03
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El día de su aniversario, TaeHyun no esperó nada especial, pero eso no evitó que no doliera.
BeomGyu salió temprano ese día, murmurando sobre todo lo que debía hacer a lo largo de las horas. El Omega decidió levantarse con él para desayunar juntos, deseando en su interior que el Alfa le deseara un feliz aniversario, sin embargo, no pasó nada de eso. Por el contrario, BeomGyu comió en diez minutos, fue a lavarse los dientes y salió con un fugaz beso de despedida. TaeHyun volvió a la cama, bajoneado.
Decidió distraerse durante el resto del día ordenando la casa. Para tardar más de lo normal, acomodó las cosas del comedor de otra forma, girando el sofá, moviendo el mueble de la televisión, cambiando de lugar la alfombra. Al final, no le convenció para nada, y regresó todo a dónde estaba antes, pero al menos desperdició gran parte de la mañana en eso.
Pensó, entonces, que podría ir a almorzar con BeomGyu. Si preparaba algo y lo llevaba, podrían comer incluso en la oficina.
Sacó su móvil y decidió enviarle un mensaje.
Tae
Gyu
¿Estás muy ocupado?
Siempre enviaba mensajes, porque era mucho más rápido que llamarlo. Si estaba con demasiado trabajo, BeomGyu tenía su móvil en silencio y casi nunca atendía llamadas por lo mismo.
TaeHyun esperó con paciencia. Envió el mensaje a mediodía, así que decidió empezar a preparar la comida por si BeomGyu contestaba pronto.
A las dos ya tenía todo listo. Su esposo todavía no contestaba.
Gyu
Estoy corriendo.
¿Pasó algo?
TaeHyun recibió el mensaje a las cuatro de la tarde. A esas alturas, ya había comido y guardado el resto de la comida.
Tae
Nada importante, ya lo arreglé.
Avísame a qué hora llegas, para tenerte la cena.
Gyu
Lo siento, bebé, no llegaré a cenar.
Come y ve a la cama, no sé a qué hora llegaré.
TaeHyun contestó con un emoji sonriente, sin obtener respuesta. Miró el regalo envuelto sobre la mesa con desánimo, suspirando por su propia estupidez. ¿Realmente esperaba algo más?
Encendió la televisión y se puso a ver una serie, queriendo distraerse a pesar de que sus pensamientos estaban en otra parte.
Él sabía que, cada vez que estaban a punto de debutar un nuevo grupo, o algunos idols tenían un comeback, o debían gestionar los programas en los que participarían sus actores y actrices, el trabajo que tenía la empresa era el doble que un día normal. No era la primera vez que BeomGyu llegaba tan tarde a casa. Sin embargo, llevaba mucho tiempo con un horrible presentimiento de que su Alfa le evitaba y estaba con otras personas.
A diferencia de él, BeomGyu pasaba la mayor parte del día rodeado de mucha gente, por lo mismo, solía llegar con su aroma disperso y mezclado con otros olores. Cuando TaeHyun lo besaba o abrazaba, podía sentir con más fuerza un aroma a lavanda, característico de Omegas.
¿Le estaría engañando con alguien de la empresa o sería un Omega externo a ella? Probablemente lo último, si fuera con alguien de su lugar de trabajo, ya lo sabría. Muchos compañeros de BeomGyu eran unos chismosos. ¿Se acostaría con ese Omega? ¿O solo serían un par de besos? Qué aburrido sería si solo se besaran, TaeHyun apostaba por lo primero. Se acostaban y luego BeomGyu se duchaba para eliminar el aroma de él, aunque siempre quedaban restos. ¿Y qué tal si lo seguía un día? No, eso sería demasiado obsesivo y terminaría haciéndose mucho daño si lo veía frente a él.
Sacudió su cabeza con fuerza, espantado, y le subió el volumen a la televisión, como si de esa forma pudiera ahogar todos los pensamientos que seguían surgiendo en su imaginativa cabeza.
A pesar del mensaje de BeomGyu, decidió esperarle igual. Dejó su regalito sobre la mesa del comedor, se acostó en el sillón y siguió viendo películas. Quizás, si llegaba pasadas las nueve, podrían pedir algo para comer, eso estaría bien. No era la celebración del aniversario ideal, pero era mejor que nada.
Cuando dieron las once, se acurrucó en el sofá.
Cerca de la una de la mañana, BeomGyu abrió la puerta lo más silencioso que pudo, queriendo evitar hacer mucho ruido para no despertar a TaeHyun. Por dios, cómo odiaba esas reuniones con los accionistas y gran parte de personas importantes de la empresa. Siempre iniciaban en una oficina y terminaban en algún bar. Por mucho que quisiera escaparse, no podía simplemente marcharse, pues sería una gran falta de respeto con sus padres, que también solían ir. Incluso pensó en llamar a TaeHyun para que fuera, pero decidió que no lo molestaría tan tarde con sus tonterías.
Le llamó la atención ver la luz de la televisión encendida, y caminó hacia el cuarto de estar, viendo a TaeHyun durmiendo en el sofá con una manta encima. Sacudió su cabeza en señal de reprobación, aunque también con cariño, y fue a despertar a su esposo. Antes de inclinarse, sus ojos se quedaron congelados en el regalo sobre la mesita: una caja mediana envuelta en papel.
Frunció el ceño ligeramente, ¿para qué era eso?
Un pensamiento fugaz cruzó su cabeza: Huening Kai le dio ese regalo a TaeHyun.
¿Qué se creía ese idiota, cortejando a su Omega de esa forma? ¿Acaso creía que él no sabía que le estaba echando un ojo a TaeHyun? Tendría que hablar con el Alfa para decirle que detuviera ese jueguito, porque no le estaba haciendo ninguna gracia. TaeHyun ya tenía a BeomGyu, y él no estaba dispuesto a compartirlo con nadie.
Pero primero, hablaría con su esposo.
Se sentó frente a él, sacudiéndolo con suavidad. TaeHyun se removió entre quejidos.
— Tyun — masculló BeomGyu —, vamos, despierta, cariño — el Omega parpadeó, con sus ojitos hinchados por el sueño. Se veía muy adorable. — Venga, ¿qué te dije, TaeHyunnie? No debías esperarme.
— Hmm... ¿qué hora es, Gyu? — preguntó TaeHyun, con la voz ronca.
— La una y cuarto — respondió el Alfa. — Lamento haber llegado tan tarde, precioso, pero te prometo que la próxima semana no será así. ¿Qué tal si vamos a cenar a un lugar bonito el lunes?
TaeHyun asintió, pero BeomGyu reconoció la decepción en su mirada. Últimamente, esa expresión parecía estar más presente en TaeHyun que nunca, y el Alfa trataba de entender bien el por qué.
Es decir, él no encontraba que fuera el mejor marido del mundo. Era descuidado y olvidadizo, un poco frío, pero tampoco era el peor. Trataba de satisfacer lo más posible a TaeHyun, de hacerle feliz y de que nada le faltara. De alguna extraña forma, estaba muy encantado con ese bonito Omega frente a él, y cada vez que le sonreía, BeomGyu sentía a su Alfa saltar de la emoción. Tal vez BeomGyu debería ser un poco más atento. Bien, comenzaría a serlo de ahora en adelante.
Sin embargo, antes debía resolver el asunto de Huening Kai.
— TaeHyunnie — le dijo, llamando su atención. El Omega, que se enderezó, le miró con interrogación —, ¿quién te dio ese regalo?
Apuntó a la caja. TaeHyun la miró unos segundos antes de voltearse a él.
— Yo lo compré... — habló el chico. BeomGyu reconoció el dolor en su voz —, para ti.
El Alfa parpadeó, desconcertado. Agarró el paquete, observándolo y tratando de entender.
— ¿Para mí...? — preguntó. — Pero no es mi cumpleaños, bebé.
— No — concedió TaeHyun, quedándose unos segundos en silencio. El Omega bajó la vista —, es el de nuestro aniversario, Gyu.
BeomGyu sintió que se congelaba al escucharlo decir eso. Por su tono, por la forma temblorosa en la que habló, era fácil adivinar que TaeHyun estaba a punto de llorar. El Alfa quiso darse de cabezazos contra la mesa.
Su aniversario. Su cuarto año de casados. Mierda, ¿cómo lo pudo olvidar?
Ya le había prometido a TaeHyun que no lo volvería a olvidar, considerando que el año pasado también se le escapó. ¿Es que acaso podía ser más idiota? BeomGyu se merecía un premio al imbécil del año.
Hubo un instante en el que ninguno dijo algo. TaeHyun sorbió por su nariz.
— Por dios, lo siento, bebé — susurró BeomGyu, apenado. Ahora podía entender la decepción del Omega —, se me olvidó completamente. Lo siento mucho.
— Está bien — aceptó TaeHyun, sin mirarlo todavía.
La culpa aumentó al recordar a TaeHyun, dos días atrás, a punto de preguntarle sobre el viernes. De seguro, le iba a decir que fueran a comer para celebrar su aniversario, para recordárselo de una manera casual. Además, se levantó a desayunar con él ese día, con toda probabilidad para tener un momento entre ellos. Y los mensajes que le envió...
Se movió para tomarle la mano. TaeHyun apenas reaccionó.
— De verdad que lo lamento demasiado, TaeHyunnie — continuó BeomGyu, triste. Podía sentir el dolor a través del enlace —, ¿qué tal si mañana lo celebramos? Te llevaré a comer donde quieras y te compraré lo que me pidas, ¿sí? O también podemos quedarnos en casa, y te atenderé como el pequeño príncipe que eres. Dime lo que quieres hacer, y lo haremos.
TaeHyun no contestó enseguida y tampoco le miró a la cara.
— Quiero irme a dormir, Gyu — habló TaeHyun —, mañana lo veremos, ¿bueno? Estoy cansado y tú también debes estarlo.
BeomGyu quiso insistir, pero decidió que lo mejor era no presionar a su esposo. Debía estar muy afectado por lo que hizo, y no era para menos, lo comprendía totalmente. TaeHyun era un romántico de primera, siempre parecía muy contento cuando BeomGyu era atento con él. A veces, por todo el trabajo que tenía, solía olvidarlo y descuidarlo. TaeHyun jamás reclamaba, solo aceptaba todo con una sonrisa pequeña, y BeomGyu no se sentía merecedor de él.
— Bien, vamos a la cama — concedió BeomGyu, tratando de sonreírle.
TaeHyun se puso de pie y caminó hacia el cuarto matrimonial. BeomGyu apagó la televisión, suspirando por el agotamiento, antes de dirigirse también a la habitación. TaeHyun ya se había puesto el pijama y se estaba cubriendo con las frazadas en ese instante, dándole la espalda. BeomGyu no tardó en seguirlo.
Titubeante, lo abrazó por la espalda. TaeHyun no dijo algo, pero tampoco se volteó a acurrucarse contra él como habría hecho antes.
— Perdón, bebé — volvió a disculparse por tercera vez.
— No importa, Gyu — murmuró TaeHyun —, tienes mucho trabajo, ya lo sé — hizo una pequeña pausa. — Mejor dejemos de celebrarlo, para no molestarte más los próximos años.
