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Mashiho caminaba de un lado al otro revisando cajas sin ningún orden en específico. El japonés trataba de encontrar su hoodie favorito. Recordaba haberlo colocado en una caja, pero no estaba seguro de cual de todas era. Tanto su padre como él se había mudado a Corea del Sur hace unos días, la posible razón por la que no lograba encontrarlo era porque ambos tenían mucho que desempacar.

_ Papá. _Se asomó Mashiho en el marco de la puerta de la lavandería. _No encuentro mi hoddie amarillo. _

_Tienes miles de hoddies desempacados ¿Por qué quieres este en especial? _ Dijo el padre de Mashiho a la vez que sostenía el hoodie amarillo entre sus manos.

_Este es mi favorito. _ Mashiho tomo el hoodie de las manos de su padre. El hoodie era amarillo como su color preferido.

_Tienes mucha ropa amarilla. _ Dijo el padre de Mashiho a la vez que salía del cuarto de lavado con su hijo siguiéndole los pasos. _ Ve al centro comercial a comprar algo de ropa de otros colores. _ Menciono el padre de Mashiho mientras señalaba el montón de ropa amarilla que había sacado de una de las cajas de la mudanza.

Mashiho se quedó mirado la gran pila de ropa en diferentes tonalidades de amarillo, no tenía idea de que usaba tanta ropa del mismo color. _ Supongo que me gusta mucho el amarillo. _

_La moda es diferente en Corea del Sur. No te niegues, solo toma la tarjeta. _Dijo el padre de Mashiho mientras se colocaba su abrigo y tomaba las llaves para dirigirse a trabajar.

_Espera ¿No me acompañaras? _ Dijo Mashiho cuando vio a su padre abrir la puerta. _ No estoy muy familiarizado con Seúl que digamos. _ Mashiho tomo la mano de su padre para obtener su atención.

_Estarás bien. _ Dijo el padre dándole una caricia reconfortante a la mano de su hijo. _ Usa el waze de tu celular si llegas a perderte. _Se despidió el hombre cerrándole la puerta en la cara a Mashiho.

Mashiho no pudo pronunciar palabra alguna después de eso, su padre lo había dejado hablando solo. No era una novedad para Mashiho ser ignorado por su padre, más bien estaba acostumbrado. Su padre era joven e inmaduro, le había costado mucho criarlo siendo padre soltero. Mashiho no pedía más, su padre era todo lo que tenía y lo amaba a pesar de que muchas veces le costaba ser un papá responsable.

Mashiho decidió llamar a su padre para preguntar por qué su repentina salida. Tomo el teléfono presionando el contacto esperando que su padre le contestase. Que su padre le atendiese las llamadas era una probabilidad cincuenta cincuenta, pero en esos momentos la suerte parecía estar de lado de Mashiho

_ Mashiho, ve por tu cuenta. Ya no eres un niño que necesita de mi ayuda. _Dijo el padre de Mashiho una vez contesto la llamada de su hijo.

_Solo quería preguntarte a donde te dirigías. Sabes que me preocupo por ti. _ Dijo Mashiho mientras miraba hacia el suelo.

_Voy a atender a un paciente. La clínica me trajo hasta aquí para atender un caso especial. _Explico el padre de Mashiho.

_Entiendo, perdón por molestarte tanto. _ Menciono Mashiho avergonzado.

_No te avergüences de tu noble corazón. Papá está muy orgulloso de que su niño sea tan empático. _Dijo el padre de Mashiho.

_Papá. _ Se quejó Mashiho para luego colgar la llamada.





_ Junkyu te lo diré por última vez, baja en este mismo instante. _

Junkyu llevaba escuchando a su madre gritar su nombre desde las siete de la mañana, ya había pasado media hora soportando los gritos. Rodo sus sabanas lejos de su cuerpo, la luz de la mañana estaba taladrando sus ojos hinchados, no había dormido más de tres horas y se notaba. Junkyu tomo el celular para revisar las notificaciones. El dolor de cabeza lo golpeo como un rayo cuando el brillo del celular llego a sus ojos, lanzo el aparato en algún lugar de la habitación y se dirigió a tomar una ducha.

Junkyu encendió el agua fría y dejo que esta se llevase su somnolencia consigo. Rogaba porque cada gota que corría por su cuerpo se convirtiese en paciencia pues tendría que tener mucha ese día.

Si bien su madre había quemado toda su ropa reemplazándola con conjuntos bastante estilizados, no le quedaba de otra que ponérselos. La energía para ir de compras no la tenía hace mucho tiempo.

Bajando las escaleras acomodaba su cabello recién peinado. Su madre estaba al final de las escaleras mirándolo con desaprobación. Un envase de crushion fue dirigido frente a los ojos de Junkyu quien se quedó mirando el maquillaje para luego mirar a su madre nuevamente.

_ ¿Que? _Pregunto Junkyu continuando su paso, pero su madre agarro su brazo clavando sus uñas contra la superficie de la camisa.

