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1.

Advertencias: omegaverse SeungMin!Alfa x JeongIn!Omega. Es un fic corto, consta de 5 capítulos + un epílogo. Contiene algo de drama y angst, pero también fluff por algunas partes. 

Seung es medio idiota e In sólo quiere amorcito asdfghjk

Cuando JeongIn despertó, supo enseguida que estaba solo.

Se removió entre las suaves sábanas, suspirando por las ganas de quedarse en la cama, pero sabía que no correspondía. Ese día debía lavar la ropa blanca de la semana, además que tenía una cita a la que ya dijo que asistiría.

Giró en la cama, quedando boca arriba, y sintió el semen escurriendo por su agujero. SeungMin anudó dos veces la noche anterior, con JeongIn tan cansado que no se molestó en ir a limpiarse. Mejor así, él omega estaba un poco preocupado por no estar embarazado todavía. SeungMin no le decía nada ni le presionaba por eso, pero JeongIn tenía un deber qué cumplir con su marido.

Suspirando, terminó por ponerse de pie para ir a darse una ducha. SeungMin había salido dos horas atrás para ir a su trabajo. A veces, JeongIn despertaba con él e iba a prepararle el desayuno, aunque en otras ocasiones no era así. SeungMin era bastante autosuficiente en ese sentido, pero a JeongIn le sentaba un poco mal no poder servir al alfa como correspondía.

El próximo mes sería el aniversario de matrimonio. Cumplirían cuatro años de casados, y JeongIn esperaba que SeungMin no lo olvidara como el año pasado. Le hacía mucha ilusión recibir alguna atención de su esposo, por pequeña que fuera, a pesar de que SeungMin no fuera un alfa demasiado cariñoso. Al omega no le gustaba pedirle demasiado, sin embargo, se sentía bien saber que su marido le quería.

Ambos se casaron cuando JeongIn cumplió los dieciocho años y terminó la secundaria. Había sido un matrimonio arreglado entre ambas familias, que pertenecían a la aristocracia del país. Una fortuna para JeongIn, que era omega, pues muchas personas veían a los omegas machos como una desgracia. Sus padres no estaban muy contentos con él en ese sentido, pero se encargaron de arreglarle un buen matrimonio que trajera beneficios a la familia.

Básicamente, los padres de SeungMin tenían una deuda de dinero con la familia de JeongIn. Sus papás decidieron perdonar dicha deuda, si él hijo de los Kim aceptaba a JeongIn como pareja. Ellos se conocieron en una cena, SeungMin le echó un vistazo y dio su veredicto.

―Está bien, no tengo problema en casarme contigo. ―comentó, tranquilo y sin una señal de asco.

SeungMin estaba saliendo de la universidad en ese momento, con veintitrés años. A JeongIn le gustó mucho el porte elegante que tenía, su piel pálida y el aroma a cítricos que soltaba. Estudió Derecho y pronto entraría a trabajar en la empresa de sus padres.

Así que ellos salieron por un mes antes de casarse e irse a vivir solos. JeongIn estaba muy asustado al inicio, sin embargo, SeungMin fue amable y paciente con él, y no le había tratado mal en ningún momento. Es decir, a veces discutían, pero nunca escaló a una pelea fuerte. JeongIn siempre solía retroceder con rapidez, fue criado para someterse y era algo que salía naturalmente en él. No le gustaban los conflictos, y menos si eran con un alfa. Peor aún, si eran con su marido.

Tal vez, si JeongIn tuviera que definir su vida, diría que era un poco aburrida. No pasaban demasiadas emociones en su vida. Solía quedarse en casa gran parte del día, limpiando, ordenando o lavando ropa, esperando a que SeungMin llegara. Cuando él alfa regresaba, tenía la cena lista, comían, e iban a tener sexo. Incluso el sexo podía ser un poco aburrido, al menos para JeongIn, que no lo disfrutaba particularmente. Al inicio sí, pero SeungMin fue dejándose cada vez más, y a veces follaban hasta que él alfa quedaba satisfecho. Podía haber noches en las que JeongIn no tenía ningún orgasmo, pero SeungMin acababa, y las cosas terminaban allí.

No es como si él omega se lo reprochara o exigiera. No le gustaba exigir cosas, reclamar y protestar ese tipo de atención. Temía mucho enfadar a SeungMin y que le abandonara. De alguna extraña forma, con el paso del tiempo, llegó a quererlo. Puede que incluso lo amara, no lo sabía bien, porque tampoco tenía con qué compararlo. Sin embargo, no sabía si era recíproco. Es decir, SeungMin le decía que le quería, pero no más que eso, y por lo mismo le daba miedo arruinarlo. Si él alfa lo dejaba, sus padres se enojarían con él, además de que no sabía trabajar en algo como para valerse por sí mismo, y estaba acostumbrado a esa vida que llevaba. Pudo haberle tocado peor, y no quería desestabilizar esa tranquilidad que ya había logrado.

Se limpió con profundidad, acariciando la marca en su cuello. Una vez estuvo listo, se vistió de forma relajada para la salida que tenía. Quedó en ir a desayunar a un salón de té con Felix. No estaba particularmente entusiasmado por eso, pero hacía mucho que no salía con su mejor amigo, y Felix ya se lo estaba reclamando.

Se vistió con un jean azul y un suéter blanco, encrespando sus pestañas y haciéndose un delineado ligero. No sabía para qué se esforzaba tanto, si a dónde fuera, escucharía los murmullos de otras personas.

Los Kim eran muy conocidos, demasiado para su propio gusto. Su boda fue un asunto casi público, con fotos en todos los periódicos e incluso con personas que no conocía de ninguna parte, pero eran famosos. Llegó a ir el popular rapero y compositor, Christopher Bang, que era amigo de SeungMin. Por eso mismo, cuando JeongIn se casó con él, muchos ojos voltearon a verlo. A cada lugar al que iba, solían reconocerlo y era cuando oía esos odiosos susurros.

Agarró su bolso, revisando que llevara la tarjeta de crédito que SeungMin le entregó, y salió de su casa. Él alfa compró esa gran casa como regalo de bodas, con cuatro habitaciones, para una gran familia. Para al menos tres cachorros, contabilizó JeongIn, y trató de respirar para no dar paso al pánico de saber que todavía no le daba ningún bebé a SeungMin.

Subió a su auto, que él alfa le regaló en su primer cumpleaños junto a él, y condujo hacia el salón de té en el que quedó con Felix. Quedaba en un lugar exclusivo de la ciudad, para gente de clase alta, con una enorme terraza que daba hacia un frondoso parque. Felix lo estaba esperando afuera, con su bonita barriga de cinco meses, y lo saludó con entusiasmo. JeongIn se esforzó en no mirarle el vientre, porque si no, sentiría celos. Felix llevaba sólo un año de casado y ya estaba en cinta.

―¡JeongIn-ah, hace mucho que no te veía! ―saludó él omega extranjero, feliz.

―Hola ―saludó, haciéndole un gesto para que entraran―. ¿Cómo lo llevas, Lixie?

―¡Genial! ―contestó Felix, sin dejar de sonreír―. Tendré gemelos, ¿Puedes creerlo?

JeongIn quería sentirse genuinamente contento por su mejor amigo, pero había una pizca de envidia en su interior.

―¿Lo viste? Es él omega de SeungMin. ―escuchó el primer murmullo, que venía de unas chicas omegas que le miraban de reojo.

―No sé qué le ve ―contestó la otra―, se ve tan ordinario, una lástima que SeungMin haya aceptado ese matrimonio. Pudo haber tenido a cualquiera...

―¿Y cómo van las cosas con JiSung? ―le preguntó a Felix, demasiado fuerte para su propio gusto, pero sentía los nervios haciendo mella en su interior. Agarró la carta para ver qué iba a ordenar.

―Todo va maravilloso ―dijo él omega, luciendo realmente alegre―. La próxima semana tomará unas vacaciones e iremos a Jeju por dos semanas, ¿Lo puedes creer? Hace mucho no teníamos un tiempo para los dos. ¿Y tú?

Se encogió de hombros, aunque se forzó a sonreír, sabiendo que muchas personas le estaban mirando allí, atentos para escuchar cualquier cosa.

―SeungMin sigue tan trabajador como siempre ―dijo, llamando a una camarera, y pidió un té verde junto a un trozo de tartaleta. Felix quiso un batido con donas―. Cuando se tome vacaciones, le diré que vayamos a Europa, tengo muchas ganas de conocerla.

―¿De verdad? ¡Qué bonito! ―contestó Felix, pero JeongIn pudo notar cierta preocupación en su mirada.

―Es obvio que SeungMin lo engaña ―habló un alfa a mesas de ellos―, míralo, no es hermoso.

―Me gustaría ser uno de los amantes de Kim. ―suspiró el omega que acompañaba al alfa.

Claro que no, SeungMin jamás lo engañaría. Eso era imposible, su esposo era un alfa hecho y derecho, no se atrevería a engañarlo así. Además, siempre parecía muy satisfecho en el sexo, siempre se corría en su culo y, a veces, le hacía bonitos arrumacos que le hacían feliz. JeongIn se ponía mucho más alegre cuando SeungMin era cariñoso con él.

No pudo evitarlo y comenzó a sentirse un poco mal, sin embargo, trató de no demostrarlo. No quería que Felix se diera cuenta de lo mucho que le afectaba.

―JeongIn, ¿Todo va bien? ―preguntó Felix.

Para su propia fortuna, en ese momento llegó la camarera a dejarles su desayuno. Felix parecía dispuesto a seguir preguntando, pero el celular de JeongIn sonó, y sonrió cuando se dio cuenta de que era SeungMin.

―¿Seung? ―contestó, más animado. SeungMin no solía llamarlo demasiado.

Nini, ¿Cómo va todo? ―saludó su marido al otro lado de la línea.

―Bien, estoy con Felix Hyung en un salón de té, luego pensaba volver a casa...

No, no regreses ―le cortó SeungMin―, ven a verme, ¿Sí? Vamos a almorzar juntos.

―¿De verdad? ―se sintió como un gran alivio para JeongIn―. Claro, ¡Pasaré directo a tu oficina!

Perfecto. Ya tengo que irme, In-ah.

―Sí, sí, no te preocupes. Te amo, Seung.

Nos vemos, bebé.

Finalizó la llamada, contento y feliz por la atención recibida. Felix parecía aliviado frente a él, por lo que se pusieron a desayunar entre conversaciones. Sin embargo, eso no quitó que siguiera escuchando los susurros a su alrededor.

―Pobrecito, mira él omega desastroso que es...

―No le ha dado ningún cachorro todavía, probablemente se divorcie de él en un año más...

―Seguro que Kim tiene otras omegas que si le han dado un cachorro...

Trató de ignorar todo lo que escuchaba, a pesar de que se volvía más y más duro cada vez. Cada vez que salía a comer, o tenía un evento, era como si esos murmullos lo persiguieran. Las personas tenían el sentido de susurrarlo suave, como para que él no escuchara, pero a JeongIn le llegaba fuerte y claro.

Una vez, en los primeros meses de casado, un alfa dijo en voz alta que él omega lucía como si lo hubiera sacado de la basura. SeungMin lo escuchó, se enfadó un montón y hubo una pelea, en la que ese alfa terminó por pedirle disculpas. Su pareja le dijo que, si le volvían a decir algo así, se lo dijera para solucionarlo, pero JeongIn no se atrevía a hacerlo. Como eran sólo murmullos, bien esas personas podían escudarse en que escuchó mal o no se referían a él.

Una hora después salieron del salón de té, yendo a un pequeño centro comercial para buscar ropa qué comprar.

―Estoy un poco preocupado ―le confesó JeongIn, mientras caminaban. Felix le miró―. No he quedado embarazado en estos años, ¿No habrá algo mal en mí?

―Bueno, cada pareja tiene su tiempo ―contestó él omega mayor―, no deberías estresarte, Innie. Mientras más le des vuelta, peor será para ti.

―Pero no quiero decepcionar a SeungMin.

―¿Por qué lo habrías de decepcionar? ―Felix parecía genuinamente sorprendido.

―Porque debo darle cachorros ―explicó JeongIn―. ¿Será que no tenemos suficiente sexo?

―Nini... ―Felix lo detuvo, otra vez preocupado―. Los hijos no lo son todo en un matrimonio, ¿Lo sabes? Y si SeungMin te ama, no le tomará importancia a eso.

‹‹El problema es que no sé si me ama››, pensó JeongIn, fingiendo que estaba de acuerdo con las palabras de Felix.

Al final, terminaron por entrar a varias tiendas para buscar ropa. Felix estaba muy entusiasmado por sus cachorros, así que compró mucha ropa para bebés. Dijo que serían un niño y una niña, por lo que también compró bastantes juguetes. JeongIn no pudo evitarlo, y compró también unas zapatillas pequeñas que le parecieron encantadoras. Tal vez, si quedaba preñado dentro de poco, podría usarlas para darle la sorpresa a SeungMin. Estaba seguro de que un cachorrito les haría muy bien a ellos, así que esperaba recibir una buena noticia pronto.

También compró ropa para él, a pesar de que no solía usar muchos conjuntos distintos, porque no salía demasiado de casa. Sin embargo, parecía una buena forma de distraerse y enfocar su atención en otra cosa.

―Vi a Kim salir el otro día con una omega preciosa ―escuchó, mientras estaba en el probador―, pobre chico, ¿Realmente creía tener una oportunidad con ese alfa?

JeongIn se los demostraría. Les demostraría que podía darle un bebé a SeungMin y tener la atención del alfa sólo en él.

Cerca de la una de la tarde, se despidió de Felix, que dijo que iría a visitar a su mamá. Él, en cambio, se dirigió hacia el edificio donde SeungMin trabajaba. Los Kim eran conocidos por ser dueños de una compañía de entretenimiento, enfocándose en actores y idols. SeungMin trabajaba como abogado para la empresa, pero era también un accionista, por lo que no debían preocuparse jamás por ingresos. Los padres de JeongIn, en cambio, eran altos ejecutivos de un banco. De allí surgió la deuda de los Kim con los Yang, pues mucho tiempo atrás, los Kim pasaron por un período financiero difícil y los Yang les ayudaron a mantenerse a flote.

Entró al enorme edificio de quince pisos, siendo reconocido enseguida por los guardias y las recepcionistas. Mientras se subía al ascensor, escuchó los susurros.

―Viste tan mal, ¿Seguro que es de clase alta?

―Me da lástima él señor Kim, obligado a casarse con ese omega que no le ha traído ninguna ventaja...

―Él señor Hwang era mejor opción para él...

Cerró sus ojos brevemente. Hwang HyunJin era un alto ejecutiva que trabajaba en la empresa, y según había escuchado, estuvo en la lista de posibles esposos para SeungMin. Además, era muy amigo de su alfa.

Una vez, a inicios del matrimonio, JeongIn demostró su inseguridad respecto a él. SeungMin le sonrió, amable, y le revolvió el cabello.

No te preocupes ―le dijo él alfa―, él es sólo un amigo, In-ah.

JeongIn le creyó. Ahora, no estaba muy seguro de eso, pero no lo iba a demostrar.

Se bajó en el piso catorce, donde SeungMin tenía su oficina. Mientras caminaba por el pasillo, se encontró con la madre de su alfa, que le hizo un gesto para llamar su atención.

―Hola, señora Kim ―saludó, haciendo una inclinación―. ¿Cómo ha estado?

―Deja las formalidades, JeongIn ―dijo ella, sosteniendo unas carpetas negras. La madre alfa de SeungMin era sorprendentemente baja, con el cabello corto y negro, piel pálida y un porte elegante―. Eres mi yerno, ¿Todavía no te acostumbras a que somos familia? Eres un Kim ahora.

Sonrió con disculpa, un poco avergonzado. Sabía que la madre de SeungMin no tenía malas intenciones, pues ella siempre se caracterizó por ser comprensiva con él. Sin embargo, siempre que hablaba lo hacía con fuerza, y sus palabras las escuchaba todo el mundo. De seguro la gente a su alrededor estaba pendiente de la conversación.

―Lo siento, seño... JiHyo. ―corrigió a último momento.

―Así me gusta más ―la mujer le miró con aprobación―. ¿Vienes a ver a SeungMin? Ha estado un poco estresado últimamente, le hará bien tu compañía. Estamos por debutar a un nuevo grupo y debe hacerse cargo de todos los trámites legales de...

Escuchó en atento silencio, a pesar de que por momentos se perdía en la conversación. JeongIn no entendía muy bien cómo funcionaba eso de los negocios, no fue educado para ello, pero no sería tan grosero como para ignorar lo que le decía su suegra.

―En fin, no te entretengo más ―suspiró JiHyo―. Ve con SeungMin. Oh, sí, ¿Todavía no hay un cachorro en camino?

JeongIn forzó una sonrisa en su rostro.

―Con SeungMin estamos trabajando en eso. ―le aseguró.

JiHyo asintió con aprobación.

―Un cachorro sería bueno en estos momentos, me gustaría ser abuela ya. ―comentó, antes de despedirse y seguir su camino.

―Te aseguro que es infértil, ¿Cómo puede pasar tanto tiempo y no quedar preñado? ―escuchó.

―O peor, ¿Y si no comparten lecho? ―unas risas burlonas resonaron―. Tal vez SeungMin no se acuesta con él, debe ser un poco desagradable follarlo.

Volvió a caminar con la cabeza en alto, fingiendo que no escuchaba todas esas horribles conversaciones que tenían acerca de él.

Cuando ya estaba llegando a la oficina de SeungMin, del interior de ésta salió MinHo, otro renombrado abogado de la empresa. Él alfa lo miró y le sonrió. JeongIn volvió a sonreír, pero con más relajo.

―¡Vaya, JeongIn! ―saludó, entusiasmado. MinHo lo abrazó y JeongIn inhaló el aroma alfa del hombre―. Ha pasado mucho tiempo, ¿No crees?

―Demasiado ―se rió, contento de ver otra vez una cara amigable―, lo siento, es que no me paso mucho por aquí.

―Deberías ―comentó MinHo―. Se te echa mucho de menos, y no me refiero sólo a SeungMin.

JeongIn sabía que MinHo coqueteaba con él, pero nunca sabía cómo reaccionar ante ello. Él no creía... Es decir, él tenía claro que jamás engañaría a SeungMin o algo así. Además, ¿MinHo no era como un amigo de SeungMin? Eran compañeros de trabajo, como mínimo. Y MinHo sabía que era omega de otro alfa. Sólo lo tomaba como si fuera una broma, nunca en serio, aunque a veces sí se preocupaba por eso.

Se preocupaba, especialmente, cuando una parte de él se sentía halagado por la atención recibida. MinHo le trataba muy bien, era comprensivo, le escuchaba y siempre le regalaba algo para su cumpleaños. A veces, era incluso más atento que el mismo SeungMin.

Pero eliminaba esas ideas de su mente antes de que agarraran más fuerza. JeongIn siempre le sería fiel a SeungMin, así como SeungMin lo era a él. No importaba cuántas habladurías escuchara, su alfa nunca le sería infiel.

―¿Cómo va todo? ―preguntó, ignorando el flirteo.

MinHo era un poco más alto que él, delgado y, aunque suene raro, de facciones Japonesas. Cuando sonreía, se veían unos bonitos hoyuelos en sus mejillas, que a veces JeongIn quería tocar. Era muy guapo.

―Un poco abrumado ―dijo él alfa―, hemos tenido mucho trabajo últimamente. No he tenido demasiado tiempo para mí y debo comprar un montón de cosas nuevas para el departamento al que me mudé.

―¿Necesitas ayuda? ―se ofreció JeongIn―. Si quieres, podría...

―Podríamos salir juntos un día ―habló MinHo, animado―. Debo buscar ropa nueva también y necesito para eso una segunda opinión.

―Cuando quieras. ―aceptó él omega.

―¡Por eso me gusta que vengas! ―MinHo lo abrazó por los hombros sorpresivamente, pero no se alejó―. Eres un chico tan atento, Innie, te mereces lo mejor...

―¿JeongIn?

Él menor se giró, viendo a SeungMin bajo el marco de la puerta con una mirada extraña. Sabiendo que debía ser una escena rara, con MinHo abrazándolo, dio un paso lejos de él. MinHo tenía una sonrisa educada en su rostro ahora.

―Seung ―dijo JeongIn, caminando hacia él alfa―, ya iba a ir a verte, lamento llegar un poco tarde.

―No pasa nada ―la calma volvió al rostro de SeungMin, agarrándole la mano a JeongIn―. Vamos, debo hacer un par de cosas antes de salir.

―Está bien ―se dejó llevar por su alfa, girándose hacia MinHo brevemente―. Nos vemos, MinHo Hyung.

Él otro alfa se despidió, y JeongIn cerró la puerta de la oficina. Era una habitación muy grande, con dos sofás largos, un librero que cubría toda una pared, la mesa y tres sillas. SeungMin tenía una planta que JeongIn le regaló dos años atrás para decorar ese lugar, además de unas fotografías de ellos dos en el escritorio: una de su boda, otra de ellos en la playa de Jeju y una tercera en su segundo aniversario de bodas. Tal vez podría llevarle una cuarta, para remarcar mejor su terreno.

―Acomódate ―comentó SeungMin, pero antes de que JeongIn se moviera hacia el sofá, tiró de él―. No, espera un poco. No he recibido un beso tuyo hoy.

JeongIn soltó una risita tonta, aunque le causó un poco de alegría eso. SeungMin, sorpresivamente, le agarró de las mejillas y le dio un beso fuerte, de esos que le daba cuando tenían sexo. Por lo normal, sólo era un pequeño piquito el que compartían, sin embargo, JeongIn prefería por mucho esos otros.

Se alejó con las mejillas coloradas. SeungMin se veía más satisfecho ahora.

―¿Cómo te fue con Felix? ―preguntó, volviendo a su mesa para ordenar unas cosas. JeongIn fue hacia el sofá más cercano.

―Está bien ―comentó él omega―, lleva muy bien su embarazo. Me ha dicho que irá con JiSung a Jeju la próxima semana ―tomó un poco de valentía para seguir hablando―. Nosotros podríamos hacer algo así para tus vacaciones.

―¿Mis vacaciones? ―SeungMin frunció el ceño ligeramente, sin voltearse a verlo―. Pensaba tomarlas en unos cinco meses más. Estoy con demasiado trabajo, Nini. ¿Y a dónde quieres ir?

―Europa ―habló, esperanzado―. Podríamos ir a Francia, a Alemania, Italia también sería bonito...

―¿Tantos países? ―SeungMin sacudió su cabeza en señal de reprobación―. No puedo estar lejos tanto tiempo, JeongIn, siempre tengo demasiado trabajo. Japón sería mejor.

Él omega asintió, deprimido, pero tratando de no demostrarlo. Que tonto fue, SeungMin tenía razón. Ya habían ido a Japón el año pasado, aunque tal vez podrían ir a otras ciudades. Por lo normal, él alfa se tomaba sólo una semana de vacaciones, cuando debería tener casi un mes completo para ellas. Además, al ser accionista, tenía más libertades personales, por lo que podía estar fuera más tiempo.

Pero JeongIn no le sacaría eso en cara, no quería discutir con él.

―Sí, no hay problema. ―contestó, suspirando.

Tal vez no lo disimuló muy bien, porque SeungMin se volteó a verlo. JeongIn estaba haciendo ese gesto con su boca, ese triángulo raro, en clara señal de desánimo.

―In-ah ―le llamó, y él chico se volteó a verlo. A veces, SeungMin olvidaba lo joven que era JeongIn―, en otra oportunidad podríamos hablar lo de Europa, ¿Bueno?

―Claro ―él omega sonrió, a pesar de que seguía un poco triste por dentro―, lo entiendo, Seung. No te preocupes, más adelante podríamos tener unas largas vacaciones.

JeongIn sabía que eso no ocurriría. SeungMin era un poco adicto al trabajo, y a veces, pensaba que, en una lista, él siempre iría en segundo lugar. Primero el trabajo, después el matrimonio. Se había acostumbrado a eso, aunque no quitaba que le provocara mucha tristeza. A veces, JeongIn soñaba con ser el primero de SeungMin, el primero en todo aspecto, y temía que eso arruinara lo que tenían.

Finalmente, después de veinte minutos, SeungMin terminó con todo lo que tenía pendiente. A JeongIn le llamó la atención que él alfa apagara por completo la computadora y cerrara los cajones de su escritorio con llave.

―¿No piensas volver más tarde? ―preguntó él omega, poniéndose de pie y yendo donde su esposo.

―No ―SeungMin le tomó la mano, caminando con él a su lado―, me tomaré la tarde. Te tengo un poco descuidado, ¿No es así?

Él omega le miró, algo sorprendido.

―Seung...

―Vamos a almorzar fuera y luego volvemos a casa ―SeungMin cerró con llave su oficina, antes de voltearse y agarrarlo por la barbilla―. Tal vez podríamos tener un momento para los dos, mamá hoy me ha preguntado por cachorros.

JeongIn hizo un puchero ligero.

―Lo siento ―se disculpó―, también quiero...

―Oye, no es necesario que pidas perdón ―SeungMin le sonrió―. Un bebé vendrá en el momento idóneo, ¿Está bien? Pero eso no quita que podamos disfrutar mientras. Me gusta estar contigo, In-ah.

JeongIn asintió con fuerza, contento al escucharlo decir eso. SeungMin no era muy afectuoso, pero cuando lo era, el omega siempre se sentía derretir y su corazón se volvía loco.

―Te amo. ―le dijo, dándole un beso ligero en la boca.

SeungMin le dio otro beso.

―Vamos, precioso.

JeongIn no dejaría que nadie, ni esos odiosos rumores, arruinaran lo que tenía con SeungMin. 

Los seungin están en un matrimonio por conveniencia y, básicamente, Nini tiene muchas inseguridades. La trama es sencilla y, tal vez, un poco -muy- cliché, por lo que no será un fic especialmente largo.

adaptación © Hobibuba

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