01
adaptación autorizada por: Hobibuba.
Cuando TaeHyun despertó, supo enseguida que estaba solo.
Se removió entre las suaves sábanas, suspirando por las ganas de quedarse en la cama, pero sabía que no correspondía. Ese día debía lavar la ropa blanca de la semana, además de que tenía una cita a la que ya dijo que asistiría.
Giró en la cama, quedando boca arriba, y sintió el semen escurriendo por su agujero. BeomGyu anudó dos veces la noche anterior, con TaeHyun tan cansado que no se molestó en ir a limpiarse. Mejor así, el Omega estaba un poco preocupado por no estar embarazado todavía. BeomGyu no le decía nada ni le presionaba por eso, pero TaeHyun tenía un deber qué cumplir con su marido.
Suspirando, terminó por ponerse de pie para ir a darse una ducha. BeomGyu había salido dos horas atrás para ir a su trabajo. A veces, TaeHyun despertaba con él e iba a prepararle el desayuno, aunque en otras ocasiones no era así. BeomGyu era bastante autosuficiente en ese sentido, pero a TaeHyun le sentaba un poco mal no poder servir al Alfa como correspondía.
El próximo mes sería el aniversario de matrimonio. Cumplirían cuatro años de casados, y TaeHyun esperaba que BeomGyu no lo olvidara como el año pasado. Le hacía mucha ilusión recibir alguna atención de su esposo, por pequeña que fuera, a pesar de que BeomGyu no fuera un Alfa demasiado cariñoso. Al Omega no le gustaba pedirle demasiado, sin embargo, se sentía bien saber que su marido le quería.
Ambos se casaron cuando TaeHyun cumplió los dieciocho años y terminó la secundaria. Había sido un matrimonio arreglado entre ambas familias, que pertenecían a la aristocracia del país. Una fortuna para TaeHyun, que era Omega, pues muchas personas veían a los Omegas machos como una desgracia. Sus padres no estaban muy contentos con él en ese sentido, pero se encargaron de arreglarle un buen matrimonio que trajera beneficios a la familia.
Básicamente, los padres de BeomGyu tenían una deuda de dinero con la familia de TaeHyun. Sus papás decidieron perdonar dicha deuda, si el hijo de los Choi aceptaba a TaeHyun como pareja. Ellos se conocieron en una cena, BeomGyu le echó un vistazo y dio su veredicto.
— Está bien, yo no tengo problema en casarme contigo — comentó, tranquilo y sin una señal de asco.
BeomGyu estaba saliendo de la universidad en ese momento, con veintitrés años. A TaeHyun le gustó mucho el porte elegante que tenía, su piel pálida y el aroma a cítricos que soltaba. Estudió Derecho y pronto entraría a trabajar en la empresa de sus padres.
Así que ellos salieron por un mes antes de casarse e irse a vivir solos. TaeHyun estaba muy asustado al inicio, sin embargo, BeomGyu fue amable y paciente con él, y no le había tratado mal en ningún momento. Es decir, a veces discutían, pero nunca escaló a una pelea fuerte. TaeHyun siempre solía retroceder con rapidez, fue criado para someterse y era algo que salía naturalmente en él. No le gustaban los conflictos, y menos si eran con un Alfa. Peor aún, si eran con su marido.
Tal vez, si TaeHyun tuviera que definir su vida, diría que era un poco aburrida. No pasaban demasiadas emociones en su vida. Solía quedarse en casa gran parte del día, limpiando, ordenando o lavando mientras esperaba a que BeomGyu llegara. Cuando el Alfa regresaba, tenía la cena lista, comían, e iban a tener sexo. Incluso el sexo podía ser un poco aburrido, al menos para TaeHyun, que no lo disfrutaba particularmente. Al inicio sí, pero BeomGyu fue dejándose cada vez más, y a veces follaban hasta que el Alfa quedaba satisfecho. Podía haber noches en las que TaeHyun no tenía ningún orgasmo, pero BeomGyu acababa, y las cosas terminaban allí.
No es como si el Omega se lo reprochara o exigiera. No le gustaba exigir cosas, reclamar y protestar ese tipo de atención. Temía mucho enfadar a BeomGyu y que le abandonara. De alguna extraña forma, con el paso del tiempo, llegó a quererlo. Puede que incluso lo amara, no lo sabía bien, porque tampoco tenía con qué compararlo. Sin embargo, no sabía si era recíproco. Es decir, BeomGyu le decía que le quería, pero no más que eso, y por lo mismo le daba miedo arruinarlo. Si el Alfa lo dejaba, sus padres se enojarían con él, además de que no sabía trabajar en algo como para valerse por sí mismo, y estaba acostumbrado a esa vida que llevaba. Pudo haberle tocado peor, y no quería desestabilizar esa tranquilidad que ya había logrado.
Se limpió con profundidad, acariciando la marca en su cuello. Una vez estuvo listo, se vistió de forma relajada para la salida que tenía. Quedó en ir a desayunar a un salón de té con ChaeRyeong. No estaba particularmente entusiasmado por eso, pero hacía mucho que no salía con su mejor amiga, y ChaeRyeong ya se lo estaba reclamando.
Se vistió con un jean azul y un suéter blanco, encrespando sus pestañas y haciéndose un delineado ligero. No sabía para qué se esforzaba tanto, si a dónde fuera, escucharía los murmullos de otras personas.
Los Choi eran muy conocidos, demasiado para su propio gusto. Su boda fue un asunto casi público, con fotos en todos los periódicos e incluso con personas que no conocía de ninguna parte, pero eran famosos. Llegó a ir el popular actor de dramas, Kim YeonJun, que era amigo de BeomGyu. Por eso mismo, cuando TaeHyun se casó con él, muchos ojos voltearon a verlo. A cada lugar al que iba, solían reconocerlo y era cuando oía esos odiosos susurros.
Agarró su bolso, revisando que llevara la tarjeta de crédito que BeomGyu le entregó, y salió de su casa. EI Alfa compró esa gran casa como regalo de bodas, con cuatro habitaciones, para una gran familia. Para al menos tres cachorros, contabilizó TaeHyun, y trató de respirar para no dar paso al pánico de saber que todavía no le daba ningún bebé a BeomGyu.
Subió a su auto, que el Alfa le regaló en su primer cumpleaños junto a él, y condujo hacia el salón de en el que quedó con ChaeRyeong. Quedaba en un lugar exclusivo de la ciudad, para gente de clase alta, con una enorme terraza que daba hacia un frondoso parque. ChaeRyeong lo estaba esperando afuera, con su bonita barriga de cinco meses, y lo saludó con entusiasmo. TaeHyun se esforzó en no mirarle el vientre, porque si no, sentiría celos. ChaeRyeong llevaba solo un año de casada y ya estaba en cinta.
—¡Tae Oppa, hace mucho que no te veía! — saludó la Omega, feliz.
— Hola — saludó, haciéndole un gesto para que entraran. — ¿Cómo lo llevas, Chae?
— ¡Genial! — contestó ChaeRyeong, sin dejar de sonreír. — Tendré gemelos, ¿puedes creerlo?
TaeHyun quería sentirse genuinamente contento por su mejor amiga, pero había una pizca de envidia en su interior.
— ¿Lo viste? Es el Omega de BeomGyu — escuchó el primer murmullo, que venía de unas chicas Omegas que le miraban de reojo.
— No sé qué le ve — contestó la otra —, se ve tan ordinario, es una lástima que BeomGyu haya aceptado ese matrimonio. Pudo haber tenido a cualquiera...
— ¿Y cómo van las cosas con RyuJin? — le preguntó a ChaeRyeong, demasiado fuerte para su propio gusto, pero sentía los nervios haciendo mella en su interior. Agarró la carta para ver qué iba a ordenar.
— Todo va maravilloso — dijo la Omega, luciendo realmente alegre. — La próxima semana tomará unas vacaciones e iremos a Jeju por dos semanas, ¿lo puedes creer? Hace mucho no teníamos tiempo para las dos. ¿Y tú?
Se encogió de hombros, aunque se forzó a sonreír, sabiendo que muchas personas le estaban mirando allí, atentos para escuchar cualquier cosa.
— BeomGyu sigue tan trabajador como siempre — dijo, llamando a una camarera, y pidió un té verde junto a un trozo de tartaleta. ChaeRyeong quiso un batido con donas. — Cuando se tome vacaciones, le diré que vayamos a Europa, tengo muchas ganas de conocerla.
— ¿De verdad? ¡Qué bonito! — contestó ChaeRyeong, pero TaeHyun pudo notar cierta preocupación en su mirada.
— Es obvio que BeomGyu lo engaña — habló un Alfa a mesas de ellos —, míralo, ni siquiera es hermoso.
— Me gustaría ser uno de los amantes de Choi — suspiró el Omega que acompañaba al Alfa.
Claro que no, BeomGyu jamás lo engañaría. Eso era imposible, su esposo era un Alfa hecho y derecho, no se atrevería a engañarlo así. Además, siempre parecía muy satisfecho en el sexo, siempre se corría en su culo y, a veces, le hacía bonitos arrumacos que le hacían feliz. TaeHyun se ponía mucho más alegre cuando BeomGyu era cariñoso con él.
No pudo evitarlo y comenzó a sentirse un poco mal, sin embargo, trató de no demostrarlo. No quería que ChaeRyeong se diera cuenta de lo mucho que le afectaba.
— TaeHyun, ¿todo va bien? — preguntó ChaeRyeong.
Para su propia fortuna, en ese momento llegó la camarera a dejarles su desayuno. ChaeRyeong parecía dispuesta a seguir preguntando, pero el celular de TaeHyun sonó, y sonrió cuando se dio cuenta de que era BeomGyu.
— ¿Beom? — contestó, más animado. BeomGyu no solía llamarlo demasiado.
— Tae, ¿cómo va todo? — saludó su marido al otro lado de la línea.
— Bien, estoy con ChaeRyeong en un salón de té, luego pensaba volver a casa...
— No, no regreses — le cortó BeomGyu —, ven a verme, ¿sí? Vamos a almorzar juntos.
— ¿De verdad? — se sintió como un gran alivio para TaeHyun. — Claro, ¡pasaré directo a tu oficina!
— Perfecto. Ya tengo que irme, Tae.
— Sí, sí, no te preocupes. Te amo, Gyu.
— Nos vemos, bebé.
Finalizó la llamada, contento y feliz por la atención recibida. ChaeRyeong parecía aliviada frente a él, por lo que se pusieron a desayunar entre conversaciones. Sin embargo, eso no quitó que siguiera escuchando los susurros a su alrededor.
— Pobrecito, mira el Omega desastroso que es...
— No le ha dado ningún cachorro todavía, probablemente se divorcie de él en un año más...
— Seguro que Choi tiene otras Omegas que sí le han dado un cachorro...
Trató de ignorar todo lo que escuchaba, a pesar de que se volvía más y más duro cada vez. Cada vez que salía a comer, o tenía un evento, era como si esos murmullos lo persiguieran. Las personas tenían el sentido de susurrarlo suave, como para que él no escuchara, pero a TaeHyun le llegaba fuerte y claro.
Una vez, en los primeros meses de casado, un Alfa dijo en voz alta que el Omega lucía como si lo hubiera sacado de la basura. BeomGyu lo escuchó, se enfadó un montón y hubo una pelea, en la que ese Alfa terminó por pedirle disculpas. Su pareja le dijo que, si le volvían a decir algo así, se lo dijera para solucionarlo, pero TaeHyun no se atrevía a hacerlo. Cómo eran solo murmullos, bien esas personas podían escudarse en que escuchó mal o no se referían a él.
Una hora después salieron del salón de té, yendo a un pequeño centro comercial para buscar ropa qué comprar.
— Estoy un poco preocupado — le confesó TaeHyun, mientras caminaban. ChaeRyeong le miró. — No he quedado embarazado en estos años, ¿no habrá algo mal en mí?
— Bueno, cada pareja tiene su tiempo — contestó la Omega menor —, no deberías estresarte, Oppa. Mientras más le des vuelta, peor será para ti.
— Pero no quiero decepcionar a BeomGyu.
— ¿Por qué lo habrías de decepcionar? — ChaeRyeong parecía genuinamente sorprendida.
— Porque debo darle cachorros — explicó TaeHyun. — ¿Será que no tenemos suficiente sexo?
— Tae... — ChaeRyeong lo detuvo, otra vez preocupada —, los hijos no lo son todo en un matrimonio, ¿lo sabes? Y si BeomGyu te ama, no le tomará importancia a eso.
"El problema es que no sé si me ama", pensó TaeHyun, fingiendo que estaba de acuerdo con las palabras de ChaeRyeong.
Al final, terminaron por entrar a varias tiendas para buscar ropa. ChaeRyeong estaba muy entusiasmada por sus cachorros, así que compró mucha ropa para bebés. Dijo que serían un niño y una niña, por lo que también compró bastantes juguetes. TaeHyun no pudo evitarlo, y compró también unas zapatillas pequeñas que le parecieron encantadoras. Tal vez, si quedaba preñado dentro de poco, podría usarlas para darle la sorpresa a BeomGyu. Estaba seguro de que un cachorrito les haría muy bien a ellos, así que esperaba recibir una buena noticia pronto.
También compró ropa para él, a pesar de que no solía usar muchos conjuntos distintos, porque no salía demasiado de casa. Sin embargo, parecía una buena forma de distraerse y enfocar su atención en otra cosa.
— Vi a Choi salir el otro día con una Omega preciosa — escuchó, mientras estaba en el probador. — Pobre chico, ¿realmente creía tener una oportunidad con ese Alfa?
TaeHyun se los demostraría. Les demostraría que podía darle un bebé a BeomGyu y tener la atención del Alfa solo en él.
Cerca de la una de la tarde, se despidió de ChaeRyeong, que dijo que iría a visitar a su mamá. Él, en cambio, se dirigió hacia el edificio donde BeomGyu trabajaba. Los Choi eran conocidos por ser dueños de una compañía de entretenimiento, enfocándose en actores e idols. BeomGyu trabajaba como abogado para la empresa, pero era también un accionista, por lo que no debían preocuparse jamás por ingresos. Los padres de TaeHyun, en cambio, eran altos ejecutivos de un banco. De allí surgió la deuda de los Choi con los Kang, pues mucho tiempo atrás, los Choi pasaron por un período financiero difícil y los Kang les ayudaron a mantenerse a flote.
Entró al enorme edificio de quince pisos, siendo reconocido enseguida por los guardias y las recepcionistas. Mientras se subía al ascensor, escuchó los susurros.
— Viste tan mal, ¿seguro que es de clase alta?
— Me da lástima el señor Choi, fue obligado a casarse con ese Omega que no le ha traído ninguna ventaja...
— La señorita Shin era mejor opción para él...
Cerró sus ojos brevemente. Shin YuNa era una alta ejecutiva que trabajaba en la empresa, y según había escuchado, estuvo en la lista de posibles esposas para BeomGyu. Además, era muy amiga de su Alfa.
Una vez, a inicios del matrimonio, TaeHyun demostró su inseguridad respecto a ella. BeomGyu le sonrió, amable, y le revolvió el cabello.
— No te preocupes — le dijo el Alfa —, ella es solo una amiga, Tae.
TaeHyun le creyó. Ahora, no estaba muy seguro de eso, pero no lo iba a demostrar.
Se bajó en el piso catorce, donde BeomGyu tenía su oficina. Mientras caminaba por el pasillo, se encontró con la madre de su Alfa, que le hizo un gesto para llamar su atención.
— Hola, señora Choi — saludó, haciendo una inclinación. — ¿Cómo ha estado?
— Deja las formalidades, TaeHyun — dijo ella, sosteniendo unas carpetas negras. La madre Alfa de BeomGyu era sorprendentemente alta, con el cabello corto y negro, piel pálida y un porte elegante. — Eres mi yerno, ¿todavía no te acostumbras a que somos familia? Eres un Choi ahora.
Sonrió con disculpa, un poco avergonzado. Sabía que la madre de BeomGyu no tenía malas intenciones, pues ella siempre se caracterizó por ser comprensiva con él. Sin embargo, siempre que hablaba lo hacía con fuerza, y sus palabras las escuchaba todo el mundo. De seguro la gente a su alrededor estaba pendiente de la conversación.
— Lo siento, seño... HyoRin.
— Así me gusta más — la mujer le miró con aprobación. — ¿Vienes a ver a BeomGyu? Ha estado un poco estresado últimamente, le hará bien tu compañía. Estamos por debutar a un nuevo grupo y debe hacerse cargo de todos los trámites legales de...
Escuchó en atento silencio, a pesar de que por momentos se perdía en la conversación. TaeHyun no entendía muy bien cómo funcionaba eso de los negocios, no fue educado para ello, pero no sería tan grosero como para ignorar lo que le decía su suegra.
— En fin, no te entretengo más — suspiró HyoRin. — Ve con BeomGyu. Oh, sí, ¿todavía no hay un cachorro en camino?
TaeHyun forzó una sonrisa en su rostro.
— Con BeomGyu estamos trabajando en eso — le aseguró.
HyoRin asintió con aprobación.
— Un cachorro sería bueno en estos momentos, me gustaría ser abuela ya — comentó, antes de despedirse y seguir su camino.
— Te aseguro que es infértil, ¿cómo puede pasar tanto tiempo y no quedar preñado? — escuchó.
— O peor, ¿y si no comparten lecho? — unas risas burlonas resonaron. — Tal vez BeomGyu no se acuesta con él, debe ser un poco desagradable follarlo.
Volvió a caminar con la cabeza en alto, fingiendo que no escuchaba todas esas horribles conversaciones que tenían acerca de él.
Cuando ya estaba llegando a la oficina de BeomGyu, del interior de esta salió Huening Kai, otro renombrado abogado de la empresa. El Alfa lo miró y le sonrió. TaeHyun volvió a sonreír, pero con más relajo.
— ¡Vaya, TaeHyun! — saludó, entusiasmado. Kai lo abrazó y TaeHyun inhaló el aroma Alfa del hombre. — Ha pasado mucho tiempo, ¿no crees?
— Demasiado — se rio, contento de ver otra vez una cara amigable —, lo siento, es que no me paso mucho por aquí.
— Deberías — comentó Kai. — Se te echa mucho de menos, y no me refiero solo a BeomGyu.
TaeHyun sabía que Kai coqueteaba con él, pero nunca sabía cómo reaccionar ante ello. Él no creía... Es decir, él tenía claro que jamás engañaría a BeomGyu o algo así. Además, ¿Huening Kai no era como un amigo de BeomGyu? Eran compañeros de trabajo, como mínimo.Y Kai sabía que era Omega de otro Alfa. Solo lo tomaba como si fuera una broma, nunca en serio, aunque a veces sí se preocupaba por eso.
Se preocupaba, especialmente, cuando una parte de él se sentía halagado por la atención recibida. Kai le trataba muy bien, era comprensivo, le escuchaba y siempre le regalaba algo para su cumpleaños. A veces, era incluso más atento que el mismo BeomGyu.
Pero eliminaba esas ideas de su mente antes de que agarraran más fuerza. TaeHyun siempre le sería fiel a BeomGyu, así como BeomGyu lo era a él. No importaba cuántas habladurías escuchara, su Alfa nunca le sería infiel.
— ¿Cómo va todo? — preguntó, ignorando el flirteo.
Kai era más alto que él, delgado y de rostro sonriente. Cuando sonreía, se veían unos bonitos hoyuelos en sus mejillas, que a veces TaeHyun quería tocar. Era muy guapo.
— Un poco abrumado — dijo el Alfa —, hemos tenido mucho trabajo últimamente. No he tenido demasiado tiempo para mí y debo comprar un montón de cosas nuevas para el departamento al que me mudé.
— ¿Necesitas ayuda? — se ofreció TaeHyun. — Si quieres, podría...
— Podríamos salir juntos un día — habló Kai, animado. — Debo buscar ropa nueva también y necesito para eso una segunda opinión.
— Cuando quieras — aceptó el Omega.
— ¡Por eso me gusta que vengas! — Kai lo abrazó por los hombros sorpresivamente, pero no se alejó. — Eres un chico tan atento, TaeHyunnie, te mereces lo mejor...
— ¿TaeHyun?
El menor se giró, viendo a BeomGyu bajo el marco de la puerta con una mirada extraña. Sabiendo que debía ser una escena rara, con Kai abrazándolo, dio un paso lejos de él. Kai tenía una sonrisa educada en su rostro ahora.
— Beom — dijo TaeHyun, caminando hacia el Alfa —, iba a ir a verte, lamento llegar un poco tarde.
— No pasa nada — la calma volvió al rostro de BeomGyu, agarrándole la mano a TaeHyun. — Vamos, debo hacer un par de cosas antes de salir.
— Está bien — se dejó llevar por su Alfa, girándose hacia Kai brevemente. — Nos vemos, Hyuka.
El otro Alfa se despidió, y TaeHyun cerró la puerta de la oficina. Era una habitación muy grande, con dos sofás largos, un librero que cubría toda una pared, la mesa y tres sillas. BeomGyu tenía una planta que TaeHyun le regaló dos años atrás para decorar ese lugar, además de unas fotografías de ellos dos en el escritorio: una de su boda, otra de ellos en la playa de Jeju y una tercera en su segundo aniversario de bodas. Tal vez podría llevarle una cuarta, para remarcar mejor su terreno.
— Acomódate — comentó BeomGyu, pero antes de que TaeHyun se moviera hacia el sofá, tiró de él. — No, espera un poco. No he recibido un beso tuyo hoy.
TaeHyun soltó una risita tonta, aunque le causó un poco de alegría eso. BeomGyu, sorpresivamente, le agarró de las mejillas y le dio un beso fuerte, de esos que le daba cuando tenían sexo. Por lo normal, solo era un pequeño piquito el que compartían, sin embargo, TaeHyun prefería por mucho esos otros.
Se alejó con las mejillas coloradas. BeomGyu se veía más satisfecho ahora.
— ¿Cómo te fue con ChaeRyeong? — preguntó, volviendo a su mesa para ordenar unas cosas. TaeHyun fue hacia el sofá más cercano.
— Está bien — comentó el Omega —, lleva muy bien su embarazo. Me ha dicho que irá con RyuJin a Jeju la próxima semana — tomó un poco de valentía para seguir hablando. — Nosotros podríamos hacer algo así para tus vacaciones.
— ¿Mis vacaciones? — BeomGyu frunció el ceño ligeramente, sin voltearse a verlo. — Pensaba tomarlas en unos cinco meses más. Estoy con demasiado trabajo, Tae. ¿Y a dónde quieres ir?
— Europa — habló, esperanzado. — Podríamos ir a Francia, a Alemania, Italia también sería bonito...
— ¿Tantos países? — BeomGyu sacudió su cabeza en señal de reprobación. — No puedo estar lejos tanto tiempo, TaeHyun, siempre tengo demasiado trabajo. Japón sería mejor.
El Omega asintió, deprimido, pero tratando de no demostrarlo. Qué tonto fue, BeomGyu tenía razón. Ya habían ido a Japón el año pasado, aunque tal vez podrían ir a otras ciudades. Por lo normal, el Alfa se tomaba solo una semana de vacaciones, cuando debería tener casi un mes completo para ellas. Además, al ser accionista, tenía más libertades personales, por lo que podía estar fuera más tiempo.
Pero TaeHyun no le sacaría eso en cara, no quería discutir con él.
— Sí, no hay problema — contestó, suspirando.
Tal vez no lo disimuló muy bien, porque BeomGyu se volteó a verlo. TaeHyun estaba haciendo ese gesto con su boca, ese triángulo raro, en clara señal de desánimo.
— Tae — le llamó, y el chico se volteó a verlo. A veces, BeomGyu olvidaba lo joven que era TaeHyun —, en otra oportunidad podríamos hablar lo de Europa, ¿bueno?
— Claro — el Omega sonrió, a pesar de que seguía un poco triste por dentro —, lo entiendo, Beom. No te preocupes, más adelante podríamos tener unas largas vacaciones.
TaeHyun sabía que eso no ocurriría. BeomGyu era un poco adicto al trabajo, y a veces, pensaba que, en una lista, él siempre iría en segundo lugar. Primero el trabajo, después el matrimonio. Se había acostumbrado a eso, aunque no quitaba que le provocara mucha tristeza. A veces, TaeHyun soñaba con ser el primero de BeomGyu, el primero en todo aspecto, y temía que eso arruinara lo que tenían.
Finalmente, después de veinte minutos, BeomGyu terminó con todo lo que tenía pendiente. A TaeHyun le llamó la atención que el Alfa apagara por completo la computadora y cerrara los cajones de su escritorio con llave.
— ¿No piensas volver más tarde? — preguntó el Omega, poniéndose de pie y yendo donde su esposo.
— No — BeomGyu le tomó la mano, caminando con él a su lado —, me tomaré la tarde. Te tengo un poco descuidado, ¿no es así?
El Omega le miró, algo sorprendido.
— Beom...
— Vamos a almorzar fuera y luego volvemos a casa — BeomGyu cerró con llave su oficina, antes de voltearse y agarrarlo por la barbilla. — Tal vez podríamos tener un momento para los dos, mamá hoy me ha preguntado por cachorros.
TaeHyun hizo un puchero ligero.
— Lo siento — se disculpó —, también quiero...
— Oye, no es necesario que pidas perdón — BeomGyu le sonrió. — Un bebé vendrá en el momento idóneo, ¿está bien? Pero eso no quita que podamos disfrutar mientras. Me gusta estar contigo, Tae.
TaeHyun asintió con fuerza, contento al escucharlo decir eso. BeomGyu no era muy afectuoso, pero cuando lo era, el Omega siempre se sentía derretir y su corazón se volvía loco.
— Te amo — le dijo, dándole un beso ligero en la boca.
BeomGyu le dio otro beso.
— Vamos, precioso.
TaeHyun no dejaría que nadie, ni esos odiosos rumores, arruinaran lo que tenía con BeomGyu.
¡Muchas gracias por leer!
¡este fic es apto para todo público, a diferencia de los otros que subí! solo que es muy triste, así que preparen sus pañuelos ^^
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