Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[ 3 ] ฿‡ CENA FURTIVA ‡฿

UNA PEQUEÑA BROMA Y UNA CENA CON BOMBA DE POSTRE

—Vale Blue. Ponte por aquí —Beatrix apuntaba estadísticas en su libreta mientras mi padre le daba un puñetazo a mi saco.

Puse los ojos en blanco y me quedé mirando a Beatrix —¿Dónde?

—Aquí, ven —ella me llevó dentro de una pequeña cuadrícula de cristal.

—La prueba de agua, ¿no?

—Exacto —sonrió y cerró la puerta encendiendo el mecanismo.

Era una prueba que hacíamos mensualmente para medir y entrenar mis poderes de fuerza. Consistía en una pecera gigante rodeada por una piscina, para cuando el agua se desbordara no enlodase todo.

- Muérete ahí dentro - mi padre se cruzó de brazos y yo le saque el dedo .

La puerta se cerró y yo me agarré a los barrotes superiores esperando a que el agua me cubriera entero. Incliné la cabeza hacia arriba y segundos después el agua ya lo cubría todo. Solté mi aura y me concentré.

A cualquier persona le daría miedo o angustia. Pero a mí no, estaba acostumbrado y familiarizado con esa prueba. Además de que en cualquier momento que quisiera parar aquello Beatriz tan solo tenía que apretar un botón. Y la compuerta de cristal se abriría.

Súper fuerza: no era una máquina ni nada semejante, pero podía romper un cristal, de momento. Cada vez me lo ponían más grueso. Hasta el día que me quedara sin aire, era ironía.
Hasta ahora ese poder no había llegado muy lejos, pero la esperanza es lo último que se pierde.

Me impulsé hasta abajo, eso era pequeño, así que enseguida toqué el suelo del cuadro de cristal.

« Vamos. »

Primero le di un pequeño gran golpe con el dedo, eso siempre lo dañaba un poco, pero no lo suficiente. Sin embargo, esta vez no, le di un puñetazo y ni una raja.

Miré a mi padre, éste puso una malvada sonrisa y fue como si el diablo se hubiera manifestado frente a mí. Enseguida me di cuenta y miré el cristal y luego a Beatrix, que corrió a los mandos del control. Mi padre se colocó enfrente de mí, le di otro puñetazo al cristal. Me empezaba a faltar el aire, así que me agarré a las barandillas de arriba y le di con los pies.

Ya no se trataba de desarrollar un poder, era supervivencia.

Uno, nada, dos, tres; me iba a ahogar, cuatro. Al quinto golpe se rompió y la fuerza del agua me llevó al suelo.

—¡Se te ha ido la pinza! —Beatrix casi le da una ostia a mi padre.

Me puse boca arriba sin hacerles caso y empecé a toser y respirar ahogado. El corazón me iba a mil y lágrimas caían por mi mejilla sin provocarme el llanto. Retiro lo dicho, esa prueba si  creaba angustia.

Me arrastre para salir de la piscina cuya agua que había estado hace segundos en la pecera no cubría ni un dedo. Debía de evitar clavarme cualquier cristal, aquello podría matarme como lo podría haber hecho también el agua hace escasos momentos.

No lo sabíais, si un trozo de cristal se colaba en vuestro sistema circulatorio y este lograba llegar al corazón. Que era cien por ciento probable, chao vida.

«Uno de los datos random que mi padre me soltaba para asustarme. »

—Solo ha sido una pequeña broma  —reía a carcajadas con los brazos extendidos, vino hacia mí y se tumbó a mi lado en el suelo, comenzando a imitarme.

«Hasta aquí he llegado »

Me levanté de mala ostia con mis pocas fuerzas pero Beatrix me paró - ¡¡Blue!! -

-¡Déjalo , déjalo!- dijo mi padre ya en pie y con posición defensiva .

Me soltó y yo fui a por mi padre que me dió el puñetazo de mi vida tirándome de nuevo al suelo .

Ahora me encontraba sentado en mi cama con sábanas blancas junto a una bolsa de hielo que reposaba en mi ojo izquierdo.

