A. OO1
一¿Acaso estás en tus días? 一 Jungwon simuló sorpresa ante sus propias palabras, llevando su mano a su boca.
Casi nunca respondía ante las idioteces que mi amigo 一supuestamente mayor一 decía. Esta vez sin duda, no sería una excepción. He aprendido que para obtener paz, hay que dejarlo hablar solo, aunque fuera molesto.
一¿Eso es un sí? Eso explicaría sin dudas tu mal humor, ni siquiera dije nada malo, Sydney. 一Se encogió de hombros.
一Oh, ¿acaso te comportarías bien conmigo si yo le dijera al chico que te gusta que el calzón que estás usando tiene un hoyo en la nalga izquierda? 一Respondí secamente.
Jungwon soltó una risotada que sonó por todo el salón, gracias a Dios vacío.
Después de que Jungwon me humillara frente a Hanbin, gracias a que le conté que mi ropa interior estaba ligeramente perforada, no tuve más opción que venir al salón a ahogar mis penas en jugo de piña. ¿Qué tendrá en el cerebro? Es un zoquete.
Podría jurar que cuando estaba en el vientre se tragó un pedazo de placenta.
一Tranquila. 一Me consoló tocando mi hombro一. Entiendo, cosas del primer crush, lo siento mucho. 一Se recargó en mi hombro.
Nunca en mi vida había sentido amor o algo parecido por un chico, hasta este momento. Hanbin, un chico atlético, alto, con un rostro creado por la misma Afrodita, un cuerpo que te deja embobado y sobre todo, una actitud bastante fascinante.
Sí, creo que estoy enamorada.
一Nunca tendré posibilidades con él ahora. 一lloriqueé en sus brazos mientras Jungwon pasaba su mano por toda mi espalda.
一Claro que sí. Primero, te cambias esos calzones cagados y te comprarás uno de buena marca. Despué-
一¡Idiota! 一Lo golpeé. No planeaba ayudarme, al menos no enserio.
Él se rio nuevamente, hasta que un chico alto entró al salón, cortando sus risas. Él era la persona que le sacaba canas verdes a mi mejor amigo, su enemigo, como infantilmente lo llamaba. Seo Changbin.
一Hey, qué hay. 一Una sonrisa burlona se hizo presente en su apuesto rostro.
Jungwon no articuló palabras coherentes. Solo se quedó callado mirando con la boca semiabierta al chico. Sí, durante las últimas semanas de las vacaciones de verano Changbin había mejorado muchísimo su aspecto. Y mi amigo, siendo un completo bisexual, al parecer ha quedado un poco impactado.
Changbin estaba en el grupo de Hanbin.
Finalmente salió del salón, llevando consigo un paquete de gomitas de osos azucarados. Mi boca se llenó de bilis cuando vi por la ventana del salón a Hanbin acompañando a Changbin. ¿Cómo podía ser alguien tan perfecto?
一Sydney, ese tonto se operó el rostro. 一Se cruzó de brazos.
一Eres un tonto, Jungwon. 一Sonreí一. ¿Te gustó?
Él frunció su ceño, antes de sonreír. 一Que va, conocí a una chica en las vacaciones. 一Sus cejas se movieron un par de veces一. A diferencia de ti, que llevas soltera toda tu vida.一 Rodé mis ojos. Dejé de lado a mi amigo y apoyé mi cabeza contra la mesa, teniendo fantasías inocentes sobre Hanbin depositando un beso en mi mano.
El autobús escolar se había largado, y yo apenas estaba saliendo de la escuela. Un gruñido acompañado de una maldición salió de mi boca, todo estaba saliendo mal el día de hoy.
一Demonios.
Saqué mi celular para llamar a Jungwon con la esperanza de que pudiera darme un aventón, pero no contestó. Tenía las esperanzas de que aún no se hubiera largado para enmarcar fotos de su nuevo cachorro, pero él dijo que la tienda cerraría temprano.
Hoy no es mi día, definitivamente no lo es.
Había un candente sol cayendo en todo mi rostro, hoy no lo quiero. Quiero nubes grisáceas y gotas de lluvia cayendo sobre mi cuerpo, quedar empapada y luego morir ahogada en un diluvio. Tal vez así Hanbin me note y me haga caso, aunque esté muerta... Diablos, la madre de Jungwon tenía razón.
El amor te hace imbécil.
Guardé mi celular en mi bolso trasero y emprendí mi camino. Me esperaba un largo viaje, y la parada de autobuses más cercana estaba a unas cuantas cuadras.
Miré a mi alrededor, habían estudiantes tomando el mismo camino que yo, algunos de mi misma clase. Ellos también se perdieron el bus, la maestra no nos dejó salir porque a Won se le había perdido su color vómito de dinosaurio. En efecto, mi mejor amigo era el chico de los plumones.
一Jungwon tonto. 一Musité para mis adentros.
Después de unos pocos minutos, localicé a la parada de autobús con alivio. Estaba por correr hacia ella, cuando vi a Hanbin con su grupo de amigos acercándose también.
一¡¿Porqué hoy?! 一Miré en todas direcciones.
Los amigos de Hanbin se habían burlado cruelmente de mi después del incidente de los calzones, no quería verlos ahora. Corrí en dirección opuesta cuando me di cuenta de que uno de sus amigos me apuntó con gracia, solo quería desaparecer. No más humillación, por favor.
Esquivaba ágilmente a las personas que se encontraban caminando, pero a un inepto se le ocurrió aparecer corriendo también. El chico se detuvo abruptamente, pero yo no corrí con la misma suerte.
Nuestras cabezas chocaron soltando un ruido hueco, ni siquiera tuve tiempo de procesarlo cuando caímos y sentí la sensación de un cuerpo aplastar el mío. Al abrir mis ojos, divisé a un chico sobre mi.
Luego escuché un ruido asqueroso.
一Agh... 一Toqué mi codo, lo había raspado, pero me di cuenta de que algo más interesante estaba sobre mi ropa.
Habían pétalos de colores claros, en su mayoría violetas. Mis ojos se hicieron pequeños analizando la situación, y luego se abrieron por la sorpresa. Tenía a un chico encima de mi, vomitando pétalos sobre mi ropa.
一Eh... ¡rayos!
No sabía como reaccionar ante esta situación.
Nunca había visto en carne y hueso a una persona que presentara esa enfermedad. Estaba entre sorprendida, asustada y asqueada. El chico trató de levantarse, pero gracias a la presencia de una nueva arcada el tapó su boca con las dos manos, cayendo esta vez completamente sobre mi pecho, su rostro en mi cuello. Ay.
Unos pétalos con un poco de saliva cayeron en donde empezaba mi oreja.
一Lo siento.. 一repuso débilmente. Un chico de que lucía de unos 10 años se acercó corriendo y separó al vomitón de mi.
一¡Hyung! 一Lo tomó de los hombros一. ¿Porqué corrió así?
El chico pelinegro 一aún inestable一 no formuló palabra. El segundo desconocido me ofreció su mano para ayudar a levantarme y la acepté. Mi espalda dolía, pero no era momento de pensar en mi.
一Lo lamento, hyung está enfermo. 一Hizo una reverencia一. De verdad, lo lamento mucho, de nuevo. Soy Yongbok.
Traté de limpiar algunos pétalos que se quedaron pegados en mi cuello por la saliva, evitando la mirada de los adultos y niños que se habían quedado mirando la escena.
一Eh, está bien. Supongo. 一Rasqué mi mejilla, un hábito nervioso一. ¿Estará bien? 一Susurré, mirando como el chico de hace un momento estaba apoyando su frente en un farol.
一No lo sé, es bastante recient-
一Felix, cállate. 一El chico se quitó su gorro y miró mal al menor一. Privacidad, por favor.
El menor asintió y jugueteó con sus dedos, algo desanimado. ¿Felix, Yongbok?
一Lo siento... 一El mayor rascó su nuca, esta vez dirigiéndose a mi一; claramente no volverá a ocurrir. 一El pelinegro me miró con vergüenza e hizo una reverencia一. Vamos, Lix.
一Eh, adiós.
Ambos chicos se fueron, Yongbok 一O Lix, no sé como llamarle一 despidiéndose de mi con su pequeña mano.
Aún algo desconcertada por lo que acababa de pasar, sobé mi cuello. El cual aún tenía un pétalo. El color es bastante lindo, un violeta tan claro que podría confundirse con el blanco, Había otros en el suelo, de un violeta tan fuerte que podría confundirse con el azul marino.
Sentí la necesidad de llevarlos conmigo, así que rejunté unos cuantos, pasando por alto las miradas extrañas de la gente a mi alrededor. Los guardé en mi mochila y me encaminé de vuelta a la parada. Hanbin ya no debería estar.
Pobre chico, espero que su destinado presente su marca y la acepte antes de que muera, después de todo a mi no me gustaría vomitar flores hasta la muerte.
Saqué mi celular.
一¡Jungwon a que no sabes que acabo de presenciar!
¡Hola! ¿Así que lees otra de mis historias, eh? Gracias por eso, de verdad. Espero que no se hayan saltado el primer apartado, ya que todo lo que verás ahí es importante. ¡Recuerda votar, que me ayudas muchísimo!
一Mae.
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