Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 30

Estás señalando estrellas en el cielo que ya murieron

28 HORAS DESPUÉS DEL ACCIDENTE.

Min Yeong

En algún momento me arrepentí de haber venido aquí.

— ¿Cómo te hiciste esto? —pregunta Niro, pasando con suavidad el algodón para terminar de quitar el resto de la sangre seca que se mezcla con la anestesia en crema que aplico.

Aunque supongo que el efecto duraría aún más tiempo del que pensé.

—Me pelee con un hombre por tu amor, gane.

El bufido divertido de Niro casi no se escucha, ya que es opacado por el gruñido molesto de Namgung Ji-hyun. Miró a su lado, y casi me arrepiento de hacerlo, está molesto, y más que eso, puedo decir que en este momento parece odiarme, sin embargo, no me importa lo suficiente. Aunque el cabrón puede ser muy intimidante, luciendo uno de sus trajes caros y oscuros, usando esa mirada de "voy a matarte" desde que entre.

—No parece que hayas ganado —Niro niega y pone un parche sobre la herida de bala—Ya está, parece que vas a vivir.

—No si antes lo mato —gruñe Namgung Ji-hyun haciendo que lo mire divertido. Ruedo los ojos y me tomo el atrevimiento de besar la mano de Niro, haciendo que levante una ceja, burlón—. Ahora si lo mataré.

—Quieto —dice Niro señalando a Ji hyun, quien se mantiene al margen. Me pasa la camisa y me ayuda a colocarla, para después levantarme de la silla—. Vete, tengo que hablar con Ji-hyun.

—Estoy a tu orden —suelto, un poco coqueto.

Amo coquetear con hombres que no están en mi liga, no es como si tuviera una liga, pero Niro y Seojoon estuvieron siempre fuera de ella.

Niro es parecido a Seojoon, pero en donde Niro es ácido y un poco tímido, Seojoon es afilado y sarcástico. Ambos sin duda mi tipo, pero lo que menos puedo pensar es en estar con alguien de mi tipo. Niro es agradable, quizás hasta podría cortejarlo, si no fuera por la segunda presencia asesina que parece su sombra. Namgung Ji-hyun podría ocultar el hecho de que me odia, aunque no hace el mínimo esfuerzo para hacerlo. Mira a Niro como si fuera capaz de hacer cosas insanas por él, la misma mirada que tuvo Lee Seung cuando abrazó a Kim Seojoon en el hospital.

—No quiero volver a verte —asegura, da una pequeña pausa y prosigue—: menos con una herida así.

Me sigue hacia la puerta, dejando atrás a Ji-hyun quien lo sigue con la mirada todo el camino.

—Cuéntame, ¿Quién te hizo esto? —susurra, haciendo que lo miré distraídamente.

—Lee Seung pensó que era mala idea que quiera acaparar al juguete principal de la venganza.

— ¿Tiene al que montó el video?

—No, tiene al que lo obligó a hacerlo —no dije nada más, esperando que no preguntara sobre quien es.

—Ji-hyun cree que no fue su perpetrador el que subió el video.

Eso podría suponerlo tanto Seung como yo, lo había visto venir después de saber que tanto Doyu como su equipo tuvieron que haber sido cazados: al ocultarse en lugares muy obvio con personas muy obvias. No es algo que alguien con la capacidad que tiene Kim Doyu para la estrategia haría. Lo hubiera ingeniado mejor si hubiera subido el video.

Alguien más tuvo que haberlo hecho.

—¿Lograron borrar el video?

—El video fue eliminado, pero la huella digital aún tiene rastros. Salió en las noticias de las 9.

— ¡Niro! —grita Ji-hyun haciendo que se sobresalte. Refunfuña como si nunca hubiera perdido la compostura y sigue hacia la puerta.

Se ve tan tierno que hace que quiera verlo refunfuñando de nuevo.

— ¡Vuelve a gritarme y terminas en la calle!

Se despide y me voy, bajando el ascensor.

Me alejo del lugar para caminar hasta la parada de bus e ir a mi casa. El día había sido demasiado agotador y la anestesia aún hacía un efecto en mi cuerpo.

En eso, alguien se sienta a mi lado, y abro los ojos que no sabía que tenía cerrados. Divisó el cuerpo de Park Dong-Sun, el tío de Park Daehyun, él no me conoce, no como un amigo de Daehyun, pero supongo que me conoce de vista: vivimos algunos departamentos abajo.

No me reconoce, pero creo que es porque está distraído en el teléfono, parece muy concentrado en el chat que tiene a la mano. Apenas reconozco el Park en el nombre de contacto, cuando me reprendo por chismoso.