Agradecí el silencio que tuve por una media hora pero alguien lo mandó a la mierda.

-No debiste hacerlo - de nuevo el canijo de turno

—No debiste hacerlo —dije con tono de burla —Solo tienes diez años, ¿qué sabrás tú?

No estaba de humor para regaños.

- Bueno al menos yo no ando retando a mi padre -

- Pff , ¿quieres un premio?

- Eres insoportable.

Cogí mis cascos y puse música tan alto que no escuchaba ni mis propios pensamientos —¡Lo siento no te oigo! —tiré la bolsa de hielo que ya era agua y me tumbé en mi cama.

Mi yo pequeño corrió y se escondió en el baño , entonces mi padre reventó de nuevo la puerta de una patada y yo me senté de golpe apagando la música - joder que susto -

—No vengas hoy a cenar, no te quiero ver la puta cara ¿Lo entiendes?

Madre mía, como estábamos hoy. Bienvenidos seáis a el día más normal en la vida de Blue Parckson.

—Sí, sí —me volví a tumbar. Si él lo decía, eso que me ahorraba de vestirme de nuevo elegante.

—Que te follen —cerró la puerta de un portazo y yo levanté los brazos.

—Me va a dejar sin puerta a este paso. —susurré.

Dejé que "All Star" inundara mis oídos y apoyé mi espalda en la pared, sentándome de nuevo en la cama.

« Conque no podía salir a cenar con él, a no ser... »

—¿A no ser qué? —el Peque volvía a estar frente a mí, que pesado de verdad. Pero se le quería.

—Que me vaya con el resto de adolescentes a cenar. —Sonreí inclinando mi cuerpo hacia él.

—¿Con qué llave? —levantó una ceja sin mucho éxito.

Llegaba el estribillo de la canción y yo sonreí sacando una llave que le había robado a mi padre antes.

Salí de mi cuarto con la adrenalina de haber robado algo. Llevaba el delineado y una chaqueta negra. Bajé las escaleras y mis Jordans blancas de bota hicieron mucho ruido. Me fui peinando por el camino y me agaché para que no se me viera. Oía a mi padre decir lo increíble que era. Lo mire y repetí sus palabras.

—Mi hijo es —silencio —, un verdadero hombre.

Corrí hacia la puerta que unía la zona de superiores con la de comunes teniendo detrás de mí las escaleras de superiores. Introduje la llave y ya estaba dentro.

—De puta madre  —El ala este, más bien toda la parte de abajo, es donde estaban las clases y aulas de diversión de todos los niños y adolescentes. También su comedor y gimnasio .

Estos no podían subir a la parte de superiores. Solo podían permanecer en la zona de comunes.

Caminé por los pasillos vacíos, buscando el comedor. El ruido y las voces me guiaron hasta él.

Hacía muchos años que no bajaba por aquí así para seros sincero. Bueno, siempre iba acompañado de alguien en horarios en los que nadie me pudiera ver, pero Beatrix sacaba siempre su niña interior.

Empujé la gran puerta de madera. Me conocía aquel lugar como la palma de mi mano. Ahora solo bajaba en horarios de noche y con mi padre, durante una hora. Pero hacía años que no lo hacía así, con la libertad de ahora. Con mi padre solo podía seguirlo y no veía nada de lo que quería, ni a nadie. Pero ahora sí que iba a pasar.

Entre en el comedor y un par de personas que recogían sus bandejas se me quedaron mirando. Al frente había ocho grandes mesas en forma vertical llenas de niños y adolescentes, todos estaban clasificados por un rango de edad. Los menores de ocho años comían en otra sala. A la derecha de todas estas mesas, arriba, estaba el comedor donde mi padre comía, éste estaba protegido por un cristal traslúcido y tan alto que era necesario una escalera de caracol de unos quince metros.

Me quedé embobado mirando a ver si  estaba cerca. Agarré una bandeja de la ventanilla de la cocina que se encontraba a mi derecha, y me dispuse a buscar a Noah y a los de mi edad.

