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Evelyn (Djura)

El Polvorilla se encontraba sentado en el borde de su torre limpiando tranquilamente su Estacador. Llevaba mucho tiempo sin usarlo para defenserse, sólo entrenaba con él, pues le encantaba ver cómo esas estacas actuaban.

El paisaje de Viejo Yharnam no cambiaba en absoluto. Todos los días eran iguales, el número de monstruos ni aumentaba ni disminuía y todo era tranquilo y silencioso, pues no había amenazas.

El chillido de un monstruo le hizo levantar la mirada de su arma y recorrió la ciudad con su ojo izquierdo. Lo entrecerró cuando vio a un grupo de monstruos pasar un pequeño puente en dirección a la entrada.

Se acarició su perilla suavemente y se asomó a la mira de su Gatling. Vio a un cazador retroceder sin perder de vista a los monstruos. Estaba lleno de sangre y su brazo derecho colgaba sujetando un arma. Sus ropas de viejo cazador no le dejaban ver su cara.

Djura hizo una mueca y le apuntó con su arma. Malditos cazadores... ven a un monstruo y se lanzan a por él como posesos.

Cuando uno de esos monstruitos típicos de Viejo Yharnam se abalanzó sobre su presa, este la esquivó hacia un lado y empezó a correr huyendo de ellos. Djura seguía su escape con la mirada. ¿Por qué no le atacó con el arma de su mano? Si tiene el brazo derecho adolorido, podría haberse defendido con su brazo izquierdo que tiene... ¿Una Evelyn? Le pareció preciosa. Que obra de arte... bajaría a quitársela en cuanto muriera.

Djura seguía mirando al cazador de ropajes oscuros que bajó de un salto a la pequeña plaza central, haciendo que su ancho sombrero volara, revelando un largo cabello dorado y unos ojos verdes. Una cazadora.

Djura se apartó de la mira para mirarla desde arriba. Ella se había hecho daño en la caída y se había quedado de rodillas jadeando. Se apoyó en su arma derecha, que parecía ser una espada y caminó un poco tambaleándose. Aceleró el paso al escuchar unos cuervos y se metió en un callejón donde Djura no podía verla.

Él dio una sonrisa socarrona. Está acabada. Miradla, está destrozada, sangra profusamente, no ha tomado viales, osea que no tiene, y va derecha al interior de la catedral de al lado a refugiarse... ahí donde hay tantos monstruos.

Se dijo que esperaría un poco para luego bajar a ver su cadáver y quedarse esa preciosidad de pistola con nombre de mujer. Ni siquiera había disparado su Gatling ni una sola vez. Ella no había dañado a sus queridos monstruos, no había necesidad.

Al rato, Djura bajó el primer tramo de escaleras para ir por las vigas altas de la catedral buscando el cadáver de la cazadora. Los monstruos estaban algo alterados caminando. Parece ser que no la encontraban.

Djura caminó despacio hasta encontrarla detrás del altar, al lado de un cadáver tomando un vial de sangre que había encontrado. Se levantó para tomar fuerzas y salir corriendo de allí. Maldita cazadora... ¿Por qué no te mueres?

La cazadora vio la escalerilla y guardó sus armas para subir, pues ahí arriba estaría a salvo y podría descansar. Lo que no sabía es que ahí arriba hay algo peor que los monstruitos de Yharnam.

Cuando subió el último peldaño con dolor y se incorporó, se encontró cara a cara a pocos centímetros del Polvorilla, que la hizo gritar y retroceder un paso hacia el vacío de las escaleras. Antes de que fuera a caer de espaldas, Djura tendió una mano hacia su ropa agarrando su cinturón por acto reflejo, evitando que cayese, pero no que se quedase suspendida en el aire.

La cazadora lo miró con un poco de miedo. Sus ojos verdes resaltaban entre la suciedad y la sangre de su cara y su cuerpo temblaba ante ese hombre. Djura miró un momento su cara, y su ojo se fue hacia donde la cazadora tenía su pistola, a pocos centímetros de su mano en su cinturón.

Sería tan fácil cogerla con la otra mano y soltar a la cazadora... pero... ¿Por qué no lo hacía? Porque entonces no sabría por qué no atacó a los monstruos.

Djura tiró de ella hacia el suelo de la torre, mientras ella tosía y se alejaba del borde.

- Una cazadora que llega destrozada a Viejo Yharnam no tiene posibilidad alguna de sobrevivir... más aún si no usa sus armas - le dijo Djura mientras caminaba hacia su Gatling.

La cazadora levantó la mirada hacia él. Se giró hasta quedar tumbada boca arriba para descansar y esperar un poco que la sangre hiciese efecto. Al abrir los ojos, se encontró con la cara del Polvorilla mirándola del revés. Se había sentado detrás de su cabeza y la inspeccionaba.

- Por qué - dijo secamente.

La cazadora giró un poco su cabeza y buscó con sus manos sus armas. Djura apuntó con su pistola a la cabeza de la chica.

- Yo no te lo recomendaría. Te preguntaré otra cosa. ¿Que te trae por Viejo Yharnam? Este no es un lugar en el que necesitemos cazadores.

La cazadora le miraba jadeando. Llevaba ropa masculina y oscura antigua. Djura entrecerró los ojos al no tener respuesta.

- Contesta o disparo. Esta vez va en serio. ¿Por qué una cazadora no ha atacado monstruos?

Ella tragó saliva y sacó ese arma parecida a una espada y la dejó sobre su vientre. Djura tensó el dedo de su gatillo, pero se calmó al ver que ella no hizo amago de defenderse siquiera.

Observó el arma. Reiterpallasch... roto. Su filo había quebrado y no cortaba nada. Si no se reparaba, podría perder la hoja. Djura tomó ese arma. Un arma de derecha que puede disparar... increíble pero cierto. Reiterpallasch era un arma excepcional para un cazador rápido.

