3
— ¿Están listos? — Pregunta mi padrino entrando a la habitación.
Estábamos arreglandonos para ir al entierro de mamá y mis hermanos, hoy iba a hacer un día triste.
Bueno, todos estos días han sido tristes y horrendos.
— Si, ya estamos — Digo terminando de acomodar el cintillo de tela en la cabeza de Adhara mientras Apolo corre hasta donde mi padrino.
— Primero iremos al hospital, verán a Narcissa y a su padre, luego iremos al cementerio — Nos avisa.
Asiento levemente y alzó a Adhara, ya era momento de afrontar la cruel realidad.
El camino al hospital fue en silencio, Adhara estaba bastante tranquila, Apolo miraba por la ventana al igual que yo. Nos bajamos en el hospital y nos pusieron un tapabocas a todos para poder entrar a ver a nuestro padre.
Mi padrino alzó a Apolo antes de entrar y yo cargaba a Adhara. Mi corazón se apretó al ver a papá en esa camilla, se veía tan débil y pálido, tenía muchas quemaduras en su rostro y una herida en la cabeza, la cuál estaba vendada.
— Hola papi — Me acerco a el.
Adhara extiende su manito hasta la cara de papá y la caricia, luego de eso rompe en llanto y esconde su carita en mi cuello.
— Ya, pequeña, papá se mejorará — Digo con lágrimas en los ojos, aunque ni yo me lo creo.
Apolo también acaricia la mejilla de papá y empieza a llorar, aunque este se recuesta en el pecho de papá.
— Te prometo que tus hijos están en buenas manos, amigo, yo me encargaré de que tengan una buena vida — Dice mi padrino viendo a papá con los ojos cristalizados — Debemos ir a ver a Cissy para luego ir al cementerio.
Asiento levemente y beso la frente de papá.
— Yo los cuidare, no te preocupes — Murmuró.
Salimos de la habitación de papá y pasamos a la de Narcissa, la cual se veía mejor que papá, estaba igual de palida pero no tenía tantas quemaduras, o bueno, no tan graves como las de papá.
Apolo hace que mi padrino lo siente en la camilla y luego acaricia el cabello de Cissy, viéndola con ojitos tristes.
— Ay, hermanita, espero te recuperes pronto, no soportaría perderte a ti también — Digo tomando su mano.
Nos quedamos un rato más con Cissy, hasta que ya era hora de irnos al cementerio. Nos regresamos al auto y allí Adhara estaba más inquieta, Apolo estaba abrazando sus piernas y tenía la mirada perdida.
Yo puedo soportar esto, pero mis hermanos son solo unos niños que no deberían pasar por esto.
— Llegamos — Anuncia mi padrino.
Escucho un sollozo de parte de Apolo y miro a mi padrino.
— Ve saliendo con Adhara, yo hablaré con Apolo — Le digo pasándole a mi hermana.
Cuando mi padrino sale del auto con Adhara, volteo a ver a Apolo.
— Entiendo tu dolor, Polo — Digo acariciando su cabello con cariño — Yo también perdí a nuestros hermanos y a mamá, pero entiendo sobretodo que perdiste a tu otra mitad. Pero debes seguir adelante, Apolo, es lo que Ares quisiera, sabes que a él no le gustaba verte triste. Llora todo lo que quieras, pero debemos ir a despedirlos por última vez así nos duela mucho.
Apolo levanta la mirada y noto sus ojitos rojos, me parte el alma verlo así.
— Yo no te dejare solo ni un segundo, príncipe — Le prometo.
Sorbe su pequeña nariz y estira sus brazos para que lo tome. Lo alzó y cuando está bien enganchado a mi cintura, salgo del auto.
Veo varios ataúdes, unos más pequeños que otros, y trago saliva. Abrazo a Apolo contra mí y me acerco a mi padrino, el cual ve los ataúdes con tristeza y lágrimas en los ojos.
