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15. Self sacrifice.

Hola mis bonitos lectores~ Como les comenté, estoy muy emocionada por este capítulo porque siento que el AshEiji toma mucha más fluidez por así decirlo, así que solo me queda esperar que les guste y de nuevo, agradecerles por tanto apoyo, friendly reminder de que estas dinamicas no serían sostenibles sin ustedes.

Los quiero mucho.

—Solo relájate, onii-chan.

La voz de Aslan contra su oído se siente aterciopelada, está hablando despacio in decrescendo y eso hace que se sienta obsceno al escucharla, como si estuviera presenciando algo profano, igual que el canto de una sirena que sabe que lo arrastrará a las profundidades del mar pero no lucha, no cuando esos ojos verdes lo están contemplando cargados de deseo y pasión. Son oscuros. Intoxicantes. Pero sobre todo... son peligrosos.

Son los ojos de un vampiro con hambre.

Y Eiji será su cena.

Su sacrificio.

—Alza tus brazos por encima de tu cabeza.

—Ash.

—Buen chico. —Eiji jadea cuando su cuerpo flota encima de la cama del vampiro, Aslan se encuentra totalmente ávido encima, están cerca, tan cerca que arde—. Ahora solo cierra los ojos, déjate llevar.

—Estoy nervioso.

Pero los dedos del rubio desabrochan ojal por ojal su camiseta, dejando su torso desnudo y expuesto a un apetito insaciable y su corazón martillea con ferocidad a raíz de eso, soltando un eco dentro de su tórax casi como si hubiera estado vacío, esperando este momento, codiciando que fuera ese lince quién lo llenara, traga duro, están tan cerca que puede saborear el aliento de Ash sobre su boca con un deje de pura electricidad embriagadora, se siente demasiado expuesto por esos jades y por ende, encoge las piernas para resguardarse sin embargo acaban aún más enredados. Maldición. Tener esa silueta tonificada pegada, jadeando, excitada lo deja sin aire y no es solo eso, sino que... Aslan resulta ser lo más hermoso que ha contemplado a lo largo de la vida. Su salvador. Demonio. Enemigo. Ansia.

Tócame más y hazme adicto a ti.

—Eiji.

«Ei-ji».

Como si fueran dos sílabas.

—Estás poniendo una cara realmente sucia en estos momentos. —Ash se inclina para apresarle una oreja entre sus labios, son fríos como témpanos de hielo y aún así, el moreno se derrite cuando tiran de su lóbulo arrancándole un jadeo.

—N-No es mi culpa. —Ni siquiera puede respirar bien, las manos del vampiro paseándose por la piel desnuda se siente demasiado bien—. Estás duro, tu erección está golpeando mis caderas.

—Te diste cuenta. —Pero no lo dice con vergüenza, al contrario, hay una chispa de malicia en su voz que lo hace tragarse el aliento y apreciar con más violencia el tamborileo de su corazón—. Ha pasado demasiado tiempo desde que tengo una presa tan apetitosa, ¿acaso no te lo había confesado antes?

—Lo hiciste. —Recuerda—. No te tomé en serio.

—Moría por comerte en ese entonces.

—Y ahora... —Eiji extiende ambas manos hacia el rostro angelical del vampiro—. Puedes devorarme.

Ash sonríe.

Es jodidamente sensual.

Se inclina con esa sonrisa divertida pegando su camisa contra el pecho desnudo de Eiji y solo por un instante se pregunta cómo se sentirá tener al ángel hecho demonio totalmente desnudo acariciando sus zonas dulces, derritiéndose juntos en el placer, entrando progresivamente al infierno de ímpetu, ardiendo labios contra labios en el fuego de algo que nunca se podrá apagar. Niega ese pensamiento tan prohibido. Se intenta mantener conectado para alimentar a Ash, puede hacerlo rápido, no posee mayor relevancia, es una mera transacción y por ende, arroja lo que más puede la nuca ante la cama.

