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[ 24 1/2 ] ฿‡ ¿CUÁNTAS GANAS TIENES DE BEBER? ‡฿

¿Qué es lo peor que podría pasar ?

"Le parole lontane."

....

Toqué la puerta de Noah con miedo e inseguridad. Mientras esperaba respuesta recuperaba el aire que había perdido en la carrera.

Miré a ambos lados del pasillo para comprobar que nadie me observaba, o que peor aún, mi padre me hubiera seguido.

Al ver que estaba solo en ese largo pasillo tragué saliva y me giré para ver la fuente del patio de ese edificio. Este estaba lleno con bancos y plantas.

El cuerpo de Diego tendido en el suelo rodeado de sangre no salía de mi mente. El estómago se me revolvió al pensar en todos los problemas que eso podría llegar a causar.

El corazón se me aceleró al pensar en la reacción que tendría Noah, ¿y si le daba miedo y me dejaba de hablar?

El sonido una puerta abriéndose me hizo girarme con el corazón a mil.

Noah apareció en el umbral de la puerta con cara de confusión. Al verme, abrió mucho los ojos y se puso nervioso. Iba sin camiseta por lo que aparté la vista de inmediato cuando mis ojos se fueron a fijar en su cuerpo.

Sentí mis mejillas arder mientras miraba al suelo.

—Blue, ¿qué pasa? —En su tono de voz se dejó notar una falta de aire. Escuché como él se acercó. Temí que me fuera a mandar a la mierda por estat espiando su beso con Dallana. —. Anda, pasa antes de que te de algo ahí fuera. Hace mucho frío. —Estiró de mi brazo y esta vez no pude negarme.

Pase mirando al suelo porque no quería incomodarlo mirándolo. Se le veía tranquilo, sólo esperaba que él no sacase el tema de Dallana, porque sino me iba a poner a llorar.

—¿Cómo le vas abriendo la puerta a cualquiera sin camiseta? —Coloqué mi mano sobre mi cara tomando aire.

Cerró la puerta a mis espaldas, y sentirlo tan repentinamente frente a mí me puso nervioso, muy nervioso. Esta vez rodeó mi muñeca y la separó de mí cara alzandola un poco. Se agachó y me sonrió desde el hueco de abajo.

Tragué saliva con las piernas temblando. Era como si nunca me hubiera mirado o tocado antes. 

—Me puedes mirar, no pasa nada —Soltó una risita quitando por completo mi mano. Noté que sus mejillas estaban coloradas, pero creo que era por el calor que hacía en ese cuarto, eso se agradecía. —. Anda, ponte cómodo mientras me pongo algo encima.

Se giró hacia su armario comenzando a buscar en él algo de ropa.

Llevaba unos pantalones anchos claros de deporte, muy bajos, tanto que se le veía la cinta de los calzoncillos.

Tragué saliva evitando mirar su abdomen. El calor se sentía mucho más ahora.

Tenía unos brazos marcados pero lo justo al igual que sus abdominales y espalda. Y de su cuello colgaba un collar de pequeñas perlas blancas sin muchos detalles. Por alguna razón me sentí muy pequeño e inútil a su lado.

Me sentía hipnotizado, sin poder dejar de mirarle. Con el sonido de mi corazón bombeando por cada esquina de mi cuerpo. Y el calor avivando mis mejillas.

«Nunca quisiste ser él, lo querías a él.»

«Lo sé, me daba cuenta demasiado tarde. »

Dejé de mirarle cuando me tiró una mirada por el rabillo del ojo, sonriendo. Esa sonrisa suya.

Disimulé pésimamente desviando mi mirada ardiendo en fuego vivo mirándolo por última vez. Temía que mi aura diera la cara, gritando: "este chico quiere que lo besen".

Entonces percibí aquel olor tan característico por todas partes, incienso de pino.

Como curioso que soy me fijé al detalle de dónde estaba. Las paredes eran de un marrón pastel y nada más entrar a la derecha se encontraba la puerta que intuí que conducía al baño.

A mí izquierda un estante lleno de libros del cual colgaba una tira de hiedra de mentira.

Al final del cuarto a mano izquierda un armario y espejo. Debajo de la ventana había un gran mueble de madera oscura, y sobre este un reproductor de música viejo, libros, velas, y el famoso incienso.

Me quedaba por visualizar la parte de la cama. Miré al techo que fue lo único que vi. En la esquina de este colgaban luces leds de navidad multicolores y girnarlas amarillas, con más hiedra a lo largo de casi toda la habitación.

