│ÚNICO│
Descansando en su sofá. Taehyung, disfrutaba de un pote de helado de vainilla, mientras miraba la televisión a todo volumen. Soltó un suspiro cuando la alarma se encendió para avisar que el tiempo se había acabado. Con enojo, se levantó del sofá y apagó la alarma. Dejó el pote de helado en la mesa y apagó la televisión, se acercó a la puerta que llevaba al sótano y la abrió. Tarareó una canción mientras bajaba los peldaños de las escaleras hasta llegar al suelo rocoso.
El olor a metal, podrido y sudor se impregnó en su nariz al llegar ahí. Se pasó una mano por el cabello castaño, peinándolo hacia atrás. Se metió las manos en los bolsillos delanteros del pijama. Se quedó frente a la persona que estaba atada en la mesa viendo como su pecho subía y bajaba por la poca respiración que tenía. Se acercó un poco más y vio su pecho abierto y los tubos que había conectado dentro y fuera del cuerpo. Sonrió al ver el color carmín.
Se alejó del cuerpo del hombre y se acercó a la máquina que succionaba poco a poco la sangre de su cuerpo. Taehyung apagó la máquina y vio como el pecho de su víctima dejaba de respirar. Se acercó a él y le quitó todos los cables del cuerpo. Los limpió con una pequeña toalla y lo dejó a un lado. Desató el cuerpo sin vida del hombre. Buscó su delantal blanco y se lo puso. Se lo ató al cuello y a la cadera. Buscó su máscara transparente y se la ató a la cabeza. Se lamió los labios y caminó hacia una mesa de madera. Se puso los guantes que cubrían todo su ante brazo y codo. Cogió el cuchillo eléctrico y le cambió la punta fina, por una más gruesa, pesada y larga. Lo conectó y se acercó de nuevo al cuerpo del hombre.
Dejó al lado el cuchillo y le quitó el pantalón al hombre, dejándolo desnudo. Con un marcador negro. Marcó los lugares en donde iba a cortar y cogió el cuchillo, dejando el marcador de lado. Fue primero por la pierna derecha. Encendió el cuchillo y la acercó al muslo y empezó a cortar la pierna. Luego de que terminó con las piernas, subió a los brazos, cabeza, pecho y abdomen.
Cuando ya había terminado. Se miró el delantal y los guantes cubiertos de sangre. Soltó una carcajada y miró a la mesa sonriendo al ver los cortes del cuerpo. Apagó el cuchillo y lo dejó en la mesa. Buscó una bolsa de basura negra y metió los cortes en aquella bolsa. La cerró muy bien y la metió en el tanque de basura que tenía ahí. Se quitó el delantal y la máscara. Se quitó los guantes y se dirigió al lavamanos. Se las lavó y se quitó la ropa sucia. Se acercó a la chimenea, la encendió y cuando vio la llama grande, tiró la ropa ahí. Cogió la ropa de su víctima y la tiró también al fuego para que no quedara nada de sus pertenencias.
Subió escaleras arriba y abrió la puerta. Caminó en ropa interior por la casa para subir al segundo piso y darse una ducha. Entró al baño y se bajó la ropa interior. Entró a la ducha y abrió el grifo dejando que el agua lo bañara en un doloroso silencio para él. Cerró los ojos y sintió ganas de llorar, ya que su pecho dolía mucho. Sabía que lo que hacía estaba mal, pero le gustaba. Él solo quería algo rojo. Solo quería una buena navidad.
Minutos después, salió de la ducha, se secó y se vistió lo más abrigado que pudo. Pues afuera ya hacía frío en la época de navidad. No había comprado un árbol y mucho menos decoraciones. A él le encantaba tanto la navidad, porque recibía muchos regalos. Bueno, eso era desde hace cinco años atrás, cuando sus padres le daban regalos. Hasta que hizo algo muy terrible y lo castigaron con carbón. Desde esa última noche de navidad, Taehyung hizo su propia promesa de hacer su rojiza navidad.
Bajó las escaleras del segundo piso y vio el pote de helado de vainilla. Se acercó a él y cogió la cuchara para darle una última cucharada al helado. Caminó hacia la cocina y dejó el pote de helado en el mesón. Caminó de nuevo hacia la puerta del sótano y bajó. Cogió el tanque de basura y lo subió. Salió de la casa y cerró la puerta detrás de él. Para su sorpresa, todas las casas de su vecindario estaban iluminadas por las luces navideñas. Taehyung sonrió de oreja a oreja. Estaba muy feliz al ver lo hermoso que era la navidad. Arrastró el tanque de la basura por el pavimento hasta llegar a los grandes botes de basura. Sacó la bolsa negra y la lanzó al otro bote de basura más grande. Dejó el bote pequeño a un lado y se sacudió las manos.
Vio a las familias salir de su casa caminando y él sintió más felicidad. Se lamió los labios resecos y decidió tomar su auto para ir a comprar su árbol de navidad. Dio reversa al auto para salir a la carretera y cuando lo hizo. Piso el acelerador y pasó lentamente por las calles. Bajó la ventanilla para dejar entrar el aire frió de la noche. Vio de nuevo las casas alumbradas por las hermosas luces navideñas. Fue en ese mismo instante en que los vio pasar. A los seis chicos corriendo y sonriendo. Se molestaban entre sí, mientras que disfrutaba de unas deliciosas papas fritas y refrescos.
Taehyung quedó encantado con la escena de los seis chicos divirtiéndose, que sus sonrisas se quedaron grabadas en su mente. Su pecho empezó a latir con rapidez, pues al verlos lo puso contento. Tan contento que quería borrarles las sonrisas de felicidad de sus rostros para que solo quedara la sonrisa de felicidad de él. Taehyung frenó el auto y los observó un poco más. Los vio cruzar la calle y meterse en un restaurante de comida rápida. Taehyung pasó saliva y la sonrisa cínica apareció en sus labios cuando por su mente apareció la idea más perversa que él no se podía imaginar. Por un lado, estaba loco y del otro lado, estaba más que inteligente.
Decidió no ir a comprar el árbol. Se dio vuelta al auto con regreso a su casa para planear lo que iba a hacer antes de las doce. Pero, era navidad y él quería un regalo. Pero, ¿Y sí santa no le traía nada este año? Tenía miedo de eso. Sabía que podrían traerle carbón. El carbón que usaba para quemar la ropa de sus víctimas ya muerta. Ya era suficiente. Él quería su regalo. Quería un regalo real, de carne y hueso que él pudiera lastimar.
Le fascinaba escuchar gritar a las personas. Sentí total satisfacción mirarlos llorar y sentir que él era el único que podía decidir si acabar con su vida o no. Necesito matar. Necesita sangre. Necesita una sangrienta navidad.
Detuvo el auto y se bajó corriendo de el. Entró a su casa, buscó papel y un lápiz para empezar a escribir. Se sentó en la silla de la mesa y empezó a escribir lo que quería para su navidad. Pues, el chico tenía tantos pensamientos perversos y sádicos que lo único que pensaba eran en los copos de nieve blancos, manchados de un rojo carmín. Él necesita contemplar eso. Necesitaba hacerlo. Terminó de escribir y dejó la carta en la mesa, ya que no tenía árbol. Sonrió cuando la vio decoraba y bien bonita. Estaba vez, santa tenía que traerle lo que él le pedía.
Querido Santa:
Soy Taehyung.
De regalo, solo quiero que me des a mis amigos. Quiero jugar con ellos, sabes que cuido muy bien de mis juguetes. Digo, de mis amigos :)
Espero tus regalos debajo del árbol. Porque si me traes carbón de nuevo, juro que saldré a buscar yo mismo mis regalos y no será lindo.
Hasta pronto, Santa.
Te quiere, Taehyung.
Taehyung se sentó de nuevo en su sofá a la espera de santa. Encendió la televisión y empezó a ver películas de navidad que pasaban por un canal a esas horas.
Cuando el reloj de su pared dio las once. Taehyung emocionado se levantó del sofá y corrió a la ventana para mirar hacia afuera. Vio las luces de navidad aún encendidas y escuchó villancicos de navidad. Sintió ganas de llorar cuando escuchó cascabeles, pero para su sorpresa, tocaron a su puerta a esas horas. Quien quiera que fuera, tenía el valor de tocar la puerta de un loco.
Taehyung se acercó a la puerta y la abrió encontrándose con uno de sus regalos de navidad.
—Hola, Taehyung. —saludó el chico de cabellera rubia. Atrás de él, venía su segundo regalo. Un chico de cabellera castaña.
—¿Cómo estás? —le sonrió. —¿Estás ocupado? —ladeó la cabeza.
A Taehyung se le iluminaron los ojos. Pues santa se le había adelantado. Le había traído dos se sus regalos a su casa.
—Yo..., eh, no. —respondió él. —¿Quieren pasar? —los dos chicos asintieron. Taehyung les dio paso y mirando hacia afuera, cerró la puerta contento. —¿Qué los trae por aquí?
—Oh, solo que estábamos aburridos y es navidad. Queríamos hacerte compañía. Ya sabes, para que no te sientas solo. —dijo el de cabellera rubia.
—Pero no me siento solo. —dijo sonriendo.
—Esta ya la he visto millones de veces. Cada navidad la dan. —dijo el de cabellera castaña señalando a la televisión. —¿Y sí vemos una de miedo?
—¿Dónde están los demás? —sonrió Taehyung.
—Oh. Hoseok, Seokjin, Namjoon y Yoongi están comprando algunas cosas. Luego llegaran. —dijo el de cabellera castaña.
¿Quién diría que santa quería tanto a Taehyung?
—Jimin, pon una película de miedo. —dijo el de cabellera castaña.
—¿Tienes alguna película de miedo? —él negó.
—No me gustan. —y practicaba de las sádicas. —Mejor juguemos algo. Pero debemos esperar a que los demás lleguen.
Los dos chicos tomaron asiento.
—¿Qué juego? —preguntó Jimin.
—En mi sótano. —dijo Taehyung. —Él da escalofríos, ¿Saben? Y antes de matar... digo, de morir mis padres. Ellos me contaron que abajo había algo. —dijo Taehyung.
—Eso son bobadas, Taehyung. —dijo el de cabellera castaña.
—Me gusta. Vamos, Jungkook. Ve y llama a los demás para que se apresuren. —Taehyung se giró para buscar un poco de agua. —Me muero por saber que hay allá abajo. —y eso hizo que Taehyung sonriera un poco más.
Horas después. Los demás habían llegado y Taehyung los llevaba hacia la puerta del sótano. Le reloj de la pared marcaba las 12:00PM y era la hora de bajar.
—¿Seguro de que da miedo? —preguntó Seokjin.
—Claro que debe dar miedo. —dijo Hoseok.
—¿Qué sótano no lo da? —dijo Namjoon.
—Hace mucho frio. —se quejó Yoongi.
Taehyung apagó la luz.
—Tranquilo, pronto dejarás de sentir frio. —sonrió y abrió la puerta.
Los chicos en fila fueron bajando y cuando estuvieron abajo. Se sumergieron en una oscuridad inimaginable.
—¿Dónde están? No los veo. —dijo Hoseok.
—¿Qué mierda huele así? —preguntó Yoongi.
—Hay un olor a podrido. —dijo Seokjin.
—¿De qué lado están? —dijo Namjoon. —No entiendo porque no podíamos bajar las linternas.
—Porque así le quitas lo divertido, Namjoon. —dijo Jungkook.
—¿Dónde está Jimin? —preguntó Seokjin. —Él ya no me está abrazando.
—¿Jimin? —habló Hoseok. —¡Jimin! —pero el silencio le respondió.
—Huele tan mal... —dijo Yoongi. —Creo que voy a vomitar.
—¿Seokjin? —habló Namjoon. —¡Jin!
—¿Dónde están? —preguntó Jungkook. —¿Namjoon?
—Aquí. ¿Hoseok?
—También estoy. ¿Yoongi? —el silencio. —¡Yoongi!
—¿Qué mierda está pasando? ¿Por qué se callan? —preguntó Namjoon.