En el cementerio se encuentras varios socios y empleados de mis padres, junto amigos de la familia y el ministro de Francia, el cual era un buen amigo de mis padres y el padrino de Athenea, y para mi sorpresa, el ministro de Inglaterra.
— Alya, lamento mucho tu perdida — Me da el pésame el ministro de Francia.
— Gracias por estar en este momento, Tío K — Le agradezco — También lamento la perdida de Athenea, ya que era tu ahijada y se que la quería.
— Señorita Malfoy, lamento su perdida — Habla ahora el de Inglaterra — Fue una gran sorpresa para mi el enterarme, aun más al saber quién era su madre.
— Gracias por asistir al funeral, ministro, aunque me gustaría pedirle que no diga quién es mi madre, al menos por el momento.
— Entiendo, señorita Malfoy, todo a su debido tiempo. El señor Dupuy me comentó que quiere que yo esté presente cuando le diga a sus abuelos de este lamentable caso, con gusto estare allí.
— Si, quiero que esté usted para firmar unos documentos legales, al igual que el tío Keux, ya que fue un gran amigo de mi familia, y Apolo y yo nacimos en Francia, así que me gustaría que estuviera presente cuando mis abuelos acepten quedarse con nosotros, para que el mismo firme el trámite, bueno, si es que deciden quedarse con nosotros, o si no, espero que la tía Hermione nos acepte — Digo con una mueca.
— ¿Que pasaría si ninguno acepta? Aunque no creo que los Malfoy dejen a sus nietos en la calle — Opina el ministro.
— Se quedarán conmigo, soy el padrino de Alya y tío de los niños, no biológicamente, pero se qué así lo querría mi amigo — Dice mi padrino.
Hablamos por un rato más hasta que llegó el momento de enterrarlos. Mientras el padre hablaba, ya que mamá era una persona con creencias muggle y esto es algo común en el mundo muggle, yo miraba el ataúd de Abraxas fijamente.
Que feo es ver cómo bajan a tu hermano en un ataúd a un hueco profundo, donde sabes que más nunca saldrá de allí, donde no volverás a oír su voz y su risa, sus malos chiste, donde no volveré a sentir sus abrazos y sus juegos, donde parte de mi alma se iba con el.
De un momento a otro, Apolo corre hasta donde estaba el ataúd de Ares, pero yo lo sostengo antes que llegue a el, puede ser peligroso si cae en ese hueco.
— Tranquilo, Polo — Le digo con lágrimas en las mejillas.
Me siento en el suelo y lo abrazo con fuerza, hace el intento de soltarse de mis brazos mientras solloza. Cuando se rinde de forcejear, solo se queda sollozando en mis brazos mientras vemos cómo bajan el pequeño ataúd de Ares.
Cierro los ojos con fuerza, solo tenía cuatro años, por Dios.
— Pueden descansar en paz, familia Malfoy Granger — Dice el padre cuando ya todos los ataúdes están en sus correspondientes agujeros.
Arranco mi pulsera favorita de mi muñeca y me levanto con Apolo en brazos, me acerco un poco al hoyo de Abraxas y tiro la pulsera sobre el ataúd.
— Te amo, Abraxas, descansa en paz — Digo con dificultad, sentía un feo nudo en la garganta.
Apolo me mira y luego mira su collar, el cual se quita al igual que yo y apunta el agujero donde está Ares.
Me acerco hasta frente de él y lo dejo en el suelo, tomando su hombro por precaución. Lo veo tirar el collar y cierra sus ojitos con fuerza por un rato, hasta que una lágrima baja por su mejilla y los vuelve a abrir.
Toma mi mano y nos acercamos a mi padrino, el cual consuela a Adhara. Ella no entiende la situación, pero siente el dolor de todos.
Nos sentamos en una escalera a ver cómo llenan los agujeros con tierra, la gente nos da el pésame y se va yendo, los únicos que quedan son los ministros.