Puse la bandeja en la mesa y me senté sin pensármelo dos veces. Pararon su conversación y no me atreví a levantar la mirada hasta segundos después.

Enfrente mía se sentaba una chica y a su derecha él, la madre que me parió. Su compañero le susurró algo y no me miró.

—¿Perdona? —la chica de enfrente rompió el silencio —.¿Y tú eres?

-¿Yo? - me señale y no sabía qué hacer o decir .

—Sí, tú. No veo a nadie más frente a mí.

Eché un vistazo rápido a la gente que me rodeaba y a él. Entonces extendí la mano y lo dije sin pensarlo.

—Blue Parckson.

Ella no tuvo una reacción mínima sino una sonrisa torcida, sin embargo el resto sí me miraron y empezaron a susurrar. No tuve las narices de mirar la reacción de Noah. Prefería ahorrarme ese mal trago.

—Dallana Flores —ella aceptó mi mano —.¿Tú también vienes a matarnos? O prefieres oprimirnos como hace tu padre.

Soplé soltando mi mano y moviendo mi pelo. —No soy como él, ni mucho menos —miré al comedor y ella levantó las manos y afirmó. Pero no se le notaba segura de lo que decía, actuaba con arrogancia e ironía.

—Si tú lo dices, tendremos que creerte.

Empecé a mover la comida con el tenedor sentándome sobre mi pierna izquierda. Eso se estaba empezando a hacer muy incómodo. Quizás nunca tendría que haber bajado, o haber dicho mi nombre. Eso ya me estaba trayendo problemas.

—¿Qué te ha ocurrido en el ojo? —ella sonó más amable que antes.

—¿Qué? Ah esto. No es nada, fue entrenando.

No podía decirle la verdad. Y mucho menos delante de todo el comedor, un rumor así se expandiría como la espuma.

—¿Y tú padre te ha mandado a aquí? —giré la cabeza para encontrarme con Noah, que estaba sentado al lado de Dallana. Su voz era algo ronca y grave, pero al mismo tiempo dulce. Provocando que mi corazón se acelerará y me pusiera nervioso.

Madre mía de cerca era muchísimo más guapo , tantos detalles y puntos que era muy difícil centrarse en alguno . Y sentía que las palabras no me salían mientras las manos me empezaban a sudar .

Me quedé callado sin saber que decir con la mirada de todos sobre mí. Pero sobre todo la suya. Me miraba apoyando la cabeza en su mano, dejando que mechones de su ondulado pelo castaño cayesen por su frente. Con los ojos algo entronados mirándome fijamente y una débil sonrisa.

—Ehh, no que va. Para nada.

Que imbécil, ni hablar sabía. De seguro se había pensado que era un tonto.

Noah me siguió mirando en la misma posición , solo que ahora era su barbilla la que se apoyaba en la palma de su mano. Ahora sí que me sonrió de una forma que me creó un escalofrío por todo mi cuerpo —¿Entonces?

« Me cago en la puta ¿Qué le digo yo ahora? »

—He sido yo solo —solté una risa tonta —Nadie me ha obligado.

—¿Y te han dejado venir? —Arrugó las cejas y gruesos labios. Aquel insignificante gesto solo aceleró más mis nervios.

El corazón me empezó a latir más fuerte, me temblaban las manos y mi voz seguía sin salir.

« Cálmate, Blue, joder. Es solo una pregunta »

—No exactamente, pero no importa. Él solo me...  —callé a tiempo antes de delatarlo, diciendo que me pegaría. Me bloqueé, me puse la capucha y volví a mi plato —Me reñirá, pero no tiene importancia.

—Bueno, pues entonces chido, ¿no?  —él extendió su mano —Soy Noah.

Lo miré por unos segundos con la mirada baja y finalmente acepté. Estreché su mano decorada con múltiples anillos de los que no había sido consciente hasta ahora. Sonreí sintiendo el calor de su mano sobre la mía. Su tacto era verdaderamente cálido y suave, que contrastaba con el frío y el relieve de todos sus anillos.

