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3. Muzzled.

Hi~ Sigo nerviosa por la dínamica que se pegan estos dos y creo que en este capítulo entenderán la fuente de eso, algo que me gusta de los enemies to lovers es lo inconsistentes que pueden ser las relaciones, un poco como una montaña rusa emocional y tengo esa sensación con estos dos así que perdón si queda medio chafa, pero esta hecho con mucho amor.

Espero que les guste~

Eiji está amordazado.

Está amordazado en un cuarto que no conoce. Frío. Impersonal. Y empapelado en bolsas de plástico.

Intenta gritar un nombre.

Shorter. Sing. Ibe-san.

Pero su lengua se siente pesada e hinchada contra la mordaza, casi como si fuera un lingote de cobre en lugar de un pedazo de carne tibia. Debe repasar la situación. ¿Cómo está?

Tanto las muñecas como sus tobillos se encuentran inmovilizados por gruesos trozos de cuerda a un taburete, la cabeza le arde un infierno, como si lo hubieran noqueado para traerlo a rastras a dichoso ¿apartamento? (no está seguro en realidad, el cuarto está prácticamente vacío) sin embargo, sí sabe que debe llevar bastante tiempo así por el pinchazo agudo que nace en su columna vertebral, resulta incómodo, como si tuviera un pájaro carpintero golpeándole la espalda con un pico bastante afilado.

—Por fin despiertas.

Tampoco está solo dentro de esa habitación.

Hay dos ojos jades que se le clavan igual que un león lo haría con una gacela herida, Ash se encuentra sentado enfrente, está usando la silla al revés, tiene una pierna acomodada a cada lado del respaldo, sus brazos han forjado una especie de nudo en la parte superior mientras una sonrisa oscura aparece lentamente. Burlona. Descarada. Maliciosa.

—Te tomaste tu tiempo ¿sabes? Te golpeaste la nuca en la iglesia y tuve que cargar tu trasero hasta acá.

Ash se levanta.

Sus pasos retumban en un eco seco mientras se aproxima tortuosamente hacia su presa, el plateado brillo de la luna ha empapado sus facciones para darle un aura etérea e incluso angelical cuando Ash es un demonio en carne y huesos, sus músculos sobresalen debajo de su suéter de cuello alto, puede ver sus brazos cincelados pegarse a la tela igual que una segunda piel mientras su tórax visiblemente torneado (aunque delgado) sube y baja en bocanadas erráticas de excitación, los mechones dorados caen sobre sus racimos de copo de nieve para enmarcar sus ojos brillantes con una belleza imposible de tocar, es como si fuera una imagen más en la catedral, no una persona. Es salvaje, indomable con un aura que exuda peligro y le pone la piel de gallina.

Un lince cazando un conejo.

—Hace mucho tiempo no tengo un hombre para jugar. —De pronto, se ha acomodado detrás de Eiji y está tan cerca que puede saborear su aliento contra sus propias mejillas. Helado. Eléctrico. No está vivo—. No me malentiendas, los chicos me gustan, pero las chicas son más fáciles de obtener gracias a mi apariencia.

Traga duro.

Ash sonríe tirándole el cabello hacia atrás, exponiendo su cuello desnudo frente a los dos relucientes colmillos que se asoman debajo de sus labios rosados, se inclina para saborearlo, lo siente bosquejar desde su mentón, descender lentamente hacia la manzana de Adán para darle un pequeño mordisco que lo hace jadear contra la mordaza y oscurece aún más sus pupilas pétreas, lo siente seguir encima de tan delgado manto de piel cada vena que logra percibir hasta llegar a la clavícula, siente la sombra de una sonrisa antes de que le arranque los botones de la camisa con una mordedura deseosa.

—Tu corazón está latiendo demasiado rápido. —Entonces se burla con satisfacción, tirándole el pelo aún más atrás en la silla para que deje a la vista todo lo que tiene que ofrecerle—. Te miras exquisito, me excita el candor en tus ojos.

Aunque Eiji no puede hablar sabe perfectamente qué transmitirle.

«No dejaré que me rompas jamás».

«No me quitarás mi libertad».

—Es mucho más divertido cuando mis víctimas pelean.

Entonces Ash cambia de posiciones y de repente, está sentado a horcajadas arriba del nipón, el peso hace que las patas de la silla crujan, sus muslos se sienten adormecidos por la brecha corporal, como si el vampiro estuviera desenvolviendo un regalo procede a hacer mierda el suéter y tirar de ojal por ojal su camiseta hasta dejarle el pecho desnudo, su expresión es lujuriosa. Como si quisiera comerlo.

Eiji contiene un gemido apenas los labios del vampiro se posan sobre su hombro en un espasmo casi eléctrico, sus manos aprietan con dureza su cintura, hundiéndose en sus huesos, manoseándolo con una urgencia que lo hace pensar que está famélico por calor, la boca del vampiro se desliza sedienta, pasa por su mentón para lamerlo hasta las clavículas, Eiji se estremece en la silla, los roces encienden un ardor desagradable en su vientre. Está caliente. Se siente borracho. Debe ser por el alcohol. Antes de estar acá estaba bebiendo con Shorter y la manada.

—Puedes gritar lo que quieras, pero no te escucharán. —Entonces musita para quitarle la mordaza.

—¡Eres un...!

Pero hay labios estrechándose contra sus labios con dureza.

Ash lo está besando.

Se lo está comiendo en esos besos.

—Ni siquiera me agradas. —Su voz escapa ronca, es el gruñido de un animal—. Eres un fastidio dada tu relación con Skip y aún así, hay algo en ti que me vuelve...

No termina de decir nada.

Eiji solo consigue estremecerse ante la abrumadora sensación de sus labios engulléndolo, son ácidos y fríos y aún así, existe una chispa de adicción que lo incita a inclinar su cuerpo hacia Ash para rogarle en silencio que le dé más, el vampiro hunde sus dedos en la mata de cabello más oscura, suelta todo su peso encima del nipón para que no quede ningún centímetro de separación. Hay lenguas, dientes, jadeos y gruñidos en ese beso, es una declaración violenta de odio, es éxtasis y locura encarnada en una última cena venenosa.

El aire se calienta, la piel de ambos quema y respirar se torna imposible en tan desesperadas caricias.

Eiji odia a los vampiros.

Eiji odia a Ash.

Se dice que debe ser el efecto de su naturaleza, que debe estar hipnotizado o es su frágil mortalidad haciendo lo que hace falta para sobrevivir, no obstante, al separarse su esencia le embarra los labios.

Y se siente bien, realmente bien.

—Yo te odio. —Entonces jadea recuperando un poco de su cordura junto a su respiración—. Lo hago con todos los de tu especie, los aborrezco.

—Lo sé. —Ash se inclina, presionando sus labios contra su torneado pecho, llevándose entre dientes uno de sus pezones erectos—. Por eso me estoy tomando mi tiempo para degustarte, eres delicioso.

—Bastardo.

—Esa mirada me gusta. —Ash lo sostiene de los mofletes—. Dame un poco más de odio, es obsceno.

La lengua de Ash entrelazada a la suya es un afrodisíaco que arremete hacia sus entrañas, Eiji apenas logra seguir el ritmo de tan demandantes besos, sus labios son duros, crueles y lo traen enteramente derretido.

—Estás duro. —Eiji lo confronta mordiéndole el labio inferior cortando de golpe el contacto y de esa manera dejándole claro que no teme desafiarlo—. Puedo sentir tu pene erecto contra mi estómago.

—Debo confesar que no suelo jugar con mis presas antes de matarlas pero algo en ti hace que quiera molestarte, quiero verte rogar por mí, quiero joderte.

—Ja. —El nipón esboza una sonrisa torcida—. Suerte con eso, podrías torturarme, aun así nunca te rogaría.

—Esa es la idea.

La boca de Ash presiona contra su pecho desnudo mientras sus manos descienden hacia sus piernas, el toque encima de sus muslos es firme, delicioso y duro. Este es el verdadero poder de los vampiros, si bien, había escuchado de la naturaleza peligrosa y seductora jamás creyó que sería víctima de uno de ellos, menos que su cuerpo cedería emborrachado por las caricias. Lujuriosas. Hambrientas.

Ash Lynx.

—No te atrevas a tocarme ahí. —Lo amenaza forcejeando por los amarres—. Te mataré si bajas más.

—Te gustará. —Ash lo lame sobre el mentón—. Te llevaré al cielo antes de lanzarte al infierno, Eiji.

Ei-ji.

Como si fueran dos sílabas.

—No quiero ir al infierno contigo.

—Es una pena. —Ash se ríe mordiéndole el oído, consiguiendo que Eiji apriete la silla por lo delicioso que se siente—. A mí me encantaría llevarte.

Pronto las caderas de Ash están restregándose con urgencia contra las del moreno. Tortuoso y lento.

Insaciable.

—Ya regresé a casa, Ash. —Antes de que cualquiera pueda reaccionar—. ¿Ei-chan?

—Mierda. —El vampiro se levanta de golpe.

—¡Te dije que a él no lo tocaras! —El niño grita enfurecido tirando su mochila al suelo—. ¡Prometiste que te mantendrías alejado de mis amigos!

—Él me vio, no tuve más opción.

—Eres de lo peor.

—Skip. —La expresión del vampiro se ha vuelto mucho más humana y dolida a causa de esta disputa.

—Realmente detesto cuando te pones así.

—Por favor.

—Te detesto a ti, Ash.

Eiji no puede sacarle los ojos de encima al vampiro, luce realmente demacrado hecho un ovillo sobre el piso y debe ser duro que Skip lo trate de esa manera, claro que no justificará a una bestia (y menos considerando que está a punto de ser comido) pero al menos parece que el afecto que siente por el chico no es fingido. Es extraño. Los vampiros no pueden amar, la inmortalidad los vuelve insensibles.

¿Así que por qué?

¿Por qué Ash está mirando a Skip como si el mundo se le viniera encima? Hace que pese su corazón.

—Todo esto es tu culpa. —Claro, aquel deje de compasión se esfuma ante tan heteroculpable relato.

—¿Mía? —Eiji chista—. ¿Desde cuándo tengo la culpa de que seas un chupasangre? —Y se agita con tan violentos movimientos que la silla cruje mientras las cuerdas le queman la piel, la fricción encima de sus muñecas logra que se le amoraten las venas, pero no importa, no dejará de luchar—. Además, estoy literalmente secuestrado por ti ¡psicópata!

—¿Yo? —El vampiro ríe—. Tú eres el psicópata, ¡¿quién diablos va a la iglesia de noche?!

—¡¿Quién diablos come personas en una iglesia?!

—¡Tú...! —Ash arremete hasta llegar otra vez enfrente, sus dedos se hunden en las mejillas del nipón mientras lo observa con unos ojos tan vacíos que siente hasta el alma congelarse pero no baja nunca la cabeza, no le hará saber que está muerto de miedo—. No tienes ni una pizca de instinto.

—Tal vez no te tengo miedo.

—Tal vez eres un idiota suicida.

—¡No peleen! —Skip les grita desde otro cuarto—. ¡Se comportan como niños! Dios.

Al menos lo dejan a solas luego de esa pelea.

Y es aquí, inmerso en la pieza polvosa con las paredes tan humedecidas que el papel tapiz se despega con solo mirarlo, escuchando el címbalo de la iglesia resonando por las paredes de su mente, oliendo a su carne quemarse alrededor de las muñecas por las constantes luchas para escapar, teniendo tan apretada la garganta por la sed que incluso se llega a desmayar, que comprende que morirá a manos de Ash.

Está pasando. Esto es real. Ash es un vampiro de verdad. Eiji está atrapado.

Los ojos le queman en su propio pensamiento, se encoge en la silla para protegerse pero la oscuridad se extiende como una segunda piel por encima del moreno y su corazón pierde progresivamente los latidos, el dolor le pega en ciclos y el tiempo se extiende como arena mojada en una playa sangrienta sin que logre precisarlo. Su cuerpo duele. Su corazón duele. Su alma está herida. Ni siquiera entiende cuánto tiempo lleva desaparecido, ¿acaso la manada estaría lo suficientemente sobria para recordar algo? Sing se pondrá triste si solo desaparece y Shorter no se lo perdonaría. Ibe. Dios. Nunca terminó ese proyecto, lo meterá en problemas pero bueno, si muere ya no será un problema para nadie más.

—Aunque mamá diga que eres débil, para mí eres la persona más fuerte del mundo.

No lo soy, quería decirle.

—Eres la persona a la que más admiro, ¡mi onii-chan es genial!

Soy cobarde y no pude cumplir con mi promesa.

Perdón.

Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Eras mi hermanita y deje que... estoy cansado de vivir con la culpa.

—Ei-chan. —Hay una mano pequeña encima de sus mejillas, le está limpiando las lágrimas con sumo cuidado y ternura, el toque es diferente al de Ash.

—¿Quién? —Este es tierno y devoto.

—Lo siento mucho.

Ojos oscuros. Cabello rizado. Piel morena. Manitos pequeñas. Zapatillas lustrosas que lanzan flashes de colores cuando tocan el suelo. Voz suave. Toques gentiles. "Ei-chan". Igual que Masako lo llamaba de vez en cuando. Eiji conoce a la persona. Es una persona segura. Y le está hablando. No comprende lo que dice. Suena triste. Perdón. No procesa. Su tono es demasiado suave para llegar. Sus oídos casi parecen estar sumergidos debajo del agua, amortiguando el sonido en olas, en templos oscuros ante ofrendas podridas. Se siente líquido. Pesado. Confundido. Y angustiado. Ei-chan. Lo llama de nuevo.

—Skip. —Finalmente reacciona.

—Ash no es una mala persona. —Dice como si se tratara de convencer a sí mismo—. Odio que estés pasando por esto.

—¿Te tiene amenazado? —Su instinto se enciende por sí solo—. ¿Es eso?

—¿Eh?

—¿Por eso estás acá? —Tiene sentido, Skipper podría servirle como una fachada para mantener esa pulcra imagen de papá bondadoso en la comunidad religiosa—. ¿Te tiene amenazado? Ese bastardo, seguramente sino lo ayudas a mantener su imagen te amenaza con matarte ¿verdad?

—Ei-chan...

—¡Es tan despreciable! Pero no te preocupes encontraré la manera de escapar y de salvarnos, nunca más tendrás que temerle a ese hijo de puta, no te hará más daño.

—Ash me cuida. —Skip se abraza a sí mismo, se mira mucho más...frágil dentro de su jardinera hecha de mezclilla—. Me ha mantenido con vida estos últimos siglos porque solo no puedo hacerlo, no soy capaz de sobrevivir por mi cuenta, él no me hace daño, me quiere a su forma.

Alto.

Alto. Alto. Alto.

—¿Siglos? —Eiji palidece—. ¿Eres un monstruo también? —Se arrepiente de inmediato de tan duras palabras apenas sus ojos cobrizos se encuentran con sus pupilas repletas de lágrimas contenidas.

—Lo soy. —Agacha la cabeza—. Pero te prometo que nunca intenté hacerte daño, eres mi amigo.

—Skip.

—Nunca te habría tocado un solo cabello, lo prometo. —Pero la palabra de un vampiro no vale nada.

—¿Van a matarme? —No quiere dejarse engañar por ese rostro, ahora es consciente de que Skipper ha vivido mucho más de lo que cualquier humano podría soñar, por ende es una escueta fachada su cuerpo de infante, debe ser divertido ser cómplice de Ash. Repugnante.

—¿Cómo puedes preguntarme eso?

—Porque eso hacen los vampiros. —Sus puños se tensan contra los bordes de la silla—. Asesinan lo que encuentran a su paso sin importar el dolor que generan.

—¡Eso no es verdad!

—Lo es. —La voz de Eiji es un témpano de hielo contra el corazón del niño y le da mucha risa porque ni siquiera le funciona el corazón así que ¿por qué le dolería?, ¿por qué pondría una cara tan humana si ya está muerto en vida? Mataron a su familia. Se lo quitaron todo.

—No. —Skip llora desconsolado—. Ash y yo somos diferentes.

—¿Cómo pueden ser diferentes si lo encontré matando a una mujer? Además me trajo acá para que me pueda callar ¿no es así? Solo apresúrense y mátenme de una vez por todas, estoy cansado.

—Pero Ei-chan, podemos solucionarlo de otra forma.

—No.

¿Qué pasa si los vampiros vienen por nosotros?

—Prefiero morir a negociar con bestias como ustedes.

Esto.

Esto pasa.

Mañana es el primer día en donde tenemos el pov de Ash porque a diferencia de midnight rain que fue Ash-centrista, este fic abarca las perspectivas de los personajes de manera alternada, con Eiji enfocado al inicio y poquito a poquito transicionando hacia Ash. Así que si quieren entender mejor el origen de este hombre y su relación con Skip, esperense a mañana.

See ya~

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