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17. Silent tears.

Hi~ Hoy se sube bien tempranito la actualización, no tengo nada más que anunciar que no haya dicho antes, así que solo espero que les guste.

Corre. Corre. Corre.

—¡Ash!

Las converse rojas hacen eco contra una poza de mugre, el líquido fuliginoso le embarra el dobladillo del jeans, casi puede escuchar a Eiji quejándose diciéndole que no es su sirvienta para andar lavando sus pantalones sucios, no obstante no es tiempo para recordarlo en plena huida y menos con Skipper aferrándose a su cuello igual que un panda bebé.

—Nos van a atrapar. —El niño gimotea, está temblando contra su tórax, sus puños se hallan cerrados en el cuello de su chaqueta de mezclilla.

—No los mires.

—Ash. —Skip solloza—. Nos van a matar, están muy cerca.

—No. —Traga duro—. No lo harán.

Ash dobla por los callejones de la ciudad, Nueva York es su patio de juegos, están fuera de Chinatown por lo que él posee ventaja, sostiene a Skip con una sola palma, teme que si lo suelta se va a resbalar, no ansía tener que arrancárselo de las fauces ensangrentadas a los pulgosos, mierda, eso de declarar guerra se ha salido de control, el bastardo de Arthur está asesinando deliberadamente los miembros del clan Wong con tal de provocarlos, son ellos quienes pagan las consecuencias. Cazados. Exiliados.

Corre. Corre. Corre.

No mira hacia atrás.

Plic. Plic. Plac.

Las piernas le duelen tanto que teme que se le vayan a caer como una muñeca de trapo deshilachada por el sobresfuerzo pero no frena, la noche está fría, negra y en lugar de estrellas un ejido atiborrado de remolinos grisáceos y densos es lo que cubre la zona, el paisaje luce dibujado por Junji Ito, lo sabe porque Eiji le teme a dicha clase de mangas y por eso Aslan adora molestarlo con ello. Eiji, maldición.

Le prometió que regresarían a salvo a casa.

Deben volver con él.

Son una familia.

Es su casita. Su alma. Su vida. Su motivación. Es la razón por la que pretende salir vivo luego de Dino.

Tiene que regresar.

Podríamos darle una familia real a Skip. Podríamos ser una familia.

¡Mierda!

Pero los licántropos los siguen a través de Nueva York, es inútil, los rastrean a través de esa fragancia tan característica que desprenden los vampiros, además, son toda una manada contra dos, en teoría Skipper debería saber pelear con todo lo que ha vivido, no obstante, sigue siendo un niño, Eiji le dijo que es responsable de las cosas que ha domesticado y por ende es su deber protegerlo hasta el final e igual que Griffin le enseñó a lo largo de su infancia, debe hacerle honor al título de protector.

Corre. Corre. Corre.

Se detienen atrás de una bodega, Ash deja a Skip en el piso y con un gesto le pide que guarde silencio para no ser descubiertos, el infante aprieta los párpados con mucha fuerza y asiente, se cubre ambos labios con las palmas como si fuera una especie de hechizo, es lindo, Eiji adoraría ver eso, pero ahora necesitan recargar energías y reagruparse, no bebió sangre suficiente para batallar contra la manada Wong entera y se siente hasta mareado. Recomponte. Vamos. Rápido.

—A-Ash... —Skip llora su nombre, las lágrimas caen de sus grandes ojos cafés hacia su barbilla—. No vamos a poder escondernos por mucho más tiempo.

—Lo sé.

—¿Por qué hacen esto? —La pena gotea por su rostro juvenil hasta manchar su jardinera, eso rompe su inexistente corazón—. Solo queríamos hacer algo lindo por Ei-chan.

Cierto.

Fueron en una caminata padre-hijo hacia la pastelería que el nipón tanto ama y Skip iba tironeándolo del brazo mientras daba saltitos y hablaba energéticamente de lo que había pasado en la escuela ya que sí, quiso retomar la escuela (eso nunca había pasado) Aslan no pudo evitar deleitarse por lo feliz que el pequeño lucía dada la intromisión de su "mamá", no lo culpa, su existencia de igual forma vio un cambio radical ante la intromisión de Eiji. Es más alegre. Más vivo. Más real. Es la persona que él mismo recluyó dentro de esa jaula cuando Jim lo convirtió y poco a poco descubre su propia libertad.

Sí... se siente libre estar enamorado.

Pero entonces llegaron los licántropos cegados por el olor y los empezaron a perseguir para matarlos porque ha habido demasiadas bajas en el clan gracias al bastardo de Arthur, pero no, los pulguientos en vez de aliarse contra un enemigo común prefirieron generalizar la especie. Diablos. Mira a su crío con los puños tiritones y muy apretados contra la jardinera, no puede dejar de llorar, debe estar tan asustado y no es justo. Es un maldito niño.

—Tienes que esconderte.

—¿Qué?

—Skip. —Ash acomoda ambas manos sobre los hombros del infante—. Tienes que ocultarte, no irán tras de ti porque mi aroma es más fuerte.

—No te dejaré.

—No te lo estoy preguntando. —Ordena.

—Papá...

—Puedes hacerlo, campeón.

—Vaya, vaya. —Muy tarde—. Pero qué escena más linda, creí que los chupasangres no sentían nada.

—¡Sí podemos sentir! —Skip grita y Ash no duda en ponerse en posición defensiva, no dejará que le toquen un maldito cabello a su niño.

—Corre.

—No será posible.

De pronto, están rodeados de lobos que les triplican el tamaño, Ash no tiene más remedio que coger al infante del suelo para volverlo a acunar contra su tórax, los vampiros no pueden morir sino es por su propio creador, aun así, se les puede torturar hasta que se aburran.

—Lao. —Reconoce la voz de Sing, es el lobo más grande de toda esa manada con un pelaje entintado y ojos amarillos al estar en plena cacería—. Tiene a un niño.

—Qué no te engañe. —Bufa—. Ese niño debe tener unos miles de años.

—No lo toquen a él. —Ash se pone a la defensiva, retrocede en el callejón a tropezones torpes, toma a Skipper con más nervio imaginando cada posible escenario de esa riña, siendo derrotado en todos.

—¡Quiero a Ei-chan! —Entonces rompe en llanto de verdad, desde que conoce a Skip lo ha visto una y otra vez actuar como un adulto, aunque le alegra verlo acoger su edad este no es el momento para hacerlo—. ¡Quiero irme de acá!

—Dejaste que ese vampiro te quitara al omega que elegiste. —Hay hielo en la voz de Lao—. Por esto Shorter siempre nos anda menospreciando.

—Pero...

—Si le llevas la cabeza de este vampiro estará orgulloso de ti, Sing.

—Lao.

—Anda. —El otro lobo lo empuja—. Demuéstrale que eres digno de ser un alfa.

—¡Lao!

—Sino lo haces tú... —Lo amenaza con un gruñido—. Los mataré yo, te quitaré tu lugar de alfa, elige.

Sing se lanza a la batalla.

Ash arroja un jadeo lastimero cuando siente los colmillos de aquel gigantesco lobo incrustarse arriba de su hombro, usa su cuerpo para proteger a Skip y eso le dificulta mucho más pelear ¿pero soltarlo? Esa no es una opción y menos con el tal Lao acechando con sus ojos sanguinarios de depredador, se enfoca en canalizar la energía que le queda para defenderse y hacerle frente, si bien, su fuerza nunca equiparará la de esta bestia, Aslan es un experto usando la fuerza de su oponente. Logra sostenerlos.

Se paran frente a frente, apesta a feromonas, la sangre chorrea de su hombro en la plasta escarlata, plic, plic, plic, Skip se arranca un trozo de la jardinera para improvisarle un torniquete, Sing se levanta en dos patas, Ash apenas puede sostenerlo y de hecho, no resiste, se acaba desmoronando sobre el pavimento, sus huesos crujen como si luchara contra un artilugio a presión, sus brazos se descolocan dejando una horrible imagen de muñeca rota.

Joder.

Hay feromonas. Carne palpitando. Saliva sobre su cara. Es asqueroso. Yut-Lung de seguro sufriría un infarto ante tan desagradable sensación. No respira. Hay lágrimas silenciosas escurriendo hacia todo su rostro. Skip.

No quiere que su niñito llore.

Necesita consolarlo.

—¡Arráncale la cabeza de solo un mordisco Sing! —Genial, ahora hacen referencias a crepúsculo, ja.

—Skip.

—A-Ash.

—Tienes que huir, vete. —Le susurra presionando los labios en sus rulitos, dándole un beso de adiós.

Ve con Eiji.

Vive por los dos, te amo.

—¡Dejen a mi papá en paz! —El niño grita, negándose a dejarlo, apretando con aún más fuerza todas sus uñas alrededor de su camiseta—. ¡Ya no lo lastimen! ¡No somos monstruos! ¡Somos una familia!

—¿Una familia? —Lao es un cínico—. Ja.

Lao los ve con una mueca constipada cargada de odio antes de pronunciar una sola palabra: mátalos.

Aslan no tiene tiempo para frenarlo, Skip trepa hacia el lomo del lobo, alza ambas manos por encima de su cabeza para clavarle todos los dedos en los ojos a Sing quién arroja un grito gutural, ese aullido retumba por el cielo grisáceo de Nueva York como un rayo, Skip se sacude hasta que cae de porrazo.

—¡Vámonos! —Skip lo tironea antes de que reaccione.

Otra vez están corriendo.

—Tú. —Shorter los intercepta, lo reconoce aún en su forma lobuna, probablemente llegó a la escena a causa del grito de su subordinado.

—Ash.

—Tu precioso aprendiz se está muriendo ahí atrás. —Entonces el vampiro le miente—. Ve a ayudarlo porque si no será muy tarde.

—Bastardo.

Shorter se va corriendo.

Ambos vampiros huyen a salvo a casa.

Eiji. Eiji. Eiji.

—¡Ash! ¡Skip! —Finalmente regresan a dónde han dejado reposando sus corazones—. ¿Qué les pasó a ustedes dos? Lucen fatales.

—Los hombres lobos.

Skip queda tan agotado que cae rendido apenas toca su cama, los adultos se acuestan a su lado, aun si está inconsciente cree que sus sueños mejorarán concibiéndose más protegido, Aslan por primera vez en toda la mañana se permite respirar y contemplar a su compañero.

Es hermoso.

Majestuoso.

Eiji.

—Mierda, valió la pena sobrevivir si con eso te pude ver otra vez. —Entonces finalmente exhala para soltar toda la adrenalina y el aire de la pelea, sabe que más tarde deberá hacerse cargo y alimentarse con el fin de obtener energía, sin embargo, ahora quiere quedarse acá—. Eres hermoso.

—Ash. —A juzgar por el tono cargado de preocupación su amante no tiene intenciones de seguir en el juego aun así hace un esfuerzo y le da en el gusto—. Tú eres más hermoso. —Tonto. Terco. Bonito.

—No es verdad. —El lince se acurruca igual que un gatito—. Tú eres mucho más hermoso, onii-chan.

—Pensé que los vampiros tenían una belleza surreal.

—La tenemos.

—¿Entonces?

—Tu tipo de belleza es diferente. —Musita—. Es algo mucho más...

—Aburrido. —Concluye—. Lo sé, soy bastante simple.

—No, no es eso.

—¿Entonces qué es?

¿Cómo explicarlo?

Es que el tipo de belleza que Eiji tiene no es salvaje como la suya o de Yue, Eiji es ordinario pero esa ordinariez es engañosa, Aslan lo piensa como si fuera un capullo de rosa, es un botón recubierto por peculiaridades y terquedad que la mayoría no estaría dispuesto a profundizar, pero él lo hace ¿cómo no hacerlo si se trata de Eiji? Y al esperar que florezca aparece una belleza indómita igual que cuando lo vio luchar en el cuarto por primera vez. Un libro sin leer. Un cuadro cuyos ojos todavía no descifran bien. Un Dios en un templo perdido. Un humano en la cueva de un vampiro.

—Eres deslumbrante, Eiji Okumura. —Como solo las cosas vivas saben serlo—. Por eso...nosotros te queríamos comprar un pastel para recordártelo, no creo que sepas qué tan deslumbrante eres y eso es un poco triste.

—¿Estaban comprando un pastel cuando los atraparon?

—Sí.

—Oh, Aslan. —Los brazos de Eiji son todo lo suave del mundo y mucho más—. Lo lamento de verdad.

—No es tu culpa. —Susurra acurrucándose contra su calidez, bebiendo desesperado de esta, oliendo su esencia tan reconfortante que está asociando a un hogar—. Es Arthur quién no deja de matarlos.

—Pero es injusto que generalicen a todos ustedes. —La voz del nipón escapa en un mordisco áspero, hay culpa sangrando en sus palabras y Aslan sabe de dónde proviene—. Lo siento por hacer lo mismo alguna vez.

—Pero estás acá. —El lince presiona sus labios contra el cuello del moreno—. Eso es todo lo que me importa.

—Aslan.

—Eiji. —El vampiro levanta su rostro, hay tensión cargada en el ambiente, le aterra el rumbo de esta conversación—. Si las cosas se ponen peor...

¿Qué lado tomarás?

¿El de ellos o el nuestro?

—¡Lynx!

Yut-Lung entra hecho una fiera al cuarto de Skip, su cabello es una maraña desastrosa que pende al son del viento en una trenza, sus fosas nasales se abren y cierran en un resoplido furioso, esa imagen le recuerda a un toro irascible en medio de una corrida, sus uñas arañan con rabia la puerta, soltando un eco que los hace taparse las orejas a causa de la molestia. Sus ojos son oscuros y es una oscuridad muy diferente a la que vio en la mansión de Dino.

—Tenemos que hablar.

—Pero...

—Ahora.

Su oficina es un desastre y no solo por la exuberante cantidad de botellas de sangre vacías sobre los muebles elegantes, sino que hay una chispa de desesperación ardiendo en su voz y carece de sentido porque Yut-Lung jamás muestra miedo. No lo hizo cuando procuró asesinar a su clan, ni cuando tuvo las pelotas para engañar a Dino y no lo hizo al chantajearlo sobre la libertad de Griff. Pero bueno, el rubio infiere que el terror viene a raíz de haber conocido a la pareja destinada y oficialmente hallarse sentenciados a ser enemigos, nunca comprendió ese retintín obsesivo con Yue sobre los licántropos.

Hasta que los vio.

Los vio y vio lo que él sintió con Eiji.

Prohibido. Peligroso. Mortal.

—¿Qué diablos fuiste a hacer al territorio de los hombres lobos? —Por supuesto lo primero que Yue espeta es un relato heteroculpable, ni siquiera se le ha pasado la posibilidad de su inocencia ¿cierto?

—Ellos nos atacaron.

—Ajá.

—Es verdad, íbamos a comprar un regalo a Eiji cuando ellos nos atraparon e infiero que están mucho más agresivos a raíz de lo sanguinario que se ha vuelto Arthur. —La mención del otro vampiro tensa aún más su mandíbula y oscurece sus ojos purpúreos.

—Imbécil. —Gruñe—. Se supone que matamos para satisfacer la cuota de Dino y para alimentarnos, pero no matamos por matar y mucho menos especies que no son humanos, ni siquiera debe gustarle el sabor que tienen, no se los come.

—Solo quiere meternos en problemas.

—¿Por qué? —La pregunta cae como un balde de agua fría y gotea a través del cuarto, hay flores en la mesita del vampiro, son rosas moradas—. ¿Por qué Dino se tomaría tantas molestias? —Lynx sabe que esa pregunta es capciosa cuando ve al más joven acomodar ambas palmas por la espalda, ladear la cabeza y empezar a caminar—. Me pregunto por qué lo haría.

—Sabe de Eiji.

—Y de Skip. —Bingo—. Va a ir por ellos.

—Estamos seguros en tu mansión.

—¿Quién te dijo que te prestaría mi mansión para encubrir tu crimen?

—Yue.

—Puedo ser un suicida pero sé cuándo matarme, no moriré sin antes acabar con Dino y no arriesgaré mi preciosa inmortalidad por proteger tu culo plano, remedo de Edward.

—¿Perdón? —Jadea indignado.

—Me escuchaste. —Yut-Lung lo confronta acomodando una palma sobre su pecho, sus yemas rozan los botones de oro hasta que sueltan un crujido metálico—. Tú puedes vivir tu parodia de crepúsculo si así lo deseas, pero yo no formaré parte de eso.

—Estás nervioso porque tienes algo entre las manos. —Ash lo confronta.

—Tal vez.

—Habla.

—Oblígame. —Ríe.

—Hijo de puta.

—¿Eh? Esa no es manera de hablarle a tu amo. —Claro que los humos se le han subido por la cabeza, Ash espera que se le suban lo suficiente para hacerla explotar—. Shorter quiere hablar conmigo, me pidió verme esta noche debido a tu incidente. —Por eso estabas tan alterado.

—Podemos llegar a un acuerdo de paz, es grandioso.

—No, no, no. —Yut-Lung acorta el paso hasta quedar enfrente del lince—. Pobre y estúpido remedo de vampiro, él no quiere paz.

—¿Entonces qué quiere?

Los ojos de Yut-Lung se oscurecen con hambre.

Sádicos. Torcidos. Maliciosos.

—A mí.

Un omega.

—Me quiere a mí.

Pese a su resistencia con los licántropos no vacila en asistir, quiere volver a ver esa chispa dentro de los ojos de Shorter, quiere encenderla con una pecaminosa llama infernal para provocar un fuego al que se vean consumidos todos porque adora ser el mensajero del caos, pero no es solo eso, aborrece que la copia barata y más emo de Edward Cullen tenga razón y haya logrado tocar una fibra...sensible en relación a ser un omega.

Bien, puede serle imposible cambiar su fortuna de mierda o la pareja destinada, lo sabía desde antes de conocer a su alfa no obstante no existen leyes que le impidan ser el dominante, sino puede cortar el maldito vínculo entre ellos puede manipularlo y torcerlo, se asegurará de tentarlo, de coquetearle y convertirse en toda una necesidad prohibida hasta tenerlo atado en la punta de los dedos, el perro sucio sí que tuvo pelotas para decirle que no, no tiene ni puta idea de qué le espera. Va al encuentro.

—No pensé que realmente vendrías. —Va luciendo de infarto, se regodea con su propia belleza tras ver cómo al lobo pulgoso se le cae la mandíbula, están en un punto neutro de Chinatown y el posible omega se halla vestido para matar.

—¿Qué quieres? —Corta toda distancia, no se va con rodeos ni es de esa clase—. ¿Para qué me has llamado? ¿Acaso has cambiado de parecer?

Sabe que no, sin embargo, es una excusa pobretona para tocar los pómulos marcados del alfa, siente a Shorter tragar duro y de repente, huele su sangre.

Exquisita.

Shorter huele como lo más apetitoso que no ha comido jamás.

Y Yut-Lung está muerto de hambre.

—Quería advertirte en persona sobre tus vampiros.

—¿Por qué me has llamado a mí y no a Ash en ese caso? —Pestañea con falsa inocencia, los delgados brazos penden alrededor del cuello de Shorter, se ha tenido que alzar en la punta de sus pies con el fin de acercarse pero eso solo lo hace más atractivo, Dios, está disfrutándolo como nunca.

—Porque nosotros compartimos un vínculo y por eso pensé que...

—Es una excusa pobre y hace poco negaste nuestro vínculo.

—Yut-Lung.

—¿Por qué no solo admites que me querías ver otra vez?

—Wow, wow. —El alfa intenta apartarlo acomodando sus fuertes y grandes manos en su cintura sin embargo posee el efecto contrario y pronto se hallan cerca, demasiado cerca—. No estoy interesado en tomar a un vampiro como mi pareja ¿te imaginas los problemas que tendría en mi clan?

—¿Y quién diablos te dijo que estoy interesado en ser tu pareja? —La risa de Yut-Lung eriza el cuello de Shorter y es adorable ver cómo hasta los vellitos se alzan en reacción, tan lindo.

—Entonces... —El licántropo traga duro—. ¿Qué quieres de mí?

—¿Tengo que querer algo de ti? —Yue ronronea, paseando sus dedos por debajo de su barbilla para robarse un jadeo—. Buen chico.

—No te entiendo, ¿qué quieres de mí?

—Depende. —El vampiro trata de alejarse y Shorter no lo deja, tiene sus manos encajadas alrededor de su cintura y adora la sensación de ser sostenido por un hombre así de atractivo, han pasado años desde que no quiere genuinamente ser acariciado con alguien, tal como Ash se acostumbró a reducir su cuerpo como una herramienta, pero algo en la forma que lo acaricia—. ¿Qué me puedes ofrecer?

—No quiero una relación.

—Ni yo, cariño. —Se mofa—. Solo quiero algo de diversión y tú estás bastante decente. —El vampiro se alza un poco más en la punta de sus pies, acaricia por completo la nuca del contrario tirando lenta y suavemente de sus mechones morados—. Y sé que te mueres por mí.

—Odio a los de tu especie.

—¿Pero...?

Shorter acomoda la yema de su pulgar sobre los labios del vampiro provocando que experimente el torbellino de un ímpetu prohibido, la sensación es ardiente, enloquecedora, obscena, es sangre, ese bastardo le está dando a probar de su sangre adrede porque en el fondo están jugando en esa misma sintonía viendo quién cede primero el poder, pero Yut-Lung no se deja ganar fácilmente, muerde un poco el pulgar antes de meterlo a su boca y lamerlo, consiguiendo una marejada de excitación en el contrario, hay pasmo en el aire que derrite el frío.

Es incorrecto. Es malo.

Les fascina.

—Mierda. —Shorter gruñe—. Mi manada me matará si se entera.

—Entonces... —Yut-Lung susurra—. No se tienen que enterar.

Y se besan. 

¿Esto quiere decir que tenemos paz? Absolutamente no, pero sí por el fin de semana porque esos capítulos están bien bonitos y suaves para sufrir el resto de la semana como sabemos hacerlo en este fandom. Mil gracias por leer.

See ya~

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