2.
Advertencias: omegaverse SeungMin!Alfa x JeongIn!Omega. Fic corto. Contiene algo de drama y angst, pero también fluff por algunas partes.
La noche de bodas JeongIn estuvo muy nervioso, sin saber cómo actuar ante SeungMin. Él alfa conservó la calma en todo momento, luciendo tan experto ante él, y JeongIn se preguntó con cuántas omegas habría estado antes.
Fue amable, paciente y dulce. Se encargó de prepararlo bien para que lubricara y se dilatara, y luego de marcarlo, lamió su sangrante herida. Hasta lo acurrucó a su lado, acariciándole el cabello y abrazándolo contra su cuerpo. JeongIn durmió muy bien en brazos de SeungMin, sabiendo en ese preciso instante que su lugar era junto a su nuevo alfa. Esa perspectiva no sonaba un poco mal en aquel momento.
Tampoco sonaba mal en la actualidad, mientras escuchaba a SeungMin gruñir detrás de él, moviendo sus caderas contra su culo. JeongIn gemía con cada nueva embestida, sintiendo la polla de SeungMin abriéndolo con facilidad. La habitación entera olía a sexo, sudor y feromonas: él omega estaba en su cuarto día de celo, ya a punto de finalizar, así que debían aprovecharlo lo más posible. Los días de celo eran su período más fértil, por lo que SeungMin se aseguraba de anudarlo lo suficiente para que el útero del omega recibiera todo su esperma.
JeongIn, tan agotado como estaba, no se corrió esa vez, pero si sintió el nudo del alfa en su ano. Gimoteó por el placer, aunque también por el leve dolor: su entrada se encontraba un poco irritada por la cantidad de veces que lo hicieron. No sabía dónde entraría más semen, además, se sentía demasiado lleno y con el vientre hinchado. No le sorprendió cuando SeungMin se quitó, minutos después, y el semen se filtró fuera de su agujero.
Cayó boca abajo en la cama, tratando de recuperarse y oyendo la respiración agitada de SeungMin. Él alfa también debía estar cansado por hacerse cargo de él.
―¿Cómo te sientes, bebé? ―preguntó SeungMin, minutos después.
―Duele. ―murmuró, sin pensarlo, antes de mirar a SeungMin. Él alfa tenía una expresión sorprendida.
―¿Qué? ―dijo―. ¿Te... Te hice daño? Por dios, Jeong...
―¡No, no! ―se corrigió, confundido por el celo. No sabía bien lo que estaba diciendo―. No, eso no... Lo siento, alfa ―se puso a lloriquear, aturdido―. No quería...
―Shhh, shhh ―jadeó SeungMin―. Deja que te revise, In-ah.
JeongIn soltó un quejido en señal de protesta, pero se quedó quieto al sentir las manos de SeungMin en sus nalgas. Con demasiada vergüenza, dejó que separara sus mejillas traseras, observando su entrada. Debía seguir abierta y cubierta de semen.
―Está un poco irritada ―se preocupó SeungMin―. Nini, si no querías...
―Siempre quiero, siempre quiero ―protestó JeongIn. No le confesaría que le gustaba tener sexo con él en sus celos, porque SeungMin era más atento y cariñoso―. Estoy bien.
SeungMin no se veía convencido, por lo que se bajó de la cama para ir al baño. JeongIn comenzó a sollozar, sensible por el celo y sintiéndolo como un rechazo a su omega, y ni siquiera se calmó cuando SeungMin volvió, con una crema en sus manos. Era una pomada.
Balbuceó débiles protestas al sentir a SeungMin aplicándole el ungüento en el borde de su entrada.
―Tal vez debería ir a limpiarte...
―¡No! ―saltó JeongIn―. ¡No, no! Bebés, bebés ―trató de explicar él omega, desesperado.
Si lo bañaba y le limpiaba la entrada, podría disminuir sus posibilidades de embarazo. Lo que menos quería era eso, considerando que había pasado cerca de un mes desde que la madre de SeungMin le preguntó sobre cachorros. JeongIn sentía demasiada presión encima, porque no quería que acabara el año sin quedar preñado.
Los rumores a su alrededor iban aumentando, especialmente esos de que SeungMin tenía amantes. Estaba poniéndose demasiado nervioso con el pasar de los días, y no mejoraba el hecho de que su alfa estuviera llegando un poco más tarde las últimas semanas.
―Está bien, cariño ―suspiró SeungMin―. Vamos, es mejor que duermas, apenas has pegado un ojo.
―Ven aquí, por favooooor. ―pidió JeongIn, mirándolo con lástima.
SeungMin le revolvió el cabello.
―Tengo trabajo, Nini, ya me he atrasado mucho con tu celo ―SeungMin se bajó de la cama, buscando su bata―. Si necesitas algo, estaré en el cuarto de trabajo, aunque échate a dormir.
Antes de que pudiera replicarle, SeungMin salió de la habitación y cerró la puerta con suavidad. JeongIn observó la pared, conteniendo las ganas de llorar. Si hubiera sido un día normal habría razonado de otra forma, sin embargo, con el celo y sus hormonas alteradas, era mucho peor.
Tal vez SeungMin sí lo estaba engañando. Lo más probable es que estuviera decepcionado porque su omega no le estaba dando cachorros, además de no ser atractivo y muy inteligente. Debía estar buscando alguna omega con la que reemplazarlo pronto, por eso tampoco se interesaba en él durante sus celos. Pareciera que SeungMin estaba allí más por un deber que por otra cosa, y eso le lastimaba muy profundamente.
Se acurrucó bajo las sábanas, lloriqueando entre hipidos. Sin embargo, sus lamentos se vieron interrumpidos cuando sintió la puerta siendo abierta.
―JeongIn, ¿Qué pasa? ―preguntó él alfa, cansado.
―Nada ―barboteó él menor―, estoy... Estoy durmiendo. Duermo, alfa.
―No estás durmiendo ―señaló SeungMin―, sabes que compartimos un enlace, ¿Cierto?
Ahora si se puso a llorar con ganas. Sentía que SeungMin se estaba quejando ante el hecho de estar unidos. De seguro le fastidiaba un montón que estuvieran conectados de esa forma.
―Me abandonas ―lloró―. Te vas, no me quieres, me abandonas.
―Claro que no, Nini ―SeungMin sacudió su cabeza, yendo a la cama―. ¿Qué dices? Jamás te abandonaría.
―Noooooo ―negó el omega―. Me olvidas, me olvidas...
SeungMin frotó el puente de su nariz, acostándose en la cama a pesar de saber que tenía demasiado trabajo que hacer. JeongIn murmuró un par de cosas más antes de sacar su cabeza, lo suficiente para que sus ojos se fijaran en SeungMin.
―¿Dormirás si me quedo aquí? ―preguntó SeungMin. JeongIn asintió apenas―. Venga, vamos, a dormir.
JeongIn se arrastró y abrazó al alfa, suspirando por el aroma a cítricos rodeándolo. SeungMin le besó la frente, agotado, pero cerró sus ojos. Tal vez una siesta le ayudaría a ambos en ese momento.
No sabía por qué se estaba arreglando tanto para esa salida, y soltó un suspiro bajo con derrota, bajando el labial antes de mirarse al espejo.
No estaba haciendo nada malo, ¿Cierto? Es decir, sólo saldría con MinHo a comprar un par de cosas. Se lo dijo a SeungMin el día anterior, pero su esposo no lo tomó mucho en cuenta, toda la tarde atendiendo llamadas, y dijo que no había problema con eso. Sin embargo, no quitaba que se siguiera sintiendo un poco culpable, especialmente al ver cuánto se esforzaba en lucir bien, como si quisiera impresionar a alguien.
Bueno, es que debía hacerlo, ¿No es así? Irían a muchas tiendas e iban a encontrarse con demasiada gente que le reconocería. Si le veían algún descuido, no dudarían en empezar con sus susurros. Por lo menos, si lo iban a criticar, que no fuera por el modo en que vestía. A JeongIn le gustaba ser colorido, pero no pegaba demasiado bien en la aristocracia. SeungMin jamás le decía algo, sin embargo, tal vez se avergonzaba de él cuando vestían con tanto descuido.
Volvió a suspirar, mirando su ropa: unos pantalones negros, una camisa celeste, su pelo ordenado cuidadosamente. Aburrido, pero aceptable.
Salió de su casa, subiendo al auto y dirigiéndose al restaurante en el que iba a juntarse con MinHo. Almorzarían antes de ir a comprar. Según lo que le contó él alfa, acababa de mudarse a un departamento más grande y pensaba que necesitaba nuevas cosas que le dieran un poco de color. Tuvieron que esperar un par de semanas para verse, pues JeongIn tuvo su celo la semana pasada, además de que MinHo también estaba ocupado con su trabajo.
Estacionó su vehículo, bajándose y yendo al interior del bonito lugar. Era un lujoso, pero pequeño restaurante, especializado en comida Italiana. MinHo ya le estaba esperando en el interior, así que se sentó frente a él con una expresión tímida.
―Innie ―saludó él alfa―, ¿Te gustó el lugar?
―Es muy bonito ―concedió JeongIn―, pero no creo conocer mucho de la cocina Italiana.
―¿No? ―MinHo le sonrió―. Bueno, yo puedo ayudarte. Me gusta mucho probar platos de distintos países. El año pasado fui a Italia por vacaciones, así que quedé encantado con la comida que servían.
―¿De verdad? ―JeongIn estaba realmente admirado―. Siempre he querido ir a Europa. Es decir, me gustaría conocer un montón de lugares del mundo...
―¿Y SeungMin no te lleva? ―cuestionó MinHo, un poco confundido―. En sus vacaciones–...
―¡Ah, SeungMin Hyung está muy ocupado y no quiero molestarlo con mis tonterías! ―dijo con nervio. Su voz salió un poco más fuerte de lo que hubiera deseado, así que agarró la carta para fingir buscar un plato que le llamara la atención.
―¿Es el esposo de Kim SeungMin? ―escuchó murmurar, cerca de él.
―Sí, mira qué desagradable es. Ahora entiendo porque tiene una amante...
Tosió con fuerza, como queriendo ahogar esas palabras. MinHo no se veía muy satisfecho frente a él, pero lo ignoró, concentrando su mirada en los nombres italianos de la carta.
―JeongIn, no son tonterías ―habló MinHo―. Deberías hablarlo con él, estoy seguro de que SeungMin te llevaría ―él alfa ladeó la cabeza―. Y si no lo quisiera, puedes pedírmelo a mí y yo te llevo.
JeongIn sintió sus mejillas ponerse coloradas ante el ofrecimiento, sin embargo, no tuvo tiempo para responder, pues apareció el mozo a preguntarles si ya estaban listos para ordenar. MinHo pidió un plato llamado orecciette alla plugiese, mientras que JeongIn dijo el primer nombre que atrajo su atención: melanzane alla parmigiana. Ambos pidieron, además, agua para acompañar la comida.
―¿Cómo va todo el trabajo, Hyung? ―le preguntó, decidido a cambiar de tema.
―Un poco pesado ―contestó MinHo―, tuvimos un escándalo con una actriz la semana pasada y estoy encargado de cubrirlo todo de la mejor forma.
―Qué horrible ―comentó JeongIn, y puso una cara triste―. Lamento si te estoy quitando tiempo, no quiero...
―JeongIn, ¿Qué dices? ―MinHo parecía sorprendido―. No me estás quitando tiempo, es más, estoy muy feliz de que hayas accedido a salir conmigo. Estar contigo jamás es tiempo desperdiciado.
Volvió a sentir sus mofletes ruborizados, y, por un breve instante, un pensamiento cruzó su cabeza. Lo que daría porque fuera SeungMin la persona que le dijera eso, quien se hiciera un instante para compartirlo con él.
Se obligó a hacer desaparecer aquella idea. SeungMin hacía todo lo posible, trabajaba mucho para que no les faltara nada, y si bien no era cariñoso, no era motivo para quejarse. JeongIn sólo estaba siendo egoísta.
Sin embargo, no entendía también por qué MinHo le decía esas cosas. Él alfa podría enfocar esos coqueteos en un omega o una omega que estuviera libre, ¿or qué le coqueteaba y le sonreía tan encantadoramente? Qué afortunada sería la pareja de MinHo, pensó con envidia, porque recibiría todas esas palabras y atenciones que él tanto deseaba.
―¿Está engañando a Kim? ―escuchó murmurar―. Qué vergüenza de omega.
―Cuando lo vi por primera vez supe enseguida que era una puta barata.
Trató de componer una sonrisa en su rostro.
―Hyung, no deberías decir esas cosas ―le dijo, y ladeó su cabeza a propósito para mostrar la marca en su cuello, como queriendo recordarle que ya tenía un esposo―. ¿Hay alguien en el trabajo que te interese?
―Nadie por el momento ―MinHo no dejaba de observarlo con intensidad―. Tengo los ojos puestos en otro lado, Nini.
JeongIn quería pedirle que se detuviera, que dejara de hacer eso, porque le estaba poniendo en serios aprietos. No porque le incomodara y se le hiciera desagradable, todo lo contrario: disfrutaba demasiado de la forma en que le trataba, y eso no estaba bien. Él ya tenía un marido al que amaba y respetaba, ¿No era serle infiel desear lo que otro alfa le decía? Sin embargo, no podía evitarlo, y le hacía sentir de una forma ruin y rastrera. SeungMin no se merecía eso.
Era extraño, pensó JeongIn, ya que no era como si se estuviera enamorando de MinHo o algo así. Es decir, podía sentir una leve atracción, pero lo que le provocaba emociones encontradas era la forma en que le trataba. JeongIn quería eso, aunque lo que deseaba con todo ahínco era que fuera SeungMin la persona que actuara así. Atento, cariñoso, preocupado y cálido. No tan obsesionado con su trabajo, halagándolo y haciéndolo sentir seguro de lo que ellos tenían. Que no fuera siempre costumbre, que algo se saliera de la rutina, que hubiera sorpresas de por medio.
Sin ir más lejos, en dos días más, sería su aniversario de bodas. Hasta ahora, SeungMin no había dado indicio alguno de recordarlo. JeongIn tendría que preguntarle en la tarde si harían algo, para no llevarse una decepción como el año pasado.
―Estás muy pensativo. ―comentó MinHo al verlo en silencio.
JeongIn parpadeó, tratando de enfocarse en la realidad.
―Lo siento, es que estoy algo preocupado ―habló, sonriendo con disculpa―. Pero no hablemos de eso, Hyung. Dime, ¿Qué es lo que necesitas para tu nuevo departamento?
La comida transcurrió con normalidad, y una hora después, estaban saliendo del lugar. Se dirigieron hacia el centro comercial más cercano para ir a distintas tiendas, y si bien MinHo no escatimó en halagos, transcurrió con total normalidad. En realidad, fue muy agradable salir con él alfa, a pesar de todo. Incluso, MinHo le compró unos bonitos esmaltes para sus uñas cuando vio que JeongIn se les quedó mirando. Quiso rechazarlos, sin embargo, él mayor insistió tanto que tuvo que aceptarlos, con una sonrisa enorme en su rostro.
Por otro lado, también aprovechó ese momento para buscarle un regalo a SeungMin para el aniversario de bodas. Luego de mirar tantas cosas, decidió comprarle una cámara fotográfica nueva. JeongIn sabía que uno de los pasatiempos que le gustaba hacer al alfa, en su poco tiempo libre, era sacar fotografías. Los últimos meses se había estado quejando de que su vieja cámara le estaba fallando, y como no tenía demasiado tiempo para ir a comprar una nueva, parecía el regalo perfecto para JeongIn.
Cerca de las seis de la tarde, fueron a comer un helado. JeongIn estaba pensando que ya debía marcharse a preparar la cena, SeungMin llegaría en una hora más a casa, pero antes de poder hacerlo, recibió una llamada. Era su esposo.
―¿Sí, Seung? ―preguntó, esperando a MinHo, que estaba pidiendo su helado.
―Hey, Innie, ¿Cómo va todo? ―saludó SeungMin, pero no esperó una respuesta, porque siguió hablando―. Cariño, te estoy llamando porque llegaré un poco más tarde hoy también.
―Oh ―JeongIn, por primera vez en muchos días, no se sintió mal por lo que estaba escuchando―. Está bien, no te preocupes. ¿Tienes mucho trabajo?
―Demasiado papeleo ―escuchó de fondo una voz femenina―. Sí, ya voy. ―habló él alfa a la otra persona.
―Está bien ―repitió, un poco incómodo―. Um, de todas formas, ¿Cómo a qué hora estarás en casa? Estoy fuera...
―¿Fuera? ―SeungMin volvió su atención a él―. ¿Sigues con Felix?
JeongIn se quedó en silencio un momento, viendo llegar a MinHo, que se sentó a su lado. No quería sentirse lastimado por la pregunta del alfa, pero no pudo evitarlo.
―Estoy con MinHo Hyung, SeungMin. ―respondió.
―¿MinHo? ―ahora SeungMin parecía sorprendido―. ¿Por qué no me lo dijiste?
―Te lo dije ayer ―contestó JeongIn―, me dijiste que no había problema.
―Porque te escuché que saldrías con Felix ―replicó SeungMin, molesto―. Estoy seguro de que dijiste eso, JeongIn.
―No, dije MinHo ―insistió él omega―. Ya, no importa, nunca me escuchas. Vuelve a trabajar, SeungMin, nos vemos después.
Pudo sentir, a través del enlace, vibraciones de molestia y enojo. En cualquier otro momento, JeongIn no habría dudado en echarse atrás, en pedir perdón y preguntarle si había algo que podía hacer para calmarlo. Sin embargo, ahora, sólo permaneció en silencio.
SeungMin resopló.
―Te veo más tarde. ―masculló SeungMin, cortando.
JeongIn empujó su lengua contra su mejilla en clara señal de molestia, antes de sentir como sus labios se curvaban hacia abajo, en ese gracioso triángulo que todo el mundo destacaba. Una parte de él quería gritar y llamar a SeungMin para protestar, pero eso no sería bien visto, además de que el alfa era su marido.
―¿Una discusión? ―preguntó MinHo, llamando su atención.
Él omega lamió su helado, tratando de relajarse y no tensar su expresión.
―A veces, las parejas peleamos. ―explicó, porque no quería volcar todos sus sentimientos sobre MinHo.
―Innie ―dijo él alfa, comprensivo―, puedes contarme lo que quieras, ¿Lo sabes? Somos amigos.
JeongIn vaciló un momento, porque esas cosas no se las había contado a nadie, ni siquiera a Felix. Sentía que su amigo no lo comprendería, pues Lix tenía una linda relación con JiSung, que nació en base a la atracción y el amor que sentían. Ellos decidieron casarse, no fue algo arreglado.
―SeungMin es frío conmigo. ―dijo, y esas fueron las primeras palabras que lo impulsaron a seguir hablando.
Antes de darse cuenta, le contó todas las inseguridades que tenía sobre sí mismo y sobre la relación con SeungMin, empezando por el hecho de que él alfa era descariñado y más centrado en el trabajo que en otra cosa. Le habló sobre la posibilidad de que fuera infértil y lo que produciría en su matrimonio, pues un hijo era fundamental para seguir con el legado de los Kim. Le contó sobre las sospechas que tenía de que SeungMin le estuviera siendo infiel, de que estuviera mirando hacia otro lado, porque él sólo era una incomodidad para él alfa.
Por Dios, le soltó todo sin pensarlo un poco, y cuando se dio cuenta, cubrió su boca con ambas manos, apenado y avergonzado. MinHo estaba en silencio, un poco atónito con todo lo que acababa de oír.
―Lo siento ―se disculpó él omega―, no quería... No estoy siendo ingrato, sólo...
―In ―suspiró MinHo―, no pidas perdón, ¿Está bien? No tienes que pedir perdón por sentirte así. Tus emociones son válidas, no debes ocultarlas o reprimirlas. No frente a mí, al menos.
JeongIn sorbió por su nariz, sin darse cuenta de que sus ojos estaban llorosos hasta ese momento. Los limpió con rapidez, sabiendo que no quería llorar, al menos no en público.
―Es sólo que... Me he sentido muy solo ―habló, apenado―. Siento que SeungMin no me ama y sólo soy una carga para él.
―Deberías hablarlo con él ―aconsejó MinHo―, sobre cómo actúa contigo. Está bien que su personalidad sea de esa forma, pero te afecta indirectamente, y eso no es bueno para los dos ―vaciló un momento―. Sobre si te engaña... Es decir, conozco a SeungMin y sé que no es ese tipo de alfas, Nini, pero... Si quieres, puedo echarle un ojo.
―¡No, no! ―saltó JeongIn, espantado―. No, yo... Si me engaña, prefiero no saberlo ―confesó, temeroso―. Prefiero no saberlo por terceros.
―De todas formas, insisto en que es algo que se debe hablar ―continuó MinHo―. Las relaciones se basan en la confianza y la comunicación, Nini ―un instante de silencio―. Sobre lo del embarazo, JeongIn, no estoy seguro de eso. Sé que para muchos alfas es importante tener cachorros. Pero, aun así, si él te rechaza por eso, es un idiota.
JeongIn no pudo evitarlo, y se rió al escucharlo decir eso con total convicción.
―No digas eso...
―Es verdad ―MinHo sacudió su cabeza―. Un hijo no lo es todo en un matrimonio, In. A mí no me importaría no tener hijos si te tengo a ti.
Él omega ahora sentía que iba a llorar al escuchar eso. No era justo, para nada justo, ¿Por qué las cosas eran tan complicadas en ese momento? ¿O era sólo él quien se estaba enredando en ese asunto?
―MinHo... ―comenzó a decir.
―JeongIn ―le interrumpió él alfa, amable―. Eres como una pequeña flor, ¿Lo sabes? Sólo que te falta florecer.
No pudo evitarlo, y lo abrazó. No le importaba si algunas personas lo veían, si decían que no era un comportamiento adecuado para un omega, que él ya estaba casado. JeongIn sólo necesitaba un abrazo, nada más, y MinHo estaba ahí en ese momento.
Él alfa le devolvió el abrazo, tranquilo y calmado, sin propasarse.
Al despedirse, más tarde, le agradeció lo que hizo por él. MinHo le dijo que no debía agradecer nada, y que pensara en todo lo que le dijo. JeongIn prometió hacerlo.
Llegó a casa pasadas las siete y media de la tarde, sin sorprenderse al ver que SeungMin no estaba. De todas formas, fue a la cocina para preparar la cena, porque a pesar de que hubieran tenido una discusión, todavía tenía ciertas responsabilidades que atender.
Él alfa llegó cerca de las nueve de la noche, con aspecto cansado y malhumorado. JeongIn decidió no decirle algo, sólo saludándolo, y él alfa pasó directo al cuarto matrimonial.
Por un instante, él omega pensó que no iba a cenar con él por el enfado que sentía. Sin embargo, diez minutos después, SeungMin volvió con el pijama puesto. JeongIn sirvió los platos.
Comenzaron a comer en tenso silencio. Él menor pensó que tuvo que haber prendido la televisión, para al menos tener cierto ruido de fondo que supliera la falta de sonido.
―¿Cómo te fue con MinHo? ―preguntó SeungMin, a los quince minutos que empezaron a comer.
―Bien ―contestó JeongIn―, necesitaba ayuda con su departamento, así que compramos unas cosas para decorarlo.
―¿Fuiste a su departamento? ―continuó él alfa, con un tono que bordeaba la incredulidad.
JeongIn parpadeó.
―No ―respondió, un poco desorientado―. Nos juntamos a comer y luego fuimos al centro comercial, nada más.
―Ah. ―SeungMin tensó su mandíbula.
Otro largo silencio. JeongIn decidió dar un paso más.
―¿Cómo te fue en el trabajo? ―preguntó.
SeungMin limpió su boca con la servilleta, sirviéndose un poco más de vino. JeongIn se percató de que estaba bebiendo más de lo normal, lo que era demasiado raro. Por lo normal, solía controlarse bastante bien con la bebida.
―Pésimo ―contestó el alfa―, mañana también tendré que hacer horas extra. El grupo está a punto de debutar y ya hay algunas fans que están acosando a los integrantes.
―Que horrible, Seung ―JeongIn le miró de reojo―. Estaba pensando que el viernes...
―También deberé quedarme hasta tarde, tengo una reunión con el resto de los inversionistas ―le interrumpió él alfa, sacudiendo su cabeza. JeongIn asintió, rígido―. Si querías salir, lo podemos hacer otro día, ¿Está bien?
―Bueno, Seung. ―aceptó él omega, sabiendo que eso no ocurriría.
Terminaron de comer poco después. SeungMin se fue al cuarto y JeongIn se quedó lavando los platos, tratando de no llorar por el hecho de que su alfa olvidó el aniversario de bodas. Otra vez.
Cuando dejó todo limpio, fue al cuarto. Su alfa ya estaba acostado, mirando la televisión, y JeongIn se puso el pijama antes de acostarse al lado. No pasaron ni dos segundos desde que se acomodó, cuando SeungMin gruñó y lo abrazó con fuerza.
―Por dios, apestas a MinHo ―se quejó él mayor―. Muéstrame tu cuello.
Él omega no se quejó ni protestó, sólo obedeció. Soltó un gemido en el momento en que los dientes se cerraron sobre su glándula de feromonas, y de forma inmediata, pudo sentir su aroma cambiar.
―¿Mejor? ―suspiró JeongIn, con su omega menos tenso, más relajado.
Cuando iba al colegio, les enseñaban de distintas técnicas que las parejas podían realizar para eliminar la tensión entre ellos. Lo que SeungMin acababa de hacer era una de las más conocidas, con el alfa imponiendo su lugar como cuidador y protector. Además, si JeongIn estaba envuelto en otro aroma, era bastante evidente que su alfa estaría irritado.
―Mucho mejor ―SeungMin lamió su herida, arrancándole un escalofrío―. Buenas noches, In-ah.
―Buenas noches, Seung. ―fue lo único que dijo, sintiendo como algunas palabras querían empujar por su garganta para escapar.
No, lo haría otro día, cuando no estuvieran peleados. JeongIn sería valiente en otro momento.
Ahora, sólo disfrutaría su cobardía.
¡Gracias por leer!
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