18. Can't stay awake.
Hola mis bonitos lectores~ Como les comente, este fin de semana son capítulos muy ligeros para asentar las bases de lo que pasará en el otro arco (el que sí se nos viene bien potente), así que hoy solo traigo momentos cotidianos entre Ash y Eiji y su familia, espero que les guste.
—¿Cómo está el agua, Aslan?
—Bien.
—¿Estás...? —Hay duda en la voz de Eiji, le cuesta encontrar las palabras correctas y no lo culpa, Ash no cree que existan para esta clase de situación y aun así concibe a esa mirada cobriza que le despoja el sueño y es dueña de sus sonrisas pasearse por su ropa ensangrentada—. ¿Te sientes mejor ahora?
—Sí. —Miente—. Mucho mejor.
Aslan se sumerge en la bañera y se queda un instante ahí abajo, inmerso, el agua se concibe caliente contra cada uno de sus músculos, permite que la sensación sane sus heridas, que absorba la dolencia entre las olas turbias con espuma y lo lleve lejos, siente como el borbotón se desborda y aun debajo del agua escucha cómo cae contra las baldosas de la residencia, la bañera es sencilla aunque disfruta un gran tamaño, la cerámica se siente áspera sobre sus pies, no debería quedarse tanto tiempo muy abajo, aun si no puede morir las heridas no sanarán a menos que las trate. Pero es sereno y le fascina el silencio que predomina en dicho reino submarino.
Sin embargo, se sumerge demasiado y del agua pasa a sumergirse a su propia cabeza, de pronto Ash es un niño y su padre lo está ofreciendo a Dino Golzine, le dice que no tiene opción y que ser vampiro es aquello que garantizará su supervivencia junto a la de su hermano, si bien no es un "crío" memora haber llorado aterrado puesto que siempre odió a esos monstruos, lloró, luchó y gritó, tratando muy desesperado de aferrarse al despojo de humanidad que le quedaba, pero falló. Entonces lo carcomió un hambre voraz de la que nunca podrá olvidarse, mató y masacró hace siglos. Y entonces vio a Griff hacerlo y entonces vio a Griff odiarse por hacerlo. Y entonces Jim quiso pasarse de listo ante Dino y eso lo llevó a su muerte.
¿Alguna vez has visto morir a un vampiro?
Es pornografía de la tortura.
Como Ash no quería eso para su hermano se sometió a Dino...se rebajó a niveles indignos, si bien ya era "demasiado viejo" para los gustos del pederasta lo prostituyó en cuerpo y alma, se hizo el fuerte.
Griffin. Ayúdame. No me gusta esto. No quiero. ¡Por favor! Sálvame.
Pero cada vez que algo pasaba esas cosas rondaban por su cabeza y por supuesto, siendo un vampiro o no, su hermano no podría mágicamente saber a dónde estaba si Aslan se esmeraba tanto en borrar su existencia del aire, era humo entre espejos, se iba en cenizas.
Tenía que protegerlo.
«¿Vas a dejarme?» ya que si no hubiera sido por su petición Griff se habría ido hace años lejos y no...
«Aunque esté lejos, nunca te olvidaré».
Griffin.
No lo hizo porque él se lo pidió.
Sale cuando no le queda más oxígeno en los pulmones, da una inmensa bocanada de aire y acomoda su brazo por encima del borde de la bañera, su atención navega hacia la cascada de agua que todavía gotea al piso dado sus bruscos movimientos.
Plic. Plic. Plic.
Mierda, debería tallarse y aprovechar los jabones costosos que Yut-Lung puede proveerle porque si va a ser su huésped se asegurará de ser una escoria, no obstante el agua se aprecia totalmente llena de sangre, la espuma está turbia y de un matiz casi grisáceo salpicado por toques grana, es un Monet sanguinario o una noche cruenta de Van Gogh, ni siquiera es su sangre, es la sangre de un secuaz de Lao que se atrevió a confrontarlo justo luego de que Arthur lo emboscara escoltando a Griff y a Max, los ha convertido en residentes de la mansión Lee porque ningún lugar es seguro por la omnipotente presencia de Dino y eso es un problema considerando que Max no tiene idea de que se halla rodeado de puros vampiros, vaya, es un terrible cazador ahora que cae en la cuenta.
Pero no es cómo si el título hiciera gran cosa, eh ahí la diferencia entre vampiros y otras especies, a ellos no los puede matar nadie más que el "vampiro original" por ende así como la profesión de Max resulta completamente erudita, la venganza de Eiji habría sido inútil, supone que lo sabía en el fondo y que por eso frecuentaba la iglesia a la espera de descubrirlo.
Eiji.
Dios.
Odia que lo vea así.
—¿Ash?
Ash-u, nunca Ash.
Sonríe.
—¿Puedo lavarte el cabello? —La voz de Eiji es suave y le da una sensación de seguir sumergido bajo el agua, es agradable y sanador en cierta medida (igual que todo lo que Eiji ha empezado a provocar).
—¿Por qué querrías hacer eso? Debe estar todo... —Ensangrentado—. Sucio por la pelea.
—Porque pareces adolorido y va a costarte lavártelo solo.
—Yo no... —Está en lo correcto, no aprecia su propio cuerpo aún inmerso dentro del agua y de hecho tratarlo de mover arroja un latigazo de dolor que no consigue esconder del todo—. Tienes razón Eiji.
—¿Eh? —El nipón esboza una sonrisa pícara que aligera toda la tensión—. Por fin estás usando estos 200 puntos de IQ que tanto alardeas tener.
—Solo porque estoy débil, no te acostumbres.
—Pensé que odiabas mostrarte débil.
—Lo hago. —Traga duro hundiéndose un poco más dentro de la tina y debería sentirse cohibido, los hombres lo ansían desnudo por una sola razón y es Eiji de quién estamos hablando—. Pero este eres tú.
—Ash.
—Y por eso está bien. —Balbucea—. Porque eres Eiji.
Eiji es seguro.
Es bueno.
Cálido.
Y Aslan está tan enamorado.
—Entonces me encargaré de dejar tú cabello reluciente. —Y sabe que hay una inmensa profundidad, la ve en la manera en que sus ojitos de ciervo se cristalizan o cómo sus manos aprietan trémulas los botes de shampoo o por cómo escucha su corazón dentro de los tímpanos, es casi como si le prestara latido—. Ya lo verás.
—Esa es una propuesta muy audaz, onii-chan. —Prefiere burlarse.
—Pasaré esa actitud de Edward solo porque estás más sensible, sé que tener a tu hermano acá debe estarte afectando más de lo que quieres demostrar.
—¿Qué diablos ese insulto? —Gimotea, el vapor que desprende la tina es tan potente que hace que su matita abenuz se esponje aún más dándole una apariencia de conejo salido de la lavadora—. Griff tampoco me afecta tanto, solo fue un dolor de culo tenerlo que convencer de que se esconda acá y más tener que lidiar con Yut-Lung.
—Yut-Lung huele a Shorter.
—¿Desde cuándo puedes oler feromonas? —Aslan frunce el entrecejo con un pellizco de celos y aún más considerando a la versión barata de Jacob con sus pelos pinchudos y su apariencia de simp, ugh.
—No huelo feromonas. —Enfatiza—. Pero conozco la colonia de Shorter, somos amigos.
—Pensé que era su aroma a perro mojado.
—¡No hables así de él!
—Pero si es verdad, Yut-Lung dice que huele a calcetín podrido y axilas de gimnasio, pero bueno, es la persona menos genial que conozco, no debería sorprenderme, ¿qué diablos con su ropa y su pelo?
—¡Ash! —Chilla—. Shorter es genial, te llevarías muy bien con él si lo hubieras conocido en cualquier otra circunstancia, serían bros.
—¿Bros? —Por favor, ¿acaso no pudo pensar en algo más americano?—. Eso es muy racista ¿sabías?
—No, racista sería que yo durmiera con un collar de ajos alrededor del cuello o anduviera por la vida armado de estacas.
—¿En serio? —Alza una ceja mientras le vierten shampoo en el cabello, apega su espalda a la bañera, arroja la nuca hacia atrás, se siente bien y tan bien que si fuera un gato ronronearía—. Esa forma de representarnos es ofensiva, es un cazabobos para que ingenuos como tú se conviertan en aperitivos.
—Mi abuelita creía en los amuletos que te protegían de los vampiros.
—Pues lamento decepcionarte.
—¿Por qué?
—Porque un humano no puede matar a un vampiro.
—¿Y un humano puede robarle el corazón a un vampiro? —Ash crispa una sonrisa juguetona porque adora lo impredecible que puede ser Eiji.
—¿Por qué? ¿Te interesa robarle el corazón a algún vampiro?
Coqueto. Seductor. Obsceno.
Hambriento.
—Tal vez. —Eiji le sigue el juego y es exquisita su cercanía, casi puede saborear su aliento derritiendo su dulzor en su lengua, Aslan muere por cargar energías otra vez—. Tal vez quiero robarle el corazón.
—¿Eh? —Tararea, el agua se rebosa apenas alza el brazo para acariciar la nuca de Eiji—. ¿De quién?
—¿No es obvio?
—No.
—De Yut-Lung, es un Vulturi.
—¡Eres una pequeña mierda! —Chilla amurrado y no porque sea un mocoso, no, no, por favor, Aslan debe ser la persona más madura en la faz de la tierra, sin embargo, Eiji es un maldito irracional terco.
—Oh, vamos. —Le ruega—. Era una broma.
—Te odio.
—No me odias. —Lo besa en la mejilla—. Te gusto por eso ahora me dejarás mimarte como mereces.
—¿Qué?
—Mimos. —Repite—. Quiero darte mimos, vampiro dramático.
Mimos.
Sí, Eiji quiere mimarlo.
¿Por qué? Literalmente lo vio volver a su residencia lleno de vísceras, sus colmillos seguían goteando sangre aunque no había matado a nadie al regreso y aun así, Eiji no parece necesitar de explicaciones racionales para indicarle que se acomode hacia atrás y masajear su cuero cabelludo, primero lo hace suave, usa sus yemas en movimientos circulares, procura que se relaje en el agua caliente, llena otra vez la tina para que pueda asearse bien antes de acicalarlo, es linda esa preocupación, y a la vez Ash cree que es intimidante.
El gran lince de Nueva York se siente intimidado por un conejito japonés.
Ja.
Qué risa.
—¿Puedo usar lociones para tu cabello? —Lo enternece de sobremanera que le pregunte, la primera vez que se hospedó con Dino no les importó lo que quisiera, lo prepararon para los clientes con toda la ropa, olores y lociones que eligieron haciéndolo sentir usado—. ¿Me estás escuchando?
—Lo hago. —Tiene los ojos cerrados y está relajado, nunca ha quedado tan desnudo, Eiji podría usar este instante de confianza para sacar un crucifijo e intentarlo asesinar, pero Eiji jamás lo traicionaría.
—¿Ash? —Salud se tienta a decirle—. Puedo lavarte solo con agua si así ansías, no te sientas forzado.
—No lo hagas sonar como si fuera la gran cosa.
—Tu consentimiento es la gran cosa. —Hay un regaño implícito en esas palabras, algo que consigue que el corazón le cruja y duela como si el agua se estuviera filtrando y sus paredes se demolieran tal como una presa—. Es una gran cosa para mí y debería serlo para ti. —Ah lo hizo enfadar, lo vislumbra ya que ha inflado las mejillas tal como una ardilla almacenando nueces y estirando la trompita.
Gracias.
Gracias por importarte, yo nunca me importé.
—Quiero que uses una loción. —Entonces admite con vergüenza, se siente infantil y caprichoso acá.
—¿Cuál quieres que use? —No le agrada ningún aroma en particular a menos que sea el olor de Eiji.
—Quiero que uses las mismas lociones que tú usas. —El pensamiento se le sale, la cara le arde, ansía que su brillante sonrojo se confunda por la potencia del vapor, porque Ash está hirviendo en el agua.
—Lo entiendo. —La voz de Eiji se escucha alegre, no está seguro ni abrirá los ojos para comprobarlo.
Plic. Plic. Plic.
Vacía una botella encima de su cabeza y un aroma a hogar le inunda los pulmones.
Es delicioso. Sublime. Exquisito.
No es el gel sin duda pero prefiere pensar que sí, la fragancia es sutil aunque dulce, Ash tensa todavía más los ojos y permite que el vapor haga estragos, Eiji refriega ese shampoo con olor floral y masajea su cuero cabelludo con tanta devoción que lo hace cuestionarse la raíz del empeño aunque concluye que la base de su esfuerzo es el mero placer de mimar a Aslan, esa idea hace latir con fuerza su débil corazón y por ende, la desecha porque su corazón no late. Imposible. No. No. Y está mal de la cabeza.
Es un vampiro.
Un vampiro con el corazón congelado para siempre, no quiere esas mierdas del poder del amor, eso es para alguien como Griffin. No para Aslan.
—Me gusta cómo me tocas. —Dice y ya no lo asusta cómo antes, es verdad, le gustan las caricias de sus manos suaves y gentiles que incluso con callosidades a raíz de sus dolencias le hablan de confort.
—¿Acá está bien? —Las yemas de Eiji descienden detrás de su oreja y Ash ronronea.
—Ahí está perfecto. —Se siente bien, realmente bien—. Tenías razón, eres bueno lavando el cabello.
—Te dije. —No necesita verlo para sentir el orgullo palpitando en su voz—. Solía lavarle el pelo todo el tiempo a Masako, el suyo era más grueso y corto que el tuyo, pero aun así, me ayudó a practicarlo.
—Masako. —Entonces le cae como un balde de agua fría—. De verdad odias al vampiro que masacró a tu pueblo ¿no?
—Lo hago.
—Eiji...
Perdón.
Perdón pero no puedo contarte todavía.
—¿Puedes alimentarme? Creo que no me podré sanar sin sangre. —Ash se odia a sí mismo, cobarde.
—Claro que puedo.
—Ven.
No le da tiempo para reaccionar, jala a Eiji del cuello de su camisa y lo zambulle dentro de la tina, el agua cae en cataratas por cada borde de porcelana, la espuma floral se desliza igual que olas de mar en una noche solitaria frente a los ojitos de un niño aterrorizado que rodea el peluche de su hermana mientras es masacrada. Pero no llevará su mente a eso. No abrirá esa caja de pandora. Porque siente que al abrirla lo perderá para siempre. Solo por ahora, se repite.
Solo por ahora.
Así que estrecha su boca hambrienta contra la de Eiji quién se sobresalta a causa de la sorpresa, más no lo rechaza, nunca lo rechaza ya que también está enamorado (esto lo hace todo peor) se sumerge en sus cálidos, dulces y tentadores labios, necesita beber de Eiji para profesarse satisfecho, entiende que eso es en vano, no será suficiente, tome lo que tome del nipón no saciará el hambre, al contrario la aumentará tal como sucede en una adicción. Debería dejarlo. Debería dejarte ir.
—A-Aslan.
Pero entonces Eiji encaja sus cuerpos en una bañera que se les hace pequeña, se sienta con las ropas aun puestas, desliza sus dedos por los mechones rubios, estrecha con desesperación sus bocas como si tampoco pudiera vivir sin estas caricias, así que ambos sucumben. El vampiro apretuja tan sensual silueta entre sus heladas palmas, recorre los huesos, delinea cada músculo, bebe del fuego que suda su piel mientras se comen famélicos, la estática inunda el cuarto, las palmas del moreno son lenguas de llamas que besan cada centímetro de su piel y de repente, siente que se derrite. Gime su nombre.
Eiji.
Ei-ji.
Prohibido. Sensual. Profano.
Eiji. Eiji. Eiji.
Lo saborea y deja rodar alrededor de su lengua mientras el aludido se derrite igual que caramelo en una atmósfera cargada de deseo y escondida por el vapor del baño, no va a tomarlo, aunque es muy deliciosa la sensación de sus cuerpos juntos si lo toma pretende que sea con planificación, de seguro es virgen y lo lastimará sino es cuidadoso y a diferencia de su primer encuentro, Aslan genuinamente anhela verlo disfrutar mientras se retuerce de placer.
—Voy a morderte.
—E-El cuello no. —Entonces jadea separándose—. Se siente demasiado...
—¿Sexy? —Asiente y eso lo hace sonreír—. ¿Dónde quieres que te muerda?
—La boca.
—¿La boca?
—O el hombro, cualquiera estará bien.
Ash se relame, la camiseta del nipón se le ha pegoteado a causa del agua y su imagen es un banquete visual, por ende, procede a desabrochar los botones (o más bien a arrancarlos) para dejarlo desnudo ante sus ojos, se relame, se inclina mitigando sus deseos por juguetear con sus pezones, cediendo a la malicia de todas formas solo para estimularlos un poco más con sus besos hambrientos, paseando su lengua con maestría sobre las areolas, viendo con orgullo a sus pezones alzarse con excitación en respuesta a sus caricias y al propio Eiji retorcerse en el agua con un potente sonrojo calentándole la nariz y ardiéndole hasta el cuello.
—A-Ash. —Ama que suspire su nombre—. No podemos.
—Lo sé. —Sonríe, lamiéndolo hacia el cuello—. Solo estoy jugando contigo.
—Por favor.
—Eiji.
—Por favor, cómeme pronto, estoy impaciente.
¿Y cómo negarle si está suplicando?
—Eiji.
Ash deja escapar su nombre como si fuera una oración sagrada, se inclina hacia su hombro, lame su piel cobriza con un deje de gloria, alza sus colmillos y solo cuando escucha al corazón de Eiji ascender in crescendo en el punto máximo... lo muerde.
Bebe de él.
Come de él.
Ama de él.
Es una sensación imposible de describir, Ash siempre ha odiado el sabor de la sangre mortal, aunque existe algo en Eiji que es simplemente afrodisiaco y no solo eso, sino que adictivo, presiona los labios sobre su hombro, succiona con gentileza, procurando que su compañero también disfrute, que gima por placer y ambos caigan al infierno de la tentación. Bebe hasta que está lleno. Bebe hasta que está envuelto en fuego. Bebe hasta que arde su corazón.
—Eiji...
—No lo olvides. —El nipón sonríe aletargado por el intercambio—. Puedes tomar siempre mi sangre.
—¿Por qué? —Aunque sabe la respuesta se ve obligado a preguntar.
—Porque eres mi héroe. —Pero Ash no es un héroe—. Porque haría lo que sea por ti Ash, estoy muy enamorado.
Un héroe no quemaría al mundo para salvar una mentira.
Un héroe no quemaría a quién ama.
En vez de atormentarse prefiere dejar a Eiji reposando con Skip, es de noche y por ende, la residencia entera se encuentra dormida, no se pueden mantener despiertos en ese periodo de estrés y aunque Aslan se ha esforzado por hacer que las cosas se vean llevaderas es agotador tener que pelear contra Arthur (quién aparentemente se convirtió en el perro faldero de Dino) y los licántropos, además...Eiji todavía pertenece a la manada y a fin de cuentas se ve acorralado contra la espada y la pared, tendrá que elegir un bando y es injusto, ni siquiera es su lucha. ¿Por qué debe quedar atrapado por la mitad si no ha hecho más que tratar de consensuar? Fue su idea hacer una alianza, Eiji consoló a sus amigos en el funeral y nunca estuvo dispuesto a traicionarlos, Eiji ha aprendido a no juzgar por especie sino por corazones y aun así...
—Se equivocó tanto conmigo.
Suspira.
—¿Quién se equivocó contigo?
—¿Pues quién más? Eiji.
—Ah. —Ha salido al jardín para poder tomar aire, sin embargo es su excusa para establecer distancia con el resto de la residencia—. Estás actuando como Edward otra vez.
—¿Qué diablos? —Ash se vuelve frenético para enfrentarlo por semejante insulto—. Viejo... —Hasta que se percata de quién es el receptor de la conversación.
—¿Qué te he dicho del apodo? —Max suspira, se encuentra acomodado sobre el ventanal, la mirada azulada se encuentra clavada en las rosas del jardín, en las rosas blancas y la asociación remece esos fantasmas que tanto se ha esforzado por exorcizar—. No estoy tan viejo. —Hay un cigarrillo tiritando entre los dedos del cazador.
—Mi hermano odia que fumes.
—Entonces... —Max cierra los ojos y le da una profunda calada—. Será nuestro secreto.
—¿Por qué estás acá?
—A diferencia de tu hermano que no puede estar despierto por el cansancio, yo no puedo quedarme dormido. —Hay una brillante sortija relumbrando en su dedo, Ash se pregunta cuánto aguantará un frágil trozo de oro—. Por eso estoy acá.
—Ya veo.
—¿Cuál es tu excusa? —Ash se muerde el labio—. Dijiste que tenía que ver con Eiji. —Odia que suela ser tan perspicaz.
—Eiji no tiene nada que ver.
—Te ha cambiado, claro que tiene que ver.
—No.
—¿No? —Max se burla—. Cuando vinimos por primera vez parecías dispuesto a cerrarnos la puerta en la cara sin siquiera escucharnos, ¿tienes idea de lo preocupado que estaba tu hermano?
—Solo quería protegerlos.
—Geez. —El cigarro vuelve a su boca—. Es un mal hábito de familia que tienen, te sorprenderías por lo mucho que Griff se esfuerza para mantenerte a salvo, no siempre sabe cómo y no es su culpa, las personas no nacemos sabiendo cómo cuidar a alguien, pero lo intenta más que nadie y supongo que se merece ese crédito.
—Lo sé.
—Ash. —Max tira el cigarro al piso—. No seas tan duro.
—No soy duro con Griff, ya arreglamos el tema.
—No estaba hablando de Griff.
—¿Eh?
—Estaba hablando de ti.
—Oh.
Ash no sabe qué responder a eso y es acá cuando nota su cambio, al inicio se mostraba reticente en demasía ante la simple presencia de Max, se decía que no lo ansiaba en su vida ni mucho menos en la de Griff, no obstante, poco a poco se abrió un lugar en su corazón con esos gestos tan... paternales que remecen una fibra dolorosa en Aslan. Jim no fue el peor papá del mundo pero falló en protegerlo cuando más lo requería y de hecho, lo vendió a Dino como si se tratara de un cerdo, todavía le duele y en cierta medida lo resiente, además, con los años aprendió que si su infancia no estaba tan repleta de carencias no fue por Jim, sino por la sobrecompensación de Griff, eso es peor. Tal vez nunca pudo odiar sinceramente a Max por eso.
O por su sentido del humor payaso o su terrible gusto en libros o por cómo chilla cuando utiliza unos apodos despectivos, o la manera en que juegan béisbol juntos o cómo ama que le diga "Maxie" igual que si fuera un niño. Sí. Max lo hace sentir como un niño. Esa es la cosa. Siendo un humano, mierda, realmente cambió por Eiji y se volvió sin querer más abierto de corazón. Y tal vez...Max sea diferente.
¿Crees que un humano pueda amar a un monstruo?
Pero entonces.
Max los odiaría si realmente supiera.
—Entonces vinimos acá porque ustedes tenían un bloqueo de escritor. —Y en cierta medida ya sabe que si le ha insistido a Griff tanto en dejar a Max es porque el propio Ash teme no poderlo soltar por este retorcido juego de padre-hijo.
—Exactamente.
—Y las heridas con las que llegas...
—Son de mis métodos de escritura, ya me conoces, soy bastante de experiencia.
—Ajá. —Max alza una ceja pero está demasiado oscuro para que pueda ver su expresión real—. Mis socios me informaron que se inició una guerra entre vampiros y licántropos.
—Max, tu trabajo no es algo real si solo te dedicas a documentar las otras especies, ¿por qué siquiera te haces llamar "cazador de vampiros"? Solo puedes mirarlos a la distancia, eso es lo más inteligente.
—¿Por qué lo dices? Los estudio porque me gustan.
—No creo que a nadie le pueda gustar un chupasangre.
—Creo que depende del chupasangre. —Entonces Max le sonríe y su sonrisa le recuerda a una noche de estrellas en Cape Cod con Griff acurrucado bajo una manta y el viento soplando—. Creo que está mal juzgar a las especies de antemano, tienes razón, no puedo matar a un vampiro y probablemente si me topara con alguna otra terminaría muerto puesto que no soy rival, pero aun así, creo que dejar que los prejuicios nublen es como decir que los humanos son buenos por solo ser humanos, siempre hay matices que no se deben inferir.
—Dices eso pero si tuvieras un conocido vampiro lo odiarías.
—¿Quién dice? —Max se acomoda las manos en la cintura, a pesar de su sonrisa bonachona denota una seriedad que nunca ha visto antes y no le gusta para nada—. Yo creo que podría.
—O podrías romperle el corazón a uno forzándote demasiado.
—Ash. —Entonces pronuncia su nombre despacio—. Sabes que siempre te he considerado como mi propio hijo ¿verdad?
—Sí.
—Bien. —Max se levanta del ventanal—. Eso no cambiaría fueras lo que fueras.
—¿Por qué me dices eso?
—No sé. —Está mintiendo—. Solo sentí la necesidad de hacerlo. —Está mintiendo, lo posee escrito en toda la cara.
—Si quieres decirme algo más, hazlo. —Amenaza.
—Solo quiero decirte que no odio a los vampiros. —Sisea—. Sino a los mentirosos, esos son peores.
Hoy y mañana son más que nada para establecer las relaciones entre los personajes y así poderles dar aun más profundidad con el desarrollo que tendrán a traves de golpes (como siempre en BF no más), mañana nos vamos a enfocar más en Griff y veremos un cachito del pasado de Ash.
See ya~
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