Lo dejo pasar y me doy cuenta que se baja unas dos calles antes de llegar. Se me hace raro, pero no pienso en eso, mientras sigo mi dirección hasta llegar al apartamento que comparto con mi hermano. Min Jung-Hee vive fuera de casa, pero nunca me he quejado por no querer cortar su libertad.

Nunca he podido ser un hermano protector con Min Jung-Hee ya que él siempre ha vivido en su propia burbuja, burbuja que nunca ha querido compartir. Nunca hemos podido tener la relación de gemelos que en algún punto, al ser pequeños, tuvimos; nunca tuvimos un lenguaje secreto porque con una mirada sabíamos lo que estaba mal con nosotros.

Min Jung-Hee es mi todo, pero en algún punto, yo dejé de serlo para él.

Subo de dos en dos las escaleras hasta el tercer piso y llegar al apartamento. Apenas abro encuentro a Park Daehyun junto a Min Jung-Hee en la sala, ambos sentados cerca y hablando en voz baja, como si las paredes oyesen.

Me dejo caer en el sillón contrario haciendo que ambos me miren.

No había hablado con Park Daehyun desde hace dos semanas, quizás mucho menos, por el simple hecho de que mi lealtad es susceptible, sus palabras. La primera vez que lo vi junto a Kim Seojoon, pensé que solo quería un nuevo compañero, así fue como reclutó a varios, salvándolo de la pandilla de Lee, pero no.

Daehyun lo quería para él, y eso me dio repulsión.

—¿En qué estabas pensando? —digo, haciendo que Min Jung-Hee aplane los labios, pero lo ignoro—¿Ibas a dejar a Etlin por Seojoon? El mismo que te ayudó con la operación de páncreas, el mismo Etlin que te ayudó a superar el duelo de Go, el mismo Etlin...

—Lo entendí —me interrumpe.

Su mirada es un poco turbia, como si hubiera esnifado una línea antes de estar aquí, pero no mencionó ese hecho. Es casi parecido al temblor en las manos de Min Jung-Hee.

Mi hermano se está drogando por capricho de Park Daehyun, puedo creerlo.

—No, no lo entiendes —aseguro. Miro a mi hermano, pero solo baja la cabeza ignorando ese hecho. No le gusta recordar el pasado, como si nunca lo hubiera vivido—. Personas como tú me dan asco, repugnancia. ¿Crees que Seojoon estaría contigo?

—Está en coma.

—E igual no estaría contigo.

— ¿Estuviste con Seung?

— ¿En realidad sería capaz de ser infiel?

El silencio se vuelve pesado, incómodo y letal, cualquier palabra que pudiera soltar sería el fin de la amistad: nadie quiere un traidor entre sus filas, no es confiable. Sabía las consecuencias de ponerme del lado de Lee Seung, pero no me importaron, tampoco podía querer un líder que no es capaz de cumplir sus malditas promesas. Si iba a morir por no aceptar las palabras vacías que me daba Daehyun, moriría feliz.

— ¿Quieres matarme? —pregunto.

— ¿Quieres morir?

—Me vi con Lee Seung —confieso. Daehyun no levanta la mirada, mi hermano en cambio parece querer decir algo, pero su rostro se contrae de manera dolorosa—. Estuve con él y sé que tiene entre sus manos a Kim Doyu y todo su séquito, lo van a torturar durante tres días y tres noches en los sótanos de los almacenes de la compañía Lee, impenetrable para cualquiera que sea su enemigo.

—Serás mi doble agente.

—No.

Es peor que cualquier asignación, no me convertiría en una maldita rata.

—No te pregunté —dice, con un deje de ira contenido en su voz—. Es eso o morir. No dudes que te pondré una bala en la cabeza.

—Si lo vas a hacer...—Las palabras mueren en mi boca al sentir el aire frío ser cortado por un objeto.

Cerca de mi cabeza está una navaja clavada hasta el fondo en mi sofá.

Me quedo quieto, casi estático, pero mi corazón se desboca al reconocer el objeto: es la navaja que le di a mi hermano cuando cumplió 15 años. La ansiedad recorre mi sistema poniendo mis pelos de punta, mi piel suda, mis manos pican; y mi mirada va casi con sigilo a Min Jung-Hee.

Solo mi hermano es capaz de eso.

Mi hermano gemelo dejó de ser mi hermano y se convirtió en Min Jung-Hee cuando su enamoramiento unilateral por Park lo nublo, Daehyun sabe que mi hermano es capaz de hacer cualquier cosa por él, pero mi hermano nunca lo confesaría, ni siquiera a mi.

Es casi irónico que él nunca le dijera lo que siente porque Daehyun tiene novio; pero Park fue capaz de ser infiel por alguien que no es Min Jung-Hee. ¿Cómo se abra sentido con ese hecho?

— ¿Matarías a tu hermano? —le pregunto casi ronco por el esfuerzo de hablar. Min Jung-Hee no levanta la mirada, maldito cobarde.

—Él no, pero yo sí.

¿Morir? quizás no me molesta tanto como el hecho de que mi mejor amigo, el chico perfecto, el chico que su pareja debería ser capaz de darle el mundo, está siendo engañado, me causa una repulsión en el centro de mi pecho.

— ¿En realidad le fuiste infiel a Etlin?

—Si.

—Eres alguien despreciable, ese chico daba la vida por ti y no te importo. ¿Cuándo él se entere? ¿Cuándo él lo sepa...? —me callo de golpe y muerdo mi labio conteniendo el dolor.

—¿Te gusta Etlin verdad?

Ambos nos miramos, pero ya no tiene una expresión amarga, parece divertido.

—Seré tu maldito espía, solo porque eres una rata rastrera, pero no esperes lealtad de mi parte. Maldito.

Me levanto un poco tembloroso por el golpe de adrenalina en mi cuerpo, pero mantengo la compostura para salir del apartamento. Mis pensamientos fueron apenas interrumpidos por la voz de Daehyun.

—No menciones esto a Etlin. Sigue siendo mi novio.

Cierro la puerta y me dejo caer en el suelo, intentando que mi cuerpo deje de temblar, que mi piel deje de hormiguear, que mis pulmones no se ahoguen y que mis ojos no lagrimean, todas las acciones que intento evitar no se cumplen. Caigo contra el piso, sosteniendo mi cuerpo para evitar que mi dolor se filtre entre las paredes finas. No puedo recordar la última vez que mis pulmones no recibieron aire y que mi mente no lagrimeo en algún recuerdo del pasado, pero podía estar seguro que fue hace un poco menos de dos años.

Volver a tener un ataque de pánico es como volver a perder el control, control que nunca pude recuperar del todo.

Me levanté del piso y bajé las escaleras alejándome del apartamento, y con ellos de los vecinos que miraron a mi dirección. Mi cara debe estar roja por el llanto, mi ojos igual y sigo temblando, debo parecer todo un espectáculo.

Camino en completo silencio hasta la parada de autobús que me lleva hasta el hospital Universitario de Seúl. Apenas entró al área de residencias, algunas enfermeras en turno me saludan, intentan acercarse a verme, pero sigo el camino con rapidez, no deseando hablar con nadie, quizás solo con él.

Subo el ascensor hasta una de las salas VIP del hospital, y tocó dos veces la puerta para luego ingresar.

Quiero no sentir la culpa que me embarga apenas lo veo, pero no puedo ocultarlo. La culpa crece cual tsunami en pleno arrebato. Ignoro el sentimiento y me acerco hasta donde está. Su cabello rubio está un poco más largo de lo que puedo haber recordado antes y sus ojos son dos preciosas zafiro que me resultan difícil de ignorar cuando decide mirarme.

Su rostro conforma un cuadro de sorpresa y alegría.

Él es hermoso, simplemente hermoso. ¿Cómo podría no enamorarme de alguien como él?

— ¿Quién es? —dice.

—Soy yo, ¿ya no te acuerdas de mi voz?

—Es de lo único que me acuerdo —dice con ironía, pero se acerca hasta donde estoy para darme un abrazo. Su cuerpo es tibio, suave y bajo, a pesar de tener 18 años, él se ve aún más frágil de lo que recuerdo, quizás porque ahora su presencia me recuerda a que va a ser lastimado—. Te extrañe muchísimo, hace mucho que no me visitas, ¿se te removió la consciencia, verdad?

Rio un poco, pero sin humor.

—No, estuve ocupado.

Cualquiera pensaría que puede ver (a menos que lo vieran a la cara) por el dominio que maneja sobre la habitación, es sorprendente y un poco trágico. Como si supiera donde está cada cosa; el lugar en donde estoy ubicado; y cuando mueve la cabeza y hace un gesto viéndome, es como si en realidad lo hiciera a voluntad, esa clase de dominio es sorprendente.

Me gusta mucho su dominio sobre la habitación, también él, siempre él.

—Cuéntame señor ocupado, ¿Qué te ha impedido verme? ¿conociste a alguien?

—Se puede decir que sí.

Chilla emocionado, cual niño que le han dado una buena noticia.

—Que bueno que vienes con chismes de afuera, apenas y me nutro con lo que suelta la enfermera.

—No deberías ser chismoso.

—Nada pasa aquí —se queja haciendo un puchero y moviendo las manos hastiado—, es como que literal, son todas historias de terror o aburridas, nada emocionante.

—Las historias de terror son emocionantes.

—No para alguien que duerme solo en un hospital.

— ¿Quieres dormir acompañado?

—Ridículo.

Cambió el tema al ver que se había sonrojado por el comentario. Trago grueso y miro por la ventana que da al cielo despejado de Seúl. Se ve hermoso el lugar, está oscureciendo un poco, dan cerca de las 6 de la tarde cuando las luces de todo Seúl han decidido iluminar el cielo despejado.

—Es hermoso el cielo —comentó.

—En un momento lo veo.

Mierda, yo y mi bocota.

—Lo siento.

—Si no me puedo reír de mis traumas, dime quién lo hará.

—Es delicado.

—Tonterías. ¿A quien conociste?

El chico que hizo que Park Daehyun te pusiera los cuernos, lo pienso, pero no lo digo.

—Un chico, está en el hospital, tuvo un choque de autos.

—Que horrible —su cara se descompone y hace un gesto de acercarse, pero después retrocede, otra vez—, perdón.

— ¿Por qué te disculpas?

—No lo sé, supongo porque tienes un imán para conocer a las personas que terminan en los hospitales.

—Suena como de lo peor —me quejo.

—Un poco, pero en verdad, lo siento, no debe ser fácil. ¿Te gustaba o era un amigo?

—Éramos amigos.

—Eres enamoradizo —me dice y por un momento, parece que está viéndome. Si el pudiera verme, quizás se daría cuenta de cómo luce el rostro de un enamorado.

—No, soy coqueto, solo he amado a alguien una sola vez en mi vida.

—Aún dices que el amor es como una ruleta rusa, y toda es mierda.

—Lo es, mi precioso Etlin.

—No, el amor es... —lo miro por un momento y mueve su cabeza, ocultando su cara dejando que el cabello oculte su rostro—. no lo sé, pero suena bonito intentar ser profundo.

— ¿No estás enamorado, Etlin?

—Si —sonríe con suavidad— ¿Cómo está Daehyun?

El asqueroso bastardo. Trago grueso y pienso en la enorme posibilidad de decirle, de cómo sería su reacción, de si me creería, de si vale la pena romperle el corazón, y me arrepiento de solo pensarlo. Su sonrisa se apagaría, la verdad lo ahogaría, el amor lo mataría.

—Daehyun, él está bien.

El asqueroso estaría bien bajo tierra.

—Hace mucho no viene, está ocupado con las alianzas me dijo. Estoy preocupado, pero tiene a tu hermano al lado, sé que no le va a pasar nada.

Me pregunto si es porque él no estudió en un colegio rodeado de personas, o es porque nunca salió a la sociedad, quizás porque fui su primer amigo, o porque Daehyun fue su primer novio, quizás porque aún no ha visto la maldad del mundo, pero su inocencia sigue golpeando mi verdad. La cólera sigue siendo la misma: Odio a Daehyun por hacerle esto, y me odio a mi por no poder decirle sin causar un dolor en su cuerpo.

El nunca ha presenciado una traición, si no fuera por eso, quizás se daría cuenta que Daehyun no es quien dice ser.

—Si, ha estado ocupado, pero le diré que venga a visitarte.

—No hace falta que te interpongas en nuestra relación Yeong, estaremos bien. Me darán el alta pronto, mi madre regresa de Australia para hablar con mi padre sobre mi estadía, dicen que podré ver con mi córnea derecha.

Eso me alegra, espero que pueda ver aunque sea con su cualquiera de sus ojos.

— ¿Cuándo te agendaron?

Él iba y venía de los hospitales: su madre es abogada de renombre en Australia y su padre un médico reconocido en el hospital de Seúl, por eso casi siempre lo conseguía en la sala VIP.

—La próxima semana, aunque mi padre no quiere darme falsas esperanzas, sé que está emocionado por eso.

—Estaré allí.

—No podré verte —dice con una sonrisa sutil.

—Debes dejar de hacer esos chistes.

—Son graciosos —se queda en silencio cruzando las piernas y su mirada se apaga un poco cuando dice—, quédate un poco más, Yeong. Eres el único que siempre se queda.

—Claro que me quedaré. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro