Jennie seguía inconsciente al lado del río, justo al extremo del muro del puente, donde difícilmente alguien podría verla. Unos pasos tranquilos comenzaron a acercarse a su al rededor, observándola. Se puso en cuclillas a su lado, tomó su mentón y lo giró con cuidado para verla mejor.

Jennie estaba helada, con rastros de suciedad en las mejillas y el cabello desordenado en su frente. Tzuyu tomó el frasco que se encontraba a sus pies y lo analizó tranquilamente, era una especie de medicina. Lo volvió a dejar en la húmeda tierra y regresó su vista a Jennie. Se veía tan indefensa en ese estado.

_Mirate - murmuró - podría matarte ahora mismo...Pero eso sería muy fácil, no te darías cuenta y tú no me mereces esa piedad.

Tzuyu había estado vigilándola todos los días sin que la castaña se diera cuenta. Dónde iba, dónde paraba, con quien andaba, pero lo único que hacía, era estar al lado de aquella rubia, cuidándola.

_Te voy a dejar tranquila por un tiempo - se puso de pie - y dejar que te obsesiones más con esa chica - mantuvo silencio unos segundos - Claro...si primero no la asesinas tú - su voz fue dura.

Tzuyu se retiró del lugar.

A solo unas cuadras, Jihyo la esperaba en el parque mientras se columpiaba en uno de los juegos. Observó con una sonrisa a su amiga llegar y recibió gustosa la rebanada de pastel que había ido a comprar. Tzuyu se sentó en el columpio continuo.

_Tardaste mucho. ¿había fila? - Jihyo comenzó a comer.

_Es difícil conseguir pastel a las doce de la noche - prosiguió a hacer lo mismo - tuve que alejarme un poco.

_No era necesario que te vayas tan lejos.

_Pero quise hacerlo - respondió de manera serena - además, tenías hambre y no podía dejarte así.

Jihyo sonrió conmovida ante ese detalle.

_Gracias.

Tzuyu quedó perpleja ante el beso en su mejilla, mientras Jihyo solo volvió a su lugar con una sonrisa y mejillas sonrojadas. La más alta reaccionó después de unos segundos y observó incrédula a su amiga.

_No lo vuelvas a hacer - señaló, nerviosa - sólo di gracias y ya - fruncio los ceños con molestia.

_¿Por qué te enfadas? - decía dudosa - sólo fue un beso en la mejilla.

_A ti no te importa - comenzó a comer su pastel rápidamente, para evitar más preguntas.

_Tranquila, te puedes atorar - rió.

_¡Así como yo! - respondió con la boca llena, Jihyo seguía riendo por su actitud, provocando más enfado en Tzuyu - ¡si no vas a comer, entonces dámelo! - le arrebató su plato.

_¡Hey! ¡No! ¡Dámelo!

****

Mientras tanto, Lisa dormía en medio de Dahyun y Momo, quienes seguían despiertas mirando al techo.

_Te dije que la mandaras al sofá - mencionó Momo.

_Tú eres quien debería de estar durmiendo en el sofá - respondió sin mirarla.

_Ya te dije que no.

_Entonces no te quejes.

Lisa se giró aún dormida y se abrazó a Dahyun, acurrucandose en su cuello. Momo se sentó rápidamente y observó incrédula a su esposa.

_¿Allí si no dices nada? - preguntó con enfado.

_Yo no tengo la culpa - susurró - está durmiendo.

_Ah, claro. Durmiendo - tomó a Lisa de los hombros y la giró bruscamente, alejándola de Dahyun. Pero sólo siguió durmiendo - permiso - se metió en medio - quiero dormir abrazada a mi esposa - se abrazó a ella.

_Te dije que estoy molesta contigo - recordó Dahyun.

_Y yo también te amo - besó su mejilla - hasta mañana - cerró los ojos.

Dahyun negó en una sonrisa y se giró para que durmieran de cucharita.

Los días fueron pasando y Lisa no volvió a ver a Jennie. Era extraño ese sentimiento que la embargaba, la castaña se habia convertido en de su entorno de un día para el otro. Y así como lo rápido que la conoció, desapareció sin rastro alguno. No podía evitar preguntarse donde estaría, o por qué ya no iba al establecimiento. Dahyun le había contado que decidió ya no venir por motivos personales. ¿Será por ella? La última vez que se vieron, no habían discutido o algo por el estilo, sólo fue pequeño intercambio de palabras.

Pero eso no evitaba que siguiera preguntándose por ella. Así que tomó una decisión, ahora mismo estaba frente a la puerta de su casa. Levantó su manos, dudosa, para luego atreverse a tocar a los pocos segundos.

Nadie salió.

Volvió a insistir y fue cuando escuchó el ruido de vidrios romperse. Se preocupó e intentó abrir la puerta. Pero antes, Jennie aparecía frente a ella, mirándola seriamente. Lisa observó extrañada su rostro, estaba lastimada, con cortes y moretones. Notó un pequeño rastro de sangre que brotaba de su brazo y resbalaba por su muñeca, era otro corte. Pero a Jennie no parecía interesarle, sólo esperaba a Lisa hablaba, y como no lo hizo, ella se adelantó.

_Qué quieres

_¿Qué te pasó? - preguntó incrédula - ¿Por qué tienes esos cortes?

_Contesta a mi pregunta - su voz fue dura - para qué veniste.

_Estaba preocupada, ¿ok? - respondió con molestia por la fría actitud de la castaña - y ahora que te veo, tenía mucha razón en estarlo.

_Estoy bien, ahora vete - iba a cerrar la puerta. Pero Lisa lo impidió.

_¿Qué estás haciendo? - quizo entrar pero vez fue Jennie quien la detuvo.

_No te interesa - la empujó levemente - ya vete.

_¡No! - se safo de su toque - sé que me es mi asunto, pero verte así hace que me preocuoe, necesito saber qué es lo que estás haciendo - entró con decisión, quitando del camino a Jennie.

Lisa se detuvo se la sala, observando como todo estaba completamente destrozado. Jarrones, platos, vasos e incluso la televisión. Era como si Jennie se hubiera desquitado con ellos de alguna manera.

Aunque para Lisa era ilógico, Jennie así lo había echo. Había enloquecido tanto en soportar no ir a buscar a la rubia, pero allí está ella, en su casa.

Lisa estaba a punto de girar para preguntarle, cuando se sobresalto levemente al sentir los brazos de la castaña rodear su cintura. Jennie se escondió tras su cuello y la apegó más a ella, sintiéndose finalmente tranquila, no sintiendo la ira que siempre la embargaba.

_Quedate...- susurró - por favor...- sus ojos se humedecieron, pero trató de disimular su tristeza - odio estar sola...lo detesto.

_Jennie...Yo no...

_Contigo me siento feliz - interrumpió - por favor...quedate conmigo.

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