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23. You'll have to go through me.

Hola mis bonitos lectores~ sobrevivimos al último capítulo de esta patita del fic, ya los siguientes son mucho más ligeros hasta el final porque tenemos que sentar las bases y profundizar en todo lo que ha pasado acá, así que aguantenme hoy y respiremos mañana y el fin de semana. Mil gracias por tanto.

Espero que les guste~

Ash inhala, da gigantescas bocanadas de aire con la esperanza de que apacigüen su mente, llena sus pulmones con oxígeno, se torna consciente de cada fibra, cada músculo y vena que fluye en su pecho aunque es en vano, no puede respirar pero intenta. Uno. Dos. Tres. Es que Eiji. Cuatro. Cinco. Mierda. Ha pasado demasiado tiempo desde que desapareció y a causa del veneno que Arthur asentó dentro de Shorter ha sido imposible salir antes. No puede hacerlo sin ayuda, por eso arrastró su orgullo por Chinatown en primer lugar. Pero Eiji. Skip. Max. Carajo. Hoy es la subasta del Club Cod, Ash ha estado en varias (a veces como mercancía y otras veces como proveedor).

Ash aborrecía ese tipo de celebraciones lo que por supuesto, era completamente hipócrita tomando en consideración que no solo aportaba con un espécimen sino que también satisfacía la cuota de su hermano. Se da asco al pensarlo.

Se imagina a Eiji parado en medio del escenario con esas caras lujuriosas alrededor, se lo imagina al borde del colapso con sus ojitos de ciervo buscándolo por doquier, le dijo que era su héroe, un héroe estaría allí para rescatarlo. Entonces teme que Dino ya lo haya roto o algo peor. Pero se obliga a salir de aquel pensamiento o no le servirá a nadie, está con Max, debe estar bien, sin embargo, Max igual es un simple humano que carece de poderes contra los vampiros y Dios, es un anciano, usa pantuflas los fines de semana y viste suéteres mullidos para el frío ¿qué oportunidad tendría? Fue militar entre Irak y otros lugares, aun así, un vampiro es un enemigo diferente. Formidable. Inmortal. E Invencible.

Skip.

Dino ya debe haberlo matado.

Ni siquiera debería importarle, no tiene ni corazón pero...

Ash... estás a salvo.

Pero...

Qué alivio.

Pero Eiji llegó a cambiar todas las reglas en su juego, de pronto, es más importante mantenerse vivo, mientras pueda tener una vida a su lado, mientras pueda mantenerlo un poquito más...¿dónde está?

—Ash.

Por favor, no mueras.

Tienes que volver a mi lado, todos ustedes tienen que hacerlo.

—¡Ash!

La voz de Shorter inunda el cuarto como un rayo rompiendo el cielo, esas pupilas verdes se entornan para mirar al licántropo, tiene el pecho descubierto y a su lado hay una pila de vendas enredadas ya que estaba revisando su cicatrización antes de que la mente se fuera a lugares más oscuros, lo afectó que Arthur le enviara una invitación a la subasta de la tarde, sin duda es una trampa y deben atacarlo antes de que siquiera los lleven al evento, eso lo tiene nervioso y Ash Lynx jamás está nervioso, pero la situación es complicada.

Son un vampiro y un licántropo contra la milicia de chupasangres esclavos de Dino, no pueden ganar.

—¿Cómo están mis heridas? —El tono de Shorter es de ultratumba, todo el ambiente se siente tenso e irreal ante la ausencia de los secuestrados. ¿Así era mi vida antes? ¿Así de vacío solía sentirme aun si lo había normalizado? ¿Cómo no enloquecí en ese caso?

—Bien. —Se aleja.

—¿Bien?

—Sanaste bien, sí.

—Supongo que se lo debo a Yut-Lung.

—Sí. —Las palabras del otro vampiro retumban por su cabeza, hacen que un tenue pinchazo muerda su corazón, tiene razón, lo está usando y por ende, no es mejor que Dino.

Puedes tener todo lo que quieras de mí y puedes usarme todo lo que quieras.

De hecho, este comportamiento lo llenaría de orgullo, le diría que ha aprendido bien, aun si los quiso a los dos como sus joyas en exhibición siempre alentó la competencia alegando que solo el más duro de ellos sobreviviría y siempre creyó que Yut-Lung merecía dicho título por su ambición, no obstante algo no terminaba de convencer a Dino o más bien, algo de Aslan lo obsesionó, decía que era "amor" y eso lo cabreaba de sobremanera.

No era amor.

¿Cómo podría?

Dino sabía que los prostituía a todos al comprar sus almas y obligarlos a matar por su nombre porque siempre se ha tratado de control, no de amor. Todos son desechables. Todos son rompibles. Aunque Yut-Lung era la opción más viable para ser un sucesor predilecto, Ash ansiaba libertad más que nada, eso hirió su orgullo y de la herida llega la obsesión.

—Partiremos enseguida. —No quiere pensar en Dino antes de confrontarlo ni en lo que podría hacer con sus seres amados con tal de torturarlo—. Iremos antes de que llegue la subasta.

—No sabía que había una mafia entre vampiros.

—Sí, Dino los maneja a todos.

—¿Por qué? ¿Por qué no se rebelan?

—A diferencia de los lobos que te obedecen ya que confían en ti, nosotros obedecemos por el miedo a que Dino acabe con nuestra existencia, tiene el poder de hacerlo siempre que desee y no le tomará más esfuerzo que el chasquido de un dedo.

—No sabía. —Shorter tensa sus manos en el cubre de la cama—. Siempre pensé que eran malos por ser malos. —Ash alza una ceja, indignado.

—Tampoco todos los vampiros logran sobrevivir a base de cosas humanas, ¿sabes? Bebemos sangre por algo así como los humanos comen animales, no es cosa de maldad, es cosa de supervivencia, es una agonía pasar hambre para nosotros.

—Aun así. —Su boca se alarga—. ¿Es la única opción que tienen?, ¿o matan o se mueren de hambre?

—Sí.

—Suena un poco extremista.

—Lo es.

—¿Siquiera alguien podría vivir así? Sin sangre, me refiero.

—Es la opción con la que mi hermano ha vivido todos estos años, Griff no toma sangre, eso lo vuelve débil en comparación a los demás vampiros.

—¿Lo hizo por su esposo? —Asiente.

—La otra opción es llegar a un trato con algún humano que esté dispuesto a darte sangre pero nunca es fácil para nosotros negociar con los mortales, nos ven como monstruos.

—¿Eso es Eiji para ti? ¿Un banco de sangre?

—Sabes que no. —Ash sonríe con tristeza—. Por eso odio estar haciendo esto, jamás debí arriesgarlo y dejarlo quedarse a mi lado.

—No es tu culpa. —Shorter lo reconforta—. Eiji es terco.

—El más terco de todos.

Ambos ríen.

Cómplices. Relajados. Ansiosos.

Es extraño poder relacionarse con Shorter de manera tan amena si se ignora la diferencia de especie y la guerra que susodichas están lidiando en estos momentos, no obstante, su presencia genera algo entrañable y no porque Shorter sea un gran hablador o resulte especialmente confortante como Eiji tiende a hacerlo, es algo mucho más ligero y amigable. Sí. Le da la sensación de que este tipo con el peinado más ridículo del mundo, ropa chillona y lentes horribles podría haber sido su amigo en otras vidas.

—¿Cómo te volviste amigo de Eiji de todas formas? —Entonces Aslan se atreve a preguntar en caso de no poderlo hacer más adelante, la posibilidad de morir a manos de Dino no se ha esfumado desde que les llevó la cabeza de su padre.

—Se podría decir que Sing tuvo un flechazo a primera vista cuando lo vio, era apenas un mocoso de medio metro que estaba descubriendo su sexualidad, pero Eiji le pareció el chico más lindo en la faz de la tierra y era muy tímido para hablarle así que ahí entré yo.

—¿Fuiste su gancho? —Y uno que no resultó a juzgar por cómo se han devorado.

—La cosa es que ambos terminamos muy cercanos a Eiji, todos dicen que Eiji carece de personalidad en comparación a nosotros pero no lo conocen bien, tiene personalidad y una bien marcada a pesar de todo.

—La cuestión es que hay que saber verla.

—Exacto. —Sonríe—. La cosa es que Eiji es un misterio que no está a simple vista, pero supimos ver.

Un mapa a un país de maravillas. El príncipe de un planeta con rosas y cráteres. Un conejo que adora los linces en vez de temerles. Una obra de arte cuyos colores se hacen visibles por el espectador que esté dispuesto a verlos. Un libro en un idioma ininteligible. Un "cazador de vampiro" que se enamoró de un vampiro. Un poco mierda. Demasiado terco. Muy dulce. Con el alma más bondadosa que debe existir en la faz de la tierra. Adoptó a Skip. Lo salvó de su soledad. Eiji no lo dejó ahogarse ni se limitó con llevarle un salvavidas, Eiji se zambulló en las profundidades de su miseria y lo sacó a la superficie.

Nunca le importó ahogarse, solo lo hizo. De repente, su miedo a perderlo vuelve a azotarlo, lo vuelca sin que tenga chance de respirar. Se ahoga.

Se ahoga. Se ahoga.

Dime... a pesar de cómo el mundo ha decidido ver mi vida, ¿tendré la oportunidad de decirte adiós?

—El transporte está listo. —Yut-Lung anuncia desde la puerta—. Es hora.

—Bien.

—¿No irás con nosotros? —Shorter impresiona genuinamente sorprendido de la reticencia—. Serías de mucha utilidad, eres muy fuerte.

—No. —Yut-Lung lo ve dolido—. No tengo nada qué hacer allí ni arriesgaré todo lo que he construido por los humanos de alguien más.

—No te estoy pidiendo que lo hagas. —Ash gruñe.

—Bien, porque no lo haría.

—Qué bueno.

—De hecho, ni siquiera debería prestarles mi casa.

—Pues sácanos de tu casa, no te necesitamos, por mí puedes pudrirte en tu propia soledad. —Y algo en esas palabras... realmente lastima al otro vampiro.

—Ash. —El tono de Shorter se torna grave y áspero—. ¿Puedes dejarnos a solas?

—¿Qué? —Niega—. ¿Para qué?

—Hay algo que tengo que decirle.

Shorter mira con una intensidad sofocante al otro vampiro.

—En privado.

—Bien.

Ash sale del cuarto para dejarlos a solas.

No entiende para nada su relación, creía que Yut-Lung odiaba el simple pensamiento de tener pareja destinada, decía que lo veía como una cadena y a veces incluso como un ancla, por ende no entiende la suavidad con la que sus ojos miran a Shorter o cómo su guardia impresiona bajar o físicamente se relaja en su presencia. ¿Es efecto de ser una pareja destinada? ¿O es algo más? Sea como sea aquello no es asunto suyo ni le importa en realidad. Mientras Shorter diga algo que lo serene y así prevengan complicaciones cree que está bien.

—Estamos listos para irnos. —De hecho, cuando entra a la sala tiene un nuevo problema para lidiar.

Griffin está arriba del vehículo.

—No irás.

—Sí iré.

—Solo serás un estorbo en la pelea.

—Soy un vampiro también.

—Qué se muere de hambre.

—Yut-Lung me prestó algo de sangre. —Esa víbora sañosa traicionera, claro que se puso del lado de su hermano—. Estoy más fuerte.

—Tú odias beber sangre.

—Odio más la idea de perder a Max.

—Y yo odio más la idea de perderte a ti.

Ash se muerde la lengua, odia mostrarse vulnerable aunque sea frente a Griff, cree que lo ha cargado lo suficiente y por eso se esfuerza tanto en compensarlo por las carencias que lo hizo pasar, entiende que era un niño y tampoco era su responsabilidad sino de Jim, no obstante, la culpa permanece bajo el tapiz de su corazón de manera omnipotente y ahora, mirando cómo sus ojos azulados brillan y su brillo es similar al que alguna vez vio en Irlanda...no sabe cómo reaccionar. Skip. Max. Eiji. Eran todos su responsabilidad. Les falló.

Perdónenme.

—Prometo traer a Max a salvo. —Entonces no consigue mantener la voz firme porque ha asistido al dichoso evento antes y sabe las asquerosidades que se ven ahí. El mercado negro es rico—. ¿Puedes confiar en mí para hacer eso?

—Confío en ti, Aslan. —Su hermano mayor lo toma de las manos—. Pero así como yo confío en ti te pido que hagas lo mismo.

—Griff.

—No te estoy pidiendo permiso para ir, iré de todas maneras, puedo no ser tan diestro cómo tú con mis habilidades pero tampoco seré peso muerto, sé pelear y por primera vez usaré de esta maldición para proteger en vez de matar.

—Una vez que empieces podrías no detenerte. —Le recuerda.

—Pues para eso vas tú también ¿verdad? —Y claro que se lo toma con calma, Aslan suspira sabiendo que ha perdido la guerra, conoce demasiado bien el brillo que yace en sus pupilas azuladas y además carece de tiempo para sostener la disputa así que se rinde.

—Si mueres no te lo perdonaré.

—Si muero lo primero que haré es torturar a ese bastardo del infierno. —Así que tú puedes maldecir.

—Lo mismo digo.

—Ahora vamos a recuperar a nuestra familia.

—Antes... —Shorter ha salido de la pieza—. Antes hay alguien a quién tenemos que pasar a recoger.

Sing es la persona a quién recogen.

El "Jacob" de su historia.

Ugh.

—¿Qué? —Shorter jadea al sentir las miradas matándolo—. Mientras más seamos mejor, estén más agradecidos de que mi protegido haya venido.

—¿No nos traicionarás? —Ash es cruel con su comentario, le ha tocado sentarse a su lado, desconfía totalmente del lobezno.

—Se trata de Eiji, no lo haré.

Tch.

No puede evitar tener una reacción pueril, Shorter está en lo correcto e incluso con el auxilio de Sing son cuatro contra todos los que hayan en la mansión de Golzine pero es su antítesis porque mientras Ash representa a un vampiro serio, refinado y delicado, Sing representa rudeza, rebeldía y coraje de manada. Lo envidia de cierta manera.

—No me importa si Eiji nunca me puede elegir como yo quiero. —Entonces Sing le susurra despacio, lo suficientemente despacio para que tenga que leerle los labios—. Solo quiero traerlo de regreso a casa sano y salvo, si puedo ayudar en eso estoy dispuesto a dejar de lado esta guerra.

Acá recuerda que Sing también está traicionando a los suyos.

Que esto también es una encrucijada.

—Bien. —Ash se mentaliza—. Entonces traigámoslos de regreso a todos.

La noche cae y salen los vampiros.

Llegan a la mansión de Dino mientras aún arreglan la subasta, Ash sabe que eso mantendrá ocupado tanto al equipo del cerdo como a los perros de Arthur, aunque la mayoría de sus oponentes no serán mortales se arman por si acaso. La idea es entrar y salir llamando la atención lo menos posible, Aslan recarga un revólver, al menos Yut-Lung los proveyó de armas a pesar del rencor. La camioneta frena. No hay estrellas esta noche. La luna es su único testigo.

Se bajan.

Corren dentro de la mansión.

Deben separarse, hay al menos cuatro pisos en la residencia pero dejar a Griffin es un pensamiento...

—Estaré bien. —Le dice como si le leyera la mente—. Confía en tu hermano, Aslan.

Lo hace.

Con su propia vida.

Se separan y hay decenas de guardias en la mansión de Dino, las alarmas aúllan dentro de la casona, en menos de diez minutos ellos estarán acá y no tiene tiempo para lidiar con más molestias, así que dispara a diestra y siniestra, usa sus habilidades sobrehumanas por su puesto, Dino es conocido ante sus peones sobrenaturales y las balas no les harán nada por eso usa colmillos y garras, se mancha el alma de sangre otra vez. Pero debe mantener la calma. Se tira el flequillo para atrás, está empapado, no sabe si es sudor o sangre y francamente no quiere verse. Corre por un inmenso pasillo que conoce de memoria.

La pestilencia de la sangre le hace agua la boca y al mismo tiempo remueve arcadas, no tiene tiempo para detenerse a beber ni quiere hacerlo. Dispara. El revólver le pesa. No deseaba que Griffin supiera de este lado suyo. Asesino. Homicida. Monstruo. ¿Podrías amar a un monstruo Eiji? Y si puedes amar a uno... ¿podrías amar al que mató a tu familia? No. No pensará en eso ahora. El aroma a muerte le está intoxicando los sentidos y se aprecia mareado mientras corre por el pasillo matando y matando, ja, está matando tanto que ni siquiera sabe qué está matando. Pero las alarmas suenan. No hay más municiones. Sino lo saca Eiji será vendido. Corre. Corre. ¡Cálmate! Respira. Sigue respirando. Vamos.

Eiji.

Eiji.

Eiji.

¿Dónde estás?

—Ash.

Arthur lo detiene enfrente.

—Quítate. —La voz de Ash es hielo—. No tengo tiempo para lidiar contigo.

—¿Eh? —No le gusta la clase de sonrisa que el psicópata esboza—. Tu pequeño humano ni siquiera sigue acá, Dino lo ha llevado a otro lugar. —Miente, Shorter dijo que olía a Eiji y Ash también lo hace.

—Tú...

Sangre.

Huele a sangre de Eiji.

En Arthur.

—¡Tú! —Tira el revólver al piso, su mirada se oscurece al punto de cegarse por el rencor, sus palmas tensan tanto el mango que lo deforman en un santiamén y eso impresiona asustar un poco a Arthur, más, no lo demuestra—. ¿Qué diablos le hiciste?

—Te diste cuenta. —Ash tensa su quijada hasta que sus huesos rechinan—. Papa me dejó probarlo, debo confesarte que entiendo por qué te gusta tanto, él es delicioso.

—Arthur. —El nombrado se relame divertido.

—Y no solo hablo de su sangre.

—¡Bastardo!

Ash se le tira encima, le clava los colmillos en el cuello y toma de su sangre, su sabor lo hace contener una arcada, se siente como estar tomando aceite de motor pero no deja de succionar, Arthur intenta quitárselo de encima incrustándole las garras en los brazos, arañando y peleando, es en vano porque no tiene pensado soltarlo o dejar de tomar hasta noquearlo. Quiere matarlo. Quiere matarlo. Quiere matarlo. ¡Va a matarlo!

Bebe y bebe y en algún punto ese sabor asqueroso se torna incluso estimulante, su cuerpo se aprecia aturdido mientras su respiración se ralentiza progresivamente y su hambre se descontrola. Se siente fuerte. Invencible. Inmortal. Le gusta. Sí. Eso de ser un asesino le sienta de maravilla. ¿Por qué alguna vez trató de cambiarlo? Ja. Ja. ¡Ja! Con ayuda de Dino podría obtener toda la sangre que quisiera, lo podría convencer en la subasta, Aslan debería comprar mercancía. Es delicioso. No puede detenerse. Realmente. Ayuda. No puede parar. Bebe y bebe. Beber sangre de vampiro lo envenena. Se separan. Cuerpo y mente se separan. Arthur grita.

Lo suelta.

Llegan más vampiros. Ash sonríe convertido en una bestia y se arroja para devorarlos a todos como si hubiera estado muriéndose de hambre sin siquiera notarlo.

Mata. Toma. Tortura. Todo le da igual. Y sus manos están manchadas de sangre, ¿la sangre de quién?

Ríe.

No le importa.

De repente, se encuentra a sí mismo totalmente fuera de control sobre una pila de cadáveres, siente las llamas envolverlo, la mansión se está quemando, las alarmas retumban por los altoparlantes aun así, ya no puede pararse. Sus pupilas verdes se entornan. Su mente va a una playa. Está arriba de su propia montaña de matanza. Hace hambre. Tanta hambre que tiene que satisfacerla o enloquecerá y hay tanta comida corriendo despavorida. Pero entonces...hay un niño en la escena. Un niño repleto de terror con ojos grandes y pelo esponjado. Abraza un peluche. Es un pájaro. Izumo. 13 años atrás.

Hay un papá.

El papá dice una simple frase mientras carga a una niña y mira a su hijo:

«Tendrás que pasar a través de mí».

—Eiji.

Vino a rescatar a Eiji, verdad.

Se traga el asco que siente por sí mismo, no perdía el control desde hace años, cierto, si Dino al final lo eligió no fue solo por favoritismo. Sino que Dino vio lo que era. Lo que realmente era. Aslan cerró esa caja de pandora con la esperanza de que nadie supiera pero...

—Hay cosas que nunca cambian. —Se dice a sí mismo.

Mierda.

Le quita una ametralladora a uno de los guardias muertos, se abre paso por los pasillos, la residencia está en llamas y no tiene tiempo que perder.

—¡Eiji! ¡Eiji!

—¡Ash!

Su sangre se hiela apenas escucha esa voz, es débil, como si apenas se encontrara consciente, deben haberle quitado sangre y probablemente lo doparon antes de la subasta. Aslan está en un santiamén de dónde proviene aquel sonido. Hay golpes del otro lado de la puerta.

—¡Eiji! ¡¿Dónde estás?!

—¡Ash, estoy aquí!

—¡Eiji! ¿Aquí? ¿Estás aquí? —Ash golpetea de vuelta, no le importa que sea una trampa o si el propio diablo lo está esperando del otro lado. Porque Eiji. Dios. Eiji.

—Sí, estoy acá. —Es todo lo que necesita.

—Rápido, métete debajo de la cama y quédate ahí. Voy a reventar la cerradura.

—¡Entendido!

Espera que le de la señal y Ash no duda en hacer volar la puerta, el cuarto se inunda de polvo, el aire apesta a sangre entremezclada a explosivos, las alarmas siguen sonando y cada vez hace más candor por el fuego, sus pupilas repasan con desesperación el interior de la pieza sin encontrar nada, ¡nada!, ¡nada! Ni siquiera se percata de lo rápido que corre su respiración hasta que...

—¡Ash! ¡Estás a salvo!

Lo tiene otra vez entre sus brazos.

No puede corresponder el abrazo al principio, sus manos están temblando, las tiene ensangrentadas igual que el resto de su apariencia, teme que Eiji lo odie por eso, que prefiera quedarse acá con Dino o que lo llame monstruo porque eso es lo que es. Pero Aslan... tirita. Contiene el aliento. Finalmente no puede luchar más. Lo aprieta contra su pecho. El rostro de Eiji se hunde sobre su hombro. Acaricia esos cabellos esponjados y tan tercos que adora, los besa, sus ojos se humedecen, su estómago alza un revoltijo de sentimientos. No le tomó el peso hasta tenerlo de regreso. De verdad es real. Eiji. Eiji está de regreso, en sus brazos, acá, ahora. Su corazón da un brinco. Suelta un solo latido. Y se apaga.

—Eiji. —Hay marcas en su cuello y sus muñecas, anhela matar a todos los bastardos que le hicieron daño pero su prioridad es sacarlo con vida.

—Estás muy herido.

—No es nada. —Miente—. Vamos, debemos salir antes de que vengan refuerzos.

—Skip...

Eiji no tiene que dar mayor explicación para que Ash sepa.

—Lo siento.

—Eiji. —Su voz y su mirada se suavizan—. Mi Eiji.

—No pude proteger a nuestro pequeño.

Se nota que Eiji está luchando para mantenerse fuerte y no lucir tan frágil como realmente se siente, no existe nada más que desee a consolarlo, a abrazarlo, a dejarlo llorar, que descargue el sufrimiento porque debió ser duro para él sobrevivir hasta este punto. Pero no puede. No ahora. En casa.

No suelta a Eiji cuando corre de regreso, dejó un rastro de cadáveres y sangre a sus pies, quienes no eran mortales solo agonizan hasta volver a sanar. Ash corre. Dispara. Ataca. Protege. Lo protege con su vida.

—¿Me tienes miedo? —Le pregunta aunque es tonto, sabe lo que es, cualquiera con ojos le tendría miedo.

Pero Eiji...

—Nunca.

Eiji es Eiji.

Ay.

—¡Eiji!

Sing llega a la escena con una expresión frenética.

—Griffin tiene a Max, estamos listos para irnos. —Pero Sing está cargando a alguien en su lomo y al inclinarse para ver ambos quedan sin aliento.

—Skip.

—Lo encontramos con Shorter, no podíamos dejarlo, no despierta pero aún respira.

—¡Vámonos!

Griffin los está esperando en la camioneta, está cargando a un Max inconsciente para poder escapar, la mansión está en llamas, las alarmas suenan, están heridos y más heridos de lo que alguna vez van a poder sanar, pero se suben y arrancan.

Y solo cuando están a salvo Ash piensa en esas palabras.

«Tendrás que pasar a través de mí».

Eiji. Eiji. Eiji.

¿Qué pasa si los vampiros vienen por nosotros?

Chiquillos, sé que están ansiotos por hartos temas, pero lo de Skip e Izumo quedara un poco en segundo plano hasta el final porque es mi plato fuerte, así que les aviso de una que estos dos capítulos nos estaremos enfocando en las parejas secundarias para darles cabida, pero cada una trae un conflicto distinto y central en la trama, entonces igual es importante, ya cacharán mejor mañana. Aprovechen de relajarse y ser felices antes de lo último.

See ya.

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