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Capítulo 30: Celos.

Elliot.

Después de la horrible —aunque en el fondo hermosa— cita de vértigo, las cosas entre nosotros parecen ir demasiado bien. Tan bien que asusta, como si en cualquier momento fuese a pasar algo malo y nos separemos.

El sonido de un mensaje de texto hace que detenga mis movimientos. Dejo descansar mis nudillos, me seco el sudor de la frente y tomo el teléfono.

Es un mensaje de Nathan.

"Hoy sesión de fotos a las 5. No podré irte a buscar, ¿nos vemos en el set, lindo?

Te extraño."

Una sonrisa tonta se forma en mi rostro, respondo afirmativamente. Casi que extrañaba verlo posar. Vuelvo al entrenamiento sin borrar la sonrisa.

Estoy en patio trasero de casa —sí, tengo una bolsa allí—, matando el tiempo a golpes cuando un sonido a mis espaldas hace que vuelva a parar.

Volteo y observo a un chico observándome desde la puerta trasera. Al principio no lo reconozco, pero este se va acercando y me doy cuenta que es Jackson, el hijo del profesor Henderson.

—Lo siento, no quería interrumpir.

Se acerca hasta donde me encuentro, debajo de árbol.

—No te preocupes. —Me siento en el pasto, a la sombra del árbol y él se une.

—No sabía que entrenaras.

—Sí, ya perdí la cuenta desde hace cuanto. —Tomo la botella con agua y bebo, su mirada no deja nunca mi rostro—. ¿Tú entrenas?

—Soy más de nadar. —Sonríe.

—¡Oh, yo siempre quise aprender! —Exclamo y casi me atraganto con el agua.

—Puedo enseñarte cuando quieras. —Me guiña el ojo.

Al final resultó ser alguien simpático. Quizás y hasta podamos ser amigos.

El silencio se instala, solo se oyen los cantos de los pájaros y el ruido del viento agitando la copa de los árboles. Sorprendentemente no es incómodo.

—¿Tienes algo que hacer esta tarde? —Pregunta de repente.

Sus ojos azules me miran expectantes, no estoy seguro de si en algún momento me quitó la mirada de encima.

—Sí... —Pienso en la sesión de fotos de Nathan. Pienso en sus ojos, sus labios. Casi tengo que reprimir un suspiro.

—Lástima, quería invitarte a comer. —Sonríe un poco apenado—. La próxima será.

Jackson está por levantarse pero una idea cruza por mi mente y lo tomo de la muñeca antes de que se vaya.

—De hecho, creo que puedes acompañarme. —Jackson me mira sorprendido—. Si quieres, claro...

—¿No seré una molestia? 

Analizo su pregunta. Nathan va a estar ocupado en posar para la cámara y siempre me aburro esperando detrás de escena, así que no le haría ningún mal a nadie que lleve compañía. De paso podría conocer más al chico que tengo en frente.

—No, no. —Le resto importancia con la mano.

Jackson vuelve a sentarse y pasamos parte del día hablando y riendo.

—Oye, enseñame a golpear. —Dice, levantándose y sacudiéndose el jean.

Sonrío y me levanto también.

—Está bien, pero luego me enseñas tú a nadar.

—Hecho.

Le indico cómo tiene que pararse y cómo poner las manos.

—Ahora respira y golpea con el brazo firme.

Lanza su puño y la bolsa se tambalea levemente.

—Auch. —Dice sacudiendo la mano.

Suelto una carcajada. Pasamos el resto de la tarde entre risas.

Cuando se hace la hora de ir hacia el set, tomamos el bus y seguimos nuestra charla.

—Por cierto, ¿a dónde vamos?

—Es una sesión de fotos...

No sabía cómo se tomaría el hecho de que esté saliendo con otro chico, y como recién nos estamos conociendo prefiero no apresurarme a contarle nada.

—¿Sesión de fotos? ¿Alguna modelo guapa?

Niego y él me mira extrañado pero al final sonríe.

—¿Y qué pintas tú ahí?

—Soy el... representante del modelo.

Abre los ojos sorprendido y luego suelta una carcajada

—Déjame decirte que no encajas en el mundo de la moda.

Me río con él, cuántas veces me habrán dicho eso ya.

—Lo sé, lo hago por... dinero.

Bajamos del autobús y caminamos por la gran entrada repleta de personas que corren de aquí para allá. Intento localizar a Nathan entre el mar de gente a la moda y bien arreglada.

Mis ojos encuentran su cabello rubio pálido y voy hacia allí. Siento la mano de Jackson en mi cintura, probablemente intenta no verse arrastrado por las personas que van y vienen.

El modelo me sonríe pero la mueca desaparece un poco al ver que no vengo solo, sus ojos miel van a parar directamente a la mano de mi acompañante.

—Hey, ¿esperaste mucho? —Nathan me saluda con un beso en la mejilla, casi en la comisura de mis labios.

Todavía no nos animamos mucho a besarnos o demostrarnos afecto en público. Si bien los rumores de que el modelo no está soltero son abundantes, nadie parece acordarse de la foto de nuestro primer beso.

—Acabo de llegar. —Contesta un poco cortante para después volver a mirar a Jackson—. ¿Él es...

Iba a contestar pero el pelinegro se adelanta.

—Jackson, soy... el hijo de su profesor que está casado con su madre... —Se hace un lío con la presentación, a lo que yo me río y él termina por tenderle la mano a Nathan.

El rubio mira la mano, lo ignora y empieza a caminar hacia los ascensores. No sé qué le sucede, pero su actitud hacia Jackson me molesta. Lo acaba de conocer y está siendo irrespetuoso. Lo  sigo enfurruñado hacia las puertas metálicas.

El cubículo está vacío, ya puedo sentir cómo el momento incómodo se acerca.

Jackson apoya su mano en mi espalda para indicar que pase primero, le sonrío y me coloco al lado de Nathan.

—Él puede entrar solo. —Murmura sin dejar de mirar a Jackson.

Ignoro su comentario y su mal humor repentino sin ningún tipo de sentido.

El elevador empieza a moverse y, quizás sea por la experiencia anterior del globo aerostático, pero ya no me parece tan terrible. Tan.

Busco la mano de Nathan pero cuando rozo su dedo él me esquiva.

—¿Qué te pasa a ti? —Le susurro, pero el lugar está tan silencioso que Jackson también lo escucha.

—¿A mí? Le tengo miedo a los ascensores. —Dice el de ojos azules, aunque no le haya preguntado a él.

—Oh, yo también le tengo... tenía. —Lo observo y, efectivamente, está increíblemente pálido; parece a punto de vomitar.

Las puertas se abren y Nathan sale casi disparado.
Tenemos que apresurarnos para alcanzarlo.

Alzo mi mano para agarrarlo del hombro pero él me esquiva y va directamente hacia los vestuarios. No entiendo qué le sucede, pero él no es el único que sabe ignorar.

—¿Estás bien? —Siento una voz a mi lado y recuerdo que Jackson está conmigo.

Le resto importancia y camino a mi lugar de siempre, detrás de cámara. Jackson me sigue y se sienta a mi lado, comienza a hablar sobre lo increíble que es el set de fotos y todo el edificio en general pero no estoy escuchándolo, no puedo concentrarme en sus palabras. Todo lo que hay en mi mente es: ¿qué demonios le sucede a Nathan?

El modelo sale del vestuario con solo un bóxer. Lo observo de arriba a abajo olvidándome de la discreción. El bóxer es negro, lo que hace resaltar la palidez de su piel y su cabello, y tiene los ojos levemente maquillados. Mi mandíbula cae al suelo, nadie me dijo que era una sesión de ropa interior. Busco conectar sus ojos con los míos pero él me ignora, una y otra vez.

Cuando creo que están por comenzar con las fotos, el fotógrafo, Jeremy, se acerca hacia donde estamos Jackson y yo.

—Necesito que nos hagas un favor enorme, Elliot. —Prácticamente se arrodilla ante mí con un tono de voz suplicante. Lo miro confundido.

—Lo que sea.

—Verás, la modelo de hoy no podrá venir y esta es una campaña importante, no podemos dejar pasar la oportunidad de... —Empieza a hablar rápido y se mezcla con sus propias palabras, así que lo interrumpo.

—¿Qué quieres que haga, Jeremy?

—Necesito que tu amigo pose para algunas fotos. —Dice señalando a Jackson, que ahora pone atención a la conversación.

—¿Qué... Por qué... —El chico a mi lado está casi tan confundido y sorprendido como yo.

—Te pagaremos, claro. —Agrega el fotógrafo intentando persuadirlo.

—Esperen, ¿qué se supone que tengo que hacer? Yo no soy modelo, ni siquiera soy atractivo al lado de... él. —Señala boquiabierto a Nathan, quien mira indiferente en nuestra dirección.

—¿Por qué no lo hago yo? —Digo inconscientemente. En el fondo no quiero ver a Jackson y Nathan juntos, con solamente unos bóxer.

Los dos giran la cabeza en mi dirección. 

—Creí que no querrías por... los rumores, ya sabes. —Jeremy evade mi mirada.

—No me importa.

—Entonces ve a que te maquillen. —Exclama contento, se para de un salto y se va.

—¿Qué rumores? —Pregunta Jackson mientras me levanto, pero decido ignorarlo.

¿Cómo pueden los modelos aguantar tanto maquillaje?

Es molesto y me hace picar el rostro, eso sin contar las veces que el rimel se metió en mi ojo porque no podía estarme quieto.

Salgo del vestuario con un bóxer blanco demasiado... blanco y apretado para mi gusto.

Estar en el foco de las luces, ser el centro de atención, sentir todas las miradas puestas en ti; no es exactamente de mi agrado.

Camino hasta Nathan, encogiéndome para tratar de mostrar la menor cantidad de piel posible. Mis ojos recorren el backstage pero las luces me impiden ver mucho más que sombras. Aunque siento a Jackson mirándome. No solo él, ¡a todo el maldito estudio! No sé cómo Nathan aguanta la presión.

Giro la cabeza en dirección hacia el modelo que tengo en frente. No me había dado cuenta que me estaba observando, y no precisamente a los ojos.

Me sonrojo ante su mirada y la sesión empieza.

Al principio estoy bastante inseguro y con timidez, pero a medida que pasa el tiempo y el tener a Nathan a mi lado, me relajaba bastante. Nathan me hacía olvidar que no estábamos solos, con él delante ignoro a las personas que nos observan. Solo existimos él y yo.

Jeremy nos va indicando distintas poses, y yo sigo sin comprender para qué clase de marca de ropa es esto, ¡somos dos hombres!

—¿Qué te pasa a ti? —Murmuro cuando me toma de la cadera como indica Jeremy. Me acerca a su cuerpo y a mí se me corta el aire.

—Eres solo mío, Elliot.

Susurra contra mi cuello. Me estremezco y aprieto mis dedos es sus brazos.

—Lo soy, pero no entiendo qué te sucede. —Su labio acaricia mi hombro mientras le dedica una mirada a la cámara. 

Se queda durante varios minutos en silencio.

—¿En serio? Vienes aquí, conmigo, y traes a ese... chico.

¿Estaba celoso? ¿De Jackson? Tengo que reprimir una carcajada.

—Me gusta cuando te pones celoso. —Le digo con mis manos en sus caderas. Me toma toda la fuerza de voluntad no unir nuestros cuerpos, no tocar todo de él, saborear sus labios, su piel...

—Te estás sonrojando, ¿qué estás pensando, pervertido?

—Jackson es solo mi nuevo amigo. —Le digo cambiando el tema.

—No creo que él piense en ti como un amigo solamente.

—No lo conoces, es absurdo que pienses eso.

Sus dedos se entierran en mis brazos, y me mira enojado.

—No soy idiota, me doy cuenta de sus intenciones.

Pongo los ojos en blanco.

—Confía en mí. De todas formas estoy contigo ahora, eso es lo importante. —Miro directamente a esos ojos miel, me pierdo y no estoy seguro de poder dejar de verlo—. Tú eres lo único que importa.

Lo último es un susurro que, por supuesto, él escucha.

—Eres muy importante para mí,  Elliot. —También susurra contra mi cuello. Creo que me está dando una taquicardia. Sus dientes encuentran el lóbulo de mi oreja y tiran—. Pero no voy a ser muy amigable con Jake.

—Jackson. —Lo corrijo y se me escapa una sonrisa.

Su expresión de relaja y me mira con ternura. Se acerca a mis labios y está a punto de besarme cuando la voz de Jeremy nos indica el final de la sesión.

—¡Terminamos por hoy, chicos!

Pero no nos despegamos la mirada, y finalmente me besa, delante de todos.

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