—¿Jungkook? ¿Eres tú quién está detrás de mí? —y lo último que escucharon fue el grito de Hoseok.
—¿Hoseok? ¡Hoseok! —gritó Namjoon.
—¿Qué está pasando? ¡Taehyung! —dijo Jungkook asustado. —hyung, Namjoon. ¿Dónde está?
Pero también el silencio le respondió.
—¿Taehyung? ¿Dónde estás? —y fue justo ahí cuando dos manos taparon la boca de Jungkook y sintió la jeringa clavarse en su cuello.
—Justo detrás de ti... —le susurró.
Horas después. Lo seis chicos se encontraban atados en la silla con varios cables pegados en sus cuerpos, los cuales succionaban su sangre. Taehyung se encontraba lavando cuchillos y preparando todo.
—¿Por qué? —preguntó Jimin con un hilo de voz.
Taehyung se giró para mirarlo caminó hacia él.
—Ustedes son mi regalo de navidad. Santa me los regaló a ustedes. —sonrió Taehyung. —Necesito mi roja navidad.
Taehyung se acercó a Jimin y cogió la jeringa y la llenó del líquido transparente. Se la clavó en el cuello haciendo que Jimin volviera a cerrar por completo los ojos. Le dio un beso en la frente a cada uno y se alejó. Sacó el arma de su bolsillo del pantalón y apuntó con el arma hacia la frente de los seis chicos y soltó el gatillo. Siete balas y solo usó seis.
Cogió una silla y sentó frente a ellos. Sonrió y los vio morir un poco más. Se lamió los labios y se secó una lágrima que bajaba por su mejilla. Espero a que la alarma sonara dándole aviso de que la sangre de cada uno de su cuerpo se había salido. Espero y espero, hasta que ella sonó. Se puso el delantal blanco y lo guantes. Preparó todo para elegir a su primer cuerpo y empezar a cortar.
El reloj marcó las cinco de la mañana y Taehyung subía la última bolsa de basura a la sala. Se pasó una mano por la frente para limpiar el sudor y vio a lo lejos un regalo en la mesa. Emocionando, corrió hacia él y al ver lo enorme que era. Lo abrió. Vio el carbón y sonriente lo cogió. Abrió la puerta de su casa dándose cuenta que su jardín estaba lleno de nieve. Del cielo aún bajaban los copos y eso hizo que Taehyung se pusiera más feliz.
Cogió el carbón y lo puso afuera. Fue sacando bolsa por bolsa y las subió encima del carbón. Buscó gasolina y las bañó con ella. Sacó su encendedor y lo tiró al montón. El cual empezó a incendiar el montón de bolsas. Sonrió de oreja a oreja y corrió adentro para bajar al sótano y buscar la maquina en la cual tenía la sangre de sus víctimas. Necesitaba una roja navidad. Necesita cada copa manchado de esa sangre.
Llegó afuera de nuevo y encendió la máquina, y como una regadera. Dejó que la sangré manchara su jardín y cada esquina. Sonriente, terminó y vio su obra. Su sangrienta navidad había llegado justo a tiempo. Pues el sol ya salía y se había puesto en su punto alto. Se mordió el labio inferior y cerró los ojos para sentir el olor a sangre y sentir el frio de la navidad chocar con su rostro.
—¡FELIZ NAVIDAD! —gritó él. —¡FELIZ NAVIDAD!
Sacó el arma de su pantalón y apuntó con ella hacia su cabeza. Pues no podía ser su roja navidad, sin su sangre. Respiró profundo y soltó el gatillo haciendo que la bala atravesara por su cabeza y el cayera en toda la rojiza nieve, manchándola un poco más.
Pues el espíritu de la navidad lo observaba desde adentro de su casa y sonriendo invitó pasar al alma de Taehyung para encerrarla en su sótano donde debería. Sentando. Un chico de 17 juega con carrito de jugué en una esquina del sótano a oscuras esperando que cada navidad santa le traiga su regalo y que por fin pueda volver a hacer su rojiza navidad.
Espero y les haya gustado <3
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