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La noche de bodas TaeHyun estuvo muy nervioso, sin saber cómo actuar ante BeomGyu. El Alfa conservó la calma en todo momento, luciendo tan experto ante él, y TaeHyun se preguntó con cuántas Omegas habría estado antes.

Fue amable, paciente y dulce. Se encargó de prepararlo bien para que lubricara y se dilatara, y luego de marcarlo, lamió su sangrante herida. Hasta lo acurrucó a su lado, acariciándole el cabello y abrazándolo contra su cuerpo. TaeHyun durmió muy bien en brazos de BeomGyu, sabiendo en ese preciso instante que su lugar era junto a su nuevo Alfa. Esa perspectiva no sonaba un poco mal en aquel momento.

Tampoco sonaba mal en la actualidad, mientras escuchaba a BeomGyu gruñir detrás de él, moviendo sus caderas contra su culo. TaeHyun gemía con cada nueva embestida, sintiendo la polla de BeomGyu abriéndolo con facilidad. La habitación entera olía a sexo, sudor y feromonas: el Omega estaba en su cuarto día de celo, ya a punto de finalizar, así que debían aprovecharlo lo más posible. Los días de celo eran su período más fértil, por lo que BeomGyu se aseguraba de anudarlo lo suficiente para que el útero del Omega recibiera todo su esperma.

TaeHyun, tan agotado como estaba, no se corrió esa vez, pero sí sintió el nudo del Alfa en su ano. Gimoteó por el placer, aunque también por el leve dolor: su entrada se encontraba un poco irritada por la cantidad de veces que lo hicieron. No sabía dónde entraría más semen, además, se sentía demasiado lleno y con el vientre hinchado. No le sorprendió cuando BeomGyu se quitó, minutos después, y el semen se filtró fuera de su agujero.

Cayó boca abajo en la cama, tratando de recuperarse y oyendo la respiración agitada de BeomGyu. El Alfa también debía estar cansado por hacerse cargo de él.

— ¿Cómo te sientes, bebé? — preguntó BeomGyu, minutos después.

— Duele — murmuró, sin pensarlo, antes de mirar a BeomGyu. El Alfa tenía una expresión sorprendida.

— ¿Qué? — dijo. — ¿Te... te hice daño? Por dios, Tae...

— ¡No, no! — se corrigió, confundido por el celo. No sabía bien lo que estaba diciendo. — No, eso no... Lo siento, Alfa — se puso a lloriquear, aturdido. — Yo no quería...

— Shhh, shhh — jadeó BeomGyu. — Deja que te revise, Tyunnie.

TaeHyun soltó un quejido en señal de protesta, pero se quedó quieto al sentir las manos de BeomGyu en sus nalgas. Con demasiada vergüenza, dejó que separara sus mejillas traseras, observando su entrada. Debía seguir abierta y cubierta de semen.

— Está un poco irritada — se preocupó BeomGyu. — Tae, si no querías...

— Siempre quiero, siempre quiero, siempre... — protestó TaeHyun. No le confesaría que le gustaba tener sexo con él en sus celos, porque BeomGyu era más atento y cariñoso. — Estoy bien.

BeomGyu no se veía convencido, por lo que se bajó de la cama para ir al baño. TaeHyun comenzó a sollozar, sensible por el celo y sintiéndolo como un rechazo a su Omega, y ni siquiera se calmó cuando BeomGyu volvió, con una crema en sus manos. Era una pomada.

Balbuceó débiles protestas al sentir a BeomGyu aplicándole el ungüento en el borde de su entrada.

— Tal vez debería ir a limpiarte...

— ¡No! — saltó TaeHyun. — ¡No, no! Bebés, bebés... — trató de explicar el Omega, desesperado.

Si lo bañaba y le limpiaba la entrada, podría disminuir sus posibilidades de embarazo. Lo que menos quería era eso, considerando que había pasado cerca de un mes desde que la madre de BeomGyu le preguntó sobre cachorros. TaeHyun sentía demasiada presión encima, porque no quería que acabara el año sin quedar preñado.

