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[ 16 ] ฿‡ FACCIONES Y HUIDAS ‡฿


La chica de cabello castaño corto parece sospechosa

El mito de la caverna de Víctor


Nos encontrábamos sentados en el solitario pasillo junto a la puerta de la clase. Frente a nosotros, o mejor dicho a mi derecha se encontraba la barandilla con vistas al coliseo, por la que entraba un poco de aire mañanero.

Justo ahí, era donde ayer me desmayé cuando asesinaron al chico sin poderes, o también llamados sin k, sin poderes.

Hoy no hacía mucho sol, de hecho, estaba muy nublado, aparentemente con nubes de lluvia.

Noah se apoyaba en la pared dejando sus piernas estiradas, mientras yo estaba cruzado a él, tumbado apoyando mi cabeza en mi mochila.

Mis piernas descansaban sobre las suyas, Noah jugaba con la tela de mi calcetín mientras que con la otra mano pasaba mis datos como: fotos, contactos y música, al móvil nuevo.

Aquello de sentía muy raro, como un cosquilleo en el estómago. Y una presión constante en el corazón.

Miré a Noah arrugando los labios, él no podía verme. ¿Por qué había tenido ese sueño tan raro con él?

Negué sacando esos pensamientos de mi cabeza, dándole un bocado a aque bocadillo. Era algo tan simple pero que a mí me hacía feliz.

Observe el cielo que comenzaba a ponerse gris, e intuía el diluvio del siglo.

El roce de la piel de Noah me hizo dar un pequeño espasmo. Y volver la mirada hacia él. Para sentir como acariciaba mi tobillo y luego subía su mano para meter sus dedos por dentro del pantalón. Y  luego volver a bajar y repetir esto lentamente.

Inspiré aire y eché mi cabeza para atrás arqueando mi cuello. Quitando un poco de forma inconsciente la pierna.

Su risa rompió el silencio que se había creado.

—Toma bobo, ya está —Me tendía los dos teléfonos con una sonrisa de oreja a oreja mientras se echaba el pelo para atrás.

—Gracias. — los cogí guardándolos en mi mochila y dándole el último bocado al manjar que Noah me había dado. Hice una bola con el papel de plata afinando mi vista para acertar el tiro a la papelera. Cuando lo lancé Noah estiró de mis piernas para hacer que fallara, pero no fue así, porque la bola cayó dentro del cubo. 

Le saqué la lengua riéndome y sin verlo venir él apretó el hueco de mis costillas, creándome unas cosquillas inmensas que me hicieron retorcerme. Eso provoco que Noah estallara en risas, así que fui a por él para hacerle lo mismo, pero no me lo permitía.

—¿Qué intentas Parckson? —Me sonrió de forma picara y pegó su cara a la mía. —. ¿Acaso quieres pelear de verdad?

—Estás muerto. — hice más fuerza pero me di cuenta de que él era bastante más fuerte que yo. Entonces volvió a repetir su acción rápido y me tiró al suelo dejándome en una posición similar a la del inicio. Tumbado sobre mi mochila, pero ahora él estaba encima, con su pelo ondulado castaño claro cayendo sobre mi cara.

Estiré mi mano para poder retirar algo de su melena, arrepintiéndome al instante por lo ocurrido con Nick ayer, y porque Dallana había dejado en claro que él odiaba que le tocaran el pelo

—Mierda, lo siento Noah —Llevé mis manos a mi cara comenzando a temblar.

Él posó una mano en mi hombro.

—Hey, Blue —Arrugó sus cejas y cogió mis muñecas quitando mis manos de mi rostro —, no te voy a pegar tranquilo, está bien. — lo miré recuperando mi postura y él se quitó de encima. Él trago saliva moviendo su cabeza. —. Contigo no hay problema.

—¿Seguro? —pronuncié con voz temblorosa y él asintió arrugando las cejas.

Eso había ocurrido en realidad, Noah había dicho eso en serio. Algo no me cuadraba, por qué a él sí le importaba que otros le tocaran el pelo. Pero sin embargo, si lo hago yo, no ocurría nada. ¿Por qué?, algo aquí no iba bien pero no me podía quejar. El misterio jugaba a mi favor. Cosa que no solía pasar.

—Hey, ven —me cogió de mi mano derecha y me sentó en el suelo —. Vamos a crear un saludo. ¿Qué te parece? Así olvidamos todo esto —solté una risa abogada y me acomodé. Él abrió mi palma y chocó nuestras manos por ambos lados, luego cerró los puños haciendo la mismo. Sacó la punta de su lengua a modo de concentración para luego chocar nuestros nudillos y hacer sonido de explosión moviendo los dedos. Estallé a carcajadas y Noah soltó una risita. —. El saludo perfecto.

—¿No es muy típico? — pregunté, entre risas. Se puso rojo haciendo un mohín y me abrazó.

—Mew, sí pero no importa — volvió a darme un apretón en el hueco de las costillas haciéndome dar un bote, más tarde, cuando me recompuse, le di un empujón, el cual ignoró — Ah, te he traído algo más —Anunció como si nada, me soltó y cogió su mochila marrón oscura empezando a rebuscar en ella. Mientras yo me separé un poco para no estar tan encima suyo. Me peiné un poco el pelo echándole un ojo al cielo —. Toma Blue — volví a dirigirle la mirada y entre sus dedos había un pequeño tubo —. Es para tu moratón del ojo, por si te vuelves a golpear. Va de lujo créeme, te lo dice un experto en caerse caminando.

Sonreí avergonzado, Noah echó una pequeña cantidad en su dedo y lo empezó a aplicar sobre mi moratón con sumo cuidado.

—¿Es que eres sonámbulo? — me volvió a pegar a él acercando su cara a la mía, para poder realizar mejor su acción.

Tragué saliva sintiendo un nudo en el estómago.

—Bueno, lo que pasa es que me muevo mucho cuando duermo — eso era más cierto, pero está razón no era la causa de mi golpe. —. Y quizás sí lo sea un poco. —confesé, haciendo una mueca con la boca mirándolo muy de cerca. —. Puede que sí me de algún que otro golpe durmiendo.

—Pues si algún día te quedas a dormir a mi cuarto procuraré no asustarme si te veo de pie a las tres de la madrugada —soltó una pequeña risa marcando sus hoyuelos. Me miró a los ojos y antes de incorporarse le echó el último repaso a mi golpe —. Ya está — cerró la crema y me la tendió, pero negué, no era necesario. Una crema no iba a curar todos mis golpes. Pero sin poder negarla más la metió a la fuerza en mi mochila.

—Noah — le rogué —, no hacía falta.

—Calla bobo —ordenó señalándome con las cejas alzadas. Silencio—. Ya verás que bien te va —despeinó mi pelo, como no, y soplé asintiendo. Supongo que tenía razón.

Entonces, sin esperármelo, clavó un beso en mi frente. Que provoco un rubor intenso en mis mejillas.

Noah volvió a su sitio apretando los labios con algo de rojez en su nariz. El viento movía su pelo de forma uniforme.

Solo podía mirarlo sin reaccionar, sintiendo mi corazón latir como en aquel sueño.

Solo el contacto de sus labios con mi piel ya encendía mis mejillas, y me daban ganas de sobrepasar los limites aún más.

Quería saber como se sentía el contacto real de sus labios con los mios, quería saber lo que se sentía al dar un beso. Quería volver a experimentar lo del sueño. Y quería saber que era capaz de hacer Noah conmigo si le dijera que tiene completa libertad para explorar mi cuerpo.

Pero, había un problema. Y era que no sabía realmente si yo quería eso, si mi corazón lo quería. O si sólo era deseo.

Y absolutamente nadie iba a ayudarme a encontrar el camino.

Subí la mirada hasta los verdes ojos de Noah, que nunca dejaron de observarme.

Lo que desvió mi atención fue él que dirigió la mirada hacia mis labios — Cuídate vale — susurró —, me duele mucho verte así. —Se movió hacía delante, cosa que me alteró. Pero tan solo me abrazó rodeando mi cuello. Tomé aire y rodeé su cintura, que comparada con la mía, que era pequeña, la suya era mucho mas robusta.

—Hola chicos —la voz dulce de Dallana me hizo separarme bruscamente de Noah quitando mis brazos de encima suya. Sin embargo a él le costó más desprenderse de mí.

Pude tomar aire cuando vi que sólo se trataba de ella. La miré de reojo y aproveché para mirar desde el suelo las ventanas de superiores, rezando para no encontrar a ningún curioso de dos metros.

Pero Dallana carraspeo y me vi obligado a mirarla.

Llevaba unas medias negras con unas botas de similar color acompañado de un vestido vaquero blanco, y debajo una camiseta de manga larga negra. Su pelo castaño estaba al natural, suelto.

—Hola fea —Noah le hizo burla y se levanto cogiendo su mochila acercándose a ella y plantó un beso en cada una de las mejillas, y después la abrazó.

—Que gilipollas eres —Se limpió las mejillas y le dio un empujón, que él contrabatió con otro en la cabeza de Dallana, que mantuvo el equilibrio llegando hasta mí— Hola, Blue — me sonrió con su pelo por todas partes y me tendió la mano, entonces me levanté colgando mi mochila en mi hombro derecho.

Y de la nada, y sin previo aviso, ella se lanzó hacia mi cuello y me abrazó provocando que casi nos cayéramos al suelo. Se quedo colgando por unos segundos hasta que la dejé en el suelo porque el profesor venía por el pasillo.

«Vaya escusa de mierda, muejeje.»

No me gustaba juzgad a nadie sin conocerle, pero realmente Dallana no me trasmitía buenas vibraciones, llamadlo superstición. Y con su actitud en la cena cuando nos conocimos sólo empeoraba las cosas.

Giré mi cabeza para evitar el contacto visual con el profesor, que era el mismísimo Don Pepe, para mirar a la jaula de héroes, coliseo. En el cual aún permanecía el escenario donde dieron su discurso todos. Un escalofrió recorrió mi cuerpo al detenerme fijamente en el aquel montón de madera, dejé de mirarlo porque el cuerpo se me empezaba a helar sin ninguna razón. Y al quitar la mirada me topé con una pegatina de La torre.

¿Qué manía con esa estúpida pegatina?

—Adelante muchachos — Don Pepe nos dio paso quitándose de la puerta. Me quedé el último en pasar. Cuando ya no quedaba nadie me dispuse a adentrarme en el aula. Pero entonces Pepe me paró —. Buenos días señor Parckson. Póngase donde ayer.

Resoplé poniendo mis ojos en blanco, lo miré manteniendo mi compostura — Esta bien señor —Cuando me dio paso caminé arrastrando mis pies y su chillido me hizo dar un bote.

—¡Folen un asiento adelante, con la señorita Flores!

«Me estás jodiendo no, me vas a dejar solo gilipollas. Si mi padre se entera de esto te corta las pelotas.»

—Por supuesto, señor — Noah se cruzó conmigo en el pasillo de sillas y me lanzó una mirada fugaz de desacuerdo con las ordenes del profesor.

Dejé caer mi cuerpo sobre la silla de forma escandalosa intentando evitar soltar mi furia. Mire a Pepe con ira y rabia, no tenía derecho a hacer esto. Pepe se quitaba la chaqueta y sacaba las cosas de su maletín. Y poco a poco me iba calentando más, y más, cerrando mi puño con fuerza.

Pero entonces Noah cogió mis tobillos y estiró de mi desconcentrándome, y rompiendo toda esa tensión que estaba creando. Casi le suelto un grito por toda la tensión del momento, pero al ver que tan solo era él queriendo hablar me relajé.

—¿Qué haces? —pregunté confundido y a consecuencia del mal momento, mi tono casi soltaba la poca ira que estaba guardando para Pepe.

—¿Yo?, nada — me miró con cara de perturbador y pegó su espalda a la pared poniendo mis pies sobre sus piernas —. Anda acércate que no muerdo — movió mi mesa hacia delante, “cuidadoso” por el profesor,  para luego arrastrar mi cuerpo haciendo el escandalo del siglo.

El profesor levantó la cabeza y nos lanzó una mirada asesina para luego volver a lo suyo mientras la gente empezaba a llegar en silencio. Algunos con buena postura, otros hablando con los móviles u otras cosas. Otros corriendo con pintas peores que la mía. Y una gran cantidad de gente con algo de comida en las manos.

Me separé un poco de Noah, temiendo que la rata de Pepe le dijera algo a mi padre. Lo miré intentando hacer que su cabeza explotara de forma milagrosa. Pero eso era imposible.

Y ahí me di cuenta de que Dallana no estaba, sospechoso.

«Hoy en las oficinas de investigación de Blue Parckson, el misterio de la castaña bajita. »

—Eh mimado — Noah estaba completamente apoyado en mi mesa volviendo a juntarnos. —. ¿Nos saltamos las clases?

—¿¡Qué!? — corregí mi tono bajándolo —. Estas loco te van a castigar.

—Da igual — le quitó importancia —. Vamosss. ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Que me expulsen a mi cuarto? Eso no es ni un castigo.

Miré a todas partes asegurándome de que nadie nos oía y me acerqué a él.

—Está bien, pero luego no llores si te la cargas. — le señale, y dio un salto que me asustó y provocó que llevara mis manos a mi pecho.

—¡Folen! Dese la vuelta, y si va a hablar que no lo vea ni oiga. —hizo énfasis en la última palabra.

Noah se quitó de encima de la mesa y se volvió a apoyar en la pared empezando a jugar con los cordones de mis zapatos Jordans blancos de bota.

Yo por otro lado comencé a sacar mis cosas de la mochila y a colocarlas sobre la mesa, cuando lo puse todo sobre la ésta sin gran orden le eché un ojo.

Estaba desatando mis cordoneras mientras sacaba la lengua y agachaba la cabeza.

—Estate quieto zopenco —Levanté mi pierna para intentar liberarme pero sólo conseguí casi darle una patada en la cara. Me aguanté la risa con mi mano sobre mi boca mientras, Noah se quedó quieto con los ojos cerrados y aguantando la respiración.

—Estás muerto —Cogió mi tobillo con fuerza y me temía lo peor.

—No —musité, empezando a reír pero  estiró de mí y yo choqué con la mesa volviendo a hacer mucho ruido. Nos miramos rojos por la vergüenza de abultar tanto y Noah me sacó la lengua, entonces yo le respondí con mi dedo corazón.

El resto de gente que alborotada menos que nosotros nos miraron con miradas jugadoras. Sobretodo por el grupito de fuerza de Diego.

—Uy que miedo me das — se burló con voz ronca Noah, llamando de nuevo mi atención — Déjame tus manos —Ni siquiera le había respondido cuando ya había cogido mi mano derecha y apoyó su codo izquierdo en la mesa.

Comenzó a jugar con mis dedos y yo me eché para adelante acomodando mis piernas sobre las suyas de nuevo a modo de confort. Parecía que a él no le molestaba porque también acomodó su cuerpo.

—¿Te molesto? —susurré, aún no seguro del todo.

—No, todo lo contrario — coloco sus piernas sobre la silla que tenía en frente y se dejo caer sobre la pared.

—Vale. —volví a susurrar y sólo me quedaba ver como él jugaba con los dedos de mi mano sin ningún patrón o regla. Y ver como éstos se entrelazaban con los suyos, como los de dos amantes que se amaban. Me hicieron quedar en babia total, y no me di cuenta de que apoyó su cabeza en su brazo, mirándome sonriendo rojísimo, mientras nuestras manos seguían juntas.

—¿Qué pasa mimado? — preguntó con una voz ronca que me hizo volver a la realidad con mis mejillas ruborizadas.

—Nada, Folen —solté una risa y le mostré mi blanca dentadura.

Bajó la cabeza riendo con una gran sonrisa y luego volvió a observarme quitando su pelo se su rostro. Tan sólo se pegó un poco más pero a mí me pareció un montón. En segundos Noah me estaba mirando a los labios con los ojos entornados y con sus mejillas rojas. Cuando activó una sonrisa torcida y me miró a los ojos, un escalofrió recorrió cada célula de mi cuerpo haciendo que mi corazón se disparase por completo.

—Me encantan tus ojos. —susurró acariciando la piel de mi muñeca.

Su tacto era tan cálido, suave y real. Que hacía que mi estómago burbujease provocando una adrenalina y felicidad en mi cuerpo.

Reí bajando mi cabeza y separé nuestras manos porque temía que notara mis nervios. Entonces alguien carraspeo y ahí estaba Dallana, de pie esperando a poder sentarse en la silla donde Noah tenía sus pies. Él alzó la cabeza y se relamió los labios sin quitar los pies de la silla.

Ella se cruzó de brazos agarrando las asas de su mochila, con la respiración agitada y las mejillas algo ruborizadas. Se había pegado una carrera de a saber dónde hasta aquí. Alzó una ceja, y como Noah no se movía ella agarró la silla y estiró de esta haciendo que los pies de Noah cayeran al suelo.

Éste le dio una pequeña patada a ella y Dallana le soltó una colleja.

—Toma hostia. —me burlé entre risas mientras él se giró mirándome con cara de psicópata y eso aumento mis risas.

—Vas a ver Parckson —Cogió con fuerza mis tobillos y se levantó saltando la mesa como un ninja y yendo a por mí.

—¡No! —se me escapó el chillido con risas pero eso me salvo.

—¡Folen! —el profesor ladeo la cabeza. —. Venga, siéntese que no tiene cinco años.

—O sí  —susurré, mirándolo de forma pícara.

Noah soltó mis hombros y pegó su cara a la mía como último aviso, hice el intento de morderle la nariz y se apartó mientras yo me descojonaba por lo bajo. Comenzó a andar a su sitio mientras me sacaba el dedo por la espalda dejándome a la vista su anillo de serpiente.

Me acomodé en mi asiento para ver como se sentaba y la clase se llenaba con las últimas personas. Alguien le ofreció a Dallana un par de patatillas de una bolsa y todos se comenzaron a sentar con poco entusiasmo.

Pasados muchos minutos me empezaba a quedar dormido por la poca luz y lo aburrida que estaba siendo esa clase a la cual no preste atención. Un cabezazo me hizo espabilar y me despertó un poco. Quedaba demasiado para poder salir de esa clase así que me dispuse a dibujar algo.

Eché un vistazo para ver si todos se aburrían tanto. Y parecía que sí, unos pocos del final dormían mientras los que estaban conscientes comían por debajo de la mesa. Algunos incluso por encima, la verdad que el olor a comida como patatillas o chuches se empezaba a hacer notorio ahora que me había fijado en ello.

Me tumbé sobre la mesa apoyado en mis brazos.

«¿Y si les robo los takis a las de atrás?»

Ellas me miraron y al instante sonrieron. Les respondí con un salido y volví a lo mío.

Abrí mi cuaderno y fui pasando las hojas hasta llegar a...

«Su dibujo »

Lo puse en horizontal porque así era como se veía, pasé mi mano por encima de este sin creerme que aquello fuera real. Nunca nada de lo que había echo el peque había traspasado la realidad. Miré a mi alrededor. ¿Era real? Qué estaba pasando y por qué las cosas no iban como siempre.

Pase página y coloqué el cuaderno comenzando a dibujar.

A por cierto no os he hablado de las maravillosas facciones y su gente.

Hay siete sin incluir la mía, todos tenemos los mismos derechos, compartimos el mismo espacio y el resto de cosas como reglas. Salvo como ya sabéis los superiores, que tienen otro espacio y algo más de privilegio. Pero sólo eran gente de edad muy avanzada con mucho afan por mi padre.

Luego estaban los sin k, sin poderes, a ellos los matan de forma cruel en la jaula de héroes delante de todo el mundo. Como un espectáculo al cual la gente acude sin importar lo que estén haciendo en ese momento.

Y luego las mujeres, mis queridísimas diosas. Están destinadas a la crianza, cocina y limpieza. Y obligadas a parir un hijo mínimo en toda su vida. Como si ellas no fueran los seres más inteligentes de todo este circo.

«Digno de la edad de piedra. »

Cuando sea jefe y mi padre este muerto eso cambiara. Todo cambiará.

Volviendo a las facsiones son: Ignis, Aqua, Caeli, Electricae, Naturae, Impetu y Sanus fluctus.

Y en español: Fuego, Agua, Aire, Electricidad, Naturaleza, Fuerza y Ondas sonoras.

Vamos uno por uno.

El fuego: pueden manipular el fuego de todas las maneras y en todas las situaciones. Desde provocar un incendio a controlar el fuego de uno y detenerlo. Fuego de todos los colores y formas para cualquier cosa que se os ocurra. Y más cotidiano emitir calor con sus manos, te podía servir desde para calentar  el bocadillo hasta para planchar tu ropa. Imagínense las ventajas, nada de planchas para el pelo, solo tus manos.

Son personas con un carácter fuerte. Aparentemente bordes pero si no te lo mereces no lo serán. Les gusta ser siempre sinceros aunque duela, leales con los suyos y con ellos mismos. Con metas que siempre logran cumplir. Les gustan proteger a la gente que es débil.

Los de agua: pueden manipular el agua en todos sus estados y de todas las formas. Los mismos márgenes que antes, desde un tsunami a poder emitir agua de sus dedos en el estado que quieran.

Gente muy autoexigentes con ellos mismos. Siempre buscan la aprobación de las personas. Casi nunca se sienten satisfechos con lo que hacen o por sus logros. Les cuesta hacer amigos y tienen emociones muy cambiantes. Poco estables y lo pasan mal cuando hay que socializar. Muy sensibles.

Los de aire: creo que es muy sencillo de comprender,  control del aire. ¿Un secador incorporado en tus manos o boca? No hay límites de posibilidades.

Personas muy reservadas y educadas. Casi nunca se muestran eufóricos o alterados. Son personas que no hablan mucho, algo tímidos. Les gusta centrarse en ellos mismos y en construir su futuro. Muy responsables con lo que se proponen y nunca los verás en una pelea o en una fiesta. Difícilmente se da el caso.

Bueno, bueno, los de electricidad. Control de la electricidad. Inmunes a ella misma por lo que las corrientes no son un problema. Si se desatan sus poderes puede ser una fiesta de fuegos eléctricos. Pero de forma moderada sirven mucho hoy en día.

Fiesteros e hiperactivos. Muy indecisos en casi todas las elecciones de su vida. Muy románticos y detallistas. Siempre buscan el bienestar de los demás y el suyo. Se les da bien dar consejos y escuchar a los demás. Su carácter suele ser descomunal cuando alguien a quien aprecian es afectado.

Y mi favorito, y no por Noah. Que la veo venir.

Naturaleza: pueden controlar a seres vivos, solo animales y plantas. Hacer vida vegetal con sus propias manos y comunicarse con los seres vivos siendo su canal de comunicación

Y en resumen, gente muy servicial y de buena fé. Les gusta pasar el tiempo con ellos mismos haciendo actividades de gusto. Algo solitarios pero con la gente de su entorno pueden llegar a ser una caja de sorpresas. Aman viajar a otros mundos mediante las letras. Y les atraé sobretodo las artes y el tema espiritual.

Los casi peores en su mayoría, fuerza. ¿De verdad os interesa saber sobre estos ratas? Bueno, pues allá vamos.

Gente capaz de desarrollar fuerza inhumana. Y sin más, la fuerza que les sobraba eran las neuronas que les faltaban.

Ellos viven riéndose de los demás. No son empaticos y solo tienen ojos para ellos. Ven al resto de gente que no son como ellos como un juguete con el que pueden jugar cuando se les plazca.

Y la que se lleva la corona a la peor en todos los sentidos. Es broma, nadie destierra a los de fuerza. Es más algo personal ya veréis.

Ondas sonoras: pueden tener, telequinesis, control mental y posibilidad de hacer rayos x con sus ojos para hacer un diagnóstico médico. Pero esto último lo desarrolla menos del cinco porciento.

Los más comunes son personas manipuladora, siempre quieren llevar la razón. En resumen: mi padre.

Pero las personas que obtienen lo de los rayos x suelen ser gente muy buena y servicial. Les gusta ser líderes al igual que los otros. Y ambos de un muy fácil aprendizaje y personas exageradamente listas con ansias de aprender.

Spoiler, mi padre no es lo primero.

Y bueno luego estoy yo, que soy todas y más pero soy como me conocen simplemente Blue Parckson. Se me conoce científicamente como el antiquinos. Y soy el único, por eso es que debo estar arriba con la gente importante. Y Víctor no es nada más que mi tutor legal. Del resto de niños solo es el jefe. No oiréis a nadie llamarlo papá como yo. A nadie.

A pesar de que Víctor sea el jefe superior y máximo, si el jurado de subsuperiores se enterase de lo hace mi padre conmigo lo echarían y matarían como a los sin k. Pero obvio eso nunca iba a pasar, nadie iba a hablar. Nunca había pasado, y mi padre iba veinte pasos por delante de todos. Si te atrevias a delatar a mí padre de algo ya podías traer bien puesto los huevos en la garganta.

El sonido exterior me dio un golpe de realidad, estaba de nuevo en clase. Y ahí estaba ese folio en blanco que gritaba que lo pintasen. Se me ocurrió algo bonito, sin modelo y solo usando mi mente, deslicé el lápiz por el papel haciendo ese ruidito que era tan satisfactorio. Aunque para otros no tanto. Si te atrevias a hacerlo al lado de un Víctor en concentración posiblemente visitarías a San Pedro, o Platón según él. Nada le desconcentraba en verdad, era algo más personal.

Eso me recordó a cuando un día en una de sus "clases para sobrevivir " me puse a repasar los cuadros de la hoja, y por poco me parte la cabeza en dos. Según él me estaba perdiendo lo más importante.

«Ese maldito Mito de la caverna. »

Escucharlo una vez estaba bien, pero ya dos veces por día era horrible. Me sabía esa cosa mejor que mi propia vida. Siempre, pero siempre que mi padre me daba una clase acababa en el Mito de la caverna. Ese estúpido mito.

Que si toda una sociedad estaba en una caverna, y toda su vida habían visto el reflejo de lo que creían, que era la realidad. Sombras que no eran más que ilusiones ópticas.

Pero un día, uno de esos hombres. Decidió subir un poco por la caverna. En su paso se encontró con gente que eran los responsables de provocar esas sobras. El pequeño hombre aventurero siguió su camino hasta lo más alto.

Hasta que poco a poco una luz cegadora se hacía más cercana. Al llegar a ella salió al exterior, a la realidad. Observando el mundo real. Asombrado por su descubrimiento, quiso bajar de nuevo a la caverna. A avisar a los demás.

Pero una vez abajo nadie le creyó sus palabras, todos afirmaron que aquel hombre estaba loco. Y que nada de lo que decía era real.

Por lo que lo mataron.

«Ja, como si esas cosas pasasen. »

Y de la nada sentí unos finos y largos dedos rozando mi piel, Noah. Vi como luego rodeaba mi tobillo y metía un papel en mi zapato.

Deje de dibujar con una sonrisa y cogí la nota misteriosa. Era un pequeño trozo de papel que estaba muy arrugado de haberlo tenido tanto tiempo en su mano, había sido tan arugado por culpa de su hiperactividad.

Una pequeña frase y luego una flor de loto echa a boli con grandes detalles.

" Recoge tus cosas va a tocar el timbre " eso era lo que ponía la nota con una caligrafía de diez.

Y como por arte de magia la nota invocó al timbre y recogimos como balas, pero antes me permití guardar con delicadeza la nota que él no reclamó.

Noah se levantó más rápido que la luz y yo detrás suya, pasamos la fila de mesas mirándonos y al llegar al final cogió mi mano y estiró de mí saliendo corriendo de la clase.

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