Los cadáveres deben descansar en paz (Cazador x Lady María)
¡Lady María hace acto de presencia en mis One Shots, y viene pisando fuerte!
Sí, es una chica preciosa y la queríamos por aquí urgentemente por su importancia en el videojuego.
Y con esta chica no se juega...
Pidieron su presencia @miguelito743 y @Steven_124
Antes de empezar a leer, dejar una aclaración:
Las frases entre comillas "" son pensamientos del cazador.
Aquí os dejo el capítulo, coged un pañuelito, comentad en vuestras escenas favoritas :3
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"¿Cuánto tiempo llevo investigando? ¿Cuánto tiempo llevo dormido? ¿Cuántos años han pasado sin que me diese cuenta? Me voy a transformar en parte del mobiliario a este paso... pero se me ha olvidado cómo es la luz del sol... ¿habrá sol, o la noche seguirá cubriéndolo todo? Este sueño del que los cazadores no pueden escapar...
Ni siquiera yo, que quería huir de ser cazador... para que se olvidasen de mí... pero nada escapa de los ojos de los Grandes, ¿quién me dijo a mí que lo intentara? Maldita sea... creo que va siendo hora de salir de mi cueva de libros y polvo."
Las puertas del viejo Byrgenwerth se abrieron con un chirrido pesado. Como el cazador de vestimentas de Menfis sin jaula suponía, sólo la luna de sangre estaba en el cielo. Suspiró pesadamente. Encerrarse no iba a quitar de su mente más de mil cosas de su pasado que le atormentaba. Empezó a caminar despacio hacia una lámpara mientras se frotaba el pelo para despejarse.
Los mensajeros aparecieron en la lámpara y abrieron la boca de par en par al verle. El cazador suspiró. Sí que llevaban tiempo sin verle que se sorprendieron tanto. Se arrodilló para ir al Sueño del Cazador.
Al volver a abrir los ojos se encontró delante de la casa de Gehrman, y empezó a caminar hacia el interior a soltar algunos libros que tomó prestados de ahí. Dio unos pasos dentro y se encontró Gehrman en su silla dándole la espalda cerca de la mesa para runas. Iba a saludarle después de tanto tiempo, pero un sollozo le detuvo.
- Lawrence... Wilheim... - escuchó el cazador en voz baja - ¿dónde estáis...? Ayudadme... por favor... estoy cansado de este sueño... sacadme de aquí... os lo ruego...
Al cazador se le encogió el corazón de ver a Gehrman sacar a la luz un poco de su sufrimiento. Hace tanto tiempo que pasó eso... y sin embargo estaba tan presente... Ver a Gehrman de espaldas, su fina espalda ahora temblando aguantando las lágrimas, ver que sus peticiones tan cargadas y llenas de dolor, no las escucharía nadie que las pudiese cumplir.
Dejó el montón de libros sin hacer ruidos sobre la mesa y se miró en un viejo espejo roto.
"¿Este soy yo? Que descuidado me he vuelto... me ha crecido mucho el pelo y tengo los ojos algo... ¿muertos? No puedo seguir así... no puedo. Hay que arreglar las cosas ya, tengo que poder hacer algo por alguien, ¿no?"
"Ya han sido incontables días encerrado en Byrgenwerth, maldito lugar lleno de egoísmo, ansias de poder... maldito lugar al que seguía ciegamente... para creerme alguien... maldito lugar que me lavó el cerebro y me hizo perderlo todo... todo... ¡y no habrá más!"
El cazador pegó un puñetazo al espejo haciendo que Gehrman parara rápidamente por el ruido y se giró a mirar, pero sólo vio la punta de la gabardina de Menfis perderse por las escaleras, y para nada la asoció a su viejo discípulo... el eterno segundón del cazador al que le gustaban los libros.
El cazador apareció poco después en un lugar que parecía un... pabellón de investigación. Una muy mala sensación le envolvió el cuerpo. Cuánta tristeza y dolor había aquí... cuántos malos recuerdos... pero es necesario. El cazador comenzó a caminar mientras los recuerdos se apoderaban de su mente sin poder evitarlo.
"Hace tantos años de todo... ¿encontraré aquí lo que busco? ¿Estarás bien? Vaya pregunta esta... claro que no. ¿Te acordarás de todo lo que éramos antes? Ah, cuántas peleas y batallitas entre los dos... ¡Mírame ahora, he pasado tanto tiempo encerrado en la biblioteca de Byrgenwerth que hablo como un viejo! Seguro que cuando vuelva a verte, mi vitalidad y juventud vuelven a mí con una cálida sensación"
"Ese día en que nos avisaron para ir aquella aldea pesquera porque encontraron a un monstruo... un grande muerto, decían... una maldición que vomitaba parásitos, mejor dicho. Os eligieron a Gehrman y a ti, mi dulce amor de la infancia, para ir a la aldea... a pesar de mi mal presentimiento, tú eras feliz siguiendo a Gehrman. A veces pensaba que él era más importante que yo para ti. Si tal Gehrman me hubiese escogido a mí en tu lugar... podrías ser libre... aunque eras demasiado curiosa y buena como para no implicarte"
"La orden de exterminar la aldea por la infección de los parásitos nos sentó a todos como ser sumergidos en hielo. "¡No matamos humanos indefensos, somos cazadores!" Le gritabas a Gehrman... y aunque sabía que tenías razón, él hacía caso a Byrgenwerth y a todos aquellos que nos usaban para limpiar su nombre. Si él hubiese parado en ese momento, si se lo hubiese pensado dos veces..."
"Mientras que esos tipos me obligaron a quedarme en Byrgenwerth a supervisar sus experimentos con el embrión del Grande que robasteis, tú te quedaste aquí, en el pabellón, cuidando de los enfermos con tanto cariño que volvía a sentir celos, porque no te dejaban tiempo para escapar ni dedicar ni a ti, aunque sea unos segundos. Siempre que podía me escapaba, ¿recuerdas? Venía a verte, y te traía unos claveles blancos. Te gustaban, te daban fuerza, te daban esperanza... Ojalá hubiese dejado de traerlos... quitarte la esperanza de que esos infectados podrían sanar... para que volvieses conmigo... pero ver tu pequeña sonrisa cada vez que te entregaba el ramo era algo que me daba vida a mí, y a ti, te veías muy linda sonriendo... María... ¿cuando fue la última vez que sonreíste? ¿La última vez que nos vimos? No me digas eso, por favor... hace años, pues..."
"No recuerdo por qué dejé de venir a verte... supongo que... estaba cansado. Estaba cansado de esa gente de Byrgenwerth y cuando tenía tiempo... quería quedarme solo y dedicarlo para mí. Supongo que en verdad esperaba que tú vinieras a verme a mí alguna vez... que egoísta... tú no podías dejar a esa gente sola para concederme un capricho a mí... lo entendí con el tiempo... María, ¿Qué ha sido de ti? ¿Sigues yendo a la torre del reloj a llorar de impotencia cada vez que alguien moría en tus manos? Cariño..."
El cazador sumido en sus pensamientos, no escuchaba los gritos de socorro y llantos de los enfermos, algunos locos, otros sordos, otros rogaban morir y otros llamaban a Lady María... como si fuese su diosa.
Vio de frente venir a uno de esos enfermos a atacarle y el reflejo fue involuntario. Sacó su Chikage y el enfermo cayó al suelo, encontrando por fin el descanso que tanto esperaba. Miró el arma. Hacía tanto que no la empuñaba... porque siempre que miraba esa hoja, veía apoyada en ella la hoja de la Rakuyo de Lady María mientras hacían un duelo amistoso.
Acabó de subir las escaleras hasta llegar a las puertas del reloj. Lady María no podía estar en ninguna otra parte, ya había mirado en todos sitios posibles. Le costó abrirla bastante, bien por su flojera de no haber practicado en mucho, o que llevaba mucho tiempo sin abrirse. Dio unos pasos hacia el interior, suficientes para ver esa hermosa figura femenina sentada en su pequeño trono al final del recinto.
"María... dime que estás dormida, mi amor..."
Empezó avanzar lentamente sin quitar los ojos de ella. Su linda postura de siempre con las piernas cruzadas... ella siempre tan femenina... pero es raro para dormir, ¿no? Su corazón latía cada vez más fuerte por el dolor de que ella no estuviese dormida...
Al llegar a unos pocos metros se percató del gran charco de sangre que caía desde su pecho y llenaba el suelo delante de ella. Tenía entre sus brazos unos claveles blancos marchitos con unas gotas de sangre.
"¿María...? Por favor, no me hagas sufrir..."
El cazador se arrodilló delante de ella con los ojos titilantes y las manos temblorosas. Su lindo rostro más pálido de lo normal parecía dormido con un gesto de dolor y de impotencia, con unos finos hilos plateados de restos de lágrimas cruzando sus mejillas hasta su barbilla.
- María... - la voz del cazador salió entrecortada – ...María no... tú eres fuerte... la mujer más fuerte del mundo...
El cazador no se creía lo que veía.
"¿Cuánto dolor has soportado tú sola? ¡Dime cuánto! ¡Grita que es por mi culpa, por no venir a verte y abandonarte! Hazme sentir culpable, hazme sentir dolor... María... hazme sentir algo... que creo que acabo de morir y no siento nada..."
- María... mi amor... - no había palabras para llamarla.
"Tanta gente dependiendo de ti... y no salvaste a nadie... todo por querer limpiar tu consciencia. ¡Pero no sólo era culpa tuya! ¡No estabas obligada a salvarles, mucho menos a costa de ser consumida poco a poco y terminar en el suicidio, María! Todos estamos pagando culpa por esto..."
El cazador levantó una mano temblorosa buscando una de las manos de María, y como respuesta, rápidamente una mano enguantada le agarró de la muñeca tirando de él. Los ojos negros del cazador se encontraron con los azules claros abiertos de Lady María, y que le miraba como si pudiese consumirle sólo con ellos.
- Los cadáveres deben descansar en paz...
La frase resonó en la torre del reloj haciendo eco, haciéndola sonar profunda. Esa voz... la voz que hace años se extinguió... la voz de Lady María... Si hace un tiempo hubiese sonado ese eco de voz en una sala oscura de Byrgenwerth donde el cazador era consumido por libros y oscuridad, le habría hecho salir.
Los ojos tan hermosos que nunca pensó el cazador que volvería a ver abiertos no mostraban signos de reconocerle. Lady María seguía muerta, pero viva. Malditos Grandes, ¡ya basta! Dejadla descansar... por favor...
- María... soy yo... ¿no te acuerdas de mí?
La cazadora se retiró poco a poco, arrastrando su mano por la palma del cazador, despacio, buscando su calor, y cuando pensó que entrelazaría sus dedos, se separó definitivamente. El cazador retrocedió un poco para dejarla levantarse, mientras el ramo marchito caía al suelo sin que le importase mucho a Lady María.
- Lo sé muy bien. La dulce llamada de los secretos... Sólo una muerte honesta te curará ahora...
María sacó un arma mientras se disponía a ponerse en posición de ataque.
"Una muerte honesta... ¿te curará ahora? Demasiado tarde para que te dieses cuenta, cariño... por fin entiendes que ellos están mejor muertos que así... Que hayas tenido tú también que pasar por esto para entenderlo... no es nada bueno... María..."
- María, por favor... detente... ¿No me reconoces? ¿Es por esta ropa? Por favor, puedo decirte muchas cosas para que me recuerdes... pero ninguna para que me perdones por abandonarte aquí...
María dividió su arma y entrecerró los ojos. Ella no parecía dispuesta a escuchar. Con un pasó rápido de un abrir y cerrar de ojos, golpeó al cazador con una empuñadura antes de que desenvainase su arma, que le hizo caer al suelo.
- ¡María, para! – gritó mientras se agarraba el vientre.
- Aunque me detenga y te escuche... no sabrías decir otra cosa... que no fuese una disculpa.
Sus palabras frías como el hielo le hicieron daño al cazador... porque ella había acertado de lleno. No sabría que decirle... tantos años y, ni siquiera pensó en qué le diría al amor de su infancia si volviesen a verse. Lady María levantó su arma y descargó un poderoso golpe sobre el cazador, pero sólo resonó un golpe metálico. El cazador se defendió con su katana. Él vio un destello de luz en los ojos de María al reconocer esa arma chocando con la suya, y dio un salto hacia atrás. Permitió que el cazador se levantase y se pusiese en guardia.
- Siempre se me han atragantado las palabras a la hora de hablarte... - dijo mientras fruncía el ceño – Así que pensaré en que decirte mientras batallamos.
- ¿Vas a pensar en otra cosa mientras peleas contra mí? Me subestimas, claramente... ¿es porque soy una chica?
- ¡María, no...!
Con una sonrisita, la dama se abalanzó sobre él al notarlo tenso y de un espadazo lo mandó lejos. Había olvidado cuán rápida era Lady María, era algo mágico. El cazador tosió en el suelo. Esta chica no se anda con rodeos. Se levantó rápidamente sintiéndose revitalizado por la adrenalina de la batalla y se lanzó a por su rival más querida.
Los golpes de Lady María desprendían odio y furia, iban de una forma traicionera hacia él y no dudaba en hablar con él y hacerle bajar la guardia para asestar golpes no letales para jugar con él. Con el eterno segundón de Gehrman, aquel que nunca superaría a Lady María. Lo acorraló contra las tablas del suelo mientras hacía fuerza empujando sus espadas sobre la katana del cazador para ganar el duelo.
- ¿Sigues pensando en qué decirme mientras luchas? Perderás rápidamente...
- No... - contestó el cazador mientras apretaba los dientes - ...porque... ya sé que hacer...
- Sorpréndeme, pues.
- Grita... - sentenció el cazador.
- ¿Qué estás diciendo? – María frunció el ceño.
- ¡Grita, María, grita!
El cazador golpeó el vientre de la chica con las piernas para quitársela de encima. María dio un gemido de dolor mientras le miraba con odio.
- ¡GRITA, MARÍA, GRITA! ¡Golpéame y grita!
María lo miró con mucho más enfado. No quiere hablar, ¿quiere que ella grite? No le va a desconcentrar esa tontería. No se iba a salir con la suya, y continuó atacándole como de costumbre.
El cazador apretó los dientes. María no le hacía caso. En ese caso, debía tomar ejemplo de él. Le atacó con potencia mientras gritaba todo lo que podía, hacía cadenas intercalando gritos y golpes potentes. María retrocedía mientras le inspeccionaba la cara. Sin que ella se diese cuenta, recargó un ataque mientras gritaba. Le salió poderoso y potente, que le dio al cazador y lo tiró al suelo.
María destensó sus hombros y miró sus armas. Se sentía mejor, todo había salido mejor.
- Grita... María, grita... - dijo el cazador mientras se levantaba con dolor.
María apretó los dientes y se abalanzó hacia él mientras gritaba con todas sus ganas. Descargaba su furia en golpes en los que el cazador no esquivaba, sino que intentaba detenerlos con la katana. Los gritos cada vez eran más naturales y los golpes más flojos. El cazador sonrió internamente, y dio un salto hacia atrás mientras observaba a María jadear. Vio cómo le temblaban las manos y los hombros.
- Te sientes mejor... ¿verdad, cielo? Esconderse aquí no era suficiente...
Los temblores en el cuerpo de María se hicieron más fuertes y se escucharon pequeños gemidos, como una niña pequeña. Ella acabó dejándose caer sobre sus rodillas y esos gemidos se convirtieron en llantos. Alzó la barbilla al cielo y gritó mientras lloraba. Enormes gritos de impotencia daban sacudidas nerviosas a su cuerpo lleno de sangre, y acababan en sollozos de tristeza que amargaban cualquier corazón que pudiese notar su dolor. Soltó el arma de su mano izquierda para frotar su cara con ella. El cazador corrió a su lado y se arrodilló delante abrazándola. Su cuerpo era muy frío y muerto.
- Ya está... ya pasó... llora conmigo, María... - el cazador acarició su pelo despacio.
- ¡Yo sólo quería enmendar mi error, mi ceguera! ¿¡Por qué nadie me entiende, por qué?! – gritaba fuertemente.
- Yo te entiendo, cariño... yo reconocía lo fuerte que eras y tu buen corazón... eres la mejor...
- ¡No lo soy! ¡Si lo fuese, no hubieses dejado de venir a verme! – María golpeó fuertemente la espalda del cazador con su puño.
- Lo sé... cariño, lo sé... - las lágrimas empezaron a invadir los ojos del cazador - ...fui un cobarde... un egoísta... y me olvidé de ti...
- ¡¡Me dejaste sin un hombro en el que llorar, me dejaste sin esperanzas en el futuro, me dejaste sola!! – seguía golpeando su espalda.
- Pégame todo lo que quieras... que me lo merezco... me quedé encerrado como una rata olvidándome de que me estabas esperando...
- ¡¡Te dije mil veces que no podía seguir sola, que era mucha presión, muchos remordimientos!! ¡Y tú me dijiste que siempre me ibas a apoyar! ¡Me empujaste al suicidio, imbécil! – ella levantó su espada por encima de ellos apuntando hacia él.
El cazador no dejaba de abrazarle mientras escurría un par de lágrimas, que no tenían nada que ver con los mares que soltaba Lady María.
- ¡¡Eres la peor pareja del mundo!!
- Lo sé... - el cazador abrió los ojos al notar un filo frío atravesando su espalda, desde su omóplato, por todos sus órganos internos hasta los intestinos.
Su cuerpo se tensó al no sentir dolor, pero la incapacidad de moverse. Levantó la mirada despacio hacia la cara de su amada, para verla jadeando. Sus ojos no tenían rabia, ni impotencia, mi miedo... ella estaba tranquila. Se había desahogado después de tanto tiempo sufrir sola... y se sentía mejor. Miró al cazador con culpabilidad en los ojos.
- ...pero... - él esbozó una tierna sonrisa - ... aún después de todas las cosas malas que te he hecho... te sigo queriendo... sinceramente...
El cazador se acercó un poco más a ella y posó sus labios con sabor metálico sobre los fríos y muertos de Lady María, que abrió los suyos un poco más para luego cerrarlos dejando caer más lágrimas.
Otro filo frío atravesó carne, esta vez la de Lady María con las últimas fuerzas del cazador, haciendo una herida en su pecho justo al lado de donde ella se hirió. Ella sólo dio un pequeño sobresalto al sentir el metal de la Chikage en el interior de su pecho y le hizo separar sus labios un poco de los del cazador.
- Y yo a ti... todavía... - ella esbozó una tierna e inocente sonrisa.
Justo después, una luz brillante envolvió su cuerpo y despareció como un polvo brillante hacia el cielo mientras le sonreía al cazador. Desapareció completamente de la torre del reloj y de este mundo... por fin.
Dejó tras ella un dial que cayó al suelo y rodó sobre sí mismo antes de parar. El cazador no le prestó atención, porque con los ojos cerrados se dejó caer sobre él mientras moría por la herida de Lady María.
Un tiempo después, el cazador abrió los ojos. Se encontró tirado en el Sueño del Cazador delante de la casa de Gehrman, pero sus recuerdos y sus sentimientos eran tan recientes y vivaces que no tuvo fuerzas a levantarse. Lo único que pudo hacer era agarrar fuertemente un puñado de tierra entre sus dedos.
La muñeca lo vio y se acercó despacio a él.
- ¿Cazador? ¿Te encuentras bien?
Las palabras tan poco sutiles y directas de la muñeca llamaron su atención. Era la misma voz que se despidió de él hace tan poco.
Levantó la mirada temblorosa para encontrarse con la cara inexpresiva de la muñeca, que lo miraba de pie con las manos sobre sus piernas.
- ¡María! – gritó el cazador abalanzándose a ella.
Al abrazar sus piernas, la muñeca perdió el equilibrio y cayó de rodillas delante del cazador, que apretó su vestido entre sus manos mientras lloraba en su regazo lleno de dolor. Él tampoco tuvo a nadie que le abrazase ni le consolase por todo lo ocurrido, y prefirió que María le usase a él antes que él a ella para aliviar su dolor. Ver a la muñeca ahora... era como una segunda oportunidad. Él gritó su nombre y lloró fuertemente, sin aflojar su agarre.
La muñeca parpadeó sin saber qué hacer y se giró hacia la entrada de la casa. Gehrman empujó su silla de ruedas hacia la entrada al oír tal escándalo. Miró la escena apretando la mandíbula con dolor en su rostro.
- Gehr...
La muñeca iba a llamarle, pero él rápidamente se puso un dedo en los labios mandándola callar. Se miraron durante unos segundos escuchando los llantos del cazador y Gehrman cerró los ojos. Hizo el movimiento en su regazo como si estuviese acariciando a un gato invisible y giró su silla para volver a entrar.
La cazadora volvió a mirar al cazador que lloraba el su regazo tirado en el suelo y torció la cabeza un poco. Acercó su mano al pelo del cazador y empezó a acariciarlo como si fuese un gato en su regazo.
El cazador sollozó tomando su mano. Estaba tan fría como los labios de su querida María, y la apretó entre sus manos para darle calor y hacerla sentir viva.
Gehrman empujaba despacio su silla hasta al lado de la lumbre con los ojos cerrados, porque si los abría de nuevo, le caerían las lágrimas.
- Descansa tranquila, María... - dijo poniendo sus manos sobre el bastón - ... que yo cuidaré de este imbécil por ti...
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Yo he llorado mucho escribiendo esto quitándome las gafas porque no veía xD
Es que soy muy tonta...
Bueno, aquí tenemos el Lore de Lady María y un final un poco más bonito para la más bonita de Bloodborne.
Espero vuestras opiniones! ^^
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