12. Can you hear me?
Hi~ Como les comenté, el capítulo de hoy igual se viene medio intenso antes de que pasemos a momentos para procesar todo lo que ha pasado pero acá se confirman algunas cosas importantes, so, mil gracias a quienes se toman el cariño para leer.
Espero que les guste y moderen insultos de odio por fis uwu.
Arthur está lamiendo el rostro de Eiji.
Ash quiere matarlo.
—No lo toques.
Su voz rompe en un trueno dentro del apartamento, sus colmillos sobresalen presionando sus labios levemente pero no debe mostrar emoción, por ende, se obliga a calmarse, si Arthur sospecha acerca de su relación con Eiji va a romperle el cuello. Lo sabe. Tiene que enfriarse. Es un humano. Ni siquiera le gusta la especie y para el colmo, pronto será un omega para los hombres lobos.
Eiji es una simple herramienta. Es reemplazable.
Sin embargo, algo hace crack dentro de Ash apenas vislumbra el terror inundar sus ojitos cafés entre lágrimas contenidas, Eiji está temblando y haciéndose un ovillo contra la pared igual que un conejito, la imagen hierve en su sangre con tal ferocidad que teme que se le derritan los huesos y los músculos e incluso el alma si aún tuviera, pero la forma tan lasciva en que el otro vampiro lo lame es...grotesca.
Cálmate.
Quiere que pierdas tu mierda.
—Te dije que no lo tocaras, es de mi propiedad.
—¿Eh? —Arthur desciende hacia su cuello y el terror se vuelve palpable en el aire—. Pero no consigo ver ninguna marca, ¿por qué sería tuyo?
—Lo estoy guardando para más tarde.
—Así no funcionan nuestras reglas. —Arthur esboza su sonrisa cruel—. Quién la encuentra se queda con la mercancía, lo sabes.
—Ash.
—Aww, hasta te llama por tu nombre. —Los dedos ensangrentados de Arthur aprietan sus mofletes, se deleita con la desesperanza y se excita con el terror, por ende debe pretender que no siente nada.
—¿A qué has venido?
—Dino escuchó que tienes un humano y no está nada feliz sobre eso, su mascota preferida no puede tener una mascota ¿lo entiendes?
—¡Ei-chan!
Cuando menos se lo espera Skipper corre directo a la contienda, no lo piensa, los ojos se han tornado rojizos en una capa de desesperación develando su secreto, el niño se abalanza hacia Arthur, patalea y golpea con tal de que suelte al humano, Eiji está hirviendo en fiebre aún, no aguantará, tienen que ponerlo a salvo, esa es su prioridad y está a punto de enfocar la poca energía que le queda en pegarle al rubio hasta que repara en su expresión.
Sangrienta. Cruel. Divertida.
No está mirando a Eiji, sino a...
Skip.
—Vaya, vaya. —Arthur no suelta a Eiji ni necesita hacerlo para agarrar al niño con una sola mano ya que disfruta de una fuerza sobrenatural que le ha dado problemas al mismo Aslan—. Así que estabas escondiendo a uno de los cachorros de Dino.
—Arthur. —Advierte—. Suéltalos.
—El viejo me premiará con creces cuando se entere, ¿te imaginas lo que hará con el mocoso?
—¡Suéltame! —Skip patalea al aire en vano, lo posee agarrado de la nuca casi como si fuera un perro callejero—. ¡Tampoco toques a Ei-chan!
—No te preocupes, yo no los tocaré. —Ríe—. Pero Dino lo hará.
—¡Ash! ¡Ayuda!
Aslan no duda en sucumbir a sus instintos y abalanzarse igual que un depredador salvaje al contrario en busca de una matanza, usa su fuerza sobrehumana para enredar los dedos en los cabellos ásperos del vampiro, tirarlo hasta que suelte un graznido y rechine para estamparlo sobre el muro una y otra y otra vez con el objetivo de que el impacto lo aturda, no lo hace, al contrario, la nuca deja un agujero en el concreto que viene acompañada de una risa divertida.
—¿Acaso no te has dado cuenta? —Arthur lo agarra de la muñeca y su tacto es como piedra encima de papel mantequilla—. Acabo de comer, estoy más fuerte que nunca.
—Mierda.
—¿Y tú? Te ves muerto de hambre. —Cállate, cállate, cállate—. Lo que es extraño considerando que te comiste a Nadia Wong ¿verdad?
—Fuiste tú. —No pregunta—. Tú la mataste.