—Tierra firme llamando a Mimado —Noah me tendía la mano y seguro que llevaba ahí mucho tiempo. Miré al suelo y me di cuenta de que había avanzado por el cuarto —. Vamos, como si fuera tu casa. Ahí tienes el baño por cierto. —Estiró de mi cuerpo y al ver el resto del cuarto mi reacción no fue otra.

—La puta madre, Noah —Estaba en shock. Una cama puesta verticalmente pegada a la pared, y de esta colgaban miles de fotos, posters y dibujos de muchos colores. En el cabezal de la cama colgaba un gran pañuelo negro de una luna mitad sol. Y por el resto del techo más de la misma hiedra.

La cama era más pequeña que la mía y sus sábanas eran marrones. Toda la paleta de colores combinaba de forma casual y accidentada.

—No hace falta drogarse para ver todo de colorines. —reí.

—Da gracias de que no me has pillado con la ropa sucia y gallumbos por el suelo. —Avanzó dando un torpe tras pie esquivando su mochila. La quitó del medio dejándola fuera del alcance.

Alcé los hombros nervioso con una sonrisa.

—Aún así dudo mucho que me hubiera fijado con la loqueria de colores que es este lugar.

Noah estalló en risas alzando su cabeza. Se había vestido con una camiseta verde de tirantes. Lo miré y cuando él lo hizo su cara cambio a miedo.

—Blue, ¿qué coño te ha pasado? —Tomó aire nervioso acercándose torpe y rápido. Llevó su mano a mi herida y posó la otra en mi hombro —. ¿Quién te lo hizo? —susurró mirándome serio.

Bajé mi mirada y apreté mis labios. Intentando zafarme de su agarre.

—Nada, no fue nadie.

Él me cogió del brazo, sin dejar de mirarme con la mirada perdida.

—¿Cómo que nada? No me jodas Blue. Espérate aquí. —Me soltó y antes de que diera un pasó lo paré.

—Estoy bien, Noah.

Él me ignoró negando, y se fue al baño apareciendo a los segundos con un botiquín.

—Siéntate en la cama ahora mismo.

Cogió mi mochila y la dejó en el suelo. Tomé aire temblando, no aguantaba más. Acuné su rostro y lo miré con los ojos muy abiertos. Mi respiración se cortaba y mis manos temblaban.

Me daba igual la última imagen que había tenido de él. Necesitaba decirle esto a alguien o iba a explotar.

—Mi padre —me trabé —, le ha pegado un tiró a Diego porque me pegó en el baño. Lo intenté evitar, te lo juro. Yo no quise, Noah —Mi voz se rompió y apenas respiraba bien. —. Lo intenté deter Noah, pero me distrajo y salió corriendo —Comencé a temblar sin poder casi respirar. —. Diego a muerto, Noah. —susurré, el llanto amenazaba con salir.

—Blue... —Dejó el botiquín y se centró en mí. Levantó mi cabeza cogiendo la punta de mi barbilla, con una mano en mi hombro.

—¡No hice nada lo juro! —Tomé aire de forma torpe —. Él me acoraló, no puede hacer nada lo juro.

Noah negó y cogió mis manos comenzando a respirar alto y pausado.

—Shh, ven —Me abrazó, y evité ponerme a llorar —. Estate tranquilo —Comenzó a frotar mi espalda y cabeza. Pero no había nada que me relajase, todo esto iba a traer grandes problemas. ¿Y si me culpaban a mí de su muerte? —. Todo pasó, ya estás conmigo. Todo se arreglará, te lo prometo —Cerré los ojos concentrado en su respiración. Haciéndome ver que estaba ahí, fuera de peligro. Y que al menos mi padre no se molestaria conmigo por lo de Diego. —. Quédate aquí si quieres, no molestas. Puedo sacar juegos de mesa y cosas para pasar el rato. A ver si así se te olvida todo un rato.

Afirmé tragando saliva, casi no podía hablar, todo mi cuerpo temblaba.

—Pero déjame que te cure eso, y ya te dejo en paz —Pasó su mano por mi pelo, acunando ahora él mi rostro.

Acarició mi mejilla, fijándose en la herida de mi sien. Entonces cogió mi mano y me arrastró hasta la cama, dejándome caer sobre ella.

Se sentía raro estar sobre ese colchón donde él dormía.

Respiré hondo y ahí estaba ese lindo olor del mismísimo paraíso.

Noah seguía de pie, se agachó a por el botiquín y volvió a mí. Quitando sus zapatos y subiendo a la cama. Mojando un algodón en suero fisiológico.

—Esto va a molestar compañero, mírame.

Lo seguí con la mirada, hasta que se puso delante mía de piernas cruzadas.

En cuanto el producto entró en contacto con mi herrida me ardió a rabiar a pesar de ser suero. Llevé mis manos a su muñeca, y apreté mis dientes y ojos para amenizar el dolor.

—Para. —pedí,intentando quitármelo de encima.

Se detuvo un momento y me miró.

—Ya casi está, te lo prometo. —Se notaba en su tono que le dolía más que a mí.

Soplé abriendo los ojos cuando el cambio el algodón por otro mojado en betadine. Esta ya no dolía, sólo estaba frío.

Lo miré recuperando el aire. En sus gafas se reflejaba la luz de las guirnaldas  del techo.

Tragué saliva y me acomodé sobre esa cama. Él cambió de nuevo el algodón y se acercó más, antes de limpiar las manchas de sangre de mi rostro me dedicó una mirada, una que contenía una sonrisa de oreja a oreja. Marcando esos hoyuelos.

Cogió mi barbilla y alzó mi rostro. Sentía su cálida respiración acariciar mi mejilla. Eso aceleró mi corazón, haciéndome tragar saliva.

—Mimado, ¿mejor? —su voz sonó demasiado cerca.

Afirme sin poder hablar. Estaba viviendo una simulación.

Noah alzó la cabeza y nuestras miradas se cruzaron. La suya ejercía un gran peso sobre la mía.

Se puso de rodillas y mojó otro algodón, ahora estaba más alto que yo, con su pelo cayendo en cascada.

—Noah.

Afirmó para que empezase a hablar. Volvió a sentarse estando cerca de mí. Lo miré y me vi más preparado que nunca. No sabía si esta iba a ser mi última oportunidad para hacerlo.

—Verás, es que últimamente he tenido una duda.

Me miró de reojo.

—¿Y quieres que te aconseje, verdad? —Afirmé. —. Bien, pues dime. Soy todo oídos.

Tragué saliva desviando por un momento la mirada de él. Necesita tomar aire.

—Es... que —Mi pie se empezó a mover de forma inconsciente, e inicié a jugar con el dobladillo de la sudadera. El calor ahí aumentaba por segundos —, no sé... que... soy.

Arrugó las cejas y me miró, serio y atento.

—¿En qué sentido? —frunció el ceño, y bajo su cabeza para retirar restos de sangre de mi cuello.

—En lo que me gusta. —escupí finalmente.

Se paralizó y intercaló la mirada entre el algodón y yo. Pude notar como tragó saliva. Cuando finalmente me miró, me sentí muy pequeño y nervioso. Sintiendo nuestros rostros demasiado cerca.

—Ahh  —Alzó la cabeza y soltó una risa que me tranquilizo —. Vale, escucha, no es necesario que te sientas identificado con alguna orientación sexual.

Tiró algunos algodones girando su cintura para luego volver a mí moviendo las manos.

—. Por lo tanto no te estreses con eso vale, pero a ver. Es relativamente fácil de intuir —De nuevo cogió mi barbilla, y sentí su piel arder sobre la mía. Pero una atmósfera de tranquilidad me comenzó a envolver. Eramos sólo él y yo, uno delante del otro sobre una cama. Rodeados de ese aroma —. ¿Te gustan o te ha gustado una mujer? —preguntó y me quede pensativo. Tragando duro recordando la pesadilla que tuve.

Aquello me puso la piel de gallina, revolviendo mi estómago.

—A ver, las encuentro guapas y las adoro pero —silencio. —, solo amigas. Sin ofender.

Negó con una sonrisa graciosa.

—No, no. No ofendes tranqui —se quedó pensando hasta que habló.  —. Vale y, ¿qué me dices de los chicos?

Ahí estaban las mariposas en el estomago y bajada de tensión. Como si estuviera cayendo de un precipicio, sintiendo mi corazón latír en cada parte de mi cuerpo.

Ese calor corporal, esa energía que te robaba el don de la palabra.

—Hmm —Abrí la boca para hablar, pero no podía. Su mirada estaba fija en mí, esos ojos verdes que hoy se sentían diferentes. Noah bajó la mirada para darme espacio —. Sí —Lo miré, y él también a mí —, definitivamente sí. Me ha gustado un chico.

«Me gustas tú, Noah Folen. Todo este tiempo has sido tú. »

Me señaló con la mano levantando las cejas dando por concluida su investigación.

—Pues ya está amigo, pero hay una forma que nunca falla para averiguarlo. —Me miró y dibujo una sonrisa torcida en su rostro.

Casi suelto una risa nerviosa.

—¿Cuál? —pregunté inocente y curioso. Aunque siendo Noah...

—Pues probando —El corazón se me aceleró —, eso nunca falla.

Me lo quedé mirando sin saber que responder.

—. Si quieres puedes probar conmigo mimado. —propuso con ese tono que usaba cuando hacia un chiste sobre sexo.

Se me bajó la presión, alcé la mirada para observarlo. Con la boca medio abierta y el corazón a punto de salirse por la boca.

Insinuaba que lo podía besar en esta mismo instante y que no pasaría nada.

Noah me miró con una sonrisa y cejas alzadas desde una altura mayor. Esperando a que respondiera o mostrase algún tipo de señal de vida.

Abrí los ojos como platos, y negué nervioso.

—No gracias. —mascullé, con las palabras algo atropelladas.

«¿Seguro que no quieres? »

Hizo un gesto de decepción fingida meneando su cabeza.

—Tú te lo pierdes. —Lanzó un beso al aire y se levantó de la cama.

Dejándome ahí sin poder moverme, con las piernas y respiración temblando. Sentía un gran vacío al no tenerlo cerca.

Cuando volvió disimulé con una sonrisa. Y cuando estuvo de nuevo delante mía me incliné y lo abracé. Recuperando el aire, complaciendo a mi corazón, y dándole las gracias.

—Que no me des las gracias, para eso estamos. —acunó mi cabeza y me miró con esa sonria que lo caracterizaba.

Se me escapó una risilla tonta poniéndome rojo de vuelta.

Noah negó acariciando mi sien, mirando la herida.

—Ya acabó tu sufrimiento, Mimado.

Me abrazó por unos segundos y se fue al baño tardando más que antes, o eso me pareció por lo nervioso que estaba por lo que le iba a decir.

Era hora de tirar la casa por el tejado, valga la expresión. O mejor dicho tirar el tejado por la casa, dejando todo al descubierto. Quedando vulnerable.

—Noah —Lo llamé cuando le vi aparecer. No me salían las palabras y se me había olvidado hablar mientras él estaba de pie esperando una frase que no conseguía pronunciar —, a mí... —Tome aire cerrando los ojos —, el caso es que me gusta un... —Se sentó a mi lado con su mano sobre la mía, me miró extrañado frunciendo su ceño, pero paciente. Tragué aire frustrado y lo solté. —. Que gusta un chico, joder.

Su cara paso de sería a alegría en segundos. Solté una risa que se transformó en suspiro. Pensaba que me iba a dar un chungo, y que hoy íbamos a tener dos fiambres.

—¿De veras? Júramelo por lo que más quieras. —dijo con alegría en el tono. Afirmé sonriendo como un tomate. Él me abrazó riendo, casi nos tira al suelo y por poco no pegó un chillido de los grandes. En su lugar dio uno abogado. Noah cogió y me despeinó. Segundos después se quitó de encima, con los pelos de punta y la respiración acelerada. —. Estoy orgulloso de ti Blue, muy orgulloso.

Reí y también lo abracé feliz de que alguien me aceptará. Noah se levantó de la cama y empezó a dar vueltas como loco para después dar un salto acompañado de un chillido, se abalanzó hacia mí abrazándome y casi hizo que nos tumbaramos en la cama uno sobre otro.

Seguido besó mi mejilla con mucha fuerza. Me quedé paralizado empezando a arder en fuego, él posó sus manos en mis hombros, yo temblé empezando a quedarme sin respiración, con los ojos un poco húmedos.

Tuve que desviar mi mirada dejando que una sonrisa se dibujara en mi cara.

—Ay, seré bobo. Te he manchado de glos —empezó a frotar su pulgar donde había dejado huella.

Lo volví a mirar cuando paró y me di cuenta de que estaba también rojísimo, sobre todo por la nariz. Eso me hizo sentir cómodo. Solté una risa alzando mi cabeza, luego él posó con delicadeza su mano en mi muslo por unos segundos y se echó su pelo, que ya estaba más largo que la primera, vez para atrás.

—Y bueno, ¿me vas a hablar de él o quieres un tiempo?

Entrecerre mis ojos y arrugué mi frente.