Noah fue dejando poco a poco mi mano y un impulso dentro de mí pedía a gritos que no me soltara.

« No me voy a lavar la mano nunca. Es coña, os estaba tomando el pelo »

Cuando él bajó la mirada aproveché para mirarle de una forma un tanto psicópata. Su pelo se veía castaño claro con las puntas claras y ondulado con el mismo corte que yo, por las orejas. Llevaba unas gafas redondas y sus labios eran gruesos.

—Oye, Blue —Dallana me sorprendió demasiado —. Me vas a tener que enseñar a delinearme así.

Afirmé. —Cuando quieras.

—Una pregunta —Noah se acopló a la conversación —. ¿Y dónde estuviste todo este tiempo?

Esta vez me sentí más seguro para hablar, puesto que ya no me observaba tanto. Solo se centraba en su plato mientras esperaba mi respuesta. Sin embargo aún quedaba algo de presión.

—Pues encerrado en mi cuarto y de ahí a entrenamiento y todo eso. Mis días son muy monótonos, la verdad  —en la última parte me trabé demasiado por la poca presión que estaba sintiendo.

—Espera —él se agachó y pasó por debajo de la mesa para sentarse a mi lado, cuando se sentó Dallana le pasó la bandeja —Gracias ¿Mejor no?

Ahora sí que me iba a dar algo. Su ligero aroma se empezaba a hacer notorio. Pero no lograba analizar lo que era.

—Sí  —me tembló la voz y seguro que me puse rojisimo.

—¿Y qué tienes que contarnos de ti? —él se colocó las gafas con el dedo incide apoyando de nuevo su cabeza en su brazo observándome de arriba a abajo.

Ayuda por favor, solo esperaba que esto no enpeorase con mi padre apareciendo detrás mía con un bate para partirme la cabeza, y luego a Noah.

—Noah, déjalo en serio. Yo no me fiaría mucho de él  —eso me hizo bajar más mi mirada y aislarme.

—Ay, ¿por qué eres así? No escuches, Blue. Es gilipollas.

—Luego no me vengas llorando. Parece que se te olvida de dónde viene. —le rechistó ella.

—Y a ti se te olvida que tiene sentimientos —le chilló y me dio una palmada en la espalda —. Ni puto caso. Habla conmigo.

Levanté los hombros y estaba a punto de llorar. En definitiva eso había sido una mala idea, en qué estaba pensando cuando creí que le podría caer bien a esta gente siendo quien era.

—¿Es verdad que tienes doscientos poderes? —me susurró y se acercó a mí buscando mi mirada.

Cogí aire y comencé a intentar hablar —Sí bueno, pero solo he desbloqueado veinte.

—No me jodas —Dallana levantó la mirada y abrió mucho los ojos, volviendo a meterse en la conversación.

—Y dice sólo el cabrón —Noah movió mi pelo, me puse rojo. Él evitó hacérmelo saber. Me fijé en su estilo soft, que de cerca era mucho mejor. Con una paleta de colores pastel marrón y apagados pero que se llenaban de vida con su mirada. Llevaba una camisa marrón café y encima de esta un jersey de un tono más claro sin mangas. Con disimulo me pude fijar en sus vaqueros anchos de color beige.

Me miró, entonces le sonreí y él me lo devolvió. Se le marcaban unos hoyuelos en sus mejillas al sonreír. Aquel chico me gustaba cada vez más.

—Noah deberías...

—¿Qué? —él se estaba enfadado con ella.

—Que seguro que tiene Ivy y ha venido aquí a contagiarnos a todos.

Él la cortó haciendo gestos e imitando su voz de forma burlona, aún así se notaba que ocultaba un sentimiento de ira —Anda, vamos, Blue —Ella le puso cara de asco y se cruzó de brazos. Noah se levantó —. Vamos. —me insistió de nuevo.

—¿A dónde? —levanté los brazos desconcertado, qué acababa de pasar, y qué era Ivy. Me cogió por los brazos para que me levantara, estiró de estos  y me llevó fuera.