- ¿Y Evelyn? - dijo mirándola.

La cazadora se asombró de que supiese cuál era su arma de fuego, así que la sacó despacio. A Djura se le iluminaron los ojos. Acercó su mano hasta coger esa maravilla de largo cañón delicado... para comprobar que estaba atascado. ¡¿Pero que desastre de cazadora es esta?!

- Evelyn es una señorita delicada - dijo levantándose y acercándose a la Gatling, que tenía al lado una pequeña caja con herramientas - Si no la cuidas como se merece y limpias bien este cañón tan largo, se atascará y puede explotarte en la mano - él sacó un destornillador pequeño para desmontarla y sacar la bala atascada - Evelyn es una muñeca de porcelana, ella es perfecta y preciosa tal y como es... pero si la rompes, te cortarás los pies con la porcelana. Con Evelyn igual, sólo que perderás una mano.

La cazadora escuchaba y observaba a Djura limpiar el arma y volverla a montar. Rápido y preciso. Se nota que le encantaban las armas de fuego. No por nada es un Polvorilla.

- Pensaba que no atacabas a los monstruos por... porque los respetabas como hago yo, pero ya veo que simplemente no podías defenderte. Escucha bien, Viejo Yharnam es el hogar de los monstruos. Y yo cuido que sea así, que no venga nadie a perturbar esta paz. Ellos no son monstruos. Son personas. Así que no se te ocurra herirlas, o te las verás conmigo.

El acabó de montar a Evelyn muy serio. Podría ser... que esta mentalidad de Djura se debiera a... Podría ser que él hubiese podido observar cómo gente cercana acababa convertida en monstruo... y quisiera proteger lo que queda de ellos. Si eso fuera así la cazadora sería feliz.

Ella se incorporó y se quitó la capa y el atuendo superficial de la parte de arriba. Djura la miró de reojo, pero se detuvo a contemplarla mejor. Tenía la piel blanca y brillante, incluso blanquecina, y debajo del atuendo de viejo cazador habia ropa femenina de encajes finos... y caros. Llevaba un collar que valdría una fortuna. La parte de sus ropajes de abajo se habían convertido en la parte inferior de un vestido.

Reiterpallasch... Evelyn... y esta cazadora tan delicada con ropas antiguas de hombre. Djura se incorporó al entender que pasaba.

- Tú no eres una cazadora...

Delante de él había una mujer con los cabellos al viento que se mecían lentamente. Su vestido brillaba suavemente, en su piel había heridas en la zona del pecho y brazos profundas, que Djura aseguró que nadie podría vivir con esas heridas, y tenía su Reiterpallasch en la mano. Ella sonreía tiernamente mirándolo. Era como si se encontrase tranquila... finalmente.

Djura la reconoció. Ella era... un monstruo. Era un espíritu atormentado del castillo abandonado de Cainhurts. Ella llevaba esa ropa para esconderse... llevaba armas del castillo... y era fina y delicada como una princesa.

Ella se acercó con pasos lentos hacia Djura, con su arma colgando en su mano, sin ánimos ofensivos. Él la observó sin moverse. Vio como esos brazos blancos llenos de sangre se levantaban y pasaban por sus costados para rodear su espalda, y poner suavemente la cabeza en su pecho.

Djura observaba callado. No podía moverse. Era una sensación extraña ser... abrazado por un fantasma. No sentía frío como dicen... sino... ¿Alivio? ¿Felicidad? ¿Tranquilidad? Tal vez estos fueran los sentimientos del fantasma.

Ella levantó la cabeza para mirarle. Era aún joven, preciosa....Ojalá ella estuviese viva. Ella se puso de puntillas para poner sus labios cerca de los del Polvorilla petrificado. Un leve susurro salió de los labios muertos.

- "Gracias... tú eres el único que entiende... que nosotros no queríamos esto... eres el único en todos los lugares que he recorrido durante cientos de años... que nos hace justicia, Djura de los Polvorillas. Yo, la princesa de Cainhurts, Evelyn I de Cahinhurts, por fin puedo descansar"

Djura sintió un estraño cosquilleo en todo el cuerpo más una somnolencia cuando el fastasma juntó ambos labios... y después cayó al suelo inconsciente.

Cuando el sol se estaba poniendo, Djura empezó a moverse. Había caído al suelo, al lado de su Gatling, y no recordaba bien lo ocurrido. Tal vez... hubiese sido un sueño estraño.

Se frotó la nuca, y al poner la mano en el suelo para levantarse, rozó algo con un dedo. La pistola Evelyn estaba ahí tirada. La recogió observándola y miró alrededor levantándose.

Al ver la puesta de sol, recordó el color del pelo de esa chica y sus ojos, su cuerpo lleno de sangre, y finalmente su verdadera forma.

Lo de sus armas rotas era una excusa. Ella no iba a atacar a monstruos... pues ella era uno de ellos. Evelyn estaba atascada, pues la princesa fantasma también estaba atascada en este mundo sin encontrar lugar donde descansar, y el Polvorilla las liberó.

Djura asimiló lo ocurrido con una sonrisa y se asomó al borde a mirar a los montruos de Viejo Yharnam volverse más activos a la oscuridad.

Miró la pistola Evelyn acariciando sus detalles con el pulgar. De verdad era bonita... pero no lo era tanto como la Evelyn verdadera. Esperaba que ella y su alma por fin hubieran encontrado descanso en Viejo Yharnam.

Esta experiencia ayudó al Polvorilla a reforzar su convicción de proteger a los monstruos... porque entre ellos, seguramente, se encontraba esa hermosa princesa. La princesa de los monstruos.



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