—Debiste ver su cara de terror. —Ríe, apretando con tanta fuerza la muñeca de Aslan que los huesos le crujen igual que vidrio frágil y se deforman, diablos, le acaba de romper la muñeca y lo comprueba cuando la suelta y la extremidad cae inerte, tardará en sanar, tardará demasiado—. Y tu cara cuando estabas buscando comida, debiste estar realmente agonizando por sangre, ni siquiera así la bebiste.
—Yo no cazo para mí.
—Ahí está de nuevo. —Arthur hunde sus garras sobre el hombro del lince hasta que lo arrodilla y lo hace con tanta fuerza que el esternón se derrumba debajo de la piel dejándole un lado deforme, no va a ser sencillo vencerlo—. Por eso te odio, te crees mejor que todos nosotros, te crees tan superior, ja, solo cazando para tu hermano cuando en el fondo no eres un santo.
—Para. —Calma. Calma. Calma.
—Eres un monstruo como todos nosotros.
¡Al carajo la calma!
Vuelve a abalanzarse hacia Arthur, no obstante, los huesos quebrados más que ser un inconveniente le empiezan a arder y es un dolor venenoso que se extiende por cada fibra de su ser como si el trozo dañado estuviera siendo expuesto a un fierro caliente, trata de mamarse el dolor, Dios sabe que Ash la ha tenido mucho peor a merced de Dino así que no importa que tanta piedad le suplique su propio cuerpo prefiere ignorarlo y tirarse. Se rompe. Se desgarra. Arde. Es un ardor infernal. Es una condena por ser lo que es. Eiji está mirando, pues que mire bien para que sepa lo qué es.
¿Crees que un humano pueda amar a un monstruo?
Eiji. Eiji. Eiji.
Por favor.
No, no creo que se pueda.
Usa colmillos para desgarrar la piel de Arthur como si fuera un trozo de papel, sus tímpanos se miran taladrados por un alarido gutural mientras la sangre cae como chorros de brea espesa hacia la polera del otro vampiro, pero este no tarda en sanar, le ha arrancado un pedazo de músculo pero basta de un parpadeo para que esté como nuevo mientras que Aslan pierde cada segundo movilidad. No. No. No. Su cuerpo no puede ser tan inútil. Debe ser de utilidad. ¡No es justo que solo le sea útil a Golzine!
Por eso te amo, sweetheart.
—Vaya, vaya. —Arthur lo tira al piso por un tirón y aplasta su mano, cada falange de sus dedos arroja un crujido seco. Crack. Crack. Crick. De repente, sus extremidades cuelgan igual que una muñeca de paja sin relleno suficiente para mantenerse, la herida en su hombro también es grave, tan grave que teme que los huesos de su esternón se estén desmoronando hacia sus costillas—. ¿Esta es la manera de tratar a tu familia?
—No eres mi familia. —Su voz es un gimoteo patético, Ash se arrastra por el piso en busca de alguna potente arma pero no hay nada—. Eres una escoria.
—Todos los hijos de Dino somos familia.
—Por eso mataste a Nadia.
—No. —Arthur se inclina—. Por eso te inculpé, tú mataste a Nadia.
—Bastardo.
—Ah, esa expresión me gusta. —Arthur se relame, sacando sus colmillos—. A diferencia del viejo no me llama la atención el canibalismo, pero ¿sabes? Esa cara que estás poniendo es maravillosa. —De repente, la lengua del vampiro se encuentra presionando su cuello y aunque Aslan ya ha pasado por esta tortura innumerables veces.
Eiji.
Eiji está mirando.
Con sus ojitos de ciervo, su expresión impotente y un corazón sangrante, no puede moverse, todavía sigue débil por la fiebre y además, los vampiros pueden manipular a la merced (hipnotizar) de seguro Arthur le ordenó algo.
Pero le duele el corazón que lo mire de esa manera. Ash anhela cubrirse. Esconderse. Pero solo dice:
«Perdóname, Eiji».
Ash no quiere que sepa lo que realmente es, sin embargo, solo puede tensar la mandíbula y bajar la cabeza en busca de que se apiade. Su cuerpo ha dejado de responder. Su hambre es un vórtice sinfín por sus entrañas. Y siente cómo sus órganos se engullen a sí mismos. Se mastican. Se saborean. Para luego tragarse. No sirven. No llena. No sacia. Es tóxico. Y vomita. Repite un ciclo. Va a morirse. Nunca se muere de verdad. Ja. Ja. Ja. Qué risa ¡es la broma más grotesca que ha escuchado en toda su vida!
Pero está bien, merece ese castigo, ¿cierto? Paga por las malas decisiones de su padre y se encargará de que Griffin nunca lo haga. Cueste lo que cueste. Gota de sangre a gota de sangre. No merece que lo defiendan. No merece a nadie.
—¡No toques a Ash!
Pero Skipper es un mocoso terco que está golpeando a Arthur como si sus puños pudieran atravesar, cortar o mancillar la piel del vampiro. Arthur es más fuerte que todos juntos.
—Mocoso de mierda.
Arthur le agarra la muñeca, el dolor se expande por el rostro de Skip como una enfermedad, aparece una marca rojiza en la piel que se convierte en morada y delata la auténtica fuerza con que lo agrede, el vampiro más fuerte abandona a Ash para tironear al niño del brazo, Skip lucha y forcejea con toda la energía que le queda, grita como grita cuando Ash le niega algo, llora, chilla, intenta incluso utilizar sus colmillos de bebé para morderlo en vano, el contrario lo ha arrojado contra un muro que a causa del impacto se derrumba encima del infante.
—¡Skipper! —A estas alturas Ash ni siquiera se puede arrastrar, su cuerpo es inútil y adquiere formas erráticas por tanto hueso quebrado. Duele. Lo mata. Tiene que tragarlo.
—¿De qué tanto te quejas si...?
Arthur no puede terminar la oración.
Eiji lo ha apuñalado.
—¿Eh? —Pero no le hace nada, la navaja atraviesa el tórax de Arthur sin conseguir más que una risa irritada, el vampiro toma la punta para sacarlo por el otro lado—. ¿Te atreves a tocarme?
—Yo no...
—Escoria. —Entonces toma de los cabellos a Eiji y Eiji chilla.
—¡Suéltame!
¡Eiji! ¡Eiji! ¡No lo toques!
Te mataré si lo tocas.
Pero no sale nada de su garganta.
Lo único que sabe es que Arthur lo ha tirado encima, Eiji lo mira con sus ojos repletos de pánico ante la contienda y aun así... hay algo más ardiendo en sus pupilas. Feroz. Salvaje. Hermoso.
—¿Si tomas sangre te repondrás? —Apenas asiente—. Bien.
Eiji se muerde la boca con violencia, su labio sangra.
—Puedes comerme, entonces.
Y le da de beber de boca a boca.
Es un beso.
Aslan apenas tiene tiempo para procesar, su cuerpo se revitaliza con una intensidad que jamás sintió en su vida, el sabor oxidado pero dulce es más delicioso que cualquier droga que existe, pronto toma al nipón de la cintura para estrecharlo con urgencia sintiendo cómo un ciclón de brío lo estimula, la boca de Eiji es un deleite mortífero que si bien, primero sorbe solo usando su lengua, pronto se halla a sí mismo mordisqueando, succionando y sofocándolo, Eiji suelta un jadeo y pierde la fuerza de sus piernas, Ash ni siquiera toma mucho, no bebe más que unas gotas, aun así es suficiente para saciarlo.
Delicioso. Intoxicante. Lujurioso.
—Arthur.
Se para hecho una bestia y el resto de la lucha es tan breve que le da risa lo fácil que Arthur se rompe contra sus golpes, de hecho, necesita huir para que no lo mate porque si bien, no puede literalmente matarlo, el dolor es real. Muy real.
—¡Ei-chan! —Skip se levanta como puede cuando está a salvo—. ¿Puedes oírme?
El moreno se encuentra tumbado, luce extremadamente pálido, balbucea incoherencias, no deja de contraerse hacia sus propios brazos como si necesitara urgente de calidez, es un sol extinguiéndose.
—A-Ash... —Está ahogado en fiebre, tiembla y suda frío—. ¿Dónde...?
—Hay que llevarlo a un lugar para que sane.
—No. —Porque el único lugar seguro de Dino que conoce no le agrada para nada—. No es necesario.
—¡Va a morirse sino recibe los cuidados apropiados!
Y eso no debería importarle.
Eiji es una herramienta o al menos es la mentira que se ve forzado a digerir si ansía que esa venganza salga bien, no tiene tiempo para lidiar con distracciones y mucho menos para tener una carga y claro que puede haber sido divertido pasar tiempo juntos, pero no pasa más allá. Ambos se usan. Se odian y lo saben. Qué se muera, le da igual.
—Ash. —Pero entonces Eiji extiende su mano para acariciarle la mejilla por un roce de mariposa que resulta tan tierno que lo deja paralizado—. Estás a salvo. —Musita con su último aliento mientras el color abandona sus mofletes regordetes y sus párpados se hacen pesados—. Qué alivio.
No es justo.
Esto no es para nada justo.
—Lo quieres. —Es lo primero que le dice Yut-Lung Lee cuando toca su puerta en busca de atenciones médicas y protección—. Quieres a ese humano, eres una vergüenza.
—Perdón. —Es todo lo que puede decirle.
Porque sabe que es verdad.
No lo odia.
Lo quiere y eso es mil veces más terrible.
Aunque la idea de mostrarse vulnerable (o peor, en deuda) con Yut-Lung es peligrosa, al final obtiene lo que busca al convencerlo de que Eiji es la llave para interceptarse a la manada Wong, Ash se niega a dejar el lado del humano a pesar de las insistentes advertencias de Skip para ir a reposar, se aprecia muy confundido en relación a su compañero porque no sabe qué bando toma, qué intenciones tiene con los vampiros o peor, si los fugaces momentos de acercamiento que han disfrutado no los atesora como él lo hace. A veces ver a Eiji hace que le duela el corazón. Entonces recuerda que no tiene y el que tiene se encuentra congelado dentro de su pecho así que no puede dolerle.
—Las cosas han cambiado, matar a un hombre lobo implica guerra.
—No la maté yo.
—Aunque no la mataste tú, la mató uno de los nuestros. —La voz de Yut-Lung es una estaca de hielo que cruza el otro lado del salón, la residencia de los Lee es inmensa y arroja un aire de época que le trae demasiadas malas memorias para considerarlo.
—¿Por qué me querría inculpar en ese caso?
—¿Qué no es obvio? —La mirada púrpura desciende hacia el humano dormitando en el sofá—. Dino ya debe sospechar la clase de relación que tienen.
—No tenemos una relación.
—Por favor. —Rechista con histrionismo—. No te atrevas a mentirle a tu salvador.
—Somos amigos. —Entonces admite—. Tenemos un trato pero también somos amigos, eso es todo.
—Estás jodido. —Ríe—. Dino lo matará apenas tenga la posibilidad, está condenado.
—Mierda.
—No pongas esa cara. —Lo reprocha con una sonrisa torcida—. Tú mismo lo arrastraste a tu mundo, sabías lo que le esperaba ahí así que no te hagas la víctima ahora.
—Suenas como Arthur.
—Si Arthur me llega a visitar por tu culpa, te mataré.
—Arthur te tiene miedo. —Entonces esboza una sonrisa lenta y maquiavélica.
—Lo sé, cuento con eso.
—De todas maneras ¿por qué quieres tanto enfrentarte a los hombres lobos? No te han hecho nada.
—Porque estoy atrapado a uno de ellos y prefiero morir antes de pertenecerle a alguien. —Yut-Lung aprieta con tanta fuerza los puños que sus nudillos se blanquean hasta marcar cada una de sus venas por debajo de su piel de porcelana—. No acabé con todos mis hermanos para sucumbir, además, ya sabes qué piensan esos perros pulgosos de nosotros, cuando él sepa me odiará.
—Te escuchas resignado a que te odie.
—Claro que lo estoy. —Ash suaviza su mirada en muestra de empatía.
—¿Por qué? Ni siquiera lo conoces.
—¿Desde cuándo te has vuelto tan cursi? Me das asco.
—No soy cursi, solo tengo curiosidad.
—¿Acaso no lo sabes, Ash? —Su risa es trágica—. Nadie puede amar a unos monstruos y quienes se atrevan a ser lo suficientemente tontos... —Las pupilas amatistas vuelven a aterrizar sobre Eiji, sobre su cara pálida, su cabello pajoso esparcido en ondas marchitas, su cuerpo inerte de muñeco rasgado, su boca cubierta con un parche—. Solo puede acabar de una manera.
Muertos.
Todos se mueren, probablemente si Griff no sale de acá Max también morirá.
Y su pensamiento le da mucha pena porque a pesar de lo mierdoso que puede ser con el adulto ama verlo al lado de su hermano y el fulgor que enciende por sus ojos, lo hace ver vivo, como si su corazón aun latiera, le está dando una segunda oportunidad, lo peor es que a veces Ash se engaña a sí mismo, lo peor es que Ash lleva años repitiéndose que no lo quiere y que es un estorbo pero en secreto dice que es su "papá", ugh, al final se convirtió en lo que más aborrece.
Un amante de los seres humanos.
Un Edward Cullen.
—Puedes quedarte el tiempo que necesites mientras no te metas en mi camino. —Ash alza una ceja, está suspicaz puesto que Yut-Lung no ofrece cosas gratis y menos a quienes le desagradan.
