19. You deserve this.
Hola mis bonitos lectores~ Me atrase bastante hoy, en un par de horitas responderé los comentarios del capítulo pasado pero como no quería subirles tan tarde el de hoy, opte por adelantarlo. Como les comenté, es el último antes de la tormenta, so, espero que les guste.
Cape Cod (Massachusetts), Estados Unidos.
1865.
Están tocando a la puerta.
Plac. Plac. Plac.
«Déjenme entrar».
Los golpes son una advertencia, lo saben por la tonada viscosa con la que esos huesudos nudillos se atreven a mancillar el marco del portón y es como si estuvieran recubiertos de algo...mojado, espeso y grumoso, se escucha igual que brea y aun así a juzgar por los borrones colándose bajo el travesaño: manchas rojas que apestan a podrido, manchas rojas que manchan el pavimento, manchas rojas del color rojo de la sangre, es sangre de quién amó y eso confirma que es una amenaza. Plac. Plac. Plac.
Aslan mira a Griffin y Griffin le devuelve la mirada.
Sabían que era una terrible idea que Jim fuera a confrontar a Dino, sin embargo su papá se profesaba delirante por el poder y liquidar al "vampiro original" para usar el título le resultó una excelente idea en su momento.
Ahora a juzgar por los golpes en la puerta saben que no es así.
Plac. Plac. Plac.
—Quédate detrás de mí, Aslan.
—¿No deberíamos irnos a esconder al cuarto? —Los ojos escarlatas de Griff lo ven con lástima, sabe que sin importar a dónde se escondan en la cabaña él los encontrará.
—Debajo de la mesa está bien.
Así que se hacen un ovillo trémulo debajo de los muebles que acompañaron la infancia, ambos lucen como adultos y fueron convertidos hace muy poco tiempo y aun así, tiemblan temerosos de que esa pesadilla llegue a su fin. Son todo lo que le queda al otro. Juntan sus frentes. Se dan la mano. Es raro no sentir calidez o confort proviniendo de Griff, eso se asemeja más a tocar una estatua de porcelana o una bailarina en una caja musical, no obstante intenta concentrarse en las cosas que no cambiaron entre ellos como el aroma de su cabello cosquilleándole por debajo de la nariz o cómo tiene el hábito de encogerse cubriéndolo con tal de resguardarlo de las palizas.
La puerta suena y suena y el sonido ha cambiado, ya no son nudillos los que golpean sino algo mucho más hueco.
Vacío. Pesado. Chorreante.
Una cabeza.
¡Plac! ¡Plac! ¡Plac!
—Griff. —Aslan aprieta con fuerza la palma de su hermano, aun sin latido teme que su corazón salte.
—Chicos. —La voz de Dino es un rayo al aire—. ¿No quieren venir a saludar a Jim? Está esperándolos.
—¿Crees que lo mató?
—No puede matar a papá, es un vampiro. —La voz de Ash se siente seca y la desconoce brotar desde las profundidades de su garganta, es la voz de alguien más—. Y nada puede matar a un vampiro.
¿Cierto?
Plac.
La puerta se hace trizas, madera astillada salta por doquier clavándose como estacas en los muebles, arde, Griffin se ha hecho un escudo humano encerrando a Aslan contra su pecho tal como una mamá gallina lo haría con un polluelo y como resultado ha terminado con varios pedazos incrustados en el brazo e incluso le han rajado la cara pero sabe que sanará pronto, no es mortal aunque se aborrezca.
—Vaya, vaya.
El cielo es una acuarela sangrienta detrás de Dino, es un papel repleto de tinta derramada con motas rojizas y vetas de índigo salpicadas por doquier resaltando esos ojos verdes, aun si deberían ser rojos en este efímero tiempo de vampiros han aprendido que los ojos carmesí son para dar cuenta de una sed desmesurada, Dino jamás sufre de hambre. La brisa remueve su gorro de copa, una capa tiembla al son que golpea con su bastón con un rubí en el mango.
—¿Acaso no me escucharon, chicos? Les estaba pidiendo entrar.
—¿Qué quiere? —Aslan codicia ser insolente, no le teme a Golzine, por más que desee no los matará si son inmortales.
—Vine a devolverles algo que es suyo.
—¿Qué cosa?
—Mírenlo ustedes mismos, mis niños.
Entonces miran la cabeza que ha rodado por su cabaña y se dan cuenta de que es su padre, la imagen es tan grotesca que Griff se separa de golpe para volcar sus tripas mientras que los ojos de Ash miran anonadados cómo Jim impresiona tan succionado de vida, los trozos de carne cuelgan de la garganta igual que fideos pasados, no se la cortó con un arma, se la arrancó, eso explica la regurgitación sobre los órganos vitales, su cerebro está medio aplastado y se ve por el cráneo abierto, está hecho mierda por dentro, pero por fuera es mucho peor.
Cabello de paja seca. Labios azules. Cuencas vacías. Literalmente vacías. Le arrancó los ojos. Dejando dos huecos con manchas carmesí que dan vista a su cráneo. No hay lozanía. Ash se arrastra hacia su padre, lo toca, está helado, pero no más helado como cuando fue vampiro. Sus colmillos no se hallan más en su boca, alza la mirada, Dino los viste en un collar.
Son una recompensa.
Un trofeo.
—¿Cómo lo pudiste matar? —Hay rabia hirviendo en su voz, Ash siempre resintió a su padre por esa transformación y aun así...
Aun así.
—El único que puede matar a un vampiro soy yo, son inmunes a cualquier otro tipo de muerte, pero eso no quiere decir que no puedan sentir y sufrir torturas porque pueden hacerlo y serían torturados por la eternidad si los llegan a descubrir.
—Aslan... —Los ojos de Griff se encuentran atiborrados de lágrimas, está muerto de miedo, lo siente.
—Papá intentó matarte.
—Ja.
—¿No es así?
—¡Claro que fue así! —Dino acomoda su bota sobre el cráneo cercenado de Jim—. Como entenderás a raíz de esto, ni ustedes ni nadie me puede matar.
—¿Qué...? —Griff se levanta tembloroso, sus ojos siguen rojos por el hambre, sus músculos se hallan tan desgastados por la fatiga que Aslan teme que se desmorone con una brisa—. ¿Cómo lo mataste?
—¿Realmente quieres saber? —Dino levanta la bota—. No les diré, pero sí les diré que la muerte en mis manos es peor que un infierno en vida, si creen que sufren con el hambre...
La bota se estrella y rompe el cráneo como si se tratara de una sandía.
¡Plac!
—No saben nada todavía.
—¡Papá!
—Ustedes se merecen esto. —Dino toma con sus dedos de hielo el mentón de Aslan—. Su padre no solo quería robarme mi lugar sino que quería quedarse con una humana.
—Jennifer. —Su sangre se hiela—. ¿Qué hiciste con ella? ¡No te atrevas a tocarla! ¡Ella no sabe nada!
—Marvin. —El secuaz del vampiro entra, arrojando una bolsa de basura dentro de la cabaña—. Ante la insolencia de su padre estas son las consecuencias.
—¿Qué hay...?
Pero Ash abre la bolsa y encuentra a Jennifer descuartizada.
Vomita en el piso.
Se siente mal.
—Eso les pasará si alguna vez se atreven a amar a algún humano o a encapricharse con uno, prometo ser un buen amo para ustedes dos, los cuidaré como si fueran mis propios hijos ya que en eso ambos se han convertido, pero nunca deben desacatar esa regla o sino...
—Griff.
—Estoy acá.
—O sino esto les pasará, ustedes son de mi propiedad y odio compartir lo que es mío.
—¡Monstruo!
Aslan solloza horripilado sin poderle quitar de encima la vista a los restos de Jennifer, grita traumado al ver cómo entre cada sección de carne cercenada hay algunas ratas y gusanos entretejidos a la piel y a los huesos, los ratones tiran los trozos de carne colgando haciendo que su rostro alguna vez lindo sea irreconocible mientras que los parásitos se encargan de darle un aspecto putrefacto, no la podrá enterrar en estas condiciones.
Su boca es un nido de larvas, su cabello ha sido arrancado revelando un cráneo manchado y sus ojos claros, Dios, hay ratas comiéndole los ojos.
Ni siquiera tiene marcas de colmillos. No se alimentó de ella.
La mató porque sí.
—No veas. —Griff se arrastra a su lado e intenta cubrirle la cara con las palmas aunque también está tiritando—. No la recuerdes así.
—Ella no hizo nada malo. —Gimotea sintiéndose demasiado pequeño—. No me caía bien pero nadie se merece esta clase de...
—Shh. —Griff lo abraza con fuerza—. No la mires más.
Es muy tarde y la imagen ya ha quedado grabada por siempre en su retina cerebral y ninguno volverá a mencionar jamás ese incidente, hacerlo solo les trae dolor y pesadillas sin embargo la amenaza de Dino permanecería ahí, en el rabillo de sus ojos cada vez que conocieran a un humano y aunque con el tiempo se mitigaría, nunca se irá en su totalidad. Esto es lo que merecen. Y esto es lo que les pasará si alguna vez se atreven a amar a un humano.
╬╬════════════════════════════════════════════════════╬╬
Nueva York (Downtown), Estados Unidos.
La actualidad.
—Max lo sabe.
Aunque ha pasado demasiado tiempo en el que no pensaba en Jennifer, no pudo dejar de recordarla desde la conversación que entabló con Lobo a las afueras del jardín.
—¿De qué estás hablando? —La risa de Griff es nerviosa y raya en la manía, sus dedos tiemblan ante la bandeja de galletas, quería mimar a Skip y prepararle varias golosinas al poderlas disfrutar—. Max, Max no sabe nada, nunca ha sospechado en nuestro matrimonio.
—¿Estás seguro de eso?
—Aslan. —Su nombre es un regaño—. ¿Qué insinúas? Se directo.
—Creo que lo estamos subestimando, el viejo parecía muy al tanto de lo que está pasando entre los vampiros y los hombres lobos y tal vez, debimos darle más peso a que fuera un cazador de vampiros, pero al final dimos por sentado que él se tragaría cualquier mierda de la que le hablemos.
—¡Aslan! —Grita—. Max no sabe nada.
—Pero...
—Punto.
Claro que Ash empatiza con la necesidad que su hermano tiene de enterrar el pasado, ninguno quiso ese "don" que Dino les obsequió y de hecho solo les ha traído desgracias, debe ser aterrador siquiera considerar la posibilidad de que Max sepa por dos principales razones: el peligro inminente que esto lo somete y la chance de que solo esté usando a Griff igual que su viejo prometido, idea que confirma cuando aprecia que esos ojos azules ni siquiera le están prestando atención, sino que se hallan sobre las rosas blancas que se ven a través del ventanal al jardín, lo ve pasearse en los tallos, cepillar contra sus parpadeos las gotas de rocío que caen hacia los pétalos y soplarle a la luna por estas.
Rosas blancas.
Un amor puro y eterno.
Qué frágil es el amor de los humanos.
Aunque Ash usualmente estaría a favor de concederle un capricho a su hermano las cosas se salieron de control desde que quedaron en medio de los vampiros y los hombres lobos, así como Eiji tiene el derecho de elegir bando, Max también merece saber la verdad.
—No quiero que se repita lo de Jennifer. —Pero entonces sus pupilas impresionan recubiertas sobre una capa blanquecina de dolor, Griffin es prisionero de las telarañas que Jim nunca limpió y que con el paso del tiempo no han hecho más que engrosarse—. O que pase otra vez lo de Irlanda.
—El viejo es diferente.
—Lo sé. —Griffin se acaricia esa sortija—. Sé que Max es diferente, me ha hecho sentir...feliz y desde hace mucho tiempo no creía que merecía ser feliz, me ha mantenido viviendo en el engaño en donde todavía soy humano y puedo recuperar las cosas que nunca fueron mías.
—Griff.
—Es duro saber que se acaba. —Su sonrisa es trémula y se craquela cual cristal—. Sabía que se debía terminar tarde o temprano, el tiempo para ellos transcurre diferente, pero aun así...cada mañana al despertar a su lado me prometía que sería la última, que luego lo dejaría ir y así pasaron más de seis años de matrimonio y fui normal y fui un esposo y fui...una persona.
—Oh, Griff.
Ash se levanta para acunar a su hermano, si bien, se dice a sí mismo que no extraña dicha mortalidad entiende que es un mecanismo defensivo para aceptar radicalmente lo que no puede cambiar y usar de móvil su poder para su venganza. Pero Griff nunca ha sido esta clase de persona. No. Todo lo que Griff quería era enamorarse, escribir poemas, salir de Cape Cod y vivir al máximo cada día, decía que su deseo era tener una vida tranquila y sencilla. Jim se lo quitó.
—El amor del viejo no es tan frágil, no te dejará solo porque eres un vampiro.
—No puedes saberlo. —Y es verdad, no obstante, tiene ganas de contradecir a la lógica al abrazarlo.
—Pero yo...
—No puedes saberlo, Aslan. —Griff se hace trizas en ese acuno—. Nadie excepto Max puede decirlo.
Su hermano mayor se siente tan pequeño derrumbándose en sus brazos.
Ínfimo. Tiritón. Vulnerable.
Humano.
—Lo siento por meterte en esto. —Es todo lo que puede decir.
—Arthur fue quién inició esa guerra, no tú.
—Porque yo lo provoqué, yo empecé esto porque me encapriché con Eiji, lo siento.
—¿Encaprichaste? —Entonces Griff ríe aunque sea temporal—. Por favor, estás enamorado, lo sentí desde la primera vez que te vi mirarlo.
—¡Griff! —Gimotea con la cara roja.
—Y así te burlabas de mí por ser gay, mira quién resultó ser aún más gay.
—¡Para!
—No puedes mantener una fachada dura enfrente de Eiji ¿verdad?
—Creo que lo amo. —Suspira—. Y por eso, entiendo lo duro que esto debe ser para ti en relación al vejete.
—Aslan.
—Sé que es duro darles libertad para elegir, sé que sigues herido por lo que pasó en Irlanda y sé que aborreces cada minuto de tu existencia desde que te convertiste, pero... merecen saber. —Y si utiliza esas palabras también debe ser coherente—. Dino no te ha molestado porque he estado asumiendo y cubriendo tus cuotas de sangre, no porque se haya vuelto más benevolente, he matado, he bebido y he entregado sangre en tu nombre, Griff.
—¿Qué? —Palidece puesto que si bien, Aslan le decía que estaba cubriéndolo nunca fue sincero con el tema, no al 100% al menos, le contaba una versión más "bonita"—. ¿Hablas en serio?
—Perdón. —Baja la cabeza y aprieta los puños—. Solo quería darte más libertad y ahora comprendo que también te debí dejar elegir.
—Aslan.
—Pero tú siempre me has protegido y ... —Su corazón se hunde hacia su guata—. Quería protegerte.
Al menos por una vez.
Lo siento por ser un mal hermano.
—Oh, Aslan. —El tono de Griffin se encuentra cargado de ternura en lugar de saña—. Mi hermanito bebé, debiste pasar por tanto solo, lo siento, lo siento por no darme cuenta antes.
¡No!
Deberías odiarme.
Deberías retarme por mentirte y engañarte.
Pero Griff es comprensivo y en lugar de regañarlo se arrodilla tal como lo hacía cuando era un niñito, lo atrae hacia su pecho, lo acuna con sus brazos y le susurra palabras reconfortantes al oído, palabras que le duelen mucho escuchar porque no se siente de esa manera y aun así, Ash le regresa su acuno tal como lo hicieron cuando Dino quemó su cabaña o cuándo tuvieron que matar por primera vez al ser el hambre intolerable o cómo cuando lloraban se lavaban mutuamente las heridas por el repudio que sentían a causa de su naturaleza, o cuándo fue la primera guerra y los trataron de matar, cuando los secuestraron y los torturaron, se abrazan, solo ellos entienden lo duro que lo han tenido y es casi hilarante como la inmortalidad en lugar de un beneficio es una condena infernal. Es vagar muerto y ser un alma de Dino.
Pero al menos tiene a Griff.
Y si Griff está acá.
—Todo estará bien, pequeño. —Entonces tal vez, solo tal vez...
Eso podría ser verdad.
Se quedan abrazados un instante tratando de recordar cómo se sentían los abrazos cuando aún eran humanos y sus cuerpos desprendían calidez y sus corazones latían y sus pieles eran imperfectas pero a la vez, eso las hacía sentir tan vivas.
—Tienes razón. —Griff finalmente lo admite—. Max merece elegir qué bando tomar, sería peligroso e irresponsable no decirle, no puedo protegerlo por siempre.
—Y Dino...
Dino sabe de su existencia.
Y la de Skipper.
Y la de Eiji.
—Mierda.
—¿Estás seguro de que estamos a salvo en este lugar?
—Me ofende que cuestiones mis impresionantes aposentos, son unos invitados tan groseros ¿acaso lo saben?
—Yut-Lung.
El hombre apoyado en el marco de la puerta es un demonio con sonrisa sangrienta, su melena negra, larga y lacia ondea con gracilidad detrás de su pequeña espalda mientras su cara de porcelana dibuja una expresión digna de un ángel caído, sus ojos púrpuras relumbran en el reflejo de las rosas blancas y por el vitral de tonos amatistas, sus caderas se bambolean dentro de una entallada bata china, esa sonrisa solo anuncia problemas, malicia, muerte y manipulación, sus ojos pétreos e inexpresivos son dignos de un chupasangre.
—Claro que están a salvo en mi mansión, está dentro de las leyes de los vampiros. —Entonces habla.
—¿Leyes de los vampiros?
—Cosas que incluso Dino se ve forzado a respetar.
—Oh. —Griff frunce el ceño—. ¿Por qué Dino te respeta tanto? —Y entonces lo confronta, jamás en malas intenciones, solo desea comprender para saber si puede replicar su mismo método (sospecha que no puede).
—Porque mi querido Callenreese mayor... —Yut-Lung se adentra a pasos de fiera, los tacones chillan, dejando un eco tras cada huella—. Yo le robé algo muy importante a Dino, por eso estoy más seguro.
—¿Qué le robaste?
—Eh.
—¿Qué podría haber sido tan importante?
—Un poco de su sangre.
Sangre del vampiro original.
Eh ahí lo que hace a Yut-Lung más sabio y la razón por la que Aslan se vio forzado a pedirle ayuda al querer convertir a Griff en humano. Dino no cometió errores criando a Yue lo convirtió en una buena bailarina dentro de su cajita musical, tal como con Aslan procuró ser generoso con la "libertad" dada pero al mismo tiempo, sabía mantener la correa corta, era la manera en que le hacía saber a sus dos diamantes más valiosos que esos podrían ser ellos. También añadía: «Esos serán ustedes si se portan mal».
Aun así...
—Subestimó lo sediento que estaba por venganza. —Yut-Lung es mucho más impulsivo, por esto no se ganó nunca el favoritismo de Golzine—. Me robé su sangre para experimentar con ella.
—¿Por qué? —El más joven se sirve una botella de sangre.
—Supongo que has cumplido con tu parte del trato Lynx y puedo contarte.
—¿A qué te refieres? No he cumplido.
—Me has metido al clan de los lobos. —Balbucea mientras bambolea de un lado a otro la copa llena de carmesí—. ¿Recuerdas la forma de convertir a alguien en humano? —Los ojos de Griff relumbran ante el tema de conversación y es acá cuando Ash recuerda que ni siquiera se lo informó.
—Con el poder del amor. —Su desagrado es obvio.
—Pero hay otra.
—Qué no me dijiste.
—Todavía. —Sonríe—. La otra manera de convertir a alguien en humano es...bebiendo la sangre del vampiro original.
—¿Qué?
—Por eso pudimos matar a mis hermanos a pesar de ser chupasangres, yo te mentí, no los envenené ni tampoco hice que Dino los matara, los convertí en humanos para torturarlos bajo mi propia mano, lo merecían y aunque usaron toda la sangre que tenía, valió la pena.
—Sangre de Dino. —Ríe—. ¿Cómo diablos conseguimos eso?
—Bueno, siempre puedes probar con el poder del amor.
—¡Yut-Lung!
—¿Qué? —El aludido se encoge de hombros—. Te ves bastante gay con Eiji por sino te has percatado e incluso me has arrastrado a mí a tu juego de la casita, el otro día tu bendición quería pintar y pedía crayones que obviamente no tengo, entonces creyó que usar mi maquillaje sería buena idea pero el humano llegó como un doma fieras y al final terminamos maquillándonos todos.
Ash sonríe.
Claro que Eiji haría eso, es un doma bestias.
—¡Es asqueroso! —Gimotea—. No me posee ni una pizca de respeto, ¿no ve películas de vampiros?
—Vio crepúsculo.
—No puedo creer que nos representen así. —Yut-Lung suspira—. O sea a ti sí, tú tienes un aura igual que Edward pero ¿yo? Para mí esa es una ofensa.
—¡Griff! —Ash no duda en acusarlo—. Me está molestando.
—Es que Aslan... —Pero su hermano es un traidor, no duda en apuñalarlo—. Tiene un punto, además esta es su casa y deberías ser más amable con el anfitrión.
—¡Ah! —El bastardo se ríe—. Por fin un Callenreese que me cae bien.
—Hijo de puta.
—¡Aslan! ¿Qué te he dicho de las groserías?
—Ja, ja, tu hermano te regañó.
Ugh.
Qué mala combinación.
Pero por un momento están bien e incluso es agradable compartir con Yut-Lung, nunca había tenido la chance de sentir cierta complicidad a causa de su naturaleza, es relajante forjar dicha complicidad, es algo similar a la manada de los hombres lobos, distinta por supuesto ya que los vampiros resultan egoístas por naturaleza y no comprenden cómo funcionar en manada, pero aún así, es lindo convivir.
Y justo cuando las cosas están bien...
Están tocando a la puerta.
Plac. Plac. Plac.
«Déjenme entrar».
Los golpes son una advertencia, lo saben por la tonada viscosa con la que esos huesudos nudillos se atreven a mancillar el marco del portón y es como si estuvieran recubiertos de algo...mojado, espeso y grumoso, se escucha igual que brea y aun así a juzgar por los borrones colándose bajo el travesaño: manchas rojas que apestan a podrido, manchas rojas que manchan el pavimento, manchas rojas del color rojo de la sangre, es sangre de quién amó y eso confirma que es una amenaza. Plac. Plac. Plac.
Aslan mira a Griffin y Griffin le devuelve la mirada.
Yut-Lung abre la puerta.
—Marvin.
—Se merecen que papa se los haya quitado. —Entonces dice—. Ya sabían lo que pasaría si se metían con seres humanos.
No les mentire, dentro de todo siento el otro arco un poco crudo entonces les refuerzo harto las advertencias que están al inicio por sino se sienten en comodidad con estas. Mil gracias por leer, ya entramos a la primera patita del final.
See ya~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro