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[35] ฿‡ SIN RESPIRACIÓN ‡฿

Fideos con temor instantáneo

Me giré, de inmediato todo a mi alrededor se tornó negro, oscuro. Buscaba un rayo de luz dentro de aquello.

Fue entonces cuando alguien me bloqueó por detrás, tapando mi boca y  haciendo fuerza en mi clavícula.

Reconocí aquella sensación, era mi padre. Comencé a intentar gritar y huir de ahí.

Él chistó cerca de mi oído, con aire tranquilo.

—Te he echado de menos. —susurró y comenzó a reír.

Cerré mis ojos y moví mis piernas para intentar liberarme, su mano comenzaba a impedirme respirar, y mis pulmones pedían aire a gritos.

—Te podrías haber quedado en casa —comenzó a susurrar mientras hacía más presión en mi boca y nariz. —. A salvo. Pero te acabas de sentenciar, a ti y a él.

Intenté separar su mano de mi boca con ansias, necesitaba respirar, lloraba. La angustia, y la presión en mis pulmones se hicieron presentes.

«Aire, AIRE.»

Me inmovilizó con más fuerza, produciendo más temor en mí. Lloré con más intensidad, retorcía mis piernas por el sufrimiento y mis manos con comenzante color inhumano intentaron palpar la suya.

Él se acercó a mí oído, rio y luego:

—Te voy a arrancar esa puta cicatriz para que no puedan identificar tu cuerpo cuando te mate. Serás un cadáver más en el mar.

No iba a aguantar mucho más sin respirar, torné mis ojos del dolor y angustia. Comencé a soltar gemidos de dolor mientras apretaba mis puños.

—No tengo idea de quién te habrá dado esas cartas —Suspiró, pero aún así, se le veía calmado —. Pero tú decides de nuevo Blue, el buen o mal camino. Derecha o izquierda. —su risa psicópata se inyectó en mis tímpanos haciendo aquello más doloroso.

Con su otra mano rodeó mi caja torácica apretando con tanta fuerza que sentía que mi cabeza iba a estallar. Y como mis costillas se clavaban en mis pulmones, una a una. Sentía como el vómito amenazaba con subir con mi garganta. Y mi cuerpo ya comenzaba a emitir pequeños espasmos.

—Sabes Blue, lo bueno de esto —Hizo referencia a las visiones —, es que te puedo torturar todo lo que me plazca. Sin dejar señales, solo aquí —Tocó mi cabeza y luego se acercó a mí oído para soltar la definitiva. —. Disfrútalo mientras le quede vida.

Caí al suelo volviendo a la realidad, tosiendo y al borde del vómito. Con arcadas. Recuperaba el aire de forma agonizante mientras mi corazón luchaba por volver a la normalidad.

—¡No funcionó! —grite alterado.

Noah se arrodilló a mi lado intentando ayudarme, extendí mi brazo y le indiqué espacio mientras la tos y las gargaras se juntaban. Mis pulmones exigían demasiado, más de lo que podía respirar.

Mi tono de piel volvió a la normalidad mientras permanecía de rodillas intentando no morir. Los sonidos comenzaron a llegar a mis oídos, la fuerte lluvia y Noah a mi lado con el móvil en mano.

—¡No llames! —balbuceé, lo señalé y me levanté temblando. Mi aura, también lo hizo. Estaba demasiado débil.

Noah dejó el teléfono en la cama y vino hacia mí. Para que no me cayese al suelo, en un traspié que di él logró cogerme al vuelo.

—¡No funcionó! —grité de nuevo llevando mis manos a mi cabeza, soltándome de Noah con el rostro rojo y respirando por la boca —. ¡Joder! —di un puñetazo al aire gritando, Noah me paró los pies por las espaldas antes de ir contra la pared.

—¡Blue! —me giró, cogiéndome de los hombros bajando la voz. —. ¿Qué pasó ahí dentro?

—Me estaba ahogando. —susurré, señalando mi garganta. Luego comencé a toser y a temblar, hacía demasiado frío ahí. Noah corrió a la cama y me colocó una de sus chaquetas, la abrochó, y se dirigió a la mesilla de noche. A por la pistola.

Por un momento me quedé de pie temblando, rodeando mi cuerpo con la nariz goteando y las mejillas húmedas.

Pero cuando salió al pasillo con el arma bien decidido reaccioné cogeando.

—¡Noah! —lo seguí por el pasillo, y menos mal que Triana no andaba por ahí.

—¡¿Dónde está ese cabrón?! —hizo el intento de abrir la puerta principal.

—¡Hey! —Usé mis poderes haciendo mi gesto con la mano, y bloqueé la puerta sumido en aura azul más viva. —. Quieto, la violencia no va a solucionar nada.

—Blue, si no lo matam...

—Dame el arma. —"Si no lo matamos nunca nos dejara." eso quiso decir Noah.

Soltó el pomo de la puerta y me dio la pistola rindiéndose. Lo abracé hundiendo mi cabeza en su cuello, respiró hondo y yo también  guardando mi aura y arma.

La lluvia había empeorado en el exterior, y nosotros nos habíamos encerrado en nuestro cuarto después de hacernos unos fideos instantáneos. Noah y yo decidimos compartir un paquete de eso para calmar el susto.

Ya respiraba más tranquilo, mi cuerpo estaba calentito gracias a la chaqueta y a la estufa. Solo que a pesar de que todo había sido una visión, me seguía doliendo la cabeza y el pecho.

«Al menos el hipo ya no estaba.»

Noah intentaba llamar a Triana por teléfono apoyado en el ventana, pero esta no lo cogía.

Llevé un poco de esos fideos teriyakis a mi boca observándolo desde el suelo.

—¿Sigue sin cogerlo? —pregunté recostándome, apoyando mi espalda en la cama, extendiendo mis pies con calcetines de gatitos de Noah hacia la estufa.

Negó separándose de la ventana y se puso de cuclillas frente a mí, poniéndome el altavoz. Solo se escuchaban los toques de llamada, pero no respuesta.

Dejó el móvil en sus piernas y me cogió el recipiente de las manos tomando algo de aquellos fideos orientales.

«Un toque, dos, tres, cuatro... »

Alcé mi mirada hacia Noah. Con la capucha de la chaqueta puesta y mi mirada cansada. Todo digno de una película de asesinos.

—¿Y si le ha hecho algo malo?

Frunció el ceño evitando pensarlo. Tragó y bebió de la cantimplora.

—No creo, no tiene motivos —Negó. —. Además, tu padre no sería capaz de dañar a alguien que no le ha hecho nada.

«A mi padre no le hacían falta motivos.»

Todo se unia, si él le hacía daño a ella nos hacía daño a nosotros.

—Nada —Noah tiró el móvil a la cama frustrado. Me levanté corriendo a la ventana. Estaba todo nublado y la lluvia caía a borbotones por la ventana. Pero de vez en cuando el cielo se iluminaba por los relámpagos. Aquello me hacía recordar a cuando era pequeño, esa mala sensación que se me creaba en el cuerpo.

Comí otro poco de aquellos fideos pensando, mirando a la nada. Moviendo mis pies sobre el parqué del suelo pensativo por lo de los rayos.

Entonces un escenario similar al del orfanato bajo una farola, me observaba mientras el agua se deslizaba sobre su superficie y la luz amarilla hacia brillar las gotas sobre él.

—Blue —la voz de Noah me hizo dar un botecito. Cogió el bote poniéndose frente a mí. Comió otro poco de los fideos, luego lo dejo sobre el mueble y suspiro. —. Ya regresará, estará refugiada bajo algo. 

«Eso espero.»

Miré de nuevo por aquella ventana, echando un último vistazo al escenario antes de que Noah me despeinarse y yo saliera tras él.

Y así salimos de nuestro refugio de cuatro paredes, baño, luces y olor a incienso.

—¡Estás muerto! —le amenacé con una bola de energía en mi mano derecha.

—¡Eh! —Cubrió su rostro y comenzó a reír —. Vamos, era broma —Se acercó a mí con temor y cuando estuvo suficiente cerca ensanchó una sonrisa —¿Me maquillas? —Ensanchó una sonrisa dental algo agachado. 

Volví a mi ser de inmediato y suspiré.

—Triana podría estar en cualquier acequia y tú solo piensas en que te maquille.

«Bueno, no creo que le haya pasado nada malo.»

Aún tenía un poco de hambre. Pero ese plan iba a ser lo mejor para mantenernos distraído. Y me hacía ilusión ver a Noah con un maquillaje hecho por mí.

Recapitulemos, Triana está fuera sin dar señales de vida mientras caía la tormenta del siglo. Mi padre había aumentado su venganza y entre todo esto, Noah esperaba en el salón a que lo maquillara.

Mire mis Jordans blancas y luego dirección a mi mano, a mi delineador negro. Suspire, vamos Blue, necesitas volver a tu ser. Demuéstrale a tu padre quién es Blue Parckson. El fuerte Blue Parckson.

Caminé por el pasillo dirección al salón envuelto en mi verdadero yo: delineado, Jordans blancas, pelo despeinado y conjunto despreocupado.

«Supongo que me habéis echado de menos.»

Y ahora en la mano un bote de fideos orientales.

«Tengo hambre no me juzguen.»

—Vaya, vaya, pero si es el mismísimo Blue Parckson. —Noah se echó para atrás apoyando sus manos en el suelo y ensanchando una sonrisa mientras yo le sacaba el dedo comiendo fideos cerrando la puerta con mi espalda.

—Espera. —levantó su mirada y dejó a un lado lo que estaba haciendo para cojer un cojín del suelo y colocarlo a su lado. Me extendio la mano y yo me fui dejado caer doblando mis piernas y soportándome con mis rodillas.

Coloqué la pierna mala sobre el cojín y me senté sobre los muslos de Noah, que dobló sus piernas haciendo que nuestro cuerpos estuvieran muy cerca.

—Necesito que te quites las gafas.

—Lo que tú pidas, pero si quieres me quito otra cosa. —hizo énfasis en otra cosa.

Soplé aguantándome la risa y levanté mi cabeza mientras él dejó caer sus brazos por alrededor de mi cintura.

—¿Qué? ¿Dije algo malo? —Buscaba mi mirada inclinando su cabeza hacia mí, hice que la encontrara. Pegué mi nariz con la suya, y Noah estampó sus labios con los míos dominando sobre mi boca.

Soltó una risa y se alejó un poco despeinado mi pelo. Apreté mis labios y lo despeiné con ira y picardía sin parar. Al contrario de mi cabello el suyo era más grueso, un poco más largo y ondulado.

—¡Ya! —soltó un gallo, lo solté dejándolo en paz. Un par de mechones le tapaban la cara por completo, estallé en risa y él se abalanzó hacia mí abrazándome y casi me tira para atrás.

—Noah —lo Impulsé con poca fuerza y lo cogí de la cara —. Venga y no me toques las pelotas.

—Ya te gustaría —dijo riendo, le di una cachetada flojito. Cogiéndolo por mentón poniendo su cabeza recta. —. Perdón va, empieza.

Noah cerró los ojos y echó la cabeza para atrás. Yo me incliné más y él colocó sus manos por detrás mía, dejandolas caer entre sus piernas, cerca de mi culo. Empecé trazando la línea de arriba teniendo que pegar más mi cabeza a la suya.

—Llámame loco, pero me quiero liar a puñetazos con tu padre —Agitó sus manos por detrás. —. Hablo totalmente en serio, no aguanto más esto.

Solté una risa ahogada por imaginarme la situación.

—Te imaginas que entra por la puerta. ¿Qué haría mister hipy?

—Oye —el rio abriendo los ojos, que ahora uno parecía más grande que otro por el contorno negro. —. Serás gilipollas, pues le pegaría con el poder de la paz y el amor.

Solté otra carcajada elevando mi cabeza y él paso sus manos a mi espalda. Dio un pequeño golpe en esta, tan pequeño que casi no lo noté.

—Perdón. —susurré, me sequé una lágrima que cayó por mi ojo derecho.

—No pasa nada. De todas formas compartimos la misma neurona. —me abrazó y besó mi mejilla con fuerza. Él era mucho más cariñoso que yo, aparentemente, y a simple vista —. Oye. —rompió el silencio.

—Soy todo oídos.

—Ahora que somos pareja, tenemos que ponernos motes cariñosos como —Se aclaró la voz y puso voz aguda y cursi. —, gordi, amorcito...

Puse una mueca de asco y estallé en una risa a medio camino.

—¡No por favor! Eso no estaba en el contrato. —exclamé, apoye mi cabeza en su pecho riendo contra su jersey.

—Oh, espera —cogió mis hombros y me echó para atrás —. Y también tatuarnos las iniciales de cada uno con una letra cursiva, en un lugar donde se vea un huevo —señaló su pecho y golpeó este varias veces. No podía con la risa y me abrazó riendo también —. Ay Blue, no me dejes volver a hacer eso porfa. Aunque si cortamos la N es más fácil de tapar que la B. Te puedes hacer un reloj de arena girado modo infinito simbolizando el tiempo infinito o algo así. —Señaló su pecho dándole vueltas al dedo.

—¡Para! —supliqué entre risas, me lleve los brazos al estómago porque me dolía de las heridas y la risa.

—Okey amorcito. —él beso mi mejilla y yo tuve que cerrar mis ojos.

—Noah. —solté con un gallo que liberó mi aura por unos segundos y Noah me libero.

Hizo una reverencia y volvió a su posición para que lo terminara de maquillar.

—Sabes qué me quiero hacer —abrió los ojos y posicionó sus manos delante de su cara, suspiré y esperé su respuesta —. Un pircing en la lengua. —La sacó de forma burlona y me sonrió mientras mi cara era de querer arrancarle las estremisades una a una.

—Te lo hago yo —Saqué mi navaja y apunte a su lengua. —. Gratis y en casa.


—No gracias —puso una mueca y me guardo aquella arma en el bolsillo —. Mimado —Acercó su cara a la mía y me temía una propuesta temeradia —. ¿Nos hacemos unos pendientes con agujas? Sé como hacerlo solo necesitamos un limón y hielo. Y la aguja claro.

Dejé escapar el aire entre mis dientes mientras ponía cara de dolor llevando mi mano a mi brazo, justo donde se juntaban las dos partes. Sintiendo un frío helado por toda mi dentadura.

—Venga a que esperamos, agarramos un par de agujas hielo un limón y... —hizo un sonido con la boca y yo solté otro siseo de dolor de imaginarlo cerrando mis ojos. —. Oye no es para tanto.

Afirmé apretando más fuerte mi brazo y agaché mi cabeza encorvando mi espalda.

—¿Le tienes miedo a las agujas? —hice un okey con la mano mientras seguía encorvado —. ¿Pero cómo con la sangre? —la broma abandonó su tono y se preocupó.

Puse mis brazos en jarra.

—Sí, bueno —señalé mi brazo —. Realmente no sé de donde viene el miedo —Me paré a tomar aire, y lo miré. —. Bueno, cuando mi padre casi me mata tuve que pasar un largo periodo médico.

—Lo dices como si estuvieras hablando de lo que comiste hoy.

Puse de nuevo mi mueca y levanté mis hombros.

—Supongo que porque eres tú. Contigo puedo decir cualquier cosa sin sentimientos de culpa o resentimiento.

«Os dije que algún día os contaría lo de las agujas.»

—¿Hay algo más a lo que el chico prodigio le tenga miedo? —preguntó con cara de perturbador.

Arugué mis labios pensando.

—A las arañas.

Noah agachó su cabeza y rio.

—¡Oye! —le reclamé —. No te rías, acaso no te da miedo que te pueda aparecer una patilarga de esas mientras duermes.

Levantó los brazos para defenderse de mis palabras.

—No dije nada, está bien. Que yo me echo la carrera del siglo cuando apagó las luces.

Entonces alguien abrió la puerta, y Noah y yo nos miramos al mismo tiempo, luego hacia la puerta.

«¿Será este el final de nuestros días?»

—Buenas —la voz dulce de Triana nos hizo suspirar, ella colgó su chaleco amarillo empapado en el perchero del pasillo. Su corto cabello rubio claro con reflejos castaños y blanco por la parte de dentro estaba húmedo y despeinado —. ¿Qué ocurre? Parece que acabáis de ver a un fantasma hijos míos. —soltó al ver nuestras caras.

—Nosotros... —comencé a explicar.

—Creíamos que la habías palmado. —soltó Noah a mi espalda moviendo en el aire el móvil como el porque de nuestras sospechas.

—¡Ah por eso, no! —Sacó su teléfono y nos mostró que no se encendía —. Que no os sorprenda, nunca consigo salir con batería de casa —Lanzó el móvil al sofá y luego se echó para atrás escondiendo sus manos a su espalda. Sus vaqueros de campana azul calaros y top amarillo pastel de manga larga también estaban algo mojados —. Adivinen que traje. —Levantó las cejas repetidas veces a la espera de nuestra respuesta.

—Una bomba. —aseguró Noah a mi lado.

Lo miré entornando mis ojos y luego la mire a Triana. Cómo vio que no respondiamos saco lo que tenía a modo de arma.

No lo van a creer.

Era alcohol.

—¡Toma! —Victoreó Noah chocando los cincos.

« Con lo grande que era el mundo y se tuvieron que encontrar estos dos »

—Si os vais a emborrachar me piro —Levanté mis manos ensanchando una sonrisa. —. Eso no salió bien la última vez.

Noah me miró serio y se cruzó de brazos a modo de papá regañon, pero el maquillaje en sus ojos solo hacia aquella mirada más pesada. Casi me hago pis encima de lo serio que parecía ahora.

—Ni puta gracia tío. —me señalo con el dedo índice.

—Venga —exclamé alzando mis brazos. —. Seguro que gozaste de dormir conmigo encima cabrón.

Triana carraspeó y cuando la miramos sonrió.

—Bueno, pues la guardaremos para una ocasión especial.

—Para el cumpleaños de Noah —Lo señale y sonreí. —. Es pasado mañana.

—¿De veras? —pregunto ella. —
¿Cuántos cumples Noah?

—Cinco años —respondí.

—¿¡Te llamas Noah!?

Alcé la cabeza.

—¡Sí!

Noah negó y miró a Triana.

—Diecinueve. —le respondió, ignorándome por completo. A Triana pareció que se le alegro el rostro.

—Pues habrá que celebrar, tenemos que hacer algo especial, paso de quedarme en casa eh —nos señaló y se giró para ir a la cocina —. Por ciento Blue —Me miró —, me tienes que enseñar a maquillarme así.

—Con una condición —mis palabras la frenaron en seco y me miró desconcertada —. Que me ayudes a encontrar a mis padre biológico.

«Era doctora, sabía que tenía acceso a eso.»

—No creo que sea muy seguro —alzó su cabeza para poder mirarme mejor y arrugó sus labios en un gesto de indiferencia —. Mehh, a la mierda con todo, lo haré Blue. —Extendío su pequeña mano y yo la estreché agradeciéndole.

Menos mal.

Un problema menos, ahora quedaba la parte más larga, las cartas.

Sabía que aquello abriría una caja de Pandora. Y que sus vientos nos arrastrarian a lo más profundo del inflamundo.

Pero era eso, o esperar postrados en una cama a que mi padre viniera a matarnos. Y una vez cara a cara. Dejar que la muerte nos susurrara al oído.

.........

Bueno , bueno . En este capítulo no se desvela nada , es algo tranquilo . Peor en el siguiente ya empezaremos a encontrar puntos de intriga .

Con esto me despido un día más y de este maratón de Blue .

Feliz año nuevo mimados , gracias por tanto y perdón por tan poco.

<3

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