—Sígueme —me soltó y yo caminé a su altura ya en el exterior del comedor. Me di cuenta de que éramos casi igual de altos. Él era un poquito más, sonreí —Molan las bambas .—me dijo mirándome por el rabillo del ojo.

Las miré unos segundos para luego volver a él. —Gracias.

Abrió la puerta del baño de hombres y me dejó pasar primero. Supongo que no podía negarme.

Nunca había tenido la oportunidad de entrar a estos. Así que no pude evitar quedarme en el limbo observando todos los detalles. Este era algo tenue, sobre todo porque la única luz que entraba era la de la luna por la pequeña ventanita superior. A la izquierda había una gran fila de lavamanos puestos en una encimera color gris pálido. A la derecha la fila de cubículos con sus respectivas puertas color verde oscuro, que daban paso a las letrinas individuales. El suelo era de unas baldosas pequeñas con un efecto escama de un color grisáceo muy claro, pero desde algunas perspectivas parecía azul claro.

Del suelo a la mitad de las paredes se dejaban ver unas baldosas mucho más grandes del mismo color que las del suelo, solo que estas eran mates.

Y lo que verdaderamente llamó mi atención, el radiador verde oscuro del fondo. Cuyo tubo de agua caliente estaba repleto de pegatinas. Todas de diferentes tamaños y estilos, puestas unas encima de otras.

Me acerqué curioso afinando mi vista para ir fijándome en los detalles. Escuche y percibí por el rabillo del ojo en el espejo que Noah me seguía. Pero ahora esas pegatinas eran mucho más importantes que él.

Cuando llegué a mi objetivo me detuve pasando mi dedo por cada uno de esos adhesivos. Intentando concentrarme en unos pocos.

El primero que llamó mi atención fue el dibujo de un cuello de una mujer. Donde debería haber un tatuaje de La Liga. Pero en su lugar se dibujaba con restos de sangre y a carne viva y número 666, como los animales en el matadero.

Toqué mi tatuaje sintiendo escalofrío por esa parte.

El segundo que me llamó fue el de una diana, cuyo centro era un ojo. Que había sido atravesado con un cuchillo. Esto ya no estaba dibujado, sino que eran recortes de revistas. Lo que lo hacía más escalofriante.

Esta vez fue una frase lo que me llamó.

"EN TODA DICTADURA HAY UNA REVOLUCIÓN "

—Son grupos revolucionarios. —Noah se dejó caer en la pared de mi lado izquierdo pegándome un susto.

Alterné la mirada entre él y el tubo recuperando el aire del susto, y evitando no fijarme en ninguna pegatina más porque eso significaría que me quedaría en las nubes de nuevo.

—¿Y no les dicen nada? —Estaba realmente sorprendido y asombrado. No sabía que había gente en contra del estado y sus normas. Eso me gustaba.

Noah negó mirando al tubo con un mohín de brazos cruzados.

—No son agresivos, así que nadie hace nada —Rascó los restos de pegamento de una pegatina que había sido arrancada —. Les dejan poner sus pegatinas. Aunque hay gente que las quita porque van en contra, o porque les gusta el diseño y se las llevan —Hizo una bola con el pegamento y la lanzó a la papelera girando su tronco, para luego volver a mí. —. Respetan mucho el entorno común, nunca verás una pegatinas en un muro o en el coliseo. ¿Es que nunca habías estado por aquí? Te veo sorprendido y confundido.

Levanté los hombros arrugando mis labios mirando a mi alrededor. De nuevo las preguntas. ¿Podemos seguir mirando pegatinas?

—No —Negué. —. Aquí en concreto no, la verdad. Y sí me sorprende.

Ladeó su cabeza dejándome de mirar.

—Es raro, pero nunca ha pasado nada —Se separó de la pared y extendió los brazos poniéndose en el centro del baño. —. Señor Blue, a su derecha un lugar donde lavar sus manos, y a la izquierda el lugar donde más culos se habrán sentado del mundo existente —Sonrió de forma dental marcando sus mejillas. Eso me paró la respiración por un momento.  —. Pensé que aquí podríamos hablar más tranquilos. No suele entrar mucha gente a estas horas. Y te vi apurado ahí fuera.