Los rumores a su alrededor iban aumentando, especialmente esos de que BeomGyu tenía amantes. Estaba poniéndose demasiado nervioso con el pasar de los días, y no mejoraba el hecho de que su Alfa estuviera llegando un poco más tarde las últimas semanas.

— Está bien, cariño — suspiró BeomGyu. — Vamos, es mejor que duermas, apenas has pegado un ojo.

— Ven aquí, por favoooooooor — pidió TaeHyun, mirándolo con lástima.

— Tengo trabajo, Tae, ya me he atrasado mucho con tu celo — BeomGyu se bajó de la cama, buscando su bata. — Si necesitas algo, estaré en el cuarto de trabajo, aunque échate a dormir.

Antes de que pudiera replicarle, BeomGyu salió de la habitación y cerró la puerta con suavidad. TaeHyun observó la pared, conteniendo las ganas de llorar. Si hubiera sido un día normal habría razonado de otra forma, sin embargo, con el celo y sus hormonas alteradas, era mucho peor.

Tal vez BeomGyu sí lo estaba engañando. Lo más probable es que estuviera decepcionado porque su Omega no le estaba dando cachorros, además de no ser atractivo y muy inteligente. Debía estar buscando alguna Omega con la que reemplazarlo pronto, por eso tampoco se interesaba en él durante sus celos. Pareciera que BeomGyu estaba allí más por un deber que por otra cosa, y eso le lastimaba muy profundamente.

Se acurrucó bajo las sábanas, lloriqueando entre hipidos. Sin embargo, sus lamentos se vieron interrumpidos cuando sintió la puerta siendo abierta.

— TaeHyun, ¿qué pasa? — preguntó el Alfa, cansado.

— Nada — barboteó el menor —, estoy... estoy durmiendo. Duermo, Alfa.

— No estás durmiendo — señaló BeomGyu. — Sabes que compartimos un enlace, ¿cierto?

Ahora sí se puso a llorar con ganas. Sentía que BeomGyu se estaba quejando ante el hecho de estar unidos.

De seguro le fastidiaba un montón que estuvieran conectados de esa forma.

— Me abandonas — lloró. — Te vas, no me quieres, me abandonas.

— Claro que no, TaeHyun — BeomGyu sacudió su cabeza, yendo a la cama. — ¿Qué dices? Jamás te abandonaría.

— Nooooo — negó el Omega. — Me olvidas, me olvidas...

BeomGyu frotó el puente de su nariz, acostándose en la cama a pesar de saber que tenía demasiado trabajo que hacer. TaeHyun murmuró un par de cosas más antes de sacar su cabeza, lo suficiente para que sus ojos se fijaran en BeomGyu.

— ¿Dormirás si me quedo aquí? — preguntó BeomGyu. TaeHyun asintió apenas. — Venga, vamos a dormir.

TaeHyun se arrastró y abrazó al Alfa, suspirando por el aroma a cítricos rodeándolo. BeomGyu le besó la frente, agotado, pero cerró sus ojos.

Tal vez una siesta le ayudaría a ambos en ese momento.

No sabía por qué se estaba arreglando tanto para esa salida, y soltó un suspiro bajo con derrota, bajando el labial antes de mirarse al espejo.

No estaba haciendo nada malo, ¿cierto? Es decir, solo saldría con Kai a comprar un par de cosas. Se lo dijo a BeomGyu el día anterior, pero su esposo no lo tomó mucho en cuenta, toda la tarde atendiendo llamadas, y dijo que no había problema con eso. Sin embargo, no quitaba que se siguiera sintiendo un poco culpable, especialmente al ver cuánto se esforzaba en lucir bien, como si quisiera impresionar a alguien.

Bueno, es que debía hacerlo, ¿no es así? Irían a muchas tiendas e iban a encontrarse con demasiada gente que le reconocería. Si le veían algún descuido, no dudarían en empezar con sus susurros. Por lo menos, si lo iban a criticar, que no fuera por el modo en que vestía. A TaeHyun le gustaba ser colorido, pero no pegaba demasiado bien en la aristocracia. BeomGyu jamás le decía algo, sin embargo, tal vez se avergonzaba de él cuando vestía con tanto descuido.

Volvió a suspirar, mirando su ropa: unos pantalones negros, una camisa celeste, su pelo ordenado cuidadosamente. Aburrido, pero aceptable.

Salió de su casa, subiendo al auto y dirigiéndose al restaurante en el que iba a juntarse con Kai. Almorzarían antes de ir a comprar. Según lo que le contó el Alfa, acababa de mudarse a un departamento más grande y pensaba que necesitaba nuevas cosas que le dieran un poco de color. Tuvieron que esperar un par de semanas para verse, pues TaeHyun tuvo su celo la semana pasada, además de que Kai también estaba ocupado con su trabajo.

Estacionó su vehículo, bajándose y yendo al interior del bonito lugar. Era un lujoso, pero pequeño restaurante, especializado en comida italiana. Kai ya le estaba esperando en el interior, así que se sentó frente a él con una expresión tímida.

— TaeHyunnie — saludó el Alfa —, ¿te gustó el lugar?

— Es muy bonito — concedió TaeHyun —, pero no creo conocer mucho de la cocina italiana.

— ¿No? — Kai le sonrió. — Bueno, yo puedo ayudarte. Me gusta mucho probar platos de distintos países. El año pasado fui a Italia por vacaciones, así que quedé encantado con la comida que servían.

— ¿De verdad? — TaeHyun estaba realmente admirado. — Siempre he querido ir a Europa. Es decir, me gustaría conocer un montón de lugares del mundo...

— ¿Y BeomGyu no te lleva? — cuestionó Kai, un poco confundido. — En sus vacaciones-

— ¡Ah, BeomGyu hyung está muy ocupado y no quiero molestarlo con mis tonterías! — dijo con nervio. Su voz salió un poco más fuerte de lo que hubiera deseado, así que agarró la carta para fingir buscar un plato que le llamara la atención.

— ¿Es el esposo de Choi BeomGyu? — escuchó cerca de él.

— Sí, mira qué desagradable es. Ahora entiendo porqué tiene una amante...

Tosió con fuerza, como queriendo ahogar esas palabras. Kai no se veía muy satisfecho frente a él, pero lo ignoró, concentrando su mirada en los nombres italianos de la carta.

— TaeHyun, no son tonterías — habló Kai. — Deberías hablarlo con él, estoy seguro de que BeomGyu te llevaría — el Alfa ladeó la cabeza. — Y si no lo quisiera, puedes pedírmelo a mí y yo te llevo.

TaeHyun sintió sus mejillas ponerse coloradas ante el ofrecimiento, sin embargo, no tuvo tiempo para responder, pues apareció el mozo a preguntarles si ya estaban listos para ordenar. Kai pidió un plato llamado orecciette alla plugiese, mientras que TaeHyun dijo el primer nombre que atrajo su atención: melanzane alla parmigiana. Ambos pidieron, además, agua para acompañar la comida.

— ¿Cómo va todo el trabajo, Hyuka? — le preguntó, decidido a cambiar de tema.

— Un poco pesado — contestó Kai —, tuvimos un escándalo con una actriz la semana pasada y estoy encargado de cubrirlo todo de la mejor forma.

— Qué horrible — comentó TaeHyun, y puso una cara triste. — Lamento si te estoy quitando tiempo, no quiero...

— TaeHyun, ¿qué dices? — Kai parecía sorprendido. — No me estás quitando tiempo, es más, estoy muy feliz de que hayas accedido a salir conmigo. Estar contigo jamás es tiempo desperdiciado.

Volvió a sentir sus mofletes ruborizados, y, por un breve instante, un pensamiento cruzó su cabeza. Lo que daría porque fuera BeomGyu la persona que le dijera eso, quien se hiciera un instante para compartirlo con él.

Se obligó a hacer desaparecer aquella idea. BeomGyu hacía todo lo posible, trabajaba mucho para que no les faltara nada, y si bien no era cariñoso, no era motivo para quejarse. TaeHyun solo estaba siendo egoísta.

Sin embargo, no entendía también por qué Kai le decía esas cosas. El Alfa podría enfocar esos coqueteos en un Omega o una Omega que estuviera libre, ¿por qué le coqueteaba y le sonreía tan encantadoramente? Qué afortunada sería la pareja de Kai, pensó con envidia, porque recibiría todas esas palabras y atenciones que él tanto deseaba.

— ¿Está engañando a Choi? — escuchó murmurar. — Qué vergüenza de Omega.

— Cuando lo vi por primera vez, supe enseguida que era una puta barata.

Trató de componer una sonrisa en su rostro.

— Kai, no deberías decir esas cosas — le dijo, y ladeó su cabeza a propósito para mostrar la marca en su cuello, como queriendo recordarle que ya tenía un esposo. — ¿Hay alguien en el trabajo que te interese?

— Nadie por el momento — Kai no dejaba de observarlo con intensidad. — Tengo los ojos puestos en otro lado, TaeHyunnie.

TaeHyun quería pedirle que se detuviera, que dejara de hacer eso, porque le estaba poniendo en serios aprietos. No porque le incomodara y se le hiciera desagradable, todo lo contrario: disfrutaba demasiado de la forma en que le trataba, y eso no estaba bien. Él ya tenía un marido al que amaba y respetaba, ¿no era serle infiel desear lo que otro Alfa le decía? Sin embargo, no podía evitarlo, y le hacía sentir de una forma ruin y rastrera. BeomGyu no se merecía eso.

Era extraño, pensó TaeHyun, ya que no era como si se estuviera enamorando de Kai o algo así. Es decir, podía sentir una leve atracción, pero lo que le provocaba emociones encontradas era la forma en que le trataba. TaeHyun quería eso, aunque lo que deseaba con todo ahínco era que fuera BeomGyu la persona que actuara así. Atento, cariñoso, preocupado y cálido. No tan obsesionado con su trabajo, halagándolo y haciéndolo sentir seguro de lo que ellos tenían. Que no fuera siempre costumbre, que algo se saliera de la rutina, que hubiera sorpresas de por medio.

Sin ir más lejos, en dos días más, sería su aniversario de bodas. Hasta ahora, BeomGyu no había dado indicio alguno de recordarlo. TaeHyun tendría que preguntarle en la tarde si harían algo, para no llevarse una decepción como el año pasado.

— Estás muy pensativo — comentó Kai al verlo en silencio.

TaeHyun parpadeó, tratando de enfocarse en la realidad.

— Lo siento, es que estoy algo preocupado — habló, sonriendo con disculpa. — Pero no hablemos de eso, Hyuka. Dime, ¿qué es lo que necesitas para tu nuevo departamento?

La comida transcurrió con normalidad, y una hora después, estaban saliendo del lugar. Se dirigieron hacia el centro comercial más cercano para ir a distintas tiendas, y si bien Kai no escatimó en halagos, transcurrió con total normalidad. En realidad, fue muy agradable salir con el Alfa, a pesar de todo. Incluso, Kai le compró unos bonitos esmaltes para sus uñas cuando vio que TaeHyun se les quedó mirando. Quiso rechazarlos, sin embargo, el más alto insistió tanto que tuvo que aceptarlos, con una sonrisa enorme en su rostro.

Por otro lado, también aprovechó ese momento para buscarle un regalo a BeomGyu para el aniversario de bodas. Luego de mirar tantas cosas, decidió comprarle una cámara fotográfica nueva. TaeHyun sabía que uno de los pasatiempos que le gustaba hacer al Alfa, en su poco tiempo libre, era sacar fotografías. Los últimos meses se había estado quejando de que su vieja cámara le estaba fallando, y como no tenía demasiado tiempo para ir a comprar una nueva, parecía el regalo perfecto para TaeHyun.

Cerca de las seis de la tarde, fueron a comer un helado. TaeHyun estaba pensando que ya debía marcharse a preparar la cena, BeomGyu llegaría en una hora más a casa, pero antes de poder hacerlo, recibió una llamada. Era su esposo.

— ¿Sí, Gyu? — preguntó, esperando a Kai, que estaba pidiendo su helado.

— Hey, Tae, ¿cómo va todo? — saludó BeomGyu, pero no esperó una respuesta, porque siguió hablando. — Cariño, te estoy llamando porque llegaré un poco más tarde hoy también.

— Oh — TaeHyun, por primera vez en muchos días, no se sintió mal por lo que estaba escuchando. — Está bien, no te preocupes. ¿Tienes mucho trabajo?

— Demasiado papeleo — escuchó de fondo una voz femenina. — Sí, ya voy — habló el Alfa a la otra persona.

— Está bien — repitió, un poco incómodo. — Hmm, de todas formas, ¿cómo a qué hora estarás en casa? Estoy fuera...

— ¿Fuera? — BeomGyu volvió su atención a él. — ¿Sigues con ChaeRyeong?

TaeHyun se quedó en silencio un momento, viendo llegar a Kai, que se sentó a su lado. No quería sentirse lastimado por la pregunta del Alfa, pero no pudo evitarlo.

— Estoy con Hyuka, BeomGyu — respondió.

— ¿Huening Kai? — ahora BeomGyu parecía sorprendido. — ¿Por qué no me lo dijiste?

— Te lo dije ayer — contestó TaeHyun —, y me dijiste que no había problema.

— Porque te escuché que saldrías con ChaeRyeong — replicó BeomGyu, molesto. — Estoy seguro de que dijiste eso, TaeHyun.

— No, dije Kai — insistió el Omega. — Ya, no importa, tú nunca me escuchas. Vuelve a trabajar, BeomGyu, nos vemos después.

Pudo sentir, a través del enlace, vibraciones de molestia y enojo. En cualquier otro momento, TaeHyun no habría dudado en echarse atrás, en pedir perdón y preguntarle si había algo que podía hacer para calmarlo. Sin embargo, ahora, solo permaneció en silencio.

BeomGyu resopló.

— Te veo más tarde — masculló BeomGyu, cortando.

TaeHyun empujó su lengua contra su mejilla en clara señal de molestia, antes de sentir como sus labios se curvaban hacia abajo, en ese gracioso triángulo que todo el mundo destacaba. Una parte de él quería gritar y llamar a BeomGyu para protestar, pero eso no sería bien visto, además de que el Alfa era su marido.

— ¿Una discusión? — preguntó Kai, llamando su atención.

El Omega lamió su helado, tratando de relajarse y no tensar su expresión.

— A veces, las parejas peleamos — explicó, porque no quería volcar todos sus sentimientos sobre Kai.

— TaeHyunnie — dijo el Alfa, comprensivo —, puedes contarme lo que quieras, ¿lo sabes? Somos amigos.

TaeHyun vaciló un momento, porque esas cosas no se las había contado a nadie, ni siquiera a ChaeRyeong. Sentía que su amiga no lo comprendería, pues ChaeRyeong tenía una linda relación con RyuJin, que nació en base a la atracción y el amor que sentían. Ellas decidieron casarse, no fue algo arreglado.

— BeomGyu es frío conmigo… — dijo, y esas fueron las primeras palabras que lo impulsaron a seguir hablando.

Antes de darse cuenta, le contó todas las inseguridades que tenía sobre sí mismo y sobre la relación con BeomGyu, empezando por el hecho de que el Alfa era descariñado y más centrado en el trabajo que en otra cosa. Le habló sobre la posibilidad de que fuera infértil y lo que produciría en su matrimonio, pues un hijo era fundamental para seguir con el legado de los Choi. Le contó sobre las sospechas que tenía de que BeomGyu le estuviera siendo infiel, de que estuviera mirando hacia otro lado, porque él solo era una incomodidad para el Alfa.

Por dios, le soltó todo sin pensarlo un poco, y cuando se dio cuenta, cubrió su boca con ambas manos, apenado y avergonzado. Kai estaba en silencio, un poco atónito con todo lo que acababa de oír.

— Lo siento — se disculpó el Omega —, yo no quería... No estoy siendo ingrato, solo...

— TaeHyunnie — suspiró Kai —, no pidas perdón, ¿está bien? No tienes que pedir perdón por sentirte así. Tus emociones son válidas, no debes ocultarlas o reprimirlas. No frente a mí, al menos.

TaeHyun sorbió por su nariz, sin darse cuenta de que sus ojos estaban llorosos hasta ese momento. Los limpió con rapidez, sabiendo que no quería llorar, al menos no en público.

— Es solo que... Me he sentido muy solo — habló, apenado. — Siento que BeomGyu no me ama y solo soy una carga para él.

— Deberías hablarlo con él — aconsejó Kai —, sobre cómo actúa contigo. Está bien que su personalidad sea de esa forma, pero te afecta indirectamente, y eso no es bueno para los dos — vaciló un momento. — Sobre si te engaña... Es decir, conozco a BeomGyu y sé que no es ese tipo de Alfas, TaeHyunnie, pero... Si quieres, puedo echarle un ojo.

— ¡No, no! — saltó TaeHyun, espantado. — No, yo... Si me engaña, prefiero no saberlo — confesó, temeroso. — Prefiero no saberlo por terceros.

— De todas formas, insisto en que es algo que se debe hablar — continuó Kai. — Las relaciones se basan en la confianza y la comunicación, TaeHyunnie — un instante de silencio. — Sobre lo del embarazo, TaeHyun, no estoy seguro de eso. Sé que para muchos Alfas es importante tener cachorros. Pero, aun así, si él te rechaza por eso, es un idiota.

TaeHyun no pudo evitarlo, y se rio al escucharlo decir eso con total convicción.

— No digas eso...

— Es verdad — Kai sacudió su cabeza. — Un hijo no lo es todo en un matrimonio, TaeHyunnie. A mí no me importaría no tener hijos si te tengo a ti.

El Omega ahora sentía que iba a llorar al escuchar eso. No era justo, para nada justo, ¿por qué las cosas eran tan complicadas en ese momento? ¿O era solo él quien se estaba enredando en ese asunto?

— Kai... — comenzó a decir.

— TaeHyun — le interrumpió el Alfa, amable. — Eres como una pequeña flor, ¿lo sabes? Solo que te falta florecer.

No pudo evitarlo, y lo abrazó. No le importaba si algunas personas lo veían, si decían que no era un comportamiento adecuado para un Omega, que él ya estaba casado. TaeHyun solo necesitaba un abrazo, nada más, y Kai estaba ahí en ese momento.

El Alfa le devolvió el abrazo, tranquilo y calmado, sin propasarse.

Al despedirse, más tarde, le agradeció lo que hizo él. Kai le dijo que no debía agradecer nada, y que pensara en todo lo que le dijo. TaeHyun prometió hacerlo.

Llegó a casa pasadas las siete y media de la tarde, sin sorprenderse al ver que BeomGyu no estaba. De todas formas, fue a la cocina para preparar la cena, porque a pesar de que hubieran tenido una discusión, todavía tenía ciertas responsabilidades que atender.

El Alfa llegó cerca de las nueve de la noche, con aspecto cansado y malhumorado. TaeHyun decidió no decirle algo, solo saludándolo, y el Alfa pasó directo al cuarto matrimonial.

Por un instante, el Omega pensó que no iba a cenar con él por el enfado que sentía. Sin embargo, diez minutos después, BeomGyu volvió con el pijama puesto. TaeHyun sirvió los platos.

Comenzaron a comer en tenso silencio. El menor pensó que tuvo que haber prendido la televisión, para al menos tener cierto ruido de fondo que supliera la falta de sonido.

— ¿Cómo te fue con Huening Kai? — preguntó BeomGyu, a los quince minutos de que empezaron a comer.

— Bien — contestó TaeHyun —, necesitaba ayuda con su departamento, así que compramos unas cosas para decorarlo.

— ¿Fuiste a su departamento? — continuó el Alfa, con un tono que bordeaba la incredulidad.

TaeHyun parpadeó.

— No — respondió, un poco desorientado. — Nos juntamos a comer y luego fuimos al centro comercial, nada más.

— Ah — BeomGyu tensó su mandíbula.

Otro largo silencio. TaeHyun decidió dar un paso más.

— ¿Cómo te fue en el trabajo? — preguntó.

BeomGyu limpió su boca con la servilleta, sirviéndose un poco más de vino. TaeHyun se percató de que estaba bebiendo más de lo normal, lo que era demasiado raro. Por lo normal, el Alfa solía controlarse bastante bien con la bebida.

— Pésimo — contestó el Alfa —, mañana también tendré que hacer horas extras. El grupo está a punto de debutar y ya hay algunas fans que están acosando a los integrantes.

— Que horrible, Gyu — TaeHyun le miró de reojo. — Estaba pensando que el viernes...

— También deberé quedarme hasta tarde, tengo una reunión con el resto de los inversionistas — le interrumpió el Alfa, sacudiendo su cabeza. TaeHyun asintió, rígido. — Si querías salir, lo podemos hacer otro día, ¿está bien?

— Bueno, Gyu — aceptó el Omega, sabiendo que eso no ocurriría.

Terminaron de comer poco después. BeomGyu se fue al cuarto y TaeHyun se quedó lavando los platos, tratando de no llorar por el hecho de que su Alfa olvidó el aniversario de bodas. Otra vez.

Cuando dejó todo limpio, fue al cuarto. Su Alfa ya estaba acostado, mirando la televisión, y TaeHyun se puso el pijama antes de acostarse al lado. No pasaron ni dos segundos desde que se acomodó, cuando BeomGyu gruñó y lo abrazó con fuerza.

— Por dios, apestas a Kai — se quejó el mayor. — Muéstrame tu cuello.

El Omega no se quejó ni protestó, solo obedeció. Soltó un gemido en el momento en que los dientes se cerraron sobre su glándula de feromonas, y de forma inmediata, pudo sentir su aroma cambiar.

— ¿Mejor? — suspiró TaeHyun, con su Omega menos tenso, más relajado.

Cuando iba al colegio, les enseñaban de distintas técnicas que las parejas podían realizar para eliminar la tensión entre ellos. Lo que BeomGyu acababa de hacer era una de las más conocidas, con el Alfa imponiendo su lugar como cuidador y protector. Además, si TaeHyun estaba envuelto en otro aroma, era bastante evidente que su Alfa estaría irritado.

— Mucho mejor — BeomGyu lamió su herida, arrancándole un escalofrío. — Buenas noches, Tae.

— Buenas noches, Gyu — fue lo único que dijo, sintiendo cómo algunas palabras querían empujar por su garganta para escapar.

No, lo haría otro día, cuando no estuvieran peleados. TaeHyun sería valiente en otro momento.

Ahora, solo disfrutaría su cobardía.

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¿opiniones? ^^