—Hmm, haber te voy a dar una pista —anuncié levantando una ceja. Él afirmó con una gran sonrisa, se le marcaban los hoyuelos y su nariz estaba arrugada. Tomé aire pensando, lo miré de arriba a abajo. Después de lo de hoy me había dado cuenta de la fragilidad de la vida. Y que no podía estar más tiempo así —. Lo conoces muy bien. —Pegué mi cabeza a la suya alzando está. El corazón me iba a mil y no sabía lo que me estaba poseyendo para decir y hacer eso.

—¿Ah, sí? —puso cara de pervertido y me imitó haciendo que nuestras bocas estuvieran muy cerca. Tragué saliva y no me aparté —. ¿Cómo de bien? —Alzó las cejas mirando mis labios, yo seguí con aquel rol.

—La palabra bien en todo su esplendor. —susurré por lo bajo, levantando mis cejas haciendo que mi frente se arrugara.

Él soltó una risa mordiéndose el labio y bajo su cabeza dejando que su pelo cubriera su cara.

—Conque ahora hablas de forma culta eh, perdóneme señor Lorca.

Bajé mi cabeza y reí cortando esa poca distancia, alejándome unos centímetros. Lo miré levantando los hombros rojo y él sonrió negando.

Apartó la mirada un momento mirando al techo y volvió a mirarme.

Entonces volví a alzar los hombros.

—No he dicho nada Blue, no me jodas que escuchas fantasmas —Se acercó a mí poniéndose de rodillas. —. Pues pregúntales si me puedo llevar el vibrador al infierno.

Estallé en carcajadas llevándome la mano a la boca y poniéndome muy rojo,  como él. Que también empezó a contagiarse de mi risa. No podía respirar y me dolía el pecho y abdomen de tanto reír.

Negué sin poder respirar moviendo mis manos en gestos sin sentido.

—¿Por qué? —balbuceé muerto de la risa.

—Es humor —Nos levantó y cogió mis manos poniéndose en frente de mí —, la verdad me llevaría el dildo —Bajé mi cabeza imaginándome a lo que se refería con poco éxito, soltando una risa. Él frotó mis manos sonriendo. Soltó una carcajada llevando una mano a su boca cerrando los ojos. Solté una risa y seguido él me volvió a coger la mano —. Era broma, no me tomes en serio, de verdad. No te quiero incomodar —Negué, Noah cogió fuerte nuestras manos, y balanceo nuestros brazos. —. Bueno, ¿y quieres que te de consejos o algo?

—Conociéndote seguro que me dices que le coma la boca. —dije sonriendo, él me señaló abriendo mucho los ojos. Luego negó con el dedo índice.

—No hombre, mira —Me soltó y se fue a la esquina donde no lo podía ver. Retrocedí y me senté porque me iba a caer de los nervios. —. Tienes que hacer esto observa.

Me crucé de piernas y de brazos expectante. Entonces él vino caminando muy exagerado como si el calzoncillo se le hubiera metido en el culo, pero se paró a medio camino para caminar bien. Mientras yo intentaba tomarme eso serio. Cuando lo tuve delante alcé mi cabeza y él puso sus manos en mis hombros.

—Coges al chico así, entonces lo rodeas de esta manera —Pasó su pierna por mi cintura y luego la otra sentándose en mis piernas. Miré hacia abajo sin creermelo, y luego volví a su cara. Me temblaba todo —. Las manos aquí, dame -Cogió mis muñecas, haciendome temblar más. Entonces paso mis manos al rededor de su cintura. Luego se puso de rodillas, me miró sonriendo y cogió las comisuras de mi cara, levantando mi cabeza. Haciendo que lo viera desde abajo. Su pelo caía en cascada y eso parecía un sueño. Su dedo corazón rozo mi sien y el frío de sus anillos se empezaba a sentir en mi cara.

No sentía en corazón ni mi cuerpo y mi respiración estaba ausente. Noah bajó su cabeza y nuestras narices casi se tocaban.

—Entonces lo besas. —susurró, y mi aura se activo iluminando su cara, sonrió de forma ladina y cerró los ojos. Empezó a acercar mucho sus labios a los míos. Sentía su cálida respiración como mía.

—Noah —Cogí con rapidez sus muñecas, mirándolo con los ojos como platos, con mi pulso y voz temblorosa. Él me observó extrañado y se quitó de encima.

Mi reacción fue correr al baño dando un portazo y tirándome al suelo apoyándome en la puerta. Mi pierna empezó a temblar muchísimo, las paré presionándola contra el suelo. No podía respirar con normalidad. Sentía que el corazón se me iba a salir de la boca.