_Cúbrete esas ojeras. _ Pidió ella mientras dejaba el envase de crushion en las manos de su hijo. _Desayuna una manzana, no tienes permitido saltarte comidas. _La mujer se encamino hacia la entrada de la cocina y siguió preparando el desayuno.

Junkyu se sentó en la cocina dándole una mordida  a la manzana frente a los ojos de su madre. Con pequeños toques esparció la base a lo largo de su piel logrando cubrir las ojeras que anteriormente resaltaban frívolas en su pálida piel.

_Tu piel es incluso más perfecta que la de una mujer. Por qué molestarse en arruinarla dejando de dormir cuando bien pudiste seguir usando somníferos. _ Alego la madre de Junkyu mientras tomaba el mentón de su hijo y apreciaba su piel.

Junkyu movió su rostro reacio, cerro sus ojos tratando de tranquilizarse. _Perdón por ser un ingrato, arruinar esta hermosa piel que me has heredado. _ Junkyu se levantó haciendo chirriar la silla, no le importo la cara que puso su madre.

_Pequeño malcriado ¿Donde están tus modales? _ Grito la señora mientras veía como su hijo se alejaba. _No olvides llegar a tiempo a tu cita con el psiquiatra, no causes una primera mala impresión. _





Junkyu llego a la clínica a tiempo, las calles estaban descongestionadas ese día. Era una nueva clínica, muy diferente a las que había asistido anteriormente. El lugar no estaba lleno de niños ruidosos o adultos abandonados. Al entrar a la sala de espera noto la presencia de muchos jóvenes.

Un par de chicas lo señalaron descaradamente mientras mencionaban lo guapo que era, lo bien que le quedaba esa ropa, que tenía aspecto de idol. Evadiría sentarse cerca de ellas, no iba a escuchar toda su mierda durante el largo tiempo de espera.

Junkyu no habían pasado ni cinco minutos sentado. Se había ubicado considerablemente lejos de esas chicas, pero conseguía escuchar el sonido de la cámara de ciertos teléfonos disparándose contra él. Junkyu se levantó de repente acercándose a ellas, simplemente ya había soportado demasiado. Las chicas no notaron a Junkyu hasta que estuvo frente a ellas. Ellas pararon en seco, bajando sus teléfonos lo miraron de arriba a abajo en pánico.

_ ¡Ya! _ Dijo Junkyu lo suficientemente audible como para que ambas chicas escuchasen. _Déjenme ya. _ Arrebato el teléfono de una de ellas.

_Punk arrogante, deberías estar agradecido de tener toda nuestra atención. _ Dijo una de las chicas.

Junkyu esbozo una sonrisa sarcástica desviando su mirada consigo. _ ¡Que halagador! _ Junkyu dejo que el teléfono de la chica se deslizase de sus manos hasta caerse al suelo.

_ ¡Te volviste loco! _Grito la dueña del teléfono.

_Todos los que estamos aquí en realidad. _ Junkyu pateo el teléfono de vuelta a su dueña, alejándose al escuchar su nombre siendo llamado por la enfermera.





Junkyu entro al consultorio sentándose descaradamente en el largo sillón. Cerrando sus ojos por completo suspiro como si no hubiese pasado nada, era bueno fingiendo que todo estaba bien. Vergüenza no era algo que se manifestaba en su cuerpo, le gustaba ser un patán, malcriado y arrogante jovencito.

_¿Que paso allá fuera? ¿Por qué te comportaste de esa forma? _

Junkyu abrió los ojos vidriosos, había olvidado completamente que su terapeuta se iba a retirar pronto. _Aun no estamos tan cerca como para decirte eso. _

_Entonces dime como te va sin los somníferos. _El terapeuta golpeo su pluma en el papel completamente en blanco de su libreta.

_Ellas se lo merecían. _ Junkyu se encogió de hombros.

_No puedes volcar tus sentimientos de esa manera cada que tienes la oportunidad. _

_Talvez si me conociese supiera que esta vez me controle. _Dijo Junkyu mientras se sentaba y tomaba una pastilla masticable del escritorio del terapeuta. La coloco en su boca dejándola unos segundos ahí para luego dejarla ir para poder masticarla.

_Lo sé. Soy tu nuevo terapeuta, pero he venido siguiendo tu caso ya hace un tiempo atrás. _El terapeuta dejo caer un gran folder con la foto de Junkyu en una esquina de este.

_Felicitaciones. Entonces usted debe saber, que no me gusta cooperar. _Se volvió a acostar Junkyu fingiendo estar dormido.

_Esto va a ser más difícil de lo que pensé. _ Pensó el terapeuta en su mente.





Junkyu salió de ese frio y escalofriantemente blanco lugar con sus manos temblando sin parar. Contenerse de hablar era difícil para él, al final del día él si quería esa ayuda. Abandonó la clínica para tomar un autobús hacia el centro comercial, de repente tenía ánimos para intentar comprar algo de ropa a su gusto.

Entre las tiendas de departamentos Junkyu miraba a su alrededor, tenía la intención de tomar ropa que le parecía agradable, mas no estaba dispuesto a medirse nada. Entro a tiendas poco concurridas, no estaba de humor para aguantar a nadie.

Tomo un par de piezas de vestir: Botas negras de cuero, camisetas con cuello de tortuga de diferentes patrones, pantalones negros ajustados con agujeros repartidos en lugares específicos. El estilo de e-boy le agradaba bastante, su madre por otra parte lo encontraba extraño. Un par de accesorios para combinar: Cadenas dignas de grilletes adornarían su insípido cuello, anillos grandes tallados en calaveras irían bien es sus largos dedos, aretes que se encargarían de conectar las varias perforaciones a lo largo de su oreja.

_¿Como pienso desechar mi pasado si sigo aferrándome a mi antiguó yo? _ Pensó Junkyu mientras pagaba con su tarjeta.

Junkyu camino recorriendo el resto de las vitrinas, estaba a punto de dirigir su mirada hasta la salida cuando algo llamo su atención y su caminar se desvió a esa tienda en específico.




Mashiho hizo lo prometido a su padre: compro ropa menos grande, con colores más variados e ignoro por completo los hoodies. Mashiho había tenido unos jeans azul clásico y varias camisetas blancas simples. Un par de zapatillas deportivas fue lo único que le intereso para sus pies. Conseguir toda esa ropa nueva lo había dejado exhausto así que dio por terminada su intención de agregarle más variedad a su closet.

Mashiho le extendió la tarjeta a la cajera la cual al verlo no pudo evitar modular un "¡Qué lindo!" Mashiho era lindo ante los ojos de cualquier chica, siendo popular entre las estudiantes de intercambio que asistían a su antigua secundaria en Japón. La cajera quien parecía ser extranjera por su cabello rubio y ojos verdes hizo toda la transacción volteando a mirar al japonés cada cinco segundos.

_ ¿Acaso estas usando perfume? _ Pregunto ella. _ ¿Blooming Day de casualidad?_

_ ¿Cómo lo supiste? _Dijo Mashiho con algo de ilusión en sus palabras.

_Solía trabajar en una perfumería cerca de aquí, conozco ese perfume. _ Dijo ella, los ojos le brillaban mientras miraba al chico.

_¿En serio? ¿ Me podrías decir donde específicamente? Mi perfume está a punto de acabarse. _Dijo Mashiho mientas se acercaba a ella emocionado. La chica se puso toda roja, nunca había conocido a un chico así de lindo.

_¡Eh si...!_ Dijo alejándose un poco. _Solo sigue esta línea. La perfumería se llama Marlene.

_Genial. _ Dijo Mashiho con una gran sonrisa. _ Te lo agradezco. _ Mashiho se despidió con una reverencia tambaleante que le pereció totalmente tierna a la chica.

El japonés camino hasta la perfumería. Leyó el gran cartel que decía Marlene y entro en esta repasando los estantes en busca del perfume. Pasaba la yema de su dedo sobre la colección de perfumes al cual pertenecía Blooming Day, pero no lograba encontrar el tarro que estaba buscando.

Intento mirar en los estantes más altos, repaso de la mitad hacia arriba. Efectivo, lo encontró justo arriba de su cabeza, solo necesitaba levantar su mano, talvez ponerse de puntillas, pero lo alcanzaría. Levantó su mano y empezó a elevar sus pies, estaba a punto de tomar el envase de perfume cuando una mano lo tomo por él.

Mashiho volteo su rostro encontrándose con la mirada de quien había tomado el perfume primero que él. Él chico seguía mirando hacia arriba, pero al sentir la vista de Mashiho bajo su mirada directamente a los ojos del japonés. Él chico alto repaso el rostro de Mashiho con su mirada sin mover un solo musculo de su rostro en reacción. Mashiho solo se quedó congelado ante la mirada del chico alto.

Junkyu no pensó que ese chico que lo miraba tan atentamente quería ese perfume. Después de mirarlo un par de segundos esperando alguna queja de su parte, comprobó que el perfume podía ser suyo. Junkyu tomo el perfume y se alejó de la estantería para poder pagarlo.

Mashiho se giró cuando el chico camino lejos de él, tenía pensado decirle al chico alto que el había visto el perfume primero, pero, quien lo diría, se había quedado sin palabras. Miles de fotografías mentales se pasaban en su mente, repetían el momento en el que había mirado a ese chico a los ojos.

Ese pequeño cosquilleo se sintió en el cuerpo de Mashiho, rasco su pecho pensando en que su hoodie ya necesitaba ser lavado urgentemente. Él japonés no le prestó atención, pero debió haberlo hecho. Junkyu percibió un leve cosquilleo en su pecho, acomodo su camisa deseando que el nivel de polvo amarillo no estuviese afectándole. No era exactamente eso.


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