—¿Por qué?
—Si tu preciado humano es la llave para acercarme a la manada en este tiempo de guerra, lo quiero tener cerca.
Ja.
Lo gracioso es que bajo el sarcasmo y el histrionismo piensa en Yut-Lung como un amigo, han pasado por circunstancias similares al ser denominados como las dos joyas de Dino, aunque el menor podría haber desarrollado un complejo enfermizo de celos igual que Arthur en su lugar eligió aliarse con el objetivo de destruir a sus enemigos. Ash lo ayudó a matar al resto del clan. Confía en que ahora sean cómplices para destruir a Dino aun si eso significa matar a todos los vampiros.
Incluyéndolos.
Ningún vampiro puede seguir con vida si muere el original y eh ahí la trampa de rebelarse ante Dino.
Por eso también pretende convertir a Griffin en un ser humano.
¿Qué hay de él?
¿Si fuera un humano entonces podría quedarse al lado de Eiji?
En vez de atormentarse con consultas sin respuestas prefiere ir a tomar aire al jardín de la residencia con la esperanza de que su mente se despeje, mira el cielo, levanta su cabeza y permite que el viento bese sus cabellos, observa la exigua cadena de luces que surcan el firmamento igual que un mar con puntos de clarividencia, hace mucho no veía una noche tan nítida en Nueva York y ese cielo nocturno consigue que un profundo sentimiento de tristeza y pérdida se instale en su pecho.
Piensa en Cape Cod por primera vez en un siglo, lo extraña, los instantes mirando afuera de la cabaña con Griff, piensa en su pueblo, su hogar, ese lugar dónde las estrellas brillaban tanto que lucían igual que un arroyo plateado y cerúleo arrullado por la luna.
—Lo siento por meterte en problemas. —Ni siquiera se ha percatado de cuándo Eiji llegó, una manta le cubre los hombros y lo hace ver más cálido de lo que es lo que debería ser imposible por supuesto.
—Yo debería decirte eso, por mi culpa Arthur te lastimó.
—Ash...
—Quizás deberías reconsiderar nuestro trato. —Intenta decirlo con voz helada y cortante, pretende fingir que esto no lo está matando como lo hace, porque hay algo en Eiji que no comprende bien ni debe entenderlo para saber que le duele mucho—. Podrías salir lastimado.
—No me importa. —Lo confronta con una firmeza que le encanta—. Ya salí lastimado.
—No tienes idea de en qué te estás metiendo.
—La tengo.
—Eiji.
—Creo que siempre supe en qué me metía. —El nipón le sonríe y Ash puede jurar que su sonrisa es mucho más resplandeciente que el cielo que los empapa—. Llámalo corazonada.
—¿Cómo? No fui obvio.
—¿No lo fuiste? —Hay un mordisco juguetón en su voz.
—¿Lo fui?
—Por favor, en retrospectiva me siento tonto por no haberme dado cuenta antes.
—No podrías.
—Podía. —Claro que lo interrumpe el hijo de puta—. Eres increíblemente rápido y fuerte, tu piel es pálida y fría como el hielo. Tus ojos cambian de color. Y a veces hablas como si fueras de otra época.
—Ahora solo te estás burlando de mí.
—Probablemente. —Ríe—. ¿Qué es verdad acerca de los vampiros? Creo que merezco conocer qué es un mito y qué no para poderme defender si Arthur regresa.
—Te lo diré. —Sus miradas se enganchan y no se pueden soltar más, el aire está cargado de tensión, cosas no-dichas y fuegos artificiales que se extienden como llamaradas encima de su piel—. Pero no será necesario que te vuelvas a defender de Arthur ni de nadie.
—¿Por qué?
—Un asesino es suficiente. —Declara—. Yo te protegeré. —Hay determinación vibrando dentro de su pecho y extendiéndose alrededor de su cuerpo como un incendio, Ash nunca ha querido proteger a nadie que no sea su familia y mucho menos a un humano.
Sabe que es tonto.
Qué no debería.
Que un lince y un conejo no pueden ser amigos.
Aun así...
—Nunca dejes mi lado.
Qué conejo tan estúpido.
Y qué lince tan morboso y masoquista.
Mañana nos damos un tiempito para que Ash tenga una metabolización de todo lo que ha pasado y por fin pueda aclarar ciertas cosas con su familia como se debe. Mil gracias por el apoyo a esta cosa que he mantenido menos estable que mis estudios, los amo caleta.
See ya~
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