Lleve mis manos mi boca y cogí aire sin mucho éxito. Luego miré al techo cerrando los ojos y soltando un hipar.

—Me cago en la puta.

Mis piernas no dejaban de temblar. Intentaba recuperar el aire con dificultad, acomodando mis pantalones para que no se notará que mi cuerpo había reaccionando a eso.

—Blue —Noah dio unos toques a la puerta que me asustaron. Él tomó aire parado un momento. —, ¿todo bien?

Levanté la mano y apoyé está en la manivela sin bajar está. Tomé una bocanada de aire y terminé de acomodar mi ropa.

Me levanté del suelo con mis piernas temblorosas, no me veía capaz de dar un paso. Abrí la puerta encontrándome a Noah, de frente con cara de sentirse muy culpable y triste.

—Lo siento, he sido muy cercano... —dijo bajando la cabeza. Negué y lo interrumpi. Yo había empezado eso.

—No, es que me he puesto nervioso. Porque pensaba que me ibas a...

—Besar —Negó desviando la mirada por un momento —, lo siento tanto Blue. No era mi intención hacerte sentir incómodo, yo sólo, lo siento —Se puso rojo y agachó su cabeza a punto de llorar, cerré la puerta del baño y me acerqué a él.

—Noah, tranquilo no me molesta. Somos amigos no hay problema. —Apoyé mis manos en sus hombros y agaché mi cabeza.

—¿Seguro? —Levantó su cabeza y me miró apenado. —, ¿no estás enfadado?

Tomé aire y negue con la cabeza. ¿Cómo podia estarlo si ha estado a punto de darme lo que más e querido en el mundo?

—Todo bien, Noah.

Él dejó escapar una sonrisa de oreja a oreja que marcó sus mejillas y resaltó sus ojos, que se llenaron de luz. Después me abrazó, su cuerpo ardía, su contacto me ardía. Acelerando de nuevo mi corazón.

Cuando me soltó estiró de mí y me llevó al lado de la cama, entonces comenzó a rebuscar en la mesilla de noche. Me sentí nervioso por alguna razón.

—¿Quieres una tirita de flores como muestra de perdón?

Reí.

—Cómo me iba a negar a una tirita de flores, pero con cuidado con la ceja.

—Vale, vale, Mis Universo —Volvió a recuperar su felicidad mientras le quitaba el envoltorio a la tirita. Me la colocó sobre la herida de la sien, con cuidado de no presionar demasiado —. Ale, mírate —Me giró y me vi reflejado en el espejo, Noah echó para atrás mi pelo y lo mantuvo fuera de mi cara y frente. —. Que guapo que eres, de verdad.

Noah me miró con una sonrisa a través del espejo.

Reí bajando la cabeza y poniéndome rojo, entonces me giré y lo miré avergonzado.

—Gracias, supongo. Es que no sé qué decir en estos casos.

Él me sonreía y soltó mi cabello.

—Gracias a ti por las vistas —Mantuvo la sonrisa unos minutos hasta que me cogió en brazos y me tiró a la cama.

Cuando me situé me senté y lo miré con cara de enfado, mientras él se sentaba riendo a carcajadas. Me crucé de brazos y moví mi cabeza para que el pelo tapara su tirita.

—Oye, sinvergüenza —dijo con voz tonta he hizo el intento de hacerme cosquillas en el hueco de las costillas, yo empecé a reír. —. Ya no somos amigos, ¿no?

Cogí sus muñecas y me pegue a él.

—Exacto, míralo que listo.

Se puso a gesticular de forma graciosa y se apoyó en la pared cruzándose de brazos, poniendo cara sería mientras yo reía por lo bajo, poniéndome de rodillas en la cama.

Al final acabé haciendo que él cayera y se puso a alzar los brazos y dio un chillido ahogado viniendo hacia mí.

Me cogió de la cintura y me tiró sobre él para luego dejarme que me sentara mientras me rodeaba por los hombros pegándome a él.

Y como no, me despeino poniéndome todo el pelo en la cara sin dejarme ver. Le di un empujón y me separé de él arreglando el desastre que había causado.

—Blue —Sacó su vaper del bolsillo y lo encendió empezando a fumar. Dejando una nube espesa blanca a nuestro al rededor. Rodeando nuestros cuerpos en una cortina de privacidad. Lo miré girando rápidamente mi cabeza y alcé mis cejas —. ¿Cómo te hizo eso Diego, y sabe tu padre que estás aquí?

Abrí la boca para intentar decir algo pero las palabras se habían atascado en mi garganta.

—Ohh, bueno —Bajé mi cabeza por unos segundos en los que a él le dio tiempo a pegarse a mí —, fue con un trozo de cerámica rota —Miré al techo y reí irónicamente. —. Y no, mi padre no tiene ni idea de que estoy aquí.

Noah encogió sus cejas y soltó el humo rodeándome con su brazo, acariciando la herida apoyando su cabeza en la mía y dejó escapar un suspiro.

A los segundos de sentir ese acogedor calor dio un aplauso inesperado. Me soltó despacio y se levantó señalándome. Rompiendo esa cortina de humo.

—¿Qué? —pregunté desconcertado con las cejas arqueadas.

—Te voy a hacer un tour por mi humilde morada, Mimado.

Reí y afirmé animándole a hacerlo.

—Bien, comencemos —Se acercó a la estantería de libros y con todos ustedes, otro monólogo de Noah —. Bueno aquí tienes mis libros, totalmente religiosos —Se acercó la mano a la boca y susurró. —. Ni te creas, es mentira.

La risa de alguien a mi derecha se juntó con la mía. Me giré y ahí estaba ese enano. Sentado echo una bolita.

—¿A ti no te caía mal?

Simplemente se cruzó de brazos haciendo morritos y lo despeiné volviendo a Noah.

Él me sonrió al ver que por fin volvía mi atención a él. Tome aire pensando si me había visto hacer eso.

Pero algo llamó mi atención, un objeto que reposaba sobre la cama.

Un peluche de un conejo de trapo.

—Noah. —Lo llamé cogiéndo aquello entre mis manos con gran admiración.

—¿Qué te pasa, Mimado?

Le enseñé el peluche e hice un gesto para invitarte a hablar, tenía curiosidad por aquel objeto.

Él tomó aire haciendo su pecho más grande. Tragó saliva y se quedó callado.

—A sí... —habló llevándose la mano a la nuca. —, eso es, el caso es que.

—Noah, no pasa nada, estúpido. Yo aún duermo con la luz encendida —Le tendí el peluche apretando mis labios. —. Sólo quiero saber la historia de este pequeño.

Él suspiro aliviado y se sentó a mi lado mirando aquel objeto con añoranza. Pude notar como sus ojos se cristalizaban mientras pasaba sus dedos por el peluche. Acariciando su cabeza.

—¿Por qué pone Liam? ¿Es quien te lo regalo? —pregunté dándome cuenta del detalle en la etiqueta.

Él no se movió de posición por mucho tiempo y temí haberlo roto, pero me sobresalté cuando se movió y acercó el peluche a mi cara.

—El conejo Liam —exclamó con voz chillona y soltó una risa que sonó a sollozo dejando el muñeco en su sitio. —. Hey, ¿quieres cenar?

Cuando afirme él corrió a la estantería y me dio su llave.

Qué había pasado, ¿por qué había actuado así Noah? Realmente actuó como sí ese nombre hubiera removido algo en él.

Algo muy malo.

Tiré esa ideas a la basura y me recosté sobre la pared a la espera de que Noah regresará con la cena.

Se había ido hace unos minutos a ver si quedaba algo de sobras. Yo no me había movido de mi rincón en la esquina de aquella cama. Evité mirar algo demasiado por mi instinto cotilla.

Aún podía sentir mis manos sobre su cintura. Su cálida respiración rozar mis labios. A mi corazón bombear a toda velocidad.

No me podía creer que estuviese en su cuarto. Que los dos fuéramos a estar solos por un largo tiempo. Y todo lo del casi beso. Aquello hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

El sonido de unos nudillos contra la puerta me hicieron dirigirme a esta y ahí estaba él. Con una sonrisa y una caja de pizza en la mano.

De inmediato ese olor que daba hambre a cualquiera azotó mis narices y sentidos. Entró a la habitación con aire alegre y colocó una mesa y sobre esta toda nuestra cena.

Me senté en el suelo frente a mí plato de pizza y él se fue a poner música al caset.

No os voy a mentir estaba muerto de hambre, así que a la mierda mi vergüenza. En el fondo él ya no era alguien tan desconocido, ¿no? Ya no era ese amigo, o persona la cuál quería ser.

Mordí aquella porción y no pude reprimir un sonido de placer, bendita sea la pizza, había sido un día muy duro pero al fin estaba tranquilo.

—Mírate —dijo de forma divertida Noah, con una sonrisa que expresaba toda las cosas buenas que podía expresar alguien.

Se giró para seguir poniendo la música que comenzó a sonar a un nivel por debajo de nuestras voces.

—Me alegra verte verte feliz, Blue —Se dejó caer en su sitio frente a mí, pero antes colocó "disimuladamente" un trozo de pizza sobre mi plato.

—Noah... —fui a regañarlo, pero se me adelantó.

—Sh, yo no tengo hambre —Me señaló. —. Además, a ti te pusieron poco.

Asentí agradecido y seguí comiendo. De nuevo él no me miraba. Concluí que era para no hacerme sentir incómodo.

En su lugar miraba a su cuarto como si aquello fuera nuevo para él y necesitará memorizar cada detalle.

—¿Blue?

Lo mire confundido, aún no me miraba, como si estuviera esperando mi consentimiento para poder mirarme.

Caraspee y él me miró. Entonces afirmé para que hablase.

—¿Qué ocurrió en la fiesta de Dallana?

Me observó con el ceño fruncido, los labios completamente rectos. Y esos ojos verdes ya no brillaban.

Aquella pregunta me devolvió al mundo real de una patada en el trasero.

«Mierda.»

¿Debía de decirle? No, eso solo traería problemas entre ellos dos. Y no quería ser el causante de ningún conflicto.

—Nada —respondí alegre para que él no notará mi mentira mientras mostraba mi sonrisa. —. ¿Por qué tendría que haber pasado algo malo?

Noah negó quitándole importancia, entonces miró al suelo jugando con las cuentas de su collar.

—Y, sobre lo de antes —Desvió la mirada negando —, Dallana y yo no tenemos nada. —Su voz se rompió y él fue incapaz de mirarme.

Mi sonrisa se fue bajando poco a poco hasta quedar en una línea recta. Se refería al beso. Aquel beso que tanto daño me había causado. Sólo había sido fruto de la maldad de esa chica.

Cómo me tarde en contestar por el shock, se levantó. Pero corrí detrás suya y lo abracé con fuerza para detenerlo. De forma automática él rodeó mi cintura, y yo su cuello. Escondiendo mi cabeza entre este y su hombro.

Noah me imitó con menos éxito por la altura. Pero rodeando con fuerza mi cintura. Frotando mi cuerpo.

Entre el silencio que se creó entre nosotros reconocí el inicio de la canción que sonaba, "Le parole lontane" de Måneskin.

Cerré los ojos tragando saliva, escondiendo más mi cabeza en aquel calor.

Noah tembló hipando balanceando suave nuestros cuerpos. Apoyando una mano en mi cabeza.

Ambos nos negábanmos a separar nuestros cuerpos. Aquello se sentía tan bien y estaba seguro que para él también.

Era como una hipnosis que te llevaba paso a paso al paraíso.

—No te vuelvas a ir porfa, creí que te había hecho daño —su voz se escuchaba algo rota. —. Te sentía tan lejos de mí. —susurró.

—Lo prometo -susurré y le abracé con más fuerza. —. Nunca me iré.

Lo miré por el rabillo del ojo. Planteándome si besar su cuello o mejilla.

—Blue —Su voz interrumpió mis pensamientos, Noah hizo un espasmo y rio. —, me vas a ahogar.

Reí y separé nuestros cuerpos, pero sus manos se mantuvieron en mi cintura. Miré la mesa cuando sentí el peso de su mirada en mis ojos y él me soltó.

Suspiró soltando un sollozo y me soltó despacio yendo al caset.

—Que oportuna la canción, vaya —Pasó a la siguiente y me quedé unos segundos sintiendo el frío de la soledad. Volvió a donde estaba y cogió mis manos —. Menos mal que no la entiendes. —susurró.

Alcé los hombros y sonreí. Al menos iba reconociendo los títulos de sus canciones favoritas.

No intercambiamos más palabras en toda la cena. Estaba feliz de haber hablado el asunto y me sentí mejor cuando supe que ellos no estaban juntos.

Pero al mismo tiempo mis sospechas sobre Dallana solo aumentaban pero me dije a mi mismo —Blue, estás en su cuarto donde nadie os puede separar. Disfruta de eso, ya tendrás tiempo para investigar. —Lo único que se escuchaba era aquella música, ahora de jass, hasta que él habló.

—¿Cuántas ganas tienes de beber? —preguntó rompiendo el silencio.

—¿Alcohol?

Él afirmó con una sonrisa torcida y yo llevé pensativo mi mano a mi barbilla. Luego miré la hora.

¿Qué es lo peor que podría pasar?

.....

Meme time 🥁🥁🥁

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