extendí mi mano derecha. -Pero tú llevas el vestido.
-Y tú pagas el viaje de novios. -cogió mi mano con delicadeza y pasó el anillo completamente negro por mi dedo corazón.
Cuando dejó caer mi mano hice una reverencia levantando un poco la sábana a modo de vestido.
-Quédatelo. -se refirió al anillo.
Me puse algo rojo y se me puso una sonrisa tonta -No hacia falta Noah. -miré el anillo y luego a él.
«Acéptalo y punto. »
Él cogió mi cabeza por los lados y la meneó junto a la suya. - Deja-de-ser-tan-cortes.
-¡Valee! -quité sus manos y le eche de nuevo un ojo al cielo sintiendo aquel anillo ahora en mi mano.
Lo miré al sentir su mirada sobre mí, me observaba con esa mirada suya. Apoyó sus manos en mis muslos. Tragó saliva haciendo que su nuez subiera y bajara, y miró mis labios.
Ahora no me iba a privar de ninguno de sus besos.
Acerqué mi cabeza a la suya y lo miré fijamente a los ojos hasta que él lo hiciera. Cuando estábamos demasiado cerca él levantó la mirada a mis ojos y me suplicó con la mirada que lo besara de una vez. Cerró los ojos y se quedó completamente inmóvil.
No lo hice sufrir más y acuné su rostro por la mandíbula y atrapé sus labios en un movimiento lento. Él llevó sus manos a mi cintura rodeándome con suavidad. Volví a succionar sus labios lento e intensifique el beso, a él le tembló el labio y yo acaricié su piel.
Cuando sentí que fue suficiente para él eché para atrás su pelo y sonreí sobre sus labios separándome lento, él se negaba a que yo lo soltara pero finalmente se dejó.
-Deberías de robarme besos más a menudo en vez de las cosas
Levanté las cejas. -Creo que seguiré haciendo ambas.
Triana se dejó caer a nuestro lado como un fiambre recién cortado con los brazos y piernas extendidos -Si no queréis palmarla en la carretera será mejor que vayamos andando, no se me da bien conducir por la noche.
Me levanté cojeando un poco, el tobillo y sueño me empezaban a afectar.
Triana me sonrió desde el suelo con todo su pelo por su cara y extendí mi mano para ayudarle a levantarse .
De camino al coche, y yo de nuevo sobre Noah, ella giró en un tropezón hacia nosotros. -Oye, si queréis hoy la casa sola no me importa dormir en el coche o en un banco en la calle.
-Tranquila. -le informó Noah, y me miró para verificar mi opinión.
Levanté los hombros. -Hoy no vamos ha hacer nada.
El coche ya estaba montado y calentito, dentro olía igual que la casa de Triana. Era un olor a ropa recién lavada.
En el momento en el que mi culo tocó el asiento del coche no pude evitarlo y me deje caer sobre la pierna de Noah agotado.
Pero la noche que me quedaba por delante iba a ser larga y dura.
Posiblemente de las más duras.
La agonizante voz de Noah me hizo salir corriendo del baño en dirección a la cama.
Estaba sentado completamente rojo y con sus manos en su pecho.
-Noah -me lancé al suelo frente a él y palpé sus hombros. Me temblaron las manos y mi respiración abandonaba mis labios de forma exagerada. Él puso una mueca de dolor arrugado su frente, intento gritar pero la tos se lo impidió y sin éxito intentaba coger aire -. ¡Noah! -miré a mi alrededor sintiendo como todo daba vueltas, me levanté de golpe pero él me devolvió al suelo con las pocas fuerzas que le quedaban.
Lo miré desde el suelo alzando mi mirada, él cerró los ojos y se abrazó así mismo intentando recuperar el aire -Tenemos que hablar. -dijo entre agonizantes arcadas.
-¿Sobre qué? -me fui arrodillando sintiendo intentando calmar a mi corazón que me iba a salir por la boca.
-Sobre mi enfermedad.
......
Por si no sabían hoy estamos de celebración, 21 de junio. ¡¡Hoy hace un año desde que publiqué Blue aquí!!
Espero que les haya encantando está capítulo 🤭
Nos vemos en el próximo
Bye mimados <3

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