—Voy a tocarte ahora.

Los colmillos de Ash se deslizan sobre su cuello y se aprecia como un afrodisíaco, el japonés se obliga a morderse la boca para no soltar un jadeo y no obstante sus piernas están temblando mientras que su cadera suplica por la cercanía del vampiro, se tocan, puede sentirlo palpitando dentro de su jeans, esos jeans gastados y rasgados que lo hacen lucir como todo un chico malo, a Eiji le encantan aunque jamás lo admitirá en voz alta.

Ash no se detiene por eso, al contrario, delinea desde debajo de su mentón hacia la clavícula, es casi como si estuviera tratando de memorizar la silueta del nipón y eso no tiene sentido, menos enfrente de una belleza tan surreal como la que disfruta Aslan, probablemente tiene miles de candidatas más dispuestas a alimentarlo por voluntad. Pero eligió a Eiji. A pesar de todo...

¿Por qué?

—Estás tenso. —Entonces le susurra en una octava—. Si no te relajas, tu sangre tendrá un mal sabor.

—Entonces deja de hacer esto tan sexual.

—Tú eres el que se está restregando contra mis caderas.

—Tú eres quién me quiere meter el pene.

—Punto. —Ash sonríe, apartándose—. Si estás incómodo podemos parar.

—No, solo...

No entiendo mis sentimientos por ti.

Eso me está volviendo loco.

—No estoy acostumbrado a que me toquen así. —Ash, Ash, Ash, Dios, Ash.

—¿Tu alfa nunca te tocó así?

—Te dije que dejaras de asumir mi relación con los hombres lobos. —Eiji gruñe, alza su mano porque desea intimidar al contrario y agarrarlo del cuello de la camisa y aun así, acaba tocándole las mejillas, deleitándose con la sensación de porcelana y a la vez, queriendo ralentizarla—. Ash.

—¿Por qué no solo me lo pides? —El tono del rubio es sensual e hipnótico, Eiji se concibe arrastrado, ahogándose poco a poco en cada letra que brota de esta masculina voz—. Solo tienes que decírmelo, ruégamelo y lo haré.

—¿Qué cosa? —El moreno jadea cuándo los labios del vampiro se posan sobre su manzana de Adán.

—Pídeme que me quede a tu lado.

Aslan muerde su manzana de Adán, es apenas un bocado que culmina en tan delicioso chupón, pero la estimulación es suficiente para encenderlo, consumirlo y hacerlo cenizas.

—Pídemelo y seré tuyo.

—Ash. —Su corazón burbujea contra su pecho, sus caderas se alzan con necesidad para restregarse con urgencia sobre la dureza del rubio.

—Pídeme que me quede a tu lado y eso haré.

—Tú eres quién me quiere a su lado. —Entonces lo confronta aunque todo su cuerpo arde, exigiendo los toques posesivos del vampiro sobre su piel—. Tú me quieres.

—Eiji.

—Tú me deseas. —Lo tira del cabello—. Pídemelo.

—Joder.

—Ruega por mí y entonces me tendrás.

Entonces Ash lo agarra por la cintura y lo besa.

Ambos ruedan con violencia sobre la cama, Eiji queda a horcajadas encima de Ash y estira los muslos para apresar sus caderas en un símbolo de dominio y control, hay manos urgidas que toman, poseen y demandan mientras sus labios se estrechan en besos candentes, las camisas se rasgan, los jeans y la ropa interior empiezan a estorbar entre las erecciones urgidas y necesitadas. Hay jadeos. Gruñidos y gemidos. Es un intercambio animal. Es lujurioso. Excitante. Apasionado. Ninguno se contiene entre esas caricias, llevan demasiado tiempo esperándolo.

Se desean.

Los toques son hambrientos, desesperados y animales como si quisieran devorarse el uno al otro en aquel beso.

