28. You're safe now.
¿Qué les puedo decir? Este fic nació porque hace más de un año, (específicamente en el flufftober) empezamos a agarrar como broma interna los paralelismos entre crepúsculo y banana fish y fue divertido, en más de una ocasión pensé en sacar un one shot con esta temática a raíz de lo mismo pero no me atrevía porque seamos sinceros, la fantasía no se me da. Aun así, me divertí demasiado escribiendo esto y fue mucho más fácil, natural y fluido que otras temáticas del mismo género (cof cof, el mermay, cof cof), la pase bien escribiendo, viendo los memes, leyendo crepúsculo para dar cuerda con las referencias, investigando sobre los vampiros y entablando mis propias reglas. Siempre lo digo cuando llega el fin de una dinámica o un fic, no sé cuánto tiempo más podré seguir escribiendo, hacer fics es algo que me hace genuinamente feliz y mucho más feliz de lo que me podría hacer lucrar con mis escritos por ejemplo, acá me siento muy libre, acogida y la paso bakan con los comentarios a pesar de todo. Así que gracias, gracias por hacer de este perfil una casita para mí también, he tenido una vida un poco mierdosa y he conocido a gente muy mierdosa, ha sido bakan conocerlos y ser tan vulnerable en este espacio.
Este final no es probablemente lo que esperan o les gustaría, se los vengo advirtiendo de hace ratito, pero tenemos tantos fics por estos lares que quería salir de lo que siempre hago y fue un desafío, quedé muy orgullosa con el final. Así que gracias por llegar tan lejos. Gracias por darme cuerda con los memes, gracias por el tremendo arte de mi Deizy, gracias por pescar las ships. Los amo y espero que les guste o se diviertan al menos.
Gracias.
Cape Cod (Massachusetts), Estados Unidos.
La actualidad.
—¡Ash! ¡Vamos!
Eiji corre.
Ríe. Salta. Extiende ambos brazos como si fueran alas.
Es precioso, como solo Eiji sabe serlo.
Sublime. Maravilloso. Libre.
—¡No te vayas a hacer daño onii-chan! —Ash le grita con todo el oxígeno que resta en sus pulmones, conoce a su terco y sabe que no le hará caso, pero aún esa refulgencia que escalda como fuego fatuo dentro de su iris de caramelo, chocolate, hojas otoñales, ramas de cerezo y besos azucarados resulta demasiado contagiosa como para resistirse y no dejarse llevar—. ¡Eiji!
—¡Atrápame si puedes! —Pero el terco corre, le recuerda a un conejito salvaje saltando en un prado por primera vez—. ¡Vamos, Ash!
—¡No me pienso rebajar a tu nivel de inmadurez!
—¡Te daré un beso si me atrapas!
Y claro que muerde el anzuelo y lo persigue.
Le da ventaja, Eiji sigue siendo humano después de todo y sin embargo existe algo maravillosamente efímero en plantar con firmeza sus converse, sentir las espigas hacerle cosquillas en sus rodillas casi desnudas a pesar de la mezclilla, en llenar sus pulmones con el aire dulce de Cape Cod, tensar ambos puños hacia su camiseta y correr permitiendo que el soplo se filtre en cada poro de su piel y su lienzo jade se mire opacado por la fiereza de las estrellas. Están en Cape Cod. Corriendo. De noche. Escapan al lago. Ellos. Ash y el sujeto ¡el-vampiro-que-le-apunta-al-jefe-de-la-mafia-le-teme-a-una-calabaza!
Eiji se voltea sin dejar de correr, sus mejillas están totalmente sonrojadas por el esfuerzo, sus pupilas proyectan una infinidad de constelaciones por el reflejo de la luna y el dorado del trigo, la matita de pluma de pájaro bebé que tiene en la cabeza se sacude con rebeldía por doquier dejándose arrastrar por el viento, crispando sus puntas hacia su frente, derramándose como tinta en la acuarela de Cape Cod. Su corazón late rápido. Más veloz de lo usual. Ash lo escucha. Ash se siente más vivo que nunca. Así que corre. Persigue. Ríe. Maldice. Caza.
Lo atrapa.
Eiji ríe, gimotea, se retuerce, pero Ash no lo suelta, al contrario, lo alza para girarlo en el aire bañados por la oscuridad y el rocío de las estrellas.
Solo son Eiji y él contra el mundo.
Siempre.
—Te atrapé. —Aslan suspira como si la pequeña carrera lo hubiera agotado, los dedos se encuentran alrededor de la cadera del moreno, ambos visten shorts porque pensaron que haría calor, pero hace frío en medio de un campo de trigo. Cubierto de maleza. Silencioso. Con las cigarras cantando—. Eiji Okumura, finalmente te atrapé y ahora quiero mi recompensa.
—Eres un tramposo.
—No soy un tramposo, solo te encontré porque eres realmente malo escondiéndote, ¿sabes? —Eso provoca que esboce un puchero y sus pucheros son un problema, Eiji luce muy besable poniéndolos.
—Supongo que tienes razón y no fue hacer trampa. —Y lo dice con una sonrisa tan brillante mientras se aferra al cuello de la camiseta delgada, dándole una de esas sonrisas que solo los Eijis saben trazar como un mapa que se vislumbra únicamente bajo las estrellas u otro fenómeno natural—. Tú no me atrapaste, me encontraste, Aslan.
—Eiji.
—Y te he estado esperando. —Sus caricias son gentiles como el toque de una mariposa y en paralelo, impresionan tan despiadadas como un furioso huracán. Esa es la dualidad Okumura. Es cosa de Eijis.
—¿Te hice esperar demasiado?
—No. —El moreno tararea—. Aunque te hubiera esperado toda mi vida si hiciera falta.
—Tu vida es más corta que la mía.
—Entonces te hubiera esperado cada una de mis vidas. —Ash sonríe. Porque su amante es un idiota. Desquiciado. Irracional.
—Te amo tanto. —Suelta absolutamente embobado—. Te amo.
—También te amo, Aslan. —El nipón susurra en un canto de mirlo—. Ahora... reclama el premio que te corresponde por encontrarme y bésame.
—A tus órdenes, onii-chan.
—Aslan. —Susurra—. Mi dulce Aslan.
El nombrado lo deja caer, no lo hace brusco, permite que sus dedos se deslicen hasta su pecho firme, que Eiji baje progresivamente hasta accidentalmente caer sobre sus labios, se besan, Eiji nunca frena sus caricias en el cabello de Aslan mientras que Aslan no deja de estrechar sus cuerpos con nostalgia, memoriza cada fragmento del beso como si fuera un fotograma que pudiera recortar y colgar dentro de las paredes de su alma, saborea su calidez, se derrite con su dulzor, siente su temperatura, le ora a semejante delicadeza. Porque Eiji. Eiji. Eiji. Eiji es su más grande anhelo.
Ahora entiende las palabras de Max.
«Incluso el pequeño y duro lince ya no puede estar solo».
El anciano tenía razón.
Ya no ansía estar sin Eiji y no porque tenga necesidad como Dino con sus presas, Ash necesita de Eiji tanto como el principito necesita del zorro o la rosa, pero al mismo tiempo, necesita de Eiji igual que el mar necesita de la luna para hacer olas, la tierra necesita del sol para bailar, los girasoles necesitan de la luz para no marchitarse, las personas necesitan del oxígeno, el invierno necesita del verano, la luz necesita de la oscuridad y el maldito Edward necesita de Bella. No necesita de Eiji porque aprecia que podría vivir sin su compañía como lo hizo siglos antes. Pero necesita de Eiji puesto que así anhela que las cosas sean.
Así que lo besa un poco más y se ahoga en esta necesidad y convierte el campo de trigos en un bucle atemporal en el que solo existen sus besos y toques suaves. No tiene que ser para siempre, se repite, aunque sea solo por ahora.
Un poco más.
Por favor.
—Ash.
Se han sentado frente al lago, la humedad se filtra a través de la mezclilla de los shorts mientras que la vegetación se siente áspera, ambos han sumergido hasta las rodillas en el lago, el agua está gélida, lo suficientemente helada para enchinarle los vellos, no obstante, ninguno se mueve de ese instante robado. Y Eiji luce adorable por supuesto, con sus piernas columpiándose entre la cacofonía colorida que hay en el agua, enredando los dedos a las espigas mojadas y con esa camisa blanca resbalándose del hombro puesto que Ash quería verlo usando sus prendas y eh acá el resultado.
—¿Cómo te gustaría tener una vida humana? Tengo curiosidad en relación a tus sueños, me gustaría poderte ayudar a alcanzarlos. —Pero hace una eternidad declinó a tener algo tan fútil como pueden serlo los sueños. Los sueños son para Griffins. Maxs. E incluso Yut-Lungs. No para Ashs.
—No creo que eso importe tanto mientras sea a tu lado. —Sus palmas se hallan entrelazadas encima de la hierba y la sensación es suave cual algodón de azúcar—. No creo que tenga alguno.
—Vamos, tienes que querer algo. —Entonces lo incita golpeándole el hombro—. ¿Qué harás? Deseo conectarme mejor con mi futuro esposo.
—Creo que seguiré escribiendo.
—Es una pena que ya no puedas hacerte pasar por Hemingway o Salinger. —Lynx se pone defensivo.
—Eiji. —Advierte, lo conoce, sabe que vendrá un comentario mierdoso que arruinará todo romance.
—Supongo que tendrás que seguir siendo Stephenie Meyer.
—¡Qué yo no escribí crepúsculo!
—No tienes que esconderlo más, sé que lo hiciste.
—¡Eiji!
—¿Qué? Edward y Holden son bastante Mary Sue, te lo dije.
—Eres una pequeña mierda. —Gimotea queriendo soltarle la mano, sin ser lo suficientemente crudo para hacerlo—. Bien querías el dinero que generan mis libros pero te burlas de mi capacidad artística y eso es un poco hipócrita.
—¿Entonces admites que escribiste crepúsculo? —Bromea con una sonrisa de comemierda—. Tiene que haberte dado bastante dinero esa saga.
—Te odio.
—Es broma, es broma. —Ríe—. Pero hablando en serio no me importaría vivir en un "cuchitril" como diría Yue, mientras sea a tu lado.
—Vaya. —Ash crispa una ceja en pretensión—. No sabía que eras un romántico, me siento seducido.
—Entonces está funcionando mi coqueteo.
—¿Ah?
—Siempre te estoy coqueteando Ash. —Eiji le acomoda un mechón detrás de la oreja—. Eres bonito.
—Pero...
—Eres lo más precioso que alguna vez he contemplado y ahora más que nunca.
Claro que Ash acaba ruborizado en esta situación.
Porque Eiji es un misterio, a veces tiene la facilidad para soltar cosas como estas y darle la ilusión de que puede hacer latir su corazón. Porque dónde antes habían cenizas, Eiji rescató los trozos que Ash juraba irreparables y construyó una casita. Hizo de su alma un hogar. Un sitio acogedor. Lindo. Dulce.
Joder.
—Me gustaría darles un hogar a ti y a Skip. —Deja que la utopía lo asfixie—. Me encantaría que Griff envejezca junto a Max para poderlos joder e incluso deseo ver a Yut-Lung siendo la loba que siempre protege a su lobo.
—Juntarte con Shorter te ha hecho mal.
—Me agregó a su grupo de memes.
—Es una terrible idea.
—Definitivamente. —Ríe entre dientes—. Pero me gustaría poder tener una vida mortal y es extraño cómo aunque tuve toda la eternidad nunca pude dejar algo duradero, ahora que estoy buscando mi punto final para la inmortalidad siento que puedo dejar algo más eterno, siento que puedo ser Aslan.
—Ese es un lindo pensamiento.
—Es un pensamiento gay.
—Tú eres gay, Aslan. —Eiji se ríe—. Me estás dando la palma, no sé si te habías dado cuenta e incluso me estabas besando antes, eso te hace de heterosexualidad dudosa.
—Eres un idiota. —Gimotea—. Eres un idiota, onii-chan.
—Yo no soy al que se le ocurrió venir a Cape Cod a las tres de la mañana.
—Temía que no pudiéramos venir después.
—Después. —La atmósfera cambia—. Después de enfrentar a Dino.
Quedan en silencio.
Aslan se siente culpable de haber roto la burbuja de disociación que forjaron, independiente de todo lo que pueda pasar con Dino ansió convertir de Cape Cod en un nido donde por un segundo pudieran fingir que solo son dos chicos normales yendo de vacaciones. Tontos. Enamorados pero no. Entiende que mañana la batalla se va a librar. Pero esta noche quiere ser solo...Aslan. Ese Aslan que tanto Jim, Dino, Marvin y todo hombre que lo visitó, le arrebató. Rompió. Mancilló. Abusó.
—Ash... —La voz de Eiji se ha vuelto seria, sus movimientos se han detenido en el lago dejando a sus piernas inertes mientras las ondas se trazan alrededor en una disonancia orquestada que llega hasta sus vellos dorados y le hace cosquillas—. Hay algo que quiero pedirte.
—¿Qué cosa? —Haría cualquier cosa por ti.
—Es duro de hablar.
—Cariño. —Entonces Ash lo llama bajito, si no estuvieran mirándose cree que su voz se perdería por el canto de las chicharras—. No tienes que presionarte sino te sientes listo pero acá estoy para oírte.
—Se trata de la mansión de Dino.
—Arthur. —Gruñe recordando ese encuentro a pesar de la disociación.
—Él hizo cosas desagradables. —Ash aprieta con tanta rabia el borde del lago que arranca un pedazo ¿cómo alguien se atreve a dañar a la persona más buena que existe? Se traga la ira, Eiji necesita que esté emocionalmente receptivo, no con la cabeza caliente—. Y me hizo pensar cosas, me hizo pensar realmente lo que podría pasar y darle un poco más de peso a la situación con Dino.
—Eiji.
—Ash, no sé si mañana seguiremos vivos, no sé si podrás convertirte en humano, no sé si Dino puede encontrarme, venderme y hacerme un banco de sangre, no tengo idea de qué pasará, no me puedes garantizar que estaremos bien porque no ves el futuro y está bien, sé en lo que me metí, estaré a tu lado hasta el final. —Su corazón se hace mierda al oír palabras tan crueles junto a una expresión tan frágil—. Mi papá dijo que la muerte nos llega a todos, tiene razón, a algunos antes que otros, algunos la pueden anticipar o pensar más, supongo.
—Cariño.
—Sus palabras me herían tanto, solía enrabiarme pensando en todo lo que me quitaron pero quiero darles un nuevo sentido ahora y vivir al máximo, deseo una vida sin arrepentimientos independiente de cuánto dure, por eso, quiero entregarme a ti completamente.
Ash pierde el aliento.
Traga duro.
—Quiero que seas el primero y el único.
—Hice cosas malas. —Musita—. Cosas malas de las que no me siento orgulloso.
—Lo sé.
—Podría haberte hecho cosas malas a ti, estuve en Izumo, estuve ahí y yo... —Ash se siente a morir.
Dañé a tu familia.
Te lastimé a ti.
Y por eso deberías odiarme, es momento de darme el adiós, somos de mundos diferentes y te lastimo.
—Ash. —Pero Eiji se mantiene firme a su lado—. Ya no estoy más atrapado en Izumo, independiente de lo que pasó...conozco al hombre que tengo enfrente. —Los ojos de Ash se llenan de lágrimas ante semejante conmoción, ¿cuántas noches se atormentó pensando que lo odiaría?
—Lo siento por lastimarte de esa manera y no decirte antes.
—Gracias por decirme. —Eiji en vez de apartarse y repelerlo horrorizado entrelaza sus manos y eleva su nudillo para besarlo—. Cuéntame cuándo estés listo, escucharé también, te escucharé de verdad.
—Has cambiado. —Repite con un nudo en la garganta—. Eres diferente.
—¿Por qué lo dices?
—Pensé que me odiarías, desde que te conozco buscas venganza. —Y merezco ser odiado, por favor, ódiame de una vez.
—Ya no quiero odiar o resentirme más, quiero esto, Aslan. —Su agarre se hace aun más firme—. No me importa más si es egoísta, quiero ser egoísta y elegirte y al diablo lo demás.
—¿Quién puso esas palabras tan sucias en una boquita tan linda?
—Fuiste tú.
—¿Quieres que ponga más?
—Ash.
—¿O acaso quieres que ponga otra cosa?
—Cállate y bésame, vampiro dramático.
Lo hace.
Mierda, claro que lo hace.
Le da besos salados por las lágrimas, dulces por el lago, ácidos por el futuro, picante al tironearle un poco el labio, suaves como sus caricias, poderosos como su fuerza de voluntad y determinados como esa chispa apasionada que le mostró cuando recién se conocieron y Eiji estaba dispuesto a intentarlo matar con una daga improvisada. Lo besa como si no hubiera mañana con la cara roja, su respiración acelerada, el pulso del nipón estrechándose con violencia contra su piel. Se ralentizan de a poco. Sin romper los toques hambrientos, Ash lo arrastra a la cabaña.
—¿Estás bien conmigo? ¿Estás seguro? —Entonces le pregunta solo para cerciorarse, Eiji es el tesoro más grande del universo y Ash es un ladrón indigno.
¿No estoy demasiado roto para que me des algo tan valioso?
¿No deberías odiarme?
—Sí. —Su hálito le besa los labios en una bruma fantasma—. Quiero que seas tú, mi cuerpo, mi alma y mi corazón.
—Eiji.
—Todo te pertenece, Aslan.
¿Y sería tan terrible si se permite esto? ¿Sería tan ingenuo tratar de sobrevivir y de hacerse humano?
Al diablo, el cielo podría caerse en millones de pedazos, las estrellas podrían arder en el lago, la luna podría desmoronarse como si se tratara de migas de pan y a Ash no podría importarle menos porque las caricias de Eiji son fuego danzando encima de su piel que lo reviven, incluso sino puede sobrevivir a Dino o si las cosas acaban en tragedia no se arrepiente, pasaría sin dudar por el infierno una y otra vez con tal de volverlo a conocer. Cada día Ash ha muerto por Eiji. Esperándolo. Y acá. Cuerpos sobre cuerpos mojados. Manos apretando manos. Dedos explorando mares de cicatrices. Boca devorando labios tibios. Ash lo protegerá.
Pase lo que pase, incluso si le cuesta su vida.
Mantendrá a Eiji a salvo.
La luz en su oscuridad. La brisa de las espigas. La risa estruendosa al momento de despertar. La peste a natto junto al tirón de cobija. El conejo de su lince. La mamá de su Skip. Su alma gemela. Ja. Nunca se creyó merecedor de una y ahora apenas puede detenerse de besarlo. Por eso prefiere sumergirse en los labios de su amante, el tacto es efímero como el toque de una mariposa sobre cuatro espinas en una rosa, pero es devastador.
Eiji. Eiji. Eiji.
Ash muere de sed y Eiji es un manantial en el desierto.
Sus manos despojan a su pareja de sus prendas, se toma su tiempo, Eiji merece ser adorado (además de que está malditamente nervioso) Eiji hace lo mismo, enrollando sus dedos en la orilla de la polera de Ash, tirándolo para preguntarle entre besos silenciosos si está bien que se la quite, claro que está bien porque es Eiji y Eiji es seguro. Quedan desnudos uno encima del otro.
Vulnerables. Frágiles.
Sinceros.
Pronto, los besos del vampiro se extienden hacia el torso desnudo de su amante, es delicioso incluso con la reminiscencia dulzona del lago, su corazón golpea errático del otro lado dándole la bienvenida y solo puede presionar un beso en ese lugar, sus yemas delinean como si fuera un artista y Eiji alguna escultura de arcilla cada músculo, hueso, herida e imperfección, prende fuego en esa silueta de pura tentación y ve cómo sus ojos sucumben al deseo.
—A-Ash... —Le ruega arrojando la cabeza para atrás, la cama cruje, las ventanas resoplan, Cape Cod se estremece—. Tócame más.
—¿Acá? —Claro que Ash es sañoso y se toma su tiempo—. ¿Te gusta que te toque acá? —Los dientes del vampiro atrapan un pezón erecto y es adorable su manera de necesitarlo.
—Por favor. —Jadea crispando las piernas—. No puedo soportarlo.
¿Y quién es Ash para negarle algo?
Esboza una sonrisa felina, Eiji es un banquete que tiene en bandeja de plata y no planea desperdiciar, al principio juega un poco puesto que ama verlo reprimirse, sopla sobre sus pezones dolorosamente erectos, sus vellos se erizan a causa de la brizna fría, Ash sabe que su piel es gélida, no obstante hará que su amante entre en calor. Con sus dedos pellizca uno de sus pezones, delinea la aureola y la jala hasta que el color cambia a un tenue rojizo mientras que con el otro saborea, es insaciable, succiona, muerde, tira, lame y besa. Pero nunca es suficiente. Eiji gime su nombre. Aslan. Es música prohibida.
Ash deja marcas en aquel lugar, incrusta los colmillos, deja mordeduras, chupones, bebe de la sangre puesto que tiene permiso.
Eiji es un afrodisiaco. Ash es adicto.
Se dedica a juguetear con sus pezones hasta que siente las caderas de Eiji presionar las suyas, ambos están malditamente duros, mientras más tiempo roza el pene de su pareja, más insoportable parece su propia erección. Hay ruidos obscenos llenando la habitación. Ash está sudando. ¿Por qué? Su piel es fría como copos de nieves. Pero aún así, hay un calor insoportable explotando en su vientre hacia sus caderas y de repente, su flequillo dorado está empapado.
—Quiero tocarte. —Eiji le pide permiso—. ¿Puedo?
—Joder, Eiji.
Ash le ruega.
Entonces Eiji junta ambas erecciones, las empieza a masturbar, es lo más estimulante que ha sentido en toda su existencia, hay fuegos artificiales ascendiendo hasta su tórax, hay un placer desmesurado inundando cada uno de sus sentidos al punto del aturdimiento y es extraño, muchos tocaron a Aslan, al igual que Yut-Lung fueron joyas usadas. ¿Pero esto? Mierda. De repente todo su cuerpo se aprecia como si tuviera un incendio debajo de la piel y Eiji fuera combustible para las llamas, sabe que morirá consumido por el calor, pero no le importa. Es Icaros y voló demasiado cerca del sol. Y valió la pena.
—E-Eiji...
Ash gime.
Es la primera vez que deja escapar esta voz, pero claro que todas sus primeras veces son con Eiji, Eiji es esa fuente misteriosa.
—No puedo contenerme más.
Entonces Ash tiene que apoyar una mano sobre la pared para reprimir su fuerza, la cama rechina de un lado a otro mientras la estimulación se vuelve mucho más brusca y necesitada, yace fuego líquido por encima de su piel, la boca de Eiji es electricidad sobre su pecho, su hombro, su cuello, su tráquea, su vientre, su manzana de Adán, su espalda. Ash se consume. Se hace ceniza. Eiji es fuego. Friccionan sus penes aún más, hunde su palma en la pared para no hacerle daño a su amante y ve cómo quedan grietas en la pintura. Es una bestia insaciable.
—¿Estás bien?
—S-Sí. —Eiji está repleto de sudor también—. Estoy de maravilla. —Ríen excitados.
—Si soy muy brusco, detenme.
—Te amo.
Eiji acuna sus mejillas y lo vuelve a besar, la estimulación es demasiada igual que la dualidad porque Eiji dice cosas tan adorables como estas y al mismo tiempo desprende una increíble sensualidad que lo trae loco.
Sus penes se sienten duros, mojados y palpitantes contra el otro.
Ash aumenta la masturbación de velocidad, va de arriba hacia abajo sin cuidado, no lo necesita dado el líquido preseminal que funciona como lubricante, Eiji es sensible, Ash ha aprendido a conocer sus zonas dulces, pero las manos del nipón también. Tocan. Estimulan. Sanan. Excitan. Limpian. Aman y todos los lugares de Aslan. No hay rincón que se salve. Todo él queda...humano. Sabe que es ridículo, sabe que es incluso tonto pensar eso, no obstante, se siente como un hombre nuevo entre sus roces.
—Quiero entrar en ti.
—Ash.
—¿Puedo?
Eiji aprieta sus párpados con vigor, Ash se acomoda entre sus muslos y no puede evitar pensar sobre lo adorable que luce con el cabello alborotado y despeinado por doquier, con el sudor perlando toda su piel cobriza bajo el arrullo de la luna, sus labios hinchados, su pene erecto y su respiración errática mientras esos ojos lo contemplan con semejante devoción, como si Eiji no pudiera creer que lo tenga enfrente cuando es Ash quién no lo merece. Pero quizás, no sea cosa de merecerse.
—¡A-Aslan...!
Se toma su tiempo para prepararlo aun si su propio pene está duro como roca reclamando atención, lo dilata, utiliza primero un dedo, aunque su compañero se muestre impaciente no cede hasta lograr que entren tres mientras le presiona una serie de besos en el lienzo de su cuerpo, deja mordidas ya que es travieso e infantil pero Eiji se ríe en respuesta y lo besa y lo muerde también. Joder, realmente es un bastardo afortunado.
—¿Estás seguro? —Le pregunta una última vez—. Podemos no llegar hasta el final.
—No. —Eiji aprieta su mano—. Quiero sentirte entero.
—Eiji.
—Te amo.
—Joder, Eiji. —Lo besa—. Te amo también.
Te adoro.
Mi corazón. Mi alma. Mi todo.
Ash entra.
Jadean.
Ash debe apoyarse aún más contra la pared mientras introduce su miembro, pretende ser cuidadoso con el nipón, sin embargo, es malditamente difícil si es el cielo estar en su interior, Ash gruñe por lo bien que se siente, Eiji envuelve las piernas alrededor de su cadera cuando encuentra su punto dulce y Aslan por supuesto no deja de estimularlo. Ni siquiera puede respirar. Todo se siente caliente, bien y excitante. Sus labios. Su entrada succionando su pene. Su pene creciendo en su interior. Hace calor y demasiado calor.
La sangre bombardea como si fuera magma por doquier, sus labios se estrechan con salvajismo casi animal, el cuarto es una sinfonía de sonidos húmedos. Esto es placer. Conexión y más.
—¡J-Joder! ¡Eiji...!
—¡A-Ah! ¡Ahí se siente bien!
Eiji incrusta sus uñas contra la espalda del vampiro mientras que el pene de Ash arremete una y otra vez en su punto de placer, es euforia líquida y de pronto, no puede contener la urgencia, su miembro duele como si estuviera a punto de explotar por la estrechez de Eiji. Se derrite. Son fuego, ambos se están consumiendo.
—¡Ah! ¡A-Aslan! Ya no puedo. —El agarre entre sus manos se tensa un poco más.
—Yo también voy a correrme. —Jadea—. E-Eiji.
El orgasmo es un deleite.
Ambos se corren y Aslan bebe un poco más de sangre haciendo que el placer sea miles de veces más surreal.
Caen desnudos encima del otro, no duda en acurrucar a Eiji contra su pecho desnudo que sube, baja y salta erráticamente.
—Eso fue increíble. —Eiji dice entrecortado intentando recuperarse, se muestra mimoso y no vacila en reclamarle caricias que más que contento le da.
—Eiji. —Pero Ash todavía tiene una espina que sacarse—. Sobre Izumo... no quería, pero estábamos batallando, Arthur había iniciado una catástrofe en un pueblo y yo estaba hambriento, en esa época perdía mucho el control de mí mismo e hice cosas malas y lastimé a gente inocente y yo...
—Está bien. —Eiji lo calma dando vueltas las posiciones—. Está bien, cariño, no te culpo, no culpo a nadie por lo que pasó.
—¿Te dejó de importar?
—No, no es eso. —Los puños del nipón se tensan sobre su pecho—. Nunca me dejará de doler, perdí a toda mi familia ese día, pero trato de verlo distinto.
Y acá Ash lo entiende.
Acá Ash ve lo que Eiji pudo hacer y él todavía no logra con Dino.
Porque la verdad por muy dolorosa que sea de aceptar es que Eiji nunca odió al vampiro que asesinó a su familia o a su pueblo o a sus conocidos, Eiji se odiaba más que nada a sí mismo, creía que estaba con vida a costa de los demás y ese rencor al ser intolerable pasaba a proyectarse, es más fácil odiar a un desconocido, es más fácil odiar a algo diferente si se le despoja la humanidad. Y esto por ningún motivo quiere decir que Eiji es un santo y perdona. No. Simplemente Eiji ama a Ash. Se enamoró del Ash que tiene en el presente y se cansó de estar atrapado en el pasado. Y así de simple elige ser feliz sin deberle explicaciones a nadie.
Al carajo a quién no le guste.
—Conformé una nueva familia con ustedes. —Entonces le explica—. No reemplazan la anterior, eso es obvio, pero no quiero perder a dos familias a causa del rencor y estoy cansado de vivir consumido por eso.
—Cariño.
—¿Tiene sentido?
Griffin arriesgándose a volver a amar. Yut-Lung dándole una oportunidad a un hombre lobo. Skipper formando una familia pese a nunca haber tenido una. Ash enamorándose de un humano. Hay tantas cosas que dejaron de tener sentido, ¿pero por qué aferrarse a una decisión que lo hará infeliz y hará más daño que bien? Su orgullo no lo vale.
—Lo tiene.
—Además, lo venía sospechando desde hace un tiempo, Yut-Lung tiene la boca grande.
—¡Esa víbora! —Gimotea—. Pasaré el resto de mi vida compensándote.
—Para poder hacer eso... —Eiji entrelaza sus manos—. Tienes que salir vivo de esto, promételo, Ash.
—Lo prometo. —Musita—. Y yo no rompo mis promesas por nada del mundo.
Eiji sonríe.
Ambos están en paz.
Pero la paz no dura, antes de que consigan siquiera recomponerse hay fuego incendiando Cape Cod, las llamas proliferan sobre los campos de trigo, los látigos rojizos de corazones azulados se expanden desde las pequeñas semillas germinando hacia los gruesos tallos que dan al lago, de pronto el candor se ha tornado sofocante dentro de la cabaña, es un horno humano pero al salir solo lo esperan todos los secuaces de Arthur. Debió saberlo. Debió predecirlo.
Pero bajó la guardia.
Aslan intenta defenderse lo mejor que puede, pero Eiji está ahí, si Eiji está ahí no puede concentrarse al 100% en la pelea, Arthur es un bastardo y lo sabe, por eso va directamente a su amante, Ash chilla para pedirle que huya, pelea contra un ejército de vampiros, es en vano. Yo...¿qué he hecho? Solloza, solloza porque tenía razón, debería haberlo sabido ¡pero no lo hizo! Su voz sale muy triste, no quiere mostrarse monstruoso frente a Eiji, no quiere despertarle recuerdos traumáticos considerando todo lo que pasó en Izumo no obstante, carece de opción. Pero se están llevando a Eiji. Eiji. Eiji. Ya no dan más en batalla. Está drenado, no entiende nada. Se mira un hombro. Lo mordieron. Lo envenenaron, eso explica el cansancio, de hecho, ni siquiera puede mantener la vista enfocada en más que el fuego que lo quema todo. Su infancia. Su pasado. Jim. Había una palabra para eso. Ah, cierto. Sa-yo-na-ra.
Eiji luce débil, realmente débil en los brazos del otro vampiro, está herido y no deja de tiritar puesto que Arthur es su abusador. Aun así...
—A...Ash.
Extiende una mano, Arthur le susurra algo, su expresión cambia, abre sus ojos de gacela, contrae su palma hacia el tórax, sus pupilas se atiborran de lágrimas, Aslan tiene un mal presentimiento aunque las llamas. No puede pensar. Eiji. Eiji. Mierda. ¡Suéltalo! ¿Por qué su cuerpo no reacciona? No puede. No sigue luchando. ¡Vamos! ¡Puedes pelear un poco más!
—¡Vete, Ash! —Aun así—. ¡Te atraparán!
Eiji le grita esto.
No. No. No.
¿Dejarte ir?
Pero te amo.
Te amo tanto.
Sus ojos se llenan de llanto, Ash siente los suyos arder. Esto lo está matando. Y es demasiado... cruel.
—Deprisa.
Arthur le muestra los colmillos, los demás vampiros se preparan para perseguirlo.
—¡Vete!
Así que eso hace y no aminora la marcha a pesar del llanto y el dolor que empieza a asentarse dentro de su corazón porque si Eiji le compró tiempo, no salvará a Eiji muerto, tiene que volver, debe acabar con Dino, es la única manera. Así que corre. Corre. Corre.
Se desmaya.
Mierda.
—¿A-Aslan?
Conoce ese nombre.
Solían llamarlo de esa manera especialmente durante su vida mortal, ah sí, casi la puede tocar, Aslan llegando luego de las prácticas deportivas con los demás niños del pueblo en una cabaña, no siempre podía ir a la escuela puesto que su padre era problemático y su familia carecía de privilegios, aun así cree que era feliz en ese entonces. Era humano. Y su corazón latía.
—¿Aslan?
Conoce esa voz.
No es Eiji.
Pero la conoce, la escucha con disímiles tonos. Lo regaña cuando roba dulces a escondidas. Lo auxilia para que sus tareas queden listas, le zurce la ropa para que sus amigos no se burlen, le empareja los cabellos usando un tazón de cereal, le lee antes de dormir, sus cuentos nunca son geniales, le gustan las cosas menos poéticas, pero se los lee mientras miran las estrellas a través de las aperturas contra las tablas del techo acurrucados en una manta y de alguna manera... Griffin es la persona más genial.
—¡No me toques! —Despierta de golpe, una bofetada retumba en el aire, aspira por pánico tratando de recalibrar su mirada para entender a dónde está, sus pupilas verdes se entornan en la noche igual que las de un lince, ja, el apodo le sienta a la perfección, probablemente por eso le guste tanto a los degenerados.
—Aslan. —De repente, se le encoge el corazón—. Soy yo.
—¿Griff?
—Así es. —Su hermano está arrodillado enfrente, se encuentran en la horrorosa mansión de los Lee porque apesta a lobo, sangre y perfumes costosos—. Soy yo.
—E-Eiji. —Cape Cod. Fuego. ¡Vete, Ash! ¡Te atraparan!—. Tienen a Eiji.
De repente, está llorando.
Es una reacción asquerosamente patética de su parte y se aborrece por tenerla pero no puede evitar desmoronarse en el pecho de su hermano mayor y sollozar igual que un niñito lastimado, solloza en impotencia, grita, llora, aprieta el pecho de Griffin mientras este para calmarlo le traza círculos sobre la espalda, es gentil y suave, teme romperlo aún más si lo presiona. Pero no es justo. ¡La vida por fin le dio algo bueno y ahora se lo quita! No es justo.
—Acá intentaron hacer lo mismo, nos emboscaron para llevarse a Skip y a Max pero enviaron menos hombres y pudimos defendernos.
—¿Ellos están bien?
—Lo estamos, mocoso. —Max se une al abrazo, es paternal, Ash ama que lo sea, su verdadero papá debe encontrarse calcinado en Cape Cod así que ya no tiene papá.
—Llevé a Eiji porque quería contarle lo de Izumo, quería que supiera...que viera ese último momento dónde sentí control de verdad y me sentí yo mismo, era algo que quería compartir, estoy enamorado de ese terco y quiero ser humano, quiero una vida a su lado, quería decirle y partir ahí, era mi inicio.
—Vaya que eres dramático. —Yut-Lung está sentado a un costado—. Con razón hacen tanto paralelo a crepúsculo, mira cómo te portas.
—Cállate, víbora.
—¿No querrás decirme algo diferente? —Hay una sonrisa sañosa en sus delgados labios—. Algo más apropiado como: "gracias mi salvador".
—¿Eh? —Un pequeño frasco repleto de un líquido espeso como la tinta, grueso como brea pero con un brillo escarlata pende entre sus dos dedos, huele a podrido, huele a muerte—. ¿Qué diablos es...?
—Nuestra clave para matar a Dino.
—Sangre de Skip. —Sigue siendo un medio vampiro.
—No fue fácil extraerle al pequeño (más considerando lo que pasó con Dino), pero tu bendición está determinada a rescatar a su mami, así que me pidió que a pesar de todo le sacara lo que más pudiera y lo usáramos para matar al cerdo. —Ash da una gran bocanada de aire, aunque claramente no logra respirar por la falta de Eiji.
Porque eres mi héroe
Concéntrate.
Porque haría lo que sea por ti Ash, estoy muy enamorado.
Tienes que rescatarlo y necesita que seas Ash Lynx para hacerlo.
Vamos.
—Tendría que tomarse toda la botella para morirse. —Piensa—. ¿Estás seguro de lo que viste, viejo?
—Sí, cuando quiso deshacerse de Skip tocó por accidente su sangre y se derritió y fue algo asqueroso de ver aun estando prisionero. —La voz del cazador se torna más chillona—. ¡Me recordó a la escena del mago de Oz! Dónde la bruja se derrite.
—Genial, solo tenemos que derretir a Dino. —Yut-Lung brama con sarcasmo—. Debemos forzarlo a que la tome sin que nos mate y más encima robarle sangre, está sencillo.
—Todavía no desciframos cómo matarlo sin que sea un suicidio para uno de nosotros.
—Tendremos que verlo en la marcha, Griff.
—O en su defecto, Edward se muere.
—¡Yut-Lung!
—¿Qué? Todos queríamos ese final en crepúsculo, no finjas que no.
—¡Yut-Lung!
—Perdón, perdón. —Sonríe con veneno—. Son mis defensas, me pone nervioso volver a ver al cerdo otra vez.
—¿Irás?
—Soy su Rosalie Hale, claro que iré por mi Bella.
—¿Su qué?
La discusión se corta ante la intromisión de los licántropos.
Los ojos de Shorter son dolorosamente cristalinos al no solo dar cuenta de fatiga sino que relatan la historia de sus pérdidas, sus anhelos frustrados y de la pesada carga que esconde pero que día a día se hunde un poco más sobre sus hombros, el chino tensa su boca sin saber cómo iniciar, cada mirada se encuentra sobre sus músculos rígidos, su respiración errática y su ritmo cardíaco que cuenta culpa reprimida. Pero es Sing quién termina dando dos pasos enfrente, inflando el torso, dándole la misma clase de mirada que su predecesor esboza.
—La manada los ha estado vigilando. —Entonces dice con la voz firme—. Sospechamos que... Lao le dio información a Dino sobre nuestro paradero.
Oh.
Sing agacha la cabeza, más, no agacha la mirada.
—Aunque no somos parte de la manada sigue siendo nuestra responsabilidad, tomaremos el castigo que nos corresponda.
—Sí. —Shorter finalmente habla—. Lo sentimos, esto fue por nuestro descuido.
—Ash. —Griff le susurra—. ¿Qué hacemos?
—Aceptamos la responsabilidad.
Si Aslan quisiera desquitarse esta es su oportunidad.
Tiene el poder.
Puede culpar a alguien más por lo sucedido.
Pero entonces ve los ojos de dos lobos que quedaron huérfanos a costa de creer en sus ideales, sabe lo importante que es la manada para su especie, aún así tiraron todo a la mierda para socorrerlos la primera vez. Además...Eiji. Eiji adora a estos dos idiotas.
—Eiji odiaría verlos deprimidos por esto. —Entonces elige tomar la decisión más madura—. Si ansían redención pueden acompañarnos.
—Ash.
—O no lo hagan.
—No es su pelea. —Yut-Lung se planta con fiereza, sin duda se ha vuelto protector de Wong, es raro.
—Es nuestra pelea. —Shorter asegura enrollando sus brazos alrededor de su cintura, desprendiendo feromonas que sorprendentemente logran sosegar el temple volátil del histérico—. Esto no se acaba hasta que se muera Dino.
—Te mataré si mueres. —Gruñe—. Te mataré sino eres ese lobo que protege a su loba, ¿escuchaste?
—Sí. —Shorter le presiona un beso en la sien—. No planeo morir.
—Te cortaré las pelotas si mueres.
Shorter traga duro.
—Con mayor razón, no puedo morir sin darte cachorritos antes.
—Bien, está arreglado. —Ash comanda—. Nos vamos.
O al menos ese es el plan.
Pero Max.
Ugh.
Claro que el viejo lo jode un poco.
—No me pienso quedar de brazos cruzados esperándolos acá.
—Eres un humano. —Por ende, Aslan debe hacer otra vez el papel de villano al ser el único con más de una neurona—. Solo serás un estorbo, puedes hacer que maten a Griff.
—Aun así. —El periodista frunce los puños—. Aun así quiero protegerlos.
Claro que Ash empatiza el sentimiento ya que Max lo adoptó desde la primera vez que se conocieron aun si Griff solía llamarlo su hermanito "bebé" (por ende lo descolocó encontrarse a un adolescente) parecía genuinamente feliz de conocerlo, de ponerle cara al niño a quien le enviaban poemas, cartas e inclusive cuentos. Lo vio en su mirada azulada. Y Aslan quiso odiarlo, realmente quería, tenía malas experiencias con sus figuras paternas y bueno, los otros hombres que lo buscaban lo hacían por sexo o por poder. Pero Lobo nunca fue así.
Y Ash supo que dejaba en excelentes manos a su hermano mayor.
Hubo momentos en dónde sus defensas lo hicieron vacilar, claro está y de hecho, aprovechó de usar a Max como excusa para pelearse con Griffin ya que en ese entonces creía que debía apartar a Griffin del mundo de los vampiros (y por extensión, de Dino) pero ahora, teniendo al adulto cara a cara con sus camisas de viejito, sus vellos cobrizos al no haberse afeitado, sus oscuras ojeras y esos ojos azules que no desprenden más que preocupación sabe que la vida lo compensó, eso que Jim nunca fue, su Maxie lo es con creces.
Y acá está, queriendo protegerlo.
Pidiéndole ser un papá.
—Viejo. —Así que deja sus viejos hábitos y baja esas defensas—. Cuando los padres se ponen viejitos es deber de los hijos cuidarlos.
—Pero...
—Así que por favor. —Ash aprieta sus palmas—. Quédate en casa y cuida a Skip, debe estar asustado luego de que le sacaran tanta sangre, es solo un bebé.
—Mocoso. —Max suspira—. No eres más que un bebé con un bebé.
—Es verdad.
—Prométeme que estarás a salvo. —Entonces dice con seriedad—. Lo último que quiero para Griffin es que consiga un corazón y se le rompa por alguna imprudencia tuya.
—Lo mismo digo. —Ash sonríe—. Papá de mierda.
—Hijo de mierda, ven acá.
Max lo abraza con fuerza en esa despedida, Griff no tarda en unirse puesto que aun si han disfrutado de la inmortalidad más siglos de los que son tolerables, esta es la primera vez que algo parece finito.
—Tú igual, Griff. —Max los acuna con fuerza—. Vuelve sano y salvo, no sobreviví una maldita guerra solo para perderte acá, ¿entendido?
—Sí. —La emoción sangra en la voz del vampiro—. Cuando regrese...tendré un corazón para dártelo.
Y Ash podría soltar un comentario sañoso sobre lo asquerosos que son, pero no. Porque ama a estos vejetes sentimentales más que nada.
Los adoro.
Espero hacerme humano y tener una vida en dónde puedan ser mis papás.
Tonto, ¿no?
Muy tonto, verdad.
Cuando la luna está llena salen los vampiros y los hombres lobos a cazar.
Se suben a la camioneta con la sangre de Skip como única esperanza, sabe que es una trampa puesto que Arthur no es lo suficientemente inteligente para pensar por sí mismo. Pero Eiji. Eiji vale cualquier riesgo. Se equipan. Se arman aunque saben que será en vano, necesitarán comprar tiempo si buscan acercarse a Dino porque Dino es un maldito cobarde que aun siendo lo más poderoso jamás existido, nunca pelea por sí mismo. Hijo de puta. Bastardo. No. Dino codicia que pierda su mierda. No perderá el control.
Cierra los ojos.
«Tendrás que pasar a través de mí».
No repetirá nunca más lo de Izumo. Griff está dándole la mano. Ve lo duro que es para Ash lidiar por esto. Así que no lo suelta. Lo mantiene conectado a la camioneta. Al retumbar de los neumáticos. A los latidos erráticos en el corazón de los lobos. El aroma a brisca fresca. A la reminiscencia del fuego. Ve los ojos lustrosos de su hermano. Frenan el auto. No dicen nada antes de bajarse, Shorter saborea el aire en busca de Eiji hasta dar con su rastro.
Cuando entran a la mansión es una emboscada.
Otra vez. Ash tiene que hacerlo todo otra vez.
Corre.
Inhala.
Muerde.
Mata.
Un pie al frente del otro encima de un charco de sangre, hay veneno todavía corriendo por su cuerpo la verdad, no sabe, quizás Yut-Lung se lo sacó antes, no tuvo tiempo para pensarlo ni tampoco ahora, así que corre por los extensos pasillos que se sabe de memoria, cubre a Shorter, Shorter los guía, es extraña esta sensación de complicidad que brota entre ambos al pelear codo a codo, Ash sonríe bajo el corazón de la matanza. Quizás pueda ser su bro después de todo.
Delante de ellos se escuchan gruñidos astillados, están camino a la oficina de Dino, Ash siempre odió aquel espantoso cuarto no solo por la ostentosa decoración ni porque allí llevaba a las mascotas con el objetivo de "entrenarlas" sino que ahí están todas las cosas estereotípicas de vampiros incluyendo un trono, ja, el cerdo realmente se cree rey de los vampiros.
—¡Ash!
El aludido siente una punzada de pánico al encontrarse la mirada sanguinaria de Arthur, tiene sangre escurriendo de sus colmillos, no hace falta. Eiji. Lo hirió. Quiere matarlo. Quiere arrancarle la cabeza.
Cálmate. Cálmate. Cálmate.
—El samurai boy es realmente delicioso. —Lo ve relamerse—. Incluso ahora...es toda una puta.
—¡Te dije que no lo tocaras!
Pierde el control.
Arremete contra Arthur sin escuchar al resto de su equipo ya que Eiji. Eiji. Eiji. ¡Se atrevió a lastimarlo otra vez! Eso es imperdonable. No perdonará a nadie que lo lastime. Ash incrusta sus colmillos sobre el cuello de su enemigo y succiona con tanta fuerza que incluso le crujen los huesos, sí, Arthur puede ser fuerte y usualmente sería invencible en un combate mano a mano. ¿Pero Ash? Hunde sus dientes en la carne fresca hasta atravesar todo músculo y romper sus capas de piel como si fueran papel. Ya que Ash finalmente tiene una razón para salir con vida. No la arriesgará.
Hay gritos a los cuatro vientos. La mansión se ha llenado de los perros falderos de Dino. Yut-Lung es quien tiene el frasco con la sangre y debe protegerla. Shorter lo está resguardando y no es problema. Griffin a pesar de todo está luchando como si toda la fuerza hubiera estado adormecida y finalmente pudiera hacer uso de su naturaleza bestial, impresiona al borde del descontrol y el goce. Pero Arthur. Arthur sigue retorciéndose igual que un ratón en las fauces de un gato. Ash aprieta. Muerde. Y toma.
—D-Dijiste que no eras un vampiro caníbal, siempre te creíste mejor que yo.
Y Ash lo hacía.
Pero las cosas cambian.
Crack.
El cuerpo de Arthur azota el piso como si fuera un saco de papas, Aslan se inclina una última vez en su herida, muestra sus colmillos, aprieta los párpados, recuerda las veces que Dino lo hizo matar por su nombre, tensa las garras en el suelo, de un solo mordisco desfigura al rubio arrancándole la mitad de la cara igual que un perro enrabiado, dejando expuesto cartílago y huesos desnudos en un charco putrefacto de sangre ennegrecida, Ash escupe el pedazo de carne magullada, se limpia la boca, traga el asco, necesitaba tiempo y esto le dará tiempo antes de que Arthur se recupere. Pero matar. Matar así...
Ash mira su reflejo en uno de los vitrales de Golzine.
Su cabello dorado cae en hileras salvajes sobre pestañas blancas infestadas por gotas escarlatas, esa piel perfectamente inhumana con un porte elegante y una belleza sobrenatural se tiñe por el veneno de un color que da cuenta de putrefacción, es como necrosis deslizándose por debajo de la piel, esto lo lleva a cuestionarse con si el veneno lo matará al ser humano o se esfumará pero lo más espantoso son sus ojos rojos. Los ojos de Dino cuando lo mordió. Los ojos en el cadáver de Jim. Los ojos que un hombre que intentó salvar a su hijo miró antes de desvanecerse por siempre. Los ojos de un vampiro.
Un monstruo.
—Vaya, vaya. —La voz de Dino paraliza todo el lugar—. Por fin el hijo pródigo regresa, aunque nunca esperé que fuera en estas condiciones.
—¡Dino!
Ash no puede saltarle encima.
Tiene a Eiji.
—¡No te atrevas a tocarlo!
Eiji.
Eiji.
Eiji.
—¿Qué? ¿Ese simple juguete humano? —A pesar de su apariencia grotesca y vieja Dino goza de una fuerza sobrenatural desmesurada, por eso Ash vislumbra que si sigue ahorcando a Eiji le va a romper el cuello y caerá muerto antes de que siquiera pueda suplicar piedad—. Has bajado tu nivel.
—Dino. —Intenta razonar—. Por favor.
—Naciste como una vulgar prostituta, me tomaré el tiempo necesario para enseñarte... —Sus manos aprietan aún más en la tráquea de Eiji cuyos pies penden como los de una muñeca de trapo mientras da bocados de aire desesperados en busca de oxígeno pero no llega. No llega. ¡Para!—. Te convertiré en una esposa decente.
—Bien. —Ash cae al suelo rendido—. Puedes hacer eso.
—¡Aslan! —Griff lo mira con el alma rota.
—Ah, el otro hijo pródigo finalmente regresa. —Y eso es malo, ahora Dino también tiene su atención en su hermano mayor—. A ustedes dos, me encargaré de corregirlos.
—¡No te atrevas a tocar a mi hermanito! —Griffin está hecho una bestia que debe ser contenida por varios vampiros—. ¡Te mataré! ¡Te arrancaré la cabeza igual que lo hiciste con papá!
—Veo que por fin dejó de luchar contra su naturaleza. —Ríe—. Bien.
—Dino...
—De rodillas todos o se muere el chico.
Obedecen.
Caen de rodillas, Ash nunca ha estado más aterrorizado en la inmortalidad, es que Eiji, sus ojos miran repletos de tanto terror, carajo, parece herido, está lleno de cicatrices otra vez, debieron usarlo para alimentarse.
No lo toques. No lo hieras. A mí puedes hacerme lo que ansíes, úsame, rómpeme, tómame, abúsame, jódeme, lo soportaré todo, no me quejaré, no huiré, no resistiré, lo prometo, me quedaré en esa jaula y seré tu esposa, tu juguete, tu mascota o lo que quieras que sea. Te daré mi cuerpo, alma y mi mente mientras él sea libre. Porque Eiji. Eiji es bueno. Merece ser feliz. Es bonito. Terco. Ve bondad en donde yo solo vi piezas rotas. Perdona. Intenta mejorar. Vuela aunque no tenga alas. Es determinado. Terco y un poco mierdoso. Ríe. Cada vez que ríe nace una estrella. Ama a Skip. Y a sus amigos. Es tan fuerte, lo suficientemente fuerte como para hacerme creer que merecía ser amado. Es mi casita. Mi conejito. Mi alma gemela. Mi Bella. Mi principito. Mi Sophie. Mi corazón. Mi humanidad. Me hace Aslan. Y yo lo amo tanto.
Así que por favor, Dios, si existes no te lo lleves.
Llévame a mí en su lugar.
Pero Eiji solo lo mira con resignación, ha perdido color en sus mejillas, sus ojos impresionan nublados por una capa de agotamiento que no sabe si es a causa de la asfixia o por esa situación. Inhala. Inhala como si fuera la última bocanada que dará en su vida. Separa los labios. Y deja escapar tres palabras.
«Te amo, Aslan».
—Se acabó el tiempo.
—¡No!
Sing le ha arrancado la mano a Dino de un solo mordisco antes de que el vampiro reaccione y con la mano, ha logrado arrastrar a Eiji también.
—¡No te atrevas a tocarlo otra vez!
Sing le gruñe con todo el pelaje engrifado, está totalmente transformado, es mucho más imponente de lo que recuerda.
—Te mataré si vuelves a lastimar a Eiji.
—Un lobo protege a su loba. —Shorter musita con orgullo y Ash está tan feliz de la existencia de ese Jacob en la historia que podría llorar—. Ese es mi chico.
—¡Inmovilicen a Dino contra la silla!
Ash ordena.
—¡Vamos a sacarle la sangre!
Atacan.
Entre los tres vampiros consiguen inmovilizar a Dino contra la silla mientras Shorter contiene al resto de sus perros falderos, Yut-Lung le da instrucciones pero es extremadamente difícil conseguir sangre de ese cerdo por su inhumana velocidad para regenerarse, de hecho, antes de que tocara el respaldo de su trono ya tenía el brazo de regreso. Ash intenta reducir sus pensamientos a lo esencial en medio de este caos, muchas cosas pueden salir mal y esta es su única chance.
—¿Estás bien, Eiji?
Por supuesto que Sing se encuentra sin camisa al volver a su forma humana, no por nada es Jacob.
—Sing.
Eiji lo abraza con fuerza, está temblando, claro que debió ser retraumatizante ser secuestrado, todos sus músculos impresionan lastimados, hay muchas marcas de colmillos y Ash quiere llorar, abrazarlo y protegerlo de todo mal. No puede. Está reteniendo a Dino por el pescuezo mientras Yut-Lung toma la sangre en un tubo.
—Estoy acá, Eiji.
Entonces ve lo realmente enamorado que debe estar Sing, ve lo feliz y tranquilo que impresiona por tenerlo de regreso a salvo, ve los extremos a los que está dispuesto a llegar con tal de protegerlo en relación al mal. Lo agradece. No lo cela. No se lamenta. Así que mira el abrazo con una sonrisa calma.
Mientras Eiji sea feliz.
Mientras Eiji esté a salvo.
Ash estará bien.
—Tendrás que beber eso lejos de Dino y antes de que lo matemos. —Yue le ordena a Griffin—. Estar tan encima te hará un blanco fácil y una vez bebas esto no tendrás más que una vida, ¿comprendes?
—Sí.
—Ve. —Ash le da permiso—. Ve de prisa, Griff.
—Pero...
—Acabemos con esto pronto.
Entonces su hermano obedece y Ash se las arregla para retener a Golzine por dos vampiros, evita la disociación mientras Yut-Lung saca el frasco con la sangre de Skip, lo difícil será forzarlo a beberla y más considerando que quién se la dé morirá sino se transforma en perfecta sincronía, Ash ancla sus zapatillas contra el piso, las entierra porque la fuerza de Dino es desmesurada y ya siente cómo cada hueso se rompe en su interior y se astilla al otro lado. Inhala. Exhala. Concéntrate. Pero no te centres en el dolor.
—¿T-Te falta mucho?
—Ah, perdón, ¿acaso puedes sacarle sangre más rápido a este imbécil?
—No.
—Entonces, cállate.
Yut-Lung llena un segundo frasco. Plic. Plic. Plac. Ambos se miran, hay una determinación surreal en las pupilas del otro vampiro, le extiende el tubo con la sangre de Dino, toma el frasco que tiene toda la de Skipper, el hijo de puta piensa sacrificarse y morir junto a Golzine. Pero... a Dino le toma menos de un segundo de vacilación liberarse y arrancarle el corazón a Yut-Lung.
Literalmente se lo arranca.
Lo tira como si fuese basura.
Y ríe.
—Nunca estuviste a la altura.
—¡Yue!
Shorter se ve devastado con la imagen, le arranca la cabeza a un vampiro de un mordisco para correr al lado de su amado, Yut-Lung se desangra y aunque usualmente un vampiro es inmortal como Dino fue quién lo atacó y le arrebató el corazón, ya no sanará.
Yut-Lung mira su corazón, mira lo insignificante, pequeño y blandito que es.
Sonríe.
Una sola lágrima rueda por su mejilla mientras lo hace.
Esto es todo ¿verdad?
—No, no, no. —Los ojos de Shorter se atiborran de lágrimas—. No puedes hacerme esto, prometiste que tendrías una cita conmigo y todavía no la tienes.
—Shorter.
—No te he mandado todos los memes de lobos que hice y ni siquiera te he podido presentar a Nadia y ella te adoraría, se llevarían bien, estoy seguro que si le llevas flores bonitas te amará, ella anhelaba más que nada en el mundo verme sentar cabezas y quiero sentar cabezas contigo, por favor aguanta.
—Oye. —Susurra—. No llores por mí, ese no es tu estilo.
—Por favor, no mueras. —Le ruega como si fuera un cachorro herido apoyando su frente en la frente del vampiro—. Te quiero, anhelo estar para ti, quiero ser tu pareja destinada y mostrarte la clase de amor que mereces, por eso, no puedes morirte.
—También te quiero. —Ríe—. Aun con tus horribles memes.
—Yue.
—¿Sabes? —El vampiro tose sangre—. Si aún tuviera a mi corazón dentro estaría latiendo por ti, me suelo burlar del poder del amor pero en ti es lindo.
—Mierda. —Las lágrimas caen por el mentón del licántropo, sus palmas están pegajosas y rojas dada la sangre, pero ese no es impedimento para que intente limpiarlas y le acomode esos largos cabellos negros detrás de la oreja, quiere ver su carita pero su carita cada instante pierde vida, Shorter quería ver esa carita por el resto de su vida, ya había tomado una decisión—. Perdí a Nadia, me sacaron de la manada, he perdido demasiado, no quiero perder a más por favor, no lo soportaré, prometo dejar de hacer memes y portarme bien, seré un buen alfa para ti, aprenderé, inclusive seré un buen papá, ¿no te gustaría tener cachorritos? Apuesto que serías un papá fabuloso.
—Shorter. —Yut-Lung aprieta su mano, frenando las caricias—. Estoy bien con esto, he vivido mucho tiempo.
—Pero no a mí lado, no el tiempo suficiente a mí lado.
Es un espectáculo horrible de ver: Shorter apretando la silueta de muñeca rota que Yut-Lung todavía intenta sostener junta mientras los tiñe a ambos de escarlata con gritos guturales que se pierden en el llanto, las súplicas de Shorter son sonidos agónicos e incluso animales, no deja de gimotear, se ve muy pequeño rezándole a Dios para que no se lo quite, viendo cómo el color abandona su rostro de mármol y cada instante se vuelve más y más frío.
—No es justo. —Musita—. Eres mi pareja destinada.
—Yo te esperé miles de años. —Yut-Lung jadea—. Espérame un poco más.
Entonces se detiene.
Yut-Lung se queda realmente quietecito con los ojos abiertos, aunque sus labios pierden todo atisbo de color se mantienen curvados en una sonrisa, su camiseta queda empapada de carmín, sus pupilas están vacías, las lágrimas gotean hacia las mejillas pálidas, Shorter parpadea estupefacto, se ríe y ríe aún más fuerte, entonces arroja un grito tan despechado que los deja a todos en el piso, es como si Dino le hubiera arrancado su propio corazón.
—Dino Golzine.
Gruñe cegado por la venganza.
Shorter se le abalanza hecho una máquina para matar.
Le arranca la cabeza y cada extremidad sin importar qué tan veloz se regenere, lo araña y lo desgarra pero Dino solo lo mira como si fuera una molestia.
—¡Aslan! —Griffin le arroja el frasco que quedó en la mano de Yut-Lung.
Es un humano.
El corazón de su hermano late. Late de verdad.
Pero en la guerra no hay tiempo para lamentarse por las pérdidas y Ash tiene que matarlo, los perros de Arthur pronto se sanarán y Shorter no podrá contenerlo por siempre. Pero el veneno corre fuerte por su cuerpo. Lo hace más lento. Lo vuelve más disociado. Se siente fuera de sí. Debe hacerlo. Debe. Mira al cadáver de Yut-Lung y se traga el llanto.
Sí somos amigos, ya no podrá decirle.
Te quiero.
Eres como un hermano menor y eres un dolor de culo la mayoría del tiempo pero realmente te quiero, es indigno morir así para ti. Así que por favor despierta.
—¡Aslan! ¡Dáselo de beber!
Concéntrate.
Griffin es humano, Yut-Lung está muerto, estás solo en esto.
—Nunca me gustó como me gustas tú. —Aun si Shorter le ha quebrado la mandíbula sigue hablando.
—Te mataremos con esto. —Ash le hace un gesto a Shorter para que lo fuerce a abrir la boca y poder acabar con el cerdo de una vez por todas.
—Me alegro que muriera, sabía que no era un vampiro real, siempre fue blando y era malo en todas sus labores sexuales, por eso te guardé a ti para mí, tú has nacido para esto. —Aslan le quita la tapa al frasco pero Dino no coopera y su cuerpo cada instante se siente más y más pesado—. Cuando mis chicos me liberen los haré pagar, tu hermano es un humano ahora igual que tu amante.
—Cállate.
—¿Qué crees que les pasará?
—Cállate, cállate, cállate.
—Realmente me divertiré convirtiendo a quienes amas en mis juguetes y bancos de sangre aunque creo que Eiji ya tuvo esa fortuna.
—¡Cállate!
—Ah. —Pero sus ojos se conectan con los de Dino...—. Y al parecer tu hermano no vivirá lo suficiente como para saberlo. —Y Dino mira hacia atrás.
—¡Griffin!
El mundo deja de girar en ese momento.
No hay latidos. Ni gritos. Ni respiración.
Ash se da vueltas bajando la guardia para mirar a su hermano, Arthur aún medio cercenado se arroja para desgarrar a Griffin sin embargo Sing lo predijo y se ha tirado en su defensa, Shorter le grita algo que se escucha demasiado lejano para que lo desglose, su cuerpo se aprecia pesado como si su piel fueran lingotes y su sangre cemento en plena solidificación, hay sangre en el piso, Ash se acaricia el vientre, el pecho e incluso la espalda en busca de la herida. Pero al darse vueltas.
—Eiji.
No hay herida porque Eiji se interpuso entre él y Dino.
La mano de Dino le ha atravesado el pecho.
No. No. No.
—¡Eiji! —El nombrado lo abraza con fuerza, carga su peso en su cuello—. ¿Por qué lo hiciste? Yo...
—Siempre dices que harías lo que sea para protegerme. —Musita—. Pero a veces se te olvida... que es mutuo, Ash, que yo también haría cualquier cosa por ti.
—Mierda, Eiji, ¡no!
—Te amo.
Lo último que sabe es que le ha clavado la botella de sangre en la garganta a Dino, lo mira retorcerse, Shorter ha salido de encima puesto que Max tenía razón y algo en esa sangre...lo hace derretirse, es el final.
Los vampiros de Arthur poco a poco se esfuman como cenizas.
Ash cae al lado de Eiji.
Eiji y él se miran.
Ash sigue siendo un vampiro. No toma de la botella con la sangre de Dino. Ya es muy tarde.
Ambos se mueren.
—Cuando seas humano... —Entonces Eiji le dice con fuegos artificiales ardiendo en sus ojitos, manos entrelazadas y sonrisa fulgurante—. Hazme tu esposo.
—Sí. —Ash lo acurruca sintiendo su propio cuerpo desvanecerse—. Es una promesa.
—Aslan. —Eiji lo mira yéndose lejos, muy lejos—. Pase lo que pase...
En todos los universos.
En todas mis vidas.
En cada mundo.
—Mi alma siempre estará contigo, no lo olvides.
—No. —Eiji se acurruca sintiendo demasiado frío, Ash ya no siente su cuerpo, todo lo que puede ver es la infinitud de su vida hacerse cenizas, le parece irónico considerando su apodo, mira a Griffin, le pide perdón, porque al final le dio un corazón solo para romperlo—. Cuida a Skip, tú y el viejo.
—¡Aslan!
Pero Ash ya no escucha más.
Se va.
Al volver a abrir los ojos ya no siente dolor, ni frío, ni siente el cuerpo pesado, tampoco está encogido en el piso de Dino sino que hay mucho color a su alrededor, le recuerda a aquel deslumbrante campo de trigos que había en Cape Cod antes de que lo quemaran, no hay nada más que silencio y paz.
—¡Ash! ¡Vamos!
Eiji corre.
Ríe. Salta. Extiende ambos brazos como si fueran alas.
Es precioso, como solo Eiji sabe serlo.
Sublime. Maravilloso. Libre.
—¡No te vayas a hacer daño onii-chan! —Ash le grita con todo el oxígeno que resta en sus pulmones, conoce a su terco y sabe que no le hará caso, pero aún esa refulgencia que escalda como fuego fatuo dentro de su iris de caramelo, chocolate, hojas otoñales, ramas de cerezo y besos azucarados resulta demasiado contagiosa como para resistirse y no dejarse llevar—. ¡Eiji!
—¡Atrápame si puedes! —Pero el terco corre, le recuerda a un conejito salvaje saltando en un prado por primera vez—. ¡Vamos, Ash! Si me atrapas te dejaré hacerme tu esposo.
—¡Tramposo!
—¡Vamos, encuéntrame pronto!
En todos los universos.
En todas mis vidas.
En cada mundo.
Finalmente están a salvo.
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