— Hey, hey — BeomGyu sacudió su cabeza —, no volverá a pasar, ¿está bien? Me encargaré de que el próximo año tengas la celebración que te mereces, Tae.
— Sí, claro — aceptó el Omega, y el mayor sabía que no le creyó, pero no iba a insistir.
Cuando TaeHyun se quedó dormido, BeomGyu recordó que el año pasado le dijo exactamente lo mismo.
La culpa no lo dejó dormir.
A la mañana siguiente, decidió despertarse temprano a pesar de tener el día libre, y prepararle un desayuno a TaeHyun para llevárselo a la cama.
El Omega, a su lado, estaba durmiendo profundamente, acurrucado en una bolita. BeomGyu se sintió mucho peor al recordar lo ocurrido, porque su esposo no se merecía ese trato, la forma en que solía olvidarse de algunos detalles. Sería un mejor marido de ahora en adelante, eso ya lo tenía decidido.
En la cocina, calentó el agua en el hervidor y buscó la bandeja que solían usar para esas ocasiones. Sirvió jugo de fresa, el favorito de TaeHyun, y calentó unas tostadas. Preparó huevo revuelto y acomodó dos muffins que el Omega había comprado el día anterior. A su TaeHyunnie le preparó un té, mientras que él se hizo un café, pensando en dónde salir con su esposo ese día para recompensarle su actitud.
El zoológico podría ser, o quizás el acuario. A veces, TaeHyun era como un niño pequeño que se sorprendía con ese tipo de paseos y los disfrutaba plenamente. La playa también sería una buena opción, podrían irse en ese momento y regresar el domingo, arrendando una cabaña para los dos.
Cuando dejó el hervidor en su lugar, su móvil sonó. Era su mamá.
— ¿Mamá? — contestó.
— Necesito que vengas — dijo ella a modo de saludo. BeomGyu cerró sus ojos —, tenemos un escándalo. Una persona está denunciando a una idol por beber y fumar siendo menor de edad.
— No puedo, mamá — contestó BeomGyu —, hoy tengo planes con TaeHyun. Dile a Huening Kai o a SooBin, ellos pueden...
— Te necesito a ti — replicó ella —, a los tres para resolver esto. Ellos ya vienen. TaeHyun lo entenderá, pueden hacer esos planes otro día.
BeomGyu vaciló un momento, sin saber qué hacer exactamente. Sabía que TaeHyun no le diría nada si le decía que debía marcharse, no era la primera vez que tenía que trabajar un día sábado por alguna emergencia. Su esposo aceptaría sus palabras en silencio, sin reclamar, y con una mirada de pena.
Frotó el puente de su nariz.
— Lo siento, pero no puedo — dijo, firme. Su madre comenzó a reclamar. — Hace mucho no me tomó unos días para mí, y con Tae vamos a hacer algo especial hoy. El lunes podré ayudarlos a solucionar esto, pero ahora no.
Le cortó la llamada para no escuchar sus réplicas. BeomGyu guardó el celular en el bolsillo de su bata después de dejarlo en silencio, y agarró la bandeja con sus manos, llevándola al cuarto.
TaeHyun seguía durmiendo.
Dejó la bandeja sobre el velador, subiéndose a la cama y moviendo a su Omega con suavidad. El muchacho se quejó en voz baja.
— Precioso — le dijo, viéndolo abrir sus ojos. El Omega lo miró, un poco perdido —, vamos, ya has dormido mucho, ¿no lo crees?
— ¿Si? — TaeHyun bostezó, viendo la hora. — Son las nueve y media, Gyu...
— Sí, y tenemos muchas cosas que hacer hoy. A comer — TaeHyun se enderezó, enmudecido al observar a BeomGyu acomodando la bandeja en la cama. — ¿Qué tal si vamos a la playa?
— ¿A la playa? — repitió el Omega.
— Hoy y mañana — BeomGyu creía que TaeHyun se veía demasiado adorable con ese aspecto desorientado. — Suena como un buen plan, ¿no?
— Pero... — el chico lo observó —, ¿no tienes que trabajar, BeomGyu?
— No, hoy no — BeomGyu le agarró las mejillas, apretándoselas, y le dio un beso. — Este fin de semana te trataré como mi pequeño príncipe, así que cualquier cosa que me pidas, lo haré.
— ¿De verdad? — la penita pareció desaparecer del rostro de TaeHyun, viéndose tan ilusionado y feliz. — Tú... ¿Lo prometes?
— Por supuesto — le dio otro beso. — TaeHyunnie, sobre lo de ayer... Perdóname, de verdad. No fue mi intención dañarte de esa forma, ¿lo sabes? Eres muy importante para mí y no me perdonaría el herirte por mi estupidez.
— Yo también tuve que habértelo dicho — habló TaeHyun —, quería hacerlo, pero...
— No es tu culpa — BeomGyu le dio un tercer beso —, fue mi error. He estado con demasiado trabajo y eso hace que pierda la noción del tiempo. No va a volver a ocurrir, jamás, te lo prometo — le pellizcó la nariz. — Ahora, ¿qué tal si comemos? Luego nos arreglamos y vamos a la playa.
TaeHyun no podía evitar sentirse emocionado con esa invitación, a pesar de que todavía se sentía un poco herido por lo ocurrido. Recordar lo mucho que esperó ese día para poder hacer algo con BeomGyu, y que al final su marido lo olvidara, le hizo sentir muy decepcionado. Sin embargo, agradecía también que, al menos, el Alfa estuviera haciendo un esfuerzo para solucionarlo.
Se acurrucó contra BeomGyu, que sonrió con relajo al verlo más feliz. Comieron con calma y TaeHyun le preguntó cómo le había ido el día anterior. El Alfa le habló sobre todo el trabajo realizado, pero no mencionó que su madre lo llamó para pedirle que fuera a trabajar. Sabía que TaeHyun se sentiría culpable y le diría que podían dejar esa salida para otro día.
Media hora después, se dieron una ducha rápida para guardar sus cosas. TaeHyun no recordaba la última vez que salió con BeomGyu un fin de semana, por lo que estaba demasiado emocionado de pasar tiempo con su Alfa.
BeomGyu le dijo que irían a la playa Muuido, donde se quedarían en una cabaña que reservó mientras el Omega se bañaba. El Alfa cargó el vehículo, con TaeHyun ordenando su bolso con útiles personales, cuando su celular sonó. Era la mamá de BeomGyu.
— HyoRin, hola — saludó, un poco sorprendido de que le estuviera llamando.
— Hola, TaeHyun — dijo ella, y sonaba agitada. — ¿Está mi hijo por ahí?
— Está fuera, ¿quiere que se lo pase? Tal vez dejó su celular olvidado y por eso no contesta...
— No me lo pases, me va a ignorar como está haciendo — la mujer se escuchaba irritada y muy molesta. — Tal vez tú puedas convencerlo, lo necesito en la empresa ahora, estoy con un escándalo y BeomGyu debe venir.
— Ah...
— Le dije que viniera, pero contestó que tiene planes contigo — HyoRin soltó un bufido. — ¿Desde cuándo esos planes son más importantes que el trabajo? Pueden salir otro día, cuando se tome sus vacaciones, pero dile que venga, convéncelo para que esté aquí en media hora, ¿lo puedes hacer?
TaeHyun mordió su labio inferior, sintiendo la tristeza en su corazón. De alguna forma, se sentía muy responsable por todo lo que estaba ocurriendo, y también de satisfacer lo más posible a las personas que lo rodeaban. Una vez se casó con BeomGyu, le debía respeto también a la familia Choi, especialmente a su Alfa. La mamá de BeomGyu fue muy comprensiva y lo recibió sin una mirada de desprecio, ¿no debería responderle igual?
— Trataré de hacerlo — respondió.
— ¡Me alegro, me alegro! Gracias, TaeHyun. Espero que te vaya bien, nos vemos.
La mujer cortó sin esperar una respuesta. El muchacho bajó su móvil, observando el bolsito que estaba ordenando.
Dos minutos después, BeomGyu apareció.
— ¿Estás listo? — preguntó el Alfa.
TaeHyun lo miró.
— Tu mamá me llamó — pudo observar cómo el ceño de su marido se fruncía enseguida. — Me dijo...
— No sigas — le interrumpió BeomGyu, enojado. — ¿Qué te dijo? ¿Qué me convencieras para ir a trabajar? Que se vaya al diablo.
— ¡BeomGyu! — se escandalizó TaeHyun. — Es importante, ¿por qué no me lo dijiste? Yo podría...
— ¿Qué, decirme que esto no importa y que fuera? — volvió a interrumpirle, viéndose más enfadado. — Por dios, ¿puedes priorizarte un momento, TaeHyun?
El Omega permaneció en silencio, bajando la vista. No era justo que BeomGyu le estuviera atacando de esa forma, no cuando quién inició eso fue él al olvidar su aniversario. Nada de eso estaría pasando si BeomGyu no fuera un idiota.
Cortó ese hilo de pensamientos, ¿cómo se le ocurría? ¡Era su Alfa!
— Gyu — habló, tratando de sonar razonable —, ¿y si vas a trabajar y cuando salgas, vamos a la playa? No me importaría...
— ¿No te importaría esperar? — BeomGyu sacudió su cabeza. — ¿Aun si salgo a las siete, a las nueve, a las once? ¿Igual querrías ir? TaeHyun, vamos — suavizó su tono —, tú no quieres que yo vaya y yo no quiero ir, ¿para qué nos complicamos? Mi mamá no tiene por qué meterse en medio de nosotros, este matrimonio es solo de los dos — el Alfa se acercó y lo agarró de los hombros. — Solo nosotros dos decidimos qué hacer, no el resto, ¿está bien?
— Pero... — TaeHyun no sabía por qué se ponía tan terco con ese tema, insistía cuando sabía que BeomGyu tenía razón —, si tu mamá...
— Mi mamá no hará nada contra mí ni contra ti — insistió BeomGyu —, y si lo hace, yo me haré cargo de eso. TaeHyunnie, por favor...
TaeHyun tomó aire, luchando contra sus propios sentimientos, y entendió de dónde venía esa resistencia: fue criado para complacer y satisfacer, para tratar de contentar a todo el mundo. El Omega tenía ese complejo de que él estaba para servir como intermediario, y recibir todos los golpes necesarios para que las cosas fueran bien.
Se puso a sollozar.
— Está bien, está bien — aceptó, y BeomGyu relajó su expresión —, vamos, ¿bien? Vamos ya, Gyu...
— Sí, mi bebé — concedió BeomGyu, agarrándolo de las mejillas. — Oye, no te pongas triste, ¿bueno? Tú no tienes la culpa de nada, y hablaré con mi madre para que no vuelva a meterte en un embrollo como este. Sé que te es difícil decir que no, Tae, pero a veces tienes que hacerlo.
— Bueno — sorbió por su nariz, abrazándolo. — Te quiero.
BeomGyu le besó la mejilla.
— También te quiero, Tyun.