Las manos de Ash aprietan, mancillan y manosean con brusquedad cada curva del moreno, va desde su estrecha cintura hacia su apetitoso trasero y se asegura de dejar marcas con los toques, sabe que queman, sabe que lo provoca a juzgar por el pene ansioso atrapado en el jeans sin embargo el deseo de Eiji solo intensifica aún más el hambre. Y Ash es insaciable. Sin importar qué tanto tome del nipón siempre va a necesitar más. Es adicto a Eiji. Esclavo. Amo. Enemigo. Servidor.

Sus palmas se cuelan dentro de la ropa interior, Eiji tiembla al sentir tan bruscos toques en sus nalgas pero no se queda atrás, sus labios succionan el pecho del vampiro, lo muerden y marcan, una sonrisa de pura satisfacción hierve al vislumbrar a tan pálida piel teñirse igual que una aurora boreal. Rosada y roja. Le encanta. Va a los pezones del rubio y se sorprende por lo calientes que se sienten, los roles han cambiado y ahora es Aslan quién se encuentra deseoso y desesperado por sus toques, si lo ansía le dará más, Eiji quiere que se vuelva adicto a esto.

Eiji quiere que Ash lo desee.

Porque él desea a Ash con locura.

Mierda.

—E-Eiji... —Cada vértebra de su columna se eriza al escucharlo gemir y es impresionantemente sexy estarle provocando semejante placer a un vampiro de dicho calibre—. Tócame más.

—Pídelo. —Lo tienta con una chispa de malicia.

—Por favor. —El nipón acaricia con su toque de mariposa su dura erección contra el jeans, pobrecito.

—¿Qué cosa?

—Toca mi pene, estoy mojado por ti.

Eiji saca ambas erecciones para empezarlas a estimular, pierde toda fuerza en sus piernas, quedando a merced de Aslan, pero nunca antes había hecho algo tan exquisito como esto.

Es pecaminoso. Delicioso. Ash es su fruta prohibida.

Y Eiji ya no tiene más voluntad.

Lo quiere.

El pene de Ash es grande, duro y caliente, está goteando, el semen sirve de lubricante para aumentar la intensidad de las caricias, anhela más cercanía y mucha más pero el aire está tan ardiente que Eiji necesita dar bocanadas de aire entre besos para recuperar cordura y energía, no dura mucho puesto que las caricias del vampiro son delirantemente deliciosas, en este lapsus ha decidido que ya no vale la pena respirar nada que no provenga de Aslan.

Sus besos. Sus toques. Su cuerpo. Su sabor. Su naturaleza. Hazme tu víctima.

—No vamos a llegar hasta el final. —Entonces el rubio musita—. Quiero tenerte más que nada en el mundo pero no de esta manera, hoy solo te comeré.

—Hazlo. —Ruega—. Cómeme.

De pronto hay lenguas explorando lenguas en una atmósfera tan cargada de sensualidad que incluso han empezado a sudar, Eiji se aferra con fuerza a la amplia espalda del vampiro, se restriega, se pega con el temor de que esto sea algo que sucederá una vez, odia esta idea ya que Aslan enloquece a su corazón y logra que martille con fuerza, no quería entenderlo así, no obstante deja de lado esto para responder con ferocidad al beso.

Lenguas. Dientes. Labios. Jadeos. Ash. Eiji. Sonidos obscenos. Ropa sobre el suelo. Erecciones juntas.

—A-Ash... —El nipón se aferra a su salvador, su perdición, su amante como si fuera la fuente de toda su vida—. No aguanto más.

—Vamos a corrernos juntos. —Ordena.

—¡A-Ash!

Antes de que pueda articular algo más Ash ha hincado sus colmillos en su cuello y la sensación es...

Irreal.

Es lo más delicioso, placentero y prohibido que le ha tocado experimentar, la excitación es imposible de describir, solo sabe que se ha corrido al mismo tiempo que su compañero mientras que su cuerpo se siente como si cada músculo fuera una zona erógena que fue estimulada con fuego y tocada igual que un instrumento de sonidos dulces, apenas puede apartarse, la sangre gotea abajo pero la lengua del vampiro se encarga de lamerlo extendiendo su tortura deleitable, volviéndolo un adicto y en ese segundo debe admitirlo, Ash es una droga de la que siempre a sido adicto, pero su orgullo le impedía admitirlo.

Caen semidesnudos sobre la cama y se miran cargados de emociones que no han sido capaces nunca antes de pronunciar.

Quiero quedarme a tu lado.

No solo por ahora, sino para siempre.

Porque te quiero y me odio por quererte.

—Eiji. —Ash los ha cubierto con una sábana, sus cuerpos siguen pegados al otro y le gusta la manera en que encajan o cómo Ash da la sensación de ser cálido por la excitación pasada—. Necesito decirte algo antes de avanzar más.

—¿Qué cosa?

—Estoy enamorado de ti.

—¿Qué?

—Estoy enamorado de ti, no te he podido sacar de mi cabeza desde que te conocí, incluso antes de eso ya te estaba mirando, siempre he estado atento a ti. —Las manos del lince se crispan encima de la sábana, su respiración se ha vuelto errática, vacila en tocarlo, teme que al hacerlo eso se romperá.

—Tú me odias.

—No. —Finalmente confiesa y es tanta la vulnerabilidad que arde en sus ojos que Eiji se ve inundado por el pánico—. Tú me odiabas a mí y por eso me escondí detrás de la necesidad de odiarte.

—Pero dijiste que...

—Nosotros nunca podríamos funcionar. —Lo acepta—. Pero aun así... estoy enamorado.

—Oh, Ash.

—Lo siento.

No dicen más.

Se quedan acurrucados y Eiji de repente concibe unas desmesuradas ganas de llorar, ya que de cierta manera amar a Ash implica una traición con su familia y eso lo mata. Sabe que esta venganza es algo mucho más grande que él, es algo que le debe a su hermanita, a su papá e incluso a su mamá y a fin de cuentas es doloroso que el primer amor sea tan ambivalente, no podría funcionar además porque Eiji tarde o temprano envejecerá y Ash no y no es tan fuerte como para soportar el perder a otro ser amado.

Pérdida.

Siempre se ha tratado de eso, ¿no?

Eiji temía perder a Ash, por eso prefirió cerrarle las puertas de su corazón, tenía miles de razones en lo mal que iría esto empezando con que es un vampiro. Pero le dio una oportunidad a Skip y...supone que esto es un caos.

Entonces yo te cuidaré, lo prometo.

Su vida siempre ha sido un caos, entonces así permaneció Eiji, sintiendo las manos de la muerte bajo su piel, susurrándole en el oído palabras crueles por haber sobrevivido, atado al rencor igual que un ancla, viendo pasar el mundo detrás de un velo depresivo. Pensó en la muerte tantas veces, Masako, su hermanita nunca se lo perdonaría porque su onii-chan era genial, alguien genial nunca se rendiría.

Y luego llegó a Ibe. Y le gustó la fotografía. Y tuvo que tragarse la culpa para enfocarla en algo. Puesto que Eiji se siente culpable. Se siente como el verdadero asesino y no lo toleraba. Odió a cada criatura sobrenatural. Pero entonces conoció a Shorter. Y Sing. Y se hicieron amigos. Y entró al clan, de hecho ama estar dentro del clan. Y justo cuando su corazón se estaba marchitando...

Ash. Ash. Ash.

Ojos verdes. Cabello de trigo. Risa adorable. Rubor de tsundere. Horribles referencias bajo vampiros. Libros aburridos. Playeras blancas. Jeans rasgados. Es harto inteligente y siempre lo deja maravillado con todo lo que sabe, le gustan las estrellas y sus ojos se iluminan más que soles cuando las mira, él es terco y prefiere lastimar a quienes ama para protegerlos, adora a su hermano, es el padre de Skip y el mejor que podría pedir, se burla del natto, hace pucheros, tiene un carácter de mierda que suele burlarse de los adultos y Eiji lo adora.

Sí.

—Creo que también estoy enamorado de ti. —Eiji lo adora tanto que apenas consigue descifrar esos vastos sentimientos, son del tamaño del universo—. Eso lastima mi orgullo.

—Tú lastimas mi orgullo. —Entonces Ash le refuta con una sonrisa somnolienta.

—Eso no tiene sentido.

—Tú no tienes sentido.

—Oh, ya cállate y bésame.

Claro que lo hace y Dios, besarlo con semejante libertad es el mismo cielo en el infierno, un romance entre ellos dos está destinado a fracasar por miles de razones.

—Eiji. —Pero una es suficiente—. Mi Eiji. —Para quedarse—. Soy tuyo si así lo quieres, estoy cansado de huir de mis sentimientos y no lo haré más, me tienes loco y perdidamente enamorado de ti, estoy atado en la punta de tu dedo.

—¿Pero por cuánto? —La pregunta escapa con polvo de estrellas y telarañas de congoja ya que toda finitud corre diferente para los vampiros—. ¿Por cuánto me vas a querer?

—Por todo lo que me quieras. —Sus manos se entrelazan—. Aunque mi corazón no palpite mientras tú lo quieras, te pertenece.

—Ash. —Ambos se acurrucan—. Mierda, esto es tan frustrante.

—Lo sé. —Ambos impresionan entenderlo a la perfección—. Siendo justos Skip y Griff me dieron un par de pistas sobre cómo me sentía por ti.

—Eres un tonto. —Eiji ríe, hundiéndose en el pecho del vampiro—. Eres un tontito que tiene 200 de IQ.

—Tal vez. —Aslan lo acuna—. ¿Pero sabes? Te quiero, es una excusa muy pobre para todo lo que te hago pasar, pero es la pura verdad.

—Ahora suenas como Edward.

—Ahora soy Edward, me convertiste en eso. —Ríen—. Aunque eso somos en esa realidad, onii-chan.

Pero supone que aplica, puesto que Eiji odiaba a Ash solo por hacer que lo quisiera tanto.

Qué conejo más estúpido.

Qué lince más morboso y masoquista.

Se quedan acurrucados el resto de la tarde, resulta aterrador tener tanto poder sobre un vampiro y tal vez debería dejar de verlo como una lucha de poder, tal vez no tiene nada que perder contra Ash, tal vez Ash no quiere quitarle nada e inclusive si quisiera, tal vez no estaría tan mal perder el corazón, tal vez pueda darle su corazón a Aslan, Aslan lo a mantenido a salvo, protegido y adorado. De alguna manera esta dupla de vampiros se ha convertido en su hogar.

Y sabe que tendrá consecuencias esto que inicie, si sale mal su trato con los hombres lobos se ganará el desprecio de los amigos más importantes que tiene sin embargo ni siquiera se pregunta si vale la pena al ver dormitar tan pacíficamente a Aslan.

Lo vale.

Solo lo sabe.

—Vaya sacrificio que hiciste ahí dentro.

—¿Eh?

—Me escuchaste.

Al haber sido el primero en despertar Eiji decidió ir por algo para comer antes de volver en los brazos de su amado, no obstante el dueño de la casa lo ha frenado con esas palabras duras como témpanos.

—Debe ser lindo.

Yut-Lung Lee.

Un vampiro.

—Debe ser sumamente lindo andar seduciendo a las dos especies con esa cara de mosquita muerta.

—No comprendo lo que dices. —El vampiro juguetea con su larga cabellera, paseando los dedos con suma delicadeza desde la raíz hasta la punta, haciéndola ver como una decadente cascada azabache.

—Y vaya pelotas que tienes para hacerlo en la casa de alguien más. —Yut-Lung se para enfrente con una mueca tensa y una sonrisa torcida—. ¿Siquiera sabes quién soy?, ¿o todo lo que podría hacerte?

—Eres un vampiro.

—¿Eh? No eres tan tonto como pareces. —Ríe—. ¿Cómo te diste cuenta?

—Pues te pareces a los villanos de crepúsculo y usas ropa...extravagante, ya sabes, con bordados de seda alrededor del cuello.

—¿Extravagante? —Jadea indignado—. ¡Pues yo no ando criticando tu nula falta de gusto! Se llama tener sentido de la moda, no es mi culpa que tú te vistas como un anciano ciego con tus estampados horrorosos y tus pantalones caquis de abuelo.

—¡Ah! —Okey, ahora Eiji está furioso porque una cosa es tolerar que Ash se burle de Nori Nori ¿pero un completo desconocido? Eso sí que no—. Mis suéteres son mucho más estilosos que tus vestidos.

—Si tú lo dices. —Bufa.

—Además, ¿qué es eso de seducir dos especies?

—¡Por favor! —El vampiro se le arroja encima—. Apestas a sexo y Ash, no hay que ser un genio para saber que te acostaste con él y que probablemente estas bonitas marcas de acá. —Un dedo helado desciende alrededor de su cuello dejando un rastro de escarcha—. Se debe a que le diste tu sangre.

—Mi relación con Ash no te incumbe.

—Me incumbe si afecta mi boleto de entrada a la manada Wong.

—¿Eh? ¿Eso qué tiene que ver?

—Eres el omega de uno de ellos.

—¡¿Por qué todos dicen eso?! —Gimotea—. No, solo son mis amigos.

—Oh. —El vampiro impresiona genuinamente constipado, hay un brillo extraño ardiendo en pupilas amatistas y Eiji se pregunta si todos los seres sobrenaturales disfrutarán de una belleza irreal, ¿cómo será Dino?—. ¿Entonces cómo entraste?

—Porque son mis amigos.

—Amigos. —Se lamenta—. ¿Es en serio?

—Sí, mira, incluso tengo mensajes para respaldarlo. —Entonces Eiji procede a sacar su teléfono para mostrárselo.

—¿Un lobo siempre protege a su loba? —Gimotea—. ¿Qué diablos es eso?

—Son memes. —Recuerda—. Shorter los ama.

—¡Mi alfa es un completo estúpido! —Finalmente grita y de repente...

—¿Alfa? —Las cosas empiezan a tener sentido—. ¿Shorter?

—Mierda, sí.

Si bien, Shorter siempre le habló de que el vínculo entre un alfa y un omega podía ser elegido existen algunos casos de "parejas destinadas" en los que ya está prescrito, supone que ese es el motivo para que su amigo nunca se comprometiera realmente con una de sus conquistas, debió intuir que existía un lazo esperándolo, sin embargo, que sea un vampiro facilita y dificulta las cosas a la vez. Las facilita puesto que hace más factible su alianza temporal contra Dino y Arthur y al mismo tiempo, la dificulta por el rencor intrínseco en su naturaleza, no sabe cómo reaccionará y a juzgar por lo pálido que este chico se ha puesto no será nada bueno.

—¿Lo sabe? —Es todo lo que puede preguntar—. ¿Shorter sabe que eres tú su futuro omega?

—No. —Yut-Lung suspira—. Pero mañana, cuando vayamos a hablar con su clan, él lo sabrá.

—Shorter es un buen tipo. —Eiji intenta consolarlo.

—Eso no me importa. —Pero el vampiro no lo deja—. No seré el sacrificio para nadie.

—¿Eso qué significa? —Entonces ríe, es una risa carente de gracia y fría.

—Tú realmente no sabes nada, qué afortunado.

—Yo no...

—Y dime, ¿qué tanto realmente sabes de Ash?

No se pongan tan comodos todavía que queda drama en esta cosa y recién vamos por la mitad.

See ya~

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