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Siete

— Repíteme, ¿qué tienes qué hacer? — Interroga Hobi para asegurarse de que presté atención a sus palabras.

— Ayudar a los pacientes recién llegados, llevarlos a sus habitaciones y trasladarlos a donde quieran si es necesario. — Enumero con los dedos mientras recuerdo mis otros deberes.

— Correcto. — Sonríe con orgullo logrando contagiarme. — Espérame aquí un momento y no salgas si no quieres encontrarte con ese tumulto de periodistas. 

Han pasado tres semanas desde la llamada que tuve con Hobi y ahora estoy a punto de empezar con un plan que nunca creí ser capaz de realizar.

Finalmente lo acepté y he decidido trabajar para alcanzar mi objetivo. Necesito ayuda y si nadie de mi familia está dispuesto a brindármela, yo misma la buscaré por otros medios.

Al ser la hija de personas extremadamente importantes, tengo el acceso asegurado a casi cualquier lugar o servicio que quiera obtener, pero mis padres siempre me han negado un servicio que he necesito desde hace ya muchos años. Ellos se niegan a pagar mi terapia, diciendo que los psicólogos sólo sirven para mentir a beneficio propio y robarles el dinero a las demás personas a base de engaños.

Una falsedad no muy alejada de su realidad y los secretos de sus almas.

Por lo que he decidido empezar a trabajar por mi cuenta para costear mis gastos médicos, mintiéndoles a mis padres con la excusa de que necesitaban voluntarios en el centro de fisioterapia y rehabilitación pública de Seúl, pero en realidad es un sueldo que se depositará a la cuenta de Hoseok, el cuál ahorraré para hasta obtener la cantidad requerida para poder encontrar y asistir a un centro en el que me puedan ayudar sin necesidad del conocimiento de mis padres o los medios sociales.

Estoy completamente consiente que desde el momento en el que le pedí ayuda a Hoseok para realizar esta mentira, estamos poniendo en riesgo su empleo y la confianza que le tienen los demás empleados del hospital. ¿Pero qué más podría hacer? No conozco otra salida.

— Perdón... — Susurro cuando se encuentra nuevamente frente a mí, esta vez sosteniendo algo entre sus brazos.

— ¿Perdón? — Repite con desentendimiento. — ¿Por qué te disculpas? 

— Estoy abusando demasiado de tu amabilidad. — Inevitablemente mi voz se quiebra. — Nuestra amistad está tomando un rumbo muy diferente a lo que era antes. 

Paso una de mis manos por mi rostro al sentir algunas lágrimas resbalarse por mis mejillas. Una vez más me encuentro llorando. ¿Cuándo dejaré de ser tan patética y empezaré a dejar mis sentimientos de lado en lugar de ser tan egoísta y pensar en mi todo el tiempo?

— Oye. — Responde Hobi llamando mi atención. — Nuestra amistad estará tomando la dirección correcta siempre y cuando tú estés feliz con tus decisiones. Sabes que sin importar el costo, siempre me preocuparé por ti y estaré dispuesto a entregarlo todo cuando se trate de tu bienestar. 

Sus brazos se deslizan por mi cintura hasta llegar a la parte baja de mi espalda, copio su acción y dejo que mis lágrimas se escapen de mis ojos mientras él me arrulla lentamente entre sus amorosos brazos. Es un cariño tan familiar que nunca había sentido y que de una manera muy misteriosa encontré en él. Aunque intente pensar de otra manera siempre termino llegando a la misma conclusión; Jung Hoseok es la única familia que tengo.

¿Pero cuándo dejaré de depender de los demás y empezaré a valerme por cuenta propia?

— ¡Ahora seca esas lágrimas y ve a demostrarle al mundo lo fuerte que eres! 

Sus palabras me hacen reír de felicidad y olvidarme de todo lo malo por unos segundos. — ¡Prometo no defraudarte! 

— Y sé que no lo harás. — Responde mientras me señala el portapapeles entre sus manos. — Ten, mañana empiezas con tu trabajo cómo mi asistente y necesitarás de esto para conocer un poco de los pacientes. 

— ¿De qué se trata? — Pregunto mientras estiro un poco mi cabeza para lograr divisar las letras escritas en el papel. 

— Es una lista con información y datos de tus futuros pacientes. — Me la entrega y empiezo a leerla. — No te preocupes, por el momento no son muchos. 

Mi vista se fija de forma inmediata en el primer nombre de la lista. — ''¿Kim Taehyung?'' — Pregunto con curiosidad al ver su hoja prácticamente vacía.

— Por el momento no puedo brindarte mucha información sobre él. — Informa. — Por lo que tendrás que descubrirlo tú misma, es una nueva propuesta del sistema del voluntariado del hospital para tener una mejor interacción entre el paciente y el voluntario. — Responde. Asiento no muy segura de sus palabras pero sin la necesidad de desconfiar de él.

Sin decir nada más, nos encaminados hasta salida trasera del hospital para así poder pasar desapercibida de los reporteros de la entrada principal, ignorando así la orden de mi madre de tomarme fotos y responder algunas preguntas para demostrarle a los medios lo caritativa y buena persona que es la única heredera de los empresarios Park.

Pero no esperaba que al cruzar la puerta fuera apresada por las molestas luces de las cámaras y los odiosos dueños de estas. Sé que su trabajo depende de esto y de quién consiga la mejor noticia, ¿Acaso no tienen nada mejor qué hacer más que seguirme a todas partes?

Elimino cada una de mis quejas de mi mente al recordar que lo más seguro es que mis padres los hayan mandado para así desviar la atentación de cualquier fraude o barbaridad que se encuentren haciendo ahora. Porque al final simplemente soy una cortina que sólo sirve para poder tapar la vista de sus actos y mentiras.

Me coloco mi gorra antes de salir. Ellos me rodean y me llena de preguntas una vez que finalmente me encuentro afuera del edificio.

— ¡Señorita Park! ¿Es cierto que intentó envenenar a sus padres para así quedarse con la empresa de una vez por todas? — Me coloco mi mascarilla y agacho mi cabeza con el más mínimo interés de responder a más preguntas.

¡¿Qué?!

— ¡Señorita Haneul! ¿Nos podría confirmar si se encuentra en una relación con su enfermero? 

Niego lentamente aún sin soltar la mano de Hoseok, quién me acompaña hasta el auto dónde Jake me espera para llevarme devuelta a la mansión Park. — Sólo somos amigos. 

Al final, sé que ninguna de las preguntas irá dirigida hacia un tema relacionado con el voluntariado.

— ¡Señorita Haneul! ¿Es cierto que recientemente intentó quitarse la vida? Y si es así... ¿Por qué lo hizo? 

Me quedo estática en mi lugar y mi garganta se seca evitando así que pueda responder algo coherente, ¿ese rumor no había sido eliminado por completo?

Cómo puedo, niego un poco con mi cabeza antes de que mi vista se nuble por completo y deje de oír todo sonido de mi alrededor. Sólo espero que mis padres no miren nada relacionado con este intento de entrevista, me irá muy mal si se enteran que no respondí a esa pregunta de forma inmediata.

Las voces suenan a mi alrededor golpeando en el interior de mi cabeza cómo si se tratase del producto de miles de silbidos volando por doquier. Recobro mis sentidos cuando Hobi me obliga a caminar en dirección al auto, le dirijo una pequeña mirada en forma de agradecimiento mientras escucho los ligeros gritos molestos de los periodistas por no haber aclarado todas sus dudas.



— ¿A qué se debe todo ese alboroto? — Pregunto al aire con curiosidad al acercarme a la ventana de la habitación.

Hace unos días fui trasladado a este centro especializado en la rehabilitación para así empezar con mi terapia de una vez por todas.

— Park Haneul se ha unido recientemente al programa de voluntariado. — Responde el enfermero Yang entrando a la habitación y haciéndome sobresaltar.

— ¿Y quién es ella cómo para causar tal escandalo? — Suelto un silbido, debe ser alguien importante.

— ¿Me estás diciendo que no conoces a Park Haneul? — Pregunta con asombro. — ¡Es la heredera del imperio Park! 

— ¿Hablas de Seoul Park Inc.? — Me es inevitable el no poner una mala cara.

— ¿De quién más estaría hablando? — Ironiza. — Los dueños de casi toda Corea, por así decirlo. 

— Bueno, no tengo la menor idea de quién es esa chica. 

Nuevamente asomo mi cabeza hacia las afueras de la ventana o por lo menos hasta lo que el vidrio de esta y mi situación actual me lo permiten. Mi mirada se encuentra con la imagen de una chica siendo prácticamente acorralada por los dueños de la farándula. La tienen tan aprisionada que le es difícil moverse con facilidad y a mí me es imposible divisarla por completo, su rostro se encuentra cubierto por una mascarilla y una gorra cubre su cabeza. El chico que camina a su lado va descubierto y su espalda se me hace un poco conocida.

— El chico que va junto a ella es el enfermo Jung. — Informa Yang cómo si hubiese leído mi mente. — Por lo que tengo entendido él y Haneul han mantenido una gran amistad desde hace un tiempo, también se dice que él fue quién le mostró el programa de voluntariado. — Empieza a dar vueltas por la habitación. — Aunque no creo que ella sea de gran ayuda, los medios han dicho muchas veces que solo es una niña mimada que lo consigue todo a base del esfuerzo de sus padres. 

— Vaya... — Respondo vagamente sin mostrar interés alguno en el tema. — Al parecer te gusta mucho esto de la farándula. 

— ¿Y cómo no gustarme? — Suelta una innecesaria risa escandalosa. — Es divertido ver problemas de lejos cuando no son los tuyos. Sobre todo cuando se trata de famosos. 

— Pero ella no parece ser una celebridad. 

Nuevamente dirijo mi vista al tumulto de gente dejando de escuchar a Yang por un momento. Me extraño demasiado al notar que la tal Haneul se ha quedado inmóvil en su lugar mientras los reporteros la zarandean de un lado para otro y la hostigan con preguntas. Hoseok la rodea con una de los manos mientras que con la otra intenta apartar las cámaras que están a su alcance. A pesar del gran ruido y los toques, la chica parece no responder ante lo que sucede a su alrededor, lo que me hace traer al presente una especie de déjà vu con algunos infaustos recuerdos del pasado.

— ¿Qué pasa? — Pregunta Yang al notar mi expresión de desconcierto y preocupación.

— Creo que esa chica está teniendo un ataque de pánico. — Contesto firme de mi respuesta, dándome cuenta de que mi tono de voz se ha llenado de inquietud. — Mi hermano menor presentaba los mismos síntomas hace algunos años. 

Yang resopla para luego soltar una risa socarrona, lo miro sin entender el porqué de su acción. —Park Haneul es una mentirosa de primera. — Vuelve a reír. — Lo más seguro es que esté fingiendo para conseguir que su rostro esté nuevamente en la portada de las revistas. Incluso los señores Park han confirmado que es una malcriada de primera pero que supuestamente está intentando cambiar. Las personas no cambian de la noche a la mañana, ¿Cómo vamos a creer en ella si ni siquiera sus propios padres lo hacen? 

Me hierve la sangre al tan sólo escuchar sus palabras. — ¿Te estás escuchando a ti mismo tan siquiera? — Me mira sorprendido ante mi inesperado malhumor, pero es algo que realmente no me importa. — ¿Eres cercano a ella? ¿O por qué razón te expresas cómo si conocieras cada momento de su vida? 

— No. No lo soy. — Su sonrisa se ha transformado en una expresión de disgusto. — Pero confío plenamente en las palabras de las personas que han sacado adelante la economía del país. — Responde con orgullo. — Park Seongjin es mi ejemplo a seguir y siempre creeré en lo que él dice. 

— ¿Alguna vez has interactuado con él? — Lo interrumpo cuando está por responder sabiendo que seguramente no lo ha hecho. — Yo sí lo he hecho. — Sonrío ligeramente intentado disimular repulsión. — Park Seongjin es el causante de que mi familia perdiera todo lo que habían conseguido con tanto sudor y esfuerzo. Todo lo que nos costó tantos años de trabajo nos fue arrebatado de nuestro lado dejando solamente los restos de una lucha imparable a base de lágrimas y sangre. 

Me detengo inmediatamente al analizar lo que ha salido de mi boca, ¿Por qué debo explicarle mi situación a una persona ignorante y egoísta que seguramente no la entenderá? Dirijo mi mirada nuevamente a su rostro, notando así una naciente expresión de sorpresa que rápidamente es remplazada por una de hastío.

— Dios, no creí que fueras una persona eres tan odiosa, Kim. — Se encamina hacia la salida, pero se detiene un momento en el marco de la puerta. — Para suerte mía, a partir de mañana te asignarán a otra persona para que estés bajo su cuidado. 

— Me hace feliz el saber que ya no tendré que tratar con una persona tan desagradable cómo tú. — Digo en respuesta antes de dedicarle una última mirada y enfocar mi vista nuevamente en las afueras del hospital.

Al parecer ya todo ha terminado. Ni la chica, ni los sofocantes periodistas se encuentran presentes. 

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