— Señorita Malfoy — Me llama el ministro de Londres.
— ¿Si? — Digo con la voz ronca.
— ¿Cuando quiere llevar acabo la reunión?
— La próxima semana estaría bien, y que sea en la misma casa de los Malfoy, por favor — Le pido.
— Así será, señorita Malfoy — Me dice con una pequeña sonrisa — Ahora debo retirarme.
Nos despedimos de los dos ministros y quedamos solos, suelto un suspiro cuando veo que ya terminan de sellar todos los huecos. Me acerco con Apolo, el cual no suelta mi mano por nada del mundo.
Nos arrodillamos frente a la tumba de mi madre.
— Te prometo que cuidare de mis hermanos, mamá, no te decepcionare — Le digo con lágrimas bajando por mis ojos.
Apolo besa su mano y luego la pone sobre la tumba de mamá, luego se levanta y se sienta frente a la de Ares. Yo me acerco a la de Abraxas mientras que mi padrino se sienta frente a la de mamá.
— Te fuiste muy pronto, Abraxas — Le digo a la tumba — Te fuiste y no me avisaste, me dueles, hermano.
Le digo con una sonrisa triste, cuando de pronto siento como algo se posa en mi brazo y bajo mi mirada para ver qué es. Un nudo se hace en mi estómago y suelto un sollozo, es una mariposa azul, como la mariposa que me prometió que volvería a mí si algún día moría.
— Se libre, copia — Digo acercándo mi dedo a la mariposa.
Esta vuela hasta mi dedo, pero al instante vuelve a volar, perdiéndose de mi vista.
— Es hora de irnos, niños — Nos avisa mi padrino.
— Adiós, mamá. Adiós, hermanitos.
──────✧✦✧──────
Ha pasado una semana desde el entierro de parte de nuestra familia, hoy iríamos a ver a los Malfoy y tengo los nervios de punta.
Ayer fuimos a visitar a papá y Cissy, los cuales siguen iguales, en coma y sin señales de despertar, aunque el doctor nos dijo que Narcissa se veía mejor que papá.
Antes de irnos, iremos a visitar las tumbas de mamá y nuestros hermanos.
— Vamos, niños, se nos hace tarde — Nos apura mi padrino.
— Un momento — Pido.
Termino de amarrarle los zapatos a Apolo y le acomodo el vestido a Adhara, la cual no se queda quieta.
Agarro el pequeño bolso de Apolo y se lo pongo en los hombros, luego tomó a Adhara en brazos y mi bolso.
— ¿Ya guardaste nuestras maletas? — Le pregunto a mi padrino mientras salgo de la habitación.
— Si, está todo listo — Me asegura tomando la mano de Apolo.
Nos dirigimos al cementerio en el auto de mi padrino y al llegar, le pasó a Adhara y yo tomó la mano de Apolo, como hace una semana.
Antes de entrar al cementerio, compramos unas flores para dejar en las tumbas. Apolo le puso unas a Ares y otras a Athenea, yo le puse a Abraxas y a Scorpius, y mi padrino le puso a mamá.
Hablamos por un rato a las tumbas, yo le hable mucho a Abraxas y a mamá. Apolo duro un largo rato sentado frente a la tumba de Ares con los ojos cerrados, mientras sostenía su peluche favorito y el peluche favorito de Ares.
— Niños, se nos hace tarde — Dice mi padrino levantándose del suelo y limpiándose el pantalón.
Suelto un suspiro de resignación y acarició la tumba de Abraxas.
— Adiós, hermanito... Mamá, hoy intentaré hacerlo, deseame suerte — Digo viendo a la tumba de mamá.
Me acerco a Apolo para tomar su mano, cuando lo veo dejar su peluche y quedarse con el de Ares. Sonrió levemente y lo tomo en brazos, besando su mejilla.
Nos regresamos al auto y nos dirigimos al ministerio de magia, dejamos el auto en zona muggle y luego entramos por una cabina de teléfono muggle, típicas de Londres.
Al llegar al ministerio de magia, nos dirigimos al despacho del ministro, el cual nos recibió muy rápido, que buen servicio.
— Señorita Malfoy, joven Malfoy, señor Dupuy, y pequeña Malfoy — Nos saluda el ministro.
Me cae bien, tiene un carisma interesante.
— Señor ministro, gracias por recibirnos — Agradece mi padrino.
— No agradezca, señor Dupuy. Ahora vamos, el ministro de Francia ya llegó y nos está esperando— Nos avisa saliendo de su oficina — Los señores Malfoy no contestaron mi carta, no sé si es que no les llegó o no están, o simplemente no quisieron contestar.
— ¿Donde cree que estén si no están en su casa?
— Probablemente en la mansión Parkinson Granger — Contesta el ministro — O en la Potter Greengrass.
Mi corazón se acelera ante esa mención, no sé si esté preparada psicológicamente para ver a los chicos, pero no hay vuelta atrás.
Cuando nos encontramos con el ministro de Francia, tomamos un trasportador hasta las afueras de la mansión Malfoy.
Al llegar, agarre la mano de Apolo con fuerza y con mi otra mano, agarre la de mi padrino, estaba muerta de miedo. El ministro tocó una vez la puerta y nadie contesto, lo cual era raro.
— Dame a Adhara — Le pido a mi padrino.
En este momento solo quería estar con mis hermanos.
El ministro vuelve a tocar la puerta, provocando más nervios en mi, momentos después la puerta se abre y revela a Lucius Malfoy, mi abuelo.
— ¿Señor Ministro? — Dice con el ceño ligeramente fruncido.
Tengo náuseas.
— Señor Malfoy, me alegra saber que está en casa — Habla el ministro de Inglaterra — ¿No recibieron mi carta?
— Lo siento pero no — Niega mi abuelo — ¿Quienes son ellos? — Pregunta y pasa mi mirada a mi — ¿Alya?
— Señor Malfoy — Murmuró.
— ¿Podemos hablar adentro? — Pregunta el ministro.
Mi abuelo nos mira con duda pero asiente con la cabeza, dejándonos entrar.
Nunca había estado en la mansión Malfoy, siempre fui a la Potter-Greengrass y a la Parkinson-Granger en vacaciones.
— ¿Quién era, Lucius? — Pregunta mi abuela sentada en un sillón leyendo el diario el profeta.
— El ministro y compañía — Contesta mi abuelo parándose a un lado de mi abuela.
Mi abuela levanta la mirada y nos mira, lo que provoca que contenga mi respiración.
— ¿Que sucedió? — Pregunta dejando su libro a un lado.
— Me presento, soy el ministro de magia francés, Keu Maxine — Se presenta el ministro francés.
— Yo soy Bastian Dupuy, padrino de Alya Malfoy, su nieta — Se presenta mi padrino — Debemos hablar algo muy importante con ustedes.
— Le pasó algo a mi hijo, ¿Cierto? — Dice mi abuela con una mirada triste.
— Señora Malfoy — Murmura mi padrino con tristeza.
— Una madre siempre sabe cuando a su hijo le pasa algo — Dice con una mueca triste — Tomen asiento.
Todos nos sentamos en la sala, Adhara estaba acomodada en mis piernas y Apolo recostó su cabeza en mi brazo.
— Hace un poco más de una semana, justo el día en que Alya salió de hogwarts, se produjo un incendio en la casa donde toda la familia se encontraba en sus actividades diarias — Empieza a contar mi padrino — Draco se encuentra en estado de coma, aspiro mucho humo del incendio, tiene quemaduras graves y tiene un fuerte golpe en la cabeza, lo cual provocó una hemorragia cerebral, la cuál logro ser controlada, pero aún no se sabe si se salvará.
— Pobre de mí niño — Murmura mi abuela con lágrimas en los ojos.
— ¿Los niños también son nuestros nietos? — Pregunta mi abuela viendo a mis hermanos, aunque noto como su barbilla tiembla.
— Así es, ya conocen a Alya, pero ellos son Adhara y Apolo Malfoy — Dice mi padrino mirando a mis hermanos.
— Eres igual a tu padre, igual de guapo — Dice mi abuela mirando a Apolo con nostalgia.
Las mejillas de Apolo se sonrojan y le sonríe tímidamente a mi abuela.
— Ustedes son los familiares vivos más directos de los niños, por lo cual, lo mejor sería que se queden con ustedes — Dice el ministro inglés.
— Aunque si no lo desean, pueden quedarse conmigo — Interviene mi padrino — No queremos presionarlos.
— Claro que aceptaremos a nuestros nietos — Dice mi abuelo — Pero me gustaría saber que pasó con la madre.
— Ella murió en el incendio — Digo jugando con la manito de Adhara, sin mirar a mis abuelos.
— Lo siento mucho — Dice mi abuelo con lastima — Nosotros nos haremos cargo de ustedes, puede que no sea lo mismo, pero trataremos de que se sientan en familia.
Levanto la mirada y le sonrió levemente a mi abuelo, el cual me regresa la sonrisa.
— Otra cosa que deben saber, aún hay una Malfoy viva, pero también está en estado de coma — Dice el ministro.
— Y sus nietos no son sangre pura — Aporta el ministro francés.
Datazo.
— Eso no es problema, señor Maxine, siguen siendo nuestros nietos — Dice mi abuela con el ceño fruncido — Tiempo atrás eso nos preocupaba, pero ahora no.
— Si mi otra nieta despierta, también se podrá quedar con nosotros — Dice mi abuelo.
— Muy bien — Dice el ministro inglés con una gran sonrisa — Señorita Malfoy, ¿Desea decirles a sus abuelos quien es su madre?
Asiento levemente y miro a mis abuelos, aunque siento nervios por decirlo, es algo que llevo ocultando por mucho tiempo.
— Alya, si no nos quieres decir, no hay problema — Me dice mi abuela de forma maternal, lo cual hace que mi corazón se acelere.
— No, está bien — Murmuró — Mi madre era Alinna Malfoy, de soltera... Granger.
La cara de mis abuelos es de sorpresa pura, creo que nunca pensaron que mi mamá era la melliza de Hermione Granger.
— La melliza de Hermione — Dice mi abuela en un suspiro tembloroso.
— Por eso nunca nos dijeron nada, ¿Cierto? — Dice mi abuelo mirandome.
Asiento levemente.
— A nosotros no nos importa eso, Alya, no quiero que te preocupes por eso — Dice mi abuelo acercándose a nosotros — Tal vez hace un tiempo teníamos nuestros prejuicios, pero eso ya se acabó y lo más importante ahora son ustedes.
— Gracias — Murmuró con lágrimas en los ojos.
— Correcto, nosotros siempre estaremos para ustedes — Dice mi abuela acercándose a mi, sentándose a mi lado, donde mi padrino le dejo el asiento — ¿Puedo cargar a Adhara?
Asiento levemente y le pasó a mi hermana, la cual mira con curiosidad a mi abuela.
— Hola bonita, yo soy tu abuela Cissy — Dice mi abuela acariciando la mejilla de mi hermana.
— ¿Como se llama mi otra nieta? — Pregunta mi abuelo, sentándose se un lado de Apolo.
— Narcissa — Contesto.
— Merlín — Murmura mi abuela sorprendida — Le pusieron mi nombre.
Asiento levemente con una sonrisa.
— Y tu te llamás Apolo, ¿No? — Pregunta mirando a mi hermano.
Apolo me mira y luego mira a mi abuelo, asintiendo con la cabeza.
— A causa del incendio Apolo sufre de mutismo emocional, es producido por el shock del momento, pero con el pasar del tiempo pasara — Explicó brevemente.
— Entiendo — Dice mi abuelo mirando a Apolo — ¿Te gusta volar en escoba?
Apolo niega con la cabeza con una mueca.
— Mamá aún no dejo que papá dejara a los mellizos en escobas, así que nunca lo ha hecho — Digo.
— ¿Mellizos? — Dice mi abuela con el ceño fruncido.
Miro a mi padrino en busca de ayuda al ver que dije de más.
— Señores Malfoy, ustedes tenían cuatro nietos más, los cuales lamentablemente no sobrevivieron al incendio — Dice el ministro francés.
Bajo la mirada a mi regazo y cierro los ojos con fuerza, tratando de no soltarme a llorar.
Siento unos brazos rodearme y levanto la mirada, viendo que mi abuela es la que me abraza. Me dejó consolar y me aferró a mi abuela, aunque trato de no sollozar, solo dejo que las lágrimas fluyan.
— Alya era la mayor de los hermanos, luego le seguía su mellizo, Abraxas — Habla mi padrino — Luego venía Scorpius, Narcissa, Athenea, luego Ares y Apolo, y por último, Adhara.
— Lo siento mucho — Dice mi abuela en mi oído.
Tomó unas respiración y me separo de mi abuela, limpiando mis lagrimas.
Volteo mi mirada a Apolo, el cual está en el regazo de mi abuelo con lagrimas bajando por sus mejillas.
— ¿Que debemos firmar para quedarnos a nuestros nietos? — Pregunta mi abuelo.
— Si desea, podemos ir a su oficina, así hablamos más a detalle — Dice el ministro inglés levantándose.
— Claro, acompañenme — Dice mi abuelo dejando a Apolo a mi lado para levantarse — Cissy, cariño, quédate con los niños, cualquier cosa nos llamas.
Los dos ministros, mi padrino y mi abuelo se retiran de nuestra vista.
— ¿Les gustarían comer galletas de chocolate? — Dice mi abuela con una sonrisa amable.
Apolo asiente rápidamente y yo suelto una risita breve.
— Nos encantaría... Abuela — Digo lo último mirándola tímidamente.
— No debes tener pena en decirme abuela, me alegra escucharte decirme así — Dice acariciando mi mano.
Mi abuela se levanta con Adhara en brazos y yo tomó la mano de Apolo, caminos hasta la cocina, donde mi abuela nos dice que nos sentemos.
— Estás son mis favoritas, también eran las favoritas de Draco cuando era un niño — Dice con nostalgia poniendo un plato de galletas de chocolate frente nuestro.
Mi estómago ruge y tomó una del montón, mordiéndola y dejándome llevar por el sabor.
— Alya — Me llama mi abuela.
— ¿Si?
— ¿Desde hace cuánto no comes bien? — Me pregunta por lo bajo para que Apolo no oiga.
Me quedo congelada en mi sitio y la miró con los ojos abiertos, me siento como cuando eres niño y te descubren en una travesura.
— Yo.. no se de qué habla — Murmuró nerviosa.
— Estás más delgada, Alya — Dice con compresión — ¿Cuando fue la última vez que dormiste bien? ¿Que descansaste?
Bajo la mirada y niego con la cabeza, escucho como mi abuela suelta un suspiro y me abraza, acariciado mi cabello.
— Yo me encargaré de que tú y tus hermanos estén bien, cariño, no te preocupes por eso — Me promete.
— Gracias por no dejarnos de lado — Digo apoyando mi cabeza en el hombro de mi abuela.
— Son nuestra familia, nunca lo haríamos — Dice separandose de mi — Ahora termina de comer otras galletas, o tus hermanos acabarán con ellas.
Volteo a ver a mis hermanos, en el plato faltan varias galletas, Adhara tiene una en cada mano y Apolo tiene muchas migajas en sus mejillas.
Suelto una risita negando y agarro otra galleta, disfrutando del sabor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro