Fiesta de los cazadores (Final) El Grinch
Y terminamos ya este pequeño especial Navidad :3
Alfred y el cazador son felices, dejadlo, pero el minisegundo de la cara de asco de Lady María me mata xD
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Abajo, la cazadora descansaba sobre el regazo de Alfred en un sillón. Él le estaba contando cosas de las flores que le conseguía para ella, y ella le contaba cómo estaba siendo su experiencia con las niñas. Alfred miraba el fuego tranquilo y la luz se reflejó en su ardeo dorado, en una repisa. Frunció el ceño y luego comenzó a reír. Zoba le miró.
- ¿Qué ocurre, Alfred?
- Las niñas, que son muy traviesas...
Zoba miró su ardeo y vio que tenía pintada una carita graciosa.
- Habrán pensado que no podías ver bien con eso puesto...
- ¿Los nuestros también serán tan traviesos?
No lo pudo evitar. Puso voz a los pensamientos que le rondaban la cabeza sin quererlo. Zoba se quedó tensa y roja mirándolo con los ojos muy abiertos y Alfred empezó a tartamudear nervioso negando, pero acabó haciéndola sonreír.
- Con que sean felices y sanos me basta...
Alfred asomó los ojos entre su flequillo dorado buscando los de su chica. Ella sonrió tranquila con un leve rubor y se acomodó en su pecho descansando. Él cerró los ojos sonriendo y la abrazó. Poco a poco ella sacaría todos sus secretos... los buenos y los malos...
En el cuarto de Viola, la pequeña tenía una pesadilla donde un monstruo intentaba secuestrarla metiéndola en un saco. Se despertó con un pequeño sobresalto y descubrió a una sombra al lado de su cama. Se frotó los ojos, lejos de asustarse (es hija de quien es) y tenía la certeza de saber quién era.
- ¿Santa Claus? - preguntó en un susurro.
La figura se giró hacia ella, enseñando la forma de su extraña cabeza. Así, Viola vio a una persona con facciones del cuerpo extrañas... como escuchó en el cuento que Zoba le contó antes.
- ¡Eres el Grinch! - dijo dando un sobresalto.
La figura dio una suave risa ronca y junto las yemas de sus dedos haciendo balancear sus ropas.
- Si es así como quieres llamarme... pequeña e inocente... niñita...
- Por favor, señor Grinch, no robe los regalos y los adornos, a mi hermana y a mi nos ha costado mucho decorarlo todo y nuestra nana ha pasado todo el día cocinando para nosotros...
El hombre se quedó callado observando con una actitud ignorante, indicando que no le importaban sus peticiones.
- Señor Grinch... se que usted es orgulloso, frío, con planes malvados y tiene muy mal perder, pero...
- ¿Cómo lo sabes? - le preguntó con su voz curiosa y lenta, grave y chillona.
- Zoba nos ha contado un cuento sobre ti... por eso se que tu corazón es pequeño y no puede sentir amor...
La figura empezó a reír en voz baja haciendo que Viola se estremeciese con un escalofrío.
- Ah, la cazadora... ¿Zoba, eh? Que charlatana es esta chica...
Situado delante de la ventana, su sombra se extendía por su bonito cuarto, mostrando la particularidad de su cabeza metida dentro de una... ¿jaula?
Abajo, delante de la chimenea, Zoba se había dormido en el regazo de Alfred, con el calor del fuego. Se despertó con un pequeño sobresalto de su instinto de cazadora. Ella siempre tenía el sueño muy ligero, como todos los cazadores, para estar alerta, pues se sentía segura. Pero tenía un mal presentimiento que la había alertado.
Se apartó del regazo de Alfred sin despertarlo y subió sin hacer ruido al piso de arriba. Iba a recoger los regalos de las niñas para ponerlos debajo del árbol ahora que todos dormían. Abrió el armario del pasillo donde estaban escondidos y escuchó a Viola hablar. Puso atención, y la escuchó hablar del Grinch.
Sonrió viendo que le había gustado el cuento, pero su cara cambió radicalmente al escuchar en susurros la voz del hombre que hablaba con ella. Se agachó hasta mirar por la cerradura con el corazón a mil. Reconoció inmediatamente la figura de Micolash al lado de la cama de la niña pequeña.
Tocó rápidamente su cintura buscando sus armas, pero las dejó en el armario de abajo, junto a su set eclesiástico. Le entró el pánico. ¿Cómo había venido? ¿Cómo había entrado? ¿Qué pretendía hacer? Nada bueno, seguro.
Miró a las escaleras, pensando en bajar a por sus armas o en llamar a Alfred, pero no podía despegarse de la puerta por Micolash. Podía desaparecer con la niña o hacerle algo.
Dentro del cuarto, Viola se levantó y se puso en el suelo observando al supuesto "Grinch".
- Y dime, pequeña niña... - decía jugueteando con sus dedos - ¿sigue la cazadora y ese... bruto y simple ejecutor en tu casa?
Viola se quedó callada un momento pensativa, pues no sabía lo que era un ejecutor.
- Zoba duerme abajo, ¡venga, señor Grinch! ¡Voy a presentarles!
La pequeña se acercó para tomar su mano, pero él se giró bruscamente hacia la puerta para evitarlo.
- No es necesario que me toques. Ya nos conocemos desde hace tiempo... y nos conocemos bien, muy, muy bien. La conozco tan bien que deduzco que está detrás de la puerta espiándonos.
Zoba se apartó del ojo de la cerradura apretando los dientes y se armó de valor para abrir la puerta y entrar con rapidez. Vio el cuarto solo y a Viola con miedo.
- ¿Dónde está...? - le preguntó a la niña.
Notó una mano helada taparle la boca por la espalda y con una gran fuerza empujarla hasta una pared. Quedó atrapada entre el muro y el cuerpo de Micolash, impidiendo que se moviera.
- Sshhh... silencio, Zobita... - Micolash sonrió susurrando con lentitud - un movimiento en falso y será la niña la que sufra tus consecuencias...
Zoba miró de reojo a Viola, que retrocedía hasta su cama temblando. La cazadora intentó calmarse y respirar profundamente, pero la mano de Micolash le dificultaba esa simple tarea.
- ¿Así que ahora me conocen como "Grinch" gracias a ti? No se que andas contando de mí por aquí... - se acercó hasta su mejilla sin tocarla - pero no me gusta que los niños me traten como a un personaje de estúpida fantasía...
Zoba no estaba asustada, pero si nerviosa por lo que viera o escuchase Viola de ellos. Había cosas de su pasado que no estaba dispuesta a revelar. Ay Alfred, por qué no te despiertas y vienes a ayudarme, maldito dormilón...
Un grito proveniente de Viola sobresaltó a ambos de sobremanera.
- ¡¡Papá. el Grinch malo le va a hacer daño a la cazadora!!
Una puerta al final del pasillo se abrió en ese momento y por el sonido, parecía que salía una bestia corriendo. Gascoigne apareció al instante en la puerta de su hija. Tenía un pantalón largo puesto, y mostraba su torso con cicatrices y un pequeño vendaje en el brazo derecho, y sobre todo... una cara de muy, muy pocos amigos. Más bestia que humana.
Zoba sonrió de lado mirando a Micolash y levantando las cejas. Ahora sí que sí.
Un segundo antes de que Gascoigne se abalanzase, Micolash desapareció en su típica nube de niebla que le lleva hasta fuera de la casa, perdiendo la pista.
Gascoigne se asomó a la ventana bufando y soltando vaho con el cuerpo tenso y el vello de punta. Zoba fue a abrazar a Viola rápidamente.
- Tener la valentía de entrar en mi casa... a mi hogar, sin ser invitado... al cuarto de mi hija sin buenas intenciones... y no tener las agallas de plantarme cara... - Gascoigne susurraba para sí con su voz ronca.
Se giró mirando a Zoba con un bufido.
- Te prometo que no sé cómo ha llegado hasta aquí... - dijo ella abrazando a la niña - Me desperté inquieta y subí al... baño - pero en realidad vocalizó "regalos" - y le escuché hablar. Tenía que elegir entre bajar a por las armas o vigilarlos e intervenir.
- Viola... - dijo él acercándose - ¿le dejaste entrar tú?
Ella negó mirándole. Ella qué iba a saber del misterioso caramelo... Gascoigne dio un rugido de frustración y rabia al ver que su hogar ya no era seguro. Viola fue a abrazarle y a calmarle, y su hermana mayor apareció, pues el escándalo la despertó.
- Gascoigne, no sé cómo Micolash ha entrado, pero iba buscándome a mí. Le escuché hablar sobre si estaba yo por aquí. Lo siento mucho... creo que no debería venir más por aquí e irme ahora mismo.
- ¡No! - Viola cogió su ropa - Quiero que vengas más... no te vayas ahora... es de noche y hace frío... papá, no dejes que se vaya...
Zoba suspiró incómoda. Gascoigne se levantó del suelo tomando a sus dos hijas en brazos y se dirigió con ellas a su cuarto. El resto de la noche dormirían con papi.
Al cerrar la puerta, Zoba recogió los regalos del armario y bajó con ellos de vuelta al salón para ponerlos bajo el árbol. Miró a Alfred, que seguía dormido en el sillón. No se había despertado con nada del bullicio de ahí arriba, ni siquiera con el rugido de Gascoigne.
Zoba le puso una manta por encima y empezó a leer tumbada en el suelo delante de la chimenea. Esa noche ya no podría dormir con el susto.
Alejado de esa cálida casa, Micolash caminaba entre la fría nieve con seriedad. Se enteraba de muchas cosas aunque estuviese en su pesadilla, y supo de la aventura que estaba teniendo la cazadora con el ejecutor, por lo que vino a llevársela a su pesadilla.
Nada de amor en tiempos de guerra, nada de románticas relaciones... él conseguiría su misión, pues no perdía el tiempo y tenía muy mal perder.
Pensaba que sería divertido incendiar un invernadero lleno de flores ahora mismo. Esas flores que vio adornando el cabello albino de la cazadora que quería poseer...
Sí, Micolash siempre estaría ahí para hacerle pasar un mal rato a cualquiera.
En otro lugar de Yharnam, encima de un tejado, Eileen observaba la luna. Tenía a sus pies unos pequeños cuervos, no las grandes bestias cuervo, sino cuervos normales de tamaño normal.
Se echó mano a sus bolsillos y dejó caer de ellas las bolitas de pan que guardó de la cena, que comieron con ansia y rapidez. No era suficiente para saciar su hambre, pero algo es algo. Miraban a la Cuervo, reconociéndola de ocasiones anteriores.
Las bolitas de pan eran para los pajaritos, según Viola.
Abandonando Yharnam, en un lugar más escondido, dentro de una alta torre hueca con vistas a las estrellas, un viejo Polvorilla las observaba tumbado con las manos en la nuca.
No podía dormir. No era algo raro en él, solía pasarle, pero esa noche tenía el vientre lleno de buena comida y el cuerpo... extrañamente relajado. Pero su mente estaba invadida por las frases de la cena, las preguntas de las niñas y la imagen de carios cazadores comiendo juntos.
Cerró los ojos recostándose a un lado. No iba a admitir que se lo había pasado... medianamente bien.
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Y con esto finaliza el especial Navidad :3
Nos veremos prontito con alguna aventura loca mía más, y como siempre, abierta a sugerencias :3
Nos leemos! ^^
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