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Yo soy Yharnam (Gascoigne/Henryk)

Bueno, y con este One Shot creo que me jubilo ya, ha sido un período muy bonito, pero ya no tengo pedidos ni ninguna ocurrencia, aunque piede que salga alguno más, quién sabe. No hay gente que sigue trabajando después de jubilarse?
Espero que os hayan gustado :3

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- ¿Todo limpio?

- Todo limpio...

El enorme cuerpo del Padre Gascoigne se sentó en el suelo apoyando su espalda en la de su compañero, dándole una pequeña sacudida. Quedaron espalda contra espalda, mostrando la diferencia de estaturas y cuerpos.

Esos dos siempre se reunían en alguna parte amplia donde ver el cielo con tranquilidad después de su trabajo de exterminar unas cuantas bestias, llenos de sangre y recuperando el aliento. Siempre se sentaban así para vigilar el perímetro y sus alrededores, pero cuando se sentaban frente a una hoguera, lo hacían uno enfrente de otro. Así, Gascoigne vigilaba las espaldas de Henryk y viceversa.

No había nada como descansar así con tu compañero después de una dura noche.

- Oye... he estado pensando...

La voz susurrante de Henryk no hizo moverse un ápice al serio Gascoigne.

- Nosotros... matamos por matar... ¿verdad?

Gascoigne giró un poco la cabeza callado.

- No es un trabajo, no es una misión. Ya no buscamos una solución. Sólo llenarnos de sangre.

- Matar por matar lo harás tú - contestó su amigo - Yo tengo una familia a la que proteger de monstruos y bestias... bestias por todas partes...

Ellos dos no es que hablaran mucho, sinceramente, pero esta noche, la luna roja inspiraba a hablar un poco más.

- Es cierto... pero nada más... ¿verdad? No es como antes...

- Nada es como antes, Henryk... - Gascoigne sacó un trapo de sus bolsillos y empezó a limpiar su hacha.

Henryk miró al cielo. Los hombres callados realmente son curiosos. Tenía más cosas que preguntar, pero no las diría. ¿De qué alimentaría a su familia? ¿Con que trabajo y dinero? Pero él no diría esas cosas. Sin embargo, sí que tenía una solución para eso.

- ¿Podrías...?

- No sigas con eso - Gascoigne es frío y cortante.

Lo sabía de sobra. Gascoigne lee la mente cuando quiere.

- Valtr insiste en que te lo pienses, e insiste en que insista contigo.

- Si tanto quiere que deje de mandarte - Gascoigne dio un gruñido desaprobador - Y venga él a darme la cara.

- Seguro que cuando le lleve otra negación tuya, viene en persona.

- Estoy deseándolo...

Gascoigne no mostraba ninguna ilusión en todo eso. Valtr, el Maestro de la Liga, encargaba muchas veces a Henryk que le ofreciese de su parte a Gascoigne unirse al juramento de la Liga.

Estaba muy interesado en él por diferentes causas:

- Es un cazador libre, no estaba afiliado a ningún juramento a pesar de sus años de experiencia.

- Es un cazador temerario y valiente, con gran fuerza y destreza.

- Era amigo de Henryk y le había hablado bien de él.

Valtr necesitaba a Gascoigne dentro de la Liga para hacer que su juramento fuese todavía mejor. Pero eso no era todo. Valtr le había analizado y había sacado una hermosa teoría de este gran hombre a partir de su defecto más notable: se estaba volviendo loco, un cazador borracho de sangre, que le haría perder la cabeza con ese aroma salado y dulce a la vez.

Gascoigne era Yharnam. Estaba claro que el cazador más característico de allí representaba la ciudad que le dio hogar a la perfección. Era algo que le contó a Henryk, pero él no lo entendía. Gascoigne era su amigo y ya. Nada más. No era la representación de ninguna ciudad.

Henryk tenía los ojos cerrados mientras recordaba esta conversación con su amigo. En su mano izquierda, apretaba el sombrero de su amigo, salpicado en sangre, y delante de él, el enorme  cadáver de su amigo hecho bestia. 

Incluso en la gran oscuridad iluminada con su pequeño farolillo, Henryk veía en su cuerpo numerosas heridas de guerra, indicando que fue una pelea larga en la que luchó hasta el final. Por lo tanto... él no había peleado contra esa cazadora de cazadores. Ella es más limpia.

Esto es obra de alguien inexperto, con paciencia y suerte. Mucha, mucha suerte... Y fuese quien fuese, cazador o no, experto o inexperto, no tenía derecho a arrebatarle la vida a ese padre de familia, a su mejor amigo... aquel que le hizo conocer el cariño de dos niñas inocentes... que le dio lo más parecido a una familia, aparte de sus amigos de la Liga.

Apretó con fuerza los puños levantándose del suelo. Sus pupilas se habían afilado brutalmente y temblaba suavemente. Si, había que vengar a su amigo, fuese como fuese, y el asesino siempre vuelve a la escena del crimen. Lo esperaría, lloviese o granizase ahí quieto guardando el descanso de Gascoigne, hasta que viese venir a ese cazador y se lanzaría a rajarle el cuello.

Tal y como Henryk se dijo así mismo, esperó días y noches ahí quieto sin moverse, con la mano derecha su arma, y el sombrero de su amigo en la izquierda. 

En otro lugar, una cazadora de cazadores aconsejaba a un joven cazador sobre no ir al Santuario de Oedon donde podría estar ese cazador loco. Pero él era muy temerario, y necesitaba sentir la adrenalina de ir a por un cazador sin cordura, disfrutar de él tanto como lo hizo con Gascoigne, por eso debía adelantarse a ella e ir allí primero.

Nuestro querido Dabi le estaba cogiendo el gusto a ser cazador. Ya le gustaba pelear cada vez más rápido, con enemigos más fuertes y terribles. Su arma era rápida y mortal, acosaba mucho a sus adversarios y deseaba poner a prueba su habilidad con un cazador loco también famoso por ser rápido.

Entró desde las alcantarillas de Yharnam y observó el lugar. Las ropas amarillas del cazador eran llamativas entre las tumbas. No se movía nada de nada. Sonrió de lado cargando su arma. Pensaba que el viejo cazador estaría cansado, y que un ataque sorpresa le molestaría mucho y sería efectivo. Pero Henryk no era un cualquiera. Fue él quien le sorprendió corriendo hacia él con una gran velocidad blandiendo su arma.

Dabi lo esquivó riendo y dio saltos poniendo algunas lápidas de por medio entre ellos.

 - ¡Eso es, viejo! ¡Dame diversión, que tu amigo me dejó con más ganas!

Henryk iba detrás de él con mucha velocidad y los ojos muertos. Su mente no funcionaba correctamente, no le escuchaba, no podía contestarle. Sólo estaba su instinto de matar. Mientras, Dabi esquivaba y reía. Ese viejo cazador se cansaría pronto de su combo de ataque y luego atacaría él. Sin embargo, las cosas no saldrían como esperaba.

Henryk no sentía dolor, cansancio ni perdía reflejos. Su estado no era nada bueno, Dabi se estaba cansando de esquivarle y el arma de Henryk rozaba su atuendo, cada vez yendo más a por su carne.

Tropezó con una pequeña lápida y bajó la guardia un momento mientras Henryk bajaba su arma, haciendo un gran tazo en su hombro rompiendo su clavícula. Un segundo después, se escuchó un disparo y Henryk sintió un ardiente calor en su espalda y se giró. La Cuervo bajaba las escaleras guardando su arma.

 - ¡Podrías haber disparado un segundo antes! - le gritó Dabi apartándose.

Ella no le contestó y sacó sus armas para enfrentarse al viejo cazador borracho de sangre acelerando el paso.  Henryk no tenía problema en enfrentarse a dos, pero deseaba destruir primero a ese cazador molesto al que odiaba con su alma corrompida, y ese disparo en su espalda no le iba a molestar. Puede que ralentizarle algo...

Henryk los mantenía a raya con sus cuchillos arrojadizos, impedía que la Cuervo se acercase demasiado a él para poder encargarse de Dabi, con su brazo izquierdo inutilizado por su herida. ¿Dabi? Estaba enfadado. Muy enfadado. Quería a Henryk para él solo, no quería a Eileen por ahí, y no quería pensar en que podía perder esa pelea.

En un pequeño descuido del ansia de atrapar a Dabi, Henryk bajó la guardia de su espalda y Eileen apareció como una sombra hundiendo sus cuchillas en sus costados hasta hacerlos salir por su pecho. Las sacó tan rápido como entraron a su cuerpo, dejando el cuerpo del cazador helado. Dabi puso una mueca de enfado apretando su herida y mirando con odio a la Cuervo. Eileen retrocedió para dejar caer el cuerpo del cazador abatido con respeto... pero no lo hizo.

Henryk giró su cabeza lentamente hacia la Cuervo, mostrando sus ojos vacíos llenos de odio mientras sus ropas amarillas se empezaban a empapar de sangre de esas heridas mortales, manchando el atuendo y la parte que cubría su boca. Eileen puso ver el cambio en sus ojos que empezaban a apagarse, pero sus manos no se relajaban ni soltaba sus armas, ni caía al suelo, ni moría.

Mientras su mirada se nublaba por su próxima ida del mundo, su vida empezó a pasar por su mente, acordándose de sus primeros momentos de cazador novato y llegando a conocer a su amigo Gascoigne, a su familia... y de repente, su cuerpo inerte en el suelo, hecho una bestia llena de sangre seca y ropa destrozada. Le llegaron a su mente las palabras de Valtr...

"Ese viejo cazador, Gascoigne... es la personificación de Yharnam"

Nunca estuvo de acuerdo con eso, era una tontería de los delirios que tenía Valtr cuando bebía demasiado. Pero ahora se daba cuenta de que tal vez no estaba tan equivocado. 

Gascoigne era... el cazador más simbólico de la ciudad, aunque fuese extranjero, pero padecía lo mismo que la ciudad que le dio su familia. Ambos se estaban deteriorando por la plaga, con el ansia de sangre y destrucción, ambos estaban al borde de sucumbir, de no ser por la llegada de Dabi. Dabi era la salvación de Yharnam, así que su presencia podía hacer que la ciudad se salvase... como hizo con Gascoigne. No le dejó volverse loco del todo, no le dejó vivir siendo una bestia... le dio descanso. Pero claro, eso es algo que nuestro cazador lleno de adrenalina y ansia por matar no podía entender.

Finalmente, los ojos de Henryk se oscurecieron totalmente indicando su muerte, pero se quedó de pie mirando a Eileen sin derrumbarse. Murió de pie observando a su asesina. Dabi se acercó despacio observándole.

 - No le toques. Ha muerto - le dijo la Cuervo.

 - No necesitaba tu ayuda, no se para que vienes - dijo destapando un frasco de sangre.

 - Fui yo la que te dije que no vinieras. Henryk era mío. Pero como siempre vas sin escuchar consejos ni advertencias. Por eso mismo dejé que te hiriera antes de disparar. Me la debías.

 Tras estas palabras, Eileen se retiró por las escaleras sin mirar atrás.

 - Maldita vieja... - Dabi escupió sangre al suelo acercándose al cadáver de Henryk, de pie entre las tumbas.

Lo miró de arriba a abajo con algo de decepción. Le dio un golpe en las piernas obligando al cadáver a caer de rodillas ante él.

 - Pues tanto Henryk... y no eres para tanto. Descansa, viejo, anda...

Dicho esto se retiró del campo santo en busca de nuevas aventuras, dejando tras de sí un rastro de dolor que su corazón y mente, llenos de orgullo y despreocupación por el mundo no entenderían... y no sufriría.

Como siempre que fallecía un cazador, Eileen se encargaría de darle su sana sepultura sin remordimientos deseando realmente su descanso. Y en esta, se esforzó un poquito más que en el resto.

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Que me encanta esta foto última, por dios, con razón es mi fondo de bloqueo.

Pueeees hasta aquí, yo lo veo bien, no ha sido para nada uno romántico con nuestra Zoba, y es la primera vez (puede que la última) que hablaré como si fuera Dabi, pero me ha gustado. Espero que a vosotros también, amores ^^



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