Bajé mi cabeza acercándome a él, pero manteniendo la distancia. Me costaba andar sin que me temblaran las piernas.

—Jo, pues gracias —aún no me atrevía a levantar la mirada.

« Creo que ahora estaba más nervioso»

—Mira, Blue. Voy a ser sincero contigo; —se puso delante de mí y lo miré a sus hermosos ojos verdes —Aquí todos te odian ¿Vale? Pero no importa. Todo bien, porque yo confío en ti y Dallana también lo acabará haciendo. Y con el tiempo el resto también —se acercó más —¿Vale? No sabemos por lo que has pasado pero eso tiene una solución. ¿Qué te parece? —me extendió su mano  —¿Amigos?

No me lo podía creer. Estreché su mano y afirmé.

Había sido más fácil de lo que creía. A la mierda con mi plan de caerle bien y aparentar ser el chico que no estaba rodeado de la parca para caerle bien. Tiré mentalmente al suelo las tarjetas con conversaciones por si no salía una que había preparado.

Noah sonrió de forma muy forzada a posta para hacer una gracia. Dejó caer mi mano y volvió a querer llamar mi atención señalándome.

—Ah, y por cierto. Si escuchas hablar sobre Ivy. No es una persona, así es como llamamos entre nosotros al virus que...ya sabes. El que mató a la humanidad. También hay muchas pegatinas de eso. Un día te haré un tour.

Ya os han hecho spoiler, pues sí. Un terrible virus fue lo que provocó el apocalipsis mundial. Lo que nos trajo a vivir al resto de la humanidad viviente a un orfanato.

—¿Y por qué Ivy? —Por primera vez era yo el de las preguntas. No tenía que pensar mis palabras, salían solas como pequeños impulsos. Llamarlo curiosidad.

Él levantó exagerado los brazos arrugando los labios.

—Vete tú a saber, ni idea la verdad.

Minutos después, estábamos sentados en el suelo de aquel tenue baño. Noah fumaba vaper, que era rectangular grande y de color marrón. Mientras yo reposaba en la pared pudiendo permitirme mirarlo sin ser espiado por nadie más.

—Entonces, si no te sientes orgulloso de tu padre —él hizo comillas en padre—¿Por qué usas su apellido? —rompió el bello silencio que se había creado, que a pesar de ser dos desconocidos se me hizo agradable.

—No sé, la costumbre, supongo.

Nos quedamos callados por unos segundos y no sentía la necesidad de tener que hablar para nada. Él se mostraba relajado, sin presionarme ni juzgarme. Nuestro silencio era reconfortante.

—¿Y qué hay arriba? —susurró.

—Imbéciles y más imbéciles.

Soltó una carcajada alegre que me paralizó.

—Odias a tu padre, ¿cierto? —me miró sonriendo con una pequeña nube de humo a su alrededor. Ya me había preguntado si me molestaba, y no la verdad, aquello no me molestaba. Olía bien de hecho.

—Sí, pero no lo digas muy alto. No quiero que se expanda el rumor.

—Tu secreto está a salvo conmigo. Soy una tumba.

Me esperé unos segundos para formar una pregunta y la pensé bien.

—¿Y qué hay de vosotros? —le pregunté girando mi cabeza y mirándolo.

—Pues no mucho en verdad. ¿Sabes? Nos educan y cuando crecemos nos emparejan para que nos reproduzcamos. Ellos lo llaman  —me rodeó con su brazo y me pegó a él —, ser un verdadero hombre.

Solté una risa ahogada bajando la cabeza y él también.

—Joder pues ya es algo que tenemos en común. —dije

—Sí  —se calló por unos segundos mirando a la nada —, de verdad. ¿Quién lo diría? Un chico como tú compartiendo cualidades conmigo.

—¿A qué te refieres? —me crucé de brazos y me pegué a la pared mirando también a la nada.