Se aferró al Alfa como pudo, sin dejar de sollozar.
Por un par de semanas, los pensamientos invasivos y tóxicos que TaeHyun tuvo parecieron esfumarse de su cabeza.
BeomGyu estuvo más atento a él los primeros días, y de seguro todavía se sentía muy culpable por lo que hizo, así que también estaba más cariñoso y dulce con él. El Omega no se quejaría de todas esas atenciones recibidas, por el contrario, se sentía muy feliz de ser mimado de esa forma.
Fue así las primeras semanas. Después vino el debut del nuevo grupo de la empresa, nuevos negocios, nuevas cosas que hacer... BeomGyu volvió a sus horarios extendidos, a trabajar horas extras, a llegar tarde a casa.
TaeHyun tenía claro que sería así, porque conocía a BeomGyu y su adicción al trabajo. Estaba acostumbrado a estar en segundo lugar y se había cansado de luchar contra eso.
La mañana del tres de diciembre, luego de que BeomGyu se hubiera marchado, despertó con náuseas y un fuerte calambre en su estómago. Terminó por ir al baño, arrodillarse ante el inodoro y vomitar hasta que se cansó, sin muchas ganas de comer por lo recién ocurrido.
De todas formas, quedó en juntarse con ChaeRyeong después del almuerzo, así que volvió a la cama para dormir un poco. Últimamente estaba más adolorido de lo normal, a pesar de no hacer mucho.
Despertó otra vez cerca del mediodía, con un fuerte dolor de cabeza. TaeHyun pensó que, con toda probabilidad, iba a enfermarse pronto. El invierno llegaría en menos de un mes, sin embargo, ya estaba haciendo mucho frío en Seúl. Tal vez podría comprarse ropa nueva para la época.
Se preparó una sopa de pollo para que no le cayera mal, y se sintió un poco más repuesto en ese momento. Se lavó los dientes y no tardó en salir, sin muchas ganas de regresar a casa temprano, pues BeomGyu ya le había avisado que llegaría tarde ese día.
Se juntó con ChaeRyeong, que notó enseguida que no venía con buena cara. TaeHyun la saludó, teniendo cuidado de no tocarle su vientre de siete meses. Había insistido en ir a verla a su casa, pero ChaeRyeong alegó que estaba harta de estar encerrada y que quería salir. RyuJin le hizo prometer que iba a cuidarla.
— Tienes cara de zombie — comentó ChaeRyeong. — ¿No estás enfermo, Tae?
— No, no te preocupes — suspiró TaeHyun —, es solo que anoche no dormí muy bien. ¿Ya tienen fecha para el parto?
— ¡Todavía no! — se quejó la Omega menor. — Estoy un poco harta de esto, nadie dijo que traer bebés sería tan difícil, si lo hubiera sabido, no habría dejado que RyuJin me toque...
TaeHyun escuchó a su amiga quejarse y maldecir a su esposa, sintiéndose deprimido por la situación. Pronto acabaría el año y no parecía que fuera a quedar preñado, ¿tendría una mejor oportunidad el próximo año? Esperaba que sí, no sabía cuánto aguantaría BeomGyu con un Omega que no quedara embarazado.
— ¿Lo has visto? El Omega de Choi está más gordo que nunca — escuchó decir cuando entraron a una tienda de ropa.
— Estuvo en una cena con su marido hace unos días y los altos mandos de la empresa, y era tan incómodo de ver...
— ¿A qué sí? No habló mucho y lo poco que decía era taaaaaaaan aburrido...
Olvidó lo que era oír todos esos susurros, pues cuando salía con BeomGyu, la gente no decía esas cosas por si el Alfa los escuchaba. Por otro lado, el tema del amante volvió a estar en discusión.
TaeHyun pensaba que BeomGyu sí le engañaba. Tal vez, esa amante que tenía era una Omega que mantenía lejos del ojo público y con quien no iba a casarse. Después de todo, BeomGyu estaba pagando la deuda de sus padres al tener a TaeHyun como marido, y si le pedía el divorcio o marcaba a otro Omega, estaría faltando a la promesa que hizo. Pero eso no quitaba que no estuviera revolcándose con otras personas, con otros Omegas. Con toda probabilidad, buscaba tenerlo contento cada cierto tiempo para desviar su atención, y después volvía a sus andanzas.
Mordió su labio inferior.
Buscó distraerse con nuevas compras para el invierno, oyendo a ChaeRyeong quejarse de que ya nada le quedaba bien.
— De todas formas, hace mucho no cenamos en pareja — habló su amiga, llamando su atención —, ¿no deberíamos tener una? También no veo a BeomGyu hace meses.
— Hablaré con él — contestó TaeHyun —, tú sabes que trabaja mucho y no tiene demasiado tiempo.
— Pero ¿te presta atención? — la Omega lucía un poco escéptica.
El Omega fingió mirar el horrible suéter de color rojo y amarillo frente a él para así no observar a ChaeRyeong, que parecía impaciente por una respuesta.
— Claro que sí — dijo el mayor —, hace unas semanas fuimos a la playa de aniversario.
— Ah.
TaeHyun ahora sí fijó sus ojos en ChaeRyeong. Su amiga no parecía muy feliz por lo que estaba escuchando.
— ¿Hay algún problema? — preguntó, y su voz salió algo molesta.
— Claro que no, me alegro por ti — contestó ChaeRyeong, encogiéndose de hombros —, solo que nunca me has parecido realmente satisfecho al lado de BeomGyu.
Hubo un tenso silencio entre ellos. TaeHyun dejó el feo suéter en su lugar, con más brusquedad de la que hubiera querido, y se volteó completamente a mirar a ChaeRyeong. Sin embargo, la Omega frente a él parecía más interesada en seguir buscando ropa.
— ¿De qué hablas? — dijo, enfadado.
ChaeRyeong le miró con lástima.
— TaeHyun, no es necesario que te pongas así — dijo la Omega —, lo que estoy diciendo es que... No deberías contentarte con un matrimonio arreglado, ¿está bien? Estoy segura de que serías más feliz con la persona que amas.
Sintió más enojo en su interior por lo que estaba escuchando, sin poder creerlo un poco. ¿Por qué ChaeRyeong le decía esas cosas de repente? ¡ChaeRyeong estuvo en primera fila en su boda, le dijo que BeomGyu parecía un buen partido y le deseó toda la felicidad del mundo! Además, no es como si él hubiera tenido opción, sus padres arreglaron todo para darle un buen matrimonio que trajera beneficios.
¡Y no era solo eso! ¡TaeHyun amaba mucho a BeomGyu, a pesar de que no fuera correspondido!
— Soy feliz con BeomGyu — dijo entre dientes. — No deberías decir esas cosas, ChaeRyeong, podrían oírte y eso...
— ¡Eso te metería en problemas! — saltó ChaeRyeong, mirando a su alrededor. — ¡A eso me refiero, TaeHyun! Siempre estás más pendiente de mostrar un matrimonio estable que de ser realmente feliz. ¿Y sabes por qué te esfuerzas tanto en eso? ¡Porque tienes problemas con BeomGyu!
TaeHyun estaba seguro de que, si ChaeRyeong no hubiera estado preñada, le habría dado un golpe en la cara. Ahora, miró a su alrededor para asegurarse de que no hubiera personas a su alrededor que escucharan todo lo que su amiga soltaba.
— No sabes de qué hablas — acusó TaeHyun, tan enojado —, ¡no sabes qué dices! Para ti todo es color rosa porque eres una Omega hembra, tienes una Alfa que te adora, estás preñada, no debes aparentar ser más de lo que eres, ¡todo es sencillo para ti! ¿Sabes qué, ChaeRyeong? ¡Vete al diablo! ¡No, mejor vete a la mierda!
Antes de que la menor pudiera replicarle, se volteó y salió de la tienda a paso apresurado, tratando de no mirar a nadie a la cara, porque si no vería la burla. Casi podía adivinar lo que debían estar pensando.
"Que Omega tan gritón y desastroso, ¿cómo puede ser de la aristocracia?"
"Se entiende por qué BeomGyu tiene amantes, solo mírenlo."
Salió del lugar para buscar su auto, forzándose en no romper a llorar por la situación. Sin embargo, no llegó muy lejos, porque escuchó a alguien llamándolo.
— ¡TaeHyun!
Se volteó, viendo a Kai llegar corriendo hacia él. El Omega no quería hablar con nadie, pero sería de muy mala educación no saludarlo, así que lo esperó y trató de relajar sus facciones.
—Hola — saludó, un poco mustio. — Lo siento, no te escuché...
— Tranquilo, no te preocupes — el Alfa le sonrió con encanto. — Hace mucho no nos veíamos, BeomGyu te mantuvo un poco ocupado, ¿no?
Trató de sonreír, pero no sabía si lo logró bien. Kai ahora le veía con un poco de preocupación.
— Lo siento — se disculpó el Omega, a pesar de que no sabía por qué pedía perdón —, he tenido un día largo y me pillaste desprevenido.
— Está bien — contestó Kai.
TaeHyun titubeó un momento.
— ¿Hoy saliste temprano? Por lo normal, BeomGyu sale como a las seis — habló.
— Trabajamos hasta las cinco — respondió Kai, luciendo como si no supiera si continuar sus palabras.— Es decir, BeomGyu siempre hace horas extras. Como es accionista y abogado, siempre tiene más tareas.
— Sí, lo sé — suspiró TaeHyun. Habló antes de acobardarse. — ¿No quieres ir a tomar un café conmigo a mi casa?
El rostro de Kai se iluminó. TaeHyun no sabía por qué lo invitó, considerando que estaba casado. Pero... no harían nada malo. Él solo le estaba invitando como amigo, nada más, porque estaba muy enfadado con ChaeRyeong todavía, y si se quedaba solo, lo que le dijo la menor se repetiría en su cabeza una y otra vez y otra vez.
Él era feliz. Es decir, no completamente feliz, pero tenía buenos momentos, y eso era mejor que nada. Eso era mejor a que le hubiera tocado un marido abusador, que lo golpeara y lo violara. BeomGyu jamás le presionaba a esas cosas. Tenía sus falencias, sin embargo, eso no lo hacía malo. Era mucho más feliz de lo que fue cuando era joven. TaeHyun no quería mucho de él, solo quería cariño y comprensión. Él ya amaba a BeomGyu así, a pesar de sus errores.
— Claro — dijo Kai, siguiéndolo. — ¿Cómo ha ido todo, TaeHyunnie?
— Lo normal — habló, desesperado por concentrarse en otra cosa —, hay buenos y malos días. BeomGyu ha estado mucho más atento, pero ahora debe concentrarse en el trabajo, lo he distraído mucho.
Siempre justificando, siempre defendiendo. TaeHyun no quería que vieran los errores de BeomGyu y se lo dijeran, porque eso le lastimaba. Él ya conocía esos errores y no quería que otros se lo dijeran.
— BeomGyu siempre ha sido muy trabajólico — comentó Kai. — ¿No ha dicho nada de tomarse vacaciones?
Encendió el auto. Su teléfono sonó en señal de un mensaje, y le echó un vistazo rápido. Era ChaeRyeong pidiéndole perdón y poniendo un emoji triste. TaeHyun no contestó.
— Por ahora no — contestó —, puede que para la primavera lo haga. Con esto del escándalo y del nuevo grupo ha estado muy ocupado.
— Me imagino — dijo el Alfa —, de todas formas, también quería preguntártelo. Me tomaré unas vacaciones en enero y pensaba ir a Latinoamérica. Si gustas, puedes acompañarme.
— ¿Ah? — TaeHyun parpadeó, sorprendido por el ofrecimiento. — Hyuka, qué estás diciendo...
— Una propuesta — le interrumpió el Alfa con amabilidad —, debes estar muy estresado. O si quieres, puedo volver a recorrer Europa si quieres ir allí.
— Hyuka, no — barboteó el Omega —, tú sabes... Tengo a BeomGyu. Él es mi marido.
El más alto frunció el ceño ligeramente. TaeHyun se concentró en el camino.
— No te estoy pidiendo matrimonio, Tae — razonó Kai —, solo estoy diciendo... Si quieres viajar, podemos hacerlo, siempre como amigos. Jamás me propasaria con eso, TaeHyunnie.
El menor asintió, rígido con la cabeza y sin saber qué decir exactamente, porque le agarró con la guardia baja. Incapaz de contestarle algo, el resto del viaje fue hecho en silencio, hasta que llegaron a casa y TaeHyun lo invitó a pasar. Kai pareció retomar la conversación que dejaron a medias.
— TaeHyun, mira, siéntate — le dijo el Alfa. El Omega se puso a calentar agua antes de entrar a la sala de estar, sentándose en el sofá al lado de Kai. Le agarró la mano al chico, que lucía tímido y cohibido. — No es secreto que me gustas, ¿cierto? Los dos lo sabemos bien.
— Huening Kai... — murmuró TaeHyun.
— No te asustes, ¿bien? — suplicó el Alfa. — Me gustas mucho, desde que apareciste en la empresa por primera vez fue que me atrajiste. No sabes la decepción que sentí cuando me enteré de que eras el esposo de BeomGyu. No podía creer como un Omega tan precioso y sonriente podría ser marido de ese amargado y desganado hombre.
No pudo evitarlo, y las palabras de Kai le sacaron una carcajada. Enseguida, la culpa lo golpeó y cubrió su boca con su mano libre, pero el Alfa no parecía molesto por sus risas. TaeHyun jamás pensó que escucharía esas palabras de otra persona, y peor, que él lo apoyara un poco en el fondo.
— Pero estoy bien si somos amigos — continuó Kai —, así como también me pondría muy contento que me correspondieras. TaeHyun — la mirada del Alfa se intensificó. — Si tú me lo pides, puedo ser tuyo de cualquier forma. Si tú me pides que nos escapemos, que huyamos a otro país y hagamos una nueva vida, yo lo haría. Incluso, si quieres pedirle el divorcio a BeomGyu y necesitas un abogado, yo puedo serlo. Haría cualquier cosa por ti para hacerte feliz.
Esas palabras lo golpearon y quitaron el aire. TaeHyun no podía creer lo que estaba escuchando, y menos lo que significaba. Jamás creyó que podría escuchar algo así viniendo de un Alfa que no era su marido. Esa devoción con la que Kai hablaba le hizo sentir mareado, porque, además, era lo que tanto quería de su esposo. Ese amor y esa devoción y esa pasión por el otro. TaeHyun trataba de no mostrarlo, pero él haría lo que BeomGyu le pidiera, y quería tanto que fuera algo recíproco, que le hacía sentir mal también.
— No digas eso — susurró TaeHyun —, porque mi corazón le pertenece a BeomGyu, Kai. A pesar de... a pesar de que él tenga sus defectos y a veces me haga daño, le sigue perteneciendo. Sé que es malo que piense así, pero no me importa.
— Está bien, TaeHyunnie — comprendió Kai, sin lucir herido o afectado —, pero solo quiero que sepas eso. Si te cansas en algún momento, si sientes que no puedes más, si te das cuenta de que es mejor separarte, estaré aquí para ti. Ya sea como amigo o como potencial Alfa.
TaeHyun quería llorar y asintió con la cabeza con fuerza. Se puso de pie, pero antes de ir a servirles algo, abrazó a Kai.
— Lo siento — le susurró.
— No te preocupes — consoló el Alfa —, haz lo que creas correcto para ti.
Volvió a asentir.
Para su propia fortuna, Kai desvió la conversación enseguida a otras cosas de las que hablarle, contándole que se compró un perrito pequeño y tenía plantas que cuidaba con amor. El Alfa tenía una facilidad para distraerlo, y TaeHyun se encontró disfrutando esa compañía, no en un modo amoroso, sino fraternal o amistoso.
Se puso a cocinar, con Kai metido en la cocina y siguiendo su conversación acerca de su tendencia a romper ciertas cosas. Se encontró riendo de lo que le contaba e incluso lanzándole algunas bromas, y TaeHyun se sentía bien saliéndose un momento de la rutina. Era muy cómodo para él, así que, sin poder evitarlo, lo invitó a cenar. Kai lo declinó amablemente.
Mientras se estaba arreglando para marcharse, la puerta de entrada fue abierta y BeomGyu apareció. Su esposo se les quedó mirando con una expresión de sorpresa.
— ¿Huening Kai? — preguntó, mirando al Alfa.
— Hola, BeomGyu — saludó el más alto con una sonrisa educada —, ya me estaba yendo, pensé que llegarías más tarde.
TaeHyun no tuvo que pensarlo de otra forma, pero ¿eso se sintió como una pulla?
La mirada de BeomGyu se ensombreció.
— ¿Está lista la cena? — masculló entre dientes.
— Sí, Gyu — TaeHyun rascó su nuca.
— Bueno, me marcho — dijo Kai, yendo a la salida. — Fue un gusto verte, TaeHyun. Nos vemos mañana, BeomGyu.
— Gracias por venir, Hyuka — se despidió TaeHyun, acompañándolo a la puerta. BeomGyu no dijo algo hasta que la puerta se cerró y el Omega se volteó.
— ¿Qué estaba haciendo ese idiota aquí? — preguntó el Alfa.
— ¡BeomGyu! — exclamó TaeHyun, atónito. — No lo trates así, es tu amigo...
— ¿Amigo? Por favor — BeomGyu tenía una mirada despectiva. — Un amigo no coquetearía con mi Omega. TaeHyun, ¿eres consciente de que Huening Kai te coquetea y te mira de esa forma?
El menor decidió mentir, porque sabía que BeomGyu se molestaría mucho más si le decía que lo sabía, o peor, si le confesaba lo que le ofreció Kai.
— BeomGyu, no tienes que ponerte celoso — suspiró TaeHyun —, yo jamás te engañaría. Hyuka es solo un buen amigo.
— No lo quiero cerca de ti — replicó BeomGyu.
TaeHyun no dijo algo respecto a sus palabras, pasando a su lado para servir la comida. El Alfa murmuró unas maldiciones más, yendo a cambiarse de ropa antes de volver para cenar, así que no tardaron en sentarse a comer. Le preguntó cómo le había ido en el trabajo y la plática se centró en eso.
— Mañana volveré a llegar tarde — habló BeomGyu, mientras acababan de comer.
— Me lo imaginé — comentó TaeHyun.
— Espera, ¿eso suena como un reclamo? — preguntó el Alfa, mirándolo con el ceño levemente fruncido.
— No — el Omega sacó un poco de ensalada y se encogió de hombros —, eres adicto al trabajo, BeomGyu, ya me acostumbré a que llegues tarde.
— Tú sabes...
— Que tienes un deber que cumplir, sí — completo TaeHyun —, ya lo sé, BeomGyu. Es solo que... — le miró de reojo —, cuando tengamos un cachorro, ¿será igual? ¿Llegarás tarde y apenas lo verás, BeomGyu?
— Si es que puedes tener un cachorro — corrigió BeomGyu, fastidiado, y TaeHyun parpadeó.
Pudo notar enseguida que su marido se arrepintió de decir eso, pero ya estaba dicho. Ya lo soltó. Ya le hizo saber que creía que el Omega no podía darle hijos, y sonaba claramente a una acusación.
— TaeHyun... — comenzó a decir el Alfa.
— Ya, no importa — TaeHyun sacudió su cabeza —, seguro que no querías decirlo. El problema es que los dos sabemos que sí querías decirlo.
Silencio tenso instalado entre ellos. TaeHyun quería echarse a llorar, pero lo volvió a aguantar. No sabía cuántas veces llevaba aguantando las lágrimas últimamente, sin embargo, en algún momento iba a explotar por completo. Lo único que esperaba era que no fuera delante de BeomGyu, porque eso le haría sentir muy mal.
— No estás haciendo las cosas fáciles, Tae — suspiró BeomGyu —, ¿qué quieres que haga? ¿Qué renuncie? ¿Qué ignore mis deberes?
— Tienes un deber conmigo igual — murmuró TaeHyun —, pero nunca lo recuerdas. Solo... ¿te hago feliz? ¿Me necesitas? ¿Me amas? ¿O solo estás conmigo por la deuda de tus padres…? — parpadeó una vez más para espantar las lágrimas. — ¿Tienes algún amante, BeomGyu?
Eso lo hizo enfurecer, lo supo de inmediato. BeomGyu se puso de pie, con el rostro rojo por la ira, sin embargo, permaneció en su lugar.
— No puedo creer que me estés preguntando eso — le escupió el Alfa, antes de girarse y marcharse de allí.
Se quedó solo unos minutos en silencio, sin saber qué hacer exactamente, hasta que decidió recoger los platos. Sin embargo, cuando hizo el amago de levantarlos, su estómago dio una voltereta y tuvo que correr al baño a vomitar.
Una semana después, sentado en la tapa del inodoro y encerrado en el baño, miró el examen de embarazo frente a él.
Vaya. Positivo.
TaeHyun pensó que, cuando ese día llegara, iba a sentir una inevitable emoción que le haría llorar. Es decir, ahora también lloró, pero de la angustia que sentía.
Ni siquiera sabía cómo se lo contaría a BeomGyu, que parecía más frío y lejano que nunca. Si antes llegaba tarde, ahora era peor, y apenas hablaban algo entre ellos. En sus peores momentos, TaeHyun pensaba en el ofrecimiento de Kai, y el loco impulso de llamarlo se apoderaba de él.
Si antes quiso un hijo con desespero, ahora no tenía idea de lo que quería. Estaba muy asustado de la idea de un niño, pues si las cosas seguían así, BeomGyu apenas estaría en su crianza y eso le rompía el corazón. Parecía que el Alfa quería ese bebé para complacer a las personas, así como también lo deseó él en su momento.
Que ironía, entonces, porque los dos, a pesar de sus diferencias, eran también muy similares. Demasiado similares y diferentes a la vez.
¡Gracias por leer!
ya vamos en la mitad del fic, así que queda poquito jejejej <3
tiren sus opiniones, porfass
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