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Capítulo 3: ¿Que quieres que haga qué?

Elliot.

El brillo en sus ojos no se fue ni por un segundo.

Por un momento pienso que es un depravado y me va a pedir cosas... subidas de tono para que lo perdone.

—Antes que nada —Le digo—, ¿cómo te llamas? No puedo seguir diciéndote "Hermano de Kyle"

—¿Por qué no? No somos amigos. —Lo dice con tanta frialdad que me dan ganas de dejarle morado el otro ojo. Imbécil, uno intenta ser agradable y así se lo pagan.

—¡Vete a la mierda! —Le grito.

Cuando me estoy por ir, él me toma del brazo haciéndome dar la vuelta.

—Es broma. —Tiene una sonrisa en su rostro, lo que lo hace ver un poco más apuesto. Tendría que sonreír más a menudo—. Me llamo Nathan. Nathan Cooper.

Su nombre me sonaba. Estaba seguro de que en algún lado lo había oído.

Nathan ve mi cara pensativa y agrega.

—El modelo Nathan Cooper.

Mi cerebro hace click y recuerdo haberlo visto en varias portadas de revistas e incluso un par de veces en la tele. Estaba seguro de que Kendra era una fangirl de él.

Así que había golpeado a un famoso modelo. Sonrío satisfecho de mí mismo.

—No tengo ni idea de quién eres. —Mentira, pero me gusta verlo enojado.

Esperen. ¿Eso sonó raro?

—Bueno, como sea —Intento lucir desinteresado a lo que sea que vaya a decir, pero por dentro me estoy muriendo de la intriga—, ¿hay algo que pueda hacer para tener las disculpas de un famoso modelo?

—De hecho, sí —Todos mis sentidos están expectantes a sus palabras—, y estoy seguro de que te encantará.

La idea de que es un pervertido vuelve a mi mente.

—No te chup...

—Serás mi representante.

—aré... ¿Qué? ¿Representante?
¿Estás loco?

Nathan levanta ambas cejas varias veces. ¿En qué me acabo de meter?

—Sólo si aceptas te perdonaré.

—Igual ni quería tu perdón.

Me doy la vuelta dispuesto a irme, pero dice algo más que hace que me detenga por completo.

—Te pagaré.

Me giro y lo observo con la boca abierta. ¿Este tipo va enserio?

—¿No se supone que ya tienes un representante? ¿No eras famoso?

Él suspira y niega con la cabeza.

—Sí, tenía. La despedí porque intentaba acostarse conmigo.

—¿Entonces yo no podré acostarme contigo? —Lo dije tan rápido que a mi cerebro no le dio tiempo de detener las palabras. Lo había dicho en broma, estaba seguro de que Nathan se lo tomaría como una broma. ¿Verdad?

El modelo alza una ceja, pero no veo ninguna sonrisa en sus labios. No sabe que fue una broma.

—Es broma... —Que no note mis nervios, que no los note—. Si realmente me vas a pagar, entonces acepto.

En el momento que dije «acepto» sólo estaba pensando en la palabra dinero. Seguramente voy a ganar más con este trabajo que con todos los que tengo de medio tiempo. Quizás ahora sí podría sacarnos a mi padre y a mí de ese pobre lugar al que llamamos hogar.

—¿Tan rápido has aceptado?

—No voy a rogar.

Él sonríe. Creo que me estoy acostumbrando a ver su sonrisa. De alguna manera se le ilumina el rostro cada vez que lo hace.

—Genial, te llamaré.

Antes de irse, intercambiamos números.

—¿¡Qué trabajarás de qué!?

El grito de Kendra resuena en toda la cafetería. La mayoría se da vuelta a vernos. Y yo que no quería llamar la atención... Pero la palabra "discreción" y Kendra no van de la mano.

—Es sólo este tipo, el hermano de Kyle. —Le resto importancia dándole un mordisco a mi sándwich—. Creo que es el modelo ese que tanto te gusta. ¿Cómo se llamaba? Neil, Neel, Nathan, no lo recuerdo.

