1.
Aunque su paso era tranquilo y sereno, internamente poseía un desasosiego que no le permitía pensar en otra cosa que no fueran las palabras que le había enunciado su profesor.
Cerro la puerta tras de sí y el aroma dulce característico que poseía su hogar penetró sus fosas nasales.
-¡YoonGi! - Le llamó su madre desde la sala.
Se quitó los zapatos, los dejo a un lado y con pereza fue a donde se encontraba la dueña de aquella voz. A decir verdad no quería escuchar lo que tenía para decir ella hoy, quería echarse a dormir.
-¿Si? - Respondió desganado.
-Mira lo que traje para ti hoy.
YoonGi le miró con ilusión. En verdad él no pedía mucho a su madre, pero estaba esperando que ella le regalara algún libro para su biblioteca privada.
-¿Te gusta?
Mas perdió toda ilusión cuando notó que se trataba de una simple planta. Debió suponerlo, puesto que su madre se dedicaba a vender artículos de jardinería y plantas, por dicho motivo la casa las poseía por todos los rincones.
-Si, gracias - Forzó una sonrisa y observó con detenimiento el monótono vegetal. No poseía flores o frutos - ¿Qué tipo de planta es esta?
El joven hizo una mueca y su madre frunció el seño.
-Son lirios, YoonGi - Sus ojos brillaban con pasión cada vez que hablaba sobre plantas - Y debes cuidar mucho de esta planta si quieres verla florecer. Incluso debes buscar un lugar dónde plantarla.
El menor bufó cuando su mamá comenzó a contarle que aparentemente requería muchos cuidados. Nunca antes había cuidado de una planta que no sea un cactus.
El menor tomó la maceta con cuidado, un par de libros de su mochila y se dispuso a subir a su habitación intentando no tirar nada de lo que cargaba encima.
Cerró con la pierna la puerta tras de si y dejó la maceta sobre el escritorio frente a la ventana.
Guardó minuciosamente cada libro en su biblioteca ordenando por género y saga.
-¿Qué voy a hacer contigo? - Pensó en vos alta a la vez que miraba fijamente su nuevo regalo.
Dejó el tema de la planta de lado y comenzó a cambiarse con algo más cómodo.
Se echo sobre su cama con libro en mano y leyó con detenimiento las primeras líneas de aquel libro que había pedido prestado de la biblioteca de su instituto. En un intento fallido por sumergirse en la historia, no pudo olvidar las palabras del profesor Choi: "Min, sus notas solían ser las mejores pero ahora lo veo demasiado distraído. Debe mejorar su promedio si quiere ir a una buena universidad."
Frunció el ceño e intentó reflexionar sobre sus acciones. Últimamente se sentía vacío. Su madre había notado dicho desinterés por los estudios los últimos meses y le atribuyó esa falta de interés a que YoonGi ya no tenía ni siquiera un amigo, por lo tanto dedujo que no tenía ninguna motivación para ir a la escuela. Hace varios meses que se había separado de los pocos amigos que poseía. No le veía el sentido tener que pasar tiempo con chicos que vivían para convertirse alguna vez en sus padres; simples empresarios u oficinistas.
Le dolió separarse de su mejor amigo, JungKook, pero supuso que lo mejor era alejarse de él. Ambos eran polos opuestos.
Jeon JungKook, ¡Quién no quisiera ser su amigo o su novia! Este joven nació en una cuna de oro teniendo ya los cimientos para construir su futuro preparados. Sus padres, ambos dueños de una empresa de arquitectura. Este joven siempre tuvo lo que quiso pero esto jamás hizo que perdiera la humildad y la amabilidad. Estas cualidades hicieron que Jeon sea uno de los más populares, y el más deseado por las chicas en su escuela.
Por otro lado tenemos a Min YoonGi, quien nunca se destacó por sus habilidades sociales o sus bienes económicos.
Para él el sueño adolescente no era salir con Kim Jennie, ser presidente de su clase o ser parte del equipo de basketball (aunque fuera bastante bueno en ese deporte). Su mayor anhelo era leer 100 libros antes de los dieciocho e ir a un concierto de su artista favorito. No le interesaba fingir algo que no era.
Algunas personas son la melodía de una canción y otras son el ritmo. A pesar de sus diferencias, Jeon y Min eran inseparables.
Sin importar dónde esten, cada vez que ambos tenían tiempo libre en la escuela, se los veía a ambos pasando el rato juntos, compartiendo el almuerzo o jugando un partido de basketball.
Min YoonGi solía destacarse hasta hace unos meses por ser de los mejores promedios de su clase pero comenzó a faltar a clases debido a que su abuela enfermó. Después de varias semanas, su abuela falleció y sin duda se llevó una parte de él con ella.
Comenzó a ver la vida de otra manera y se alejó de todos los que lo rodeaban. Aunque no tuviera muchos amigos de verdad, sí que se encontraba rodeado de gente interesada.
Jamás quiso ser grosero con ellos y no quería que piensen que es un egoísta o amargado, por lo que siempre ayudó a todos sin esperar nada a cambio.
Cuando su abuela falleció, nadie, absolutamente nadie de todos los que ayudó, estuvo para él.
Con pereza se movió en su cama para acomodarse mejor. Su cuello le dolía y sus párpados le pesaban.
Poco a poco sus ojos se cerraron y se dejó llevar por los brazos de Morfeo.
Hace días que no experimentaba un sueño tan profundo debido a que últimamente el insomnio le impedía conciliar el sueño por horas.
El escenario y las figuras a su alrededor tomaron lucidez.
Comenzó a caminar notando cada detalle a su alrededor. La tierra húmeda bajo sus pies provocaban ruido a cada paso que daba en aquel sendero.
Por unos instantes YoonGi deseó con mucha fuerza que se lo tragara el bosque para no tener preocupaciones nunca más.
El sendero discurría entre la espesa vegetación y la luz del sol se filtraba entre las copas de los árboles haciendo extraños juegos de luces. El joven caminaba y caminaba, embelesado por el escenario en el que se hallaba, sin el objetivo de llegar a ningún sitio.
Pero suele suceder que, aunque no lo esperes ni te lo propongas, los senderos acaban llegando a alguna parte. Así que, cuando Min recorrió un buen rato, se encontró en un claro del bosque topandose con una singular figura.
Su figura entallada casi esculpida por los dioses y sus ojos brillantes como dos perlas en el sol dejaron embelesado al joven adolescente.
La joven poseía un semblante inexpresivo pero estaba muy lejos de causar intimidación. Ella comenzó a caminar perdiéndose entre la flora del bosque.
Min YoonGi se encontraba paralizado y aunque quisiera avanzar para hallar a la muchacha su cuerpo no se lo permitía.
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