Usaba camisas el triple de grandes que ella, su cabello siempre iba suelto, su rostro era adornado con dos grandes ojeras debajo de sus ojos verdes y pequeñas marcas de acné en las mejillas, sus labios resecos y partidos de tanto morder a causa de los nervios. No era perfecta, pero ¿Quién lo era? Nadie.

Para ser honesto, nunca me había visto interesado en las personas que vivían en los demás apartamentos hasta que la vi a ella. Recuerdo haberme preguntado si era nueva o algo por el estilo porque mi mamá y yo llevábamos viviendo en ese lugar bastante tiempo. Pero mi mamá sí sabía sobre los demás. Le pregunté sobre el apartamento 207 y lo único que me dijo fue que solamente se trataba de una familia de cuatro, y en un susurro me había dicho que era algo disfuncional.

Llegué a cuestionar si ese era el motivo por el cual lucía tan triste.