—¡Nathan Cooper! —Vuelve a gritar, por ende toda el alumnado en la cafetería voltea a mirarnos—. Espera, ¿¡Nathan Cooper es el hermano de Kyle!?

—Shhh. No grites.

Sus ojos azules reflejan tanta sorpresa y excitación que temo que a mi amiga le de un ataque.

Para intentar calmarla, le cuento cómo fue todo. Le digo que intercambiamos números y me llamará en la semana.

—¡Oh. Por. Dios! Tienes el número de Nathan Cooper. —Creo que Kendra está hiperventilando. Le paso el vaso con agua, intentando calmarla.

—Ya. Dudo que me llame. —Le resto importancia. Cuando suena el timbre, me levanto—. Creo que ni siquiera me tomó en serio.

—Pues yo creo que si te llamará. Si no, no se hubiera molestado en pasarte su número. —Se levanta de su lugar, siguiéndome.

Entendía su punto de vista, pero aún seguía dubitativo. La situación era tan surreal.

Ingresamos al aula para nuestra próxima clase. En cuanto entra el profesor de biología, mi celular suena.

—¡Si escucho un celular más, me lo llevaré! —Gruñe el profesor.

Veo el identificador de llamadas.

Nathan "modelo famoso" Cooper.

Sí, así lo había agendado.

Decido que, si es realmente urgente, llamará más tarde. Y justo cuando saco el sonido de mi celular, este vuelve a sonar. Nathan de nuevo.

Me levanto de golpe, ganándome miradas de todos, incluso el vistazo de odio del profesor, y salgo del aula para atender a mi futuro jefe.

—¿¡Por qué demonios has tardado tanto en contestar!?  Esto no puede pasar cuando tú trabajes conmigo. —Grita tanto que tengo que alejarme el celular del oído.

—Bueno, algunos tenemos que estudiar. —Digo inocentemente.

—Yo soy más importante. —Alguien está de mal humor hoy.

—Engreído. —Murmuro.

—¿¡Qué dijiste!? —Vuelve a gritar y yo vuelvo a alejarme del aparato.

—Ya. Ya. —Lo calmo, más que nada porque no soporto que me griten—. ¿Para qué has llamado?

—¿Ya te olvidaste del trabajo que te propuse? —No espera a que conteste y continua hablando—. Hoy será tu primer día, tendrás que venir hasta el estudio para conocer al equipo. Te iré a buscar a la salida del colegio.

—¿Estudio? —Yo creía que sólo tendría que firmar papeles sin sentido y ya.

—Claro, enano —Alzo una ceja ante el apodo, aunque sabía que no podía verme. Si hubiese estado delante mío, le hubiera roto la nariz—, donde me voy a tomar las fotos hoy, ¿dónde creías que trabajarías?

Me quedo pensando en si es una pregunta retórica o de verdad espera que le conteste.

—Pues... ¿en una oficina?

Puedo escuchar un suspiro frustrado desde el otro lado de la línea. Chasquea la lengua y dice:

—No. Te iré a buscar y te explicaré todo el trabajo que harás. —Se escuchan un par de ruidos de fondo—. Me tengo que ir.

Cuelga sin más.

Imbécil.

Enfurruñado, guardo el celular en el bolsillo, estoy por ir de nuevo a la clase pero de sólo recordar al amargado profesor...

Decido ir al patio.

Esperaba encontrarlo vacío, por lo que cuando vi a una figura sentada en uno de los bancos, detuve la caminata pensado en si no sería mejor volver.

Y estaba por hacerlo, cuando la persona se levanta de su lugar y se acerca hacia mí. La luz del sol me impide ver bien su cara, pero cuando ya está lo suficientemente cerca... puedo imaginarme quién es.

Suspiro y le digo:

—¿Viniste por la revancha, idiota? —Abro los brazos, provocándolo—. Esta vez no está tu hermanito para defenderte.

Kyle se acerca aún más y, una vez que estamos cara a cara, habla.

—El que no se va a salvar de ésta eres tú.

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