—Pues que tú eres muy, ¿como diría con un término directo? Ehh, algo así como el chico que escucha rock a todo volumen y tiene pósters de Twenty One Pilots en su pared, que le encanta maquillarse porque la realidad es qué le queda de puta madre.

Reí halagado y mis mejillas se encendieron.

—En ese caso, tú eres el típico chico de primera fila que llora cuando se saca un nueve porque quería un diez. Al que le quitaban el bocadillo en el recreo y es virgen.

Rio mientras le daba una calada al vaper.

—¿Qué te hace pensar que soy virgen? —lo dijo con una sonrisa y tono que hizo que se me acelerara el corazón y que se me parara la respiración.

Levanté los hombros con un mohín porque no tenía voz.

Otra calada.

—El día y la noche.

—Ya ves. —la voz me temblaba al igual que mis piernas.

—Y tú mimado —nos miramos —. ¿Eres tan virgen como supuestamente lo soy yo?

Alguien abrió la puerta en frente nuestra interrumpiendo la escena.

—Aquí estáis. No os encontraba.

—Dallana, ¿qué quieres? —Noah dejó de sonreír y la miró enfadado.

—Calla, vengo a disculparme con Blue. ¿Puedo?

Levantó los brazos y se hizo el loco.
Y la verdad es que no me apetecía hablar con ella. Después de lo que me había dicho de que yo traía el Ivy, virus, en mí para contagiarlos.

—Blue yo, lo siento. Debería darte una oportunidad, perdóname de veras que no era mi intención hacerte sentir mal.

Miré a Noah que levantó los hombros, como diciendo “haz lo que quieras."

« ¿Qué coño le digo? »

—Perdonada. —No lo sentía pero era para que se fuera y poder seguir charlando a solas con Noah.

Sonrió y levantó la cabeza.

—Gracias, deberías de venir más a menudo por aquí.

Afirmé y ella se marchó al fin volviendo a cerrar la puerta.

—Y bien... —él posó su mano en mi muslo. —. ¿Por dónde íbamos?

No fue un tocamiento intenso ni cercano, simplemente algo fugaz y superficial que me pilló de sorpresa.

—Me habías preguntado si me habían metido una polla por el culo. —dije por lo bajo.

—¡Wow! —exclamó él sorprendido, o eso expresó  —Gran definición de sexo. Te felicito, y también una buena posible salida de armario. Si no me equivoco. ¿Y bien mimado?

La cosa tomó un giro... ¿Cómo decirlo?  ¿Caliente? ¿Extraño? ¿Algo que no estaba en mis chuletas? Incliné mi cabeza y lo miré desde abajo.

—¿Y tú qué crees?

Entornó los ojos y se tocó la barbilla.

—Mmm veamosss  —se lo pensó mucho —. ¿No?

Otra risa nerviosa.

—Sí, lo soy. —exclamé rojo moviendo mis brazos con una sonrisa en el rostro.

—¿¡Cómo!? ¿Estás de coña, no?

—¿Con quién quieres que folle? ¿Con el sacerdote de ochenta años?

Ambos reímos. Mis mejillas ardían y me dolían las comisuras de la boca de tanto sonreír.

—Bueno, mira, cuando te guste un chico, o una chica —alargó la palabra chica dando a entender que era también una posibilidad. —. Me lo dices y te ayudo a tirártelo.

« Mira, ¿cómo te lo digo? »

—Vale.

Se pegó de repente y yo me asusté.

—A no ser que sea yo. En ese caso —soltó el humo hacia el lado derecho, donde yo no estaba. —, realmente no importa, pero nunca he tenido nada serio. ¿Sabes?

Solté una risa y le sonreí enseñando mis blancos dientes.

—Joder  —rio y se le marcaron de nuevo unos hoyuelos —, te estoy contando mi vida y nos acabamos de conocer.

—Nah, tranquilo. No se lo contaré a nadie.

Tampoco podía, no creo que a mi padre le interese la vida de su yerno aún no confirmado.

—En verdad  —él repiqueteaba en el suelo —, solo lo hice una vez y no tengo un lío cada día. Llevo sin liarme desde losss, ¿quince? No sé. Tuve una mala experiencia y le pillé miedo a enamorarme, porque siempre me hacen daño.

« yo no te haré daño »

—El amor es realmente una shit.

—Dímelo a mí  —se desparramó en la pared —. Espera  —dio un salto y se incorporó —, te voy a dar mi número.

«¿He oído bien? »

¿O de tantas hostias me he quedado sordo?

—No tengo móvil, me lo han quitado, pero me lo puedes apuntar.

—Vale, pues... —sacó un boli negro de su bolsillo —, nunca se sabe cuándo te pueden atacar, y un boli es una buena arma.

Agarró mi brazo izquierdo y subió la manga de mi camiseta. Sentía su mano rodeando este y el corazón me iba a estallar. Este se podía escuchar a kilómetros. Noah agachó su cabeza y un par de pelos le cayeron sobre los ojos. Sacó su lengua y empecé a sentir el boli en mi piel. Cerré los ojos, respiré hondo y como consecuencia olí su aroma, su esencia. Olía a incienso de pino mezclado con el olor de frutos del bosque del vaper.

—Ya.

Abrí los ojos y vi su número con una caligrafía redonda y simétrica acompañados de una carita feliz.
Sonreí poniéndome rojo.

—Gracias.

—Siempre es un placer, señor Parckson —se puso la mano en la frente como un soldado.

Creo que nunca, pero nunca me había gustado tanto que me llamaran por mi apellido.

« ¿Por qué me costaba tanto? Era solo decir te quiero y ya está. Pero no quería arruinar esa amistad de menos de unas horas »

—Noah —rebusque en mi bolsillo —, si quieres estar protegido lleva siempre una navaja y no un boli. —le enseñé el arma que siempre me acompañaba y flipó riendo.

Pasó demasiado tiempo después de eso, pero era como si ahí dentro se hubiera parado.

Él llevaba un buen rato hablando por los codos sobre cosas del orfanato, experiencias y chismes de la gente. Cosa que agradecí porque no era bueno sacando tema de conversación.

—Entonces me dijo  —puso cara y voz de tonto.  —, disculpe el club de botánica está por ahí y yo tipo —levantó los brazos haciendo caras raras y yo me descojonaba —. No entiendo por qué a los de naturaleza nos tienen apartados. Los peores son los de electricidad, se creen los mejores.

—Supongo que yo soy de todo, ¿no? Pero no mola tanto sabes. En verdad es una mierda.

—Mejor que naturaleza seguro. Anda, vamos  —se levantó —. Se hace tarde.  —me ayudó a levantarme con un impulso.

Y casi nos chocamos. Nuestras bocas estaban a centímetros. Nos quedamos mirándonos con sus manos rodeando mis muñecas hasta que...

—Bésalo. —Me giré para encontrarme con el Peque.

—¿Pasa algo? Blue.  —Noah buscaba mi mirada preocupado.

Lo volví a mirar.

—No, nada. Creía haber oído algo.

—Ahora me vas a decir que ves fantasmas, ¿no?

«Ja, Ja, pues algo así, la verdad.»

Caminamos por el pasillo silencioso y vacío. Hasta llegar a la puerta de superiores por dónde había salido hace horas.

—Bueno Blue, un placer.

—Lo mismo digo, Noah. —se me escapó otra sonrisa.

Me di la vuelta y empecé a andar.

—Eh —Noah me paró con sus palabras. —, ven mañana al entrenamiento —me gritó.

Me giré y le hice un okey. Entonces se fue corriendo marcha atrás y se despidió con la mano. Yo también corrí hacia atrás y me despedí poniendo los dedos en mi frente.

Noah dio un chillido de euforia y reí. Subí las escaleras en silencio porque ya era tarde. Entonces vi al Peque esconderse. No le di importancia y abrí la puerta de mi cuarto.

Todo estaba tenue y la única luz que entraba al cuarto era la de la luna . Cerré la puerta y sin esperarmelo ..

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro