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5: Coffee shop

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Era ese mismo lugar en el que se habían conocido un año atrás. Era de tamaño mediano, no llegaban demasiadas personas a diario y tenía un enorme ventanal que dejaba entrar mucha más luz de lo que era sano para los ojos.

Yoongi pensaba que todas las mejores historias sucedían en las cafeterías y durante los primeros dos años en los que iba allí siempre creyó que una de esas grandes historias le sucedería a él si seguía yendo.

Conoció a Seokjin en esa cafetería, así que por siempre pensaría que él era su gran historia, la que tenía que sucederle a él y solo a él.

Habían dejado de ir a diario, sin embargo, porque a veces iban juntos al museo, a la feria, al apartamento de Seokjin, a la plaza, a la universidad. Sin embargo, cada viernes por la tarde se encontraban en la cafetería, y Seokjin se sentaba en la misma mesa que había ocupado Yoongi durante ya tres años mientras lo esperaba.

Llegaba antes, había aprendido a ser puntual porque le gustaba esperar a Yoongi, le gustaba la sensación que generaba en su pecho el verlo empujar la entrada y mirar a todas partes como si no supiera que Seokjin ya estaría allí, mirándolo de lejos, en el mismo lugar de siempre.

A veces Yoongi se olvidaba, porque solía olvidar las cosas importantes, de que Seokjin, de hecho, lo amaba. Lo amaba con la intensidad con la que sólo puedes amar una vez en tu vida. Entonces siempre era gracioso ver la expresión de sorpresa en el rostro de Yoongi, que parecía que simplemente no esperaba que Seokjin estuviese allí.

Yoongi se veía especialmente atractivo los viernes, vestía gabardina, camisa, pantalón de tela, zapatos de cuero. Se peinaba. Se ponía sus argollas más bonitas, las que le había regalado Seokjin, que tenían una pequeña perla de turmalina. Caminaba recto y siempre saludaba a Seokjin formalmente, como los compañeros de trabajo. 

Seokjin siempre respondía —Hola, novio.

Y Yoongi rodaba los ojos en su vergüenza porque siempre era el que más se esforzaba en seguir su juego de compañeros de oficina que se encontraban los viernes por la tarde y fingían que no se conocían. Entonces coquetearían como si fuese la primera vez.

Incluso el barista se sabía su libreto, pero Seokjin simplemente no podía dejárselo fácil.

Comenzaron su juego de un desconocido entró a un bar después del tercer o cuarto intento fallido de Yoongi por confesarse. No era como si lo necesitaran porque técnicamente podrían casarse y adoptar en cualquier momento, pero Seokjin sabía que para Yoongi no serían pareja hasta que él estuviese listo para ese paso.

Así que se les había ocurrido una manera de hacer que Yoongi se sintiese un poco más cómodo con la idea de decir sus sentimientos en voz alta y ocurría cada viernes a las 3 de la tarde en el café donde se habían conocido.

Se conocían de nuevo y se enamoraban de nuevo, y cada viernes, entonces, Yoongi inventaba una nueva manera de decir me gustas, te quiero, sin realmente tener que decirlo.

—Sé serio, o entraré y comenzaré de nuevo.

—No lo harás. Ven, ven, siéntate. Hoy me siento especialmente feliz de verte.

Por supuesto que estaba feliz de verlo, por supuesto que Yoongi estaba todavía más feliz de verlo también. Era principalmente la razón por la que se había esforzado tanto en verse bien.

De hecho, ese viernes era su especie de aniversario simbólico. O algo por el estilo.

Yoongi sabía que Seokjin también lo sabía. Se notaba en cómo su rostro se había iluminado cuando lo vio y por lo hermoso, lo impresionantemente hermoso que se veía.

No era como si Seokjin no fuese igual de hermoso todos los días. Pero había una especie de belleza diferente cuando sonreía así. Cuando le sonreía a Yoongi.

A Seokjin no le gustaba mucho su propio físico, a veces dudaba de que Yoongi lo quisiese por algo más que eso. Sin embargo, cuando se sentaban el uno frente al otro en su juego improvisado y su aniversario sin fecha en el calendario, sus regalos escondidos en sus abrigos, sus miradas que no podían ocultar nada, no había duda en ningún corazón, no había duda en ninguna parte.

—Yo también estoy especialmente feliz de verte hoy —había dicho Yoongi con su tono bajo y su sonrisa que no era una sonrisa porque intentaba aplanar los bordes para no verse como un tonto —pero recuerda que se supone que no nos conocemos.

Seokjin rio y tomó la mano de Yoongi sobre la mesa. Intentó hacer su mirada más coqueta y tamborileó los dedos de su mano libre sobre el menú de la cafetería.

—Sé que no nos conocemos, pero al menos hay una cosa que sé de ti.

Yoongi ignoró el hecho de que los desconocidos no se acercaban tanto en las cafeterías y que ninguno de los dos podía evitar gravitar alrededor del otro —¿Ah, sí? ¿Qué es lo que sabes? —preguntó, incluso si ya sabía que Seokjin daría una de esas respuestas que lo hacían querer esconderse debajo de la mesa.

—Yo sé de ti...

—¿Ajá...?

—...Que serás por siempre el amor de mi vida, pero no se lo digas a mi novio, se pondría celoso —susurró, como si dijera un secreto. Yoongi no se lo diría a su novio, porque eso haces con los secretos de las personas. Le sonrió a Seokjin a pesar de que su rostro entero estaba rojo y sus propios oídos solo escuchaban el latido de su propio corazón.

—Tu novio...tu novio debe estar muy enamorado de ti.

Seokjin le sonrió de vuelta con cariño desbordando de sus ojos —Eso espero. De lo contrario, mi regalo de aniversario sería muy vergonzoso.

Estaban muy juntos, casi pegando sus frentes. Así que Yoongi tuvo que alejarse un poco para mirar los dos cartones rectangulares que Seokjin sostenía entre sus dedos, envueltos en una delgada cinta roja que decía con escarcha dorada las palabras luna de miel.

Eran pasajes de avión.

—Los conseguí en descuento porque dije que nos casamos en secreto y que sería nuestra luna de miel. Mi novio deberá amarme por el resto de su vida porque nos conseguí pasajes de avión a París.

Yoongi rio en su asombro, porque esas eran la clase de cosas que hacía Seokjin —¿Tu novio no se enojará por no haberlo consultado antes con él?

—Mírame a la cara ¿Crees que se enojaría conmigo?

—Mmm, no lo creo. Creo que puedes salirte con la tuya en lo que sea que pidas.

—Entonces... ¿Quieres ir conmigo?

—¿Lo preguntas ahora?

—Lo pregunto ahora.

—¿Con quién más tendría mi luna de miel si no es contigo?

Seokjin sonrió y siguió acariciando su mano, al final solo pudo inclinarse y juntar sus frentes, cerrando los ojos con un suspiro contenido —Dios, no sabes cuánto quiero besarte ahora.

—Estamos en la cafetería. El hyung de la barra nos puede echar. —Dijo Yoongi, como si realmente alguna vez se hubieran besado.

—Podría. No me importaría.

—Hyungie...

—gichi...

—No seas así. Me vas a matar.

Seokjin frotó su frente contra la de Yoongi. Ganándose una mueca del otro que, aun así, no se separó.

—...sabes que puedo devolver los pasajes si no quieres ir ¿Verdad?

—Lo sé

—Volví a hacer algo sin consultarte primero.

—Lo sé.

—Lo siento...

—También lo sé. Pero quiero ir contigo. Si es contigo puedo ir a cualquier parte.

—Ugh, realmente, realmente quiero besarte. Dios sabe que no me lo dejas fácil.

Yoongi bufó una risa.

La cafetería estaba en silencio casi siempre los viernes por la tarde. La mayoría de personas se iba de fiesta o iba temprano a sus casas, dando por terminada la semana.

En un pequeño rincón donde no daba tanto el sol y el silencio era bienvenido, dos personas apoyaron sus cabezas juntas, fingiendo ser desconocidos, con sus dedos entrelazados, susurros de planes futuros y un aniversario inconcluso.

Yoongi le regaló a Seokjin una copia autografiada de su libro favorito. Era sobre una estrella que se enamoraba de un humano. Dijo que Yoongi se parecía mucho al protagonista. Yoongi dijo que entonces Seokjin era su estrella.

Eran cursis y clichés como el viaje a París y conocerse en una cafetería y ser dos desconocidos que se amaban profundamente.

Pero eran todas las cosas que siempre pasaban en las grandes historias.

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N/A: escribo esto después de llegar del trabajo. Realmente no he tenido tiempo de nada en mi vida la última semana así que espero que esto haya tenido algún sentido para ti.

Para las personas que llegan aquí y han estado leyendo All the lights we can not see, denme un poco de tiempo, los capítulos son innecesariamente largos. Pidoperdon.

Y sin más, nos leemos mañana.

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