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[ 28 ] ฿‡ TIEMPO FUERA ‡฿

Time is off

Porque hasta los ángeles le tienen miedo a la muerte"


Conseguí salir a la superficie, cogiéndo una gran bocanada de aire, moviendo mis manos contra el agua para mantenerme a flote. Una luz cegadora, la mayor que había sentido, me dejó ciego casi por completo.

Solté un quejido y llevé mis húmedas manos a mis ojos. Para intentar calmarme el picor. Recuperé por completo el aire, y sin poder abrir muchos los ojos observé mi alrededor.

¿Y Noah? Miré cada lado, pero nada de él, solo agua turbia y bosque frondoso.

Me empecé a asustar. Pensando en cualquier desgracia.

—¡Noah! —grité, desesperado golpeando la superficie del agua. Moviendo esta como si me pudiera abrir paso y ver su interior. Pero nadie respondió —. ¡No...! —Una punzada de dolor azotó mi brazo malo. Apreté fuerte mis labios para amenizar el dolor. 

Levanté la manga, el vendaje tenía manchas rojas de sangre. Presioné mis dientes y soplé soltando todo mi dolor. Se sentía un escozor horrible, como si me estuvieran arrancando la piel a pedazos.

De un segundo a otro se me dificultaba doblar el brazo. Y por ende nadar. No me podía quedar ahí dentro por mucho tiempo más.

—Noah —lo llamé casi sin voz. Temía haberlo matado. Haberlo perdido.

Pero entonces de un momento a otro él salió del agua. Muy lejos de mí, cogía bocanadas de aire tosiendo mientras nadaba a la orilla.

Corrí en su ayuda nadando con un solo brazo. Salí del agua dispuesto a socorrerlo pero...

«¡No lo toques!»

Me frené en seco con medio cuerpo aún en el agua, sujetando mi brazo.

—Estoy bien. —me indicó viendo que me quedé quieto a su lado.

Intentaba recuperar el aliento mientras llevaba su mano a su tobillo, se lo habría dañado al saltar. Estaba seguro.

Cuando lo obligué a saltar, otra razón para que él me odie aún más.

Se tumbó en la hierba y me miró arrugando sus cejas.

—¿Blue qué has hecho? —Alzó las manos y se levantó con dificultad, respirando aún nervioso. Señaló el orfanato sin poder creerlo —. Nos has metido en un lío enorme, Mimado —Bajé la mirada avergonzado. —. Blue, mírame, no estoy enfadado...

—Déjalo. —Moví la mano para quitarle importancia. Y cuando me quise ir él me cogió por los hombros y me obligó a mirarlo.

—No lo dejo. ¿Por qué no te lo has tomado con más calma —Negó —. Vale, estaba asustado y debí de haberte escuchado. ¿Pero porque huiste después del beso? —Bajó su tono, pero yo ya estaba avergonzado. —. Hubiéramos hablando y arreglado todo de forma más segura. Podríamos haber muerto al saltar.

Increíble, ahora Noah también me odiaba. Me había comportado como un auténtico estúpido.

Noah me sacó de mi ensimasmiento cuando se echó el pelo para atrás, palpando mi hombro, yéndose donde las mochilas cojeando. Lo seguí como un gesto automático. Escurriendo el agua de mi camiseta.

—Vamos —murmuré, luego comencé a andar colocando mi mochila al hombro y dirigiéndome a la carretera. Cuando creí que todo estaba bajo control él me giró para que lo mirara.

—¿Podemos detenernos un momento? —Desvíe mi mirada para no sentir el peso de la suya sobre mí, realmente sentía que él me odiaba. Que había mandado todo a la mierda —. ¿Qué fue eso? —me preguntó rodeando mi muñeca intentando coger mi mano, lo miré de reojo. Noah señalaba a donde habíamos estado, miré en esa dirección —. Estás sangrando Blue. —Dejó de señalar  y se centró en mí.

Miré como él intentó socorrerme pero solté mi extremidad de su mano intentando irme.

—¡Blue! —me volvió a girar. Me miró preocupado con algunos mechones mojados por su cara.

Esta vez lo miré sintiendo como se formaba un nudo en mi garganta, no quería hablar de eso. No quería hablar de nada. Necesitaba estar solo. A salvo de todo esto.

Retomé mi rumbo dejandole la mano en el aire y sintiéndome una puta mierda, porque en verdad lo era. Algunas lágrimas cayeron por mis mejillas pero se disimulaban por mi piel húmeda.

Agradecí que él al menos se lo tomara bien y que me siguiera en esta locura. Tarde o temprano tendríamos que hablar las cosas pero ahora no era mi mejor momento.

Noah

Vi como él se alejaba mientras mi extremidad derecha quedaba flotando en el aire. Posicioné bien mi mochila e inicie a caminar.

El día estaba siendo una locura tras otra. Todos estábamos alterados.

No tenía nada en contra de Blue, pero lo de ir así a lo loco nos podría haber costado la vida. O un accidente doloroso. Parecía que le había sentado demasiado mal mis palabras.

Pero eso no era lo que me preocupaba, sino qué iba a ser de nosotros ahora. ¿Qué había pasado en las últimas horas? ¿Cómo se había hecho eso Blue? Y, el beso.

El problema aún estaba muy caliente para incidir en él así que dejaría que este se enfriara. La vida me había enseñado que tratar los problemas en frío era lo mejor.

Tenía tantas preguntas por hacerle que ni las horas de viaje que seguramente nos quedaban por delante bastaban.

Solo quería que él supiera que lo sentía. Porque mi comportamiento anterior durante el conflicto había sido de lo más repujnante e inmaduro de mi parte. En el comedor. Parte de la culpa también era mía.

Si me hubiera levantado de esa maldita mesa, y seguirlo por los pasillos, tan solo ahora estaríamos bien. Lo hubiera frenado un poco. Y nos habríamos ido a mí cuarto ha hablar las cosas.

Quería tenerlo a mi lado, volver a besarlo y decirle lo mucho que lo amo.

Pero de momento sólo le podía seguir el paso dirección a muchos problemas.

Blue

Noah se puso a mi lado, lo estuve mirando hasta que él giró su mirada hacia mí. Me paré en seco y saqué el mapa de la isla. Lo puse entre los dos para que él también lo pudiera ver.

Mostró bastante interés acercándose y analizando aquel papel.

—Este es el pueblo al que tenemos que ir, son unas tres horas andando. Según mis cálculos —Arrugué mis cejas y lo miré, él cogió una punta del mapa y lo miró pensativo echando mechones de pelo tras su oreja para no mojar el papel —. Una vez ahí no podemos ir a un hospital, ni mucho menos a la policía —Noah me miró confundido —. Mi padre tiene controlado todo y a todos, o casi todos. —Alterné la vista entre el papel y la persona que amaba para ver su reacción.

Afirmó y soltó el mapa permitiéndome guardarlo, memoricé el camino y guarde el papel.

Pero, la mano de Noah con una tela blanca se cruzó en mi vista, y solo me quedó observar como envolvía mi brazo herido con delicadeza y luego hizo un ligero nudo.

Sus finos dedos acariciaron mi piel por encima de aquel vendaje, sentí su dolor en su mirada. Hipé mirando hacia arriba mientras otra lágrima se deslizó por mi mejilla.

Estaba muy sensible. Sentía que el mundo a mí alrededor era un caos. Que todo se salía de mis manos.

Automatico bajé mi cabeza y abracé su cintura, por un segundo creí que él me empujaría o reclamaría. Pero lo aceptó y rodeo mis hombros.

—Ya está, Blue. Respira hondo. —susurró.

Al cabo de un rato rompí la cercanía y nos pusimos en marcha, guardando silencio. Pero no las distancias. Parecía instinto el quedarnos cerca por si pasaba algo.

Aproveche de nuevo para mirarle, su pelo mojado se veía más oscuro. Hasta se había arreglado para el supuesto baile, no sé cómo no me di cuenta antes. Supongo que los nervios de mi vida me tenían nublado.

Camisa de punto con un corset y pantalones anchos. Me parecía surealista todo aquello. Aún no asimilaba que él hubiera escapado conmigo, que todo esto hubiera salido bien. Cualquier persona con el conocimiento mínimo sobre mi padre hubiera preferido quedarse el él lecho de un hogar seguro que lanzarse a lo desconocido.

Porque igual que todo este entorno me parecía irreal. Aún podía ser todo una muy buena trampa.

Pero me permití disfrutar de aquellos frondosos bosques que nos rodeaban. Un verde apagado y niebla lo rodeaban todo. El ambiente se sentía húmedo. A un paso de la carretera estaban aquellos árboles y frondosidad totalmente verde. Se notaba el curso de la naturaleza. Y como allí nadie habitaba o había llegado. Como un mundo desconocido por la humanidad. Donde se respiraba tranquilidad. Y ese olor a hierba mojada.

Los pájaros era lo único que rompía el silencio entre nosotros. De vez en cuando se nos cruzaban por delante perdiéndose en el verde escenario.

El sol asomaba por las ramas calentándonos un poco. Con suerte llegaríamos secos a nuestro destino.

2 h y media después

La verdad que no habíamos hablado más, tampoco se sintió incómodo. Nuestra ropa ya estaba seca pero las piernas comenzaban a doler, por no haber hecho ninguna parada. Sospechaba que mi padre no hubiese aparecido aún con medio ejército de francotiradores, algo no me acababa de cuadrar. Él tramaba algo. Y muy grande.

Observe a Noah por milésima vez, ahora bebía agua. Al acabar se secó los labios, aquellos labios que tanto anhelaba por besar se nuevo. Y como si supiera que lo estaba mirando, me ofreció la botella.

La acepté, de todas formas ya nos habíamos comido la boca, todo daba igual. Ya no había padre del que preocuparse. Ya todo se había ido a la mierda. Aquello humedeció mi garganta y me dio algo de fuerzas.

—Te lo agradezco, Noah. —se lo devolví y él la volvió a guardar.

Sonrió.

—¿Y esa cortesía?

No pude mirarlo. Ahora todo en él se sentía diferente. Sus ojos me provocaban más nerviosismo. Mis pensamientos sobresalían de mí cabeza. En forma de cartel brillante que ponía "Me gustas, Noah Folen".

Asintió y se acercó un poco más, intentando coger mi mano. Y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sin ser capaz de tocarlo sin hiperventilar.

El pueblo no tardó en dibujarse en el orizonte, repleto de casitas, edificios, vida.

Mis ojos se cristalizaron al ver aquello a lo lejos. Tan real que parecía irreal. Aquella vida la cual habíamos reprimido. Gente que desconocía por completo los horrores que se vivían en aquel orfanato en lo alto de la montaña, rodeado de árboles.

Noah miraba aquello intentando asimilar todo aún. Tomó aire y me invitó a seguir

Aceleramos nuestro paso, con las esperanzas a flor de piel. ¿Cómo sería ir a un supermercado, parque, tienda. Sin que nadie me reconociera? Sin que nadie me relacionara con la muerte. Esta era la vida que siempre había anhelado. Empezar de cero y escribir mi destino.

Pero por el momento teníamos un problema. ¿A dónde iríamos? Por el día nos podíamos quedar en la calle, pero necesitábamos un lugar donde dormir tranquilos y a salvo. ¿Quizás un hotel? Teníamos dinero para eso. Pero seguro que nuestras caras ya estaban en los dispositivos de todas las marionetas de mi padre.

Dejamos la naturaleza atrás. Cosa que me creo nostalgia, porque esta me había estado dando paz en el camino. Ahora debía de enfrentarme al problema que había creado.

Las primeras casitas del pueblo nos empezaron a rodear. Aquello no tenía pinta de ser una sociedad afectada por un virus mortal desde luego.

Varios perros callejeros se dieron cuenta de nuestra presencia, huyendo o acercándose a Noah, quien les dio agua. Nadie transitaba las calles a esas horas, o eso parecía.

Revisando cada callejuela empecé a pensar si todo aquello era decoración, y por ende una trampa.

Pero el sonido de unas voces lejanas nos hicieron llegar a lo que parecía una calle principal.

Noah alzó los hombros sujetando el mapa.

—Tan mal no iba.

Lo miré de reojo y guardé el mapa.

—Procura no llamar la atención. O se darán cuenta de que no somos de aquí. Una llamada a la policía y estamos de nuevo entre ladrillos y árboles.

Anduve y Noah se quedó detrás con los brazos extendidos.

—Blue, relájate, por favor —se puso a mi lado y señaló un establecimiento. —. Entremos y pensemos las cosas. 


El sonido de una cafetera junto al bajo volumen de una televisión daban ambiente a aquel lugar. Este no era muy grande, un par de mesas y una máquina parecidas a las arcade del orfanato. Solo que el premio era dinero.

Arrugué las cejas sintiendo un aura que nunca había experimentado. Un olor diferente a cualquiera que haya podido oler. Era la verdadera vida.

Nos sentamos a reponer fuerzas en una pequeña mesa de cristal, y si no fuera por el hecho de que iba reventado hubiera analizado a cada persona presente. Mi cerebro se estaba volviendo paranoico. Sólo se trataba de un par de familias tomando un almuerzo, ni nos habían mirado al entrar.

Tomé aire y volví a revisar que había cogido el dinero que pensaba. No estaba seguro de que aquello nos fuera a ser de gran ayuda. No tenía ni idea de como iban las cosas aquí.

—¿Qué es eso?

La voz de Noah me hizo alzar la mirada de la mochila.

Comprobé que nadie me escuchaba.

—Más de medio millón de euros. —susurré.

Él soltó una risa nerviosa.

—¿Es broma? —se cruzó de brazos esperando a que le diera la razón pero más tarde él comprendió que no se trataba de una broma. —. ¿Blue de dónde lo has sacado?

De la nada y de sopetón, todo tipo de sonido ambiente se dejó de escuchar. Abrí mucho mis ojos y miré a Noah, enseguida me giré para ver el reloj, y cuando comprobé que no iba guardé el dinero. Y recé a lo que fuera que estuviera ahí arriba.

Parar el tiempo: Uno de los poderes de mi padre.

Me intenté levantar y arrastrar de nuevo a Noah conmigo pero esta vez no funcionó.

Mi padre me sentó haciendo presión en mis hombros y un sicario se ocupó de que Noah se quedará quieto.

Ambos nos miramos, Noah me miraba con incertidumbre y miedo. Yo lo miraba intentando memorizar cada detalle de su rostro.

Porque mi padre no había venido hasta ahí para darnos dos palmaditas en la espalda.

—¿Cuánto me has quitado? —acercó su rostro a mi oreja, y apretó con fuerza mis hombros. Solté un sollozo sin dejar de mirar a Noah sintiendo la muerte sentada a nuestro lado. Chistó —. No importa, eso es lo que gano en un mes —Me tembló el labio inferior y Noah dejó de mirarme para mirar a mi padre, intentando buscar algo bueno en él, algo que ya no estaba —. Levanta. —me obligó.

Lo hice asustado, como nunca lo había estado. Mis piernas no respondían. Si daba un paso al frente me iba a caer. Y mis manos temblaban tanto que me era imposible detenerlas.

—¡Déjale ir! ¡Te lo suplico! Él no hizo nada. Todo es my culpa.

—Escogiste el mal camino. Te di dos opciones, y veo que elegiste la mala. —Miró a su sicario, al cual no se le veía el rostro. —. Agarra al chaval. Que no se te escape.

Seguido un puñetazo limpio de mi  padre me hizo caer al suelo con gran dolor.

—¡Para! —Noah entró en pánico.

Mi padre le apuntó con el arma que había sacado, y exploto en irá.

—¡No hagas nada que te pueda perjudicar Folen! —volvió a donde estaba, y pateó mi espalda soltando todo su enfado —. ¡Agarra al chaval! —ordenó de nuevo a su sicario, porque se aproximaba a matarme a golpes.

La siguientes patada fue para el estómago, esto me provoco un espasmo de dolor y comencé a toser llevando mis manos a mi abdomen. Queriendo vomitar.

—¡Víctor! —Noah lo llamó desesperado para que parara sus golpes. Su voz se comenzaba a romperse. Pero mi padre hizo caso omiso y pateó mi brazo herrido.

No pude evitar gritar de dolor. Sentía como la sangre volvía a bajar por este. Como un hormiguero.

—¡El brazo no!  —le volvió a gritar Noah llorando. —. Para por favor, te lo ruego. —balbuceo.

Pero mi padre estaba concentrado en su objetivo, y los gritos de desesperación de Noah le hicieron estallar. Eso lo descargo sobre mí. Pateando mi espalda seguido, cada vez más fuerte y más y más. Sabía que él no me iba a dejar morir tan rápido. Que me torturaria, matando a Noah delante mía. Y luego a mí de la forma más horrible.

—¡Víctor, Víctor ! Escúchame te lo ruego  —Noah comenzó a intentar liberarse —. ¡Para, no lo mates! —chilló para mí padre una vez más logrando que esté fuera hacía él.

—Tranquilo, no lo alargare mucho. Al menos para ti —rio de forma demoniaca,  y volvió a mí posición, poniendose a mis pies. —. Blue, derecha o izquierda.

El nudo de mi garganta me impedía hablar, me tumbé hacia arriba sintiendo como miles de alfileres se clavan en mi espalda e hice una gran mueca de dolor. Mirando a Noah borroso por las lágrimas.

Mi padre se desespero por no recibir respuesta de mi parte, y actuó. Pisó mi tobillo derecho con todas sus fuerzas y yo solté un grito rompiendo mis cuerdas vocales.

Mientras me retorcí de dolor aguantando el llanto, que amenazaba con volver. Para intentar mantener mi vista al cien por cien.

Entonces mi padre me cogió de la sudadera, y me levantó del suelo. Obligándome a apoyar el pie malo.

—¡Joder! —grité llorando y él me forzó más a apoyar el pie dañado en el suelo, consiguiendo destrozarlo más. Pero mientras me preocupaba por el dolor. Él cogió mi nuca y estampó mi cabeza en la mesa de cristal, rompiendo esta y dejándome caer al suelo.

Mi vista se tornó borrosa y mis oídos pintaban como desgraciados, estaba comenzando a sentir náuseas y como un hilo de sangre caía por mi frente.

Volví a recuperar el sentido de mi oído para escuchar a Noah gritar desesperado, y como mi padre se arrodilló detrás de mí poniéndome también en la misma posición.

Y de forma inevitable, varios cristales que no sentí en el momento se me clavaron en las rodillas.

—Díselo. —me dijo cogiéndome del pelo. Obligándome a mirar a Noah. Él lloraba agarrando los brazos del sicario que lo inmovilizaba.

—T-te...qu-qui... —Solté una arcada llevando mi mano a la boca.

—¡Claro y alto! Venga valiente.

—¡Te amo! —Comencé a hiperventilar, haciendo mi pecho subir y bajar rápido. Noah lloraba a mares negando, sin dejar de mirarme. —. Te quiero, te quiero. Te quiero como nunca había habia amado a nadie.

—Blue, compañero. —sollozo Noah.

Solté una arcada y me retorcía de dolor, en cualquier momento me iba a desmayar. Me tumbé en el suelo comenzando a agonizar.

—¡Blue, Blue! —me llamó Noah llorando, pero mi padre le dio un puñetazo en la cara y luego otro en el estómago haciéndolo caer junto a mí —. Blue quédate conmigo por favor... —su voz se escuchaba sin aire por el golpe. —. ¡Blue!

Todo me daba vueltas, y cada vez veía más borroso.

—¡Calla! —le chilló mi padre y el sicario inmovilizó a Noah, porque mi padre me apuntaba con su pistola.

—¡No, no, Víctor! —Noah comenzó a gritar de garganta. Después se escuchó un disparo y el sicario cayó muerto al suelo. Ahora Noah apuntaba a mi padre, sujetando el arma con firmeza y sangre por todas partes —. ¡Déjalo!

Mi padre le apuntó a la cabeza, ladeó su cabeza y torció una sonrisa. Y esos ojos azules brillaron.

—¡Baja el arma! —le ordenó Noah.

—De acuerdo, de acuerdo —mi padre le hizo caso y tiro el arma al suelo. Alzando los brazos.

Noah fue bajando hacia mi cuerpo casi inconsciente. Me cogió en brazos como pudo y me cargó, haciéndome daño a cada contacto.

Mientras me buscaba el pulso mi padre pateo su mano haciendo que su arma desapareciera en el suelo.

—Voy a ser claro con usted —se calló por mucho, tanto que temí lo que fuera a decir —. Tienes diez segundos de ventaja para mover el culo donde te plazca —tiró mi mochila a Noah y él se la puso en el hombre junto con la suya. —. ¡Diez!

Noah salió corriendo y mi padre siguió con su cuenta atrás. Cada zancada que daba me hacía más daño.

Sentía como sus manos cogían fuerte mi cuerpo, y en especial su brazo izquierdo que llevó a mi cabeza para evitar que está se valanceara tanto por su movimiento.

—¡Cero! —se le escucho canturear a mi padre a lo lejos. Noah dio un traspié que casi le provoca una caída y me me miró comenzando a hiperventilar.

Pero mis ojos amenazaban con cerrarse poco a poco.

—Blue, no te duermas. Quédate conmigo porfa. No te vayas.

Hice lo peor que podía haber hecho, uso de mis poderes de telequinesis debilitandome más. Hice que un póster de luz cayera en el paso de mi padre provocando una barrera de electricidad.

—¡Blue para! Te vas a dañar.

Dejé mi cuerpo muerto por completo y Noah volvió a correr, hasta que llegó a lo que me pareció una colina resguardada donde no se nos veía.

En cuanto él me movió un poco para bajarme sentí una náuseas inexplicable y solté una arcada, queriendo vomitar.

—Blue, Blue —me sentó y me sacudió para que no cerrará los ojos. —. Ya estamos, despierta.

De forma inevitable comencé a llorar de miedo. Sentía la sangre bajar por el puente de mi nariz y por todos mis labios. Eso aumento mis ganas de vomitar, mi brazo malo estaba completamente inmóvil por el dolor. Mi sensación en el resto del cuerpo era un simple hormigueo y latidos de mi corazón. Mi padre me iba a matar a golpes.

—¡Lo siento! —confesé al fin. —. Siento haberte besado, siento haberte metido en esto, lo sie...

Él me silencio besando rápido mis labios y luego me miró con lágrimas en los ojos, fue como un "calla y no gastes fuerzas".

—Supongo que yo también lo siento.

—Que asco Noah. —reí débilmente cuando vi sus labios manchados de mi sangre .

Él emitió otra risa forzada para hacerme sentir bien, y luego como si se le hubiese encendido la luz. Limpió sus labios y cogió nuestras mochilas. Y después me tapó con algo que saco de la suya.

—Ven compañero —abrió sus brazos y cuando lo abracé me cargo y caminó rápido hacia un portal de un edificio.

Luego tocó un timbre cualquiera y cuando el telefonillo dio señales él pidió ayuda.

—Por favor ayuda, ahí una persona herrida y nos persiguen.

No hizo falta decir más, un pitido sonó y Noah nos entró al portal cerrando al puerta. Está hizo eco. Pero mucho más en mi cabeza.

A salvo.

Noah recuperaba el aire sollozando.

—Ya estás compañero.

Aquellas palabras me llegaron mal, demasiado mal. Ya no veía nada.

Y sin que nadie pudiera evitarlo, caí al suelo.

Me desmayé.

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