Capítulo 18: La foto.
Nathan.
Estúpido Peter.
Lo empujo con fuerza y lo separo de mi boca. Oh, no bebé, estos labios ya tienen dueño, aunque este sea un enano idiota.
—Yo también te extrañé. —Exclama y me aprieta en un abrazo interminable.
Mi mirada busca la de Elliot instintivamente, sus ojos miran el suelo fijamente.
Mi día no podía empeorar más. No recordaba que hoy tendría una sesión en conjunto con el pegajoso de Peter.
Estoy seguro que al ver ese beso, Elliot habrá malinterpretado todo. Quiero explicarle, quiero que me mire de nuevo y perderme en él, pero en el fondo estoy tan enfadado que decido no aclararselo, por ahora. Que sufra unas horas, y sé exactamente lo que tengo que hacer.
Ni siquiera tengo tiempo a tomar un café, llevamos casi una hora atrasados en la sesión, por lo que le dejé trabajo a Elliot para que cancele mis sesiones de la tarde.
Nos toman algunas fotos individuales primero y luego juntos. Las fotos son para alguna marca de perfume ridículamente caro, por lo que no cuestiono las poses. Las publicidades de los perfumes nunca tienen sentido.
En cuanto tengo a Peter en frente, mi mirada se dirige hacia detrás de cámaras, para asegurarme que Elliot está viendo. Y como siempre, él está con sus ojos clavados en mí. Nuestras miradas conectan y siento como se me acelera la respiración.
Jeremy nos indica distintas poses y yo me dejo llevar. La música suena alta y yo imagino que quien tengo delante es Elliot. Un Elliot demasiado alto quizás, pero funciona.
En un momento Peter me toma de las mejillas y se acerca. Roza sus labios con los míos. Pero no es lo mismo. No es Elliot, no siento la electricidad entre nosotros.
Nos miramos fijamente, luego él desciende hacia mi cuello y aspira suavemente.
Elliot.
¿¡Qué clase de sesión es está!?
Ni que fueran actores porno, por el amor de Dios.
Lo peor es que parece que Nat lo disfruta. ¡Qué siente algo por mí! Dice eso y luego anda besuqueándose con el imbécil de Peter. ¿Se cree que soy estúpido?
Rompo el papel que tengo entre las manos con rabia.
No estoy celoso.
Solo estoy enojado con Nathan por hacerme creer que le gusto y luego va y coquetea con Peter. También estoy furioso con Peter, ¿quién es él para andar besándolo y poniéndole apodos tontos como "Nat" o "mi amor"?
Rompo el papel en más pedazos. Casi puedo oír mis dientes chirriar por encima del sonido de la música.
Observo como Peter-apodos-tontos agarra de la cintura a Nathan ¡y este lo toma por el cuello!
No, no puedo seguir viendo. Me dispongo a irme. Antes de desaparecer del set mis ojos captan una vez más los de Nathan, él está mirándome.
Pasan unas horas hasta que todos se van. Yo estoy fuera sentado en un banco, esperando a Nathan para que me lleve a casa.
Toda mi seguridad y decisión de decirle cómo me siento se fue cuando vi cómo lo besaba Peter.
Observo como todo el equipo se va, los últimos en salir son ellos.
Nathan mira hacia todos lados, buscándome, y en cuanto me ve, prácticamente corre hacia mí.
—¿Dónde demonios estabas? Llevo media hora buscándote.
Me encojo de hombros. Se lo ve enfadado, no encuentro palabras para decirle. ¡Yo tendría que ser el enojado!
—Nos vemos, Nat. —Dice Peter de repente—. Adiós niño.
¿Niño? ¿¡Niño!? ¡Dios, denme un papel para romper!
Peter se acerca a la boca de Nathan nuevamente, pero el rubio se aleja.
—No hagas eso, imbécil.
—¡Oh, no! No se corten por mí. —Suelto ácidamente.
Peter me sonríe una última vez antes de alejarse por la acera. En cambio Nathan me mira entre furioso y desesperado.
—¡Felicidades! ¿Cuándo es la boda? —Prácticamente grito.
—No seas idiota, enano.
Por un segundo mi mente me engaña y casi sonrío ante el apodo.
Camina hacia el auto y estoy obligado a seguirlo. Sin embargo cuando subo, no arranca, sino que se queda sentado mirando el volante.
—¿Nos iremos en algún momento? —Me cruzo de hombros y lo miro. Alzo una ceja cuando corresponde mi mirada.
—Peter y yo no somos nada. Él es un idiota.
Suelto un suspiro involuntario de alivio. Nathan sonríe ligeramente ante mi gesto.
—Dejas que te bese... —Me percato de mi comentario y rápidamente agrego—: Olvídalo, no tienes... porqué explicarme nada.
—Trabajamos juntos en otra empresa, siempre tuvo un crush por mí —Como si yo no hubiese dicho nada, sigue hablando—, claro que yo nunca lo he correspondido. Puede ser muy pegajoso pero no es malo. No dejo que me bese, tú viste que me separé.
No digo nada. Yo lo rechacé primero, no tendría que decirle nada, ni siquiera tendría que sentir lo que siento... ¿Qué siento? ¿Qué es esa sensación de malestar?
—¿Acaso estás celoso? —Dice Nathan, como si hubiese leído mis pensamientos.
—¡Qué dices! ¿Yo de ti? —Suelto una carcajada y me cruzo de brazos. Él no dice nada simplemente me mira sonriente.
—Tú parecías a gusto en la sesión de fotos... —No sé porqué estoy reprochándole esto.
—Es mi trabajo, tonto. —Se ríe y por un segundo todo parece normal de nuevo.
Su mano suelta el volante para dirigirse a mi mejilla. Sin embargo, antes de llegar a tocarme, se detiene.
No, no. Quiero sentirte.
—Nathan... Hay algo que tengo que decirte... —Digo despacio, él me mira expectante.
Y sí, iba a decirle todo. Cuánto me gusta, lo mucho que quiero besarlo y que me bese, las ganas que tengo de tocarlo y que me toque. Lo hubiese dicho todo si no fuera por el sonido de llamada entrante de ambos teléfonos.
Nathan baja su mano que nunca llegó a acariciarme, para tomar su teléfono. Yo hago lo mismo con el mío.
Es una llamada de Kendra. Por un momento pienso en no contestar y volver a mi mundo donde solo existimos Nathan y yo. Pero es Kendra. Me mataría y tiraría mi cadáver al océano si no le contesto.
—Kendra... —Pero antes de poder agregar algo más, ella ya está gritando.
—¿Cómo es que estás tan tranquilo? ¿¡Has visto la tele!? ¿¡Los periódicos, internet, algo!? Dios santo, Elliot, ¿dónde estás? Tienes suerte de que tu padre no vea televisión.
De todo lo que dijo solo entendí la mitad.
—¿Qué? Espera, cálmate. No entiendo nada.
Dirijo mi mirada a Nathan, que me mira con una expresión de pánico. ¿Qué? ¿Qué pasa?
Me señala algo en su móvil.
Tardo en entender lo que estoy mirando.
Es una foto. De los dos. Besándonos en The Hell Hole.
Estoy sin palabras. La foto está subida a algún sitio de internet, leo el encabezado aturdido.
"El modelo Nathan Cooper sale del clóset públicamente. ¿Quién es la misteriosa pareja del hombre más codiciado del mundo de la moda? ..."
Y no pude seguir leyendo ya que Nathan arrancó el coche de golpe.
—Ni siquiera te molestes en leerlo. Los periodistas son imbéciles.
Intento descifrar las emociones en su rostro. Está demasiado alterado.
—Hey, tranquilo, probablemente lo olvidarán en unas semanas...
—¿No te cansas de decir cosas que ni tú mismo te crees? —Esa frase es un golpe bajo. Me hundo en el asiento.
Todo es silencio. Recorremos calles desconocidas para mí, y en unos minutos estamos en un barrio residencial de casas lujosas.
—¿Dónde estamos? —Pregunto cuando nos detenemos delante de una gran casa.
Antes de bajarse me mira, intentando transmitirme tranquilidad. Todo va a estar bien. Sé que quiere decirme un montón de cosas y yo quiero que las diga, pero en cambio se limita a decirme:
—Mis padres quieren conocerte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro